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Versión PDF - Construyendo nuestra Interculturalidad

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7estaba denunciando la actitud de los japoneses, es decir del grupo mayoritario que se ponesiempre en la posición de dar consejos. Evidentemente, nadie pudo contestar (Yamamoto,2003: 316).En este ensayo los inmigrantes no son víctimas, ni criminales, sino individuos queinteraccionan para producir algo: un lugar cargado con significados para interpretar elpresente como producto de heterogéneas orientaciones hacia el pasado y/o el futuro. Sinrechazar la importancia de los estudios que están enfocados desde la perspectiva delmercado de trabajo por los cuales la experiencia migratoria estaría determinada porincontrolables fuerzas políticas y económicas, aquí el inmigrante es un sujeto interpretativo(Sylvey y Lawson,1999:121-122), protagonista, el actuante de su misma migración.Por esta razón quiero ofrecer una descripción de la Fiesta Patria del año 2006anticipándola con breves observaciones sobre los network de los peruanos en la prefecturade Kanagawa, donde se ubica la ciudad de Yokohama, tomando la idea de Hirota según elcual los network representan la manera en la cual los inmigrantes expresan activamente supresente (Hirota,2003). De esta forma, antes de que empiece el “musicar”, es necesarioponer en claro la posición de un inmigrante en general y de los peruanos en concreto enJapón.2 Inmigrantes en JapónJapón, como Italia, España y Corea del Sur, se convirtió en país receptor de inmigrantes apartir de la mitad de los años ochenta, como consecuencia de la nueva riqueza económica(Tsuda, 2003). Sin embargo, en el periodo de las dos guerras, fueron los japoneses los queemigraron, siendo Brasil y Perú las mayores regiones receptoras. La emigración haciaAmérica del Sur empezó en el año 1899 cuando el barco Sakuramaru partió con un grupode 797 personas en un viaje sin escalas al Perú (Morimoto, 1999; Hirabayashi ed. 2000;Masterson-Funada, 2004;). Posteriormente, la inmigración de retorno llevada a cabo porlos descendientes de japoneses que procedían de dichas regiones a partir de la mitad de losochenta y noventa llamó mucho la atención de los medios de comunicación y del entornoacadémico en Japón. Esta actividad de recuperación de la memoria se debe relacionar,asimismo, con la necesitad de entender quiénes eran los nikkeijin latinoamericanos que“regresaban”: ¿Extranjeros? ¿Japoneses? ¿Peruanos? ¿Cómo es que no hablan japonés?Como he mencionado, la política inmigratoria de Japón, cuya ley de nacionalidad se basaen el ius sanguiniis, fue básicamente desarrollada sobre un principio étnico, explotando laidea del tanitsuminzoku kokka [una nación, una etnia] para justificar la introducción deinmigrantes dependiendo de su grado de “sangre” japonesa. A raíz del desarrolloeconómico, las empresas japonesas empezaron a lamentar la falta de mano de obra, lo quecausó un debate entre lo defensores de las posiciones de saikokuron [cerrar el país] ykaikokuron [abrir el país]. El resultado fue la ley de extranjería y de reconocimiento de losrefugiados [ninteinanminhō] de 1991. Con la nueva legislación se abrieron las puertas a<strong>Construyendo</strong> Nuestra <strong>Interculturalidad</strong>www.interculturalidad.org Nº4. Sept.2007

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