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Eduardo Galeano - Bocas Del Tiempo

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<strong>Eduardo</strong> <strong>Galeano</strong><strong>Bocas</strong> del tiempoEn Brasil, en las fiestas del pobrerío, los tambores llaman a este invitado especial, vengadorde los humillados, sujeto de fama infame: le ruegan que tenga la maldad de venirse a vivir almundo, que es como el infierno pero con mejor clima.El BienYa es santo, casi ángel, José María Escrivá de Balaguer, que por nosotros vela desde elCielo.En vida, este piadoso siervo de Dios predicó el amor a la guerra, denunció a los rojos y a loslibertinos, odió a los homosexuales y a los judíos, despreció a las mujeres y fundó el Opus Dei.Mucho antes de que el Papa lo hiciera santo, el generalísimo Francisco Franco lo habíahecho marqués, en recompensa por sus servicios. Mientras Franco exterminaba la repúblicaespañola y aniquilaba a los herejes, Escrivá le cantaba himnos de alabanza y custodiaba la pazde su espíritu.En el camino de la gracia divina, hizo numerosos milagros.Sus milagros más asombrosos ocurrieron en 1996. Escrivá ya era difunto y todavía no erasanto, pero ya andaba en eso, y desde el Cielo acudió en auxilio de la= víctimas de la inseguridadciudadana. En Guadalupe, México, un devoto imploró ayuda a su estampita, y al día siguienteapareció la camioneta que le habían llevado los ladrones. Y poco después, algunas feligresas lerezaron una novena en Milán, Italia, y seis automóviles robados, últimos modelos de prestigiosasmarcas, fueron milagrosamente recuperados por sus propietarios.Un profesionalFue cimiento de su hogar, bastón de su madre, escudo de sus hermanas.Al fondo de la casa, al final del largo corredor, había un altar consagrado a la Virgen. Allírecogía sus balas, sus balas rezadas, sumergidas en la pila de agua bendita, y se ataba elescapulario al pecho, antes de marcharse a cumplir un servicio. Y allí quedaban, clavadas derodillas ante el altar, la madre y las hermanas. Durante horas y horas, desgranaban rosariossuplicando una ayudita a la Milagrosa, para que el trabajo del muchacho saliera bien.Sus labores le ganaron fama y respeto en las calles de Corinto y en otros pueblos yciudades del valle del Cauca. En toda Colombia no, porque la competencia era mucha. Vivióemplomando gente, y emplomado murió.Salvo los cuatro tiros a su mujer, que fue cosa suya, siempre mató por cuenta de otros.Metió bala por encargo de empresarios, generales, herederos y maridos.–Que nadie vaya a pensar mal –decía–. Yo lo hago por dinero.Otro profesionalEl general Arturo Durazo, que dirigía la policía de México, cobraba a fin de mes los sueldosde dos mil agentes que habían muerto o que nunca habían nacido. También cobraba unacomisión por cada gramo de cocaína o heroína que pasaba por el país, y quien se hacía eldistraído pagaba con la mercancía o la existencia. Para redondear sus ingresos, el jefe del ordenpúblico vendía, además, plazas de oficiales, a millón y medio de pesos el puesto de coronel; peroregalaba el grado de capitán a los cantantes que más le gustaban.89

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