José Manuel <strong>Azcona</strong>. Metodología estructural militar de la represión…(IELAT – Noviembre 2011)ACTIVIDADES LABORALES DE LOS DESAPARECIDOS (en %)Personal subalternode fuerzas deseguridad 2,5Amas de casa 3,8Autonomos/Varios5Periodistas 1,6Actores, artistas...1,4Religiosos 0,08Docentes 5,7Obreros 30,2Empleados 17,9Estudiantes 21Fuente: CONADEP, Buenos Aires, 1984Nos ha parecido interesante, asimismo, incluir tres testimonios de primera manoacerca de la dimensión real de las torturas y sufrimientos que padecieron aquellos quetuvieron la desgracia de caer en las garras de los asesinos y torturadores, muchasveces por el simple hecho de formar parte del listado de teléfonos de un militantepolítico de izquierdas ya detenido, o por haber manifestado ideales pacifistas,ecologistas o de bien público.Testimonio 1º (1976). Luis Alberto Urquiza:[...] Entonces comienzan los golpes. Al día siguiente soynuevamente golpeado por varias personas, reconozco la voz delComisario Principal Roseli quien fue a visitar la dependencia por ladetención nuestra y también logro reconocer la voz del asesor del Jefe deInstituto de Estudios Latinoamericanos – Universidad de Alcalá | 25
José Manuel <strong>Azcona</strong>. Metodología estructural militar de la represión…(IELAT – Noviembre 2011)Policía, un Teniente Coronel quien también me golpea. Fui sometidoreiteradas veces a simulacro de fusilamiento 27 .El testimonio de Luis Alberto Urquiza (legajo nº 3847) fue hecho el 22 de marzode 1984 en Copenhague, ante la Embajada de la República Argentina en Dinamarca. Sudetención se produjo en Córdoba el 12 de noviembre de 1976. Luis Alberto Urquiza,que era estudiante de psicología, ingresó preso en la Escuela de Suboficiales de laPolicía de la Provincia de Córdoba el 1º de noviembre de 1974. Por sus estudiosuniversitarios fue reiteradamente acosado por el oficial instructor. Posteriormente,tras largos avatares minuciosamente narrados por el denunciante, y de habertrabajado, ya licenciado, en dependencias relacionadas con la “inteligencia” fuetomado prisionero.Testimonio 2º (1976). Norberto Liwsky:Ya atado, la primera voz que oí fue la de alguien que dijo ser médicoy me informó de la gravedad de las hemorragias en las piernas y que, poreso, no intentara ninguna resistencia. Luego se presentó otra voz. Dijo serEL CORONEL. Manifestó que ellos sabían que mi actividad no se vinculabacon el terrorismo o la guerrilla, pero que me iban a torturar por opositor.Porque: 'no había entendido que en el país no existía espacio político paraoponerse al gobierno del Proceso de Reorganización Nacional'. Luegoagregó: 'Lo vas a pagar caro... ¡Se acabaron los padrecitos de los pobres!'Todo fue vertiginoso. Desde que me bajaron del coche hasta que comenzóla primera sesión de 'picana' pasó menos tiempo que el que estoy tardandoen contarlo. Durante días fui sometido a la picana eléctrica aplicada enencías, tetillas, genitales, abdomen y oídos. Conseguí sin proponérmelo,hacerlos enojar, porque, no sé porqué causa, con la 'picana', aunque mehacían gritar, saltar y estremecerme, no consiguieron que me desmayara.Comenzaron entonces un apaleamiento sistemático y rítmico con varillasde madera en la espalda, los glúteos, las pantorrillas y las plantas de lospies. Al principio el dolor era intenso. Después se hacía insoportable. Porfin se perdía la sensación corporal y se insensibilizaba totalmente la zonaapaleada. El dolor, incontenible, reaparecía al rato de cesar con el castigo.Y se acrecentaba al arrancarme la camisa que se había pegado a las llagas,para llevarme a una nueva 'sesión'. Esto continuaron haciéndolo por variosdías, alternándolo con sesiones de picana. Algunas veces fue simultáneo.Esta combinación puede ser mortal porque, mientras la 'picana' producecontracciones musculares, el apaleamiento provoca relajación (paradefenderse del golpe) del músculo. Y el corazón no siempre resiste eltratamiento. En los intervalos entre sesiones de tortura me dejabancolgado por los brazos de ganchos fijos en la pared del calabozo en que metiraban. Algunas veces me arrojaron sobre la mesa de tortura y meestiraron atando pies y manos a algún instrumento que no puedo describirporque no lo vi pero que me producía la sensación de que me iban a27 CONADEP, Buenos Aires, 1984.Instituto de Estudios Latinoamericanos – Universidad de Alcalá | 26