12.07.2015 Views

Eduardo Galeano - Bocas Del Tiempo

Eduardo Galeano - Bocas Del Tiempo

Eduardo Galeano - Bocas Del Tiempo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Eduardo</strong> <strong>Galeano</strong><strong>Bocas</strong> del tiempoSeis años después, en el barrio más miserable de la capital guatemalteca, los golpes en lapuerta despertaron a Engracia Gutiérrez. Unos señores de uniforme venían a notificarle que suhermano José Antonio, enrolado en el Cuerpo de Marines, había muerto en Irak.Aquel niño de la calle había sido la primera baja de las fuerzas invasoras en la guerra delaño 2003.Las autoridades envolvieron su ataúd en la bandera de las barras y las estréllas y lerindieron honores militares. Y lo hicieron ciudadano de los Estados Unidos, que era el premio quele habían prometido.La televisión, que trasmitió en vivo y en directo la ceremonia, exaltó el heroísmo del valientesoldado que había caído combatiendo contra las tropas iraquíes.Después se supo que lo había matado el fuego amigo, como se llaman las balas que seequivocan de enemigo.El caballoTarde tras tarde, Paulo Freire se colaba en el cine del barrio de Casa Forte, en Recife, y sinpestañear veía y volvía a ver las películas de Tom Mix.Las hazañas del cowboy,de sombrero aludo, que rescataba a las damas indefensas demanos de los malvados, le resultaban bastante entretenidas, pero lo que a Paulo de veras legustaba era el vuelo de su caballo. De tanto mirarlo y admirarlo, se hizo amigo; y el caballo deTom Mix lo acompañó, desde entonces, toda la vida.Mucho anduvo Paulo. Su trabajo de educador revolucionario, hombre que enseñabaaprendiendo, lo llevó por los caminos del mundo. Pero a lo largo de los caminos y los años y lospremios y los castigos, ese caballo del color de la luz siguió galopando, sin cansarse nunca, en sumemoria y en sus sueños.Paulo buscaba por todas partes aquellas películas de su infancia:–¿Tom qué?Nadie tenía la menor idea.Hasta que por fin, a los setenta y cuatro años de su edad, encontró las películas en algúnlugar de Nueva York. Y volvió a verlas. Fue algo de no creer: el caballo luminoso, su amigo desiempre, no se parecía nada, ni un poquito se parecía, al caballo de Tom Mix.Cuando sufrió esta revelación, Paulo murmuró:–No tiene importancia. Pero tiene.La travesura finalEscuchando o leyendo los cuentos de Monteiro Lobato, los niños del Brasil habíanaprendido a ser brasileños y magos. Cuando el escritor murió, ellos fueron sus huérfanos.Pero los niños no acudieron al cementerio. Dos oradores, adultos, dijeron adiós a MonteiroLobato. Y cada uno lo reivindicó como militante de su partido: Rossini Camargo Guarnieri despidióal camarada comunista, y Phebus Gicovate habló en homenaje al camarada trotskista.Apenas terminaron sus discursos fúnebres, los dos se trenzaron en áspero debate.Discutían en plural, como corresponde a los asuntos de la revolución mundial:–¡Renegados!–¡Divisionistas!–¡Burócratas!24

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!