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Versión PDF - Construyendo nuestra Interculturalidad

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5Yomota, define la nostofobia como un sentir por el cual “las persecuciones y humillacionessufridas en el país de origen te enmudecen […] poseen un resentimiento y un miedoanormales con respecto al pasado” (Yomota,1996:26). Además, con mucha agudezaobserva que “si la nostalgia es algo cuya raíces se extienden hacia las profundidades de lainconsciencia, la nostofobia es una acción consciente” (Yomota,1996 26), remarcando asíla intencionalidad del rechazo. Y es justamente de rechazo, o de crítica de la práctica de lanostalgia, de lo que se hablará en este análisis.El marco teórico dentro del cual se ven estas dinámicas está determinado por lamúsica por ser, como he dicho, <strong>nuestra</strong> mirada musical, un réfléchir par la musique o, parausar otra expresión de Jacques Attali, un “escuchar el mundo” (Attali,2001:13). Pararesumir, entonces, parto de la idea de que la música produce un lugar y de que lasdinámicas que lo construyen pueden ser analizadas en parte en términos de la interrelaciónentre la nostalgia y su rechazo. Por esta razón quiero presentar la idea de música, que nosólo se escucha, se toca o se baila, sino que, reitero, se “practica”. Mi posición es que lamúsica no es una cosa, sino una actividad. Algo que, de acuerdo con Small, “la gente hace”[something that people do] (Small, 1998:3). De esta manera, se puede utilizar un verbopara presentar esta palabra en un sentido más amplio, es decir “musicar”. El mismo Small,a quien se debe la recuperación del verbo inglés “to musick”, víctima de un oblivionlingüístico, define la música como “musicking”:Musicar es tomar parte, en alguna medida, en una actuación musical, sea eso tocando,escuchando, o ensayando, ofreciendo el material para la actuación (lo que es llamadocomponer) o danzando. Deberíamos tal vez extender el sentido de la palabra a lo que hacela persona que recoge los tiques en la entrada o al forzudo que traslada el piano y laspercusiones o a los técnicos que arreglan los instrumentos y chequean el sonido o a losque limpian después de que todos se hayan ido. Ellos también están contribuyendo en lanaturaleza del evento llamado actuación musical (Small, 1998:9)En realidad el enfoque de Small no es totalmente nuevo. La influencia de losconceptos, las ideas y la manera de teorizar europeas en el entorno académico a veces noshacen olvidar que en muchas culturas música no es sólo sonido. Además, la misma palabra“música” ha sido desposeída de la riqueza del sentido original en favor de una tendenciaque la privilegia como “objeto” de estudio.Se sabe que la palabra “música” llega al latín a través del griego mousikē. Mousikēse origina en el nombre de las diosas servidoras de Apollo, las Musas. Por consiguiente,mousikē hacía referencia a las cualidades de esta diosa y también a todas las acciones quelas Musas inspiraban en los seres humanos; esas acciones, se cristalizaban en la obra dearte (Kokuyasu,1982:22).En Japón, país donde se ubica mi observación, “música” se utiliza hoy en día en elsentido occidental. Sin embargo ongaku, el correspondiente japonés de “música”, no es un<strong>Construyendo</strong> Nuestra <strong>Interculturalidad</strong>www.interculturalidad.org Nº4. Sept.2007

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