Son ocho los pueblos yaquis y visitamos siete <strong>de</strong> ellos encuatro días durante esta Semana Santa 2009.Con asombro pudimos ver cómo en cada uno se hacen almismo tiempo las mismas ceremonias. Pero en Vícam pasandola vía <strong>de</strong>l tren nos esperaba una tremenda experiencia.Cada día ocurrió algo inesperado y nos impactó mucho elSábado <strong>de</strong> Gloria.Todo estaba listo. Algo importante seguía. Por que hasta ahíiniciaban las danzas. El Conti es un lugar alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l templo,lleno <strong>de</strong> gente al que llegan los danzantes <strong>de</strong>scalzos, cuatro<strong>de</strong> ellos ataviados como pajkóolas (pascolas), y uno comovenado con un lienzo blanco que cubre sus ojos y cabeza. Conel dorso <strong>de</strong>scubierto, con cinturón <strong>de</strong> pezuñas <strong>de</strong> venado y enlos tobillos “tenebois”, sonantes capullos <strong>de</strong> mariposas.En medio <strong>de</strong>l Conti se abre una cortina en el momento quela Gloria está ahí y la fiesta empieza.Quizás 200 yaquis participaron formados en dos filas alinterior y fuera <strong>de</strong>l templo con diversos rangos que van <strong>de</strong>s<strong>de</strong>pilatos, capitanes, cabos, fariseos, sosteniendo en su mano<strong>de</strong>recha ya sea un estandarte, lanzas simuladas con palosy espadas <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra. Cada uno con sus vestiduras para laoración, la mayoría con el rostro cubierto o con máscara <strong>de</strong>fariseo.Al acabarse las oraciones se corre la cortina y entran enjúbilo sus maracas, comienzan a sonar sus bules. Simulandolos movimientos <strong>de</strong> un venado cual si fuese en realidad, danzacon vigor junto a un torrente <strong>de</strong> guerreros yaquis, que entrana saltos veloces gritando “Gloria Gloria” y el venado salta,danza, con vigor majestuoso al ritmo <strong>de</strong>l tambor, <strong>de</strong> la flautay <strong>de</strong> otros instrumentos <strong>de</strong> sonido. Todo ya es alegría, <strong>de</strong>spués<strong>de</strong>l luto <strong>de</strong>l jueves y viernes, lanzan pétalos <strong>de</strong> flores rojos, yconfetis <strong>de</strong> colores, es un torbellino <strong>de</strong> felicidad que inunda.Cuatro días enterritorio yaquiGUADALUPE DUARTE ESPINOZALos Yaquis sí saben vivir la GloriaLa emoción espontánea que se vive en ese momento es a talgrado <strong>de</strong> lágrimas <strong>de</strong> felicidad que se tienen que retener porqueni ellas sepue<strong>de</strong>n distraer esos momentos. Lloro por <strong>de</strong>ntro,con la sonrisa en los labios, sin creer lo que estaba viendo.Entonces comprendí ese día tan simbólico. Por qué Cristoentró en la Gloria. Es como si todos los presentes viviéramosmomentos <strong>de</strong> otro mundo, <strong>de</strong> otro plano, un mundo realtraído aquí a nosotros pero que no lo merecemos, porquesomos una sociedad contaminada por absurdos, alejados <strong>de</strong>las cosas sencillas <strong>de</strong> la naturaleza, <strong>de</strong> la pureza que tiene laflor <strong>de</strong> venado.Y me pregunto: ¿Quién eres tú, Yaqui, que pue<strong>de</strong>s tocar lagloria y traerla aquí por instantes a la tierra? ¿Qué fuerza tienetu linaje que lleva <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la pureza <strong>de</strong> un venado, la dulzura <strong>de</strong>una lengua, hasta las cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> un guerrero: voluntad,20 <strong>Yuku</strong> <strong>Jeeka</strong>, No. <strong>55</strong>
in<strong>de</strong>scriptible, ahí no hay tiempo, no existe, es la mismadanza ancestral, mágica.Y sólo los Yaquis pue<strong>de</strong>n danzarla asíCómo lograron traerla <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tan lejanas distancias <strong>de</strong>l tiempoa este tiempo <strong>de</strong> nuestra cargada “civilización” tan miserable,tan <strong>de</strong>sprovista <strong>de</strong> valores reales y con una aplastante indiferenciaresultado <strong>de</strong> un egoísmo e individualismo en el queestamos inmersos. La respuesta es: La trajeron intacta por eltúnel <strong>de</strong> la tradición, custodiada por ellos.Y sólo los Yaquis pue<strong>de</strong>n hacerloY sólo los Yaquis pue<strong>de</strong>n lograrloEn la enramada, la tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>l Sábado <strong>de</strong> Gloria comienzacon la danza <strong>de</strong> los pajkóolas y <strong>de</strong>l venado a la puesta <strong>de</strong>l sol.Suenan los bules con semillas <strong>de</strong>l danzante y las flautas y eltambor <strong>de</strong> un anciano yaqui, muy anciano y enfermo por cierto,y sin embargo como un guerrero yaqui marca la melodía, suespalda erguida y con increíble experiencia salen sus notasvenidas <strong>de</strong> tiempos ancestrales.Y con la mirada perdida <strong>de</strong> los danzantes en el horizonte,brilla el sol que se va <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sus negros ojos, tras El Contiubicado al otro extremo, a menos <strong>de</strong> 100 metros <strong>de</strong> don<strong>de</strong>bailan también los ejecutantes <strong>de</strong> la Danza <strong>de</strong> los Matachinescon sus gorros cónicos <strong>de</strong> listones coloridos. Con <strong>de</strong>vociónbailan sin parar, suenan sus bules durante las largas horas <strong>de</strong>la oscura y fría madrugada.Sorpren<strong>de</strong> el venado, semi<strong>de</strong>snudo, soportando el frío bajola enramada a la intemperie, ejecutando la manda diez, veinteo más veces, durante la noche hasta el medio día siguiente.Espera su turno, inmóvil sin hablar, con los ojos cubiertospor el lienzo blanco, erguido, sereno; tiene esa maravillosacapacidad <strong>de</strong> asumir “El Ser” no humano, sublime, un servenido <strong>de</strong> la magia, presente en la alabanza.Y cuando danza, todo vibra, chispeante, con movimientosexactos <strong>de</strong> venado, y golpea el suelo para que la tierra noduerma, mientras en el cielo las estrellas son testigos.No es una noche cualquiera. Es la noche <strong>de</strong>l Sábado <strong>de</strong> Gloriay la madrugada <strong>de</strong>l Domingo <strong>de</strong> Resurrección.Y solo los Yaquis pue<strong>de</strong>n hacer esoDanzan durante la madrugada, incansables, con <strong>de</strong>voción <strong>de</strong>guerreros, una y otra vez lo hacen como si fuera la primeravez.Mientras al pie <strong>de</strong> la enramada, en la llanura, duermen más<strong>de</strong> 100 yaquis que hacen manda sin sus ataviajes. Días antesparticiparon como fariseos, cabos, capitanes, chapayecas,todos duermen en el suelo separados <strong>de</strong> sus familias, envueltosen cobijas; apenas les llega el calor <strong>de</strong> una fogata, pero noestán solos, un venado los acompaña a la nota <strong>de</strong> la flauta y eltambor y les enseña el camino al infinito. Se lo merecen porque durante muchos, muchos días, cumplieron y sobre todoen los últimos días. El venado danzante vela sus sueños.<strong>Yuku</strong> <strong>Jeeka</strong>, No. <strong>55</strong>IINuestra estancia con los yaquis fue <strong>de</strong>l jueves al domingo<strong>de</strong> Semana Santa como huéspe<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la guardia tradicional<strong>de</strong> Vícam estación.Fuimos testigos <strong>de</strong> todas sus activida<strong>de</strong>s religiosas llenas <strong>de</strong>seriedad, voluntad, <strong>de</strong>voción, firmeza, templanza, sencillez.Son humil<strong>de</strong>s con carácter guerrero.No duermen en esos días y celebran sin <strong>de</strong>scanso. Recorrenlos pueblos a pie, erguidos, altivos, con inmenso respeto.Realmente son momentos <strong>de</strong> duelo, reflexión y recogimiento.Desfilan formados cual si fueran un ejército con estandartesreligiosos, y sobre todo con una oración interior en silencio,hacen una cruz con los pies en sus pasos y sus sandalias <strong>de</strong>tres correas simbolizan la triada divina.En su pecho llevan colgado un símbolo que representa laflor roja <strong>de</strong>l venado, el espíritu.Todo es simbólico, aquí los símbolos cobran vida, llevándolosno sólo por sus ritos si no haciéndolos realidad con laacción. Si se trata <strong>de</strong> la noche <strong>de</strong> tinieblas realmente se viveeso, porque se castiga con tres chicotazos. Lo que se sientees real porque saben que no solo son los latigazos que recibióJesús hace dos mil años si no por que internamente cada uno<strong>de</strong> nosotros los recibimos.Con las oraciones <strong>de</strong>l viernes y en un duelo que realmenteexiste, se impregna la atmósfera <strong>de</strong> esa tristeza <strong>de</strong>l alma porquehubo y hay una crucifixión y con ella viene la reflexión.En la procesión yaqui no hay una ceremonia <strong>de</strong> crucifixióna diferencia <strong>de</strong> otros actos religiosos, sin embargo, en eselugar cada quien tiene un estado interior en sintonía con esaveneración.Una por una, centenas <strong>de</strong> veladoras, cirios y flores se ofrendanmientras que un “maistro” anciano junto a otros integrantes<strong>de</strong> la tribu, mujeres y hombres, consagrados a la oración,hacen los rezos en latín, español y en lengua yaqui.Y las cantoras, mujeres con rebozo <strong>de</strong> varias eda<strong>de</strong>s, la mayorparte ancianas, entonan cantos tristes en lengua por el duelo; sumística es sencilla porque ya <strong>de</strong> por sí son humil<strong>de</strong>s, con susmanos morenas trabajadas por la leña <strong>de</strong> la cocina don<strong>de</strong> tantasveces alimentaron a sus familias, ternura da verlas postradasante el altar, con sus rostros serios <strong>de</strong> mujeres yaquis.Los yaquis no cuentan con diáconos o clérigos oficiando, nolos necesitan. Sus ceremonias son absolutas.Practican la enseñanza, no lo enseñado y sintetizan, son prácticos.Ahí no hay palabra muerta, sus acciones viven. Ahí noes solo recordar un Cristo histórico, si no hacer vivo en ellosel sacrificio que cada uno ofrenda, en los actos encuentran laenseñanza, por eso su conocimiento es gran<strong>de</strong>, saben ver.21