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da que los hacendados apenas cubrían un jornal ínfimo, endeudabana los campesinos-indígenas y regularmente no pagabansu trabajo, pues la deuda adquirida debían desquitarla o pagarlacon la labor diaria personal y el respaldo de la comunidad, en lacual la población indígena conservó la reproducción de sus formasancestrales de vida y relación.Alfaro fue consciente de semejantes formas de explotación rural.E intentó abolirlas. Pero, otra vez más, es necesario comprenderque bajo los conocimientos de la época y la acción de los sectoresdel poder económico que tenían una fuerza social indudable, nosolo que se carecía de las políticas eficaces para revertir la situaciónexistente, sino de los instrumentos estatales para afectar alas clases propietarias, más aún si una de las premisas liberaleshabía sido la defensa de la propiedad privada. De manera que nose puede exigir al alfarismo la realización de una “reforma agraria”como la que en la actualidad cabría hacer para volver efectivala democratización de los medios de producción, consagradaen la Constitución vigente de 2008.Alfaro denunció la situación existente, en estos términos:Y también:Tenemos en las provincias del Litoral una clase de gentecampesina, conocida con el nombre de peones conciertos; esclavosdisimulados, cuya desgraciada condición entraña unaamenaza, para la tranquilidad pública, el día que un nuevoEspartaco se pusiera a la cabeza de ellos para reivindicar sulibertad.La raza indígena, la oriunda y dueña del territorio antes deEloy Alfaro: Pensamiento y Políticas Socialesla conquista española, continúa también en su mayor partesometida a la más oprobiosa esclavitud, a título de peones.Triste y bochornoso me es declararlo: los benéficos rayos delsol de la Independencia, no han penetrado en las chozas deesos infelices, convertidos en parias por obra de la codiciaque ha atropellado a la moral cristiana.A título de peones conciertos, los indios son siervos perpetuosde sus llamados patrones.Y como no sólo son culpables los que esclavizan sino tambiénlos que sancionamos con la indiferencia ese delito de lesa humanidad,contra una clase desvalida, cada uno de nosotroscargue con la parte de responsabilidad que le corresponde yponga el hombro a la reparación que reclama la propia concienciade personas racionales y honradas.Por un decreto se ha exonerado ya a la clase indígena deciertas contribuciones.A vuestra sabiduría toca conciliar el derecho a la libertadque tiene esa clase desvalida, con el apoyo que requiere laagricultura y el servicio doméstico, pues si no debemos consentirla esclavitud, tampoco podemos tolerar la vagancia, nimenos que falte a los patrones la protección debida en contratoshumanitarios y honrados con los peones y jornaleros. 13Transformar la economía campesina, intentar cambiar la condiciónindígena, solucionar el trabajo montubio, fueron perspectivassociales, aún si la mira final era la constitución de unaeconomía empresarial de corte capitalista. Pero las pocas medidastomadas por los gobiernos alfaristas en este orden social nolograron cambiar el sistema económico vigente, de manera quelas estructuras agrarias básicas y, sobre todo, la explotación a lostrabajadores rurales dentro del régimen de las haciendas, continuóvigente largamente en la historia ecuatoriana y solo fueron42 13 Mensaje del Jefe Supremo de la República a la Convención Nacional de 1896, ps. 19,20,21. 43

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