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ParteZZori 2ª Parte MIGUELÁNGELSÁEZGUTIÉRREZ «MARINO»


EscritorMiguel ÁngelSáez Gutiérrez«Marino»Zori2ª PartePorMiguel Ángel Sáez Gutiérrez(Novela Autobiográfica)ISBN: 978-14-495-6062-1Para el lectorQuiero agradecer todas lasmuestras de afecto y desearéxito en sus proyectos


ÍndicePágina1._Mus en el San Juan_.................................................................... 12._Almudena_................................................................................................... 143._Noctámbulo_........................................................................................... 274._El curro_........................................................................................................... 405._Las hoces del Duratón_........................................................ 536._El manotazo_........................................................................................... 667._Islas Canarias_......................................................................................... 798._Flamenco_...................................................................................................... 929._Aficionado_.................................................................................................. 10510.Heidi_...................................................................................................................... 11811.Niágara_.............................................................................................................. 13112.Milenio_............................................................................................................... 14413.Desamor_......................................................................................................... 15714.Relax_...................................................................................................................... 17015.Zori_.......................................................................................................................... 18316.Homenaje_..................................................................................................... 19617.Don de gentes_...................................................................................... 20918.Amor verdadero_............................................................................... 22219.San Vicente_................................................................................................ 23520.Maestro_.............................................................................................................. 248Agradecimientos_.................................................................................................... 261


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 1. Mus En El San JuanSegunda EtapaInicio la segunda etapa de mi biografía con mayor entusiasmo aún que elque tenía cuando me aventuré a escribir la primera parte, debo confesar queal iniciar la primera parte ignoraba que fuera a terminarla, pensaba que talvez era uno de esos proyectos que comienzas con entusiasmo pero queabandonas al poco tiempo.Ahora mis letras llevan el peso del ánimo recibido por mis lectores, no cabeduda que el hecho de ser consciente de que lo que escribo va a ser leído porgente que admira mi trabajo, me hace sentir muy bien y a gusto con lo quehago.Agradeciendo todas las muestras de afecto de mis lectores comienzo misegunda etapa, ahora a mis cuarenta años debo trasladar mi mente al añomil novecientos ochenta y nueve cuando contaba veinte años de edad.Tener veinte años puede ser bueno o malo, depende de las circunstancias enlas que lleguemos a esa edad, pero si hay un hecho muy importante a teneren cuenta y a valorar mucho, es que hemos estado veinte años vivos.Hay muchas maneras de vivir la vida y podemos elegir entre una infinidadde estados de ánimo para pasar un día de nuestra vida desde que nosdespertamos hasta que nos vamos de nuevo a la cama.Podemos encontrarnos leyendo a primera hora en el metro camino deltrabajo y es muy posible que ni tan siquiera hayamos pensado en elegir elestado de ánimo con el que vamos a afrontar el día.Hemos aprendido a ponernos el estado de ánimo según las circunstancias,como si de un traje se tratara, nuestro traje de hoy podría ser el del lunes alas siete de la mañana camino del trabajo.Sabemos de sobra que en estas circunstancias hay que estar desanimado, aligual que el primer día de trabajo tras unas vacaciones largas, hemos oído enel telediario que nuestro estado de ánimo tiene que ser el llamado síndromepos vacacional.El locutor que da la noticia está muy moreno, acaba de regresar de su viaje aCancún y su redactor jefe le ha preparado una noticia de actualidad para quesea consciente que ya no está tumbado en la playa:Locutor:La mitad de los españoles sufre estos días el síndromepos vacacional. Cansancio, falta de apetito yconcentración, ansiedad, irritabilidad, desgana ytristeza. Los expertos aconsejan establecer como día deregreso al trabajo el jueves, para de este modo evitartener que sufrir otro síndrome añadido, el de los lunes.- 1 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Si en mi primer año de universidad no fue un camino de rosas, el segundo nofue menos malo, pero había aprendido a convertir en rutinario aquel calvario,llevaba la cruz con firmeza y tras un fin de semana de juerga en el club delalcohol donde bailé ¡devórame otra vez! con unas chicas muy majas,despertaba de madrugada un lunes cualquiera sin saber qué hora es.Los días que uno se despierta sin despertador son siempre mejores, habíaganado la batalla al maldito despertador por un día, yo me había despertadocinco minutos antes de que me martilleara la cabeza.Mientras me duchaba pensaba en lo bien que lo había pasado el fin desemana, pero al contrario que otros lunes, no sabía muy bien dónde habíapuesto mi traje de los lunes universitarios, es decir, con el ánimo por lossuelos.Fue un día a enmarcar en los anales de mi biografía, pues a cada una de esaspequeñas cosas que conformaban un día le ponía una sonrisa, la primera deellas fue que se había terminado el café, no me preocupó en absoluto, esmás, me alegré porque así me tomaba un café de camino a la universidad,cuando llegué a la cafetería me arrepentí y me pedí un carajillo.Mi estado de euforia era similar al que puede encontrar un astronauta quepisa un nuevo planeta con una concentración de oxígeno superior al terrestrey cuya gravedad es ligeramente inferior.Mientras disfrutaba de mi carajillo me entraba la risa pensando que el lunesanterior refunfuñaba por tener que ir a la universidad, sin embargo ahora meestaba apeteciendo ir a clase, algo que nunca antes en mi vida me habíaocurrido.Entré sin ningún esfuerzo en el Circular (línea de autobús de Madrid), noporque sintiera ingravidez, sino porque la masa de gente que esperaba lacola detrás de mi me subió al autobús sin tener que dar un solo paso.Agradecido por el gesto ciudadano, el autobús comenzó a andar y no tuveque sujetarme a ninguna barra en todo el trayecto y tampoco tuve que sufrirlos tirones en los brazos por las frenadas y acelerones del autobús.El motivo era que me encontraba en posición vertical rodeado por una masaingente de viajeros que además de evitar que me cayera, me daban calorcitomuy de agradecer en aquellos días en que el frío ya apretaba.Al llegar al clínico muy a mi pesar se apeó la masa ingente de viajeros quetanto calor me daba y quedamos solos cuatro universitarios con nuestrascarpetas, nos echamos a reír porque todos éramos de la misma clase y alestar rodeados por la masa ni siquiera nos habíamos visto.A primera hora había Base de Datos, un petardo de clase, entre otras cosasporque el profesor nos informó el primer día que ningún alumno de esa claseíbamos a aprobar su asignatura, si ya de por si era aburrida la clase, con esainformación adicional llegaba a ser del todo insoportable.- 2 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTEEn el caballero de la mano en el pecho del Greco apreciamos los dedoscorazón y anular pegados y separados del resto, en ese momento Anxo imitóla misma pose pero escondiendo ambos dedos tal que así:Así pasamos el resto de la mañana hasta la hora de comer que nos fuimos acasa, después de echarme una buena siesta me puse a estudiar un poco ysorprendentemente no encontraba tan aburridos los temas como días atrás,algo confuso por aquel extraño día en el que todo era de color de rosa, me fuia dormir.Recordando hoy ese día en particular, extraño entre la rutina diaria, pienso loque ocurriría si cada día que me levantara apartara los trajes rutinarios,aquellos que te recuerdan lo aburrido e incómodo que es el metro e idearacualquier cosa para convertir esa rutina en algo estimulante.Ahora mismo estoy en la línea dos de metro, en concreto en Manuel Becerra,voy sentado escribiendo notas en mi libreta, a mi derecha hay dos señorasque desprenden un olor fuerte a cebolla, a mi derecha un joven se sientasobre el respaldo plantándome el culo en mi cara.Al frente un tipo con cara de pocos amigos lleva cinco minutos con la miradafija en mi cara, me encuentro en una situación algo incómoda y decidocambiar de sitio, al levantarme el joven se tira de cabeza al sitio que acabo dedejar libre, me dirijo a la otra punta del vagón y pienso de pie.Realmente he hecho bien en levantarme, pues me encontraba en unasituación que me incomodaba y no tenía necesidad de pasarlo mal, pero talvez podría haber ideado algo para evitar sentirme incómodo.Entonces pensé que en la soledad del metro de Madrid en el que tu únicacompañera es tu imaginación, sería muy útil para evitar molestiasinnecesarias, idear algo que me mantuviera entretenido.- 4 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Entonces se me ocurrió hacer un cortometraje cinematográfico de aquellasituación, podría titularse, solo en la línea 2, lo bueno de las películas es quese puede jugar con la ficción y transformar la realidad, tal y como estaba apunto de realizar con mi mente.Tenía que pensar rápidamente en una rima divertida para la siguienteestación, porque en mi cortometraje cuando la voz del metro que indicara lasiguiente estación, añadiría una coletilla que rimara con la peculiaridad quesolo la escucharíamos yo y la persona a va dirigida la rima.La siguiente estación es Goya, lo primero que te viene a la mente es una rimademasiado fácil y a estas alturas ya no tiene gracia, pero enseguida me vienea la mente una que es perfecta para la que se baja:Voz de Metro:Próxima estación Goya, la de rojo expele untufillo a cebolla.Debo dar la razón a la voz del metro, efectivamente la mujer de rojo delvagón que estaba sentada al lado de mí y su amiga, despedían un olor fuertea cebolla, no sé si por haber estado pelándolas o proveniente de sus axilas.Ahora viene Príncipe de Vergara, otra vez me viene a la mente el chiste fácil,esta vez se lo puedo contar porque no es tan soez como la rima de Goya, mevino a la mente, no es guapo pero tiene la verga ancha.Pero prefiero no elegir el tema sexual, está más visto que el tebeo, es el típicochiste del colegio, decido que el tema más adecuado es por el que heempezado, dedicando rimas a los viajeros, en especial a los que me hanmolestado antes.He de reconocer que no se me ocurría ninguna rima, pero de repente selevanta el joven, que a pesar de que se había subido una pobre anciana y loestaba pasando francamente mal, no se levanta hasta que se va a bajar:Voz de Metro:Próxima estación Príncipe de Vergara, malahernia te entre, pedazo de bujarra.Era para ver la cara que se le quedó al joven al oír la rima, es la magia quetiene el cine, la siguiente estación es Banco de España y ahora la rima se lavamos a dedicar al quedón (en mi jerga significa individuo que se quedamirando fijamente a otro aguantando la mirada):Voz de Metro:Próxima estación Banco de España, ¿tú quémiras, es qué estás en las musarañas?La siguiente persona en salir del vagón es la amiga de la de rojo que, comobuena amiga suya, apestaba también a cebolla y la estación de metro quetocaba ahora era la de Sevilla:Voz de Metro:Próxima estación Sevilla, ¿y tú a ver si te lavas,qué eres un poco guarrilla?- 5 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Con lo bien que me lo estaba pasando, ya se habían bajado todos los que mehabían estado incordiando y aún me quedaban la estaciones de Sol y Operapara bajarme.Llegábamos a Sol y ya estaba distraído con otras cosas cuando sonó denuevo la voz del metro para indicar la siguiente parada, yo creía que micortometraje ya había terminado, cuando me sorprende de nuevo la voz:Voz de Metro:Próxima estación Sol, Caracol, col, col, sacatus cuernos al sol.No entiendo, ¿a quién irá dirigida esta rima?, en ese momento entran dostortolitos dándose besitos en el vagón y el ejecutivo agresivo que está a milado se queda con cara de pez fingiendo no haber visto los besitos, cuandoella le ve, pega un grito de la sorpresa y suelta la mano de su amante.Cuando voy a llegar a Ópera, aunque al ejecutivo le salen los cuernos por lasventanillas del vagón, todos fingen quedar satisfechos con una excusaabsurda que se ha inventado la rubia.Nuestra mente puede inventar miles de maneras de romper con la rutina, esamonotonía que puede hacernos que cada día que pasa sea más aburrido sicabe que el anterior, tan solo hay que usarla de vez en cuando.Tanto el síndrome pos vacacional como el de los lunes no dan más de sí quepara rellenar artículos de periódico o minutos del telediario en momentos enlos que no hay noticias de mayor relevancia que dar.Lo que está claro es que nadie nos prohíbe pensar como queramos, tal vezsea el pensamiento lo único que nadie nos pueda robar y podemos decidirlibremente si preferimos colocarnos el traje de la rutina todas las mañanas, otal vez otro que nos haga disfrutar que lo que hacemos cada día.Estaba en mi segundo año de una carrera, había elegido una profesiónequivocada, pues tras veinte años de carrera profesional no puedo decir quehaya disfrutado de mi trabajo y del entorno en el que me he movido.Durante estos veinte años trabajando como informático es cierto que elfantasma de la rutina me ha llegado a atacar en numerosas ocasiones, perono se puede decir que no haya luchado contra él.Hoy cuento con argumentos más que suficientes para dedicar todo miesfuerzo a mi trabajo, que en definitiva es un esfuerzo del que obtengo unarecompensa y que dedico cada día a quienes me han demostrado con hechoslo que es trabajar para sacar adelante una familia, particularmente a mispadres.Todavía me persigue la rutina, recibo empujones a diario en el metro, debosoportar compañeros que se les puede llamar de todo, excepto compañeros,superiores que, aparte de no ser superiores, creen serlo, etcétera, cuanto másduro es el camino, más me satisface dedicárselo a quienes fueron mi modelo.- 6 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Don QuijoteEl verano del ochenta y nueve me encontré en la urbanización con un amigode la infancia que regresaba de su estancia en el país de los sueños, de vivirsu particular American Dream, lugar donde la libertad permite perseguirunos logros y elegir entre un diverso abanico de posibilidades, el sueñocontempla no solo a los ciudadanos, sino también a todos aquellos queabandonan sus países de origen en busca de un mundo mejor, un ejemplodigno de seguir.El único sueño que persiguió mi amigo en aquella tierra fue el de divertirse ya juzgar por lo que contaba, el objetivo lo había cumplido con creces, suaspecto había cambiado para mejor, estaba más alto y mucho más delgadoaunque su cara de pez reflejaba los efectos del jet lag.Voy a explicar esto del jet lag, aunque muchos de ustedes sabrán susignificado, debo confesar que me daba mucha rabia cuando de niño leía unlibro y de repente me soltaban una palabreja como esta, me chafaban lahistoria porque ignoraba su significado, y de paso fastidio un poco a loslistillos.El jet lag, también llamado síndrome de los husos horarios, es el desajustehorario producido en las personas cuando sufren un cambio horario muybrusco al trasladarse entre dos puntos de la tierra con horas muy diferentes,vamos que para entendernos, que si me sueltan ahora mismo en la China meentra un jet lag de narices.De niños no éramos amigos íntimos, solo íbamos en el mismo grupo,aunque apenas teníamos relación, ni buena ni mala, sin embargo fueentonces cuando comenzamos una amistad que duró veinte años.Es hora de ponerle nombre a mi amigo, tiene un nombre de pila pero en milibro prefiero rebautizarle con un nombre significativo, al principio hepensado en llamarle el anormal, pero esto me recuerda al imbécil deManolito Gafotas y aunque mi mujer dice que mi forma de escribir esparecida a la de Elvira Lindo, confieso no haber leído nada de ella.Sospecho que al compararme con la escritora será porque ambos utilicemosun lenguaje muy descriptivo, me he leído poco, pero las veces que he leído loque he escrito me he percatado de lo expresivo que es mi lenguaje, me da lasensación de estar hablando en todo momento con el lector, en mi casoparticular, conmigo mismo.Acabo de inventar el auto lenguaje, hablar con uno mismo, pues ya sabenuna técnica sencilla, se escriben una carta y se la envían a ustedes mismos,tal vez ni siquiera sea algo nuevo, porque casi todo está inventado, peroquien sabe, tal vez algún día me escriba una carta de amor.Rebautizando a mí amigo, solo encuentro un nombre acorde a su tristefigura, no tan delgado como nuestro ilustre hidalgo, aunque de imaginaciónsi cabe superable, lo han adivinado, se trata de Don Quijote.- 7 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Me llamó mi buen amigo Don Quijote un sábado después de comer para verel fútbol, en realidad ninguno éramos aficionados en exceso, pero siempreque había partido era una buena excusa para reunirse a tomar unas cervezas.Le dije que se viniera a mi casa, que mis padres habían salido a la sierra yque de paso se trajeran unas cervezas bien frías, el calor de aquel verano erabastante insoportable y los refrescos muy recomendables.Pasamos la tarde cantando canciones, algunas nuevas y muchas viejas de lasque años atrás cantábamos en la urbanización detrás de las pistas de tenis,estos últimos años no había abandonado la guitarra, de hecho, me confiesoinculto en el séptimo arte, es decir, el cine, pues cuando echaban sesión detarde abandonaba la compañía familiar y me iba a hacer sonar unos acordesde mi fiel amiga la guitarra.Debe ser esta cualidad que me caracteriza de ser ordenado lo que me hagadedicar toda mi atención al cuarto de los artes, la música, me he animadoveinte años más tarde a explorar el arte que le sigue en orden, ladeclamación.Otra palabreja, pero no teman, ahí va su explicación, la declamación es laoración tanto hablada como escrita para ejercitar la retórica casi siemprereferido a un asunto ficticio.No sé porque siempre me sonó algo cursi la palabreja retórica, esta la voy aexplicar con un ejemplo televisivo, seguramente han oído hablar delconcurso Pasa palabra, pues la retórica es el arte de decir bien, lo que supresentador no se cansa de repetirnos, hablar bien es gratis, no me seantacaños, sin ánimo de ofender, añadiría la coletilla, comenzando por timismo.En el quinto arte, la declamación, me he iniciado recientemente y con algomás de timidez en el sexto, la danza. Pero de los que me confieso desconocertodo es de los tres primeros artes, arquitectura, escultura y pintura, aunque laidea de escribir me la transmitiera Picasso.Llegada la noche cenamos en mi casa y nos fuimos a recorrer las calles deMadrid, pero de un modo diferente al habitual, si de algo me conozco miciudad es de habérmela pateado de punta a punta, pero esta vez el medio detransporte fue una moto.Mi amigo Don Quijote se trajo a otro amigo que tenía una Kawasaki 400,una moto de más categoría de las que se podía ver por mi barrio, aunque nonecesariamente más rápida, la moto más pequeña y veloz que jamás vi latenía un chico del barrio que era japonés.Era tan veloz la miniatura de moto de mi vecino nipón que solo podía vérselecuando se subía o estaba parado en un semáforo. Cuando estaba en marchasolo se podía reconocer el sonido petardero de aquella mosca voladora, nadiesabía el secreto que guardaba para hacer que una moto tan pequeña volarade aquella manera, era todo un fenómeno del asfalto.- 8 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTENos montamos los tres en la Kawasaki 400, reconozco que de todas lasimprudencias que he podido cometer a lo largo de mi vida, las relacionadascon la carretera son las que más temor me produce al recordarlas.Algo que me ayuda a ser prudente cada vez que voy a conducir un vehículoes imaginar las consecuencias que puede acarrear una imprudencia tantopara mi gente como para el resto, ojo ojito con la carretera.Estuvimos por varios sitios de Madrid y salimos ya de día del último sitio, esuna sensación muy extraña la que produce salir de una discoteca de día, algoparecido al jet lago, pero nada que te quite el sueño, pues al llegar a casa tepuedes quedar durmiendo el resto del día sin problemas.La relación de amistad con Don Quijote ha sido la más larga que he tenido,ha sido el amigo que más años me ha soportado y viceversa, aunque he deconfesar que han pasado mejores amigos por mi vida, como por ejemplo,Julito.Hay una relación directa entre querer a una persona y respetarla, de miamigo Julito se de buena tinta, que aunque por circunstancias de la vidahemos dejado de vernos, siempre me ha querido como a un hermano y esose ha visto reflejado en que nunca jamás dejó de respetarme.Julito es un amigo para toda la vida, le veo muy poco, a veces incluso pasanaños hasta que nos volvemos a ver, se pueden contar con los dedos de unamano, mi otro gran amigo es mi hermano Javi, un hermano amigo porqueinfinidad de veces hemos ido juntos, Luis, Manolo y Ricardo.Sabía que mis amigos verdaderos, aquellos en los que puedes confiar, lospodía contar con los dedos de una mano, pero ¿Don Quijote?, sepreguntarán ustedes cómo pude pasar tantos años de mi vida yendo conalguien que no me respetaba y por consiguiente no me quería, la respuestaes fácil, porque durante esos años me olvidé de mi mejor amigo, yo.- 9 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» RocinanteSi el primer año por mi universidad no fue un camino de rosas, tampoco esque fuera un valle de lágrimas, al igual que el año anterior, se seguíarespirando en el ambiente un aire de cierta superioridad, a veces llegaba adudar si realmente estaba en la universidad o en unas instalaciones de lanasa.Estaba dentro de lo cotidiano observar por los pasillos de la universidad concierto asombro a aquellos que consideraban más listos, mejores, la élite delpaís, unos aires que mayormente se daban los profesores y aquellos alumnosaventajados.Este singular fenómeno, el de los que creen estar aquí por error, pues sulugar debía estar en alguna otra galaxia de mentes privilegiadas, es algo quesiempre ha existido a lo largo de la historia, cuántos listillos han marcado laspáginas de la historia de la humanidad, recientemente presencié uno deestos fenómenos en un debate televisivo.Ya no se hacen debates como los de La Clave, donde el excepcional JoséLuis Balbín ponía sobre la mesa temas de actualidad que era de interéspopular, proyectaba una película relacionada con el tema a tratar y porúltimo recomendaba la lectura de determinados libros que profundizabanaquellos temas.No había día que no se aprendiera algo nuevo tras ver La Clave, tal vez loque le posicionaba frente a otros debates, era por lo general imperaba elrespeto entre los interlocutores que esperaban su turno para exponer susargumentos.Pero el debate que vi hace unos días, dista mucho de parecerse a los debatesde La Clave, en los debates de hoy se compite a ver quién es el que más gritae impone su criterio acallando al resto de interlocutores, que sin apenasdarse cuenta y sin poder remediarlo, se han convertido en una parte más delpúblico.En este tipo de debates todo vale, es muy común que se acuda a todo tipo deartimañas incluidas las descalificaciones, insultos y a veces por qué no,alguna que otra patada y puñetazos varios.Estos debates carecen de interés cultural, pues nada se puede aprender deellos, aunque suelen causar gran expectación entre los que me incluyo yocomo fan incondicional, pues no deja de ser divertido ver a energúmenos decualquier índole tirándose las sillas a la cabeza por el ansia de querer llevar larazón.En aquel debate se trataba un tema referente a la prostitución, aunque deboconfesarles que no sé muy bien de lo que demonios hablaban, el caso es queentre los interlocutores había un pintor que por lo poco que intervino sepodía adivina que era usuario habitual de prostíbulos con la peculiaridad quea pesar de ser cliente, parecía no respetar ni lo más mínimo al ramo.- 11 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Otro de los interlocutores era un psiquiatra que no se sabía muy bien de queiba, aunque por lo poco que intervino, se podía deducir que era de los quediferenciaba entre la élite de la sociedad y el resto, de los que creen que porhaber estudiado una carrera y además ser médico, son más que el resto delos mortales.Formaba parte de la élite del debate una abogada con un apellido muyacorde al tema a tratar, se apellidaba Zorrilla y se caracterizaba por ser de losque gritan y tapan la boca al resto para llevar la razón.Los otros dos invitados eran una prostituta y una stripper, que demostraronser personas respetuosas y educadas, con las ideas muy claras sobre valoresfundamentales como la libertad, la dignidad de ellas dos superaba con crecesal resto de los invitados.He aquí una muestra de lo irónico que resulta comprobar que quien más haestudiado y más formación ha recibido, resulta ser el más irrespetuoso ysoez, mientras que el que menos estudios tiene es quien demuestra ser elmás capacitado para participar en el debate, pues posee algo de lo que losotros carecen, educación, respeto a los demás y dignidad.Como decía en un principio, aunque mi universidad estaba repleta decerebritos, hasta en un lugar así puedes llevarte una sorpresa, era el últimolugar del mundo donde me imaginaba que podía oír al alguien tarareandouna de las canciones que de niño incluía en mi repertorio de trovador.Rocinante:Un caballo con alas viene hacia mí.Pensé que tal vez me encontraba soñando despierto y aquella voz no era másque fruto de mi imaginación, pero mis dudas se disiparon de repente cuandocomencé a oír la estrofa de otra de mis canciones de trovador:Rocinante:Y la estufa de carbón frente al profesor.Cuando oí esa frase me dirigí hacia aquel compañero de universidad queentonaba esa canción, mis oídos no daban crédito, dos de los temas queprobablemente más veces había cantado y escuchados en una clase deaquella universidad, era lo último que podía imaginarme, estuvimoshablando y así comenzó una amistad que duró muchos años.He llamado esta sección Rocinante dedicándola a este otro amigo, que dejóde serlo en el mismo instante y el mismo lugar que terminé mi amistad conDon Quijote, tras un apretón de manos en la estación de Atocha, un gestoque simbolizaba un adiós definitivo.Pueden imaginarse que en esta etapa de mi vida además de un Don Quijotey un Rocinante hubo una Dulcinea, imaginan bien, se trata de mi mujer, a laque conozco desde hace relativamente poco tiempo, pero lo suficiente parasaber que ella es diferente al resto de personajes de mi quijotesca historia, enla que también hay un lugar para un Sancho Panza, de una nobleza y bondadsin par y que gusta del buen yantar, ese no es otro que yo.- 12 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Si levantara la cabeza Don Miguel de Cervantes y viera el estropicio que hehecho de su obra, ¿en qué cabeza cabe?, que Sancho Panza tuviera poresposa Dulcinea, pero es que así de extraña es la vida y es mi vida lo queaquí cuento.Fiel a mis convicciones, soy una persona realista y muy práctica que a pesarde no entender ni compartir la manera de pensar de personajes como DonQuijote y Rocinante, tal vez motivado por mi sencillez y bondad, seguí uncamino equivocado, pero gracias a ello, aprendí qué camino no volver atomar jamás.No puedo decir que todo fuera malo, aunque podría haber sido muchomejor, en estos años tuve oportunidad de viajar a lugares lejanos ysorprendentes como la Gran Manzana o las cataratas del Niágara, aunque nohay duda que de haber sido otra la compañía que no la de Don Quijote, otrogallo nos cantara.Muchos años de karaokes, haciendo algo que realmente me gustaba desdeniño, cantar, si me preguntaban si prefería ir a un pub a tomar a unascervezas o a cantar al karaoke, siempre optaba por la opción más divertida,algún que otro karaoke de Huertas donde expresarte de un modo quesiempre me gustó, interpretando, cantando historias.Compañero de andanzas por los karaokes madrileños fue mi amigoRocinante del que debo decir que tenía una voz potente y clara, aunque algodesgarrada, perfectamente pudiera haberse dedicado al cuarto arte, lamúsica.Cuando años más tarde tuve oportunidad de ser alumno de una de lasfiguras del flamenco, presenté a mi maestro a mi amigo Rocinante, yo le dijea mi maestro que Rocinante cantaba muy bien, entonces me preguntó mimaestro que cuál era el cante que dominaba, entonces le dije algo quepareció no gustar al pobre Rocinante.Miguel:Rocinante es un monstruo, canta por Karaokes.Nunca entendí porqué enojó esto que dije a Rocinante, si era la verdad, nocantaba ni por bulerías, soleares, fandangos, cantaba por karaokes, algo queabarca un enorme abanico de estilos.Fueron años de amistad interesada, tanto de parte de Don Quijote como deSancho Panza, había un detalle que hizo que aquella amistad nunca llegara aser verdadera, que jamás llegó a respetarme ninguno de ellos.Tal vez sea más difícil diferenciar entre los amigos de verdad y los que solote quieren por interés, si no se ha tenido antes un amigo auténtico, yo sihabía lo había tenido, se llamaba Julito.Más tarde pude conocer a otros como Luis y Manolo, de los que por habertomado distintos caminos al mío, ya nada se, aunque deseo que les vaya todolo bien que se merecen, es decir, de maravilla.- 13 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 2. AlmudenaA La Piscina De CabezaTirarse a la piscina de cabeza es algo que alguna vez hemos hecho,posiblemente, tras una noche de juerga para despejarnos o también ensentido figurado, algo que hice en el capítulo que da título a esta obra. Esmuy recomendable cerciorarse antes de que la piscina esté llena de agua.Normalmente cuando decidimos dejarlo todo y comenzar una nueva vida enun lugar lejano en el que no se conoce a nadie, hay probabilidades depegarse un buen coscorrón con el fondo de la piscina.Hoy he conocido a un actor que ha venido de Alicante a probar suerte a lagran capital, sin conocer a nadie y por un trabajo esporádico de un día en elque cobrará treinta euros dentro de tres meses, siempre que la agencia que lecontrató no quiebre antes, es un compañero de figuración, su papel es el dematón y el mío de mafioso.Debo reconocer que apunto he estado de abandonar este trabajo antes deempezar por un detalle muy feo que ha tenido esta productora con losfigurantes, tenían desayuno para todos, excepto para los figurantes.Hoy en día crees que la época de la esclavitud quedó atrás, con gestos comoeste compruebas que no es así, en el mundo de la interpretación todas lasclases laborales tienen derecho a desayunar excepto una, la de los figurantes,los parias del séptimo arte, curiosa frase, podría dar título a infinidad deartículos, incluso que ironía, hasta a una película.¿Se imaginas ustedes?, una película titulada los parias del séptimo arte en laque únicamente tienen derecho a desayunar los figurantes, el resto delequipo tendría que soportar ver como los parias se toman todos los bollos ycafés que quieran en sus narices mientras babean de rabia e indignación.Señores directores de cine, productoras y demás magnates del séptimo arte,sepan ustedes que si su intención con gestos como este es quedar porencima y así hacerse llamar gente con clase, no solo no cumplen su objetivosino que se quedan muy por debajo del resto de los mortales.Estáis quedando como el culo y lo más importante, los figurantes, que son elnoventa y cinco de espacio de su película, no van a hacer bien su trabajo y elresultado de su película va a ser un churro, ese churro que no quisieron darlepara desayunar, porque se consideran de una clase superior.Afortunadamente en cualquier basurero se puede encontrar algo desustancia, en particular, en esta basura de trabajo conocí a compañerosfigurantes con dignidad, humildad, ideas claras y sin dinero.Habría que hacer un estudio de si el dinero atocina la mente y su ausenciadespierta el intelecto y el ingenio, tal vez nos sorprenderíamos del resultado.- 14 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Recuerdo que un profesor del instituto, una eminencia, nos habló de lasolimpiadas de matemáticas, solían ganar siempre los países más pobres, casime sale la frase «tercer mundo», si llegaremos a ser clasistas, que somoscapaces de partir el mundo para diferenciarnos del resto.Además de mi compañero, el actor alicantino aventurero, me topé con lahorma de mi zapato, otro escritor, que como yo, dona alegremente su obra alrespetable con la ilusión de que un día llegue a manos de alguien que laconsidere realmente buena.No supe que era escritor hasta que al llegar a mi casa le envié un correopidiéndole que me enviara las fotos del rodaje, cuando las recibí, quedéimpresionado de su calidad, no solo por haber sido hechas con cámaradigital, sino por su gran expresividad.Aproveché el correo para invitarle a leer la primera parte de mi libro Zori, meagradeció el detalle, pero me sorprendió con algo que no esperaba, me envióun cuento que había escrito, esto me ha producido gran ilusión.Probablemente si es usted de los primeros que me leen, haya sido yo mismoel que le haya invitado a leer mi obra de modo gratuito, yo no sabía hastaahora que sensación puede causar en alguien que un escritor en persona, leinvite a leer su propia obra, al menos a mí me ha hecho bastante ilusión.Es un modelo a elegir por todos los escritores del planeta, donar los primerosejemplares a distintos lectores al azar, qué mejor manera de incentivar a lalectura, si es el propio autor de la obra el que te regala un ejemplar.Debo reiterarme en agradecer el empeño y dedicación de todos aquellos queme posibilitaron conocer a gente como este escritor, gente de un valorincalculable, mientras aquellos que un día del año dos mil tres medefenestraron de mi vida laboral y tantos otros que siguieron sus pasos,siguen metidos en sus aburridas oficinas engordando y cebando susmalolientes culos.Habrá notado el lector que hoy no estoy de humor, debo reconocer quedetalles como negar el desayuno a los figurantes me alteran un poco, aunquetengo el don de olvidar pronto.Tras este desahogo, creo haber quedado satisfecho con unas cuantasdedicatorias al responsable de semejante discriminación, compareciendo a lamadre que le trajo, que la pobre tiene más desgracia que culpa de habergenerado semejante ser.Hemos hablado de tirarse a la piscina en sentido figurado, pero a misveintiún años allá por el año noventa, fui testigo del más gracioso salto a lapiscina de cabeza, en sentido literal, que jamás haya presenciado.El protagonista Anxo, un compañero de la universidad que, encontrándoseen estado sobrio, era el tipo más serio y cabal, llegaba a transformarsesobremanera cuando se tomaba unas copas de más.- 15 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Quedamos unos cuantos de la universidad para tomar unos minis porMoncloa y como era verano, para despejarnos decidimos terminar la nochedándonos un bañito en alguna piscina comunitaria.He de reconocer que lanzarse a la piscina tras una juerga conlleva susriesgos y como se dice en la tele, esto no lo hagan en casa, que puede tenerconsecuencias nefastas.Dada la correspondiente advertencia y con la convicción de no volver arepetirlo, es decir, propósito de enmienda sin dolor de los pecados,manifiesto que es una de las sensaciones más placenteras que jamás hayatenido.Mientras zambulles tu cuerpo en el medio hostil, no sabes si por efecto delas burbujas o el frescor del agua, notas como tu mente va despejándosepoco a poco, la sensación que produce el contacto del agua con todas laspartes de tu cuerpo desnudo se resume en dos palabras que adoro, placer ylibertad.Estaba gozando de aquel momento íntimo cuando de repente oí un gritodesgarrador bajo el agua, era Anxo que se había lanzado al agua cual sirenasofocada, salí para contemplar como hacía el imbécil, como si no supieranada y se estuviera ahogando.Debo decir que Anxo, tras tomarse unas copas, además de transformarse enun tipo muy simpático, adquiere un don para la interpretación inigualable,tendrían que ser testigos de la secuencia digna de Óscar, o como mínimo deun Goya.Nos reímos todo lo que quisimos hasta que vimos que su cuerpo se iba aplomo al fondo de la piscina, empezamos a dudar a dónde enviar sucandidatura, si a Hollywood, Bollywood o qué narices, ¿por qué dejar que selleven una joya de la interpretación como esta allende los mares?, a los Goyade cabeza.A mi cabeza llegó como un flash la imagen de Anxo, diciéndome días atrásque siendo gallego, de tierra de marineros, era un pecado no saber nadar,como un tiburón, al instante nadé y buceé todo lo rápido que pude paraextraer el cuerpo a la superficie.Tras aplicarle los primeros auxilios, recobró el conocimiento y comenzó avomitar agua, entonces le pregunté que por qué razón se había tirado a lapiscina sin saber nadar.Me dijo que es que se le había olvidado, cuando se tiró estaba convencido desaber nadar, pero se dio cuenta de su error al entrar en contacto con el agua,ya era demasiado tarde para dar marcha atrás.Después del susto terminamos de despejarnos por completo, en especialAnxo, que repentinamente volvió a ser aquel chico serio y cabal al queestábamos acostumbrados a ver por los pasillos de la universidad.- 16 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Nos recriminó que hubiéramos tardado tanto en acudir a socorrerle, que esono se le hacía a un amigo, a lo que le argumentamos que nosotros no noshubiéramos tirado a una piscina sino sabemos nadar ni siquiera estandoborrachos.Logramos sacarle una leve sonrisa y le acompañamos a su casa ya que decíaestar un poco mareado, aunque lo que tenía era un susto en el cuerpo que nose tenía en pie.El Viernes siguiente, al salir de clase, bromeamos con Anxo sobre la idea deirnos a Moncloa a tomarnos unos minis, a lo que se negó rotundamente, fueentonces cuando Rocinante le apostó un mini a que era capaz de hacer cienflexiones seguidas en el suelo.Dado que la constitución del apostante Rocinante distaba mucho deparecerse a la de un buen corcel, el apostador Anxo aceptó el reto sinpestañear, en realidad todos dudábamos mucho de que Rocinante fueracapaz de alcanzar su objetivo.Entonces ocurrió lo que nadie esperaba, en el instante que aceptó Anxo,Rocinante tiró la carpeta y se lanzó al suelo comenzando a hacer flexiones,una, dos, tres, contamos perplejos hasta cien y Anxo no tuvo más remedioque invitarnos a un mini en Moncloa.Esta vez procuramos ser algo más moderados que la semana anterior y enlugar de seguir tomando minis decidimos hacer algo menos arriesgado y porotra parte más económico que seguir la coña, nos fuimos a una exposiciónde instrumentos musicales en la feria de la casa de campo.Mientras probaba un entrenador para guitarra, un aparato parecido a unkaraoke, pero en lugar de cantar, se debe interpretar la pieza con elinstrumento que previamente hemos suprimido de la melodía.Como no me sabía la pieza, improvisé, en realidad el entrenador no mellamaba la atención, lo que quería era tocar la Fender Estratocaster quetenían expuesta, nunca antes había tenido ocasión de tocar una, quedémaravillado de su suavidad, a veces incluso dudaba de si realmente teníacuerdas.Mientras me encontraba destrozando aquella melodía de uno de los grandesde la guitarra, apareció una pareja de cantantes famosos que se quedómirando como tocaba, imagino que les llamó la atención la improvisacióntan abstracta que estaba ejecutando de la melodía <strong>original</strong>.Anxo quedó estupefacto, era los primeros famosos que había visto en suvida. Tal vez ustedes, sobre todo si viven en una ciudad grande, puedanconsiderar casi rutinario toparse con un famoso.Sin embargo, para quien vive en ciudades pequeñas, ver a algún conocido dela televisión es todo un acontecimiento, creo que yo no me entusiasmé tantocuando con once años vi a Martes y Trece en la calle Gran Vía.- 17 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Era mi tercer y último año en la universidad, comenzaba a pensar en buscaralgún trabajo para el verano y de no encontrar algo, hacer la mili, que enaquella época era una traba más para poder encontrar empleo.Se encontraba mi mente inmersa en mis inquietudes cuando subí al autobúsy me decidía a tomar asiento, de repente oí un grito de una señora queestaba en la zona del conductor que decía:Señora:¡Oiga joven, ese sitio es mío, yo lo he visto antes!Todavía hay gente que sigue pensando que la edad y la inteligencia estánproporcionalmente relacionadas, nada más lejos de la realidad, la pobremujer había ido a toparse con el joven más cabezota de la ciudad.Sin inmutarme por las palabras de la señora, tomé asiento y vino a toda prisahacia mí haciendo aspavientos y exhortándome a levantarme de inmediatodel sitio que ocupaba, entonces saco de la chistera mi acento tejano tipoAznar y le dijo a la señora:Miguel:Señora:Sorry, mi no comprende que habla.¡Sí, sí, estos extranjeros entienden lo que quieren!Un compañero de la universidad que ha visto todo, no puede contener la risay entonces la señora la toma con él y le intenta levantar de su sitio, elconductor oye gritos, para el autobús y acude a la parte trasera.Cuando el conductor se informa de lo sucedido por un señor que lo ha vistotodo, entonces trata de explicar a la señora que los sitios no tienen dueño,que se sienta el que antes llegue a no ser, claro está, que se trate de casosexcepcionales.Como es el caso de que se trate de una persona mayor, embarazada, niño ocualquiera que tenga mermada alguna facultad física para dificultar supermanencia de pie y le dice que ella no se encuentra en ninguno de esoscasos, así es que hiciera el favor de calmarse para poder continuar el trayectodentro de la normalidad.Entonces la señora la emprende a bolsazos contra el conductor, entoncesllega otro trabajador de la empresa de autobuses, la inmoviliza y procede asu expulsión del autobús.Cuando la suelta en la calle, se lía a bolsazos contra él y en ese momentollega la policía que tras recibir algún que otro bolsazo la reducen y la metenen la parte trasera del vehículo policial.De haber sabido antes que la señora le daba tanta importancia al hecho detomar asiento, o que era capaz de llegar a agredir a la policía por algo tantrivial, no hubiera dudado en cederle el sitio. Hubiera bastado con pedirlo,en lugar de exigir que me levante otro por haber visto el sitio antes, aún hayalgunos creen tener derecho sobre todo aquello que ven.- 18 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Lo que tal vez no comprendía bien la señora era la diferencia que existe entrever algo primero y tenerlo a tu alcance, no di demasiada importancia alincidente y seguí metido en mis inquietudes.A parte de quitarme la mili de en medio y de conseguir un buen trabajo,había algo que rondaba por mi cabeza, formar una familia, imaginaba lo quesería mi vida si como mis padres, me despertara un buen día y al abrir losojos viera a la mujer de mis sueños.El otro componente familiar que me falta para que el modelo de mis padressea cumplido, son los niños, ¿cuántos niños tendría?, mi deseo en aquellaépoca era el de tener una familia numerosa, soñaba con que la siguienteimagen que viera al despertar después de mi mujer, fuera la de los enanos.Con los enanos me refiero a los niños, en mi casa siempre fui el enano de lacasa, era un título que llevaba con orgullo y dignidad, nunca pretendí ocuparotro lugar, el sexto lugar está muy bien, aunque realmente me hubieragustado tener hermanos más pequeños.Pero, ¿qué mejor modo de suplir esa cadencia que teniendo descendientes?,al fin tendría a quien cuidar, el hecho de ser padre, era uno de mis sueños enaquellos tiempos y ya había echado el ojo a una madre para mis hijos, unachica con la que compartir mi sueño de la gran familia, Almudena.Almudena era una compañera de clase, no se puede decir que fuera unachica explosiva, no demasiado guapa ni fea, su constitución no era como elmodelo de mujer de la época, sino más bien parecida a la de la maja desnudade Goya, aunque nunca llegué a verla desnuda, era así como la imaginaba.Me encontraba con mi primera barrera para llevar mis ambiciones a buenpuerto, mi timidez, ahora echaba cuenta que prácticamente todas las chicasque había conocido, había sido porque ellas me habían abordado a mí, aexcepción de mi época de ligón de discoteca, de la que apenas recordabanada.Qué ironía, que sea la mujer que te atrae aquella que te cuando te mira delejos provoca que apartes la mirada, que cuando se dirige a ti para hablarte tedas la vuelta y cuando por fin te agarra del brazo para decirte que quierehablar contigo, tu mente se bloquea y no te salen las palabras.Almudena:Miguel, ¿sabes qué clase tenemos ahora?Dios mío, sabe mi nombre, no me lo puedo creer, eso es que se ha fijado enmí, hay esperanzas, pero me invade un terrible miedo al ridículo, a ver siahora se va a pensar que soy un bobo, ¿qué le digo?Almudena:Ah, esto yo, no sé, voy a mirarlo en mi carpeta.Estoy hecho un flan, no sé si estoy más colorado o más nervioso, se me caela carpeta al suelo y aprovecha otro de clase para decir, ¡ahora tenemosMetodología guapa!, si es que siempre tiene que haber un buitre al acecho.- 19 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» El CircularAl fin, tras tres años de sacrificios y altas sobredosis de intelectosuministradas a mi mente, finalizo mis estudios universitarios, además heconseguido un trabajo como tele operador en una importante empresa detelecomunicaciones que me da para mucho, teniendo en cuenta de que es laprimera vez que gano un sueldo de forma periódica.Parece que voy camino de mi sueño, es inevitable que piense entonces enAlmudena y como si tuviera el don de la telepatía, un brazo me agarra pordetrás, es ella, tan radiantemente bella, al menos, para mí, cuando teenamoras de alguien, esa persona te parece la persona más bella y agradabledel mundo.Ella también ha finalizado sus estudios con éxito y nos dirigimos al autobús,con la peculiaridad de que ella siempre va en el sentido contrario al mío, hoyme siento mucho más relajado, parece que el hecho de que estemos los dossolos, me hace sentirme muy cómodo y tenemos una conversación muyagradable.Finjo no saber hacia dónde va ella, me dice que al contrario que yo, entoncespongo cara de pena, porque no podemos seguir hablando ya que viene elautobús, entonces ella se ofrece a acompañarme, dice que al ser la líneacircular, prefiere ir conmigo, así va acompañada.Esto me hace el ser más feliz de la tierra, pasamos el trayecto hablando sobresu familia, la mía, conociéndonos, asimilo todos los datos que meproporciona a la velocidad del rayo, ojalá hubiera tenido esa agilidad mentalpara estudiar.Me habla del viaje de fin de curso y me dice que cree que va a ser la únicachica que se va a apuntar, pero que le da igual, le apetece mucho ir a eseviaje, entonces le digo que hace muy bien, seguro que lo vamos a pasarestupendo.Almudena:No sabía que vendrías tú también al viaje.Es imposible tratar de explicar la expresión de su cara, tratando de esconderel entusiasmo, sonriendo de felicidad y a la vez ruborizada como si fueracapaz de adivinar sus pensamientos.Nos parecía increíble que habiendo sido compañeros durante tanto tiempo,no hubiéramos intimado antes, nuestra conexión era directa, como sihubiéramos nacido el uno para el otro, me comparecía por no haber rotoantes las cadenas que me separaban de ella, maldito temor a ser rechazado ya quedar en ridículo.Queríamos recuperar el tiempo perdido en un trayecto de media hora, tantofue así que no parecía haber pasado ni cinco minutos cuando alcé la miraday vi que ya estábamos sobre el Puente de Segovia y me tenía que bajar a lasiguiente, le dije que me tenía que bajar ya y me despedí con un beso.- 20 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» El tacto de sus suaves mejillas en mis labios y el olor de su fresca fraganciame acompañaron durante los dos largos meses de verano que estuve sinverla, hasta el mes de septiembre que nos íbamos de viaje de fin de carrera aPortugal, no la volvería a ver.Si tan siquiera hubiera recordado pedirle su número de teléfono, pero estabatan a gusto en su compañía, descubriéndonos, que hubiera sido un sacrilegiohaber interrumpido ese momento para pedirle su teléfono, quería vivir cadasegundo de ese trayecto en el que ella me acompañó.Vino el verano, el primero en bastante tiempo en el que no tenía queestudiar, de hecho, era consciente de que iba a pasar un largo periodo detiempo sin mirar un libro ni siquiera de reojo, esto me causaba una inmensafelicidad.Aunque ahora tenía un trabajo, la flexibilidad de horario me permitió pasarun verano muy cómodo, entraba a las cuatro de la tarde y salía a las diez dela noche, esto me permitía poder pasar el verano en Guadarrama.Así por las noches podía salir con los amigos de la urbanización que estabande vacaciones aunque me recogía un poco antes para ir a la piscina por lamañana, comer en casa y salir tranquilamente al trabajo.Creo que mis comienzos en el mundo laboral fueron los mejores en todos losaspectos, aunque el trabajo de tele operador con frecuencia suele serbastante estresante.Pero el hecho de salir de noche a tomar unas cañas con los amigos yhacerme unos largos en la piscina por la mañana, hacían que me tomaratodo con mucha calma y tranquilidad.Esta tranquilidad me hacía lidiar con situaciones que en otras circunstanciasme hubieran generado mucho estrés y excitación, el trato que los usuariossuelen emplear con trabajadores de los centros de asistencia telefónica sueleser bastante vulgar y soez, los gritos y los insultos se convierten en algocotidiano con lo que tienes que lidiar diariamente.Ese trato vulgar del cliente hacia mi persona, me estresó sobremanera losprimeros meses de trabajo, pero las circunstancias de tranquilidad en quevivía sumado al recuerdo de la chica de mis sueños, hacía que los insultos ylos gritos me sonaran a música celestial.Lo que puedo destacar respecto a otros aspectos de mi primer trabajo, es elcompañerismo, el perfil de compañeros era de jóvenes entre dieciocho yveinticinco años estudiantes universitarios o como en mi caso, con la carrerarecién terminada, que utilizaban este empleo como puente hacia un empleomejor.El respeto y la educación era lo habitual entre los compañeros, si alguien seacababa de incorporar nuevo, se le trataba de proporcionar todo elconocimiento y la ayuda necesaria para adaptarse al nuevo puesto.- 21 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Ha habido dos periodos a lo largo de mi vida en los que me he encontrado agusto con el entorno laboral, pero por desgracia, han sido los más cortos,uno fue cuando estuve de tele operador en mis comienzos y otro es el actual.Después vinieron largos años como informático que quedaran en el olvido,como todo lo malo que pasa por nuestra vida, años en los que añoré elcompañerismo de mi comienzo en el mundo laboral, ya que durante estelargo periodo en el que me formé profesionalmente, no logré toparme con uncompañero que me tratara como tal.Por último llegamos al periodo actual, en el que escribo y mi únicocompañero soy yo mismo, rara vez me peleo conmigo mismo, a decir verdad,me caigo bastante bien.También en la actualidad esporádicamente me llaman para algunafiguración, por lo general los compañeros figurantes son gente alegre ydivertida, se pasa un buen rato con ellos, aunque el trato del resto del equipohacia los figurantes, como seguro ya estaréis advertidos de mis quejas, dejabastante que desear.Es tan sencillo hacerlo bien, no hay más que tratar al resto de compañeroscon respeto y educación para obtener un resultado positivo, si se preguntanustedes porqué los productos de software nacionales son de pésima calidad,yo les doy la respuesta, no se ha respetado a los que han elaborado elproducto.¿Creen ustedes que el cine español es un cine de calidad?, hasta hace pocoyo no sabría qué contestar, ahora sí, si los directores se apearan del burro yrespetaran a su equipo (incluyendo claro está, a los parias de los figurantes),el cine español sería un producto de mejor calidad, no lo duden.Pero aunque es tan sencillo hacerlo bien, siempre habrá directores de cine ojefes de proyectos informáticos con complejo de inferioridad, tanto hoy comodentro de mil años y en lugar de hacerse mirar su problema, seguiránmachacando a los trabajadores que lleva a su cargo, resultado, ya lo saben,un producto pésimo.En la última serie que trabajé como figurante, hubo una escena, mipreferida, que ustedes no verán, porque a buen seguro será cortada pororden expresa del director, pero es la escena que nos muestra la crudarealidad del mundo laboral, ya sea en el ámbito del cine, de la informática oen el de cualquier otra profesión.Fue la última escena que se rodó, el director pretendía ahorrarse unoseurillos pretendiendo que un figurante hiciera funciones de actor, pero noconsiguió su objetivo, porque al figurante no le salió, algo muy normalteniendo en cuenta que no se trataba de un actor profesional.La escena se ambientaba al final de un combate de boxeo, yo hacía demafioso que había apostado por el ganador, sin embargo, el figurante quedebía hacer de actor, era un mafioso al que le había tocado perder.- 22 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» El director le dijo que como había perdido, lanzara el puro que tenía en sumano contra el suelo con todas sus fuerzas, pegara una patada a la silla yantes de irse de la escena gritara al boxeador que estaba cao en el suelo:Mafioso:¡Cuarenta mil euros que me has hecho perder!La escena hubo de repetirse varias veces porque el figurante no lograbaconvencer al director, pero, ¿qué esperaba si no se trataba de un actor?, unade las veces vino el director refunfuñando e hizo el mismo la escena, queríaque se diera un aspecto más real, como si realmente hubiera palmado muchodinero en la apuesta por culpa del boxeador.En el último intento el figurante tiró el puro a toda velocidad, dijo:cuarenta y seis mil euros y salió corriendo, evidentemente se había puestonervioso, entonces el director dio por imposible la secuencia y dio porterminado el trabajo.En aquel momento uno de los actores se rio de la situación y de ladesesperación del director, debía considerarse más listo por el hecho de seractor, yo le invitaría a bajarse también del burro y contemplar en suvocabulario la palabra humildad.El director aplaudió a los figurantes diciendo que muy bien por el trabajo,muy seguramente en tono irónico, fue entonces cuando no pude dejar pasarla ocasión que me brindaba el director para culminar la secuencia, sincámaras, cuando todos nos dirigíamos por la puerta hacia la calle:Miguel:¡Gracias a usted por el magnífico desayuno!En ese instante se borró la sonrisa del actor y de todo el equipo incluyendo ladel propio director, era evidente que, como en tantos otros rodajes, a losfigurantes no se nos había dado de desayunar por considerarnos inferiores,mi ironía no les sentó nada bien porque les dejaba como caciques.Quién sabe si por aquel comentario desafortunado haya terminado con micorta carrera en el mundo del celuloide, en fin, siempre nos quedará París,pero me quedo con la última escena, la cara de pánfilo que se le quedó aldirector cuando creyéndose el más gracioso del mundo, de repente, le saleun payaso de la chistera.La vida te da sorpresas, a cualquiera nos sorprende con sus moralejas, hoypodemos ser los hombres más poderosos de la tierra y mañana no ser másque polvo.Un día podemos estar en el lado de los ganadores y mofarnos de resto de losmortales por nuestra fortuna, en ese caso, nos habrá salido cara la broma,pues habremos invertido toda nuestra fortuna en sentirnos felices con el malajeno, sin duda la peor de las inversiones.Si empleáramos más tiempo en el desarrollo personal que en el estudio de lascarencias ajenas, al menos lograríamos algo bueno, nuestro crecimiento.- 23 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» El AlgarvePasó el más largo verano de mi vida, el del año mil novecientos noventa yansiaba la llegada del viaje de fin de carrera, no íbamos demasiado lejos, nisiquiera nos movíamos de la península, aunque si a otro país, el de nuestroshermanos portugueses.La zona en la que íbamos a pasar esos días era el Algarve, que toma elnombre del árabe que significa oeste, un lugar en el que se respira pazy tranquilidad de playas de arena fina, muy parecidas a las de Huelva.Al viaje venía mi hermano Javi, que estudió en la misma universidad que yo,otros siete chicos y una chica, éramos pocos, pero al ser un viaje por agencia,poco a poco fuimos mezclándonos con el resto de compañeros del viaje, yade regreso, el grupo de universitarios estaba disperso por todo el autocar.Mi hermano Javi y yo fuimos a comprar unas botellas de licor de madroñopara amenizar el viaje, salimos de Madrid muy contentos, aunque tanto licorhizo que muy pronto estuviéramos todos deseando salir del autocar paraorinar, pero más si cabe la única mujer que se atrevió a venir de toda launiversidad, Almudena.Fui varias veces a pedirle al conductor que parase porque mi amiga estabaque no aguantaba más, pero decía que aún era muy pronto, a la tercera vezque fui, dije al conductor que si tenía alguna fregona porque la pobre noaguantaba más y se iba a orinar en la escalera.Entonces paró el autobús donde pudo, salió primero ella disparada comouna bala y detrás su escolta de ocho universitarios, una vez desahogadossubimos al autobús y ya no volvimos a dar más la lata.Cuando llegamos a Portugal me pedí un vaso de leche en una parada quehicimos, la ventaja de nuestro país vecino es que nuestros idiomas no sondemasiado diferentes, aunque la camarera me entendió, le pregunté:Miguel:Camarera:Miguel:Camarera:Miguel:Un vaso de leche, ¿Cómo se dice en portugués?Um copo de leite.Muchas gracias, ¿Cómo se dice esto en portugués?Muito obrigado.¡Muito obrigado!Algo que caracteriza a las gentes del país vecino es su amabilidad, era laprimera tierra extranjera que pisaba y pensé que tal vez el trato que nosdarían no sería muy correcto, nada más lejos de mis temores, el portugués esamable por naturaleza.Ahora que he viajado, puedo asegurar que, exceptuando el país galo, entodos los países que he visitado me han tratado bastante mejor que en mipropio país, un argumento más para asegurar que España es diferente.- 24 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Llegamos a nuestro destino, un lugar turístico del Algarve llamado Albufeira,nos resultaba curioso que un nombre del sur de la península sonara agallego, teníamos dos apartamentos en Praia de São Rafael.Al ser tan pocos compañeros de la universidad los que nos apuntamos alviaje, nos salió gratis, tan solo tuvimos que llevar dinero para gastos,estuvimos una semana, pero lo suficiente para quedar prendados de aquellugar paradisiaco.La comida era mucho más barata que en España, el primer día fuimos acomer por el pueblo, era muy común encontrar un plato muy típico de lazona, pollo con salsa picante y como estábamos algo cansados del viaje, nobuscamos demasiado y es lo que comimos todos.Ya nos habíamos tomado unas cuantas cervezas y a falta de Anxo, que nuncale perdonaré junto con Rocinante, el haberse perdido ese viaje, teníamos aCorrales.Corrales, al igual que Anxo, era un chico muy serio y cabal, pero cuando setomaba tres copas perdía su papel de tipo serio y se transformaba en el sermás gracioso que te podías echar a la cara:Camarero:Corrales:Aqui é o Frango Piri-Piri, senhor.¡Sí, sí, muito Piri- Piri yo quiero!El Piri-Piri es una salsa preparada a base de guindillas picadas muy fritas, laponemos en aceite de oliva y la dejamos macerar, cuanto más días lasdejemos, más picará.A Corrales con unas cervezas de más, que por cierto, según el Atlético que leconocía bien, era la primera vez que tomaba alcohol, le resultó simpáticoesto del Piri-Piri y se echó todo lo que quiso al pollo y se lo tomó sinprotestar.Pensamos entonces que aquel picante sería suave, aunque prontocomprobamos que era una salsa muy picante y tan solo nos echamos unasgotitas en nuestro pollo.Luego fuimos a comprar provisiones, pensamos que nos saldría más baratollenar la nevera, la llenamos de comida, cervezas y botellas de todo tipo,estábamos asombrados de todo lo que podíamos comprar gastandomuchísimo menos que en España.También compramos unos puros habanos, tan baratos que no podíamoscreerlo y nos llevamos la compra a las habitaciones. Tras una buena siestahicimos nuestra primera cena universitaria en la que comimos y bebimostodo lo que quisimos, luego llegó el momento de explorar el terreno.De noche salimos camino del pueblo y comprobamos la habilidad de losconductores portugueses esquivando turistas ingleses que ya se recogían.- 25 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» He aquí un ejemplo de diferencia cultural, cuando los ingleses se recogían,nosotros salíamos de marcha, por fortuna, nuestros vecinos portuguesestambién preferían la noche para salir a divertirse.El Corrales marchoso cambió de registro, de repente, comenzó a hablar enportugués y se pasó la noche entera hablando así, aprovechamos lacircunstancia para que preguntara a los lugareños por una discoteca.Corrales:Portugués:Corrales:¿Uma discotecao por aquao bacalao?Esta rua é o clube Kiss.Muy abrigao, senhor.Al llegar a la discoteca nos encendimos todos nuestros puros y creamos unambiente londinense, bailamos, reímos, cantamos toda la noche y a lamañana siguiente nos faltaba Corrales, la última vez que le vimos entablandorelación con sus nuevos paisanos.El Atlético andaba muy preocupado y tratamos de tranquilizarle diciendoque ya llegaría, a la hora de comer apareció hablando ya español, nos contóque se despertó en el césped de un chalet junto a una piscina, arropado conuna manta, lo que no recordaba es cómo pudo llegar a ese lugar, algo quenunca llegó a saber.Creemos que alguno de sus paisanos le llevó a su casa y allí perdió elconocimiento, tal vez temiendo que pudiera enfriarse en su estado, lesacaron una manta y le arroparon, cuando despertó vino a toda prisa alapartamento.Después de comer y todos tranquilos por la feliz aparición de Corralesdormimos una siesta de catorce horas, despertando justo para la excursión alcabo de San Vicente, haciendo parada en Lagos para comer.Era algo más cara la comida allí, sin embargo preguntamos a unos lugareñosque nos recomendaron un bar escondido en una callejuela, nos sacaron unpescado riquísimo y en abundancia, yo me comí dos pescadillas bienhermosas pensando que solo me pondrían una.Cuando regresamos nos cenamos una mariscada para nueve con vinoblanco, cuando empezaron a sacar bandejas confieso que llegué a asustarme,sobre todo al ver el gambón rojo, producto que solo había visto por elmediterráneo y a unos precios desorbitados.Al traer la cuenta, nos sorprendieron una vez más nuestros vecinos con losprecios asequibles para la calidad del producto, quedé muy sorprendido deltrato maravilloso de nuestros vecinos, es uno de los lugares que tengo enmente repetir, aunque imagino que en cuestión de precios, todo habrácambiado bastante.Al regresar a Madrid me di cuenta que apenas no había intimado conAlmudena, ya se había apagado ese fuego que nos embriagaba.- 26 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 3. NoctámbuloVamos A Tocar A La Plaza Del PuebloEl año sabático es una utopía que ansiamos sobre todo en los momentos denuestra vida en los que el trabajo nos desborda, el cansancio nos hace cadadía más difícil madrugar y desearíamos nos tocara tan solo treinta mil eurospara comprar un año de libertad.En el año noventa y uno con tan solo veintidós años añoraba todo locontrario, trabajar lo antes posible y comenzar mi carrera profesional enaquello que había estudiado, en el mundo de la informática.Como suele pasar, no se logra lo que se quiere en el momento que se desea,de ese modo, aquel año me encontraba trabajando, pero en un trabajo queme estaba bien para compaginar con los estudios, aunque se me quedabacorto para ser mi única actividad habiendo terminado ya mis estudiosuniversitarios.Para llenar esos espacios retomé mi actividad musical, rebusqué en aquellugar de mi memoria en el que había aparcado mi repertorio musical, cree unrepertorio de canciones renovado, con otros matices e incorporando nuevostemas que había ido recopilando a lo largo de los últimos años.Otra de las actividades que retomé fue la lectura, recordaba aquella etapa demi vida en la que me aficioné a la lectura, en la que sufrí una transformacióny empecé a interesarme por aquellos libros que de niño me parecían unpetardo.Si Alan Poe era uno de mis escritores favoritos en mi adolescencia, indaguéen autores que no desentonaban en su género fantástico, como podía ser RayBradbury.Musicalmente hablando mi adolescencia la marcaron Los Chichos y LosChunguitos, sin embargo ahora exploraba la discografía de otro autor queme gustaba pero que no había comprado nada antes por no disponer dedinero, Antonio Flores.En aquella época en que ganaba poco dinero, que era mucho comparadocon mi economía estudiantil, me di el gustazo de comprar todos los libros ydiscos que me apetecía y de tanto leer y escuchar música reconozco quellegué a desbordarme.Entonces despertó en mí una faceta que hasta el momento estaba dormida,la composición de canciones, de este modo, a mi repertorio habitual dediferentes autores, pude añadir alguna creación de mi propia cosecha.Cuando alguien me preguntaba, ¿y esta canción, de quién es?, ya podía decircon orgullo, esta canción es de un cantautor que ha salido recientemente queaún no es muy conocido, es una canción de cosecha propia.- 27 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Debo reconocer que durante este año sabático me sentí bastante realizado,económicamente no tenía demasiado, pero tampoco necesitaba mucho más,y aunque aún no era consciente de lo que tenía entre manos, era poseedor dealgo que años más tarde no tuve, tiempo libre para hacer con él lo que meapeteciera.Con mucho gusto hubiera dosificado y repartido el tiempo libre del quedispuse aquel año a los siguientes de mi vida, no siempre se consigue elequilibro deseado y cuando te das cuenta, el mundo empresarial haabsorbido tu cerebro sin permitirte disponer de tan solo un instante parapoder crear lo que tú quieras.¿Para qué pensar en lo que vendrá?, si nos queda todo un año sabático paracrear todo aquello que nos plazca, nos podemos permitir el lujo incluso deno crear, es tiempo libre, disfrutémoslo y si nos da la gana, miremos la nocheestrellada de la sierra madrileña.Algo que deberían enseñar en la escuela es a gozar de la contemplacióncósmica, tenemos la inmensa fortuna de poder contemplar una ínfima partedel universo, pero es tan enorme, que jamás conseguiríamos alcanzar ni unasola de las estrellas que logramos ver, pero al menos la vemos, que no espoco.Mis conocimientos sobre astronomía son nulos, pero puedo pasar las horasmuertas contemplando esas lucecitas encendidas a las que llamamosestrellas, que unas noches son tímidas, pero otras se ponen de acuerdo paravestirse de luces todas.Un fenómeno de gran belleza es el de los meteoros que se iluminan al tomarcontacto con la atmósfera cayendo a gran velocidad en una trayectoriadescendente tomando una inclinación aleatoria, fenómeno quepopularmente denominamos estrella fugaz.Muchas noches fueron testigo las estrellas de mis canciones, solos eluniverso y yo, con esa peculiar manera de aplaudir, por medio de lluvias deestrellas o algún que otro destello, canciones dedicadas a quienes ya habíanhecho el último viaje, al público más numeroso que nunca antes de hayavisto.Si algo caracterizaba a los veranos de la noche serrana, era poder salir toda lanoche sin tener que dejar de ver las estrellas, podías pasar la noche enteracontemplando el más bello de los decorados, un cielo azul adornado deestrellas de un modo indecente.A última hora venía la parte de la noche en la que mejor me lo pasaba, era enla que sacábamos las guitarras y nos poníamos a cantar canciones de ayer yde hoy, formando un grupos que a veces llegaban a ser de treinta personas.Entre toda la gente que se apuntaba a nuestros particulares conciertos,siempre había alguno que sabía tocar y enriquecía el repertorio concanciones que nunca habíamos cantado antes.- 28 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Era la plaza del pueblo de Los Molinos testigo de estos acontecimientos enlos que gentes de todos los pueblos de los alrededores incluido Madrid, seunía para dar el último adiós a la noche y recibir el nuevo día.Qué mejor manera de recibir el día tras una noche de parranda quedespejarse en la piscina de la urbanización y luego bajarse a tomar un buenchocolate con churros en la churrería de Guadarrama.Fueron muchas plazas y muchos pueblos en los que se me pudo oír, sobretodo a ciertas horas en las que canta el gallo y de entre todas ellas, hubo unamemorable.Acompañado de Rocinante en un pueblo llamado Villarejo del Espartal,pueblo del que dicen los lugareños, lo componen cuatro casas y un corral, adecir verdad, que me perdonen sus habitantes si se ofenden por ello, pero lasensación que se respira allí es de pueblo abandonado.Me encontraba con Rocinante una madrugada como tantas otras en el barCien, uno de esos lugares que existían en Madrid antaño en los que te podíastomar una ración de oreja a cualquier hora de las veinticuatro que componeun día.De repente surgió la idea de ir a Villarejo del Espartal, no era la primera ni laúltima vez que se nos ocurría a esas horas, así es que fuimos primero a casade Rocinante a por las llaves del pueblo y luego a la mía a por las guitarras.Esta operación tuvimos que hacerla con gran sigilo para no tener que dardemasiadas explicaciones, pues de madrugada y con la lengua algo distraídano era el momento idóneo para informar de nuestra intención de ir a pasar elfin de semana fuera, era mejor dejar las explicaciones para cuando ya no haymarcha atrás, es decir, cuando ya hubiéramos llegado al pueblo.Debo presentar a un buen amigo encargado de llevarnos de aquí para allá entantas y tantas aventuras, no era otro que Toni, un seat 127 blanco quehederé de mi tía Mercedes, un coche pequeño pero duro y resistente.Cuando llegamos a un pueblo llamado Huete, me invadió el sueño y pese lasquejas del buen Rocinante, paré en la cuneta y me quedé dormido unascuantas horas, las suficientes para recobrar todos los sentidos para poderconducir en condiciones sin riesgos.Al llegar al pueblo fuimos a buscar a algunos de los paisanos de Rocinanteque vivían allí y compramos para hacer una paella, la casa de Rocinante erade nueva construcción y estaba próxima a la antigua casa del pueblo queestaba ya en ruinas.Entre medias de las dos casas quedaba un terreno muy adecuado para poderhacer la paella a fuego natural, nos organizamos de manera que mientrasunos se encargaban de preparar la comida, otros iban a por hielo y bebidas yyo me encargué de la parte instrumental, enchufé las guitarras y los micros alamplificador tirando un cable de la cocina al patio exterior.- 29 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Aunque puse mucho empeño en el acondicionamiento del sonido para lafiesta que iba a acontecer, no podía imaginar ni por asomo lo que horas mástarde ocurriría en aquel patio de un pueblo olvidado de la alcarriaconquense.Debido al olor de la paella, primeros toques de guitarra y que según lasinstrucciones que yo daba a los paisanos, micrófono en mano, respecto a laelaboración del guiso, todo indicaba que ya estaba a su punto de arroz.Acudieron lugareños de debajo de las piedras de modo que tuvieron quehacerse otras tres paellas más, encargo a cuenta de los nuevos paisanos queiban llegando.Los de la primera paella, una vez saciada nuestra hambre y sed, tomamos losinstrumentos en mano y comenzamos un concierto que duró hasta lamadrugada del día siguiente, cuando unos paraban, otros cogían losinstrumentos, no podía imaginar que ese pueblo tan pequeño encerrara tantomúsico por metro cuadrado.Para la cena se avivó el fuego sobre las cenizas de la comida con nuevosleños, se trajeron productos de la tierra, a saber, chorizos en aceite, morro ycareta de cerdo, morcilla, panceta, queso, vino, pan de pueblo y demásmanjares.Para beber se elaboró una sangría muy fresca y realmente deliciosa, hubo unmomento en que un paisano se arrancó a contar chistes y de ese mododescansaron los músicos, las risas y el jaleo podía oírse a varios kilómetros ala redonda.Es muy probable que a lo largo de toda la noche se sumara a la fiesta gentede otros pueblos, porque hubo un momento que se veía tanta gente dentrodel patio que costaba diferencia si no estábamos en alguna de las discotecasal aire libre de los pueblos de la sierra de Madrid.A la mitad de la noche se unió a la fiesta un anciano de unos noventa años,pensando que eran las fiestas del pueblo se metió en el patio, cantó, bailó yse metió para dentro un bocadillo de panceta y un par de vasos de sangríapara que entrara bien el bocadillo.El anciano se lo pasó en grande, pero tuvo la imprudencia de ponerse acantar micrófono en mano alguna melodía popular que hizo que su familiase percatara que se había escapado.Nos contó una nieta suya que había estado dando la lata todo el día con quequería salir a las fiestas, esperó hasta la noche en que se acostaron todos ycuando ya nadie podía impedirle su objetivo, se unió a la fiesta.Al día siguiente nos dijo su nieta que casi hubiera sido mejor dejarle en lafiesta porque se pasó toda la noche cantando y no dejó pegar ojo a nadie,uno de sus hijos, harto de no poder dormir, quiso llevarle de nuevo a la fiesta,aunque su nieta se negó rotundamente a que saliera de nuevo.- 30 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Aquella jam session del pueblo de Rocinante fue muy parecida a las sangríasque organizábamos en las inmediaciones del río Guadarrama, algo que habíavisto desde niño, cuando los mayores tocaban sus guitarras y cantabancanciones de paz en la roca de la anarquía.Los prados cercanos al río, cerca de la urbanización, se caracterizan portener piedras de gran tamaño aisladas de la vegetación, que venían demaravilla para poder asar unos chorizos y hacer una sangría quedandoresguardados de las frescas noches serranas.Una de ellas era la roca de la anarquía, la llamábamos así porque alguien unavez dibujó sobre ella la A de la anarquía, fue el lugar donde muchos añosfueron los que nos reunimos a cantar a la luz de la luna, con un bocadillo dechorizo en una mano y un vaso de sangría en la otra.La última sangría la recuerdo el verano del noventa y uno, catorce años mástarde de la primera vez que correteé por esos prados, con el presentimientode que tal vez fuera la última sangría en la roca de la anarquía, los tiemposestaban cambiando y ya éramos pocos los que aún cantábamos a la luna.La roca de la anarquía, una roca que nos había visto crecer, seguía ahíimpasible ante el paso del tiempo, riéndose de cómo habíamos cambiado ensolo quince años, mientras ella se mantenía intacta, conservando hasta lamancha negra donde hacíamos las chorizadas.Nos vio crecer y esa última vez se preguntaría dónde nos habríamos metidosestos últimos años, porqué ya nos íbamos a calentarla con nuestra presencia,dónde estaría el resto de culos calientes que en esta ocasión no habíanvenido a sentarse a su regazo, ¿estarían ya casados y con niños?Pero se equivocaba la roca si pensaba que el paso del tiempo nos habíaamansado, seguíamos siendo tan golfos o más que cuando éramos niños y ledimos un recital difícil de olvidar, con canciones de las de antes y nuevascanciones, con voces y risas antaño de pito y ahora graves.Voces no menos ingeniosas y graciosas que cuando de niños le dábamos elpaquete de tabaco para que nos lo guardara, voces que antes no apreciabanel latir de su corazón, pero ahora comprendían que la roca de la anarquíasiempre había estado viva.Sentía tanto la presencia de la roca de la anarquía que en un momento mepareció estar conversando con ella, no era una conversación usual, pues solohablábamos los dos, era un diálogo en el que nuestras mentes entraron encomunicación:Roca:Miguel:Roca:Miguel:¿Dónde habéis dejado las mujeres?Nunca vinimos con mujeres, ya lo sabes.Otros vienen con chicas, ¿por qué vosotros no?No me paré a pensarlo, tal vez seamos muy feos.- 31 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Efectivamente era algo que echaba de menos en aquella última sangría en laroca de la anarquía, ¿por qué estábamos solo chicos?, si otros grupos eranmixtos, reflexionaba cuál sería la causa de estar solo chicos.En realidad, más que buscar una explicación lógica de lo que habíamotivado que en esos quince años no hubiera habido chicas en el grupo delos enanos, lo que tenía allí, en ese instante, tras conversar con la roca, eranganas de sentir el abrazo de una chica.Recordaba entonces a Almudena y con ella, a todas las chicas que pudieronser y no fueron, la roca me había dado una respuesta segura, el motivo de noestar en ese momento con una chica no era por ser poco atractivo, ni pocointeligente, tan solo era circunstancial.El pensamiento de que eran las circunstancias, de cómo había transcurridomi vida, las que hacían que no estuviera allí junto a Maite, Sonia, Nuria,Esther o Almudena, hacían que mi voz arrancara un quejido melancólicomientras entonaba tristes canciones de amor.Si hubiera sabido en aquel momento, que las circunstancias no son eternas,hubiera descansado sobremanera y probablemente hubiera motivado mialegría, pero solo pensaba en la realidad, que tenía veintidós años y aún nohabía conocido a mi gran amor y pensaba que de seguir esa trayectoria,posiblemente me quedara para vestir santos.Si la vida fuera como escribir un libro, ahora juego con la ventaja de escribirsobre un sentimiento que viví entonces, sé que el amor puede llegar pronto,tarde o nunca, pero es absurdo sentirse triste porque no llegue, podríamospasar nuestra vida completa de melancolía esperando que llegara sin obtenernuestro ansiado objetivo.El amor no llega, tal vez ese último día en la roca de la anarquía locomprendí, porque comencé a pensar en lo inútil de la melancolía, si tesientes solo, hambriento de amor, al igual que cuando tienes el estómagovacío, tienes que saciar tu apetito y tu sed.El hecho de cambiar el modo de buscar el amor, apartando la melancolía osentimientos absurdos como creerte inferior porque te estás quedando calvoo te ha salido un grano en toda la frente, no hizo que encontrara deinmediato el amor que buscaba, pero al menos, me divertí mientras loencontraba.Desde aquel día, no hubo mujer que se cruzara por mi camino que mehiciera sentir algo, que se quedara con las ganas de saberlo, claro está,obviando hacer ningún tipo de comentario a aquellas que tenían pareja oestaban casadas.Gracias al respeto que me han inspirado las relaciones, nunca he sido motivode ruptura alguna, todas las chicas a las que les he expresado missentimientos eran solteras y sin compromiso, debo reconocer que, sobre todolas primeras veces, era demasiado directo expresando mis sentimientos.- 32 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTECollado MedianoHoy es un día triste o alegre, según se mire, un cantautor nacido una nochedel frío invierno madrileño hoy ha emprendido el viaje a ese lugar del quenos separa un muro, aquel que no podemos ver aunque sabemos está ahí, alotro lado que los mortales no conocemos, mi admirado Antonio Vega.Un lugar del que nada sabemos, pero intuimos que es la nueva casa dondehabita el alma, donde los que van se olvidan de su equipaje, desnuda el almacomienza una nueva vida en la que el dolor y el sufrimiento no existen.Sirva mi particular homenaje hoy, doce de mayo del dos mil nueve, a aquelcuyas canciones apaciguaron mi alma cuando me abordaba la melancolía,como también lo hicieron las canciones de Enrique Urquijo, que diez añosatrás emprendió el mismo viaje.El año noventa y uno incorporé a mi repertorio, una canción que Antonioacababa de sacar del horno y que había escuchado en la radio, se titulaba sedejaba llevar por ti y me encandiló desde el primer día.Como era el mes de septiembre y por esas fechas en la sierra ya comienza arefrescar, nos fuimos de marcha a una discoteca cubierta que había enCollado Mediano, el tipo de música no nos convencía mucho y nos salimosal coche a escuchar la música que llevábamos en las cintas de casete.Para acompañar al éxtasis que nos producía la música, improvisamos unascajas rumberas y comenzamos a dar golpes donde fuera a ritmo de lamúsica, entonces tocó en mi ventanilla un señor con gorro de dormir.No tenía cara de muy buenos amigos, así es que bajé la ventanilla muydespacio, entonces el noctámbulo comenzó a vociferar e intentó meter lamano dentro del coche, a lo que ni tuve más remedio que pillarle una mano,al abrir de nuevo, la sacó y así pude cerrar la ventanilla del todo.- 33 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» La verdad es que el pobre hombre tenía razón que no eran horas de ponersea cantar habiendo gente durmiendo por los alrededores, dejamos gruñendoal pobre hombre desvelado y nos fuimos con la música a otra parte.Gran parte de culpa de que ame la naturaleza es haber pasado mucho tiempoen la sierra de Madrid, mi válvula de escape, el lugar donde escaparse delmundanal ruido.Con veintidós años aún no conocía el mundo empresarial al fondo, tan solocomenzaba a asomar la cabeza tímidamente en una importante empresa detelecomunicaciones, al menos eso rezaba el anuncio que vi en un periódicode tirada nacional que me ofreció la oportunidad de trabajar.En el año noventa y uno pocos los que tenían internet, a decir verdad, nadie,el perfil de persona que tenía ordenador en casa era lo que ahora se da porllamar friki (del inglés freak, que significa extraño, extravagante).Yo no tenía muy claro el término friki hasta que un día un compañero de uncurso del inem (oficina de empleo en España) se autodenominó así,entonces mi idea de friki era la que tenía los personajes con vestimentaextravagante que se puso de moda sacar a diario por televisión hace algunosaños.Me llamó la atención que este chico se denominara friki, su forma de vestirera normal y no decía sandeces, como solían hacer los personajes televisivos,entonces mi compañero me explicó que el término friki engloba a más genteque a esos personajes televisivos tan extravagantes.Es un estilo de vida, una cultura de personas apasionadas por la cienciaficción, fantasía, comics, videojuegos e informática, es decir, que se puededecir que yo he sido friki pues me encanta la novela de ficción.Sin embargo, aunque he sido informático durante veinte años de mi vida, nopuedo decir que nunca haya sido un apasionado de la informática, de hecho,he llegado a aborrecer esta profesión, o por lo menos el entorno laboral y losaires que se respiran en el panorama del sector de los servicios informáticosespañoles.Me produce gran animadversión ese mundillo de listillos prepotentes querodea al sector informático, de no haber contado con aquella válvula deescape no se que hubiera sido de mi, el contacto con la naturaleza me hacíavolver al mundo real, aún había un lugar en la comunidad de Madrid dondepoder respirar aire puro y limpio, la sierra.Aún me cuesta comprender que siendo desde niño un trovador de asfalto, unjuglar que cantaba con ironía las injusticias sociales, la invasión del mundoempresarial y de las grandes computadoras, acabara absorbido de lleno porese mundo inhóspito y hostil.Recuerdo como una de las canciones de mi repertorio comparaba losordenadores con animales muertos, ¡que comparación más acertada!- 34 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Desde Collado Mediano a Guadarrama se tarda bastante poco en coche, ymuy pronto estuvimos de regreso en la urbanización, mis amigos se subierona dormir a casa de mi amigo Don Quijote, el otro amigo que compartió estaetapa de mi vida conmigo.En ocasiones mis dos amigos Don Quijote y Rocinante participaban en lasnoches de marcha serranas, así fue aquella noche, y aunque Rocinante notenía casa en la sierra, cuando al final de la noche nos fuimos para felizdescanso de los noctámbulos, Rocinante prefirió volverse a la discoteca.Como Rocinante tampoco tenía coche y no hubo manera de convencerle deque se viniera con nosotros, tuvo que regresar a la urbanización andando, sien coche se tarda poco desde Collado Mediano a la urbanización, andandose tarda un poquito más, vaya, que hay un buen paseo.Yo preferí no entrar en casa de Don Quijote a dormir y tumbarme detrás delbloque de viviendas se su casa, donde había un depósito de gas bajo tierradel tamaño de un bloque de viviendas.Era buen sitio para contemplar las estrellas porque el depósito de gas,aunque enterrado, sobresalía del nivel del suelo y recubierto de césped, eramuy cómodo para mirar al cielo, tumbado pero con la cabeza incorporada,de este modo mi cuerpo permanecía tumbado en ángulo de 120 grados.No dejaba de ser irónico estar tumbado sobre un depósito enorme de gasmirando las estrellas, porque de llegar a explotar, hubiera llegado a ver lasestrellas literalmente, esa sensación de peligro daba un ambiente desuspense muy apropiado para contemplar el cosmos.Mientras me encontraba contemplado las estrellas, pude oír algún animalescarbando en la tierra, supuse que se trataría de un topo, pues el subsuelode la urbanización estaba infestado de estos roedores, a los que como a mí,les encantaba la piscina.Muchos mañanas se podía ver en la piscina los restos de las juergas de misamigos los topos, pues dejaban el suelo lleno de agujeros y en ocasionesalguno se animaba a darse un bañito, con el inconveniente de que luego nosabían subir por las escalerillas y acababan ahogados.Entonces le vi mirándose con esos ojos saltones, y ese par de orejas, perome parecía algo extraño, un topo no tenía ese aspecto tan gracioso, ademáslos ojos no ven un pimiento y mi amigo estaba observando atentamente,entonces me vino a la memoria un documental de televisión, era un Eliomysquercinus.No traté de acercarme a él, contemplé un rato su simpático aspecto ycontinué mirando hacia el cielo, pude oír como continuaba escarbando en latierra, posiblemente en busca de algo de comida y yo me puse también a lomío, pensé en el nombre popular de mi nuevo amigo, uno de los nombres deanimal que más gracia me hacen, aún no sé muy bien por qué razón, tal vezpor su extraño nombre, hablo del popularmente llamado lirón careto.- 35 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTEVaya careto que tiene el lirón careto, si los roedores por tradición suelenproducir miedo y rechazo, sin embargo mi nuevo amigo tenía cara debuenos amigos, al menos carecía de dobles intenciones, su cara era el reflejode su alma, no interpretaba ningún papel, cosa que no podemos decirmuchos humanos.Pasé un rato agradable en contacto con la naturaleza , una vez que meempaché de naturaleza subí con aires renovados a la casa de Don Quijote yde camino me encontré con Rocinante que venía refunfuñando por habertenido que hacer el camino de regreso caminando.El careto de Rocinante no es tan gracioso como el del lirón careto, porcuestiones varias, entre otras los derechos de imagen, no voy a hacer pasaren mal trago a los lectores de tener que ver el careto de Rocinante, desdeluego mucho menos agradable del que ahora mismo están ustedes viendo.Al darse cuenta Rocinante que me importaba poco sus comentarios porhaber tenido que regresar a pie, teniendo en cuenta que le habíamos avisadode que había una tirada andando haciendo caso omiso de nuestrasadvertencias, sacó un tema que sabía que no me gustaba.Cuando estaba pensando que además no le había venido nada mal el paseo aRocinante hacer algo de ejercicio, me dijo que él no había tenido mi mismasuerte de que sus padres tuvieran una casa en la sierra.Sabía por dónde iban sus comentarios, ya hicieron el mismo comentario enotra ocasión él y un compañero mío de trabajo un día que salimos porMadrid, lo decían en sentido peyorativo, dando a entender que yo pertenecíaa una clase diferente por tener mis padres un piso en la sierra.Yo que siempre he estado en contra de todo tipo de injusticias, que desdeniño había cantado a los cuatro vientos canciones protesta hablando dederechos y de libertad, ahora era señalado con el dedo porque mis padrestenían un piso en la sierra.No di tregua, les dije que si mis padres tenían ese piso, era a fuerza detrabajar duro, que nadie les había regalado ni uno solo de sus ladrillos.- 36 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» SevillaApasionado por la música llegó a mis oídos que se celebraba un festivaldedicado a mi instrumento preferido al que estaban invitados artistas detodo el mundo, la única pega es los conciertos eran durante la semana en laciudad de Sevilla.Podrían llegar a pensar que todos los amigos que tuve eran del estilo deRocinante y Don Quijote, no fue así, hubo amigos verdaderos, no enabundancia, pero alguno había, entre ellos estaban Manolo, Luis y mihermano Javi.Por aquel entonces trabajaba, pero mi trabajo era tan flexible que podíasincluso tomarte algunos días de permiso no retribuido por una causajustificada, vamos, que te firmaban la baja voluntaria y cuando teincorporabas se daban de alta.El hecho de asistir a un acontecimiento legendario al que asistiríanguitarristas de todo el mundo, era para mí, amante de la guitarra donde loshaya, motivo más que justificado para ausentarme del trabajo durante unosdías.No es que mi ausencia pudiera considerarse fraude porque no cobraría losdías que faltara a trabajar, pero no me parecía adecuado dado el caráctereventual de mi empleo, justificar mi ausencia con la asistencia a unosconciertos, así que pensé en un argumento algo más convincente.Se me ocurrió la excusa perfecta, dado que había finalizado mi carrerauniversitaria de informática, me había enterado de unos cursosimportantísimos para complementar mis estudios, pero con la mala fortunade que se impartirían en Sevilla.Cuando le expuse al responsable el motivo de mi ausencia, le pareció muybuena idea y me felicitó por la iniciativa, de este modo todos contentos, y notardé en llamar a Luis confirmándole que podía ir a los conciertos.Mi hermano Javi y Manolo tuvieron que quedarse a trabajar, aunque elsábado vendrían al último concierto. Luis y yo pudimos asistir además losdos días dedicados al blues y el jazz, con estrellas del calibre de B.B. King,aunque en particular para mí el plato fuerte era el maestro, Paco de Lucía.Disfruté de cada uno de los conciertos, sentía en las venas el toque de cadauna de las cuerdas, pero la intervención de Paco de Lucía fue para mí la másbrillante, era la primera vez que veía a Paco en directo, aunque nuncaimaginaría que un día llegaría a estrechar su mano.He tenido ocasión de escuchar de nuevo su interpretación de «El Pañuelo»,mi sorpresa es que antes de empezar a tocar, he oído a alguien gritar y esavoz me resulta muy familiar, en el momento preciso en que todos callan, seoye de repente ¡Viva Paco!, entonces mi mente viaja en milésimas desegundo a aquel lugar, ese que gritaba no era otro que yo.- 37 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Años más tarde me encontraba en un bar llamado el Candela con mi maestroCarlos Habichuela tomando una cerveza y hablando de la vida, comosolíamos hacer en bastantes ocasiones tras terminar cada una de lasmagistrales clases que me daba.Entonces me dijo Carlos que me iba a presentar a un amigo, era un señormuy moreno con barba frondosa que llevaba sombrero, no le conocía por loque le saludé alegremente como solía hacer con todos los amigos que mepresentaba el maestro.Mi sorpresa vino cuando le miré de cerca a los ojos, le reconocí deinmediato, sentí un escalofrío que me recorría desde la mano hasta la puntadel dedo gordo de los pies acentuándose en el cogote.Por un momento quedé sin habla y el amigo de mi maestro, posiblementeadvirtiendo mi sorpresa, me acercó una banqueta y me invitó a sentarme,estuve escuchando atentamente aunque aún algo aturdido.Era el mismo al que grité de lejos, ¡Viva Paco!, en aquel concierto celebradomuchos años atrás, realmente no llegué a hablar, no me atrevía a decir unapalabra, pero sentí una enorme alegría de haber estrechado la mano del quedurante muchos años fue mi guitarrista preferido.Durante esos dos conciertos en Sevilla pude conocer mejor a mi amigo Luis,realmente solo habíamos ido a alguna excursión porque nos conocíamosdesde hacía poco tiempo, me di cuenta que era un amigo auténtico, uno delos pocos amigos de verdad que se han cruzado por mi camino.Tras el segundo día de concierto regresamos a Madrid porque Luis tenía quehacer algunas gestiones y el sábado regresamos a Sevilla, pero esta vez con lainestimable compañía de Manolo y de mi hermano Javi.En aquellos años podía tener cierta afición al flamenco, aunque escasosconocimientos, no era capaz de distinguir entre una soleá un unosfandangos, aunque si podía apreciar la destreza de grandes como Paco.Pero de lo que tenía más conocimientos y de lo que era un seguidoracérrimo, era del rock, el sábado era el día dedicado al rock, una fiestainolvidable en la que pudimos gozar de la presencia de grandes figuras delrock concentradas en el mismo escenario, desbordando arte a raudales.Al año siguiente era la expo de Sevilla a partir de la cual los precios sedispararon, pero aún entonces se podía ir de tapas por la capital hispalensepor un precio asequible, llegamos justo a la hora del aperitivo sobre la una ymedia de la mañana.Estuvimos tapeando desde que llegamos hasta la hora que comenzaba elconcierto, la temperatura era ideal porque estábamos en octubre, menos malque no fue en pleno verano, porque si dicen que Córdoba es la sartén deEspaña yo diría que Sevilla es cazuela de barro, cuando el calor aprieta nosabe uno donde meterse, sino me creéis preguntad a un sevillano.- 38 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Si los dos días de blues y jazz fueron geniales, aquel día en el que nosjuntamos cuatro amigos roqueros, la fiesta estaba asegurada, era algo quesabíamos que no se volvería a repetir y que muchos de los artistas quepasarían iba a ser la única vez que los veríamos en directo.Para promocionar la expo servían las bebidas en unos recipientes de plásticocon pajita, en principio pensado para refrescos, aunque al proponerles la ideade servirnos los mismos de cerveza no les pareció mal.Así es que coleccionamos una enorme cantidad de recipientes que teníandibujado un muñeco, según tengo entendido era la mascota de la expo y mevinieron estupendamente para tomarme grandes batidos de cacao con leche.Disfrutamos de la música todo el concierto, hubo de todo, desde la baladaMore Than Words de Extreme a las guitarras de Steve Vai, Joe Satriani oBrian May escupiendo fuego.Leo en foros de internet que los que ahora tiene veinte años hubieran dado loque fuera por haber estado allí, realmente saben lo que quieren, porqueaquello fue algo más que palabras, como reza la canción de Extreme.Son acontecimientos que te hacen valorar más si cabe aún lo que he vivido,momentos que sabes son irrepetibles e inigualables y como no homenajeardesde mi libro a aquella cadena de música a la que siempre llamaba undespistado confundiendo la cadena con una agencia matrimonial.La cadena del váter, gente que desinteresadamente ofrecían su trabajo poruna causa común emisor receptor, locutor oyente, la pasión por la música, ostengo que dar las gracias por todos los momentos que me ofrecisteis quehicieron mis estudios universitario muchísimo más llevaderos.No sé si puede llegar a hacerse una idea el lector lo puedo llegar a admirara las personas desinteresadas, que ofrecen su servicio a un bien común, yasea el misionero, el locutor de una cadena pirata, el médico o escritor, genteque disfruta ofreciendo su esfuerzo, que tiene verdadera vocación.A este tipo de personas, no les mueve una ideología determinada, no sonclasistas ni discriminan a aquel que no comparte sus ideas, ¿cuántosmisioneros habrán llegado a decir en algún momento de su trabajo, quéimporta que a los que ayudo crean en Dios o en la tierra fértil, si lo querealmente importa es que tengan que comer, con que asearse y medicinaspara curar sus enfermedades?¿Cuántos médicos habrán metido en su consulta gente sin recursos,sabiendo de antemano que no les van a poder pagar, a drogadictos, aalcohólicos, si saben que su mayor recompensa es aliviar su dolor?¿Cuántos escritores o locutores de radio hay que trabajendesinteresadamente, por amor al arte, porque saben que a alguien le llega sumensaje, que hacen su trabajo con pasión, llegan a casa, se quitan el monode trabajo sudado y se ponen ante el público, a darles gloria bendita.- 39 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 4. El CurroMi Gran EnfadoEl año noventa y dos a mis veintitrés años me encontré casualmente al salirdel trabajo con Lucía, una chica que conocí en una discoteca de Madrid delmodo más extraño que jamás había conocido a nadie, directamentecomiéndonos a besos.Lucía era extremadamente bella, recuerdo que era alta, más que yo, debíamedir 1’83, era también delgada para su estatura pero bien proporcionada, deconstitución fuerte, pura fibra, de ojos azules y rubia natural.Cuando se acercó a mí en aquella discoteca y sin mediar palabra comenzó abesarme, pensé que tal vez aquello era una apuesta que había hecho con susamigas o tal vez alguna broma, pero como era tan extremadamente bella noprotesté y me limité a disfrutar del momento.Cada vez estaba más convencido de que aquello era una broma porque ellano paraba de mirar de reojo al grupo de personas con las que vino, y cuandotrataba de hablar con ella, me tapaba la boca con la suya, tan dulce que nopodía resistirme y me dejaba llevar como pluma al viento.Entonces pronunció la primera frase invitándome a irnos a un sitio dondeestar solos, algo que estaba deseando, al menos para poder hablar un pococon ella y al menos poder conocernos mentalmente, pues físicamente pocoquedaba por saber.Me habló de ella y me sorprendió que era muy tímida, no podía entendercomo una chica que se ruborizaba cuando le preguntaba algo tan trivialcomo qué estudiaba, fuera la misma chica que me había estado besando conpasión durante toda la noche en la discoteca.Me dijo que estaba el fin de semana sola porque sus padres habían salidofuera de Madrid y que si me apetecía que hiciéramos una fiesta en su casa ybrindar con champagne, que no importaba si no tenía dinero, pagaba ella atodo, dicho lo cual se puso su cara roja del mismo color de mi jersey.Era extraño su comportamiento, era una mujer de una belleza tan grandecomo su timidez y sin embargo me estaba invitando a subir a su casa abrindar con champagne, mientras pensaba en lo raro que era todo esto, mevolvió a besar y esta vez noté mucho calor en su cuerpo.Fuimos a una tienda que abren veinticuatro horas y me sonreí al ver laselección de productos de Lucía, entonces le advertí si era verdad quepagaba ella, pues yo no podría pagar aquellas exquisiteces, me respondióafirmativamente.En realidad si podía pagarlo, pero si era cierto me quedaría el resto del messin blanca, eran productos no permitidos para mi bolsillo.- 40 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Tomamos un taxi hacia su casa, un trayecto que hubiera deseado no hubieraacabado nunca, parecía querer retenerme con sus besos como si temiera queme fuera a echar atrás en el último momento.Desde mi posición podía ver al taxista que estaba más pendiente de lo quepasaba en el asiento de atrás que de la conducción, estando a punto dechocarnos en numerosas ocasiones.Si la belleza de Lucía era impresionante, la casa donde vivía no lo era menos,estaba situada en el barrio de Arturo Soria, al llegar a la puerta de aquellamansión apareció un señor mayor de pelo blanco, con mucha elegancia ycorrección nos abrió la puerta, era el mayordomo.Ordenó al mayordomo que el servicio le preparara la cena y la subiera a sudormitorio, asintió el mayordomo con la cabeza y me pidió mi abrigo paracolgarlo en un armario tallado con motivos religiosos de ébano.Pasamos por un patio interior donde había unos sillones que daban ganas detumbarse en ellos, de hecho tomé asiento en uno de ellos, a lo que Lucíaprotestó diciendo que no me sentara en el sillón de Luisito, un pastor alemánque por fortuna se encontraba en ese momento en el jardín exterior.Pasamos a una sala de estar, la decoración era del gusto más exquisito, medaba la sensación de estar visitando un museo, mientras contemplaba conadmiración los cuadros, el mayordomo adivinó la duda que tenía:Mayordomo: Un Rembrandt auténtico, ¿Qué tomará el señorito?Me parecía del todo ridículo dirigirse a mí como «el señorito», pero dichopor aquel señor tan correcto y expresivo, sonaba bien, leí en su miradainteligencia y complicidad desde el primer instante en que le vi, podríaparecer extraño, pero me caía incluso mejor que la anfitriona.Miguel:Una cerveza señor, muy amableLucía puso un disco techno que no me gustaba, pero tampoco protesté,desde que habíamos entrado en la casa, tal vez por la presencia del servicio,no me había besado Lucía ni una sola vez, ya echaba de menos esos besostan dulces, pero a falta de ello, vino la cerveza con un aperitivo que tal vezleyó en mi mente el mayordomo, jamón serrano de pata negra.Lucia y yo comenzamos a charlar, fue el momento de la noche en que mástiempo estuvimos hablando, conociéndonos, hablando de nuestras familias,aunque yo adivinaba que algo rondaba en su bella cabecita, algo lepreocupaba pero preferí mantenerme discreto.El mayordomo nos dijo que ya estaba todo listo en el dormitorio, Lucía ledio las gracias y le dijo que no nos molestara nadie, ya les avisaría cuandonecesitara algo. Lucía me tomó de la mano y me dirigió por una casa de laque no sería capaz de encontrar la salida por mí mismo y entramos en lo quepodría ser el dormitorio de la pantera rosa.- 41 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» No tuve necesidad de preguntar a Lucía cuál era su color preferido, el rosainvadía la totalidad de la habitación, al volver a estar solos, regresaron losbesos y abrazos tan añorados.Los detalles de la mesa que habían preparado para cenar podrían indicar queestábamos en un restaurante de lujo, de no ser porque el rosa te recordaba entodo momento que estabas en el dormitorio de Lucía.Cené productos que sabía que probablemente nunca más los volvería aprobar, y me preguntaba que cuál sería el postre de una cena tan deliciosa,noté en la mirada de Lucía que la preocupación había desaparecido, su caraestaba tan roja que parecía iluminar la habitación.Se levantó y puso un disco, pensé que tal vez me volvería a torturar con susgustos musicales, pero me sorprendió gratamente con Voces de Primaverade Johann Strauss y me tomó de la mano para bailar.El rojo de sus mejillas pareció suavizarse cuando nos tomamos de las manospara bailar, como si parte de su calor fuera absorbido por mi cuerpo, nosservimos champagne francés, la primera vez que lo probaba y realmenteenamoró mi paladar.Trajo en una bandeja el postre, fue toda una sorpresa porque ese postre síque lo había probado antes, apenas ya recordaba el lugar donde lo habíaprobado por primera vez, fue de niño, una de esas veces en que salíamos lafamilia a comer a un restaurant, pude observar con detenimiento supreparación, me impresionó que el camarero sacara un encendedor delbolsillo y flambeara el postre tras rociarlo de ron.En la operación de flambeado el camarero se chamuscó el bigote,circunstancia que provocó que riéramos sin parar mis hermanos y yo,además del espectáculo tan divertido que acabábamos de presenciar, elpostre estaba realmente delicioso.Cuando conocí a Lucía llevaba bigote siendo mi aspecto parecido acualquier mafioso del cárter de Medellín, le pedí a Lucía que tuviera cuidadoal flambear el postre, no fuera a chamuscarme el bigote.De todo lo que pude decir esa noche, es lo que más gracia le hizo porque dela risa ni podía encenderlo, tuve que encenderlo yo, al taparme el bigote paraevitar que se me chamuscara, Lucía se cayó al suelo de la risa, sospecho quedebió ser la vez que más se había reído en su vida y eso me hizo feliz.Tras el postre, inevitablemente venía a mi cabeza si tal vez habría unsegundo postre, volvimos a bailar, esta vez Love Theme de Vangelis, temaque desató la pasión, llegué a pedir a Lucía que me pellizcara, puesrealmente dudaba si todo aquello era real.Lucía me trajo un pijama, protestó cuando me dirigí hacia el cuarto de bañopara ponérmelo, entonces, le señalé mis partes y comprendió de inmediato,se tapó la boca con la inocencia de una niña que acaba de romper un plato.- 42 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Le digo a Lucía que si no le importa que me dé una pequeña ducha, ellavuelve a reír y me dice que vale, no le importa, me doy una ducha de aguafría que me viene de maravilla, me pongo el pijama y salgo del cuarto debaño.Mientras ha sacado otra botella de champagne de la nevera que tiene en eldormitorio y me ha puesto un poco bien fresquita sobre la mesilla de noche,me dice que ella se va a poner más cómoda y se va a duchar también porqueestá muy acalorada, le digo que intentaré esperarla despierto porque la camaes tan cómoda, me tira un almohadón a la cabeza.Mientras ella se pone cómoda, me pongo a pensar en la decoración, a pesarde estar todo exageradamente recargado de color de rosa me parece estardecorado por una mano profesional, pues cada componente de la habitaciónestá perfectamente conjuntado guardando un equilibrio entre las diferentestonalidad, eso sí, siempre de color de rosa.Hace su aparición Lucía con un conjunto de lencería roja que realza másaún su belleza y muestra una perfección en su cuerpo que antes solo podíaimaginar, entonces viene caminando despacio hacia la cama y se tumba a milado sin quitarse sus zapatos de tacón rojos.Noto que su corazón late a la velocidad que late el corazón de un bebé, latomo entre mis brazos y le pido que se tranquilice, que me cuente porqueestá tan nerviosa, puede confiar en mí que no me ha chamuscado el bigotecon el suflé de Alaska.Entonces rompe a llorar, se abraza a mí y me dice que soy muy buenapersona, me da las gracias por respetarla tanto y me dice que el motivo deque esté tan nerviosa es que es su primera vez, aún no se había acostado conningún chico.Entonces le digo, aunque todas las fibras de mi cuerpo me dicen locontrario, que es una elección muy personal y que debe pensarse muy biencómo, dónde y con quién desea que sea su primera vez.Me sonríe y me empieza a comer a besos, si sentir su boca en mi boca eracomo degustar un bombón de chocolate, la sensación que me producíasentir sus besos por todas las partes de mi cuerpo era comparable conalcanzar el Nirvana.Por un lado temblaba su cuerpo, se sonrojaba cada vez que me miraba ydejaba entrever que era una mujer tímida, que le alteraba mucho descubrir loprohibido, pero a su vez, su estado de excitación que se notaba en cara porode su piel, le impedía parar de comerme.La volví a abrazar y sentí la necesidad de tranquilizarla, mi cuerpo estaba apunto de estallar y en varias ocasiones estuve a punto de perder el control ysatisfacer lo que cada célula de mi cuerpo me pedía a gritos.Pero entonces, era mi alma la que estaba llevando el control de la situación.- 43 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Ella vuelve a agradecerme mi sensibilidad, dice que de lo sensible y buenoque soy, se excita aún más, entonces me dice que hay algo que llevapensando un rato pero no se atreve a decirme, que si puede pedirme unfavor.Ya intuía yo que todo aquello no era normal, cada una de las partículas de micuerpo me estaba llamando calzonazos, pero aún así mi mente seguíallevando el control, entonces, le dije, claro Lucía, dímelo, lo estabaesperando.Imaginaba que me diría que estaba enamorada de otro chico, que todo habíasido un error, y aunque mi cuerpo me estaba fustigando por ello, mi alma mefelicitaba por tener el valor de manejar una situación en la que pocoshombres hubieran sido capaces de mantener el tipo.Entonces fue cuando muy al contrario de lo que me esperaba, me dijo quedesde que era una adolescente tenía una fantasía, un sueño, que muchasveces había soñado una fantasía sexual y que el protagonista era idéntico amí.Vaya, pensé, parece que aún no está todo perdido, mi sorpresa fue supetición, deseaba darse una ducha conmigo, lo había deseado tantas veces, yera tal su estado de excitación que no me hubiera pedido tal cosa de nosentir un deseo incontrolable de sentir mi cuerpo junto al suyo bajo el agua.Entonces le respondí con los ojos, la tomé en mis brazos, no se di debido alcúmulo de adrenalina de mi cuerpo, pero me parecía estar levantando unapluma y la llevé en volandas hacia el cuarto de baño, entonces me parecióque su pelo tenía un tono rojizo y le dije, ¿eres pelirroja?Me sonrió y me dijo que sí, que se daba un tinte que se quita con la ducha, leda vergüenza teñirse de rubia y que sus padres la vean así, así es que se da eltinte cuando ellos no pueden verla.Le dije que a mí me gustaba más de color natural, era más auténtico ymientras decía eso me tapó la boca con otro beso, estaba feliz y contenta deestar a punto de ver cumplido uno de sus sueños más ansiados.Cuando llegamos al cuarto de baño, no se crean que fueron pocos pasos,pues la habitación era bastante grande, la incorporé en el suelo y noté quenuestra piel se separaba con dificultad, era como si nuestros cuerpos sehubieran fundido por un momento.Llegaba un momento delicado, cuando ella se quitó la lencería pude ver elcuerpo más bello jamás visto y me tocaba ahora a mi pedirle un favor, quepor favor fuera calentando el agua, que me daba vergüenza que me vieradesnudo en mi estado de excitación, ella se volvió a tapar la boca y dijo, Diosmío, y se metió dando saltitos infantiles dentro de la ducha.Me encontraba en un estado de excitación tal que ni siquiera yo me atrevía acontemplar mi cuerpo desnudo, especialmente de cintura para abajo.- 44 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Antes de entrar a la ducha le pedí que por favor cerrara los ojos y los abrieracuando nos fundiéramos en un abrazo, ella dijo que estaba de acuerdo, asísería como si estuviera soñando y al fin despertara de aquel sueño y loconvirtiera en realidad.Nos fundimos los dos en uno, resbalaba el agua sobre nuestros cuerposunidos y el vapor del agua, el jabón, los besos, las caricias hicieron el resto,estuvimos más de una hora dejando correr el agua sobre nuestros cuerposcandentes.Era tal el grado de excitación que teníamos que cada beso, cada roce de supiel con la mía era acompañado de un inevitable gemido, la pasión de losbesos era descontrolada, ya no había espectadores, estábamos solos ella, elagua y yo.Entonces llego el Nirvana, una sucesión de convulsiones totalmente libres,su cuerpo temblaba a un compás, el mío a otro totalmente diferente, elestallido de calor que produjo este fenómeno era comparable al momentoinminente de la erupción volcánica.Estallamos los dos y poco a poco nos fuimos tumbando en el suelo de labañera, apenas podíamos tener nuestros cuerpos en pie, dejamos que el aguasiguiera corriendo para sofocar nuestros corazones que aún latían a ritmo demambo.Permanecimos otra hora tumbados en la bañera, su cuerpo sobre el mío, unay otra vez me decía, esto ha superado mis sueños, nunca imaginé que elresultado fuera este, soy tan feliz, yo sin embargo, la miraba y sonreía,apenas tenía fuerzas ni para hablar.Al fin nos incorporamos y regresamos a la cama ya despojados de lasincómodas vestimentas, abrazados nuestros cuerpos en uno nos volvimos abesar, sacamos de la nevera fresas y nata, otra botella de champagne ychocolate.Cuando creíamos estar exhaustos, el éxtasis recorría de nuevo nuestrasvenas, esto nos permitió que jugáramos al juego del amor hasta bien entradala mañana.Entramos en un profundo sueño, fundidos en un abrazo, un sueño tanprofundo que mi siguiente recuerdo fue despertar ya de noche, y oír a Lucíapidiendo al mayordomo el desayuno, a lo que él respondió, será la cena, elladijo, bueno eso, estuvimos cenando y me marché a mi casa, pues sus padresregresaban a la mañana siguiente.Estábamos tan a gusto que no reparamos en pedirnos los teléfonos, la di elúltimo beso y no se supe más de ella, hasta que un día me crucé con ellacasualmente cuando yo salía del trabajo.Me dijo que podíamos quedar en la discoteca en la que nos habíamosconocido, aquel escenario en el cual se desarrollaron tantos de mis sueños.- 45 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Accedí encantado a su oferta, había pensado mucho en ella desde aquel día yaunque tuve la tentación de ir a la puerta de su casa a ver si la veía, penséque si el destino había querido que todo fuera así, no iba a ser yo quien locambiara.Estuvimos bailando toda la noche, hasta que Lucía vio a alguien y puso cadade terror, como si se tratara del mismo demonio, entonces me agarró de lamano y me llevó al fondo de la discoteca.Me explicó que ella tenía novio y que le dijo que no iba a salir, pero que leacababa de ver en la discoteca, entonces no pude evitar preguntarle, ¿estabascon aquel novio el día que me conociste?Ella afirmó con la cabeza, entonces le dije que lo mejor que podía hacer paraevitar problemas era marcharme, ella me dio su teléfono y me suplicó quepor favor la llamara, que si estaba con su novio era por presiones familiares yque yo era el único amor que había tenido en su vida.Yo le dije, lo comprendo, no te preocupes, ahora vamos a tranquilizarnos, mevoy y ya hablaremos otro día con más tranquilidad, cuando salí por la puertasentía por mis venas el mayor enfado que jamás había sentido.Tal fue mi enfado que sin pensarlo me fui en mi coche, el 127 que hederé demi tía, a la sierra de Madrid, era de noche pero conocía un mirador dondepoder desahogarme, me encontré un coche aparcado de una pareja quebuscaba un lugar tranquilo para hacer sus cosas.Salí del coche, me subí a una peña y grité de rabia, una y otra vez, un eco sefundía con el otro, cuando quedé sin habla rompí a llorar y maldije mi suerte.Sentía odio por ella, si antes era la mujer más bella se había convertido en unmonstruo, si la noche que la conocí mi mente tenía un perfecto control, loocurrido había hecho que perdiera el control y le deseara lo peor.Sabía que iba a ser muy difícil lograr controlar el gran enfado que tenía, nosolo con ella, sino con el Dios que había permitido que añadiera un fracasomás a mi saco, que dolor tan insoportable sentía mi alma.Días sin comer, bebiendo solo agua, llegué a pensar en mi estado deperturbación mental que debía pasar cuarenta días sin comer para deshaceraquel maleficio que me acompañaba a lo largo de mi vida.Destruí el teléfono de Lucía y esa fue la clave, en ese preciso instante penséen mí mismo, en el estado terrible al que había llegado, debía hacer algopara volver a la normalidad, aunque no sabía por dónde empezar.Entonces busqué la causa de mi enfado, ella venía a mi mente una y otra vez,pero comprendí que ella no tenía culpa de aquella situación, algo muydoloroso me había ocurrido, pero la causa de mi desgracia no era ella, sinoque irónicamente fuera su acomodada posición social la culpable de que leestuviera obligaba a tener una relación con alguien a quien no amaba.- 46 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Ya tenía la causa, ahora necesitaba una medicina, ya me lo había contadomuchas veces mi padre, el médico de la casa, una vez establecido eldiagnóstico, había que aplicar el tratamiento adecuado.Parece adecuado tener paciencia y afrontar las dificultades, harto difícilcuando se tiene tanto dolor, tratar de poner una sonrisa a mi mal, alegría,afrontar la desgracia con humor, jamás recurrir al pensamiento, y si hubierasido de otro modo.El dolor está ahí, no se puede remediar, hay que dejar que pase y la mejormanera de que esto ocurra es quitándole importancia, hay cosas mejores ymás importantes en tu vida que ese dolor.Si hay posibilidades de mejorar tu dolor, hazlo, aunque ya no tienes elteléfono de Lucía y no puedes solucionar lo ocurrido, entonces no pienses enlo que no tiene solución, pero tu dolor si se puede curar, hazlo.En el mundo siempre encontraremos situaciones difíciles, es la paciencia lamadre del cordero, la que va a ayudarnos a afrontarlas del mejor modo y elsufrimiento no vale para nada bueno, solo hace daño, hay que eliminarlo.Ayuda el hecho de aceptar las cosas como son practicando la paciencia,acepta lo ocurrido sin tratar de cambiar ni a Lucía, ni a los que la esclavizana tener un novio y futuro marido no deseado, ni a su novio que acepta unamujer que le aborrece, acepta a cada uno de ellos, son así.Dejemos los juicios para los jueces, cada uno es como es y hay que aceptarque piensen de un modo diferente al tuyo, tratar de cambiarlo es por un ladoinútil y por otro lado te convierte en un ser rígido y autoritario, hay queaprender a respetar la libertad de pensamientos aunque no los compartamos.Mientras reflexionaba en el preparado a base de paciencia para misufrimiento en la botica de mi mente, me iba encontrando algo mejor, esimportante el desahogo, estoy convencido que mis gritos, no solo espantó ala pareja que hacía manitas en su coche y salieron horrorizados, sino quealiviaron mi alma.Me había enfadado con el ser al que más respetaba hasta el momento, aquelcon el que cada noche hablaba, al que contaba mis inquietudes, misilusiones, al que antes de acostarme le pedía por un mundo más justo, habíallegado a enfadarme con Dios, y le había juzgado tal vez de un modoprecipitado.Parece que cuando hablamos de Dios sentimos miedo, no hay que temer anombrarle, es aquel a quien queremos como a una más de nuestra familia,incluso me atrevería a decir que incluso podría llegar a considerarse algonatural el llegar a enfadarse en ocasiones con él.Pero a Dios el enfado no le afecta, él se las sabe todas, debemos aprender ano juzgarle, ya lo hicimos una vez y le crucificamos, debemos aceptarle tal ycomo es, si lo logramos, también nos aceptamos a nosotros mismos.- 47 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Con Catorce Agentes A Mis EspaldasTenemos varios ejemplos en el mundo del cine de grandes directores, comoes el ejemplo de Alfred Hitchcock o Fernando Colomo que se caracterizaronpor bajar a los suburbios, a lo más bajo del escalón, se metieron en un papelde la película que dirigían como figurantes.El resultado está a la vista, nunca mejor dicho, hemos podido ver connuestros ojos películas de dichos directores de una magnífica calidad, quizáuna de las claves de su éxito fue dar un trato al menos humano a los quemuchos consideran la escoria del séptimo arte, gremio al que tengo el gustode pertenecer, que no es otro que el de los figurantes.Yo he tenido la inmersa suerte de ver personajes a los que la gente admira,actores que interpretar papel de héroe, de valiente, gente que por la calle sonvitoreados y aplaudidos por donde quiera que vayan, pero los he visto desdeotro punto de vista, desde un ángulo diferente al que vemos en la pantalla,desde abajo, el lugar donde todo se ve mucho mejor.Puedo asegurarles que de héroes y valientes más bien poco, es gente a la quele gusta figurar (pero no como lo hacemos los figurantes, por Dios, nosotrossomos humildes pero ellos son grandes estrellas), les encanta ser el centro deatención, pero eso no es lo peor, su peor defecto es que se han llegado acreer que realmente son estrellas.Yo les diría a todos aquellos que van por la vida pensando que son mejoresque los demás, que el hecho de que circunstancialmente hayan logrado lafama, el éxito, la fortuna, no les convierte en estrellas, compararía sufragilidad con un huevo depositado sobre la cuerda floja.La condición humana hace que nuestra duración sea efímera, corta eimprevisible, ¿cuántas estrellas hemos visto caer y cuantas caerán?, no sabenustedes la satisfacción que me produce saber que absolutamente nadie poseael don de la eternidad, es precisamente lo que convierte en absurdos cuandomiran a otro por encima del hombro.Con mis maravillosos veintitrés años en el año noventa y dos fui testigodirecto de lo absurdo que resulta todo aquel que trata de diferenciarse delresto y más aún cuando para hacerlo utiliza su condición circunstancial desuperioridad, para entendernos, ejerce abuso de poder.Me encontraba en el Balcón de Rosales, y me llamaron por teléfono, ¿cómoes posible que me llamaran a una discoteca a mi?, porque la tecnología habíaevolucionado de tal modo que podías emitir y recibir llamadas desdeprácticamente cualquier lugar con un aparato pequeño que habíandenominado teléfono móvil o celular.No oía muy bien dentro del local por lo que salí afuera para poder oír mejor,se trataba de unos amigos que iban a venir a reunirse con nosotros en elmismo local, quedamos en reunirnos dentro, pero mi sorpresa fue que unportero de discoteca se puso delante de mi impidiéndome el paso.- 48 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Pensé que era una broma y le esquivé con la agilidad que me caracteriza,pero no se trataba de una broma, porque pronto entraron diez matones y mesacaron en volandas del local.No sabía que se tratara de un local de la mafia, así es que procuré serprecavido con mis comentarios desde aquel momento, pregunté que por quéno me dejaban entrar y me respondieron que eran órdenes del jefe.Pedí que al menos me dejaran sacar mi abrigo y la identificación que llevabadentro del abrigo y de paso poder avisar a mis amigos que nos debíamos irde aquel lugar, pero me miraron con cara de asesino, cara que no les resultómuy difícil ponerme, pues era realmente la que tenían.No podía avisar con el teléfono móvil a Rocinante, el amigo que estabadentro del local porque el teléfono que tenía en mis manos era el suyo y noquise volver a importunar a los matones para evitar males mayores.La solución más rápida, segura y eficaz para poder resolver aquel problemafue avisar a la policía de mi situación, entonces llamé y les expuse el caso, elagente me entendió a la primera y me dijo, pues vete a casa y que mañana tedevuelvan el abrigo y tu documentación.Entonces protesté al agente, advirtiéndole que era una obligación de todociudadano el deber de ir debidamente documentado, no podía regresar acasa sin documentación en previsión de que pudiera ocurrirme algo en eltrayecto o que me parase la policía y me pidiera la documentación.No estaba seguro en absoluto que aquellos argumentos que expuse al agentepudieran alterar su decisión de no hacer absolutamente nada al respecto y yacomenzaba a pensar en el buen paseo que me esperaba andando hasta micasa, pues todo mi dinero lo tenía dentro de mi cartera.El agente me pidió que esperase un momento, hubo un par de minutos desilencio y cuando regresó me alegró la noche pidiéndome la dirección y elnombre de la discoteca, en diez minutos aparecieron catorce agentes tangrandes como castillos dirigiéndose hacia mí, que esperaba en la puerta.Agente:Miguel:Agente:¿Es usted Miguel Ángel?Así es, señor agenteCuénteme lo ocurridoLe explico todo lo que ya había contado a su compañero, sale el jefe de ladiscoteca refunfuñando al advertir presencia policial, dice que qué demonioshacen ahí, que están espantando toda la clientela de la discoteca.Agente:Mafioso:Agente:Mafioso:Estamos trabajando, ¿sabe usted que ha ocurrido?No pasa nada que yo sepa, pero yo pregunté antesAl parecer ustedes dejaron indocumentado al joven¿Cómo dice, qué nosotros hemos hecho el qué?- 49 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Entra el mafioso con sus matones en un cuarto, se oyen gritos y un portazode los que arrancan puertas, el mafioso sale y dice al agente que el jovenpuede pasar a recoger el dichoso abrigo.Miguel:Mafioso:Agente:Ah no, yo no entro solo para que me den una paliza¡Tú a callar!, si no quieres tener problemasCreo que el joven tiene razón, ¡entremos todos!El mafioso se lleva las manos a la cabeza, entro primero y el portero seaparta, le agradezco su amabilidad y a mis espaldas catorce agentes comocastillos de grandes, me escoltan hasta el lugar donde Rocinante ajeno atodo está dando la pelma a cuatro pobres chicas que no le mandan al cuernopor educación.Explico rápidamente lo ocurrido a Rocinante que al verme escoltado porcatorce policías entra en un profundo coma del que despierta cuando hemossalido de la discoteca.Mis temores comenzaban ahora cuando los agentes tuvieran que marcharse,¿tomarían represalias aquellos matones de medio pelo?, los agentes noscondujeron en su furgoneta hasta la Plaza de Cibeles donde nos bajamospara tomar el autobús nocturno no sin antes agradecer su labor intachablegracias a la cual nos encontrábamos sanos y salvos.No volví a aparecer por el balcón de Rosales hasta ocho años más tarde, peroya no había peligro de ser reconocido, pues cuando ocurrió este suceso teníami cabeza poblada de una espesa cabellera.¿Qué habrá sido del peluquero aquel que me juraba y perjuraba que yo nome quedaría calvo como mi padre?, hay que ver la de veces que pude oír desu boca que le asparan si eso llegaba a ocurrir.Cuan equivocado estaba el pobre, tan equivocado como lo estaban lacantidad de pesados que me fui encontrando durante aquellos años en que elpelo iba desapareciendo de mi cabeza que se encargaban de recordármelo adiario.Precisamente el refrán de que dentro de cien años todos calvos, viene que nial pelo para dar punto y final a esta sección dedicada a todo ser humano quecree ser superior al resto de los mortales, pienso si llegaran a ser tanestúpidos de creer que son tan importantes que se les ha otorgado el don dela inmortalidad, pobres ingenuos.¿Cuántas calaveras poblarán nuestros cementerios de personas que algún díase rieron de los calvos?, tremenda ironía, en mi visita a la isla de Mallorca,pude ver que junto al diario anexaban el correspondiente a cien años atrás.Me llamó la atención que hace cien años se vendían pociones mágicas parael cabello y no eran tan diferentes a nosotros, pobres de los ingenuos querezan el tópico, «La juventud de ahora no es como la de nuestros tiempos».- 50 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ¿No Serás Tú Billie Holiday?En el año noventa y dos contaba con veintitrés años y mis deseos de disfrutarde la vida y divertirme eran prioritarios, de ese modo, cuando llegué a casadespués de trabajar me dijo mi hermano Javi que si me apuntaba a una fiestaen la facultad de Biología.¿Qué mejor para relajarse tras una dura jornada de trabajo y dar labienvenida al fin de semana que irse a una de las sonadas fiestasuniversitarias?Allí me encuentro con una antigua compañera de clase con la que me llevogenial, pero se hace la despistada y me imagino que está bromeando, sigo labroma y apoyo el dedo en su espalda y grito:Miguel:¡Arriba las manos, esto es un atraco nena!No pareció gustarle la broma porque me soltó un bofetón que me dejó tieso,entonces le dije, ¿qué pasa, que ya no saludamos a los amigos?, entonces ellase echó a reír y me pidió disculpas, me dijo que era la hermana gemela de miamiga.El lunes en el ascensor del trabajo me la encuentro otra vez, me hago elasustado y le digo, por favor, no me pegues, ella se echa a reír y me dice queya le contó su hermana el bofetón que me dio en la fiesta de la universidad.Miguel:Entonces, ¿eres tú la verdadera Ángela?Bueno, sí, mi hermana no es de ficción aunque vive en los mundos de yupi(«vivir en los mundos de yupi» es una expresión utilizada en España paraindicar que alguien es ajeno a la realidad, toma su origen de un programatelevisivo infantil), yo soy Ángela y la que te dio el bofetón era Paula.Pregunto a Ángela que si trabaja ahí, y me dice que sí y bromea con que mesigue los pasos, años más tarde volvimos a encontrarnos en la empresa queme defenestró, para su desgracia, ella también era empleada de dichaempresa.Luego me informa que el departamento de informática de la empresa haofertado seis becas, le agradezco enormemente la información y presento ladocumentación a la candidatura, al poco tiempo me llaman para decirmeque he sido seleccionado.Mientras espero en el office de mi nuevo empleo de informático, pienso queojalá Ángela sea una de los seis becarios que seleccionamos, por desgraciano fue así y esto nubló mi alegría de mi primer día en mi nuevo empleo.La principal diferencia entre mis antiguos compañeros tele operadores y losrecién estrenados informáticos, es que a los primeros se les podía considerarrealmente compañeros mientras que los informáticos eran todo lo contrario acompañeros, algo que tuve que padecer el resto de mi carrera profesional.- 51 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Mi nuevo horario era peor, coincidía con la mayoría de los madrileños en mihora de entrada y de salida, por lo que resultaba muy incómodo y a vecesasfixiante el trayecto in itinere (desplazamiento entre casa y trabajo yviceversa).La música hacía que mi trayecto fuera más llevadero, me gusta muchoescuchar la radio pero como bajo tierra (underground) no llegan las hondas,compré un híbrido que combina reproducción de compact disc y radio(discman con radio).Durante mis últimos meses de carrera había escuchado en la radio unacantante llamada Whitney Elizabeth Houston, cuando la escuché porprimera vez me pareció estar oyendo la voz viva de Billie Holiday, cantanteque tantas canciones de cuna me cantó en mis noches desveladas.Whitney acababa de hacer su primera incursión en el cine e interpreta unaantigua canción de Dolly Parton con un toque muy especial, se llama,siempre te amaré (i will always love you), cuando la escucho, mis oídosacaban de poner en el primer lugar del ranking mundial aquella voz.Nunca consideré que lo más escuchado, lo más vendido o lo que está demoda, necesariamente fuese lo mejor, pero me encontraba ante la excepciónque confirma la regla, la banda sonora más vendida en la historia lainterpretaba mi cantante preferida, capaz de relegar a la mismísima Billie demis oídos a una segunda posición.No es que comprenda perfectamente el inglés, pero por el contexto, podíadeducir que era la canción que resumía mi vida, ahora que encontraba miprimer trabajo con proyección de futuro, adolecía de algo tan maravillosoque tan solo sabía de su existencia por referencias.La canción habla de desamor, la vida nos ofrece a lo largo de nuestrocamino infinidad de desamores, por los cuales suspiramos y nos lamentamosde nuestra mala suerte, ¿por qué razón será que no lleguemos a encontrar unamor verdadero, tal vez no estemos hechos para amar?Eso me preguntaba en aquella época, llevaba veintitrés años con los piespuestos en la tierra y aún no había conocido el amor verdadero, yacomenzaba a comparar con mi entorno, sabía que mis padres habíancontraído matrimonio a mi edad aproximadamente.Había visto como amigos míos habían encontrado su media naranja, unapersona con la que compartir su vida, alguien a quien contarle tusinquietudes y con quien celebrar los éxitos, ¿por qué a mí no?Juego con la ventaja del tiempo, escribo estas líneas con cuarenta años,cuando hace escasos años conocí el amor verdadero, ahora todas aquellaspreguntas tienen su respuesta, una respuesta muy sencilla.La vida no te ofrece lo que deseas cuando más lo ansias, sino cuando a ellase le antoja, todo llega a su debido momento, hay que saber esperarlo.- 52 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 5. Las Hoces Del Duratón¿Sabes Lo Que Te Quiero Decir?Regresaba del trabajo en mi seat 127 blanco reflexionando sobre elsignificado confuso de ciertas palabras y había una, que se me estabaatravesando, una palabra que bien podría ser tema de inspiración de unmonólogo humorísticos, políglota.Por cierto, ya que sale el tema de los monólogos, no me parece justo que elgénero humorístico se haya apoderado de dicha palabra, no debemos olvidarque viene del género dramático.Aunque sabía que un poliglota era aquella persona capacitada para hablarvarios idiomas, no podía quitarme de la mente otro significado, para ello mimente se trasladaba a mi adolescencia, cuando alguien me llamaba glotónpor comer con exceso y ansiedad.Tal vez fue en mi adolescencia la etapa en la que más glotón fui, sinembargo, en el año noventa y tres, a mis veinticuatro años, había descubiertootro placer que ignoraba hasta el momento, el equilibrio.De este modo, pensaba en mi adolescencia recién abandonada, pues ya seme podía considerar un hombre, aunque aún en fase de crecimiento, unaadolescencia de la que recuerdo lo que me gustó aquel lugar en la playa deGandía en el que anunciaban ¡Coma todo lo que quiera!Así es que, tanto si me permiten ustedes hacer un mal uso de la palabrapolíglota, como si no, aunque la única lengua que siempre he dominado hasido el castellano, sin embargo siempre me gustó comer en abundancia y detodo y no encuentro palabra más parecida que la de políglota.Pero claro, no podía evitar que a mi mente saltara la alarma, ¡oye!, que teestás equivocando, que políglota es quien habla de todo y mucho,¿entonces?, siendo mi amigo Rocinante una persona que habla mucho y decualquier tema, en particular, cuando liga, ¿podemos decir que se trata de unpolíglota?La alarma saltaba de nuevo, no, políglota únicamente es el que dominavarios idiomas, a Rocinante se le podría aplicar otro término más adecuado,pesado, aunque hay que reconocer que no te aburrías con él, a veces era algocargante.Me vino a la memoria una anécdota de mi adolescencia mientras un taxistamadrileño dedicaba unas palabras de homenaje a toda mi familia cuando sesaltó un semáforo y no le vi hasta que casi le espachurro, ¿dónde tendré lacabeza?, los taxistas madrileños tienen preferencia de paso, ¡hombre!Aunque el taxista parecía aburrido y debía querer entretenerse dándomeporrazos en la cabeza con una barra antirrobo, no le di ese gusto.- 53 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Como no hubo golpe ni mayores consecuencias, me fui y dejé al taxistavociferando solo, bueno, acompañado de su barra antirrobo y continuéinmerso en mis pensamientos.La anécdota en la que pensaba, cuando tuve el percance sin mayoresconsecuencias con el taxista, era en el trayecto hacia Málaga, cuando condieciséis años me hablaron unos compañeros de viaje holandeses.En el vagón de tren todos éramos jóvenes, una mezcla formada por mihermano y yo, futuros guardias civiles que iban a examinarse y losholandeses.Yo pensé en un principio que quizá no sería capaz de entenderles, pero mesorprendió con la claridad que entendía casi todo lo que decían, resultacurioso que entre europeos nos entendamos mejor hablando inglés, que conlos propios ingleses.De este modo, nos tocó a mi hermano y a mí hacer de intérpretes entre losfuturos guardia civiles y los holandeses, lo que resultaba muy divertido eracuando uno de los paisanos se olvidaba que los otros eran extranjeros ydespués de soltarle una parrafada en jerga madrileña de Carabanchel, al verla cara de pez del holandés, le decía:Futuro Guardia Civil:Holandés:¿Sabes lo que te quiero decir?Mi no entiende.En este caso particular, el futuro guardia civil hizo buen uso de la pregunta,pues la formuló al ver la cara de extrañeza del holandés, que no entendíaabsolutamente nada de lo que le decía el de Carabanchel.Pero en aquella época se comenzó a extender esta pregunta convirtiéndoseen coletilla, de este modo, podían llegar a escucharse conversaciones en lasque el noventa por ciento del diálogo lo ocupaba la famosa frase.Otro día regresaba en metro del trabajo, porque al seat 127 ya le empezaba adoler todo, estaba pachuco y tuve que llevarle al taller, ir en metro tieneciertas incomodidades, pero por otro lado, puedes asistir a conversacionesrealmente divertidas, como la de mis compañeras de viaje.Mari:Loli:Mari:Pues no veas lo que le ha pasado a la Dominga¡Ay Mari!, cuenta, cuenta¿Sabes lo que te quiero decir?Pienso yo en ese momento, ¿a qué viene ahora esa pregunta?, tanto seextendió el uso de la coletilla que se comenzó a utilizar indiscriminadamentepara todo, llegué a imaginarme un mundo en el que solo se dijera esa frase.Mari:¡Ay Loli!, pues te cuento, ¿Sabes lo que te quiero decir?Entretanto trataba de imaginar qué podía haberle ocurrido a la tal Dominga.- 54 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» A veces pienso la poca consideración de algunos pasajeros del metro, queparecen no darse cuenta que hay otros pasajeros que no quieren quedarse sinsaber qué demonios podría haberle pasado a la señora Dominga, menos malque aún iba por la estación de Pueblo Nuevo, hasta llegar a Óperaimaginaba que tendría tiempo de enterarme.Loli:Mari:¡Ay, Mari!, cuenta, cuenta, me tienes en ascuas¡Espera que te cuente!, ¿Sabes lo que te quiero decir?Lo bueno de leer libros, es que el que cuenta la historia puede resumir, lomalo, es que hay otras que no se pueden contar, me harté a reír (jarte, enAndalucía) con las expresiones en las caras de las señoras Mari y Loli, sinque estando a punto de llegar a Ópera supiéramos aún lo que le sucedió a laseñora Dominga.Mari:Loli:¡La Dominga compró el bar del pueblo!, ¿entiendes?¡Ay, por Dios!, madre del amor hermoso, ¡ya lo sabía!Llegué a Ópera con la convicción de que lo único que le había ocurrido a laDominga es que había comprado el bar del pueblo, imagino que nada malo,como pudiera parecer en un principio, me alegré por la salud de la señoraDominga y salí en Ópera camino de mi casa.El resto del trayecto lo pasé leyendo un libro, me impresionó que el propioautor considerara tres profesiones de suma importancia frente al resto, estaseran la medicina, la filosofía y el derecho.En nuestra sociedad se tiende a dar mucha importancia, a endiosar adeterminadas profesiones, siendo la figura del médico una de las másveneradas.Sin embargo, ¿en qué lugar dejamos al barrendero?, inevitablementeasociamos esta profesión con la suciedad, no podemos dejar de pensar que elbarrendero es un ser sucio, cuando realmente deberíamos agradecerle quenuestras calles estén limpias.¿Es más importante la profesión de un médico que la de un barrendero?,recientemente expuse esta pregunta a dos licenciados, recurrieron al viejotópico del duro esfuerzo del estudiante, cayeron en la trampa de la sociedad,realmente se creen seres superiores por tener estudios.Pediría a todos los licenciados, todos aquellos que visten traje y corbata,cuyo máximo esfuerzo físico diario es trasladarse en su flamante coche desdeel garaje de su casa al de su oficina, que un día aparcaran su coche, sequitaran el traje y la corbata y se pusieran el mono de barrendero.Solo entonces llegarían a comprender lo duro que es el trabajo de unbarrendero, tal vez comenzarían a valorar el esfuerzo que cada día realiza elque barre las calles o el que recoge las basuras, ese día comprenderían quetan valiosa o tal vez más, es la actividad del barrendero que la suya.- 55 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Ojalá llegue el día en que el médico y el barrendero se den la mano, aunqueuno la tenga sucia de basura y el otro manchada de sangre, que se miren a lacara y se den las gracias por lo bien que han hecho su labor, el día que esoocurra, la evolución humana habrá dado un paso de gigante.Y si ese mismo día, por pedir que no quede, un hombre y una mujer sefelicitan mutuamente por su labor en la sociedad, si el hombre reconoce suerror por haberla discriminado desde el cromañón y promete no volver a caeren ese error y la mujer consigue perdonarle, ese día los humanos seremosalgo mejores, aunque aún nos quedara aún mucho por caminar.Poco de mucho es igual a mucho (Me conformaría con el hecho de queleyera mi libro únicamente un 0,2 por ciento de la población mundial, muypoquito del total, que es mucho), si tan siquiera ese poco comprendiera laimportancia que tiene la humildad.En aquellos días, algo aburridos de la rutina del fin de semana, buscábamosalternativas, como hacer excursiones por los alrededores de Madrid,pudimos comprobar que a pesar de salir fuera, gastábamos mucho menosdinero que los fines de semana que permanecíamos en la ciudad, salir decopas por Madrid puede llegar a ser muy caro.Por lo general no planificábamos estas excursiones, y era a las cinco de lamadrugada de un viernes cuando decidíamos que era ese un buen momentopara salir de excursión, íbamos a casa con los zapatos quitados para no hacerruido, cogíamos lo necesario y nos íbamos a nuestro destino de fin desemana.Descubrimos la gastronomía de otras ciudades, como la de Segovia y uno delos primeros lugares que visitábamos era la carnicería del lugar, fue así comoen Sepúlveda nos armamos de provisiones, entre las que no podían faltar lasdeliciosas chuletas de cordero.Visitamos las Hoces del Duratón y al llegar al borde del río, comprobamosque nuestras voces se multiplicaban por el efecto del eco de nuestras voces alllegar al cañón que había enfrente.Entonces di un silbido que se multiplicó y probablemente fue escuchado avarios kilómetros a la redonda, como resultado salieron de las rocas delcañón miles de buitres imitando con sus gritos mi silbido.Al principio nos asustamos porque no sabíamos que hubiera buitres en lazona, pero el espectáculo que contemplamos nos encandiló por su belleza,cada grito que emitía un buitre se multiplicaba por cinco por el efecto deleco y sorprendentemente hubo un momento en que todos aquellos gritos setornaron en armónicos, como si de una coral se tratara.Nos advirtió un guarda forestal que no podíamos hacer fuego, lepreguntamos si podíamos hacer uso del camping gas, afortunadamente paranosotros y para los buitres, no opuso objeción y pudimos freír nuestraschuletas resguardados del viento por una ermita.- 56 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» De nuestro festín fueron partícipes los buitres, ofrecimos a los visitantes dela ermita, pero aunque nos miraban relamiéndose, no aceptaron, los que síaceptaron nuestra invitación sin dudarlo fueron los buitres que pudierondegustar con nosotros de unas riquísimas chuletas.Nos despedimos de los buitres con una guerra de espigas, de esas quelanzad a alguien y se le quedan pegadas al jersey todo el día como no se décuenta, cuando regresamos al coche parecíamos indios navajos solo que enlugar de plumas llevábamos espigas.Tras el éxito de aquella primera excursión, vinieron otras muchas, de las querecuerdo las aguas gélidas que bajan del embalse de Beleña en Guadalajara,o el curioso nombre de un restaurante de Jarandilla de la Vera en Cáceres, enel que una mujer de mal vivir debió dar a luz.Pero una que recuerdo con entusiasmo fue la que hicimos a la sierra deAlbarracín en Teruel naturalmente debido a la belleza del lugar, pero loincreíble es que nos reencontramos con dos viejas amigas.Eran las chicas que habíamos conocido mi hermano y yo años atrás enJávea, ellas vivían en Predreguer y también habían salido aburridas de larutina del fin de semana, al día siguiente nos dejamos los teléfonos por siellas venían a Madrid o nosotros íbamos a Pedreguer.Cuando salimos hacia Madrid, comprobamos con curiosidad que para irhacia Madrid debíamos avanzar hacia el norte, cuando la dirección lógica atomar sería ir hacia el oeste.Llegaron las vacaciones y decidimos hacer una gira por el sur de la penínsulafinalizando desde Huelva por la costa hasta llegar a Denia, así podríamos ir avisitar a nuestras amigas de Pedreguer.Tenía curiosidad por visitar la ciudad en la que vivió durante su adolescenciami padre, Ceuta, nada más llegar nos ofreció un moro un ladrillo de colormarrón, tenía el aspecto de una cagada de vaca, pero con forma cuadrada, lotomé en mis manos y debía pesar alrededor de un kilo.Se trataba de un kilo de hachís, despertó en aquel instante mi instinto depillo madrileño que observaba como timaban en la plaza de Callao deMadrid a los extranjeros, le devolví inmediatamente su ladrillo y le dije, losiento es que, soy de Madrid.El moro protestó en su lengua y se fue refunfuñando con su ladrillo yproseguimos la visita por la ciudad, tardamos muy poco en visitar la ciudad,pues es realmente pequeña y fuimos al mercadillo a comprar regalos.Cuando regresamos hacia el barco, repletos de bolsas con regalos, la policíanos paró y nos dijo que sospechaban que llevábamos droga y debíanproceder a registrarnos, fue entonces la primera vez que monté en el asientotrasero de un coche de policía y quedé impresionado de lo incómodo queera, sus asientos eran duros como piedras.- 57 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Durante el trayecto, uno de los policías nos dijo que si llevábamos droga,previo pago de la cantidad de cien mil pesetas, olvidarían el asunto y nosdejarían en libertad, dejándonos llevar la droga con nosotros.Les informamos que no llevábamos droga, que tan solo éramos turistas quehabíamos ido a visitar la ciudad y a comprar unos regalos, entonces nosinformó que iban a proceder a hacernos unas placas.Esto me alarmó un poco, pues había oído alguna vez en mi barrio, que hauno que se bajó al moro a por chocolate, le había metido la mano en el culopara explorarle y le habían sacado de todo menos chocolate.Afortunadamente en nuestro caso particular no hubo exploración, tan solonos pasaron por un aparato de rayos x, otro de mis temores, dado que habíaconstatado que nos encontrábamos ante un caso de corrupción policial, eraque nos colocaran algo de droga entre los regalos y dijeran que nos habíanpillado con droga.Pero hubo suerte y salimos airosos, aunque me prometí que jamás volvería avisitar aquella ciudad, que por otro lado, que me disculpen los ceutíes, perodesde luego no es una ciudad muy bonita que digamos.Días más tarde estuvimos en rota, es una base norteamericana y pudimospracticar el inglés, resultaba curioso el hecho de pagar con moneda españolay que los camareros solo hablaran inglés.Estuvimos jugando al billar americano, en el billar más grande que jamáshaya visto, realmente si no llega a ser por el hecho de que pagábamos enpesetas, se podría pensar que estábamos en un bar de carretera de Arizona.Antes de proseguir nuestro viaje hacia a Málaga con destino Pedreguer, nosé muy bien si debido al susto de la aduana ceutí o por qué ya estábamos unpoco cansados, aunque nos quedaban aún muchas vacaciones, decidimosque sería buena idea regresar a Madrid.No visitamos a nuestras amigas ni tampoco ellas vinieron a Madrid a vernos,así es que no las volvimos a ver, pero pasamos el resto de vacaciones ennuestra propia ciudad, algo que resultó mucho mejor de lo que podíamospensar.Prácticamente salíamos a diario con la ventaja de que íbamos a los sitiosdonde nos conocían, cómo olvidar a nuestra amiga de ese garito de Huertasllamado el Ayuntamiento, una chica que siempre nos regalaba su bellasonrisa a parte de alguna que otra copa.Fuimos al Claxon, otro de nuestros garitos clásicos, hasta nos permitimos ellujo de ir a un garito que una chica nos daba invitaciones pero nunca íbamosy se llamaba Donde Siempre, al que nosotros llamábamos Donde SiempreNunca Vamos.Pero no podía faltar mi visita preferida, a mi amiga del karaoke «Mari Toñi».- 58 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» El ExtintorTras el verano del noventa y tres me encontraba absorto mirando uno de esosmensajes subliminales que han quedado en mi memoria, esos que tienen unsignificado sencillo, pero que saben encierran un mensaje oculto que algúndía conseguiría descifrar.Era una pintada que había dejado algún subversivo del barrio en una paredde una casa cercana a la mía que decía:¡Gredos para la cabras, no para los cabrones!También en aquellos días sacudía mi mente una duda, era sobre unasecuencia de una película de Alfred Hitchcock, concretamente de Psicosis,después de ser asesinada la protagonista, puede verse su cara inerte bajo laducha con los ojos abiertos, ¿cómo demonios lograría el director que aquellaactriz permaneciera totalmente inmóvil, acaso le suministró una drogaparalizante?Ya habrá advertido el lector que mi filosofía de vida se basa en la dualidad,soy seguidor del pensamiento oriental en muchos aspectos y uno de ellos esen la inevitable existencia del yin y el yang, mi duda es, ¿por qué elegir elmal en lugar del bien?No comprendo por qué el ser humano tiende a elegir la maldad como estilode vida, es decir, sentir cierto grado de satisfacción infringiendo sufrimientoo molestias a nuestro vecino, es esta una duda que temo no encontrarrespuesta hasta el fin de mis días, pero al menos algo hay algo que si me haquedado claro, el que la hace, tarde o temprano, paga por sus fechorías.No pensemos que vamos a salir indemnes, ser malo sale caro, no hay mayorerror para un comerciante o un hombre de negocios que elegir la maldadcomo estilo de vida, no hay peor negocio que dicha empresa, su quiebra estáasegurada cien por cien.Nuestro mayor amigo, la historia, la memoria histórica nos repite día a día loque ha ocurrido y ocurre a quien elige el mal como estilo de vida, su ceguerale impide ver el desastre cuando lo tiene a la vuelta de la esquina.¿Quién es víctima y quién es verdugo?, aparentemente el que infringe el males el verdugo y quien lo sufre es la víctima, pero por fortuna para todos, tansolo en apariencia, ¿merece la pena elegir la maldad como estilo de vida?, meenorgullece poder afirmar categóricamente que no, en absoluto.Muchas de mis dudas han encontrado su respuesta a lo largo de mi vida, yotras muchas no, pero vivo con la esperanza de que llegue el día en quetodas mis dudas queden totalmente resueltas, eso sí, no tengo ninguna prisaen que llegue ese día.Se podría comparar el mal, la destrucción con uno de nuestros elementos, elfuego, y el extintor, ese capaz de combatir el mal con otro elemento, el agua.- 59 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Por la mañana temprano, al salir al trabajo, me encuentro a uno durmiendoen el 127, le doy los buenos días y sale disparado como una bala, doy unvistazo y compruebo que todo está en orden, bueno, dentro de lo que cabe,teniendo en cuenta que es lunes tras un fin de semana loco.El lunes lo paso en el trabajo lo mejor que puedo, es decir, a base deparacetamol y zumos, y antes de salir, me pregunta el jefe que si para ir a micasa voy a pasar por Quintana, con el despiste que tengo se me olvida decirque no, y se viene conmigo.Se sienta sobre un condón inflado, estalla y nos pegamos un susto de muerte,retiro los trozos como puedo antes de que se percate de que era un condón yle digo que fue el gracioso de mi amigo Manolo, que el fin de semana setrajo un globo de las fiestas.Cuando aún no nos hemos repuesto del susto, el jefe coge en su mano elpequeño extintor que en la época traían algunos coches de fábrica, aunqueen caso de incendio conocía de su escasa utilidad, pero quedaba bonito.Recuerdo en ese momento que mi amigo Manolo esconde los papelillos defumar debajo del extintor, al mismo tiempo que coge el extintor, sin que sepercate, retiro los papelillos y los meto en el bolsillo de mi camisa, en esemomento agradecí las enseñanzas de mi viejo amigo trilero de la Plaza deCallao.Parece mentira que con aquellos dos movimientos, mi jefe había conseguidoespabilarme más que tras ocho horas fabricando líneas de código, estabaatento a ver iba a ser el siguiente movimiento de mi jefe, cuando tras unbache, sonó el golpe de un bulto bastante pesado en el maletero.Leí de inmediato lo que ocultaba la mente atemorizada de mi jefe y meapresuré a explicarle que era la barca hinchable, a ver si un día encontraba aalguien que me ayudara a subirla a mi casa, hubo un silencio que interpretécomo que no se ofrecía voluntario.El resto de viaje transcurrió dentro de la normalidad, teniendo en cuenta quetuve que parar en una gasolinera a echar gasolina, agua y aceite en idénticasproporciones para conseguir que siguiera andando, es que el fondo el 127estaba un vehículo bastante caprichoso.Por último, poco antes de dejar a mi jefe en su destino, esquivé a tres perrosy cuatro ancianas de una muerte segura, llegando a nuestro destino, el metrode Quintana, me agradeció el favor, pero mi intuición me hizo imaginar queme encontraría al día siguiente una carta blanca encima de mi mesaindicándome el camino de la calle.Afortunadamente mi intuición se equivocó, sin que sirva de precedente, aúnera muy joven para ser defenestrado, tendrían que pasar unos cuantos añosmás hasta que llegara el día en que me lanzaran de un puntapié, si me animóy recomendó mi jefe a cambiar lo antes posible de coche por mi seguridad,aunque tenía mucho aprecio a aquel coche como para dejarle abandonado.- 60 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» El extintor no solo puede aplicarse al que apaga lo malo, también hay ciertaspersonas que parecen estar empeñadas en matar la idea, si alguien exponeabiertamente su intención de emprender una empresa, probablemente laprimera voz que escuchará será la del extintor.No es necesario ser nombrado Doctor Honoris Causa para emprender unalabor meritoria como es el caso de escribir un libro, lo que si es necesario, esal menos comenzar a esa labor para un día optar a tan ilustre mérito.En el mundo hay varios tipos de personas, unos son los hacedores, entre losque me encuentro y otros son los críticos, el crítico buscará excusas de todotipo para no emprender nada nuevo, y lo que es peor, llegará a sentirsemolesto si alguien llega a ser emprendedor.Tratará el crítico de convencerte de que ceses inmediatamente tu empresacon todo tipo de argumentos poco sólidos en los que te dirá que no estáspreparado para hacerlo, hoy me pregunto si algún día hubiera conseguidoaprender a tocar la guitarra sin atreverme a tocar la primera cuerda.¿Y si el extintor soy yo mismo?, es algo que puede ocurrir frecuentemente,puede pasar que un día nos acostemos con la firme idea de emprender algonuevo, pero al despertar aquella idea queda en agua de borrajas.No sé si tal vez alguien haya bautizado cuando soy yo mismo quien extingomi propia idea, podría denominarse como síndrome de septiembre, pues esel mes en que te propones muchos cambios y te propones adquirir nuevosconocimientos, como es el caso de aprender un nuevo idioma.No creo que este síndrome sea malo en absoluto, pues somos nosotrosmismos los que libremente establecemos nuestras prioridades, aunque nosempeñemos en denominar fracaso, el hecho de tan solo tener la idea deplantearnos algunos cambios en nuestra vida, es un pequeño éxito.Si sustituimos la frase fracaso por pequeño éxito, vamos por buen camino,pues todas las grandes batallas se ganaron con pequeñas victorias, si porejemplo este año me propongo aprender inglés, y al año siguiente asisto aclases con un inglés nativo, y al tercer año me voy a vivir a un país de hablainglesa, en tres pequeñas victorias habré conseguido mi gran batalla.Hay un dicho popular en mi país que dice que cuando las condicionesmeteorológicas sean adversas, hay que estar alegre, ¿por qué motivo?, no sesabe, pero siempre hay un motivo para esta contento, el principal, tener laposibilidad de estarlo, es decir, estar vivo.En mi viaje a Canadá pude oír en las noticias que celebraban elThanksgiving Day (día de acción de gracias), para agradecer la cosecha ytodo lo que se ha logrado en durante el año.Una costumbre de Canadá y Estados Unidos plausible y digna de imitaciónpor el resto de las naciones del mundo, ya que como reza un dicho de mipaís, que es tan rico en refranes, es de bien nacidos es ser bien agradecidos.- 61 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Cuando agradecemos lo que hemos obtenido, le damos un gran valor ysentimos gratitud por haberlo obtenido, cada cual es libre de elegir a quiénagradecerlo, bien a tu familia, a Dios, a tu jefe, a tu mujer, a tus hijos.¿Tiene sentido agradecernos a nosotros mismos el esfuerzo por el cualhemos logrado ver nuestros objetivos cumplidos?, opino que sí, pues esprobable que favorezca a la autoestima tan positiva en nuestra vida.¿Y si no logramos nuestros objetivos?, entonces alejaremos cualquierpensamiento de culpa, tanto hacia nosotros mismos como hacia los que nosrodean, la culpa es asunto de necios y de cobardes, y no nos favorece enabsoluto ese sentimiento absurdo.Es el esfuerzo y la estrategia, nuestro cuerpo y alma los que debemosincentivar para lograr los objetivos que el año anterior no conseguimos,apartando el miedo de nuestros pensamientos.¿Y lo que perdemos?, en el transcurso de nuestra vida perdemos algo que esdifícil de comprender, posiblemente nunca lleguemos a entender por qué,pero es ley de vida, perdemos a quien queremos y al final de nuestra vida,perdemos la totalidad de nuestros seres queridos de una vez, pues perdemosla vida.Tal vez la mente humana esté concebida para permanecer más tiempo vivaque lo que aguanta el cuerpo, nuestra mente estaría capacitada para aceptarla inmortalidad de buen grado, pero no es así, es posiblemente lo que másnos cueste aceptar, que un día nuestro corazón dejará de latir.Lo que perdemos es algo que tuvimos, por tanto también es digno denuestra gratitud, hacía tiempo que no hablaba de quien me incentivóindirectamente a escribir este libro, mi padre, desde que se marchó hace unaño y tres meses, nuestras vidas transcurren con relativa normalidad.¿Cómo no iba a agradecer haber tenido el padre que he tenido?, ese sentidodel humor suyo, el modo particular de ver la vida, su bondad, la cantidad devidas que ha podido salvar a lo largo de su vida sin colgarse ni una solamedalla, porque las llevaba por dentro.Hoy día miro atrás y veo mi vida, mientras escribo estas letras, a los cuarentaaños, dividida en un antes y un después, casi cuarenta años de gratitud porhaber tenido un padre como Dios manda con la inmensa suerte de haberletenido siempre cerca.Hace escasos días estuve con mis dos pilares en la tierra, con mi madre y mimujer en la feria del libro de Madrid, tomaba un refresco sentado frente aellas y daba gracias por estar viviendo aquel momento de paz.Mis dos pilares en el cielo, dos hombres, mi padre Santiago y mi abueloTomás, qué afortunado fui de que las dos personas más justas y cabales quehe conocido fueran familiares tan directos, viajarán sus almas conmigo parasiempre y cuando mi alma flaquea, echo mano la herencia que dejaron.- 62 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» La TosA veces ocurren episodios en la vida un tanto curiosos, aunque puedaparecer que los episodios más fantásticos solo sean posibles en el mundo delos sueños, no siempre es así y nos sorprendemos con anécdotas como la quenos ocurrió a un grupo de amigos hace dieciséis años.Hacía pocos años que había comenzado la emisión del canal autonómico demi ciudad, Telemadrid, un equipo joven y dinámico entre los que destacabaun presentador que rompía con los cánones establecidos, Hilario Pino, muycorrecto y respetuoso ante la noticia, transmitiendo una sensación deobjetividad, dejando que fuera el espectador quien la desmenuzara.También en televisión española pudo verse en aquellos años un jovenpresentador cuya voz me parecía haber oído antes en la radio, que tambiéntrataba la noticia de un modo diferente y objetivo, el periodista que mástarde se aventurase al mundo de las letras, Arturo Pérez Reverte.Todos tenemos un preferido, es algo que no podemos evitar, el mío sellamaba Felipe y se apellidaba Mellizo, su modo cercano y espontáneo de darla noticia, te daba la sensación de estar recibiéndola de un amigo tomandounas cañas.Entre todos estos reporteros innovadores, solo tuve el placer de conocerpersonalmente a uno, su nombre solo lo había oído una vez antes, se llamabaigual que el hermano mayor de mi amigo Julio, Alipio y su apellido si me eramás familiar, pues coincide con mi segundo, Gutiérrez.No le pregunten ustedes a Alipio Gutiérrez por mí, pues probablemente nirecuerde el día que nos conocimos, no era excesivamente conocido, dehecho, el único que le reconoció de mis amigos fui yo.Era un reportero de calle que reunía dos características poco frecuentes hoyen día, era muy respetuoso con las personas de la calle a las que entrevistabay además bastante agradable.Pude constatarlo en vivo y en directo, fue en un pub de la zona de Guzmán elBueno en el que tomábamos unas cervezas cuando le vi y le pregunté que siera Alipio Gutiérrez y le presenté a mis amigos.Posiblemente uno de mis amigos no debió creerse que realmente era unreportero de Telemadrid, porque le dijo que ya se él se dedicaba a presentar,podía hacernos el favor de presentarnos a unas chicas.Muy lejos de tomarse a broma las palabras de mi amigo, Alipio se acercó aunas chicas que teníamos al lado y nos las presentó, lo hizo una naturalidadtal, que nos solucionó una noche que en un principio prometía ser algoaburrida.Tomé buena nota de aquella lección de Alipio, no hay mejor modo deromper las hostilidades que con sencillez y naturalidad.- 63 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Tras aquella noche tan divertida, contento y orgulloso de que el mismoAlipio Gutiérrez nos hubiera presentado a unas chicas simpatiquísimas,llegué a casa algo cansado y como era habitual, en lugar de descansar, me diuna buena paliza en uno de mis sueños.El sueño comenzó en un paseo marítimo, pero no habían pasado ni tansiquiera cinco minutos de sueño, cuando de repente mi sueño esinterrumpido por los anuncios.¡Hasta dónde vamos a llegar!, nos meten anuncios hasta en nuestros propiossueños, veo en el primer anuncio dos abuelos sentados en un banco de unparque, comentan algo sobre la gente que va caminando.Caminante 1: (Se tira un pedo) Po rro pom pom pom pumAbuelo 1: ¡Ese iba cargado!Caminante 2: (Se tira otro pedo) Prro rroch offo pom pom chofAbuelo 2: ¡Ese iba cargado y encima llevaba premio!Caminante 3: (A punto de encenderse un cigarrillo)Abuelo 1: ¡Vámonos! (y al rato se oye una explosión)Cuando se alejan los abuelos, entre risas, uno le va diciendo al otro:Abuelo 1:Abuelo 2:¡Pobre hombre, qué tragedia!Eso les pasa por no tomar «Ocimum Vulgaris».Se despiden y el Abuelo 2 se enciende un cigarrillo, aparece su nieto y dice:Nieto:Abuelo 2:¡Abuelo!, ¿dónde está el «Ocimum Vulgaris»?¿Cómo dices? (se oye seguido una gran explosión)Después de escuchar el anuncio me fui al baño y cuando acabaron los demásanuncios, proseguí con mi sueño, que por cierto, no me resulta nada fácil dedescribir, pues su grado de ficción es extremo.Piensen que se encuentran en una zona residencial muy cerca del mar, elpaisaje es muy verde, estamos en una selva cuyo crecimiento se ha vistofrenado por el mar, la vegetación proporciona un frescor que contrasta con elsol que puede disfrutarse a escasos metros, en una playa de arena blanca.Construcciones de piedra se entremezclan con la vegetación como formandoparte de ella, me encuentro en un paseo marítimo, no hay automóviles,nuevas tecnologías y a juzgar por el modo de vestir de sus gentes, debemosestar a comienzos del siglo dieciséis.Hay rubios, morenos, negros y bastantes indios morenos, aunque llama laatención encontrarse con indios de pelo rubio y ojos azules, pero de repente,como si todo lo que la vista alcanza a ver fuera maleable, incluido yo mismo,nos fusionamos en una única masa, un remolino arcilloso que se traslada agran velocidad a otro escenario completamente distinto.- 64 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» El remolino coloca a las gentes en lo alto de unas montañas, no haysensación de frio o calor, nos preguntamos qué ha podido ocurrir, por quéestamos en aquel lugar extraño despojándonos aún de trozos de tierra queaún sale de nuestros cuerpos.Se organiza un grupo expedicionario para estudiar la zona y encontraralimentos, buscando el modo más adecuado de subsistir en este nuevomedio, mientras los menos fuertes quedan a cargo del cuidado de losmenores y la construcción de nuevas viviendas.Una vez estudiada la zona, como no existe parentesco alguno entre lasgentes del nuevo mundo, se asigna por sorteo a cada hombre adulto unamujer adulta y dos hijos de distinto sexo.Las gentes se adaptan a la vida en las montañas y como se dispone demucho tiempo ocioso, se organizan juegos y simulacros de guerrillas paraestar preparados en caso de tener que defenderse de ataques enemigos.Con el paso del tiempo, las gentes de la montaña se establecenperfectamente en su nuevo medio, tienen hijos y ven con agrado comocrecen sus hijos asignados que a su vez tienen otros hijos.Se encuentran reunidos alrededor del fuego y organizan una fiesta paracelebrar el quince aniversario de su extraña llegada a aquel lugar, los padrescuentan a sus hijos cómo ocurrió todo y cómo eran sus vidas antaño cuandovivían a la orilla del mar.Brindan por el regalo de aquella nueva tierra, en la que habían cambiado elpescado por la carne y la arena blanca por la nieve, aman su nueva tierra yagradecen al dios de la tierra que les trasladara arbitrariamente a aquel lugarparadisiaco.Al final de la fiesta, todo se torna maleable, no pueden imaginarse que setrate de un nuevo viaje, sino más bien efecto de los hongos alucinógenos quese han untado en sus pieles, el efecto del hongo debe ser muy fuerte.Empiezan a ser testigos de una escena familiar, sus cuerpos se funden contodo lo que alcanza la vista en una masa única, un remolino arcilloso que sedirige montaña abajo a gran velocidad.Los mayores reconocen aquel lugar, están en su antigua casa, sus antiguaslas casas de piedra están cubiertas de coral, puede verse gran variedad depeces esparcidos por el suelo pidiendo agua.Mientras los más pequeños ríen y juegan en aquella tierra de la que tantohabían oído hablar, los mayores atónitos miran alrededor tratando decomprender lo que ha podido suceder.Tras el susto, cada familia habita una de las casas de piedra cubiertas decoral y con el paso del tiempo ven como esos corales se cubren de la mismafrondosa vegetación que antaño hubo en aquella tierra paradisiaca.- 65 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 6. El ManotazoMarianaCuando cumples los veinticinco ya piensas que tienes cuarto de siglo, eresconsciente de que el tiempo pasa más rápido de lo que creías, piensas que apartir de hoy vas a aprovechar cada momento al máximo.Pero por otro lado, se está en la flor de la juventud y la sangre hierve cuandoalguien toca una fibra de tu ser, en aquellos días recuerdo en especial dosataques frontales hacia mi persona de dos compañeros de trabajo.El primero fue Pepe Paco, aunque hacía ya años que mi calvicie era unhecho asumido, aún me hervía la sangre cuando alguien me sacaba eldichoso tema, supongo que del mismo modo que a un niño que no ve bien lemolesta que sus compañeros le llamen cuatro ojos.El segundo fue Antonio Martín, en aquella época decidí darle un tono a miaspecto físico y comencé a realizar ejercicios que había dejandoabandonados, como es la natación complementado con una alimentaciónmoderada, el resultado fue una pérdida de peso considerable en pocotiempo.Hoy pienso en lo afortunado que hubiera sido en aquellos días de habersabido capear dichos ataques con serenidad e inteligencia, es decir, sihubiera decidido tomar la mejor estrategia, combatir los ataques con unabuena dosis de amor propio, de ese modo, sin duda me hubiera evitadomuchos problemas.Pero no fue así, mi estrategia no fue esquivar los golpes como hizo conmaestría Cassius Marcelus Clay, sino todo lo contrario, me puse en mediocon toda la artillería pesada y sacudí con ella a ambos contrincantes, con miparticular don para situar la palabra donde más escuecen las heridas.Pepe Paco, que tenía unas gafas de considerable grosor, fue el primero queatacó y el primero en recibir el golpe, le dije, si es cierto que estoy calvo, tancierto que con esas gafas que calzas te pareces a Mortadelo.¿Quién es Mortadelo?, esta pregunta la hago porque la mayoría de mislectores no son españoles y sé que no saben quién es, muy popular en mipaís, es un personaje de comics con el que hemos reído muchasgeneraciones, de profesión detective y que veía menos que un gato deescayola.La expresión de que ves menos que un gato de escayola es tambiénoriginaria de mi país, como la paella, tortilla de patata, el jamón serrano,etcétera, imagino que su significado viene sencillamente de que los gatos deescayola, por el hecho de ser figuras que no tienen vida, tampoco poseen elsentido de la vista, aunque su aspecto sea el de un gato, que como sabemos,tienen una vista y una agilidad magníficas.- 66 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTEHay muchos dichos populares en mi país, del que ahora recuerdo uno queviene al caso que dice que alguien trabaja menos que un espía sordo, yaimaginarán si significado, un espía sordo no puede trabajar por el simplehecho que el trabajo del espía consiste en escuchar.No quiero dejar pasar la ocasión para presentarles a uno de los personajes decomic que más me ha hecho reír, y mi homenaje a su creador Ibáñez,maestro entre los maestros, que con su arte ha arrancado la risa de multitudde hogares con independencia de su situación.A Antonio Martín, que era un muchacho entrado en carnes y no comprendíaqué le impulsaba a criticar es aspecto físico de nadie cuando el suyo erahorroroso, le invité a que entrara en el cuarto de baño, se mirase y luegoviniera a seguir criticando mi forma física.Ni Pepe ni Antonio volvió a criticar nada sobre mí, al menos a la cara, perolejos de pensar que había actuado del mejor modo, intuía que en lugar deconseguir mi propósito, mis dos críticas hacia ellos en defensa propia,habían hecho lograr dos enemigos.En este momento el dicho de que la mejor defensa es un buen ataque deja detener peso, tal vez la mejor defensa sea la que evita la confrontación, es decir,en estos casos hubiera sido más efectiva la estrategia de no haberme sentidoafectado por sus críticas.La sed de justicia es un sentimiento que puede llegar a ser peligroso, cuandosentimos que atacan nuestra parcela, pedimos justicia, de tal modo quepodemos llegar a dar más importancia a que sea satisfecha nuestra sed dejusticia que alcanzar un fin del conflicto.El mundo no es justo, eso los sospechamos desde que nacemos, vemoscomo nosotros tenemos la inmensa suerte de tener alimento paradesarrollarnos, mientras otros han nacido en la tierra del hambre, entoncesperdemos el sentido de la justicia, si fuéramos realmente justos, basaríamosnuestro esfuerzo diario en tratar de paliar el hambre en el mundo.- 67 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» No creo que sea malo defender tus ideologías, tus creencias, tu familia, tusderechos, pero nunca a cualquier precio, si para defenderlo crees necesaria lafuerza bruta, algo va mal.Podemos ver un ejemplo de persona con sed de justicia desde que se levantahasta que se acuesta, y de otra que reflexiona si realmente le aporta algopositivo vivir estresado porque el mundo no es tal y como cree que debe serdándose cuenta que no, el mundo siempre será distinto de lo que le gustaríaque fuera.Al acabar la jornada, siendo espectadores de cada uno de ellos, es muyprobable que lleguemos a escandalizarnos de la cantidad de malos ratos quepodemos evitarnos si cedemos un poco.Incluso el código de circulación español contempla esto, nos advierte queseamos pacientes y precavidos tanto con niños como con ancianos, con losniños por su falta de percepción del peligro, con los ancianos por la mermade sus capacidades sensoriales.¿Tan mala memoria tiene el que basa su vida en la sed de justicia que olvidóque un día fue niño y que un día, si Dios lo quiere, llegará a ser anciano, tanmala memoria aquel que puede llegar a olvidarse de que no es perfecto y deque también puede equivocarse?El que ansía justicia, si pudiera cortaría la cabeza del conductor que se lecuela en medio de un atasco, o atropellaría a todos los niños y ancianos quepasaran por un sitio que considere indebido, su sed de justicia le nubla lamente y no ves más allá de su ansia por tener la razón.No nos engañemos, el mundo y nosotros somos dos universos diferentes quedebemos aprender a convivir en paz y armonía, el mejor modo de combatirlas críticas desagradables cuyo propósito no es otro que paralizarnos, esconfianza y seguridad en sí mismo y una buena dosis de amor propio.Hay que encontrar el equilibrio entre lo que realmente requiere nuestradenuncia y lo que no, es fácil, nos sirve el modelo por el que se rigennuestras leyes, el derecho romano.Ambas contestaciones, la que propiné a Pepe Paco y a Antonio Martín, metrajeron muchos problemas que pudieran haberse evitado, su odio se hizopalpable desde aquel momento, un odio totalmente innecesario.Si hubiera callado y expuesto ambos casos, el de Pepe Paco y el de AntonioMartín en un juzgado, si les hubiera denunciado a uno por llamarme calvo ya otro por meterse con mi triste figura, ¿qué penas les hubiera caído?Si el juez fuera calvo o un caballero de triste figura, tal vez se tomaría lamolestia de aplicar la ley a un caso de tan escasa envergadura, en cuyo caso,siendo muy optimista, todo hubiera quedado en una multa insignificante,entonces, ¿merecía la pena haber llegado al extremo de formular ladenuncia?, sinceramente creo que no.- 68 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Si claro, pero, ¿y mi orgullo?, pues debo confesar que si hubiera tenido lamás remota sospecha de los problemas que me acarrearía, no solo aquelinsignificante altercado, sino otras contestaciones varias a lo largo de mi vidalaboral, hubiera devorado ese orgullo con tal voracidad que no hubieradejado ni las migas.¡Qué cantidad de peleas sin sentido!, como por ejemplo, son las de tráfico,pueden incluso terminar en trágicos sucesos, al igual que ocurre con lasimprudencias mientras se está conduciendo, ¿es cierto que la sed de justiciapuede convertirnos en imprudentes?, si.Si nos molesta que nos adelanten por la derecha, que nos pitenacaloradamente, si montamos en cólera cuando alguien nos da un ínfimogolpe por detrás, lo máximo que provocaremos es risa.Así fue como a bordo del 127 que hederé de mi tía Mercedes (no unMercedes de mis 127 tías, no se vayan a creer) golpeé levemente el coche deun señor en la plaza de Santo Domingo.El señor montó en cólera haciendo aspavientos de tal forma que nosquedamos mirando todos los amigos y provocó una carcajada que se oyóhasta en Toledo, el señor al comprobar que nuestra reacción fue cómica, setranquilizó y dijo que no tenía ninguna importancia.Me pregunto si con las pistas de mafioso de aquel conductor, aún seguiríavivo de haber salido dando voces del coche, sin embargo no tomé nota deaquella reacción fortuita, reaccioné del mejor modo posible, pero no lo hiceconscientemente, fue una reacción espontánea.La risa es un antídoto muy eficaz para infinidad de problemas, si nostomáramos el día a día con más humor, viviríamos más relajados y cómodos,lo peor que tiene la ira es que por desgracia es tan contagiosa o más aún quelo es la risa.La risa alarga la vida, es de lo poco que puedo asegurar sin basarme enconocimientos o experimentos, simplemente lo sé (como el pensador chinoLao Tsé) al igual que la ira la acorta.No solo la ira acorta la vida debido a que desgasta mucho el principal órganovital, el corazón, incluso pudiera darse el caso de quedar seriamenteafectado, sino que según las circunstancias, esta ira puede volverse en contraprovocando accidentes muy desafortunados.Mientras que la ira tiene todas las contraindicaciones habidas y por haber, locontrario ocurre con la risa, es bueno para prácticamente casi todo, pero ojo,siempre dentro de un orden y equilibrio, pues no debemos olvidar que estaafecta al ritmo respiratorio.En definitiva es mejor elección la risa que la ira, pero conviene guardar unequilibrio, ya no solo con la risa, sino con prácticamente la totalidad deacciones que realicemos, el equilibrio es la base de nuestra existencia.- 69 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Una noche loca con mi buen amigo Rocinante, terminó en un pueblo deCuenca llamado Mariana, salimos para celebrar que ese día me iba devacaciones y mi amigo olvidó que él si trabajaba al día siguiente, perodecidió jugársela una vez más y nos fuimos como carpanta, carretera ymanta.Cuando llegamos al pueblo, Rocinante llamó a su trabajo informando de quenuestro coche se había averiado en un pueblo de Cuenca y que no teníamosforma posible de regresar, hasta que el coche estuviera reparado, quedésorprendido de la facilidad de convicción de Rocinante, de ser yo el queestuviera al otro lado del aparato, seguramente hubiera creído lo que decía.En Mariana viven unos tíos de Rocinante y nos acogieron con los brazosabiertos, coincidió que eran las fiestas del pueblo y lo pasamos en grande,¿Qué mejor modo de comenzar las vacaciones que con unas fiestas?Rocinante tiene dos primas gemelas muy simpáticas, por aquel entoncestendrían alrededor de once años y se notaba que no estaban muyacostumbradas a las visitas porque no quitaban ojo de cada movimiento quehacía.Hace apenas tres años volví a ver a una de sus sobrinas, no la reconocíporque estaba hecha toda una mujer y cuando me la presentaron me dijo, yoa ti si te conozco, eres el chico que vino con mi primo al pueblo hace años, elque se planchaba las camisas.Dando marcha atrás a mi memoria, recordé que efectivamente habíainsistido en plancharme yo mismo la camisa, pues me parecía un exceso deconfianza que además de lo maravillosamente bien que me habían acogidosin tan siquiera ser de la familia, encima me tuvieran que planchar la camisa.Tengo que enviar un abrazo a la familia de Rocinante de Mariana por el tratotan especial, recuerdo nuestra llegada a aquella casa grande de pueblo, en laque enseguida reconocí alguien que me era familiar, la abuela de mi amigoRocinante.Conocía a su abuela porque se repartía el año viviendo cuatro meses en lacasa de Rocinante en Madrid, los cuatro siguientes en la casa de una tía deBarcelona y por último, para las fiestas, al pueblo a echarse un bailecito porlas fiestas, una mujer muy entrañable de la que guardo buen recuerdo.El resto eran los dueños de la casa, es decir, los tíos de Rocinante con susdos niñas gemelas y una tía de Barcelona que también se vino para las fiestascon sus dos hijos.Nada más llegar hubo celebración y pude comer algo que nunca antes habíaprobado, la escena de la mesa era muy parecida a una escena de una películade Indiana Jones en la que el postre era una cabeza de mono cortada paracomer su interior, estaba un poco sorprendido de ver cabezas de un animalen unos platos, pero para no llamar demasiado la atención, preferí nopreguntar de qué animal era aquella cabeza y comencé a comérmela.- 70 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Me gustó tanto la cabeza que me comí, que cuando me ofrecieron comermeotra no pude resistir la tentación de repetir, en aquella primera comidaadiviné que di una buena impresión a la familia en mi presentación.Por la noche nos vestimos de fiesta y estuvimos bailando hasta lamadrugada, lo habitual, y aunque el lugar donde tocaban los músicos estabamuy cerca de la casa, nos fuimos en el 127 por si acaso nos apetecía ir aCuenca, que estaba a pocos kilómetros.No hubo necesidad de ir a Cuenca porque los músicos se ganaron muy bienel sueldo y a la vuelta nos ofrecimos a llevar a la tía de Rocinante a casa en el127, que a pesar de ser un coche pequeño, era bastante confortable.El camino a la casa era cuesta arriba, siempre había pensado que aquelcoche tenía personalidad propia, pero entonces pude verificar que mi cocheera un guasón, porque lo que es subir la cuesta la subió, aunque lo hizodando tumbos, como si volviera de borrachera.Me disculpé con la tía de Rocinante por los pocos modales de mi coche, quedebía querer hacerse el gracioso con los invitados, entre las risas y que el 127cada vez subía más despacio, tardamos en llegar a la casa mucho más que sihubiéramos regresando andando.Fueron cinco días intensos de fiestas, aunque me hubiera pasado con gustomi mes de vacaciones de fiesta con mucho gusto, pero todo llega a su fin yhay que regresar a la rutina, bueno Rocinante, porque yo aún teníaveinticinco días de vacaciones por disfrutar.Siempre que se sale de fin de semana y llega el día de regreso, el domingopor la noche escuchando en la radio las noticias deportivas, se piensa en queal día siguiente hay que madrugar, la diversión toca a su fin, a miparticularmente nunca me llegaba a deprimir esto, aunque Rocinante sepasó el viaje diciendo lo desagraciado que era.Yo sin embargo regresaba feliz por los cinco días de diversión que habíapasado y porque aún me quedaban muchos días de vacaciones, no queríaagravar el sufrimiento de Rocinante con mis pensamientos, que no eranotros que ir al día siguiente a una agencia de viajes y tomar el primer vuelodestino a un lugar al que siempre deseé visitar, a un lugar de mi país queestá muy lejos, a las islas afortunadas, las Islas Canarias.La isla elegida fue la Tenerife, he podido escuchar en numerosas ocasionesde gente que me reprochaba le hecho irme de vacaciones solo, he dereconocer que aquellos años en que los que me iba solo de vacaciones gocéde plena libertad y esto era muy placentero para mí, hubiera deseado haberpodido tener compañía, pero no era así.Hoy tengo la suerte de poder ir de vacaciones con quien comparto mi vida,mi mujer, cuando tenía veinticinco años no tenía con quien compartir misvivencias, aunque sí que tenía un tesoro preciado, juventud y una excelentesalud, muy importante, aunque nunca se obtenga todo lo que uno desearía.- 71 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Mari ToñiHoy diecinueve de Junio del año dos mil nueve se nos fue uno de losgrandes, expuesto en su juventud a los horrores de la guerra civil española,supo como nadie lo que es sufrir y consagró su vida a ayudar al necesitado.Encontró en la India su lugar, se ganó la simpatía de los campesinos aunquela clase política no le miraba con buenos ojos aunque contó con el apoyo deIndira Gandhi.Hoy a trasladado su vivienda, se ha marchado al lugar donde se encuentranlos justos, aquellos cuya misión en este mundo fue la entrega al prójimo, hoyle han recibido a las puertas del cielo, la misma entrada que hace un añotomó mi padre, la puerta de entrada de los hombres buenos.Vicente Ferrer, un ejemplo a seguir por todos, de sus labios pude oír clamarpor la mayor vergüenza de la humanidad, el hambre, qué diferente sería elmundo si cada uno de sus habitantes abandonara tan solo por unos días susitio para ayudar al prójimo, seríamos tan útiles que llegaríamos asorprendernos.Pensarán ustedes, ¿Cómo demonios sabrá el escritor lo útil que podríamosser si un buen día decidiéramos irnos con lo puesto a un lugar lejano con elobjetivo de ayudar al prójimo, acaso fue misionero?Es evidente que no hablaría de ello sin fundamento, se de lo que hablo porpropia experiencia, dejar tus raíces, abandonar tus comodidades, sacrificartodas tus amistades con un único objetivo, servir al prójimo, en el capítulo 15Zori, el corazón de este libro, puede comprobarse que así es.No vayan a creerse que el sacrificio traerá una recompensa, al menos a cortoplazo, no crean que el empeño en la causa por la que luchen hasta quedarexhaustos no les pasará factura, aquel misionero que crea que tras su viajellegará a un lugar paradisiaco, está a tiempo de deshacer sus maletas, puescomo poco encontrará miseria y dolor.No existe mención honorífica capaz de pagar tanto esfuerzo, el único pagoaceptable es comprobar con tus propios ojos que el resultado de tu trabajo essatisfactorio, aunque jamás exento de dificultades.Una vez hecha mi mención a Vicente, un hombre entregado a su pueblo, unespañol de sangre, hindú de espíritu, regreso al año mil novecientos noventay cuatro, allá por el mes de junio en el cumpleaños de Javi, el amigo deRoberto.Javi es uno de esos amigos que puedes contar con los dedos de una mano,aunque en realidad es más amigo de Roberto que mío.Roberto es amigo de mi hermano Javi, pero no se vayan a liar, hay dospersonas llamadas Javi en este asunto, uno es mi hermano y el otro es elamigo de Roberto, cuyo cumpleaños es motivo de reunión anual.- 72 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» El cumpleaños de Javi se ha convertido en uno de los acontecimientos másesperados, en él nos reunimos para cenar algo y finalizar con una sesión dekaraoke, afición que tengo el gusto de compartir con el anfitrión.En el Mari Toñi cantábamos canciones de ayer y de hoy, entre mispreferidos se encontraban clásicos como «Déjate Querer» de José ManuelSoto, «Vente Pa Madrid» de Ketama o «El Sitio De Mi Recreo» de AntonioVega, sin embargo Javi tiraba más hacia Miguel Bosé con su magistralinterpretación de «Amante Bandido».Mi afición por los karaokes se afianzó con el paso del tiempo, no siendoextraño poder encontrarme hoy día cerrando alguno de ellos, últimamentellevo meses intentando ir a uno sin éxito.Cae una tromba de agua cada vez que me dirijo a este karaoke, en fin, poruna vez y sin que sirva de precedente, he dado mi brazo a torcer frente aldestino y he desistido de seguir intentándolo.No es por miedo a que pudiera sucederme algo en dicho karaoke,simplemente he perdido el interés por ir a ese garito en concreto tras variosintentos fallidos, si por miedo fuera, no saldría de casa.Qué levante la mano el que pueda asegurar que jamás ha pisado suelo detragedia y destrucción, por poner un ejemplo, te estremece enterarte queaquel vuelo que frecuentabas, ha sufrido un fatal accidente.Llegamos a ser tan egoístas que podemos caer en el error de creer que jamásnos tocará a nosotros, recuerdo haber quedado perplejo al ver en las noticiascomo tras uno de los terremotos de San Francisco, sacaron unas camisetasque versaban, yo soy uno de los supervivientes.Como solía decir mi padre, ¡hermano!, nadie está libre, tarde o tempranollegará nuestro fin, una buena causa para plantearse en que nuestro principalobjetivo sea hacer lo más grata nuestra estancia en este corto viaje.Decir que la vida se asemeja a unas vacaciones en las que olvidamos sacarbillete de vuelta, no es en exceso exagerado, desperdiciar un solo minuto denuestro tiempo en lamentos ya va siendo mucho tiempo.Piensen ustedes que el libro de vida consta de dos partes, de lectura muyrápida, ya estamos en el capítulo sexto de la segunda parte, ¿quién puedeasegurarme que algún día pueda llegar a comenzar mi tercera parte?,absolutamente nadie, es un misterio que nadie sabe, el momento de partir.Cada cumpleaños es motivo de felicidad, estando en el trabajo una de miscompañeras se lamentaba precisamente por dicha circunstancia, a veces mesorprendo el modo tan extraño de funcionar de la mente humana.Era un treinta cumpleaños, yo era algo más joven que ella y no podíacomprender su infelicidad, no podía entender porque mi compañera sufríapor el hecho de cumplir años, algo que creo que es para esta contento.- 73 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Nos invitó a tomar unas cañas a la salida del trabajo, fue en un bar de la calleAlbasanz en el que volví a estar no hace demasiado tiempo, observé el lugarque permanecía igual que hace quince años y recordé una escena que seprodujo en ese cumpleaños que me dejó atónito.Antes quiero presentaros a Ricardo, compañero de trabajo gran aficionado alflamenco, arte que yo apenas conocía por aquel entonces, Ricardo podíadarme lecciones de flamenco pero sin embargo daba muestras de sabiduríahablando con humildad, como debe ser un buen aficionado.Ricardo es uno entre un millón, alguien al que se puede poner el cartel decompañero y amigo con letras grandes, una excelente persona, algo que noes muy corriente encontrarse por desgracia en el mundo empresarial.Recientemente me encontré con él en el kilómetro cero, me contó que elmayor de sus hijos se había ido a vivir a Inglaterra y que el pequeño estabahecho un bicho, cada día más travieso.Me encontraba en aquel cumpleaños gesticulando, haciendo movimientosenérgicos con los brazos relatando una de mis aventuras a Ricardo, cuandopasa por mi lado en ese momento una camarera que se lleva un bofetóntotalmente involuntario en uno de mis aspavientos.Me apresuré a pedirle disculpas y a preguntar si le había causado algúndaño, la respuesta fue tan impredecible que me dejó perplejo, me dijo, ¡Noes nada, no te preocupes, si me ha gustado!Me pregunté cómo le puede llegar a gustar a alguien que le den un tortazo,otra vez pude ver como a otro camarero alguien le quemó con un cigarrillosin querer, y cuando se disculparon, le respondió, que no tenía importancia,que ya estaba acostumbrado.¿Cómo diablos se puede estar acostumbrado a que le quemen a uno, o aquién puede gustarle que le propinen un tortazo en toda la cara?, todo tienesu explicación, aunque en estos casos resulte difícil comprender.Puede encontrarse la explicación en el uso del lenguaje, cuando se pideperdón por un agravio, se tiende a decir por educación que no tieneimportancia aunque realmente la tiene.En un intento excesivo de restar importancia al agravio del que hemos sidovíctimas, dado que el causante manifiesta su preocupación, podemos caer enla exageración, llegando a hacer un mal uso del lenguaje.Si alguien nos ha propinado un tortazo involuntariamente y se hadisculpado, es lógico que restemos importancia al hecho, aunque si con ellonos ha producido dolor, que menos que manifestarlo, pero lo que carece detoda lógica es que llegue a gustarnos que nos hayan dado un tortazo.Bromeando con Ricardo sobre esto, me dijo, pues ya que le ha gustado quele hayas dado un bofetón, dile que si quiere le puedes dar una paliza.- 74 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Fue mi amigo Don Quijote quien me contó el caso aquel camarero quetrabajaba con él que manifestó estar acostumbrado a que le quemarancuando alguien le quemó con un cigarrillo fortuitamente, muyprobablemente el mismo día que le conté el caso de la camarera a la que le diel bofetón sin querer, pues ambos casos son parecidos.El camarero en su afán de que el cliente no se preocupara por su torpezallegando a quemarse, restó importancia al suceso, algo lógico, aunque lo quese sale de toda lógica es que añadiera que está acostumbrado a que lequemen, ¿cómo puede uno acostumbrarse a que le quemen?No se es menos educado por quejarte si alguien te infringe un agravio,incluso es recomendable hacerlo, pues de ese modo se actúa connaturalidad, y además por añadidura se puede restar importancia sirealmente carece de ella.A veces se confunde la educación con el servilismo, tal vez por herencia deotros tiempos, en los que pisar a los lacayos era lo corriente, es señal deevolución de una sociedad que estos vestigios del pasado vayandesapareciendo.No creamos que somos pioneros en la lucha por la igualdad entre clases yentre el hombre y la mujer, allá por el lejano mil ochocientos veinte nacióuna mujer española que consagró toda su vida y esfuerzo para que hoynuestra sociedad haya avanzado algo, Concepción Arenal.Toda una vida consagrada a una lucha que de poco sirve sin continuidad,necesitamos más personas como ella, ¿acaso crees que tú no podrías ponertu granito de arena?, por supuesto que puedes, de hecho eres partefundamental de esta sociedad.Queda mucho por hacer por la igualdad, es un error pensar que la lucha essolo asunto de los pensadores, la historia nos ha provisto de muchos ygrandes pensadores, tenemos vitrinas repletas de libros que emanan ideas,pero ¿dónde está la vitrina de los hacedores?También los hubo, pero la inmensa mayoría de los hacedores no aparecen enlas vitrinas y no los busquen en las librerías, nunca los encontrarán, fueronpersonas consagradas al servicio de la sociedad, como lo fue aquel con quiencompartí tantas tertulias y que tanto echo de menos, mi padre.En algunos aspectos la iglesia y la sociedad de asemejan, se tiende a creerque la iglesia la forman los líderes espirituales cuando en realidad laconforman líderes, creyentes, no creyentes, malos y buenos, es decir, todos.También se tiende a dejar en manos de los políticos el rumbo de la sociedad,cuando en realidad todos debemos poner de nuestra parte, demasiadossiglos de servilismo nos han malacostumbrado.Ahora es el momento, no fue ayer ni será mañana, es ahora cuando debemostomar cartas en el asunto, ha llegado la hora de la partida.- 75 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» La NasaEn todas las etapas de mi vida he podido encontrarme con esas personas quecreen que por azar la naturaleza les ha otorgado mayor sabiduría que al restode los mortales, son esos a los que suelo denominar listillos.Bien sea en el colegio, la universidad o en el trabajo siempre había temidooportunidad de toparme con uno de dichos ejemplares, gente que creeposeer un don cuando en realidad tienen un problema que puedeacompañarles de por vida.En aquellos días mi amigo Rocinante conoció a uno de estos especímenes,era un profesor que le dio clases en un curso de Windows y con el queentabló amistad, su caso era si cabe aún más llamativo que todos los listillosque había conocido antes.Para aquel chico, la inteligencia era el grado de aprobación que habíaobtenido a lo largo de su vida por parte de sus profesores, de sus padres, desus alumnos y por supuesto, de sus amigos.Estaba realmente obsesionado con demostrar su grado de inteligencia, talera su obsesión, que constantemente nos hacía saber todas sus hazañas ylogros y por supuesto, nos informaba de que todo lo que poseía era el últimogrito en el mercado.Su ropa era lo más novedoso, se la traían de los Estados Unidos en exclusivapara él, su coche último modelo, gafas de sol de mil euros, teléfono móvilúltimo modelo y por supuesto terminó su carrera con la mejor nota, elprimero de su promoción.Toda mi vida había oído decir que alguien había terminado una carrerasiendo el primero de su promoción, me llevé una triste desilusión cuando alfinalizar mi carrera universitaria, comprobé que no había una lista en la quese pudiera ver el primero, segundo, o el último de una promoción,simplemente era un bulo.Cuando supe que era falso el mito del primero de la promoción en unacarrera universitaria sentí en el estómago el mismo cosquilleo que sentícuando me enteré de que los Reyes Magos no existían, una extrañasensación.Un día tuve una conversación con el amigo listillo de mi amigo Rocinante, lepregunté que cómo había llegado a averiguar el hecho de que su inteligenciaera superior a la del resto de los mortales, me respondió que con los test deinteligencia del colegio, siempre sacaba las mejores puntuaciones, era elmejor de la clase.Entonces me vino a la mente uno de aquellos test de inteligencia que noshacían en clase, el psicólogo dio un bofetón a uno de mis compañeros porcomenzar el test antes de dar la correspondiente señal, en aquellos tiemposse consideraba normal sacudir a los alumnos para dar ejemplo.- 76 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Sin embargo, con todo lo inteligente que era, hubo algo que le dije que nopudo comprender, le dije que si no consideraba un poco arriesgado dejar enmanos de otras personas la opinión sobre sus capacidades.En pocas palabras, estaba tirando abajo la torre imaginaria que se habíaconstruido durante años, basaba toda su valía en aquellos test de su infanciay no estaba dispuesto a que llegara nadie para hacerle dudar.En mi trabajo había compañeros de todo tipo, y como no, entre ellos algúnque otro listillo, no olvidemos que estaba ejerciendo la profesión con mayoríndice de listillos, habitan los listillo en el sector informático como chinchesen un perro abandonado.En el departamento de sistemas había uno de ellos, un personaje queocupaba un cargo que debía aburrirle en exceso y se entretenía en tocar a suantojo parámetros de configuración del sistema poniendo en jaque aldepartamento financiero de la empresa.Se le ocurrió la feliz idea de meter sus manazas en dichos parámetros deconfiguración el mes de agosto, con el inconveniente de que en ausencia dejefes, era yo quien debía dar la cara frente al jefe de financiero.Cuando fui a pedirle que revisara el sistema, me dijo que tenía cosas másimportantes que hacer y que en ese momento no podía perder el tiempo enver revisar porqué había dejado de funcionar el sistema.Cambió sorprendentemente de parecer cuando se le echó encima el directorde informática cuando llegó a sus oídos que todo el departamento financieroestaba parado a cierre del periodo porque le parecía una pérdida de tiemporevisar el sistema.A los cinco minutos todo estaba funcionando otra vez y el agua volvió a sucauce, aunque el hecho de que el director de informática tuviera que llamarlela atención en persona para que hiciera su trabajo le debió parecerhumillante y trató de salir airoso de la bronca del peor modo, tratando deimplicarme.El jefe nos llamó a los dos a su despacho, casi antes de que entrara el listillocomenzó a gritar que debía haberle avisado, que por mi culpa se habíaquedado el departamento de financiero sin poder continuar trabajando, quefuera la última vez que ocurriera esa situación.Miré al director de informática, que al igual que yo, sabía perfectamente queel individuo mentía como un bellaco, pero él prefirió darme el gusto deinformarle de ponerle en evidencia.Le dije, ¿tú lees el correo con frecuencia o tal vez estás ocupado en otrosmenesteres?, me respondió que sí por supuesto, entonces le dije que deberíahaber visto que le había enviado un correo con copia al director deinformática informándole de la importancia de revisar de inmediato elsistema, pues todo el departamento estaba parado.- 77 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Entonces comenzó a argumentar que no podía dedicar su tiempo a lainvestigación mientras siguieran produciéndose incidencias en el sistema,así no había forma de trabajar.Fue entonces cuando habló el director de informática, le dijo que su trabajoconsistía en el mantenimiento del sistema y no en la investigación, que parainvestigar ya está la Nasa.Como resultado del rapapolvo que se llevó tanto por negarse a hacer sutrabajo como por tratar de echarme a mí la culpa de lo sucedido, no tuvo otroremedio que pedirme perdón y comprometerse a colaborar siempre que lonecesitara.Comprendí la importancia de un buen rapapolvo a tiempo, en más, diría yoque, desde aquel día, el carácter de aquel compañero mejoró notablemente, ypor supuesto, no se negó a realizar su trabajo durante el tiempo quepermanecí en aquel trabajo.Analizando el comportamiento de los listillos, podríamos resumir que suelendar más importancia a las formas que al contenido, tienen un problema derigidez frente a flexibilidad.Nunca puede ser más importante la vía, el mecanismo, el modo de llegar aun objetivo, que el hecho de alcanzarlo con éxito, si se cae en el error dellegar a considerar de mayor importancia las formas, se llega a la burocracia.Se puede llegar a realizar el trabajo de modo ineficiente por considerarprioritario el papeleo, la rigidez y las formalidades superfluas, el listillo esrígido mientras que el inteligente el flexible.El hombre sabio no dice todo lo que sabe, mientras el necio no sabe ni tansiquiera lo que está diciendo, no es necesario demostrar la inteligencia nitener que ir justificándose a cada instante.El inteligente sabe que cometerá errores, mientras que el listillo jamásreconocerá haber cometido ni un solo error en su vida, ni se le pasa por laimaginación que lo cometerá en un futuro, su afán por demostrar que sucoeficiente intelectual es el más alto, le hace ser torpe en lo más elemental,reconocer el error como parte de nuestra vida.Si te reconoces entre aquellos que han sido rígidos a lo largo de su vida yconsideras positiva la idea de intentar cambiar, tratar de comprender que lavida es un constante errar, aprender e intentar no volver a errar gracias alaprendizaje obtenido, enhorabuena, has abandonado el mundo de loslistillos y has entrado en el mundo real.En este mundo real comenzarás a aceptar los errores de los demás comoalgo natural, al igual que los tuyos propios, estarás dando un paso de giganteen la convivencia pues no solo estás aceptando tu imperfección, sino queinmediatamente dejas de exigir el imposible de un mundo perfecto, en estemundo imperfecto conviven en armonía inteligencia y felicidad.- 78 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 7. Islas CanariasEl DescubrimientoA mediados de los noventa cumplí veintiséis años, echaba la vista atrás y veíaun joven con muchos sueños por cumplir y ahora había cumplido ya lamayoría de ellos, estaba en una etapa de crecimiento profesional cosechandoéxitos, se podía decir que la vida me sonreía.Era evidente que algo faltaba para completar mi vida, aún no habíaencontrado aquella mujer con la que tantas veces soñé, a quien cobijar en elfrio invierno, a la que acariciar su pelo, a quien decir que de lo enamorado deestoy debo pellizcarme todas las mañanas para comprobar que no es unsueño.Pero esto no me preocupaba, sabía que tarde o temprano encontraría lo quetantos años había soñado, una compañera, amiga, cómplice, pero mientras,disfrutaría de mis éxitos y llegada la época estival, buscaría el lugaradecuado donde descansar y tal vez encontrar la mujer de mi vida.Pensando en el sitio adecuado para pasar las vacaciones de verano, no podíaquitarme de la mente el verano anterior, había sido un gran descubrimiento,siempre había tenido en mente viajar alguna vez a las Islas Canarias, lo queaún no sabía era la importancia de aquel lugar en mi vida.Si esta novela tiene un corazón situado en el capítulo quince, cuyaprotagonista es una mujer llamada Zori, también tiene un lugar donde sedesarrollaron los hechos, fue en las Islas Canarias.¿Por qué elegí aquel destino como privilegiado para pasar mis vacacionesdurante tantos años, por qué desde el primer día que contemplé la obra de lanaturaleza más maravillosa y majestuosa que jamás había visto de nombreTeide, sentía como si fuera un ser con vida propia que me daba labienvenida?Son preguntas que no sabría responder, el algo que se siente pero que no sesabe explicar el motivo por el cual lo siente, hoy recuerdo la cantidad deveces que alcé la vista hacia el Teide en el capítulo de mi vida que hetitulado «Zori», quién sabe la razón por la cual mantuve esas conversaciones,siempre sabias, con la longeva montaña.Una vez más mi destino favorito eran las islas, pero esta vez mi amigo elTeide aunque me saludó, me miró con cierto recelo porque mi destino no eralas faldas de su montaña, sino la isla vecina Gran Canaria.Durante el viaje pude recordar las vacaciones anteriores en las que paseabasolo en la noche tinerfeña por el paseo marítimo del Puerto de la Cruzcuando un cartel llamó mi atención, era un local de música en directo en elque actuaba un cantautor de la península, el lugar ideal para pasar un buenrato disfrutando de la música en vivo después de cenar.- 79 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Me senté junto a dos señoritas alemanas que me sonrieron y aceptaron comoa uno más de la familia, pues mi aspecto físico se diferenciaba en poco al delos turistas alemanes, esta transformación física fue un fenómeno curiosoque comenzó a tener efecto en aquellas vacaciones.De niño también notaba que el pelo me clareaba en verano por efecto del sol,pero donde más podía notarlo eran en la pelusilla que me crecía en la cara ybrazos, pero nunca había regresado de unas vacaciones completamenterubio.Sin embargo, en el verano del noventa y cinco mi pérdida de cabello ya eraun hecho evidente, probablemente la debilidad del cabello hiciera que lopoco que aún me quedaba sobre la cabeza, se transformara en rubio claro,pero debido a lo tremendamente despistado que soy, comencé a darmecuenta de este efecto en mi pelo varios días más tarde, mientras tomaba unacerveza en una terraza.Se acercó a mí un turista alemán que me habló en su idioma originario, noentendí ni media palabra de lo que decía, al percatarse de ello, cambió delalemán al inglés que aunque no domino, al menos me pude enterar de lo queme estaba hablando.El turista alemán me estaba pidiendo ayuda económica para poder regresara su país, cuando llegué a mi hotel me miré en el espejo y quedé muyimpresionado con mi aspecto, realmente tenía el pelo muy rubio y la piel deun tono rojizo tirando a moreno, yo mismo hubiera pensado que alguien demi aspecto pudiera ser perfectamente un turista alemán.Me senté junto a las dos bellas señoritas alemanas confiando en que notrataran de hablar conmigo en su idioma originario y cuando comenzó elespectáculo pude advertir por su acento, que la chica que se sentó pocodespués a mi lado era gallega.No tardamos mucho en hacer amistad, le conté que yo también tocaba laguitarra y cantaba aunque no llegaba al nivel de un profesional, ella me dijoque los dueños del local eran amigos suyos y que si me animaba podía subira cantar algo cuando terminara la actuación.Una vez terminada la actuación del cantautor, canté alguna de las viejascanciones de mi repertorio y al terminar me invitaron a ir a un local demúsica sudamericana.En el nuevo local que estuvimos había una actuación en directo de un gruposudamericano del estilo de Los Panchos, el ambiente era muy acogedor,ideal para charlar y dejarse llevar por el romanticismo, tomé nota del lugarpor si podía serme útil para otra ocasión.Por último fuimos a la playa a saltar por encima de las hogueras en la nochede San Juan, es esta una festividad arraigada en diversos países donde seenciende una hoguera, de este modo se creía dar más fuerza al sol y ademáscon el fuego se purificaba el alma del que lo contemplaba.- 80 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Este rito en mi país se ha convertido en fiesta popular, se realizan hoguerasen plazas, calles o playas y en torno a ellas se reúnen familiares y amigos,noche para compartir en la que se alcohol ayuda a olvidar el origen de cadauno, se baila, ríe y canta sin importar con quien.A la mañana siguiente todo se queda manga por hombro (expresión quesignifica desorden total) y todos marchan a sus casas cogidos del brazocantando canciones aún unidos por los estrechos lazos del alcohol.Después de la noche un terrible dolor de cabeza te devuelve al mundo real,todos regresan a ocupar su lugar y se olvidan por completo que ayer elterrateniente bailaba de la mano del más humilde del lugar.¿Quién no recuerda la efímera amistad que une gracias a los lazos delalcohol a un vagabundo y un millonario borracho en Luces de Bohemia?, elvagabundo llega a salvarle la vida, le promete amistad eterna, pero cuandoterminan los efectos del alcohol, el millonario rechaza al pobre vagabundo.Me pregunto yo porque no serán todos los días como la noche de San Juan,que sin necesidad de tener que beber alcohol, el hombre rompiera esabarrera que le separa de sus semejantes y se diera la mano con quien antesconsideraba de una clase aparte, ¿no seríamos más humanos?Considerar a tu semejante como alguien igual a ti en cuanto a derechos ydeberes está muy relacionado con el respeto que por ellos sentimos,podemos considerar lo normal respetar al prójimo por los valores que noshan enseñado, es decir, por la educación recibida.Aunque no necesariamente está ligado haber sido adoctrinado en los valoresde la igualdad y respeto a nuestros semejantes con que realmente creamosque es lo correcto, tal vez en nuestro interior haya podido estar creciendo unsentimiento de que somos mejores al resto, con más derechos y menosdeberes.Si no creemos que el respeto hacia los demás es un valor fundamental ennuestra vida, indirectamente estamos perjudicándonos porque el hecho deno respetar, provoca rechazo de los que si respetan y un inevitableaislamiento.Considero que la ausencia de respeto es un grave problema y es quizá porello que ponga bastante énfasis en que encontremos una solución,constantemente oímos que salta la alarma social por los problemas típicos denuestra comunidad, como es el desempleo, la delincuencia, las gestiones delgobierno.¿Han oído que alguien haya levantado la voz ante el problema de la falta derespeto a nuestros conciudadanos?, yo desde luego que no, y sin embargosoy de la opinión que con respeto mejorarían notablemente los problemastípicos de nuestra sociedad que antes cité.En mi ciudad tocamos a un número a tener en cuenta de ratas por habitante.- 81 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Recientemente me preguntaba cuál será el número de habitantesirrespetuosos, a los que por analogía podríamos denominar ratas, a los quetocamos los habitantes respetuosos de mi ciudad.Desde luego doy fe que el número de irrespetuosos es mayor que el derespetuosos, puedo asegurarlo por un hecho ocurrido recientemente que meha dado la razón, de hecho, les invito a que hagan ustedes la prueba paraverificar que por desgracia son ciertas mis palabras.¡Qué salten las alarmas sociales!, ¿pueden creerlo ustedes?, cuando acabo deescribir que salten las alarmas, imagino que por efecto del calor que haceahora mismo, o tal vez por la excesiva curiosidad de algún merodeador,acaba de saltar una alarma, que quede como un hecho anecdótico, pero queluego no me digan a mí que las meigas no existen.Como decía, ¡Qué salten las alarmas sociales!, mira por donde, ahora lasmeigas se fueron a dormir, que salgan los analistas de sus escondrijos, porcierto, siempre hablan de ellos y jamás he conocido a nadie de profesiónanalista, al menos analista social, pues doy fe que existen analistasinformáticos, y también clínicos.No deberían llamar a determinadas profesiones con el mismo nombre, puesaños atrás una enfermera nos oyó comentar a varios compañeros de launiversidad algo referente al análisis y creyó que éramos analistas clínicos ynos ofreció trabajo.Pues vamos a darle trabajo a los analistas sociales, la alarma está al rojo vivo,la falta de respeto es un hecho en crecimiento y deberían ponerse todos losmedios necesarios para atajar el problema, el peligro es inminente.Vamos a los hechos, recientemente escribí un correo electrónico por error acincuenta de mis contactos, no había ninguna duda que me habíaequivocado de destinatarios, pues no era a ellos a quienes iba dirigido aquelmensaje.Inmediatamente me apresuré a rectificar y pedir disculpas por el errorcometido, no pueden llegar a imaginarse el porcentaje de contestaciones querecibí, todo un éxito, de hecho consideraría el experimento como a tener encuenta por los realizadores de las campañas electorales, el porcentaje departicipación es absoluto.Otro tema es el tipo de mensajes que recibí, ya que hemos mentado losporcentajes, de cincuenta correos me contestaron cuarenta irrespetuosos yuno solo de ellos fue respetuoso y transigente conmigo.A este paso, el día que encontremos a una persona respetuosa le deberemosdar un nuevo premio nobel, posiblemente les llegue a parecer ridículo, perosi algún día me dieran un premio nobel, desearía que fuera del respeto, quefeliz me haría que alguien me comunicara que me otorgan el premio nobeldel respeto, no por el hecho de que me consideraran respetuoso, si noporque al menos sería un modelo a seguir por otros.- 82 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Si mi primer viaje a las Islas Canarias fue un camino de rosas, este añocomenzaba con un pequeño percance aeroportuario que hizo que no entraracon buen pie en la gran isla, muy relacionado con la falta de respeto.El personal de vigilancia del aeropuerto sospechó que llevaba droga,comenzaba a pensar si no tendría algo que ver con mi bigote, tiempo atrástuve un percance similar en Ceuta y llevaba el mismo bigote.A decir verdad, mirando una fotografía de la época, mi aspecto era de capodel narcotráfico, aunque a juzgar por los papeles que suelen darme en cine yseries de televisión, no debo haber cambiado demasiado, me pregunto sipasaría del aeropuerto de Barajas si me dejara bigote de nuevo.Procedieron a un registro en el que revolvieron el equipaje sin controldestapando un bote de gel de baño desparramándolo por toda la ropa ycausando que mi teléfono móvil pasara a mejor vida.Recuerdo aún las palabras del agente que con aparente respeto me pedíadisculpas por las molestias y se excusaba con que ese era su trabajo, lasmismas palabras que escuché de los agentes de aduanas ceutíes, debe seruna frase que aprenden en el manual de aduanas.Como resultado de que los agentes hicieran su trabajo equivocándosenuevamente de sospechoso, tuve que llevar toda la ropa a una lavandería,comprarme un teléfono móvil nuevo y me tocó perder el autobús que debíallevarme a mi hotel, por lo que tuve que pagarme un taxi que me llevara alsur de la isla.Cuando por fin salía del aeropuerto camino del sur tenía un humor de perrosy pude ver un cartel que decía, bienvenido a Gran Canaria, le deseamos unafeliz estancia, esto me hizo esbozar una media sonrisa que se la dediqué a mimala suerte en las aduanas.Lo primero que hice al llegar al hotel fue deshacerme de mi bigote y mihumor cambió de repente, el mal genio que tenía había desaparecido porcompleto y por fortuna, el resto de las vacaciones transcurrieron con totalnormalidad.Tal era el cambio que me produjo quitarme el bigote que la recepcionistacreyó que yo era el hijo del señor que horas antes había hecho su entrada enel hotel, se quedó sin habla cuando le dije que era el mismo de antes pero sinbigote, entonces me dijo que sin bigote estaba mucho más guapo y que leprometiera no volver a ponérmelo jamás, promesa hasta hoy cumplida.Pero si mi entrada a la isla no fue demasiado afortunada, el resto de laestancia cumplió todos los requisitos que esperaba e incluso mejorónotablemente mis expectativas, tenía todo lo que podía desear.Pude pasear con tranquilidad, sumergirme por sus aguas refrescantes, comeruno de mis productos preferidos, el pescado, probando cada día unodiferente, pescados autóctonos de las islas que nunca volvería a probar.- 83 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Me topé de bruces con el nudismo, solo había sido testigo de esta prácticacuando siendo aún adolescente iba caminando por el monte con mi hermanoJavi y nos encontramos con una familia nudista.Recuerdo que al pasar por donde estaban ellos comiendo nos saludó toda lafamilia y aunque trataba de evitarlo, mis ojos se dirigían hacia las dosadolescentes de la familia, que tendrían nuestra misma edad.Era probablemente el primer desnudo integral que veía en vivo y en directo,y no fueron pocas las veces que imaginé aquella escena transformando alresto de la familia por chuletas de cordero y frutas exóticas, entonces tras elfestín nos echaríamos una siesta en buena compañía y luego nos iríamos alrío a nadar.Es una pena que no se haya inventado la máquina que transforme los sueñosen realidad, pero a falta de ella, al menos ahora podía practicar nudismo enlas playas del sur de Gran Canaria y zambullirme por sus refrescantes aguascomo Dios me trajo al mundo, la sensación de libertad que ello me producíaera difícil de expresar.Sé que si me hubiera ido de vacaciones acompañado de alguien, me hubierapensado el hecho de practicar nudismo, pero comenzaba a ser consciente delas ventajas de salir solo de vacaciones, no debías dar cuentas a nadie, teníasplena libertad de hacer lo que quisiera siempre que no se molestara a nadie,y desnudarse en aquel lugar a nadie molestaba.Pude incluso ver caras de aprobación en los rostros de los turistas quedoraban desnudos sus cuerpos al sol, sabían que era nuevo en esto, no habíamás que ver el color blanco de la piel que antes cubría el bañador, parecíaque te estuvieran dando la bienvenida al club.Fue el nudismo mi principal atracción durante aquellas vacaciones, perolejos de practicarlo para contemplar bellos cuerpos desnudos, que no he denegar que cuando hacía aparición alguna bella mujer helénica, no tardaba nidos segundos en tumbarme para evitar la vergüenza que me producía notarcomo provocaba que cierta parte de mi cuerpo se triplicara, mi principalatracción era la excitante sensación de libertad.El simple hecho de estar quebrantando la norma de ir vestido con plenalibertad, sin tener que dar explicaciones a nadie, sin peligro de ser detenido,me producía una excitación mucho mayor si cabe que la que pudieraproporcionarme contemplar un cuerpo casi perfecto, más que excitación,aquello rozaba el éxtasis, al fin poseía lo que tan profundamente amaba, mipropia libertad.Al regreso de aquellas vacaciones sentía que había subido un peldaño másen mi vida, cada mañana que desnudaba mi cuerpo para ducharme y veía micuerpo moreno en su totalidad exceptuando las axilas y las palmas de lasmanos, me encontraba con mi otro yo, con lo mejor de mí mismo.Si un día estuve cerca de rozar el Nirvana, sin duda fue en esas vacaciones.- 84 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Prohibido Cantar En PúblicoEn el año mil novecientos noventa y cinco España podía considerarse unpaís libre, su democracia estaba en plena adolescencia y tal vez por ello aúnpodían encontrarse reminiscencias de un pasado represivo.Mis amigos y yo habíamos vivido el cambio hacia la democracia desde unaperspectiva infantil, habíamos visto como nuestros mayores luchaban yreivindicaban sus libertades en unos tiempos en que los universitariospodían llegar a ser apaleados por recitar a Miguel Hernández.Realmente nos encontramos con todo hecho, y aunque habíamos sidotestigos de primera fila de la lucha por las libertades, éramos demasiadoniños para haber participado de ella, tan solo fuimos testigos del nacimientode la democracia y hemos ido creciendo con ella.Un día llegué oír salir de los labios de un jefazo de mi empresa, que lostiempos de la esclavitud ya habían pasado hacía tiempo, estaba defendiendolos derechos de los trabajadores frente al intento de explotación delempresario, algo inimaginable dos décadas atrás.En aquellos días se entrenaban nuevas empresas, en un país donde solohabía dos canales televisivos desde que se creó la televisión, comenzó aprivatizarse e incluso se habló de un nuevo concepto de televisión privada,pay per view (ppv), más comúnmente denominada televisión a la carta.Estaba siendo testigo de primera mano de aquello, quién podría imaginaraños atrás que se llegaría a pagar por los eventos que desea ver, yo estaba enmedio de todo aquello, mi trabajo guardaba mucha relación con todoaquello.Otro punto importante de cambio era la adhesión de mi país a la unióneconómica europea, se comenzaba a hablar que en un futuro no muy lejanolos europeos podríamos viajar sin fronteras y utilizar una moneda única conla que poder paga en cualquier país de la unión.Europa llegó a dictar una normativa que tuvo que acatar tajantemente todaslas empresas, su objetivo principal era finalizar con los monopolios quealgunas empresas tenían sobre determinados productos, eso iba contra lalibertad y la igualdad de oportunidades de todas las empresas.He de reconocer que en medio de aquellos cambios, en avance de laslibertades, me sentía bastante cómodo, en aquellos días de duras jornadaslaborales en pro del avance de una Europa unida, libre y justa lo que másapetecía cuando llegaba el fin de semana, era divertirse.Nos dirigimos pues mi amigo Rocinante y yo por la carretera de la Coruñacon destino a Guadarrama, como era habitual por aquel entonces, siempreviajaba conmigo en el maletero trasero del coche mi guitarra española, puesera bastante frecuente que termináramos la noche cantando esa viejascanciones que aprendimos de niños a la luz de la luna.- 85 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Así fue como nos dirigimos a un lugar en el cual no había viviendasalrededor y cuando comenzamos a cantar apareció una pareja de la guardiacivil, chico y chica, que tendrían ocho años menos que nosotros.Argumentaron que estábamos incumpliendo la norma que prohíbe cantar enpúblico, yo me apresuré a pedirles disculpas por las molestias y queinmediatamente nos retirábamos del lugar, todos quedamos conformesexcepto Rocinante, que intervino.Rocinante:Pues a mí nadie me prohíbe cantar donde quiera.Este comentario provocó que los agentes se sintieran cuanto menosofendidos, y no solo ellos, yo también me indigné con Rocinante, no habíanecesidad alguna de provocar una situación indeseable y menos si cabecontra dos adolescentes armados con metralletas.Los dos jóvenes llegaron a alterarse en exceso, incluso dejaron lasmetralletas apoyadas encima de la parte delantera de su Land Rover anuestro alcance, entonces pensé porqué dejarían armados a dos jóvenes contan escasa preparación, de haber sido unos fugitivos, nos estaban dando laoportunidad de deshacernos del problema in situ.Afortunadamente no teníamos cuentas con la ley, ni intención de hacer dañoa nadie, pude convencer a los dos jóvenes agentes de que mi amigo estabatan respondón entre otras cosas, porque había bebido demasiado y quenormalmente no era así.Lo que no imaginaba ni por asomo mi buen amigo Rocinante, es que suimpertinencia le iba a salir cara, el precio de su osadía le costaron alrededorde cien mil pesetas (unos seiscientos euros).Dado que Rocinante era un muchacho de mano lenta, quiero decir, quenunca era el primero en levantar la mano cuando había que pagar, estoyconvencido que de haber sabido antes las consecuencias de su imprudencia,no hubiera abierto la boca.También debo agradecer a los dos jóvenes que tuvieran el buen criterio demultar únicamente al infractor, no de cantar en público, pues no era por esola multa, sino por resistencia a la autoridad.Creo recordar que en algún momento llegó a insinuar Rocinante quepodríamos haber hecho frente a medias al importe de la multa, a lo que lerespondí que a mí no me habían denunciado, pues no me había resistido enningún momento a la autoridad y mi único empeño en todo momento fueevitar males mayores.Como resultado Rocinante no tuvo más remedio que pagar la multa, le debiósentar bastante mal porque tardé mucho tiempo en volverle a oír cantar, creoque aún se debía pensar que la multa se la pusieron por cantar en público yno fue así, aunque considero imprudente la actuación de los agentes, no mepareció mal multarle, aunque quizá el importe fue excesivo.- 86 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» En realidad estamos alienados por las normas, algunas de ellas sonnecesarias para el orden diario, como puede ser las normas de tráfico y acabode recordar algo que quisiera apuntar respecto a la circulación peatonal.Estamos de acuerdo que para que haya cierto orden entre los ciudadanos,debemos comportarnos respetando ciertas normas básicas, una de ellas, doyfe no se cumple por los peatones y considero que caminaríamos muchomejor si la respetáramos.Esta norma dice que todo peatón debe circular al igual que lo hacen losvehículos, es decir, por su derecha, una vez comentábamos bromeando queesta norma no era respetada por casi ningún peatón entre mi padre y yo.Mi padre me dijo que cuando esto sucedía, es decir, cuando se topaba conotro peatón que trataba de que apartarle de su camino mientras circulabacorrectamente por su derecha, se paraba a mirar un escaparate.Cuando me confesó esto creí partirme en dos de la risa, la verdad que es unasolución mucho más efectiva que llevarse un empujón por parte del otropeatón, entonces le pregunté, ¿y qué haces cuando no hay escaparate?, merespondió que entonces se quedaba parado esperando la reacción del otropeatón, si se inclinaba hacia un lado, el se dirigía al contrario.Realmente carece de importancia tener que abandonar tu trayectoria porcapricho o despiste del otro peatón, si en realidad lo que quieres es circularcon tranquilidad, siguiendo este consejo de mi padre, conseguí perfeccionarla técnica contra los peatones distraídos de un modo asombroso.Hay un tercer caso, que me ha ocurrido en alguna ocasión, es que el peatónque te viene de frente además de despistado sea un indeciso, este es el másdifícil de capear, pues te amaga hacia un lado y tira para el contrario, y asípuedes pasar un buen rato esquivando su cabeza como si quisiera darte unbeso en los morros.Para este último caso, el del peatón despistado e indeciso, hay una solucióninfalible, como no se decide, le amagas exageradamente hacia el lado que túprefieras y pones los morros como si fueras a soltarle un beso, entoncestienes casi asegurado que irá hacia el lado contrario, a no ser claro está, quele gustes.Pero quitando algunas normas de uso lógico y necesario, nos encontramos adiario con una gran cantidad de ellas que carecen de lógica, normas que sonfruto más bien del capricho o aburrimiento de ciertas personas que no tienenalgo más productivo que hacer que inventar normas nuevas.Recientemente fui testigo de una de estas normas en el metro,habitualmente al llegar a una estación, se debía hacer un cambio de trenpara continuar el trayecto por la línea, se salía de un tren y tras pasar unostornos se llegaba al nuevo tren sin problemas, pero un buen día, alguiendecidió que tuviera que hacer un trayecto mucho más largo para realizar elcambio de tren.- 87 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» El resultado de aquella nueva norma fue desastroso, pues con la nuevanorma, los usuarios del metro siempre perdían el nuevo tren y muchos deellos corrían para evitar perderlo, esto provocó numerosas caídas, algunas deellas de fatales consecuencias.Afortunadamente aunque con ciertas reticencias, se decidió que la nuevanorma acarreaba más problemas que otra cosa y se optó por la mejor opción,retirarla y volver a realizar el cambio de trenes como se había hecho siempre,teniendo que recorrer el mínimo trayecto posible.Vaya usted a saber si el que ideó la norma no lo hizo pensando en la saluddel usuario, que al tener que recorrer un mayor espacio en el cambio detrenes, así hacía más ejercicio, lo que tal vez no había barajado es quemuchos de ellos tienen prisa y prefieren realizar el ejercicio en el gimnasio.Otra norma de la que he sido testigo en mi ciudad es la de retirar el riego delas fuentes públicas, hay un parque bastante extenso por el que solía pasear amenudo y podía refrescarme cada cierto tiempo bebiendo agua en fuentessituadas con una separación aproximada de dos kilómetros.Pero llegó el verano y alguien decidió que ya estaba bien de gastar agua acuenta del ayuntamiento, cuya cuenta pagamos los usuarios de las fuentes ynos cortó el agua de las fuentes.Como consecuencia, a partir de aquel día tuve que cargar con una mochilacon botellas de agua para no caer deshidratado a mitad del trayecto, encierto modo agradecí esta medida restrictiva, pues así noté que con el pasode los días mi espalda iba ganando fuerza.Ya que hay quienes parecen disfrutar dictando normas, me voy a tomar lalibertad de dictar una, está dirigida a todos aquellos cuya dedicaciónprincipal es la elaboración de las normas que rigen nuestra sociedad.La norma que les aconsejo llevar a cabo no es otra que jamás olviden que elfin de la norma debe ser el bien del ciudadano y nunca su perjuicio, de estemodo evitaremos molestias innecesarias y ganaremos en calidad de vida.Debo estar haciéndome mayor, es la primera vez en mi vida en la que dictouna norma, debe ser cosas de la edad, si leyera este texto hace años y medijeran que había salido de mi puño y letra, no podría creerlo.En realidad no me gusta nada eso de dictar normas, creo que se ha notado,pues solo he dictado una en toda mi vida, la que acaban de leer y he sentidouna necesidad inevitable de ir al cuarto de baño después de haberlo hecho,ustedes me disculpen, regresaré lo antes posible.Bueno, ya estoy de regreso, que alivio, pues ya saben algo nuevo, si porcasualidad ustedes parecen de estreñimiento y aman la libertad como yo laamo, no tienen más que ponerse a dictar unas cuantas normas y verán cómoel efecto es inmediato, sin necesidad de tener que hincharse a fibra o tenerque beber zumos en exceso que lleguen a producir ardor de estómago.- 88 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Mujer De Cartón PiedraHabrán ustedes advertido que ciertos personajes de este libro tienennombres ficticios, tal es el caso de Rocinante o Don Quijote, ello es debido aque son personas con las que no he ganado la suficiente confianza comopara incluirlos en mi libro, por decirlo de otro modo, no son gente de fiaraunque, no por ello, hayan permanecido lejos de mi vida.Conocí en el año noventa y cinco a la mujer más superficial que jamás hayaconocido, una persona que hacía de la manipulación su estilo de vida y comosuele ocurrir a menudo con esta gente, pecan de ingenuos, pues creen tenerengañada a toda la sociedad con sus malas artes.He de reconocer que el primer día que conocí a Zoraida me cautivó, era unamujer bella que fijaba toda su atención en tus labios, lo que podría parecerque era un flechazo amoroso, no era más que un estudio minucioso de tucomportamiento, un test en toda regla, preparaba el terreno.Yo caí en sus garras, estuve un par de meses bebiendo las aguas por aquellamujer, pero pronto comenzaron a detectarse los síntomas, la actuación queella creía ser perfecta tenía sus lagunas, aquella mujer que creía tener elcontrol absoluto de la situación, era una actriz de tercera.Los primeros días anduve desilusionado, cuando crees haber encontrado elamor y no es así, la primera reacción es taparse los ojos y seguir soñando,pero pronto la realidad te golpea el intelecto, te das cuenta que no hay amor,que es todo una farsa y hay que tomar cartas en el asunto.Ocurrió algo novedoso, tal vez la experiencia estaba dando sus frutos, logrécambiar mis sentimientos hacia Zoraida, caí en la cuenta de que, del mismomodo que es absurdo enamorarse de Ginger Rogers, lo sería enamorarse deuna mujer como Zoraida.Incluso sería más acertado llegar a enamorarse de Ginger pues era unaartista maravillosa, pero no de Zoraida, una pésima actriz, sería ridículopensar que Ginger, tan insigne artista me mirase con ojos de amor, ella nopuede verme porque yo no soy más que un simple espectador.Me volvió a llamar Zoraida por teléfono para quedar un fin de semana más,yo estaba en mi trabajo y adivinaba en sus palabras el terrible engaño, ellaera totalmente ajena al hecho de que había descubierto sus malas artes.Mientras ella me hablaba con voz acaramelada, yo reflexionaba si colgar elteléfono y terminar de inmediato con aquella farsa o si tal vez podría obteneralgún tipo de beneficio de aquella situación.Comenzaba a recordar las palabras de mi maestro trilero de la plaza deCallao que me decía que siempre decía que engañar a quien trata deengañarte es siempre premiado por Dios, lo que en mi ciudad se denominatimo de la estampita, por otro lado, sonaba la voz de mi gran maestro, mipadre, que me decía que siempre es mejor parecer tonto que serlo.- 89 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» La venganza por fortuna nunca fue plato de mi gusto y descarté porcompleto utilizar mi evidente situación de ventaja para dar un escarmiento aZoraida, más tarde leí de la venganza que es un signo de debilidad, pues elobjeto de ella ha logrado su principal objetivo, manipularte de algún modo.Pero si sentí la curiosidad por lograr obtener algún beneficio de aquellasituación, Zoraida tenía muchas amigas, todas ellas bebían las aguas porella, la tenían en un pedestal como si de una diosa se tratara.Pensé que entre todas aquellas mujeres desdicharas, tal vez pudieraencontrarse mi futuro amor, de ser así, agradecería eternamente a mimaestro trilero y a mi padre sus sabias palabras, gracias a ellos habríaencontrado mi amor verdadero.El hecho de que Zoraida pudiera sufrir por la pérdida de dos marionetas desu larga colección no me producía ni pena ni gloria, me era totalmenteindiferente, incluso tal vez si algo de pena, nunca me gustó ver sufrir a nadie,ni siquiera a la gente perversa.Todos estos pensamientos fueron procesados por mi mente muy rápido, deno ser así, se hubiera acordado de mí el padre de Zoraida a la hora de pagarla factura de teléfono, entonces le dije a Zoraida que esperaba mi respuesta,de acuerdo, quedamos esta noche.Gracias a Zoraida pude conocer a multitud de chicas, eso sí, cuando algunade ellas se acaramelaba un poco conmigo, Zoraida sacaba su hacha ycortaba la flecha de Cupido con un corte limpio, ellas sabían quién era laabeja reina y cuál era el zángano al que no se debía tocar.Era yo pues el intocable de la pandilla de Zoraida, un día quedé con ella ynoté algo muy extraño, era como si un marciano se hubiera colado en sucabeza, no parecía ser aquella mujer de cartón piedra que un tiempo atráshabía conocido.Su modo de actuar frente a mi era muy natural, incluso advertí que en algúnmomento llegó a sonrojarse, ¿estaría Zoraida enamorándose de mi otomando clases de interpretación?Nada más lejos de mis pensamientos, se trataba de la hermana gemela deZoraida, cuando llegó la verdadera Zoraida riendo comprendí al instante loque ocurría, me hallaba frente a una persona de carne y hueso con corazón,la hermana gemela de Zoraida.Muchas ocasiones fueron las que pensé porqué Zoraida era tan superficial,tenía demasiados atractivos a su favor, el físico, el don de gentes, la simpatía,la conversación con ella llegaba a ser incluso agradable, sobre todo porteléfono, porque cuando la tenías delante, parecía querer hipnotizarte con lamirada y absorber toda tu voluntad.Era ese el principal defecto de Zoraida, su objetivo principal era adueñarsede la voluntad de la gente, conmigo no podía y eso la estaba consumiendo.- 90 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Pasó el tiempo y Zoraida comenzó a salir con un chico, era un muchachocon mucho dinero, no pude llegar a conocerte, pues tan solo conseguí de élun hola y adiós, tal vez consideraba que no tenía el suficiente niveleconómico para malgastar una sola palabra conmigo.En principio dudé si quedar con ellos, pues un día llegué a estar enamoradode Zoraida y tal vez podía abrir viejas heridas viéndolos juntos, sin embargoquise enfrentarle, tenía curiosidad por saber si me había engañado a mímismo y realmente seguía amando a Zoraida.No fue así, sentí un tremendo alivio en mi alma cuando les vi juntos y nosentía absolutamente nada, ni frio ni calor, incluso me pareció la parejaperfecta, ella manipuladora y superficial, él rico, clasista y presuntuoso, loque uno no tenía, lo complementaba el otro, siempre claro está desde elpunto de vista más superficial.Pasó el tiempo y casi creía haber pedido de vista a Zoraida para siempre, noes que me produjera pena, pero sí es cierto que llegué a sentir cariño poraquella mujer, se podía decir que la comenzaba a echar de menos.Un día me llamó, había terminado su relación con el muchacho rico y medijo que si quería ir al cine con ella, acepté y estuvimos viendo una películaen la que cortaron la cabeza hasta al acomodador, mal presagio pensé.Al salir del cine anduvimos, ella a mi derecha y yo a su izquierda, recuerdoeste detalle porque debía padecer alguna lesión de cuello que le producíamolestias si torcía el cuello a su derecha, entonces me cogió de la mano.Pensaba en todo momento en la película que acababa de presenciar, sabíaque era una señal inequívoca, el cielo me estaba mandando un aviso y unrato más tarde una mujer de cartón piedra me estaba pidiendo salir con ella.Qué momento más delicado, sobre todo para aquellos que albergamossentimientos, me considero una persona sensible en exceso, capaz decualquier cosa por evitar el sufrimiento a cualquier persona.Zoraida no estaba fingiendo, ella no sabía actuar tan bien, era tan solo unaactriz de tercera y la conocía demasiado bien, sus ojos brillaban como uncordero que teme algo malo, me estaba suplicando comprensión.Le pedí con la mirada un momento para reflexionar sobre lo que me estabapidiendo, ella me comprendió, me puse como abogado del diablo, le di lascartas a ella para que ganara la partida y cerré los ojos.Pregunté al maestro trilero y pregunté a mi padre, uno maestro callejero, elotro maestro docto y culto, el trilero me dijo, hasta el mejor jugador siemprepierde ante una mujer, la magia se evapora cuando se meten unas faldas depor medio.El otro, mi padre, me contestó con el ejemplo, mírame a mí y a tu madre,sigue nuestro ejemplo, no pestañeé y dije a Zoraida, lo siento pero no.- 91 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 8. FlamencoMis Primeros PasosUn día comiendo con mi hermano Fernando, el otro músico de la familia,estuvimos hablando de la nueva afición de mi hermano Santiago, laconstrucción de guitarras.Cuando yo era niño construí una guitarra eléctrica, la hice con madera decontrachapado y fui comprando poco a poco con mis ahorros los materialesque mi presupuesto me permitía, el resultado final fue una guitarra quesonaba y la afinación era la correcta.No creo que mi logro le hiciera tomar como afición la difícil tarea deconstruir guitarras, imagino que le ha llevado su gran afición por la música yque siendo su profesión la de arquitecto, tenga mayor facilidad a la hora deconstruir algo complejo como es una guitarra.Hablando de esto con Fernando, que es un magnífico percusionista, quecomo yo, disfruta más con el estudio y la ejecución que con las actuaciones,se nos ocurrió comentar al que había sido mi maestro de guitarra, unaeminencia en el arte del flamenco y un sultán como persona, la nueva aficiónde mi hermano Santiago.El hecho es que fuimos a ver a Carlos Habichuela, mi maestro y amigo, paraque vinieran él y su hermano a ver las nuevas guitarras que ya habíaconstruido, por aquel entonces, tres, para darle ideas en cuanto a mejoras desonido y acabado.El caso es que hemos hablado en varias ocasiones de quedar, también se locomenté a Pepe cuando fabricó el oud (laúd árabe) pero por unas cosas yotras, todavía no hemos quedado, creo que ahora ya lleva construidas diezguitarras.Aprovechando la visita que hicimos Fernando y yo a Carlos, estuvimosrecordando las clases, tengo que decir que he tenido muchos maestros entodas las escuelas en las que he estado, pero de todos, a excepción de mipadre que ha sido el maestro por excelencia, Carlos ha sido el segundo mejormaestro.Creo que parte del éxito de estos seis años de clases fue la química existente,yo era buen alumno porque me interesaba mucho cada detalle, cada gesto,absorbía todo lo que me explicaba. A parte de tener mucho interés por susclases, el ambiente era muy agradable, en casa de Carlos, te sentías enfamilia.La otra parte del éxito de las clases era culpa del maestro, huelga decir lasabiduría que pueda albergar Carlos en su mente, imagínense un arteheredado de padres a hijos por varias generaciones, el resultado es unadestreza al tocar, que es admirable.- 92 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Pero el gran secreto del maestro, es sin duda, que disfruta enseñando, senota en su mirada que le gusta comprobar que su alumno día a día vaprogresando.Había momentos en los que me ponía a practicar y cuando después devarios intentos salía bien, creías que estabas solo y de la otra habitación salíaun ¡ole! Cuando estabas practicando algo que con anterioridad dominabas ypor despiste, lo hacías mal, se oía desde la otra habitación:Carlos:¿Cómo?Imagino que el don de la enseñanza es parte importante, Carlos sin ningunaduda posee ese don, qué más se le puede pedir a un artista, si además sabeenseñar su arte.Podéis llegar a haceros la pregunta de por qué siendo Carlos tan buenmaestro y yo tan buen alumno, yo no soy hoy en día un guitarristaprofesional, aunque sí músico. Es una pregunta lógica, que tiene unarespuesta sencilla, no me dedico a la música.Cuando después de los años llegué a casa de mi maestro y vi a su hijo Carlostocando la guitarra, pensé en la suerte que se tiene de dedicarse a la músicay tener a un maestro tan excelente a su lado. Carlos hijo a heredado el arte desu familia, ya no solo de su padre, si no que por parte de madre tienetambién mucho arte.También pensé en que si hubiera sido médico como mi padre, él me hubierapodido enseñar mucho de su profesión, pero por circunstancias, acabéenfrente de un ordenador. No me disgusta el trabajo de informático, pero sibien es cierto que no he tenido buena suerte en cuanto a compañeros serefiere, imagino que será el pan nuestro de cada profesión.Al ver a Carlos hijo, veía al mismo niño que con sus pequeños dedos apenaspodía coger la guitarra, que ahora era un joven que dominaba a la perfecciónla guitarra como su padre.En todas las familias con arte, destacan todos, tengo un recuerdo muy gratode la suegra de Carlos, de su arte en el baile y su poderío y saber estarencima del escenario.De la hija mayor de Carlos recuerdo su voz, me llamó mucho la atención undía que regresando de un concierto de Ketama, creo que era en Pozuelo enaquella época en que los móviles tenían el tamaño de un zapato, iba Sairacantando en voz baja, tenía una voz muy bonita.De la pequeña recuerdo con simpatía, debía tener cuatro años cuandocomencé las clases, en las grabaciones se oye su voz llamando en ocasiones asu madre, o entrando a ver que estábamos haciendo.Le llamaba mucho la atención la grabadora, tal vez por ser un aparatoparecido a una radio pero que no sonaba.- 93 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» En la visita que hice a Carlos aquel día junto a mi hermano Fernando, lecomenté la idea de escribir un libro de partituras, con todas las grabacionesque había ido recopilando en los seis años de aprendizaje.Le pareció buena idea, pero como la mayoría de mis ideas, quedó en tan soloeso, una idea. Lo cierto es que cuando se comienza un proyecto que por faltade tiempo nunca se pudo, se hace con mucha ilusión.Ha sido en un momento de tranquilidad en mi vida, en el que me he lanzadoa escribir este libro, la idea inicial no era hacerlo en forma de libro, tan solotranscribir las anotaciones y grabaciones, pero la idea de hacerlo libro, se meha ocurrido casi a la par de empezar a escribir mi primer libro, mi biografía,Zori.Explicar que de este modo resulta más ameno, relatando las anécdotas,muchas de ellas divertidas, desde el comienzo de mis clases en el añonoventa y seis hasta las últimas clases a las que asistí allá por el segundo añodel siglo actual.A parte del aprendizaje musical, fueron muchas las conversaciones sobrevalores humanos y la vida que tuvimos al finalizar las clases, puedo asegurarque sus clases fueron en mi vida de una enorme ayuda en un momento de mijuventud en que todo lo que me rodeaba era artificial y movido por el interés.Un beneficio adicional que obtuve yendo a clases de guitarra, era quemientras me encontraba aprendiendo algo que me fascinaba, evitabacompañías y amistades poco recomendables.Durante los años que tuve a Carlos de profesor, me presentó a grandesfiguras del flamenco que nunca pensé que llegaría a conocer, y algunos queni tan siquiera conocía. Esto me dio la oportunidad de comprobar enprimera persona que la gente popular es como el resto de los mortales, decarne y hueso.Son muchas las anécdotas que iré contando durante el transcurso de estelibro desde la primera hasta la última clase. El libro se compone de seistomos, cada uno de ellos se complementa con las obras transcritas en cifra ysolfeo de cada una de las clases.Para que el lector se haga una idea de las vivencias que tuve durante todoeste tiempo puedo comenzar desde la primera fotografía que me hice en unbar en el que se reúnen los amigos para jugar a las cartas y al dominó, estafoto no salió porque el destino quiso que la cámara no tuviera carrete.En esta primera foto de mis comienzos posé junto a Pepe Luis Carmona yJosemi de Ketama, la foto que nunca salió fue lo más cerca que he estado deellos, tan solo los he vuelto a ver en un par de ocasiones, tampoco he pasadodel saludo con el mayor de los hermanos, Juan.Con quien he tenido mayor relación es con el hermano mediano, el queconsidero el mejor guitarrista de todos los tiempos, Pepe Habichuela.- 94 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» En la terraza estuvimos unas cuantas horas riendo, no sé por qué ese día nosentró la risa floja y nos recogimos pronto para que Pepe y Carlos estuvieranfrescos al día siguiente para el concierto.Hay momentos difíciles de olvidar, uno de ellos fue en Casa Patas, actuabana la guitarra Carlos, al cante Salva y al baile Toñi y Dolores Amaya. En aquelmomento pude sentir el arte flamenco correr por las venas, en primera fila ypor supuesto, totalmente gratis.Tuve el honor de estar en la mesa de los acompañantes de los artistas y enesta ocasión el sitio era privilegiado, no siempre se tiene un lugarprivilegiado por acompañar al artista.Son muchas las vivencias, fiestas de cumpleaños, actuaciones inolvidables.Como actuación estelar puedo destacar aquella en Barcelona en el teatroGrec con «The Bollywood Strings».Fue un viernes del mes de Julio del año 2000 cuando hicimos aparición miamigo Don Quijote y yo en la recepción del hotel barcelonés donde sealojaban Carlos, su hermano Pepe y otros músicos.Hablé por teléfono con un músico de la habitación que me dijo que estabanen una taberna andaluza de enfrente cenando, en la entrada de la taberna mepareció reconocer a Josemi por lo que pensé que esa era la taberna, al entrarvi a Carlos que se llevó una gran alegría porque no esperaba que fuéramos air a verle desde Madrid. Estuvimos cenando algo de pescadito frito y luegosalimos a una terraza a tomar algo.Al día siguiente nos fuimos Don Quijote y yo a Cadaqués, nos dimos unbañito y comimos a la orilla del mediterráneo. Al terminar de comerregresamos a Barcelona para llegar a tiempo al concierto que daba comienzoa las diez de la noche.Cuando llegamos al hotel, los músicos ya estaban en el Grec, nos dimos unaducha ecológica y salimos para el concierto. Nos llevó un taxista que era tanalto que pudimos observar que permaneciendo sentado, le llegaban lasrodillas a la altura de las orejas.Cuando le dijimos que éramos de Madrid, nos dijo que él había sido jugadorde baloncesto del Granollers y que cuando les tocaba jugar con el Madrid,antes en empezar, pedía autógrafos a todos los jugadores, era una personamuy agradable.Era un taxista muy agradable, cuando tomamos confianza con aquel buenhombre, aproveché para contarle que de pequeño me cantaba mi madre unacanción catalana que decía:Baixant de la font del gatUna noia, una noia,Baixant de la font del gatUna noia i un soldat- 95 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Le pregunté que si existía la font del gat y nos dijo que precisamente parallegar al Grec debíamos pasar por allí, estaba también en Montjuic, meresultó divertido pasar por el sitio de la canción que me había cantado mimadre tantas veces cuando era niño.Al llegar al Grec estaba a punto de comenzar el concierto, fue una suertellegar justo cuando salían los músicos, nos sentamos y empezó el concierto.Fue una mezcla de música hindú con flamenco, una fusión muy propia yaque son dos músicas con la misma raíz.De hecho se podía observar lo sencillo que les resultaba a los músicosflamencos y a los hindúes acoplarse y tocar en una sincronización perfecta.Parecía que estábamos ante un grupo de música con solera y son embargoeran músicos que tan solo llevaban una semana ensayando juntos.Es un lugar muy bonito el Grec de Barcelona, tiene un auditorio al aire librey por dentro tiene una cuidosa construcción de pasadizos de ladrillo.Al terminar el concierto el público se reventó las manos a aplaudir, fuimos albackstage y Carlos nos ofreció unas bandejas con fruta y comida deliciosa.La vuelta al hotel la hicimos en el minibús de los músicos, era una mezclacuriosa, los músicos hindús hablaban inglés y los demás español.Del barullo en el que se mezclaban las risas de mi amigo que se habíatomado alguna copilla de más, algunas palabras en inglés y otras enespañol, de repente se oyó una voz fuerte que dijo:Hindú: ¡Good singer!Cantaor: ¿Cómo dice?Pepe: Dice que muy bien al canteEsto provocó que «el risitas» rompiera una carcajada que dejó a todos lospresentes mudos unos segundos, aunque al instante seguimos cada uno conlo nuestro.Otro concierto que me gustó mucho fue en Villarobledo. Fue un día dediario, creo que era jueves, debió ser por el año noventa y ocho del siglopasado.Recogimos los instrumentos y nos pusimos en marcha, iba con nosotros unsobrino Salva, hijo del cantaor que vi en la actuación de Casa Patas conCarlos, Toñi y Dolores Amaya.Ya conocía antes a Salva de alguna ocasión en que fui con toda la familia aalgún concierto de Ketama. También recuerdo a su hermana Yolanda, quehace no mucho pude ver paseando con su bebé y a la madre siempre muyeducada y cariñosa conmigo.- 96 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Su padre es el cantaor Salva, del que siempre he admirado su arte y temple,en un cante diferente, de los que a mí me gustan, con sentimiento y sinbuscar el aplauso, jondo.Mando un abrazo a la familia, creo recordar también a una hermanapequeña que era simpatiquísima, estaba siempre riendo, un beso para ellatambién.Llegamos a Villarobledo, allí estaban las dos chicas que cantaban, que porcierto, pudimos comprobar a la vuelta que una de ellas tenía una destrezaincreíble al volante, también venía un percusionista y comenzamos aensayar.Al finalizar el ensayo fuimos a probar el sonido, habían colocado micrófonospensando en que actuaríamos también Salva y yo.En la prueba de sonido si tuve la oportunidad de tocar. Tocar una guitarra ysentir que lo que interpretas se oye muy lejos, es una sensación única, esalgo mágico.El concierto me gustó mucho, fue la última de las actuaciones, antes habíaactuado una cantante de copla y nos fuimos a cenar.Me parece que a alguna de las cantantes le gustaba el padre de la cantantede copla, que el hombre aunque con pelo gris, tenía un aspecto muy juvenil,no parecían padre e hija, más bien parecían hermanos.Después de la cena, fuimos a Móstoles, las cantantes eran de allí y estuvimostomando algo en un pub, sin apenas darnos cuenta se nos hacía ya de día yyo tenía que ir a trabajar.Fuimos a tomar un café y unos churros, me fui a casa, me di una ducha y atrabajar. Como era viernes, no se hizo demasiado pesado el día, mereció lapena el sacrificio.Carlos ha trabajado en el ballet nacional durante varios años, la bailarinaprincipal de dicho ballet es muy amiga suya y quiso que estuviera en unainterpretación.Me pidió que le acompañara y estuvimos viendo unas cuantas actuacionesfolklóricas pero pronto nos cansamos y no logramos aguantar hasta quecomenzó la suya, ella interpretaba «la gitanilla».Fue un baile diferente al que estaba acostumbrado, era clásico con adornosflamencos, me pareció un baile de ejecución impecable con muchosentimiento, me gustó bastante.Salimos del teatro de la zarzuela y Carlos, que conocía al conserje de lapuerta, le pidió dejara el recado de que iríamos a Casa Patas, allí nosencontramos, hablamos de la actuación y luego estuvimos jugando alfutbolín en el Candela.- 97 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Mi Primera ClaseNo era la primera vez que jugaba contra unas mujeres al futbolín, recuerdoen una ocasión que una chicas de Vallecas nos dieron una paliza a un amigoa mí que no tuvimos otra que pasar por debajo del futbolín, no es que seademasiado bueno jugando, pero ellas eran de competición.Al día siguiente estuvimos en el centro cultural de la villa viendo la actuaciónde unos primos de Carlos que vinieron de Granada, les vimos el día anterioren el Candela y le dijeron que si queríamos ir a verles. La actuación queacabábamos de ver me gustó, pero era la actuación de sus primos meresultaba más atractiva.En ese momento me llamó Carlos para presentarme a un amigo suyo, anteshabía visto a un hombre con una barba muy larga y muy moreno, no imaginéque era ese su amigo, le di la mano y al mirarle a la cara me recorrió comoun calambre por todo el cuerpo, el que tenía enfrente, ese hombre camufladotras una barba larguísima era Paco de Lucía.Por aquel entonces que apenas llevaba unas cuantas clases con Carlos, todome parecía como un sueño, estrechar la mano al músico al que habíaadmirado desde que era un niño, desde aquellos años en que mi madre meregaló mi primera guitarra.En aquellos días que aprendí de oído «Entre dos Aguas». Me quedé comoparalizado en una banqueta sentado al lado del maestro, como paralizado,sin saber cómo reaccionar, tan solo escuché.Al día siguiente fuimos al concierto de los primos de Carlos en el centrocultural de la villa llegamos un poco tarde, pero vimos una actuaciónmagnífica.La entrada fue un poco accidental, cuando nos preguntó la mujer de lalimpieza que dónde íbamos, para no dar demasiadas explicaciones se meocurrió decir, somos los músicos.Era un poco sospechoso que fuéramos nosotros los músicos que íbamos aactuar porque ya estaba escuchándose la música, así es que la mujer ante lasospecha de que nos estábamos colando avisó al encargado. Ya estábamossentados cuando de repente apareció el encargado y nos pidió amablementeque le acompañáramos.Protestó el encargado que cómo se nos ocurría decirle a la mujer de lalimpieza que éramos los músicos cuando ya había comenzado el concierto ysonaba la música.Culpa mía, le pedí disculpas, y Carlos intentó cubrirme diciendo que lo quehabíamos dicho es que éramos músicos, no los músicos que estabantocando, claro está.El comentario que hizo el encargado a continuación fue muy poco acertado.- 98 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» No pudo contenerse y dijo: «Luego decís, que hablamos mal de los gitanos»,hicimos oídos sordos al comentario soez y conseguimos lo que queríamos,ver el concierto. Yo no soy gitano, tengo mis raíces, me siento honrado yllevo con orgullo mi sangre.En aquella ocasión me sentí gitano por afinidad a mi amigo Carlos, inclusome alegró que el encargado me metiera en el saco, de ese modo pude sentirlo que siente un gitano cuando le menosprecian por su condición racial osocial.Aquel que piense que una raza, un pueblo, un país u otro planeta fuera serhostil y él por pertenecer a otra raza o condición social es mejor, es unsimple y está en peligro de extinción.Acabamos de vivir recientemente que el país más poderoso del mundo haelegido democráticamente que le gobierne un hombre negro (black power),creo que es señal de que las cosas están cambiando, me alegro.Me alegro, es un saludo poco habitual, es el saludo que suele hacer PepeHabichuela cuando hace que no te ve, es un saludo con personalidad, comola que imprime a sus cuerdas.Quizá pueda ser porque he escuchado mucho su música, pero si me hacéisla prueba, como aquella que se hacía cuando era niño, una prueba que sellamaba «Acepta el reto de Pepsi».Consistía en que te daban a probar tres bebidas de cola, si la que te gustabaera la Pepsi, volvías a probar y así, como te habías aprendido el sabor de laPepsi, llegaba a casa con la tripa hinchada.Si me hacéis la prueba, «Acepta el reto de Pepe», me ponéis otra guitarra y lade Pepe, raro es que me equivoque.Recuerdo con añoranza la ilusión que le puse en esos tiempos a la música,tras regalarme Pepe un libro de partituras con la dedicatoria:«Para Miguel, músico amigo mío gran aficionado al flamenco»Tal fue la ilusión que me hizo que dediqué bastante tiempo a sacar las«Alegrías por el medio» de Pepe. En una ocasión me dijo Carlos, haysolamente dos personas en el mundo capaces de tocar «las Alegrías dePepe», uno es Pepe y el otro Miguel.Cuando estrené mi guitarra fabricada por Juan Miguel Carmona que tengosiempre cerca, la llevé a casa de Pepe e interpreté sus alegrías, estabanpresentes Carlos, Amparo, que es la mujer de Pepe, la madre de Amparo,Pepe y yo.En la interpretación se notaba la torpeza de un aprendiz, pero en la cara dePepe se dibujaba gratitud por el esfuerzo y la dedicación al estudio deaquella obra suya.- 99 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ¿Quién no desearía que su obra y su saber se transmitiera a otrasgeneraciones?, es probable que un día me decida a inmortalizar mis clasescon mi maestro Carlos, tal vez puedan sacar ideas futuras figuras delflamenco, compartir estas enseñanzas que si no me ha hicieron crecer comomúsico, sin suda me hicieron crecer como persona.Era un día de primavera a las puertas del verano, a mediados del mes demayo del año noventa y seis del siglo pasado. Mi afición por la música erabien sabida por todos los que me rodeaban, siempre llevaba conmigo unaguitarra en el maletero del coche y en la madrugada salía para dar los buenosdías al sol en la plaza del pueblo serrano de Los Molinos.Hasta aquel día, todo lo que sabía de música lo había aprendido por mímismo, era autodidacta, no había tenido la suerte de tener un maestromusical. Pero era el día en que mi suerte iba a cambiar, se me brindaba laoportunidad de tener de maestro a uno de los grandes.Mi conocimiento musical era amplio en géneros pop, heavy, blues, jazz y eramuy aficionado a algunos géneros del flamenco, pero sin conocimientosprofundos. Mis flamencos favoritos por aquel entonces eran Kiko Veneno,Los hermanos Amador, Tomatito, Paco de lucía, Camarón, Ketama sinolvidar a uno de mis preferidos, Manzanita.El sueño de cualquier aficionado, podría ser perfectamente que algúncomponente de su grupo preferido le diera clases particulares. Pero queademás, el que te fuera a dar clase fuera un maestro de los componentes detu grupo, era más que un sueño.Por aquel entonces, mi grupo preferido era Ketama y me iban a presentar altío de los Ketama para darme clases de guitarra, nada menos que CarlosHabichuela. Se me brindaba una oportunidad única, lo que no podía niimaginar que además de maestro, iba a ser mi amigo.El día que me presentaron a Carlos Habichuela no me había dado tiempo aponerme nervioso, porque en cuanto me dieron el aviso salí disparado comouna bala al bar en el que le conocí. Convenimos que el día mejor para lasclases era los sábados y así empecé mi primera clase.Me preparé mis hojas para escribir en tabulación, la grabadora para noperder ni un detalle, el portaminas y un borrador. Cuando llegué a su casahabía muchas fotos en el recibidor, pero no tuve tiempo de verlas porqueenseguida pasé a la habitación donde íbamos a dar la clase.Me presentó a su mujer Toñi y a sus hijos Saira, Carlos y Cori. Ya en lahabitación pude ver una foto muy entrañable con Juanito Valderrama, unafoto de amistad.Comencé pues mi primera clase en la que me enseñó un Ritmo Brasileño,gracias a las anotaciones, la grabación, el esfuerzo de repaso semanal y losretales que quedan en la memoria, he podido realizar la siguientetrascripción.- 100 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTERITMO BRASILEÑO= 120Escuche esta melodía (en eBook)He aquí pues el resultado de mi primera clase, mi primera falseta aprendidaque siempre permanecerá en mi memoria por el gran valor emocional queaún me produce tocarla e ir variando, modelando, cambiando la obra.Más adelante vinieron enseñanzas de la técnica utilizada para tocar laguitarra flamenca, de cada uno de sus ritmos, un estudio en profundidad decada uno de los palos existentes en el flamenco.- 101 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Base RítmicaEn mi segunda clase, fue mi segundo día de clase de seis años deaprendizaje con un músico y amigo sensible donde los haya, empezaba aintuir que había química, algo muy importante entre alumno y maestro.La magia del flamenco es que las obras permanecen vivas, tienenmovimiento y varían en el tiempo. El flamenco es arte de oído, quizá ese seael motivo de que una obra sufra transformaciones en el tiempo, porque seencuentran escritas en la mente del artista.Qué mejor cualidad para un compositor e intérprete de flamenco que unasensibilidad extraordinaria. Ver que tu maestro está sintiendo y disfrutandocada nota que emite su guitarra es una de las mejores lecciones que puedaaprender un alumno de su maestro.Una característica de Carlos que comenté alguna vez con otro alumno suyode origen irlandés llamado Steve es el pozo interminable de sus creaciones,no había final, cada día era un aprendizaje nuevo.Por cierto, quiero aprovechar para enviar un abrazo al otro pupilo de Carlos,Steve, estoy seguro que si leyeras este libro, te sentirías muy identificado conél.La base rítmica es fundamental, es una de las primeras lecciones queaprendí. Se pueden hacer todas las variaciones que se deseen siempre que nose respeten los tiempos de cada base rítmica.Cuando regresé a mi casa tras esta clase, en mi mente oía la voz de Carloscontando los tiempos a la vez que salían las notas de su guitarra repitiendo:un, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, un, dos.Mentalmente sin apenas esfuerzo iba repitiendo la base del flamenco, lo queera una base rítmica en los que se acentúan los tiempos tres, seis, ocho diezy doce. Igual de importante es respetar los tiempos como darle el acento enel tiempo adecuado.Un ejercicio que metal que me indicó Carlos que debía hacer era silenciar lostiempos sin acento, pero eso sí, respetando su silencio. Estaba aprendiendoen apenas dos clases, todas las lecciones que debe saber un buen músico, laimportancia de los silencios.De este modo, al silenciar estos tiempos, la base rítmica sonaría de estemodo: __, __, tres, __, __, seis, __, ocho, __, diez, __, dos. Según vamosrepitiendo el compás, nos damos cuenta que efectivamente estamos yendo alcompás de la mayoría de las obras flamencas que podamos escuchar.Una lección que en apariencia parece tan sencilla, es la base fundamental delflamenco. Cada palo del flamenco tiene sus propias reglas, sus matices quele proporcionan su identidad, como lo son las propiedades caracterizan unbuen vino, unas reglas que si no se respetan, se deja de hacer flamenco.- 102 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» De nada sirve tener los dedos más rápidos del oeste si se ignora cuál ha deser el momento exacto para disparar tu revólver. En el flamenco hay quesaber disparar en el momento justo, ni medio segundo antes, ni mediodespués.Una vez que mentalmente hemos aprendido la base del flamenco, podemosenseñarle a la guitarra lo que acabamos de aprender. La guitarra es nuestracompañera, a ella debes transmitirle con todo lujo de detalle la lección queacabas de aprender.Para ello una buena práctica es con el dedo gordo de la mano derecha. Asícon el dedo golpeamos suave o más fuerte según queramos acentuar eltiempo, la caja de resonancia de la guitarra nos va a contestar si hanentendido correctamente lo que le hemos transmitido:Un (suave), dos (suave), tres (fuerte),cuatro (suave), cinco (suave), seis (fuerte),siete (suave), ocho (fuerte),nueve (suave), diez (fuerte),un (suave), dos (fuerte).Otra práctica que podemos hacer es golpear sobre una mesa de este modo,en un momento en el que estemos haciendo otra cosa, enseguida la mesanos dirá si no hemos aprendido bien la lección.A continuación podéis leer y así ejercitar la base rítmica de la que os hehablado. Son unos acordes muy sencillos, también muy flamencos, estabacomenzando a aprender mis primeros acordes flamencos.Cuando los toco, suelo recordar un paisaje de Santander que Carlos medescribía al que le llevó un amigo para tocar frente al mar. O cuando memetí al teatro de Mérida con la guitarra y me puse a tocar.Tras ejercitar un buen rato la mano derecha con una técnica que consiste entocar con la guitarra sorda, basta con poner bajo las cuerdas una tira degomaespuma. Estando en Guadarrama ejercitando la mano derecha con laguitarra sorda hacía el siguiente sonido Ta Ca Tá - Ru Ca Tá.Para mi sorpresa una hurraca respondió con un Ta Ca Tá Ru - Ta Ca Tá - TaCa Tá – Ta Ca Tá. Me dio la risa y pensé, qué hurraca más rumbera. Trashoras de práctica la hurraca me respondió con un Ta Ca Tá - Ru Ca Tá.Había aprendido la técnica, tras muchos intentos, incluso ya casi me habíaolvidado de ella, cuando me sorprendió con su aprendizaje, ya no paró dehacerlo bien toda la tarde, entonces pensé que era el momento de ir a dar unpaseo.Lo cierto es que a la hurraca le costó horas conseguir imitar el sonido queejercitaba, pero una vez que lo consiguió no dejó de repetirlo una y otra vez,llena de satisfacción por haberlo conseguido. Pensé si quizá había sido unpoco osado con la enseñanza y me iba costar no pegar ojo en toda la noche.- 103 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTEBASE RITMICA= 100Escuche esta melodía (en eBook)Afortunadamente para mí, cuando regresé de mi paseo la hurraca se habíaido con la música a otra parte y pude dormir con la paz y tranquilidad quesuele reinar en la sierra de Madrid.No me extrañaría que aún aquella hurraca o tal vez su linaje continuaseinterpretando por los montes serranos la lección de flamenco que un díaaprendió.Es a base de práctica como se puede conseguir que la guitarra sueneflamenca, se puede conocer la técnica muy bien, pero si no hemospracticado lo suficiente, hora tras hora, día tras día y año tras año, lainterpretación que realicemos será pobre.Preguntad a los mejores guitarristas de flamenco del mundo, muyprobablemente os digan que si han conseguido hacer que su guitarra suenetan bien es debido a años de mucha práctica.Pero la cosecha que se recoge cuando hemos practicado mucho, su semillaes de la mejor calidad, entonces es cuando disfrutamos de nuestro trabajo.- 104 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 9. AficionadoGran «Aficionao» Al FlamencoEn el año mil novecientos noventa y siete, cercanos ya al final del milenio,descubrí que unos pocos afortunados tenían la dicha de trabajar en lo que lesgustaba, acababa de conocer a alguien que disfrutaba realizando su trabajo,mi maestro de guitarra, desde entonces, me propuse como principal objetivomi búsqueda de la felicidad.Para encontrar la felicidad, es fundamental trabajar en algo que te resulteplacentero, cada vez que veía a mi maestro rasgar su guitarra, veía en sumirada la cara de satisfacción por el trabajo bien hecho, eso es lo que queríalograr, bien fuera como músico o en cualquier otra profesión.Los más afortunados tal vez no tuvieron que luchar demasiado paraconseguir la felicidad, a otros se nos hace cuesta arriba, pero no hay lugar adudas que a base de subir cuestas se fortalecen las piernas.Desde que me decidí a escribir, he recibido mensajes de todo tipo, unos dealiento y otros de desanimo, cuando se emprende cualquier nueva empresa,se está espuesto a las críticas, el emprendedor debe aprender a seleccionarde entre ellas, ya sean buenas o malas, las que puedan servirte de utilidad ydeshechar las otras.En el momento actual, la hora que prefiero para escribir es de noche, puessoy una persona que se distrae con el vuelo de una mosca y en la noche, lasideas fluyen con mayor agilidad, hace unos días recibí un mensaje mientrasescribía unos capítulos atrás de este libro.Era una mujer mexicana que detectó mi presencia por alguna de lasnovedosas redes sociales que están tan de actualidad mediante las cualespuedes conectar en el momento con personas de cualquier parte del mundo.En su mensaje la mujer me invitaba a charlar y aunque en ese momento medisponía a comenzar mi jornada de trabajo, me pareció descortes noatenderla, me preguntó mi procedencia y lo que hacía en ese precisoinstante.Yo le dije que me dedico a escribir y en aquel preciso instante me disponía acomenzar mi jornada de trabajo, entonces comenzó a reir y pavonearseporque ella tenía la gran suerte de irse en ese instante a la cama a dormir.Yo le respondí. a Dios le dio gracias cada mañana al despertar porque tengola inmensa suerte de trabajar en lo que me gusta y lejos de considerar cadadespertar un suplicio, se abre ante mí todo un mundo de nuevas sensacionesy muchos deseos de crear algo nuevo.A ti, que gozas por el hecho de que puedes dormir mientras yo trabajo, he dedecirte que estás en un error, pues mi trabajo es para mi un gran placer.- 105 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» La mujer se alteró muchísimo porque al parecer lo que pretendía eraprovocar mi envidia y lo único que había logrado fue hacerme esbozar unasonrisa por el tremendo enfado que se había pillado.Enseguida cambió su táctica, pasó a los insultos y en ese momento lerecomendé que se tomara una tila, ya que su intención era la de dormir y quesi no le importaba, tenía que dejar de hablar con ella porque cosas que hacer,desconecté y me puse a trabajar.Antaño no era tan sencillo zafarse de alguien enfadado, pero hoy en día si lapersona que se enfada está a miles de kilómetros y se tiene la posibilidad dedesconectarla, la sensación de alivio es considerable.Lejos de alterarme por el pequeño altercado, me espabilé y me puse aescribir con bastante soltura, es evidente que algunos parecen necesitarfastidiar al prójimo para poder dormir a gusto, el problema, es que nosiempre logran su objetivo, incluso pueden acabar siendo ellos losfastidiados.Regresando a la época en la que comenzaba a gozar con el aprendizaje de laguitarra flamenca, mi maestro me invitó a ir a ver a su hermano Pepe cuandotermináramos la clase, me pareció una excelente idea.Pepe, al igual que Carlos, se caracteriza por ser de esas personas con las quete sientes a gusto, es algo que ocurre con los miembros de esta familia, sonpersonas que saben respetar a los demás, humildes aunque su nombre es defama mundialmente reconocida.Tenía Pepe un libro sobre la mesa en cuya portada aparecía su fotografíatocando la guitarra, es un gesto que agradezco enormemente cuando veo aun gran artista, que me regale con la contemplación de su saber hacer, esohizo Pepe cuando aparecí en su habitación, tocó por Rondeñas, uno de lospalos del flamenco que más admiro.Hay un dicho popular de mi tierra que dice que quien se acuesta con niños,meado se levanta, yo debo decir que he tenido la inmensa suerte de haberconocido a grandes artistas, que combinan su grandeza como profesionalescomo su humildad y sencillez como personas, tal es el caso de un mago queconocí el otro día.Le conocí en un rodaje de una serie de televisión, por diferentes motivos aambos nos convenía asistir a este rodaje como figurantes, cuandoregresamos en el autobús, me hizo un regalo que me guardo muy dentro,pues llegó a emocionarme, fue el número del pañuelo.Es este mago buen amigo de uno de los grandes, que no he tenido el honorde conocer, pero que me hubiera gustado, pues considero que el éxito deeste gran mago consiste en combinar su inigualable habilidad haciendomagia con un esquisito sentido del humor, no hablo de otro que el gran JuanTamariz, !!! Tatatachan ¡¡¡, estimado Juan, ¿eres consciente de la gran laborque tú haces arrancando una sonrisa y emocionando a tanta gente?- 106 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Es indispensable el humor en nuestra vida, si de algo he de dar gracias alcielo es de haber tenido a lo largo de mi vida un buen sentido del humor, enocasiones que he podido observar fotografías, es raro no verme riendo.Estuve disfrutando del arte de Pepe a la guitarra y se notaba que éldisfrutaba exhibiendo su arte, al terminar me regaló el libro que estabaencima de la mesa y me puso una dedicatoria en la primera página.«Para Miguel, músico y gran “aficionao” al Flamenco»Guardé aquel libro de partituras de Pepe con oro en paño y me puse atrabajarlo, a estudiar cada una de las obras que aquel libro atesoraba, de esemodo pude disfrutar de sus alegrías por el medio.Llegó a comentar mi maestro, imagino que con cierto tono de humor, solohay dos personas en este mundo capaces de tocar las alegrías de Pepe, unoes Pepe y el otro Miguel.Fue tan caluroso el recibimiento de aquella familia de músicos, que no es deextrañar que pasara seis años de aprendizajes, guardo esas clases como unareliquia que tal vez un día ponga a disposición del gran público.Mi maestro atesoraba en sus manos un libro abierto de sabiduría transmitidade padres a hijos, por medio de su instrumento más preciado, el oído,¿pueden imaginar el valor que tendría dejar una copia escrita de aquellasenseñanzas?lmagino la cantidad de personas que disfrutarían como yo lo hice en un díateniendo a su alcance una copia transcrita de aquellos seis maravillosos añosde aprendizaje, no pueden imaginar con que ilusión esperaba el transcursode la semana para que llegara el sábado, el día de mi clase.Creo que las clases de guitarra llegaron a mi vida en el momento exacto, sibien había llegado a una posición social y laboral más que aceptable, en losúltimos años había sufrido un acoso y derribo en mi empresa, con el únicoobjeto de provocar mi marcha de la empresa.Debo confesar que surtió efecto los comentarios peyorativos de los, porllamarlos de algún modo, «compañeros» de trabajo, llegaron a conseguir quedudase de mis capacidades, es cierto aquello de que si a alguien le machacasmucho con que no puede conseguir algo, se puede llegar a conseguir que esapersona llegue a dudar de sus capacidades.Pero la naturaleza es sabia, te rodea de los elementos hostiles necesariospara crecer como persona, es decir, de unos cuantos «compañeros» viles queno parecen tener otra ocupación que desprestigiarte, pero por otro lado, es lamisma naturaleza la que te hace conocer gente que si te valora.Así fue, como el maestro Habichuela, por medio de sus elogios y enseñanzaslogró enseñarme el difícil arte del flamenco, destapó a golpe de guitarra, atodos aquellos individuos que trataban de tacharme de inútil.- 107 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» No pueden llegar a imaginar mi cara de satisfacción cuando un día vinoRicardo, un compañero y amigo, que tras invitarme a tocar la guitarra en supropia casa, hablaba maravillas de mi delante de los otros «compañeros»viles, en sus caras se adivinaba odio y rencor, no habían logrado su objetivo.Imagino lo que debieron llegar a odiar aquellos «compañeros» viles a migran maestro y amigo Carlos, por mostrarme otra realidad, por ser tan buenmaestro que lograba hacer fácil lo técnicamente complicado, gracias a susbuenas dosis de ánimo y a que siempre le gustó enseñar.Si nos remontamos a los orígenes del flamenco podemos irnos muy lejos,incluso llegar hasta la India, hay muchas opiniones respecto si es unamúsica racial, del pueblo gitano y yo tengo la mía propia.Creo que en primer lugar es una música de todo aquel que le gustedisfrutarla, bien sea gitano o payo, y para analizar su origen, desarrollo oavance y evolución hay que darle a cada uno su propio mérito.Comenzando por su origen, gitano cien por cien, ¿qué también hay gitanosen Rumanía y no tocan flamenco?, es cierto, pero es que los gitanos rumanosevolucionaron por otros rumbos, adaptaron su música <strong>original</strong> a su entorno,exactamente igual que hicieron los gitanos que vinieron a España.Mi afirmación de que el flamenco lo trajeron los gitanos de la India, la podrádiscutir el mejor de los críticos o el más estudiado de los musicólogos, peroes muy probable que jamás logren convencerme, pues he sido testigo deprimera mano de la compenetración innata existente entre los músicoshindúes y los gitanos.Sé que aún queda mucho que hacer en mi país respecto al racismo, se sigueconsiderando en muchos hogares de España que el gitano es holgazán,vago, delincuente y traicionero, es un pensamiento que el español de a pieno está dispuesto a rectificar, de hecho, muchos morirán creyendo semejanteestupidez.Tal vez sean estos mismos españoles los que se empeñen en tratar deengañarnos respecto a los orígenes del flamenco, preferirían pensar que suorigen estuvo allá por el siglo quince cuando unos marcianos con muchostentáculos vinieron dando el cante, antes de reconocer que su origen espuramente gitano.Me recreo en esta reflexión, gozo diciéndolo, porque sé que a muchos lessienta a cuerno quemado que un payo se atreva a afirmar semejante idea,que el origen del flamenco es gitano se mire por donde se mire, pero yotambién soy muy radical al respecto, al que no le guste que no lo lea.Ahora que ya sabemos de dónde proviene el flamenco, música que el gitanotrajo de la India adornándola con aires árabes, pues es el camino queeligieron para llegar a España, camino que no tuvieron que tomar los gitanosrumanos, de ahí que su música tenga un aire muy diferente, podemos hablarde su desarrollo o avance y evolución, que entren ahora los payos.- 108 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Pero no crean, que aún los que se empeñan en desprestigiar al pueblo gitanoy quitarle mérito, les dirán que entraron a España por Cataluña en lugar deque lo hicieran por África, si lo que digo yo, al final va a resultar que losgitanos vinieron a España en una nave espacial.Que me perdonen los payos, ya pueden pasar ustedes, pero ojo, que en estasala, la de la evolución del flamenco, entran tanto gitanos como payos, y sino les gustan, ya están marchándose por donde han venido.Efectivamente la evolución del flamenco se extendió desde el puebloandaluz a todo el país, llegando a ser en la actualidad muy apreciado enpaíses como Alemania o Japón, país este último que lo ha adoptado y queestá comenzando a dar sus figuras tanto al cante, al baile y al toque.Hoy en día no se puede decir que el flamenco sea música exclusiva deAndalucía, he llegado a sorprenderme de que a la gran mayoría, por no decirla totalidad de compañeros andaluces que he tenido en mi profesión, no lesgusta el flamenco y algunos incluso lo aborrecen, pues lo consideran músicade gente de mal vivir.Así que afirmar que los mejores aficionados al flamenco están en Andalucíano creo que sea muy cierto, si me enorgullece decir que en Madrid, miciudad, han vivido grandes artistas del flamenco y la variedad de localesdonde se puede escuchar buen flamenco es considerable.En la evolución del flamenco, colaboramos todos los que tenemos lainmensa suerte de interpretarlo, estudiarlo y finalmente damos nuestrosfrutos con nuestros matices, algo que se ha venido haciendo desde laantigüedad, como fue en su día la música barroca hija de adopción denuestro arte.Es el flamenco una música abierta a todos los estilos, amiga de fusiones,como es el ejemplo de Ketama, uno de los grupos que mejor ha sabidoencontrar el justo equilibrio en la fórmula química, sin llegar a saturar,acercándose al jazz, bossa nova, blues y funk.Es otro gran ejemplo en gran Raimundo Amador que de un rinconcito deSevilla sacó su guitarra flamenca para decirnos que el blues puede echarraíces en cualquier lugar del mundo, ¿qué mejor lugar para hacerlo que unbarrio de Sevilla?Y si hablamos de fusiones y fórmulas químicas, no puedo dejar de hablar delgrupo de Carlos Habichuela hijo, Kimi-k, cuando se ve crecer a un artista,como sus pequeños dedos de niño con el paso de los años, te da clases congran maestría y como domina otros campos como la interpretación, se dauno cuenta que se encuentra frente a un gran artista.Cómo se puede hablar de música racial, ¿acaso hay música más abierta aotros géneros musicales?, precisamente el flamenco se caracteriza por seruna música popular, abierta para todos, no entiende de clases, solocomprende un idioma, un estilo de vida, una característica, la humildad.- 109 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Para ser buen «aficionao» al flamenco no hay que pertenecer a un club o auna secta, tan solo basta con apreciar su arte, no es necesario ser unentendido o un experto, ni tan siquiera es necesario saber interpretar laguitarra, ni el baile, ni el cante, basta con que te haga sentir bien.Eso me llevé aquel año del noventa y siete, reflexiono ahora y me preguntocuál habría sido mi destino si esta música no hubiera entrado en mi vida,cuando creía haber encontrado un equilibrio y seguridad laboral, algunos seempeñaban en empujarme al abismo, pero lo que no sabían es que tenía unbuen alidado, el flamenco, ese que me enseñó a confiar en mi mismo.No solo hablo del gusto por ese estilo de música, sino de que no andaba porel camino correcto, me había rodeado de una serie de amistades que eranmás comparables a unas rémorar que a lo que significa la verdadera amistad.Fue mi maestro y amigo Carlos Habichuela quien me abrió los ojos y meaconsejó, empezaba a dudar cuando le conocí si realmente había conocido laverdadera amistad hasta aquel momento, de haberla conocido, quedaba lejosya, era entonces cuando advertí que me encontraba ante uno de los pocosamigos que he tenido.Si sería decisiva aquella nueva amistad en mi vida, que conforme pasabanlos años, me acercaba más a estos nuevos amigos, gente sana y sin maldad, yme alejaba poco a poco de esos otros amigos que en ocasiones se pagabanlas cañas, de esos cuyo único valor encontraban en ti, era el peso quepudieran tener tus bolsillos.Los amigos que a veces se pagaban las cañas (tan pocas que no recuerdo siestando borrachos se las pagaron un par de veces) veían en Carlos unaamenaza, se comenzaban a dar cuenta de que tenía mucho más valor paramí su amistad, la amistad sincera de un buen amigo, sin interés, sana.Si mi experiencia puede servir de ejemplo, me gustaría advertirte de algo, sien algún momento de tu vida te encuentras en una situación similar a la queyo vivía en aquella época, si adviertes que tu entorno, los amigos que terodean no te respetan y no se respetan a sí mismos, sal de agujero.Cualquier cambio en nuestra vida nos producida ciertas molestias y tal veznos cueste tomar una decisión demasiado drástica, incluso puede ser quehayas llegado a sentir afecto por esos que no te respetan en absoluto.Pero has de saber que tu vida no pertenece a otra persona, es tuyaexclusivamente, que otros la manejen nunca podrá proporcionarte ningunasatisfacción, si detecta que los amigos que te rodean pueden en ocasionesllegar a golpearte, beben en exceso, te humillan, son agresivos, los síntomasson claros, están ante un caso claro de maltrato.La persona maltratada tiende a creer que no hay forma posible de salir de susituación, es el maltratador el que se ocupa de convencerte de que no existesalida, siempre hay una salida a cualquier situación y cuando se sale, se sabedonde jamás se debe volver a entrar, en la boca del lobo.- 110 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» La GitanillaRealmente con veintiocho años ya tenía edad para desechar mis sueños deartista de fama reconocida, desde que de niño me llamó la atención lamúsica, me puse a tocar la guitarra y soñaba que un día sería una estrella delrock, o con ser uno de esos cantautores de canción protesta.Pero cuando se ha pasado la juventud sin lograrlo y uno se va acercando a sumadurez, todos esos sueños pasan a un segundo plano, te das cuenta que lavida no es tan larga como creías, que ya no puedes gastar ni un minuto másde vida soñando en un futuro, que la vida se pasa y hay que vivir cadamomento.Mi maestro de guitarra me presentó a grandes artistas, algunos fueronaquellos que de niño tanto admiré y en esos días me presentó a un artista defama mundial con el que siempre soñé poder tocar mi guitarra algún día, yfue entonces, de repente, cuando aquel sueño se hizo realidad.Fuimos mi maestro y yo a uno de los bares típicos de Madrid donde sepuede tomar algo y disfrutar de buena música flamenca, a su vez, podíanestar escuchando en el equipo de música del local a algún artista queprecisamente se encontraba allí tomando algo con unos amigos.Pude ver a un señor de piel muy morena, con barba abundante y que llevabapuesto un sombrero, por su aspecto, pensé que sería alguna de esas viejasglorias que un día tuvieron cierta fama y hoy quedaron en el olvido, penséque tal vez era un pobre diablo, sentí incluso cierta pena por él.Entonces mi maestro me dijo que le siguiera, que me iba a presentar a unviejo amigo, la intuición me decía que a quien me iba a presentar era a aquelviejo diablo que había estado observando antes, esta vez mi intuición estabaen lo cierto, íbamos directos hacia aquella persona.Quiero ahora que piensen en su ídolo, no es que sea amigo de idolatrar anadie que no sea uno mismo, pero no cabe duda que aunque no muchas,algunas personas han suscitado mi admiración por su obra, sin lugar a dudasel primero de ellos, un hombre anónimo que no dejó un rastro de fama peroque tantas vidas salvó, mi padre don Santiago, hubo otros más reconocidos,tal es el caso de don Vicente Ferrer, cuya obra siempre será alabada por mí.Hablar de ídolos es tal vez algo exagerado, creo que jamás llegué al punto deidolatrar a nadie, aunque si he admirado ciertos trabajos, y tal era el caso deaquel viejo diablo, en aquel instante ignoraba por completo que esa personacamuflada, no era otro que uno de los artistas que más admiro, quién me loiba a decir.Entonces Carlos me dijo, Miguel, mira, te voy a presentar a un amigo, esPaco, entonces le tendí la mano y al alzar la vista hacia mí ese viejo diabloque permanecía sentado no era otro que él, aquel al que tantas vecesacompañé a la guitarra cuando era niño poniendo aquel disco que ya teníarayado de tanto usarlo en mi viejo giradiscos.- 111 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Sentí como un escalofrío me recorrió el cuerpo cuando me di cuenta dequién era el artista que me estaba presentando Carlos, era como si estuvieratraspasando el vinilo rayado de mi viejo disco para unir mi mano con la deaquella estrella del firmamento.Me quedé sentado junto a Paco, pero sin habla, cuántas cosas tenías quecontarle, cuántas anécdotas, cuántas veces habíamos tocado juntos sin nisiquiera él saberlo, todo aquello se acumulaba en mi mente, pero me habíaquedado paralizado y no era capaz de articular palabra.Luego pasamos a una cueva que atesora aquel bar en su interior, alguientrajo unas guitarras, estuvimos tocando Carlos, Paco y yo, huelga decir quemi toque fue tímido, tocando por encima, no solo por el respeto que tenía alos dos artistas a los que acompañaba, sino por disfrutar del sonidoirrepetible de aquel momento, nada que ver con mis acompañamientos aldisco rayado de vinilo.Al día siguiente me llamó mi maestro, habían venido a Madrid unos primossuyos de Granada y nos dejaron unas invitaciones en la entrada del CentroCultura de la Villa, pero el mismo día y a la misma hora actuaba una bailaoraamiga de mi maestro en el teatro de la zarzuela, iba a interpretar la obra «LaGitanilla».Teníamos el dilema de qué hacer, porque nos apetecía mucho ir a las dosactuaciones, entonces pensamos que sería buena idea ir a una parte de cadauna de ellas, comenzamos por La Gitanilla.Antes de comenzar la actuación, se pasó la amiga de Carlos por el palco parasaludarle, entonces Carlos me presentó y la bailaora me presentó a su vez auna amiga suya, que era también bailaora y casualmente trabajaba con mimaestro.La verdad es que eras dos chicas muy simpáticas y guapas, propusieron salirluego a tomar algo al término de la función y a todos nos pareció una ideamagnífica, aunque yo pensé que de ser así no podríamos ir a ver a los primosde Granada, pero ciertamente la compañía bien merecía la pena prescindirdel otro espectáculo por mucho que nos apeteciera.La actuación en el teatro de la Zarzuela iba a ser bastante larga, puescomprendía varias representaciones, siendo la última de ellas la de lagitanilla, cuando llegamos a las Sardanas, que sin ánimo de ofender, no nosgustaban, nos miramos, sobraban las palabras y con una mirada nos dijimosque había llegado el momento de irnos a ver a sus primos de Granada queactuaban en el Centro Cultura de la Villa.Dejamos recado al conserje del teatro de la Zarzuela que le dijera a labailaora que ya habíamos salido y que nos veíamos más tarde en un local deMadrid donde además de escuchar buen flamenco, ponen una sangría queestá riquísima y se puede tomar unas tapitas, nos quedamos un pocodubitativos de si el conserje había entendido bien el recado, cuando nosfuimos mascullaba entre dientes algo parecido al nombre del local.- 112 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Confiando en que el conserje no les mandara a cualquier otro garito deMadrid, nos dirigimos a ver a los primos de Carlos, pero al llegar nosllevamos la sorpresa de que el concierto ya había comenzado y por tanto,estaban cerradas las taquillas, de ese modo no podíamos recoger lasentradas.Entramos y había una mujer limpiando el suelo que no puso cara de muybuenos amigos cuando nos acercamos, Carlos le dijo que éramos músicosfamilia de los que actuaban, entramos en el teatro y comenzamos a ver elespectáculo.Al poco rato de tomar asiento, un acomodador nos llamó y nos pidió que leacompañáramos al recibidor del teatro, nos dijo que una mujer de lalimpieza le había advertido que nos habíamos colado con el pretexto de queéramos los músicos que iban a actuar.Le explicamos al acomodador que aquella mujer no nos había comprendidobien, si le dijimos que éramos músicos y familia de los que actuaban, leexplicamos también que las entradas se encontraban en la taquilla pero queal estar cerrada cuando llegamos no pudimos recogerlas.Fue entonces cuando el acomodador soltó un comentario bastantedesafortunado, con total naturalidad nos dijo: «Luego diréis que hablamosmal de los gitanos», en aquel preciso instante, aunque yo no soy de razagitana, me sentí más gitano que nunca, incluso me enorgulleció que meaquel miserable me considerase familia de mi maestro.No dimos mayor importancia a la sarta de sandeces que siguió diciendo elacomodador que al comprobar que no nos afectaba en absoluto lo que éldijera, decidió que podíamos volver a tomar asiento en el teatro, con lainevitable coletilla de, que no se vuelva a repetir.En algunos momentos me costó distinguir entre el acomodador y el porterode mi colegio, era como si el acomodador estuviera reprendiendo a unosniños por jugar o por haber entrado en un lugar prohibido.Afortunadamente la reprimenda del acomodador no duró más de cincominutos y pudimos ver el concierto casi en su totalidad, comentamos entrerisas que menuda entre las Sardanas que acabábamos de escuchar y lo queestábamos escuchando ahora, esto sí que era buena música.Vuelvo a repetir que el comentario sobre las sardanas es sin ningún ánimo deofender, por supuesto que considero que las sardanas son también música, ydiciendo que el flamenco sí que es buena música no quiero decir que lasSardanas no lo sean, sino que simplemente no nos gustaban.Precisamente me hizo un comentario Carlos sobre una ocasión en la que enun concierto, se sentó a su lado un director de un periódico de importantetirada que tenía como afición la de ser crítico de flamenco, sin tener apenasconocimientos de este arte, algo que suele ocurrir con demasiados críticos,cuando le preguntó qué era lo que sonaba, Carlos le dijo, son Sardanas.- 113 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Entonces el crítico se quedó convencido de lo que sonaba eran sardanas,cuando en realidad lo que el cantaor interpretaba no era otra cosa que unasSeguidillas, el crítico quedó satisfecho con la explicación de Carlos yprosiguió su siesta.Es muy probable que al día siguiente el crítico aficionado publicara enprimera plana de su periódico, festival flamenco en los veranos de la villa,ayer pude asistir a dicho festival y me quedé dormido en pleno festival conlas pésimas Sardanas que interpretó el cantaor.Al finalizar el concierto de los primos de Carlos, salimos y nos encontramoscon el hermano de Paco, el artista que me había presentado Carlos el díaanterior, cuando nos presentaron le dije, ayer estuvimos con tu hermano.Pepe se me quedó mirando con extrañeza, es muy posible que pensaraquién demonios sería yo, ya de paso le felicité por el excelente trabajo delúltimo disco de su hija, lo que ya le despistó completamente.Era evidente que mis comentarios estaban fuera de lugar, entre otras cosas,porque no tenía ningún tipo de confianza ni con Paco ni con su hermanoPepe y a su niña solo la había visto en la tele o escuchado en algunadiscoteca o la radio.Pero es algo que me ha ocurrido siempre que me he encontrado con alguienfamoso, inconscientemente pienso que me conocen tanto como yo a ellos, nome doy cuenta que los famosos son ellos y a mí no me conoce ni el tato.Pensaba que esto que me ocurría con los famosos entonces, tal vez con elpaso de los años lo hubiera corregido, pero no es así, sin ir más lejos, elpasado viernes me encontraba en un rodaje de una serie de televisión que sellama Hospital Central, aunque no como actor, sino como figurante.En una de las tomas, mi posición inicial estaba junto a Pablo Carbonell, queen la actualidad interpreta a uno de los médicos del hospital dándole untoque humorístico bastante interesante a la serie, de hecho, creo que empecéa verla más a menudo desde que el comenzara a actuar.Me volvió a ocurrir lo mismo, hablé con él como si le conociera de toda lavida, aunque en lugar de extrañarse, me sorprendió la naturalidad con la queme respondió, me habló como si fuera cualquier otro actor compañero suyo,quedé gratamente sorprendido al conocerle en persona, no siempre seacierta con los famosos.Suele ocurrir lo contrario, y más aún con profesionales del génerohumorístico, tienen una cara divertida y amable ante las cámaras y otra muydiferente como personas, tirando a triste, presuntuosa y llena de amargura,me alegró comprobar que Pablo es como es, tal cual.Realmente ahora pienso si lo que he considerado algo extraño, hablar conlos famosos tal cual, como si les conociera, no sea tan taro, al fin y al cabocomen, duermen, beben y hacen todo lo que hace el resto de los mortales.- 114 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» En El Cumpleaños De PepeAhora toca hablar de otro Pepe, no el hermano de Paco que tiene una niñaque canta, y muy bien por cierto, sino de otro, el Pepe del que les voy ahablar es otro artista con la diferencia de que este es un gran amigo mío, setrata del hermano de mi maestro Carlos.Era esta mi primera fiesta gitana y quedé muy gratamente sorprendido, en elpatio de Pepe se hizo carne a la parrilla y te daban gloria bendita, habíacomida y bebida abundante y se respiraban aires de alegría.El sobrino de mi maestro, Pepe Luis, cogió una guitarra y se puso a tocarpor tangos, aunque él es cantaor y fue vocalista de la Barbería del Sur,también toca la guitarra, es algo que caracteriza a todos los miembros deesta familia, difícil es encontrar alguno que no toque.Las mujeres cantaban, doblaban palmas aquí bailaban todos, son los tangosun palo muy utilizado en las fiestas gitanas, es digno de ver el arranque delos pequeños, algunos que aún apenas pueden tenerse en pie, dominan elarte del baile y el sentido del ritmo de manera asombrosa.No podría asegurar en qué orden comienza un gitano a dominar ciertasartes, ¿qué empiezan por hacer, caminar, hablar o bailar?, temo noequivocarme si afirmo que lo primero que aprenden es a menearse con unagracia innata inigualable., imposible de imitar, no hay duda que el duendecorre por sus venas gitanas.De los conciertos que podía dar Ketama en directo allá por el año noventa ysiete, algo que les caracterizaba era el momento en que soltaban a lospequeños por el escenario, apenas levantaban medio palmo del suelo y eranlos amos y señores del escenario, el arte y la gracia corría y brincaba«literalmente» a raudales por encima del escenario.En plena fiesta de cualquier rincón aparecía un pequeño y daba susmuestras de arte, sentido del ritmo, gracia, duende y todo ello con lanaturalidad que caracteriza a un experto.El arte de los gitanos ha viajado a lo largo de los siglos, de generación engeneración y puede decirse que la evolución de su raza en el dominio de lamúsica deja atrás a años luz la de cualquier otro ser humano sobre la faz dela tierra.El gitano está evolucionado musicalmente hablando, al igual que el negrodomina el baile y la velocidad, es evidente que el paso de los siglosdesarrollando ciertas actividades da sus resultados con el paso del tiempo, elgitano domina el oído, pilla las notas al vuelo y su sensibilidad musical estámuy desarrollada.Uno de los tópicos más oídos en mi país es que al gitano no le gusta trabajar,solo le gusta estar cantando y dando palmas a la vera de una candela, y digoyo, ¿es que acaso el toque, cante y baile no es un trabajo?- 115 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Qué equivocado está el que llama vago al gitano que vive de la músicaporque tiene la inmensa suerte de poder trabajar en lo que más le gusta, puesson muchos los sudores y sacrificios que conlleva desarrollar esta actividad.El gitano músico sabe lo que es la carretera, viajar de aquí para allá, hoyaquí, mañana coja usted un vuelo de trece horas sin poder echarse un míserocigarro, ¿acaso pensaban que esto de viajar es maravilloso?Para el turista puede serlo, pero para el que viaja trabajando no lo es, elsueño de muchísimos chicos es lograr el triunfo, poder ser uno de losafortunados que pueden vivir de la música, pero muchos de ellos, si no lamayoría, ignora lo que viene tras el triunfo, no parar nunca de viajar de aquípara allá.También sería injusto decir que todo son penas y calamidades para elmúsico, tiene una ventaja respecto al resto de los trabajadores, cuentan conel aplauso de su público, algo que jamás tendrá un contable, policía omédico.Tal vez sea la droga que haga que el músico no abandone, el aplauso, supúblico, en contacto con la gente que le admira, que le quiere y le damuestras de afecto por donde quiera que vaya.El otro gran amor del guitarrista flamenco es su guitarra, no le resulta fácilde comprender a la mujer de un guitarrista esa pasión que su marido tienepor una caja de madera con cuerdas, que puede hacer que su marido pasemás tiempo comunicándose con su guitarra que con ella.Cuando comimos y bebimos, quedamos saciados y alegres, pero había algopor hacer para que la fiesta fuera auténtica, faltaba la guinda en el pastel, yno se hizo esperar, fue cuando Pepe nos dijo a su hermano y a mí, vamos alestudio a tocar un poco.Es natural y comprensible que Pepe sea uno de los artistas más completosdel panorama musical, su pasión por la guitarra es su sino, como lo estambién el sino de Carlos, aman su trabajo y eso, unido a la sabiduría desiglos que corre por sus venas, les hace ser realmente magníficos en sutrabajo.La casa de Pepe está muy bien distribuida, uno de los lugares preferidos porél es su estudio, cuyas paredes adorna el disco de platino de Ketama, espalpable que Pepe muere por una guitarra, le honra que su hijo haya queridoseguir sus pasos y cada éxito logrado por su hijo Josemi, lo comparte conorgullo de padre.Ya en el estudio Pepe interpretó algunos temas frescos, recién salidos delhorno, los que años más tarde podrían oírse en el Candela, adelantándose altiempo, tenía el inmenso honor de ser espectador de honor, sin palcos quenos separasen, no pueden imaginarse la sensación que produce escuchar tancerca a un artista de su talla, mucho debo agradecerle a la vida, aquelmomento fue uno de los más intensos y bellos que he vivido.- 116 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Así fue el cumpleaños de Pepe, una fiesta que te deja satisfecho, de la quesales feliz y contento por todo lo que has vivido, de la que sales orgulloso deser amigo de este gran pueblo, gente sensible, pura y sincera.He querido dejar constancia en el libro de mi vida de aquellos momentos tanintensos e importantes para mí, estaba viviendo una experiencia en la queconstantemente andaba pellizcándome por si acaso aquello no fuera másque un sueño.Muchas veces me levantaba con el pensamiento, ¿es verdad que soy alumnoy amigo de los Habichuela?, según me despertaba y veía mi guitarra, mispartituras y la cejilla que me había regalado mi maestro, me alegraba decomprobar que todo era real, no era un sueño.Termino pues estos dos capítulos de mi vida dedicados al flamenco, aunqueaún no había terminado mis vivencias, fueron seis años maravillosos en losque aprendí a tocar la guitarra flamenca, pero que me llevé algo si cabe másimportante, una amistad auténtica, la de mi gran maestro.Es protagonista indiscutible del libro de mi vida el maestro CarlosHabichuela, un amigo como la copa de un pino, casado con Toñi González,hija de uno de los artistas más grandes que ha dado nuestro país, AntonioGonzález «El Pescailla».Del matrimonio nacieron tres amigos más, la primera Saira, la mayor, unapersona muy respetuosa y educada, de la que no puedo olvidar aquel día deverano que llegando casi sin aliento a dar la clase, me encontré con ella en elportal.Ella no tenía llaves y como hacía mucho calor le dije que si íbamos a tomarun refresco mientras llegaban sus padres, la felicité por su cumpleaños, queme dijo Carlos que había sido el mismo día que el suyo y ella me invitó alrefresco por su cumpleaños.La camarera del bar me dijo bromeando, menuda suerte que tiene usted quele invita una mujer, a lo que le respondí, sí que es verdad, ya no quedan casimujeres así, realmente lo pensaba, no por la invitación, sino por su saberestar y su enorme valía como persona y artista.El siguiente hijo es Carlos, amigo que he tenido el honor de ver actuar enteatro con su propio camerino, humilde, sencillo y sensible, de ver suspequeños dedos tocando cuando la guitarra le quedaba tan grande queapenas podía sujetarla, le he visto crecer llegando a ser también mi maestro.La menor de los tres hijos de Carlos es Cori, gitana rubia como su madre yaunque la conocí muy pequeña, encerraba en su mirada misterio, arte ybelleza, sin duda alguna una artista como sus padres y hermanos.Amigo Carlos, hace tiempo que no te veo, pero sabes que ahí estas, en unaparcela de mi interior quedan esas lecciones de la vida, tus anécdotas yvivencias, las de un amigo al que admiro y al que siempre admiraré.- 117 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 10. HeidiCamello DesbocadoEn el año mil novecientos noventa y ocho, a dos años del esperado cambiode milenio, contaba con veintinueve años y mi fiebre por las Islas Canariasno había hecho más que empezar.Había oído decir que visitar las islas en invierno tenía un encanto especial,poder bañarse en el mar cantando un villancico era algo insólito, al menospara los peninsulares que no tenemos costumbre, es más común paranosotros la estampa navideña de los campos cubiertos por un manto denieve.Sin embargo hay muchos canarios que no han visto la nieve en su vida,exceptuando los tinerfeños que no tienen más que subirse al Teide un mesde enero, incluso recuerdo algo que me llamó la atención, hay canarios queno han salido nunca de su isla.Experimentar la sensación al descubrir lo nunca visto antes es excitante,como por ejemplo, la primera vez que contemplamos con nuestros propios labelleza del mar.Hay una imagen que siempre retengo en la memoria, es la de un niñofrancés que con apenas tres años grita a su madre señalando el mar.Niño:Madre:Rechercher maman, la mer (mira mamá, el mar)Oui mon fils, qui est belle (sí hijo mío, es hermoso)Recuerdo la primera vez que jugué con la nieve, era como si hubieranbañado los campos de azúcar, sin embargo al cogerla su tacto era muy frío ycuando quería llevármela a la boca, se había convertido en agua.Descubrir y explorar nuevas sensaciones es algo muy recomendable, algoque a lo largo de mi vida he hecho siempre que he podido permitírmelo,quién me iba a decir que tan solo un año más tarde me encontraríasobrevolando en hidroavión las mil islas de Canadá.Mientras sobrevolaba una de estas islas, le pregunté a la joven piloto que notendría más de veinte años que si conocía quién habitaba el castillo tanbonito al que nos dirigíamos y de paso le pedí si podía acercase más paraverlo mejor.La joven me contó la historia, era de un señor que había hecho fortuna enNueva York y le quiso hacer este regalo de bodas a su futura esposa, peroella falleció repentinamente tras la boda y tras la tragedia, el castillo quedódeshabitado, pero por orden del desafortunado esposo, se mantuvo elservicio del castillo para que el alma de su bella esposa pudiera tener unlugar donde morar y encontrar paz y tranquilidad eterna.- 118 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTECuando la joven estaba muy cerca de la isla, nos advirtió que estuviéramospreparados y no nos asustásemos con la maniobra que iba a realizar, peroque era la forma más bonita de contemplar el bello castillo.Giramos en ángulo de noventa grados dando vueltas alrededor del castillo yacercándonos cada vez más, la construcción era de una belleza inigualable yes aspecto era de cada recién construida, como si el tiempo no existiera enaquella misteriosa morada.Al pasar por una de las ventanas, pude ver una mujer vestida de blanco y decabellos dorados, la joven salió de la ventana y nos saludó sonriendo, su carareflejaba felicidad y daba la sensación de que estuviera dando la bienvenida aun familiar que hiciera mucho tiempo que no veía.Su rostro era muy bello e incluso me pareció ver que corrían lágrimas defelicidad de sus mejillas, entonces pregunté a la joven piloto y a mi amigoDon Quijote, que era el otro ocupante del hidroavión.Miguel: ¿Habéis visto?, está tan feliz con nuestra visitaJoven: ¿Quién?Don Quijote: ¿Cómo, quién, donde, de qué demonios hablas?Era evidente que era yo el único que había visto a la mujer vestida de blancosaludándonos, no quise alarmar a nadie sobre mi visión y menos a la jovenpiloto, les dije que simplemente estaba imaginando y hablaba en alto.Me despedí de la bella mujer alzando la mano, pude ver su gesto deagradecimiento por devolverle el saludo y a su vez la cara de mi amigo DonQuijote que mascullaba si habría perdido el juicio saludando al horizonte.No era esta mi primera visión, han sido tantas que me cuesta recordarcuándo fue la primera, me alegró el día aquella visión, no creo que esa almaacostumbrara a que las visitas la sonrieran y saludasen como yo hice.- 119 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Muchas películas acostumbran a tratar las visiones de almas que pasaron amejor vida como algo terrorífico y no necesariamente es así, sabía que setrataba de un fenómeno extraño ver a aquella mujer que había fallecido tal ycomo me contó la joven piloto, pero lejos de turbarme, me hizo respirar unaprofunda paz interior.Pero ya estoy adelantando acontecimientos, aquello ocurriría el siguienteaño en Canadá, ahora me encontraba con mi hermano Javi montado en unavión a punto de tomar tierra en la isla de Lanzarote.Debido a la similitud con el nombre, por aquel entonces era de la creencia deque la isla debía su nombre a Sir Lancelot, El caballero de la Carreta, delautor francés Chrétien de Troyes, llegándome a preguntar mientrastomábamos tierra si yo, Lancelot, hubiera de rescatar a mi lady Ginebra.Más tarde descubrí que la isla tomaba el nombre del navegante genovésLancelotto Malocello que anduvo comerciando con los isleños hasta que lesconvenció para poner a la isla su propio nombre, imagino el poder deconvicción del que se valió para alcanzar tal propósito.Tal vez por ello fuera que la única Ginebra que encontré en la isla fue la del«Gin Tonic» que me tomé al tomar tierra, ya que el susto que me llevé de verel mar tan terriblemente cerca al mirar por la ventanilla del avión, bienmerecía un buen trago.Fuimos testigos mi hermano y yo de una visita a la luna desde la tierra, elaspecto del terreno de la isla es lunar, no es que haya estado en la luna apesar de haber nacido el mismo año que el hombre la pisara, pero el sueloera idéntico al que veía cuando dirigía mis prismáticos a nuestro satélite.Probamos un vino que nace de unas vides situadas en un terreno árido,fuimos testigos de un experimento que prueba la actividad volcánica de laisla, visitamos la casa de César Manrique, de mayor quiero una como esa,pero sin duda, lo más excitante y divertido del viaje fue la excursión paramontar en camello.En aquella época había ganado unos quilos de más, sin embargo mihermano estaba delgado, por ello, debían haber puesto unas bolsas de arenaen su lado para contrarrestar el peso, pero no fue así.Desde el primer momento no hicimos buenas migas con nuestro camello,entiendo que debía estar incómodo con la diferencia de peso entre mihermano y yo, pero tampoco teníamos la culpa ninguno de los dos, en todocaso, la culpa sería del encargado de los camellos que no se percató de esedetalle.Fuimos testigos de cómo un camello se negó rotundamente a que lemontaran dos señoras, realmente la diferencia de peso entre ellas dos erabastante considerable, esto provocó tal enfado en el camello, que se quedósentado y no hubo manera de lograr que se pusiera en pie con las señorasmontadas, fui la primera y última huelga de camellos que he presenciado.- 120 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Nuestro camello eligió otro modo de protesta, comenzó a expelerventosidades, esto nos resultó gracioso y no lo tomamos como un gestohostil, sino que debido a que la comida que habíamos hecho resultó algoindigesta, tomamos sal de frutas antes de la excursión y por respeto a losviajeros del autobús, estuvimos aguantando hasta encontrar el momentoadecuado.Pero el gesto del camello no solo nos hizo pasar un rato divertido, sino quenos invitaba a expeler, aprovechando la ocasión, nuestras ventosidadescontenidas, cuando nos excedíamos y los viajeros de adelante nos mirabancon recelo, señalábamos a nuestro camello y les decíamos, es que ha debidocomer judías, pobrecillo.Estuvimos observando las órdenes a las que atendían nuestros amigos loscamellos, una de ellas era a la voz de «so», tras la cual se detenían deinmediato, cuando el grupo de camellos comenzó a caminar, el nuestro, queera el último de la fila hizo lo propio pero eso sí, sin dejar de expelerventosidades.No es que nos llegara el olor de nuestro camello, pero realmente yaempezaba a ser molestas sus confianzas, entonces le dije que parase detirarse pedos de una vez, y sin querer, se me escapó la voz de «so».El camello se detuvo de inmediato, pero el resto de camellos seguíacaminando, con lo cual se tensó la cuerda que nos unía al resto y nuestrocamello debió hacerse daño en el cuello, siguió caminando pero a juzgar porel ruido que producían sus ventosidades, debía estar algo enfadado.Decidimos mi hermano y yo olvidarnos del camello y disfrutar de las vistas,pero ya era tarde, un niño que viajaba en el camello de delante y que debióestar atento a todos nuestros movimientos, tuvo la feliz idea de soltarnos delgrupo dejando libre a nuestro camello.Jesús contó en una parábola a sus discípulos que los últimos serían losprimeros, y así fue, nuestro camello que era el último de la fila echó a corrermontaña abajo como alma que lleva el diablo bajo los ojos atónitos yperplejos de los camelleros que inútilmente emitían sus voces de «so».Siempre me gustó la sensación de velocidad, unida al miedo que sentíamosde pensar lo que sería de nosotros de llegar a tropezar el camello, hacía queesa fugaz bajada fuera una de las más divertidas y excitantes de las quejamás haya vivido.Pero sin dejar de sentir cierto temor, el masaje cervical por la acción delgalope del camello unido a la brisa fresca que corría, hizo que aquella fugazbajada de apenas cinco minutos, fuera uno de los momentos másplacenteros que jamás haya vivido.Ni que decir tiene que cuando llegamos abajo no nos quedaba molestiaalguna debida a los gases, pues a buen seguro nos habíamos deshecho deellos durante aquel corto trayecto que acabó en el destino sin mal alguno.- 121 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Uno de los camelleros que aguardaba la llegada del grupo de camellos de laparte alta de la montaña, al vernos a nosotros solos, nos preguntó que habíasido del resto de la expedición y le contamos lo sucedido omitiendo, claroestá, cualquier parte que pudiera comprometernos.El resto del grupo tardó media hora en realizar el mismo recorrido quenosotros habíamos hecho en tan solo cinco minutos, cuando vi al niño quenos había soltado temerariamente del grupo de camellos le dije, anda, que yaera hora de que llegarais, llevamos esperándoos media hora.El muchacho se enfureció, justo el efecto que esperaba surtiera en él micomentario, estuve atento a sus movimientos por si acaso volvía a haceralguna de las suyas, pero se dio cuenta de ello y no volvió a molestarnos.Pasamos unos días muy agradables en la isla haciendo excursiones ydegustando pescados que nunca antes habíamos probado, de un saborexquisito y que regados con el vino del lugar, hacían una combinación ideal.Regresamos un viernes a Madrid, algo característico en mis regresos de lasislas en temporada invernal, o en pleno verano, era el cambio brusco detemperatura al salir del avión, en verano podía llegar a hacer veinte gradosmás y en invierno veinte grado menos que en las islas.Aún así, aunque el clima no acompañe, siempre se agradece el regreso acasa, con la piel tostada por el sol llegamos cansados y dormimos hasta lamañana siguiente, que nos despertamos con mucha energía.Por la noche salimos por las calles de Madrid, algo que no he encontrado enningún otro lugar del mundo que haya visitado, es la variedad de lugares yalternativas que ofrece mi ciudad, aburrirse en Madrid era más difícil que elAtleti hiciera doblete (aunque no imposible ya que lo logró un par de añosantes).Por aquella época frecuentábamos un pub en la calle Diego de León y aqueldía nos reunimos allí con mi amigo Don Quijote y otros amigos suyos,estuvimos charlando de varios temas, siendo el tema estrella nuestraaventura montados en el camello desbocado que provocó las risas de algunosque incluso no nos conocían.Observé que entre las gentes no habituales del pub, había dos chicas deorigen oriental, me dijo mi hermano Javi que creía que había llegado elmomento de poner en práctica lo que había aprendido en sus recientesclases de inglés.No entendí en un principio muy bien por qué me lo decía, pero pronto le vique estaba hablando con las dos jóvenes orientales en inglés, entonces meuní a la conversación, eran dos chicas realmente simpáticas y agradables.Creo que basta con cruzar pocas palabras para percibir que se hacongeniado, lo mismo ocurre cuando no hay comunicación, con ellas sihabía buenas vibraciones, eras dos turistas japonesas en nuestra ciudad.- 122 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Entre dos culturas tan diferentes como la japonesa y la española, enapariencia hay pocos temas de conversación, pero cuando hay buenentendimiento, pronto se saca algún tema de conversación de la chistera.Al principio dudamos si ellas eran más jóvenes que nosotros, en aparienciafísica parecían bastante más jóvenes, pero al preguntarles la edad, eran denuestra generación y se nos ocurrió hablarles de algo que quizá pudieranconocer de su infancia, les preguntamos si conocían los dibujos animados deHeidi.Al decir la palabra Heidi sus ojos brillaron y esbozaron una bella sonrisa,sabían perfectamente de quién hablábamos, recordé en ese momento quealgunos capítulos los presentaban cantando en japonés y les pedí que sipodían cantarnos la canción de Heidi en japonés.Se sabían la letra completa, no titubearon ni un momento y al terminar nospidieron que la cantáramos nosotros en español, para ello tuvimos querequerir de la ayuda de otros amigos, pues he de confesar que había olvidadogran parte del texto de la canción en español.El resultado fue que seis treintañeros les cantaran una de las versiones másdivertidas de la canción de Heidi, realmente pasamos una noche muydivertida, incluso hoy en día echo de menos aquellos momentos.De todas las personas a las que dedico el libro de mi vida, no pueden faltarestas dos amigas japonesas, no puedo recordar sus nombres, inclusomentiría si dijera que recuerdo sus caras, sin embargo esas almas lasrecuerdo a la perfección, eran dos personas auténticas.A lo largo de mi vida no me he topado con demasiada gente que consideregenuinas, es decir, nobles, de corazón sano y sin malas intenciones, dehecho muchos de mis amigos, la mayoría diría yo, carecían de estascualidades.Pero ellas lo eran, son la prueba evidente de que entre los humanos dediferentes razas o culturas existe comunicación, como dicen mis hermanosde Iberoamérica, hay buena onda, vayas donde vayas, siempre encontrarásgente con buena onda, que congenie contigo, aunque sus culturas seancompletamente diferentes.Donde quiera que estén aquellas dos amigas japonesas, deseo les llegue misentimiento de alegría por haberme cruzado con ellas, ellas viven lejos, en unpueblo que ama la cultura española, buena muestra de ello es su pasión porel flamenco.Sin embargo, el pueblo español conoce bien poco de sus costumbres y esmuy probable que encontráramos algo muy importante en su cultura que noprestamos la atención debida, su sabiduría milenaria.Que el mundo está al revés es un hecho, ellos que son sabios nos observan,nosotros que tenemos mucho que aprender, no les prestamos atención.- 123 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» La Hora Del CaféDurante mi biografía he hablado poco de mi entorno laboral, tal vez es loque más me cueste retener en la memoria, dicen que tal vez es debido a quelo bueno queda y lo desagradable se olvida fácilmente.Llevaba tres años en la misma compañía y aunque no lo sabía, una serie deacontecimientos me llevarían meses más tarde a emprender el arduo y difícilcamino de la aventura, a explorar otras empresas, una aventura queprobablemente me acompañará hasta el fin de mis días.Durante muchos años conseguí eludir mis obligaciones con el serviciomilitar, en principio por mis estudios y últimamente como objetor deconciencia, y a falta de un año para quedar libre de cualquier obligación enese aspecto, me requirieron para realizar la prestación social substitutoria.Para poder cumplir con aquella obligación necesitaba que mi empresa mehiciera el favor de poder entrar a diario una hora antes, para poder salir a lascinco en lugar de la seis y así poder cumplir con la prestación, peroconsideraron que no procedía, fue entonces cuando se vino abajo esa ideacorporativista que yo había entendido de empresa.Yo creía que todas las horas de trabajo y esfuerzo extraordinario que habíaregalado a mi empresa durante seis años servirían para que pudieranconcederme aquel pequeño favor, pero no fue así, la empresa esperaba queyo entregara lo mejor de mí, pero estaba en un error creyendo que la empresapremiaría mis esfuerzos devolviéndome el favor.Este primer revés fue uno de los motivos por los que consideré que habíallegado el momento de partir, pero no el único, año tras año iban pesandociertos comportamientos poco éticos entre los colegas de trabajo.Nótese que digo colegas y no compañeros, que también los he tenido, perocontados con los dedos de una mano, no quisiera aburridos con anécdotasdesagradables, imagino que muchos lectores trabajan y saben bien de lo queles estoy hablando.Solo voy a dejar constancia de dos anécdotas, una de mis inicios en elmundo empresarial, allá por el año noventa y dos y otra de mi último añoque estuve en aquella misma empresa, correspondiente al año noventa yocho, el año del actual capítulo.Damos pues un salto hacia atrás en el tiempo, una ventaja de ser escritor esque nos permite viajar en el tiempo, era allá por el año noventa y dos, cuandoapenas habían pasado seis meses desde que firmara mi primer contrato unpoco serio y aún no sabía si me renovarían o me mandarían a mi casa.El jefe del departamento de informática reunió seis meses antes a mis cincocolegas becarios y a mí, el motivo era presentarnos la empresa y el lugar enque ocuparíamos cada uno de nosotros tras el primer mes de formación,sospecho que de los cinco, era yo el que más entusiasmo mostraba.- 124 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Puso especial interés en nuestro jefe de departamento porque no nos faltaranada en aquellos primeros días de trabajo, se tomó la molestia de preparar lareunión, de organizar y supervisar nuestra formación, trabajo que agradecíenormemente, esto fue decisivo en el desarrollo de mi carrera más adelante.Hubo un detalle que tal vez puede parecer poco importante, pero fueimportante para mí, fue que José se tomó la molestia de escribir nuestrosnombres en cada uno de los folios de gran tamaño que posados en un atril,iba pasando mientras nos explicaba las funciones de cada uno de nosotros.Cuando llegó a mí, el simple hecho de ver mi nombre y apellidos escritos enla cabecera del folio, me hizo sentir unas ganas inmensas de trabajar, si algopositivo me llevo de aquella empresa, fue la formación inicial que recibimosy la calidad humana de grandes compañeros que dejé en el departamentoanterior.Antes de entrar en el departamento de informática trabajé en el de atencióntelefónica, en este departamento tuve muy buenos compañeros, que ademásde colegas, mostraban día a día una calidad humana fuera de lo normal, creohaberte nombrado ya antes y sospecho que no será la última a lo largo de mibiografía, eres tú, Laura.De las personas auténticas que me he encontrado en mi vida, es Laura unade ellas, no llegamos a trabajar mucho tiempo juntos, pero lo suficiente paradarme cuenta que es una mujer de calidad, con la que conectas, que sabedivertirse y respetar al prójimo.Gracias Laura por haberte cruzado en mi camino y por tus maravillososregalos de melodías de Michael Franks y Rickie Lee Jones tan biendedicadas, ahora recuerdo que a mi alguien alguna vez me dedicó algo, lamúsica, algo que amamos tanto, yo también te quiero dedicar el libro de mivida, tú formas parte de él, gran amiga Laura.Pero pasé pronto al departamento de informática y dejé de ver a aquelloscompañeros como Laura, pasé de tener compañeros a tener colegas y miprimera conversación con una de mis colegas me hizo añorar mi trabajo enel anterior departamento.Becaria: ¿Sabes por qué te seleccionaron cómo becario?Miguel: Imagino que no habrá sido por mi experienciaBecaria: No, fue porque otro se echó atrás a última horaLa becaria que me habló era una de las enchufadas junto con otros tres delos becarios, es decir, los únicos becarios con estudios universitarios eninformática éramos otra colega y yo.Tras las palabras de la becaria me quedé meditando si realmente habíaescuchado bien y me estaba echando en cara no haber tenido el privilegio dehaber sido seleccionado por enchufe era su caso y el del becario que tancortésmente de echó atrás dando opción a que me seleccionaran a mí.- 125 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Suelen decir en mi tierra que siempre habla el que más motivos tiene paracallar, tal era el caso de la becaria, me enteré con el tiempo que tan solo dosde los seis becarios cumplíamos los requisitos obligatorios para optar alpuesto de tener estudios universitarios de informática.Seis meses más tarde la becaria enchufada volvió a hablarme, me extrañó,pues de los becarios, solo hablaba con uno de los enchufados que a pesar deserlo, era sociable y con la otra becaria no enchufada que además se sentabaa mi lado.Becaria: Hemos decidido que vayas a pedir un aumento al jefeDebo reconocer que la seguridad con la que me dijo aquellas palabras medejó desconcertado, era evidente que yo no iba a ir a hablar con nadie parapedir un aumento y menos a pocos días de la posible renovación delcontrato.Miguel: ¿Ah, sí?, y dime, ¿quiénes habéis decidido tal cosa?Lo habían decidido tres de los becarios enchufados, no contaron para tancuriosa decisión con el otro enchufado, aunque no puedo asegurarlo,sospecho que su enchufe era tan importante a juzgar por su manera de vestiry el coche que tenía, no necesitara de ninguna subida de sueldo.Pero si convencieron a la becaria no enchufada, no sé cómo, pero leconvencieron de que yo debía ser el pardillo que pidiera un aumento desueldo al jefe de informática días antes de la posible renovación.Medité un momento sobre la razón que les podría haber llevado a pensar aaquellos cuatro becarios que yo iba a ser tan estúpido de pedir, en nombrede todos, una subida de sueldo cuando aún no sabía si me renovaban elcontrato o no, solo se me ocurría una explicación, era que debían tener pocasluces.Becaria: ¿Te ha quedado claro?, mañana vas a pedir el aumentoContinué el resto del día realizando mi trabajo, pero con una idea en lamente, tratando de comprender que en este mundo ha de haber de todo y enesa etapa de mi vida me había tocado tener como colegas a unos ineptos.Al día siguiente a las nueve de la mañana vino la becaria enchufada a mi sitioy me informó que ya estaba el jefe en el despacho, que ya podía entrar ypedirle el aumento en nombre de todos los becarios tal y como habíamosacordado.Miguel: Lo he pensado mejor y no voy a ir a pedir el aumentoEste fue el comienzo de seis años en una empresa en la que tres becariosenchufados y una becaria no enchufada pero con pocas luces trataron dehacer todo lo posible por acabar conmigo profesionalmente sin éxito.- 126 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Se leía el odio en sus caras, cada año crecía su cólera hacia mí, mientras yome acostumbré a ver sus caras y me entregué a mi trabajo, parecíaincentivarme a disfrutar cada día más de mi trabajo el sufrimiento inútil desus caras llenas de rencor.La segunda anécdota que les quería contar ocurrió seis años más tarde,pocos meses antes de marchar de la empresa, se trata de una anécdotacotidiana, tal es así que es probable que el lector se haya encontrado el unasituación similar alguna vez.Quiero iniciar la anécdota con una reflexión oriental que dice lo siguiente:«Antes de intentar cambiar el mundo, date una vuelta por tu casa»Me encontraba tomando un respiro a media mañana tomando un café y lajefa que tenía en aquella última etapa en la empresa se acercó a mí y mepidió permiso para sentarse conmigo a lo que acepté como es normal.Me extrañó que no llevara ningún café o algo de comer en las manos,entonces imaginé que no quería sentarse para acompañarme a desayunarsino para hablarme de algún tema de trabajo, algo que me disgustabamucho cuando estaba descansando.Deberían redactar un manual del buen empleado que prohíba hablar detrabajo en el desayuno, la comida y los fines de semana, pero en aquellaépoca no existía ese manual, o al menos mi jefa no lo había leído.Pero no venía a hablarme de trabajo, venía a tocarme las narices, expresiónque utilizamos en mi país para indicar que alguien viene a incordiar o aincomodarte sin ningún motivo aparente, simplemente molestar pormolestar.Jefa: Siempre que bajo a tomar café te veo aquí, ¿no trabajas?Miguel: Si siempre que bajas me ves, ¿no será que bajas mucho?Jefa: ¡Insolente, quién te crees que eres para hablarme así!Para finalizar esta sección dedicada al mundo laboral, quiero hablar de unamujer muy especial, Concepción Arenal, una mujer que luchó por losderechos de la mujer en España antes del sufragio universal.En una época en la que el acceso de la mujer a la universidad estaba vetado,para poder asistir a sus clases se disfrazaba de hombre y acudía como oyentea clases de derecho.Son mujeres como Concepción, ejemplo de lucha por los derechos y laigualdad, a veces no prestamos la atención que debieran a su obra, sería dejusticia dedicar un libro entero a su labor, sin embargo, muchas veces damosmás protagonismo a gente intranscendente como a esa jefa insolente o a labecaria enchufada, pero no quiero dedicarles mi libro a ellas, sino a gentecomo tú Concepción que te caracterizaste por tu valores humanos.- 127 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Arte Y JusticiaEn el año noventa y ocho estaba en pleno auge artístico, no solo tenía la gransuerte de ser alumno aventajado de uno de los grandes maestros delflamenco, sino que además era mi amigo y como sabía que admiraba el artede su familia, me invitaba a acompañarle siempre que alguno de los suyosactuaba.Esta vez era una actuación de su hermano mayor Juan en el Conde Duque,acompañaba al cantaor Chano Lobato y Enrique de Melchor a José Menese,al que ya conocía de vista porque ocasionalmente venía a la consulta de mipadre.Cuando llegamos a la entrada del Conde Duque le dijimos al señor de lapuerta que veníamos a ver a Juan, entonces nos pidió que le dijéramosnuestros nombres y comenzó a buscar si estaban en una lista que sacó de sutaquilla.Nos dijo que sintiéndolo mucho no podía dejarnos entrar porque no nosencontrábamos en la lista de invitados Vip, entonces mi maestro Carlos leexplicó que él era hermano de Juan y yo un amigo, que si era tan amable decomunicarle que estábamos esperando en la puerta.Aunque no parecía demasiado convencido, por fortuna el señor de la puertaavisó a un compañero para que dieran el recado a Juan, tras lo que no tardóen aparecer una chica muy amable que nos pidió que le acompañáramos.Ya estábamos dentro y me alegré de que todo hubiera salido bien, me temíaque pudiéramos quedarnos sin ver el concierto, pero por fortunaconseguimos entrar y pronto estábamos con la familia de Carlos y otrosgrandes artistas.Me presentó Carlos a Chano Lobato, un hombre de una calidad humanatremenda, desprendía alegría y energía por cada poro de su piel, muy afabley cordial, no me conocía de nada, pero el hecho de estar acompañado deCarlos le bastaba para considerarme uno más de la familia.Mientras bromeábamos apareció por allí el juez Garzón, alguno de los queestábamos por allí dijo: ¡ojo, que este viene a amarrarnos!, afortunadamentefue una falsa alarma, no solo venía a ver el concierto, sino que, como supemás tarde, es un gran aficionado al flamenco al igual que yo.El buen aficionado deja de hacer cualquier cosa y queda hipnotizado si ve alcante a Diego el Cigala o si ve acompañando a la guitarra al gran Tomatito,son artistas que te hacen perder el sentido y solo lo recupera cuando parande cantar o de tocar.El flamenco es como la vida misma, no puedes pasar por alto y dejar paramañana un concierto de un Camarón o de un Manzanita, quien te dice a tique mañana no te falte «o seu coração» o que en el cielo podamos estaralguno de nosotros dos.- 128 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Andaba por ahí Enrique de Melchor y con total naturalidad me pidió queprobara si tenía bien afinada su guitarra, por un instante dudé si sacarle desu error, pues no era más que un aficionado alumno de Carlos, pero latentación de tocar la guitarra de Enrique me pudo.Comenzó el concierto, disfruté de uno de los mejores conciertos a los que heasistido, Chano, al que no había tenido el gusto de ver antes me impresionó,era tan alegre y vivo que contagiaba al espectador con la energía quedesprendía, unido al magistral toque de Juan, hacía de la actuación unmomento realmente placentero.Chano no solo contagió con su energía al público, sino que provocó queJuan nos regalara con su baile, qué maestro que domina la guitarra y cuandobaila hace que los presentes se quiten el sombrero y griten ¡Olé!De todos los palos del flamenco, hay uno que puede conmigo, es mipreferido, de ello puede daros cuenta si le preguntáis al maestro guitarreroJuan Miguel Carmona de Granada.Mientras probaba una de sus guitarras, Juan Miguel me decía, se nota que ati te va la «Soleá», cada vez que cojo una guitarra para tocar algo deflamenco, lo primero que se me ocurre es tocar por este palo.No sabrías explicar porqué me pierde la «Soleá», y llegó el momento en queChano y Juan tocaron por «Soleá», coincidimos Carlos y yo en la belleza deaquella interpretación, que arte se respiraba, que claridad y que pureza.Al terminar el concierto nos preguntó Juan si nos había gustado, no pudereprimir el comentario, era lo que me había transmitido su interpretación,¡Qué pureza en el toque Juan!Menese tuvo la gentileza de invitar a los músicos, familia y amigos a cenar,me parecía abusar mucho de la confianza de mi maestro Carlos, bastante eraya haberme regalado presenciar aquel concierto irrepetible, pero insistió yfuimos todos a cenar.Carlos y yo nos quedamos en la barra charlando y tomando una caña y nosvino a buscar un muchacho al que reconocí, era el hijo de Menese, al igualque a su padre, le conocía porque en ocasiones venía a la consulta de mipadre.Una reportera del periódico New York Times que asistió a la cena nosfotografió junto a Juan, en alguna edición del periódico de aquel añoaparecería aquella fotografía, no era para menos retratar aquel momentodado el concierto tan increíble que acabábamos de presenciar.No había explicado hasta este momento el motivo por el que titulo condeterminado texto cada una de las secciones de este libro, es ahora un buenmomento para hacerlo, normalmente suelo dar título a las secciones con untexto referido a algún tema que se trata en esa sección, el título elegido paraesta sección fue el de Arte y Justicia.- 129 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ¿Por qué Arte y Justicia?, Arte porque hablo de una vivencia que tuve en laque llegué a sentir como el arte corría por mis venas, si por las venas de unartista corre arte, es bueno, si además logra que su arte corra por las venasdel público, ese artista es único, así es el caso de los que actuaron aquellanoche Juan, Chano, José y Enrique.¿Y porqué además de Arte, Justicia?, Justicia porque asistió al conciertoaquella noche el juez Garzón, uno de los más ilustres letrados de mi país,claro ejemplo de que el flamenco no está reñido con nada ni nadie, es unamúsica abierta a todos y para todos.La justicia es la virtud de dar a cada cual lo que le corresponde, todostenemos derecho a disfrutar y gozar del flamenco, pero es justo quepongamos al flamenco en su sitio, no olvidemos la importancia que tiene.No con ello quiero decir que por el hecho de ser español o andaluz, a unopor obligación deba gustarle el flamenco, nada puede gustar a nadie porobligación, pues el gusto es algo que se elige libremente, pero nocometamos el error de desprestigiarlo, es una música nuestra que merece unrespeto.Asociar el flamenco con pobreza y la marginalidad es también erróneo, ciertoes que una parte del flamenco expresa un «quejío», una pena, el dolor delque sufre, el desahogo del pueblo oprimido, como nuestros hermanos delotro lado del charco que se expresan con el blues.Pero también es cierto que otra parte de nuestro flamenco expresa alegría,fiesta, juerga y diversión, no todo son penas, y la historia del flamenco noscuenta anécdotas de los grandes, los que dejaron a esta música en el lugarque se merece, como es el caso del maestro de maestros, Don AntonioChacón.Llega a decirnos Chacón ya siendo un cantaor de fama y renombre, que laépoca más feliz de su vida fue en sus comienzos, cuando siendo aún niño seechó a los caminos de Andalucía para ganarse el pan no exento de penurias ydificultades.Es de justicia que respetemos y tengamos en consideración al flamenco,pues entre la sabiduría que encierra y sus muchas virtudes, hay una de vitalimportancia, la que bien conoció el maestro Chacón en sus comienzos, lahumildad.A las puertas de cumplir treinta años, comencé a apreciar el flamenco,empecé a comprender el porqué de muchas injusticias a lo largo de micarrera profesional, sus artífices ignoraban el significado de la palabrahumildad, y por supuesto, consideraban el flamenco algo vulgar.Puedo asegurar que el flamenco entró en mi vida en el momento preciso, medio respuestas, por un lado me enseñó a valorarme a mí mismo mucho más ypor otro lado me ayudó a comprender la actitud de algunos colegas quemovidos por la codicia, fue así como me alejé de aquel entorno malsano.- 130 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 11. NiágaraNueva YorkEstaba con mi amigo Don Quijote en un pub irlandés charlando sobre minuevo trabajo en la Comunidad de Madrid, le comentaba la liberación quesentía desde que había perdido de vista a mis antiguos colegas, de repente,tenía lo que hace años no conocía, dos compañeros, Susana y Alfredo.Estábamos cerca del verano del año mil novecientos noventa y nueve, a tansolo un año del nuevo milenio, ambos con treinta años cumplidos y con unaenergía y unas ganas de conocer mundo y de explorar nuevas sensaciones,cada día mayores.Don Quijote había estado diez años antes viviendo en Estados Unidos unaño y me propuso la idea de ir de vacaciones, desde luego era una ideaexcitante, me apetecía mucho conocer aquel país del que lo único queconocía era por medio del cine y la televisión.Reservamos tres noches de hotel en Nueva York para pasar unos díasvisitando la ciudad y luego marchar a Canadá, visitar algunas ciudades yestablecernos en la zona de mil islas.Compramos un mapa de la zona que pensábamos visitar y en un bar de lacalle Juan Bravo sacamos el extenso mapa y nos pusimos a señalar enbolígrafo rojo la ruta que seguiríamos durante el viaje a las Américas.La ruta que planeamos fue la que seguimos fielmente más tarde, el orden deciudades visitadas fue Nueva York, Búfalo, Niágara, Toronto, Kingston,Gananoque, Otawa, Montreal y Quebec.Unos días antes de partir estuvimos poniendo en orden los pasaportes yfuimos a las embajadas de Canadá y Estados Unidos para solicitar folletosinformativos y por fin llegó el día de emprender tan esperado viaje.En el aeropuerto nos dieron instrucciones de que una vez llegados alaeropuerto de Nueva York lleváramos nuestra documentación a mano yevitáramos meter la mano en el equipaje de mano por si la policía pudierasospechar que fuéramos a sacar un arma.También nos preguntaron si llevábamos comida y nos sacó una lista deutensilios y alimentos que estaba prohibido llevar en el equipaje, tambiénnos indicaron que no podíamos llevar más de cinco mil euros en efectivo enlos bolsillos, en este último punto le respondimos, que no había problema alrespecto.A las diez de la mañana hora española, partimos rumbo a Estados Unidos, anuestro lado había una ciudadana norteamericana con cara de haber pasadola noche sin dormir, se tapó la cabeza con una cazadora y se preparó paraecharse un sueñecito de al menos siete horas y media.- 131 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Pero surgió un imprevisto para desgracia de nuestra amiga norteamericana,pues delante de nosotros viajaban dos niños de entre cuatro y seis años unpoquito ruidosos.En cuanto los niños se percataron de que había una pasajera a la quemolestaban sobremanera con sus gritos y zarandeos, se recreaban viendo lacara de sufrimiento de aquella pobre mujer que a juzgar por el color rojizo desus ojos, debía tener una resaca considerable.La conversación que con mayor frecuencia oímos durante las casi ocho horasde trayecto era entre los niños y la ciudadana norteamericana, lo más curiosode todo, es que los padres de las criaturas consideraban normal elcomportamiento de sus fierecillas y nos les llamaron la atención en ningúnmomento.Niños:(Gritos, aullidos, golpes, tortazos)Norteamericana: Oh My God!En ocasiones después de que la pobre sufridora dijera su Oh my God!, unosde los niños se le quedaba mirando percatándose de su sufrimiento yhaciendo alarde de un sadismo que ni el Marqués de Sade en sus tiemposgloriosos, agudizaba un grito capaz de romper un vaso de whisky.El viaje se nos hizo bastante largo en un principio, pero después de unascervezas nos animamos un poco y el tiempo pasaba más rápido, nos dio laazafata un formulario que nos entretuvimos en rellenar como si se tratara deun crucigrama.Entre que mi nivel de inglés no es demasiado bueno y que ya llevábamosunas cervezas, le di a Don Quijote mi formulario para que lo repasara, falléen todas respondiendo afirmativamente, incluso entendí mal la últimaadvertencia de decía que en caso de responder alguna de las respuestasafirmativamente podrían denegarme el acceso al país.Menos mal que mi amigo Don Quijote tiene más nivel que yo, ya que estuvoun año de su vida viviendo allí, cuando me avisó de que todas mis respuestaseran erróneas, pedí a la azafata otro formulario y esta vez me tradujo DonQuijote cada una de las preguntas antes de responder.Cuando me leyó las preguntas, me quedé sorprendido de que el formularioque había rellenado antes era propio de una mente criminal y despiadada,menos mal que rectifiqué a tiempo y pude rellenar el formulario,efectivamente había respondido esta vez a todas negativamente, esta vez erael formulario propio de una persona que está en sus cabales.Preguntó una azafata en inglés a una pasajera Argentina que era invidenteporqué no había rellenado el formulario, como mi amigo Don Quijote habíaido al baño, salí cortésmente en la ayuda de la mujer con mi pobre nivel deinglés y con el deseo de no fallar esta vez en mi dicción como lo hiceanteriormente respondiendo las preguntas del formulario, le dije con miedo:- 132 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Miguel: She’s blind (Es ciega)La azafata me miró y se fue rápidamente hacia la cabina, en principio mepreocupé por si no me hubiera entendido bien, vino con otra azafata, peroesta tenía la virtud, al menos para mí y para la otra pasajera argentina, dedominar el castellano.Me dio las gracias la azafata diciendo que ya le había informado la otraazafata de le había dicho yo que la pasajera era invidente y por ello no pudorellenar el formulario y me preguntó si yo era familiar de ella.Me tranquilicé sabiendo que mi mensaje lo había captado bien la azafata dehabla inglesa, respondí a la azafata que yo no era familiar de la mujerinvidente y que por lo que había podido observar, no venía acompañada pornadie, viajaba sola.Me agradeció la azafata muy amablemente mi colaboración y le explicó a lamujer invidente que debía responderle a una serie de preguntas para poderpermitirle el acceso a los Estados Unidos, sabiendo que ya estaba todo enorden, dejé de prestar atención porque vino mi amigo Don Quijote y mepreguntó lo ocurrido.Lo poco que pude escuchar es que venía de Argentina a vivir con su madreque residía en Estados Unidos, cuando le hicieron la pregunta de si llevabamás de cinco mil euros en efectivo, respondió, ojalá, qué más quisiera yo, siyo soy pobre.Desde aquel momento hasta que finalizó el viaje, la atención prestada aaquella mujer fue muy correcta y la azafata que le realizó la entrevista yrellenó su formulario, estuvo atenta de ella, para todo aquello que pudieranecesitar.El resto del viaje dormimos y despertamos en el aeropuerto JFK, mepreguntó el policía si venía de vacaciones o por negocios, le dije que devacaciones, el resto de las preguntas no le entendía nada peroafortunadamente para mí, también hablaba español y se acabaron todos losproblemas.Ya estaba en los Estados Unidos, pero empecé a buscar a Don Quijote portodas partes, no le veía y decidí que era mejor ir a buscar los equipajes yesperar allí a que llegara.Pasó una hora hasta que apareció, le habían estado interrogando eninmigración porque no era la primera vez que entraba en el país, el motivo esque ya había estado antes en Estados Unidos diez años atrás.Cuando todo estuvo en orden, montamos en un autobús que nos llevó alcentro de Nueva York y desde allí tomamos un taxi hasta el hotel, me llamóla atención la curiosidad de que los termómetros marcaran setenta y cincogrados, pronto caí en la cuenta de que no se trataba de grados centígrados,sino que en Estados Unidos usaban grados Fahrenheit.- 133 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» También observé las construcciones, eran muy diferentes a las europeas,percibía una extraña sensación de estar en otra dimensión, de habertraspasado el umbral de la realidad y la ficción, ¿me encontraría tal vez aBugs Bunny a la vuelta de la esquina?Cuando entré en la habitación del hotel noté que estaba resfriado, no mentíen cuanto a que no tenía enfermedad alguna cuando salí de España, perodebido a que el aire acondicionado del avión estaba demasiado fuerte, habíacogió frío en el largo trayecto y ahora tenía los síntomas de un buenresfriado.Salimos de Madrid a las diez de la mañana hora española y llegamos aNueva York a las diez de la mañana hora neoyorquina, habíamos pasadoocho horas de vuelo y sin embargo no había pasado el tiempo, comoteníamos sueño por el jet lag nos fuimos a dormir, esto me favorecería paracurarme lo antes posible del resfriado que había pillado en el largo trayectode avión.La recuperación por la descompensación horario fue asombrosamenterápida, pues despertamos a las nueve de la mañana del día siguiente, calculoque debimos dormir alrededor de veinte horas seguidas, dicen que los quesalen de noche los fines de semana se recuperan pronto del jet lag y eracierto que nosotros no nos privábamos de salir.Cuando se duermen tantas horas lo primero que apetece es comer, losdesayunos en Nueva York son como a mí me gustan, de huevos con beicon yjudías, aunque para despertar debes tomarte al menos tres cafés, porque elcafé de allí lo hacen excesivamente aguado.Comenzamos a recorrer las calles de Nueva York, la primera sensación quese tiene es la de estar dentro de una película, te llama la atención el asfaltopoco cuidado, deforme y con muchos baches, tal vez no se estile en el país eluso de las apisonadoras.Y como no, las alcantarillas despidiendo ese espeso vapor, un clásico quepuede admirarse en muchas películas, era curioso que emitieran esosvapores a pesar de encontrarnos en el mes de Octubre y que no hiciera frío,las alcantarillas despedían vapores, poco antes había admirado algo similaren Lanzarote, pero debido a la actividad volcánica.La joven que nos sirvió el desayuno era de habla hispana y le pedimos quenos hablara mejor en español, pero era increíble la facilidad con la quecambiaba de un idioma a otro, sin darse cuenta comenzaba una frase enespañol y la terminaba en inglés, realmente pensaba en ambos idiomas,luego supe que es frecuente en quien domina dos idiomas.Fuimos hacia el embarcadero para hacer una excursión por el río Hudson,pudimos ver por el recorrido numerosos puentes de accesos a la isla deManhattan y nos fuimos acercando hacia la estatua de la libertad, que mepareció mucho más pequeña de lo que imaginaba, igual que me pasó enSevilla con la torre del oro.- 134 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Un guía turístico iba describiendo los puntos de interés y relataba algunaque otra anécdota sobre los lugares por los que pasábamos, de pronto vicomo un señor, que se balanceaba al capricho de las olas, le dio un levetoque con su dedo índice en la espalda para hacerle una pregunta.El guía turístico le respondió muy amablemente y continuó con otraexplicación, cada vez que terminaba una explicación el insistente viajero ledaba un leve toque en la espalda para preguntarle algo sobre la explicación.Esto comenzó a incomodar al guía que cambiaba de zona dentro del barcocon la esperanza de que el insistente viajero preguntón dejara deincomodarle, esto solo ocurría cuando se había terminado su copa, entoncesiba al bar a pedir otra para alivio de nuestro guía.Me preguntaba si no seguiría el insistente viajero a nuestro guía si debido asu desesperación hubiera determinado tirarse por la borda, sin embargosegún pasaba el tiempo nuestro guía tenía una baza más a su favor, elinsistente viajero cada vez tenía más dificultad para seguirle debido a laborrachera que se estaba pillando.Cuando terminamos la visita perdimos de vista al insistente viajero ysospechamos que el guía tal vez le hubiera tirado por la borda en undescuido, pero pronto salimos de dudas, el insistente viajero estaba sentadoen una silla del bar apoyado sobre una mesa durmiendo la mona.Algo característico de la ciudad de Nueva York en aquella época eran lastorres gemelas, al regresar del viaje en barco decidimos caminar hacia lastorres para visitarlas, no era difícil llegar debido a que se veían desdecualquier lugar de la ciudad, pero el problema es que estaban más lejos de loque parecía en un principio, a ser tan grandes daba la sensación de que seencontraban a una distancia menor, motivo que nos llevó a tomar un taxi.El taxista era egipcio y apenas hablaba inglés, conducía de un modopeculiar, pegando acelerones y frenazos muy bruscos, unido al estadoirregular del asfalto de la ciudad, hizo que el trayecto fuera bastante divertidoel trayecto, como subidos a una atracción de feria.El taxista no nos entendía donde íbamos, pero utilizamos el lenguajeuniversal de los gestos, debido a la procedencia del taxista pensamos que leresultaría sencillo interpretar las señas que hacíamos levantando ambosdedos índices a la vez.Pero por si acaso, estando ya cerca de las torres gemelas le pedimos queparase y nos dejase allí mismo, nos paró frente a la iglesia de Saint Paul, queme impactó por su belleza y antigüedad (siglo dieciocho) rodeada derascacielos.Estuvimos haciendo fotos a la estatua de George Washington, junto a laestatua había un hombre bebiendo muy alegre, como no parecía tenerintención de apartarse de su primer presidente, nos hicimos amigos de él ysacamos unas fotos muy entrañables y divertidas todos juntos.- 135 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Nos despistamos por unas calles y de repente aparecimos en China, era elbarrio chino de Nueva York, pero si a alguien le transportan con los ojosvendados desde otro lugar, sin duda creería estar en la misma China.Antes de entrar a visitar las torres gemelas compramos algo de fruta en unpuesto ambulante y entramos, había un primer ascensor de subida, laascensorista nos explicó que el ascensor era muy veloz para llegar lo antesposible a la parte más alta donde se verían unas vistas maravillosas.Las vistas eran maravillosas y allí fuimos fotografiados mi amigo DonQuijote y yo por multitud de turistas, no sé muy bien por qué razón sinquerer nos metíamos en medio de todas las fotografías, que imagino una vezreveladas irían directamente a la basura.La bajada fue bastante más lenta que la subida debido al gran número deturistas que nos amontonábamos en la fila para salir, pero no menosdivertida, un turista argentino iba dando unas lecciones de la vida a unamujer de noventa años que seguramente sabía mucho más que él, pero laanciana aguantó el tipo hasta que cuando terminó le dijo:Anciana:Hijo, por favor, ¿cállate qué me duele ya la cabeza?Mi amigo Don Quijote y yo no pudimos contener la risa, por fortuna laanciana mujer y su acompañante, subieron al siguiente ascensor y nospararon a nosotros para esperar al siguiente.Realmente me sentía avergonzado de mi risa incontrolable, me gusta muchoreír, pero siempre que tenga total libertad para ello, no me estaba riendo denadie, sino de la situación, pero temía que el argentino nos malinterpretara.Los días pasan rápido en América y ya teníamos que partir hacia Niágara,fuimos a la estación de autobuses y sacamos billetes, mientras esperábamosse oyó una explosión y todos se echaron la mano al cinturón en busca de suarma, lo más sorprendente es que nadie llevaba arma en el cinturón.Resultó ser una falsa alarma, un coche había reventado su rueda y enseguidatodos volvieron a caminar como si nada hubiera ocurrido, imagino quéhubiera ocurrido si la explosión la hubiera producido el estallido de un globoque llevara un niño en su mano doscientos años atrás, podíamos habernosido despidiendo del pobre niño.No hubiera podido imaginar que pocos años más tarde mis ojos atónitosfueran testigos en una pantalla de televisión como la barbarie destruiría tresmil vidas humanas en aquel mismo lugar, quería pensar que se trataba deuna película.Mi país fue testigo de la misma barbarie años más tarde en unos trenes queutilicé durante un año para ir a trabajar a diario, destruyendo doscientasvidas humanas, es 15 de mayo actué para los familiares en un centro culturalcomponiendo una canción homenaje, sirva también este canto de homenajepara todas las víctimas del terror a lo largo de la historia.- 136 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» GananoqueHoy vengo de trabajar en una serie de televisión como figurante, dudé si irporque la agencia que lleva esta figuración me ha demostrado en numerosasocasiones que ignora el significado de la palabra respeto.Cuando el factor diferencial de una empresa o su posicionamiento respectoal resto se basa en la ausencia de respeto es inútil creer que la siguiente veztal vez seas respetado, su bandera es la mediocridad, basan su estrategia enla ausencia de valores y lo peor de todo, consiguen que todos sus empleadode adapten prodigiosamente al sistema.La última vez que trabajé para esta agencia me llevaron junto a otrosfigurantes a un polígono industrial, como se suele rodar en lugares delextrarradio se fletan vehículos de los propios figurantes para trasladarnos alrodaje, el procedimiento habitual es que una vez terminado el rodaje se nostraslade de regreso al punto de partida inicial.Se nos sugirió que regresáramos en transporte público, pues alguno de losvehículos con los que contaron de antemano sin preguntar les falló, comoresultado tuve que pagarme el regreso a Madrid de un importe de tres euros.Aunque me aseguraron que me reembolsarían en importe del billete, les heenviado por correo electrónico el ticket de autobús escaneado pero no herecibido respuesta, otro valor añadido de esta agencia que la posicionarespecto al resto, es que no responden a los correos y comunicar con ellospor teléfono es misión imposible.Pero aún así, pensamos que tal vez sea diferente en esta ocasión y vas atrabajar con toda tu ilusión, ves como una ayudante de producción maltratapsicológicamente a unos niños que trabajan como figurantes también y tepreguntas en qué demonios piensas sus padres que permite el trato vejatorioa sus hijos a cambio de un puñado de monedas.El rodaje transcurre con normalidad, caras de prepotencia de los actores quese afanan por demostrar que ellos allí son más que nadie, los ayudantes dedirección que no paran de gritar y tratar a los figurantes, incluidos niños,como si fueran auténtica basura bajo la mirada de un director que apruebatodo lo que allí está ocurriendo con una naturalidad pasmosa.La jornada de once horas por un importe de veinte euros termina por fin y teofrecen el dudoso privilegio de regresar al día siguiente, acepto porque notengo nada que hacer el día siguiente y me entero poco después que aalgunos compañeros les han ofrecido trabajar los tres días restantes en otraserie en la estaba interesado en participar desde hace tiempo.Llamé a la agencia y milagrosamente contacté con la encargada, confirmémi disponibilidad para trabajar al día siguiente en la serie en la que meencontraba trabajando, pero le solicité si habría posibilidad de incluirme elresto de días que tenía libres en aquella otra serie en la que tenía interés enparticipar, la respuesta que me dio me dejó estupefacto.- 137 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTEAgencia: No, mira, eres calvo, con calvos no trabajamosMiguel: Ah me parece muy bonito, pues nada entonces, adiósA estas horas tal vez aún no sepan en la agencia el significado de midespedida, es un ¡adiós para siempre!, he decidido no volver a trabajar conellos nunca más pues su factor diferencial o posicionamiento en la ausenciade respeto confieso que ha podido conmigo, tal vez vuelva a trabajar denuevo de figurante, pero desde luego que con ellos nunca más.Para curiosidad del lector, esta misma agencia de la que por fortuna novolveré a tener que hablar más, me contrató para el mismo papel que serequería de mafioso en combate de boxeo en otra serie meses antes,entonces estaba tan calvo como ahora, vea y juzgue, ¿me contrataría ustedde mafioso a pesar de mi calvicie?, por favor, no me diga usted que no.No se imagina el desahogo que me produce haberles podido contarsemejante injusticia y una vez hecho este inciso podemos regresar a la épocaque nos ocupa, a falta de un año para el nuevo milenio, cuanto tenía treintaaños de edad.De viaje en autobús desde Nueva York a Niágara hicimos parada paraestirar las piernas, para desahogar nuestras necesidad no era necesario, puesalgo digno de elogio de los autobuses norteamericanos es que cuentan concuarto de aseo.Cuando subimos para sentarnos nos encontramos que nuestros asientos losocupan un hombre de color con pistola y unas amigas, lo peor del asunto esque habíamos dejado en nuestro sitio nuestra cámara de fotos, algo que nonos preocupaba mucho llegar a perder, pero sí lo que guardábamos en elestuche, nuestros pasaportes.Comenzó a gritar mi amigo Don Quijote ¡the bag, the bag!, ¿where’s is mybag?, el hombre de color dijo no saber dónde estaba y comenzamos aponernos nerviosos, volvimos a preguntar que donde había dejado la bolsa,el asiento no nos importaba, ya buscaríamos otro en el autobús.- 138 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Gracias a Dios el hombre de color señaló arriba, había dejado la cámara enun compartimento para guardar las maletas, le dimos las gracias y buscamosotro asiento donde sentarnos.Una mujer anciana con la que me senté comenzó a decirme que no habíaderecho que el hombre de color nos hubiera quitado el asiento, le agradecísu apoyo pero le pedí que por favor no alzara la voz pues lo importante paranosotros era recuperar nuestros pasaportes guardados en el estuche de lacámara y por otro lado, no parecía muy razonable obviar el peligro quesuponía enfrentarse a un hombre armado.Al mismo tiempo que la anciana se percató que yo no era norteamericano yome di cuenta que me encontraba hablando en inglés, era la primera vez quemantenía una conversación fluida con alguien de habla inglesa, me amenizóel viaje y agradecí el incidente con el hombre de color, era mucho más gratala compañía de la anciana que la de Don Quijote.Don Quijote tuvo peor suerte con su compañía, le tocó de compañera deviaje una mujer que cargaba un bebé de apenas un año que no paraba dellorar, su enfado era considerable al salir del autobús cuando llegamos aNiágara.La habitación tenía una cama de matrimonio con un corazón muy grandecomo cabecera, comprendí que debía ser un lugar típico para viaje denovios, fue algo que nos causó risa a Don Quijote y a mí, ¿creerían queéramos pareja o tal se trataría de un hotel gay?Salimos de noche por Niágara, yo me recogí pronto porque aún estaba algoconvaleciente del resfriado y Don Quijote se quedó con unos amigos, unocanadiense u el otro irlandés, vamos para hacer un chiste.Esto eran un canadiense, un irlandés y un español… es el modo en quecomienzan muchos chistes en mi país y de chiste fue lo que ocurrió despuésque me contó al día siguiente Don Quijote, a mitad de la noche oí un ruidoen la habitación, un gruñido, un cuerpo a plomo caer en la cama y unestruendo de un cuerpo caer al suelo, era Don Quijote.Volví a quedarme dormido y me contó que se lio a tomar cervezas connuestros amigos y de la castaña que se pilló olvidó estar en Niágara y lepidió a un taxista que le llevara a su casa de la calle Castelló a lo que eltaxista le respondió: What?Le pidió al taxista que le dijera sitios de la zona, hasta que nombró el casino,lugar muy cercano al hotel donde cambiamos a dólares canadienses,entonces recordó todo y como resultado consiguió encontrar su camapreferida cuando llegaba piripi, el suelo.Llegamos al día siguiente a Gananoque, compré un forro polar donde se leía«Gananoque Boat», nos paró un policía y me preguntó si trabajaba en elembarcadero, me puse nervioso y en lugar de responderle, imité a José Isberten «Bienvenido, Mister Marshall» cuando soñaba que era pistolero.- 139 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Miguel: Bue aimb nou buowi deia, aimb eswawis dawowiDon Quijote gozaba cuando cometía cualquier error y mi metedura de patale hizo soltar una carcajada que se oyó hasta en España, días después casinos parte la cara por su culpa medio Gananoque en el lugar donde noscomíamos las pizzas «All Meat Lovers» que por la noche se transformaba endiscoteca, pero era de los que creía nunca equivocarse, don perfecto.Visitamos Toronto, la guía encargada de bajarnos en el ascensor del pirulí deToronto nos da una explicación de cuando se construyó y que se trata de unade las construcciones más altas del mundo, tras su exposición pregunta quesi tenemos alguna duda, a lo que un judío pregunta a la guía:Judío:Guía:¿Puede decirme lo que mide aquella torre de allá?Es que no tengo ni la más remota ideaTras dos segundos, hubo dos turistas que empezaron a caerse al suelo delascensor enrojeciéndose y tratando de disimular la risa que les producía loque acababan de presenciar, se trataba, como no, de los únicos españoles delascensor, Don Quijote y yo.Visitamos Otawa, me pareció curioso que la capital de un país tan extenso,tan solo tuviera doscientos cincuenta mil habitantes, vimos a la policíamontada pero dentro del autobús turístico, en la plataforma de arriba hacíademasiado frío y comimos en un lugar con muchas banderitas españolas unapaella, que no era paella pero he de confesar que estaba riquísima.En la ciudad de Montreal ya se empieza a notar la influencia francófona, dehecho, la lengua que utilizan con frecuencia es el francés aunque si leshablas en inglés te entiendes y saben hablarlo, estuvimos en la villa olímpicaentre los medallistas y no conseguimos encontrar ninguna española.Nos dirigimos rumbo norte hacia Quebec, entramos en un restaurant yaunque ni mi amigo Don Quijote ni yo hablamos francés, leímos la carta sindificultad y nos sirvieron estupendamente, al vernos, unos ciudadanoscanadienses del sur nos pidieron que por favor les hiciéramos de intérpretespues no entendían nada.He de decir al lector que no ocurre en Quebec como en algunos lugares denuestra Cataluña en los que ciertos independentistas se niegan a hablarte encastellano aunque lo dominan a la perfección, en Quebec son francófonoscien por cien y no entienden la lengua inglesa.No desearía que se ofendieran los catalanes por mi comentario, siemprehablo maravillas de la ciudad de Barcelona y de sus gentes, o de la belleza depueblos de Gerona como es por ejemplo Cadaqués.Respeto el deseo del independentista de formar su propia patriaindependiente de España, siempre he aplaudido la independencia y lalibertad, pero el cinismo siempre suscitó mis ganas de protestar.- 140 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Bienvenido, Mister MiguelTras un mes de vacaciones en Canadá, llegas a acostumbrarte al lugar y pesea que por fotografías sabíamos que el invierno era extremadamente frío dabamucha pereza tener que marchar de un lugar tan acogedor.Cuando mi amigo Don Quijote cargó su abultado equipaje se revolvió por elsuelo de dolor, tenía varias hernias de disco y cuando le daba el dolor, podíallegar a estar varios días sin apenas poder moverse.Tuve que cargar con su equipaje y el mío hasta el coche, que debíamosentregar esa misma mañana a la agencia de alquiler, me empezaban apreocupar por varias razones, una de ellas era tener que cargar con tantoequipaje, otra era si Don Quijote soportaría el viaje en autobús de regreso aNueva York.En la agencia de alquiler pude ver dos imágenes al mismo tiempo, una era lanuestra saliendo del coche reflejada en su cristalera, la otra imagen quepodía ver era la de los dependiente que, desde dentro, nos señalabanmientras no podían parar de reír.Especulamos sobre el motivo por el que se reían de nosotros y prontollegamos a la conclusión de que viendo a mi amigo Don Quijote salir delcoche con cara de dolor y echándose la mano a la espalda seguramentepensaron que éramos una pareja gay y a juzgar por la estampa, a mi metocaba el papel de activo y a Don Quijote el de pasivo sufridor de misembistes amorosos.No fue la primera vez que nos tomaros por pareja gay, la primera fue en elhotel de Niágara que nos dieron la suite nupcial, la segunda en el restaurantde Gananoque donde ponían las pizzas «All Meat Lovers», por loscomentarios que nos hacían las camareras nos dimos cuenta que pensabanque éramos pareja.Entregamos el coche y me tocó cargar con los equipajes hasta la estación,una vez montados en el autobús Don Quijote comenzó a tener unos doloresinsoportables y especulamos con la posibilidad de tomar un avión llegados aMontreal de seguir así.A mitad de camino le di una bufanda a Don Quijote y le dije que se la atarafuerte y lo más estirada posible a la cintura, un remedio casero que imaginétendría poco efecto, pero sorprendentemente dio resultado y cesaron losdolores.Debido al diferente formato horario que utilizan, confundimos la hora dellegada y en lugar de llegar a las doce de la mañana como esperábamos,estábamos en Nueva York poco antes de las doce de la noche.Conseguimos una habitación, cuando subimos nos encontramos con quesolo tenía una cama como la de Niágara, era evidente que pensaban queéramos pareja y tal vez por el cansancio ni siquiera protestamos.- 141 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Don Quijote se quitó la bufanda del cinturón, ahora me explico por qué nosdieron una sola cama, con la bufanda atada al cinto tenía unas pintas muysospechosas, de haber estado en España, cualquiera pudiera haber pensadoque se trataba de un bandolero de Sierra Morena.No sintió dolor tras quitarse la bufanda, para celebrarlo nos fuimos a un pubirlandés que había cerca del hotel y nos tomamos unas cuantas Guinness,me temí que ya iban siendo muchas porque empecé a oír hablar a un grupode gente con acento andaluz.Me presenté al grupo, lo que había oído no era fruto de mi imaginaciónporque eran de Granada y venían a promocionar productos españoles enEstados Unidos, motivo por el cual alzamos nuestras jarras y brindamos.Si ya iba un poco cargado con las cervezas que llevaba, la alegría que nosprodujo encontrarnos a los primeros españoles que veíamos después de unmes nos hizo brindar y pasar un rato bastante agradable.No sin dificultades de movimiento, logramos llegar al hotel agarrados paracompensar y de esto modo conseguir cierto equilibrio para no caer de brucescontra el suelo, el portero era el mismo que nos había dado la habitación yno le extrañó lo más mínimo que viniéramos agarrados porque creyó desdeque nos vio que éramos una pareja gay.Caímos en la cama a plomo, me despertó alguien abriendo la puerta de lahabitación, esto me alarmó un poco pero estaba tan a gusto tumbado que elúnico movimiento que hice fue abrir ligeramente los párpados para mirar.Era una mujer rubia muy atractiva con vestido de noche y bastante pintada,encendió la luz y al ver dos sacos de patatas tirados encima de la cama(nosotros) pegó un grito que llegó a despertar al mismísimo Don Quijote,salió rápidamente de la habitación y tuvo el detalle de cerrar la puerta.Me volví a quedar dormido profundamente hasta que ya de día me despertóDon Quijote para ir recogiendo para ir al aeropuerto, me preguntó que sihabía visto a una chica entrar en la habitación, le dije que sí, pero pensabaque había sido un sueño.Nos imaginamos que la mujer debió equivocarse de habitación y dio lacasualidad de que su llave también abría nuestra puerta, comprobamos queno nos faltara lo más importante en aquel momento, el pasaporte yterminamos de recoger.Tomamos un taxi hacia el aeropuerto, fui el camino pensando en mi familia,los echaba de menos, aunque solo había estado un mes fuera de casa,cuando estás tan lejos tienes la sensación de que ha pasado mucho tiempo.En la cafetería del aeropuerto nos tomamos un café y el camarero que noshabía estado escuchando nos preguntó que de dónde éramos, él era tambiénespañol, de Palencia, se emocionó cuando le dije el pueblo palentino de miabuela, llevaba ya cuarenta años en Nueva York.- 142 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Ya en el avión de camino a España nos dieron de cenar, si en el trayecto deMadrid a Nueva York el tiempo no se movía, en el trayecto contrario eltiempo pasa demasiado rápido, tal es así que poco después de cenar yaestábamos desayunando.El resto del viaje lo pasamos durmiendo porque al haber bastante sitio libre,se podía estirar uno muy bien sin molestar a nadie, al despertar yaanunciaban el aterrizaje en Madrid, todo parecía extraño y sin embargoestábamos de regreso en casa.Acostumbrado a la amabilidad de la gente norteamericana, di las buenastardes al policía que miró mi pasaporte antes de entrar de nuevo en mi país,no respondió, tal vez debido a cierta sordera, quizá se lo dije en inglés sindarme cuenta, aunque sospecho que la respuesta más probable es suausencia de educación.Bienvenido, Mister Miguel, había olvidado por completo esta faceta de granparte de los ciudadanos de mi país, no digo que en Norteamérica no tengandefectos, pero lo que sí puedo asegurar sin temor a equivocarme es que ellosson más amables, al menos no me encontré con ninguno que me negara elsaludo, fea costumbre muy de moda en los últimos años en España.Ahora recuerdo que tuve un jefe en mi primer trabajo que no me devolvió elsaludo ni una sola vez de los seis años que trabajamos juntos, la primera vezpensé que tal vez estaba distraído, la segunda vez le di los buenos días alto yclaro por si acaso no me oyó la primera, la segunda tampoco me devolvió elsaludo.Entonces conocí al primer sujeto que no respondía a quien le saludaba, y pordesgracia su moda se extendió como una plaga por mi país, fue el primerode una larga lista de gente que me he topado que se caracteriza por noresponder cuando se le saluda.A aquel jefe solo le saludé dos años durante seis años, tras la segunda vezque no me respondió el saludo, me cruzaba muy a menudo con él, pero no levolví a saludar nunca más, algo que a juzgar por la cara que ponía cuando secruzaba conmigo no debía agradarle mucho.Observé que a los únicos compañeros que respondía el saludo era a aquellosque ocupaban cargos por encima de él, días antes de que me fuera de laempresa tras seis años sin saludos, me crucé con él y ocurrió algo que no meesperaba.En el momento de cruzarnos me dio los buenos días, no me lo podía creer,tras tantos años sin saludarnos, ¿qué le habría hecho cambiar de opinión?,deseé haberle podido responder el saludo pero tal vez debido a la sorpresame entró un picor en la garganta y mi única respuesta ante tal reaccióninusitada, fue estornudar.Pero lo más me sorprendió fue que se alterase y me llamara la atención porno haberle saludado, le di la razón y fue la última vez que me crucé con él.- 143 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 12. MilenioCarta A Los Humanos Del Tercer MilenioCon treinta y un años a escasos meses del nuevo milenio eres consciente quevas a ser testigo de un hecho histórico que tan solo asiento reservado unospocos, todos aquellos que hemos nacido cerca del final del milenio y queseguimos vivos podremos contar que hemos vivido el nacimiento de unnuevo milenio.Muy lejos quedan aquellos pensamientos de mi niñez en los que mepreguntaba qué sería de mi en el año dos mil, soñaba que con treinta y unaños sería padre de ya al menos cuatro niños, pues tenía en mente seguir elejemplo de mis padres.Llegó el nuevo milenio y la vida seguía igual, el tan temido efecto dos mil noparalizó la economía mundial tal y como algunos previeron, no huboterremotos, maremotos y muchos visionarios tomaron conciencia de que elque tiene boca se equivoca.Me encontré con un compañero de mi anterior trabajo y me preguntó si meacordaba de una aplicación que habíamos desarrollado los dos, cuando lohicimos allá por el año noventa y cinco, sabíamos que en el año dos mildejaría de funcionar, pero decidimos no darle importancia, seguramente quepara entonces ninguno de los dos seguiríamos trabajando en la empresa.Efectivamente yo ya no estaba en la empresa, pero él sí, le tocó hacer eltrabajo de adaptar la aplicación para que funcionara correctamente en el añodos mil, en mi actual trabajo también me tocó adaptar aplicaciones que otroshabían desarrollado sin tener en cuenta el efecto dos mil.Un nuevo día acababa de nacer, también un nuevo año, algunos teníamos elprivilegio de contar que habíamos vivido el cambio de siglo, pero lo que sinduda era un hecho histórico era poder contar que habíamos vivido el cambiode milenio, hacía dos mil años que el hombre había realizado la mayor de lastraiciones, quitar la vida a su propio creador.Cumplíamos dos mil años de la mayor vergüenza de la humanidad y nadieparecía recordar la crueldad de los hombres, que bien sea por odio, envidia,temor o simplemente miedo, asesinó a aquel que lo dio todo por nosotros.Durante muchos años de mi vida maduró una duda en mi mente, cómo seríayo en el año dos mil, pensaba en los años que tendría, treinta y un años,madre mía, se me helaba la sangre solo de pensar lo mayor que sería.Ahora escribo estas letras nueve años más tarde con una idea que no puedodemorar más, se trata de una carta dirigida a los habitantes que vivan a lolargo del tercer milenio entre los que me encuentro yo, tras nueve añosviviendo en este nuevo milenio no he notado cambio alguno, parece quefuéramos habitantes del segundo milenio en lugar de esta en el tercero.- 144 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» He anotado en esta carta todo lo que se me ocurre que sería maravilloso quecambiara en este nuevo milenio, no en el aspecto tecnológico pues imaginoque la evolución sorprendería al más revolucionario de los que ahorahabitamos la tierra, sino en el aspecto humano, ¿acaso creemos haberevolucionado tanto como hombres respecto a los que vivieron entre el año1001 y el 2000?«Carta A Los Humanos Del Tercer Milenio»Hoy, día diez de Agosto del dos mil nueve, yo Miguel Ángel Sáez Gutiérrezdesde Madrid, me dirijo a ustedes habitantes del Tercer Milenio con laintención de que reflexionen sobre lo acaecido el pasado milenio susceptiblede mejora y de este modo tengan a bien llevarlo a la práctica.Una palabra que nos aturde constantemente es el progreso, creemos vivir enuna sociedad avanzada con tan solo oír esa palabra y parecemos olvidar queaunque es evidente que se evoluciona, siempre hay algo nuevo que aprender,es este un mensaje dirigido a todos los milenios venideros, jamás terminaréisde aprender, siempre hay algo nuevo que aprender.Observo que durante el segundo milenio, al igual que ocurrió en el primero ytambién antes de Cristo no hemos progresado en un aspecto, llevamos unavergüenza que desearía tuvieran a bien emplear todos sus esfuerzos enerradicarlo ustedes que viven en el tercer milenio, es el hambre en el mundo.Otro aspecto que persigue a la humanidad a lo largo de los años desde que elhombre tiene uso de razón es la guerra, aún no hemos aprendido que laspersonas debemos resolver las cuestiones con palabras y no con peleas.He citado solo tres inquietudes y creo llegado el momento de hacer un altoen el camino, tal vez pueda caer alguno de ustedes, lectores de mi carta, enel error de sentirse culpables por lo que no se hizo bien durante la historia dela humanidad, quiero advertirles que la culpa es un sentimiento del todoinútil, más útil que la culpa es el propósito de enmienda.En mi actual sociedad se da un valor casi enfermizo a lo superficial, yomismo mentiría si dijera que no he caído en alguna ocasión en el tremendoerror de dar relativa importancia al aspecto exterior de las personas, nopueden llegar a imaginar el sufrimiento que me trajo cometer este error, porfortuna tuve la posibilidad de enmendar y sentirme muy feliz por ello.Me he encontrado en mis cuarenta años de vida tanto personas de bolsilloroto (muy generosos) como otras que ni tan siquiera tenían bolsillos (muytacaños), los excesos en cualquier ámbito nunca fueron buenos y si estárodeado de estas personas le convendría ir pensando en cambiar deamistades.Respeto y amor a todo aquello que hay sobre nuestro planeta, a nuestranaturaleza, entre los que se encuentran todos los pueblos con sus ideologíasque les dan identidad y a todos los seres vivos que lo componen, considero elrespeto y el amor necesarios para vivir en armonía.- 145 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» No resten importancia a lo que acabo de expresar, amor y respeto a todos losseres vivos, pues nunca debemos olvidar que si atentamos contra nuestranaturaleza peligra la vida de nuestro planeta, que es el único lugar dondepodemos vivir, una casa de la que no podemos mudarnos, es esta tal vez lamás importante de mis reflexiones, ama tu planeta, tu casa, tu vida va enello.Durante muchas generaciones tuvo mala prensa tener amor propio, se tratóde confundir valorarse a sí mismo con ser un egoísta, tal vez con el propósitode que el sentimiento de culpabilidad trabaje en contra de tu amor propio,así serás fácilmente manipulable, no olvides que si te amas a ti mismo, biensea hoy o dentro de diez mil años, tendrás un punto a favor para llevar unavida efectiva y saludable.Desde los comienzos de la humanidad hubo errores que los humanoscometimos llevados por la intuición, como la creencia de que nuestro planetano era redondo, o que si lanzamos dos cuerpos de diferente peso llega antesal suelo el más pesado (Galileo Galilei demostró que caen en el mismotiempo).Incluso me atrevería a predecir que durante el tercer milenio se aclararáncreencias erróneas que hoy día tenemos también llevados por la intuición, sedemostrará científicamente muchas teorías actuales y se avanzará en camposcomo la medicina y la tecnología.Alan Poe describió en el segundo milenio cómo pensaba que podría llegar aser un viaje a la luna y el año que yo nací dicen que el hombre llegó a la luna,aunque personalmente tengo mis dudas, pero si nos fiamos de los informesde la nasa, es totalmente cierto.Lo que hoy nos parece un sueño inalcanzable, a finales del tercer milenioserá algo cotidiano, esto significa que el hombre evoluciona constantemente,despacio pero sin pausa, cada día se sorprende con un nuevodescubrimiento.Si es un ciudadano del tercer milenio que me está leyendo podría trasladaresta lógica de la evolución a su vida cotidiana, a su entorno laboral, o a sufamilia, escucho a diario mensajes erróneos que nos dicen que las personasno podemos cambiar y me parece esta una reflexión absurda.Claro que cambiamos y evolucionamos, eso sí, siempre que estemosdispuesto a ello, si nos ponemos una venda en los ojos y nos empeñamos enafirmar que no lograremos alcanzar nuestros objetivos, es bastante probableque no lo consigamos, los objetivos se buscan, nunca vienen ellos en buscade nosotros.Ha habido una moda en mi país en los últimos años de que siendo la mujerquien deseaba conocer a un hombre como viceversa, correspondía al hombredar el paso adelante, mientras la mujer aguarda a que el barón le pidiera unacita, de no extinguirse modas de este tipo, se estaría dando un paso gigantehacia atrás en la evolución de las personas.- 146 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Puede llevarnos a engaño el hecho de que conozcamos lo antigua que es laexistencia del hombre en la tierra, ciertamente lo es, pero no confundamos lasuma de la existencia de todos los hombres con la nuestra en particular, puesnuestra existencia será ínfima en comparación, deberíamos tener claro quenuestra existencia es extremadamente efímera.He conocido personas que se han creído que vivirán eternamente, creen queestarán vivos dentro de quinientos años, puede llegar a ser tan falsa laseguridad en sí misma que siente un ser humano que puede llegar a creerposeer el don de la inmortalidad.Tener una idea clara de lo corta que es nuestra vida respecto a la historia dela humanidad, gastaremos menos tiempo en muchos sentimientos absurdosque veo día a día en las caras de mis conciudadanos y más tiempo en quenuestra corta existencia sea lo más feliz posible.Yo que he vivido los últimos días del segundo milenio y los primeros deltercer milenio, he observado que mis semejantes malgastan demasiadotiempo de su vida en sentimientos desagradables, incluso entre los paísesmás desarrollados se permiten el lujo de emplear su tiempo en unsentimiento tan inútil como raro denominado depresión.El hombre como bien saben ustedes, necesita alimentarse e hidratarse parasubsistir, pero aquellos que viviendo en el mismo planeta tienen suficientealimento, lo comen en exceso o lo tiran a la basura, mientras son testigosimpasibles de cómo en los países pobres mueren por la ausencia de estosbienes necesarios para la vida humana.En los países pobres desconocen ese sentimiento que tanto atormenta a lospaíses ricos, la depresión, si lo conocieran tampoco lograrían entender, ¿quérazón puede llevar a encontrarse deprimido a aquel que tiene alimento ybebida suficientes para su sustento?La solidaridad es imprescindible en el tercer milenio, yo he vivido lavergüenza de vivir en un milenio en el que el hombre miraba a otro ladomientras sus semejantes morían de hambre, desearía tener el orgullo dehaber vivido en un tercer milenio solidario con los necesitados.Es mi deseo no cansar a los destinatarios de mi carta con demasiadas tareas,sería injusto pretender que sean los del tercer milenio los que hagan todo loque no hicimos en milenios anteriores, me conformaría con que de todo lodicho, quedara únicamente un mensaje solidario en ustedes.He empleado cuatro hojas de mi carta en ruegos y sugerencias, ahora voy ahablarles de mis experiencias tan maravillosas tanto vividas en el segundocomo en el tercer milenio, la primera de ellas, la vida.Cualquier nacimiento es motivo de gozo y alegría, una nueva vida, muchosde ustedes habrán sido testigos de un nacimiento, un hijo, un sobrino, unnieto, yo no he tenido hijos pero si he vivido la sensación indescriptible detener en mis manos tres sobrinos recién nacidos.- 147 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» La otra cara de la moneda es cuando se nos va la vida, no puedo decir quesea una experiencia maravillosa ni tampoco lo contrario, pues ninguno denosotros sabemos como es, personalmente soy de la creencia de que es elmomento de reencuentro con las personas que amaste y marcharon, en talcaso, es motivo de alegría y felicidad.No lo es para los que quedan, el dolor se apodera de ellos, pero el tiempo leshace comprender que no ha mucho tardar se reencontraran de nuevo conaquellos que se acaban de ir.El dolor forma parte de la vida, no es agradable, pero sabemos que existe yalguna vez lo llegamos a sentir, no es muy diferente el método de cura de lasheridas producidas por una caída o un golpe, de las producidas por lapérdida de un familiar, la primeras es recomendable lavarlas y desinfectarlas,las segundas requieren de fe y esperanza, pero ambas se curan con eltiempo.He experimentado desde que nací y tengo la inmensa suerte de seguirexperimentando amor, es tan amplio el ámbito en el que puede sentirse, enla familia, en la naturaleza, en todo lo que nos rodea.Para finalizar esta carta, me permito dar una recomendación a los habitantesdel tercer milenio, que traten de vivir cada momento de su vidaintensamente, no quiero decir con ello que se viva al límite pues esto seríamás bien estresante y probablemente no exento de riesgos, sino saboreartodo lo que la vida nos ofrece.Para poder saborear la miel de este rico panal llamado tierra es fundamentalvivir hoy, todos los momentos presentes hasta que se agoten, pensar quecualquier tiempo pasado fue mejor o vivir con la esperanza de un futuromejor te impide vivir lo único posible, nuestro presente, algo que no es tanlargo como para desperdiciarlo en ilusiones.PosdataLa carta que he escrito tiene un número enorme de destinatarios, sinembargo se reduce considerablemente el número de personas a quien dirijoesta posdata, a aquellos que vivan a finales del tercer milenio o en elprincipio del cuarto milenio.Ustedes y yo nos llevamos aproximadamente mil años de diferencia, cuandolean esta carta ya no tendrán oportunidad de consultarme cualquier dudacomo ocurre con mis lectores de mi época, mi carta, de recibirla usted seráunidireccional, no habrá remite posible, al menos en la tierra.Por ello quiero que esta posdata deje un mensaje muy claro y conciso, queno deje lugar a dudas y se comprenda perfectamente mi mensaje, se trata deuna invitación, sería todo un detalle que alguno de los que vivan en tanlejana época de la mía, tomara como ejemplo el guión de esta carta.Una carta que vaya dirigida hacia aquellos que habiten en el cuarto milenio.- 148 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Usted que ha conocido la sociedad de finales del tercer milenio y tendrá unaidea general de los hechos históricos acaecidos en el transcurso del milenio,puede dirigir una carta a los habitantes del cuarto milenio con el fin demostrarle sus inquietudes y a su vez invitar a quienes vivan a finales delcuarto milenio a escribir una carta dirigida al quinto milenio.¿Cuál es el objeto de esta cadena de cartas unidireccionales hacia losmilenios venideros?, podría asemejarse al final del cierre contable de unejercicio, ya sea trimestral o anual, se recogen los apuntes de la actividad y sehace un balance de pérdidas y ganancias.Es la experiencia lo que enriquece un pueblo, si tomamos el ejemplo de losmaestros artesanos, o los artistas que pasan sus experiencias de padres ahijos, encontramos que el producto final que elaboran dichos artesanos es deuna excelente calidad.Otro ejemplo que me gustaría relataros es el de un recién estrenado maestroguitarrero, mi hermano Santi que comenzó hace pocos años a hacerguitarras, la evolución que ha ido experimentando desde la primera guitarraque elaboró hasta la última es vertiginosa.No pretendo ser maestro con esta carta, no soy muy amigo de dar leccionesde la vida, pues confieso que a lo largo de mi corta experiencia de cuarentaaños he cometido muchos errores, algunos nefastos, pero de todos ellos hesabido recoger un acierto importante, tratar de aprender de todos y cada unode ellos con el propósito de mejorar lo presente.Mi objeto no es alardear de conocimientos cuando soy consciente de que nosoy docto en materia alguna, y que cada día que se despierta uno tiene lainmensa suerte de poder aprender algo nuevo, tan solo pretendo dejarconstancia de mi experiencia con la idea de que pueda ser beneficiosa paraalguno de mis lectores.Para terminar esta carta a los habitantes del tercer milenio y posdata a los delcuarto milenio, creo que la mejor manera de hacerlo es con una palabra quesiempre me ha gustado y que me produce una sensación de bienestarpronunciarla, es la humildad.Hay un frase propia de mi tierra que dice: «ay, juventud, divino tesoro», yoprefiero sustituir la palabra juventud por humildad, tan paradójico como lavida misma resulta que todo aquel de condición humilde, exento deriquezas, joyas y oro, a pesar de que conoce su existencia no las ansía, puessaber que la verdadera riqueza radica en algo intangible, la felicidad.El cáliz de su parroquia donde toma la comunión los domingos carece dejoyas incrustadas, es sencillo, de madera desgastada, del mismo material quemanipulaba el artesano carpintero padre de Jesús.No me digan que no les atrae la idea de vivir en una casa de piedra a la luzde la candela con oficio artesano, comiendo pan, queso, jamón y bebiendovino de pueblo, ¿la vida sencilla acaso se ha tornado en utopía?- 149 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Villa WinterQue el tiempo pasa rápido es algo que ya no nos sorprende, lo sabemos ysegún nos hacemos mayores nos parece que va pasando cada día con mayorvelocidad, algo que tal vez no hayamos notado es que en el transcurso deeste tiempo no solo hemos cambiado físicamente sino que tambiénpensamos de un modo diferente.Hubo hace muchos años un hombre que cortejaba a una doncella, esta ledijo que el único modo que tenía de conseguir acceder a sus encantos erayendo cada noche a rondarle bajo la luz de la luna y a la sombra de su balcóndurante un año entero.El hombre que ansiaba los encantos de la doncella más que nada en elmundo, pidió ayuda a una aldeana que era famosa por su creación de bellosversos, cada noche componía una canción de amor y a las doce en punto ibaa cantarle a su pretendida aquellos bellos versos como muestra de amor yfidelidad.Pasó el tiempo y la doncella estaba cada día más enamorada de su caballero,pensó que tal vez era demasiada la penitencia de un año sin poder estar ensus brazos, pero temía que si accedía demasiado pronto a sus encantos, eramuy probable que no tardaría en dejar de escribirle tan bellas canciones deamor, pues su principal objetivo ya se habría cumplido.Por fin llegó la penúltima noche, la doncella ardió en deseos al ver a sucaballero, estaba tan solo a una noche de que su hombre la tomara parasiempre, ya lo tenía todo pensado, se casaría a mediodía para poder yacerjuntos esa noche que recordarían toda su vida.Al día siguiente ocurrió algo inesperado, el caballero no fue a la boda paradesposarse con su doncella y tampoco acudió a la cita a la que la teníaacostumbrada todas las noches de aquel año menos esa última, ella sufrió demal de amores preguntándose hasta el día de su muerte porqué su amado ladejó plantada en el altar.La explicación no era otra que mientras la doncella caía rendida por elhechizo de las palabras de amor de su fiel caballero, éste a su vez seenamoraba cada día más de aquella aldeana que le escribía aquellos versospor encargo, cuyo fin no era otro que el de encandilar cada noche durante unaño entero a su pretendida.El caballero no podía faltar a su honor, debía continuar yendo cada noche acantar aquellos versos a su pretendida, trató incluso de imaginar que se loscantaba a la aldeana, creyó que con el tiempo llegaría a enamorarse de nuevode su pretendida, esto le llevó a continuar pretendiéndola hasta el día antesde la boda.Ese mismo día, cuando se preparaba para la boda le visitó la aldeana y leconfesó que estaba enamorada de él, la montó a lomos de su caballo y lallevó a un lugar donde fueron felices el resto de sus vidas.- 150 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Algo parecido le ocurrió a un amigo de mi adolescencia, se enamoró de unachica y estuvo durante un año agasajándola con palabras de amor y regalos,cuando ella al final accedió, la relación duró apenas una semana.Es evidente que el tiempo ejerce su influencia, aunque neguemos una y milveces que hemos cambiado, es negar la evidencia, no que no logrocomprender es el por qué de ese deseo incontrolable de disimular que hemoscambiado, ¿acaso creemos que cambiar es negativo para nosotros?Deberían enseñarnos de niños a prepararnos para que aceptemos nuestrocambio como sinónimo de desarrollo, el desarrollo nunca puede ser malo ypara poder desarrollarnos necesitamos aprender para lo cual en numerosasocasiones necesitaremos ayuda, algo que nos cuesta horrores aceptar, quealguien nos ayude.Un ejemplo de nuestra negación ante el cambio puede darse en nuestraobsesión por quitarnos años o no cumplirlos, eso es negar la realidad y noaceptarla, sería recomendable que comenzáramos desde hoy mismo aaceptar este hecho, al igual que nacemos, crecemos, nos desarrollamos ymorimos, eso es algo que hay que aceptar y no necesariamente desde unpunto de vista negativo.Hace pocos días encontré un ejemplo de negación en rotundo a que alguiennos pueda prestar su ayuda, íbamos mi mujer y yo en el metro y una chicajoven hacía intentos desesperados por encuadernar un libro, lo estabahaciendo mal y estaba claro que de ese modo jamás conseguiríaencuadernarlo.Mi mujer me miró y adiviné lo que iba a decirme, acerté, me preguntó que sile ofrecía su ayuda para encuadernarlo porque lo estaba haciendo mal y ellaconocía perfectamente cómo encuadernarlo.Adiviné por instinto que era muy probable que la chica se negara a que laayudaran, yo le advertí a mi mujer que si quería se ofreciera para explicarlecomo encuadernar el libro, pero que no se extrañara si la chica rechazaba suayuda.Volví a acertar, cuando mi mujer se levantó y le ofreció su ayuda paraencuadernar el libro, ella se negó a que la ayudase, argumentó que ella yasabía cómo hacerlo solita sin necesidad de que nadie le dijera como teníaque hacerlo.Tendemos a creer que las cosas cambiaran solas, que todo mejorará al díasiguiente, en el nuevo año o sino, con un poco de suerte, todo será mejorpara el nuevo milenio, corría el año dos mil y comenzaba a sentir en todas lasfibras de mi ser rebeldía, había sido durante toda mi vida el polo opuesto aaquella chica que se negaba a que le encuadernaran el libro, yo no sabíadecir que no.No se puede ser tan radical que se diga a todo que no, ni tan voluble quesiempre se diga que sí, hay que ser libre para elegir lo que se quiera.- 151 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Mi pasadas vacaciones con mi amigo don Quijote a Estados Unidos yCanadá no fueron todo lo bueno que hubiera deseado, pues este amigo teníaun problema de convivencia conmigo, en resumen, no me respetaba.Me ofreció irme las vacaciones del año dos mil con él y su hermano aIrlanda, pero me pasaron a velocidad supersónica por mi mente como siviera una película todos los momentos desagradables que pasé las anterioresvacaciones.Con el nuevo milenio estaba a punto de hacer algo histórico, tal vez de niñolo había hecho en alguna ocasión, pero debo confesar que ya había olvidadocómo se hacía, algo tan simple como decir a don Quijote, no.Me decisión estaba tomada con anterioridad de la propuesta de don Quijote,ya sabía que me pediría ir con el de nuevo de vacaciones, había pasado unaño entero recordando los malos momentos de las vacaciones anteriores paratener argumentos más que de sobra para decirle que no, así que lo hice, dijeque no iba con ellos de vacaciones.Don Quijote, no acostumbrado a mis negativas, se encontraba en esemomento bebiendo una pinta de cerveza y me duchó con ella, debió pasarlede todo por su mente, pero se contuvo y en lugar de decirlo, me dijo, ya séporqué lo haces.Tenía el don, don Quijote, de dejar caer frases sin ser claro y conciso,¿pueden creer ustedes que no me dijo y no puedo saber porqué me dijo quesabía lo que me había llevado a tomar la decisión de no ir de vacaciones conellos?Hablamos muchos días sobre este asunto, dudé, pero también había algo enmi mente que me indicaba que no debía ir con ellos de vacaciones, algo queno puedo explicar, una fuerza mucho mayor que los argumentos de donQuijote para convencerme que me fuera con ellos a Irlanda.Llamó don Quijote a mi casa y mantuvo esta conversación con mi madre,pues yo no estaba, me había ido de vacaciones a Fuerteventura sin avisar anadie, me sorprendía a mi mismo de recién estrenada capacidad de tomardecisiones por mí mismo.Don Quijote: ¿Está Miguel?Don Quijote: ¿Ah sí?, ¡mírale!Mamá: ¡No sé qué tendrá este chico en las islas!Don Quijote: Algo tendrá que lo prefiere a venirse a IrlandaLlamo a mi madre desde la habitación del hotel en Fuerteventura, le digoque lo primero que voy a hacer es darme un bañito y me dice que aprovechelas vacaciones y que lo pase bien, me comenta la conversación que ha tenidocon don Quijote y me apoya en mi decisión de irme de vacaciones por micuenta, no me extraño de sus palabras, pues sé que es mi madre una de laspersonas más inteligentes que existe, sabe que estaré mejor solo.- 152 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Tras agradecerle su apoyo incondicional, me dispongo a disfrutar de unasvacaciones magníficas con un fondo azul marino de libertad, de todos loslugares que visité el que más me sorprendió fue la Villa Winter, la casa delingeniero alemán al que enamoraron las islas al igual que a mí.Hablar de don Gustavo, como se le llamaba en la isla, es aventurarse a hablarpor hablar, nada sé de este señor excepto que le gustaban las islas, tanto quesus restos descansan el Las Palmas de Gran Canaria.Si puedo hablar de lo que sé, obviando leyendas escabrosas fue un graninversor que colaboró en incentivar el turismo, por tanto se puede decir quehizo una gran labor por los intereses de los isleños y como no, del resto delos españoles.Pero no he venido a hablar de don Gustavo, vine a hablar de mi libro, bromasaparte, lo que me maravilló fue Villa Winter, un lugar mágico que mandóconstruir don Gustavo en la península de Jandia.Según me iba aproximando a la casa sentí un sudor frío que me advertía queera observado y me acerqué con precaución a admirar la torre, no sé por quérazón fue el primer lugar al que me llevaron las piernas y decidí continuar lavisita dejándome llevar.Después vi una gárgola de madera con una forma parecida a una serpientecon la cabeza muy gorda, cada una de las puertas que vi parecían tener unescudo que se repetía, imaginé que sería un símbolo familiar.Cuando accedí a la cocina, parte tan importante en una casa, me llamó laatención de que muchas puertas estuvieran tapiadas, esto añadía másmisterio si cabe a mi visita, me preguntaba qué se escondería tras esosmuros, ya me hubiera gustado tener una cocina así, menudos guisos me ibaa preparar.Vi algo que no me gustó, pasillos muy largos, si algo quitaría de mi casaserían los pasillos y cuando observo las habitaciones a las que conducenobservo que son pequeñas y sin ventanas.Me encuentro con trozos de vía y una vagoneta, caminando por losalrededores de la vía observo que hay unas vías que conducen a la montaña,decido dar freno a mi curiosidad, no por falta de ganas, pues me hubieraencantado haber encontrado el destino de aquellas vías, pero quería visitarotras zonas de la isla y darme un baño en la playa de regreso al hotel, decidímarcharme porque el tiempo se me echaba encima.Di por terminada mi visita a esta villa deshabitada, una de las sensacionesque me produce cuando visito lugares sin habitar es la de sentirmeobservado, tal y como he podido percibir en otros lugares como el sanatoriode Valpurgis o en el cementerio de Comillas.De todos estos lugares mágicos, solo tuve percepción física en el cementeriode Comillas donde una mano invisible me agarró el pie derecho.- 153 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Los BorrachosQue los excesos se pagan es algo que estamos acostumbrados a escuchar,pero raro es toparse con alguien que no haya cometido un exceso alguna vezen su vida, es por ello, que es recomendable cuidar la alimentación a diario,un exceso no ha de ser nocivo por necesidad, pero los excesos cotidianos sílo son.La borrachera tiene mala prensa, pero no podemos negar que alguna queotra vez no hemos cogido una buena castaña, aunque digamos una y milveces lo contrario, nos hemos divertido mucho aunque olvidamos pronto ladiversión al día siguiente, la resaca nos hace jurar en vano que nunca másvolveremos a repetir.Tampoco quisiera hacer apología de la borrachera, no soy ajeno al graveproblema del alcoholismo, no solo para el que lo padece, sino también paratodo aquel que tiene la desgracia de vivirlo cerca.Yo mismo me he negado a convertir el alcohol en un compañeros de viajes,mi vena rebelde me ha alejado de convertir su consumo en cotidiano, hesufrido en mis propias carnes las agresividad del que bebe más de la cuenta,pues entre mis antiguas amistades, alguno parecían la enfermedad delalcoholismo.Digo enfermedad, porque el que piense que no lo es, es un necio, llegó haceno mucho a mis oídos, cómo un médico en una terapia de grupo sacó dosgusanos que escondía en sus manos, uno lo metió en un vaso de agua y saliórápidamente a la superficie, el otro perdió su vida en el mismo instante queentró en contacto con el alcohol.Cuando el médico pidió opinión sobre lo ocurrido, uno de los presentesaseguró que mientras tomaran alcohol se mantendrían sanos porque ningúngusano podría habitar en sus cuerpos alcoholizados.Es otro ejemplo más de que solemos ponernos con frecuencia una venda enla cabeza y ver solo aquello que queremos ver, ayer mismo un señor mayorme empujó bruscamente para entrar antes que yo en el autobús, ya conocía aese tipo, no era ésta la primera vez lo hacía y cuando subí le recriminé suactitud.Me dijo en primer lugar que él era un señor mayor y por eso se colabasiempre, luego me dijo que le dejara en paz que le dolía la cabeza, yo le dijeel hecho de ser mayor no le eximía de comportarse civilizadamente, quedebería ser más educado y respetuoso con los demás.Si bien es cierto que algunos jóvenes olvidan la educación y el respeto haciatodos, en especial hacia los mayores que necesitan sentarse y nadie selevanta para cederles el asiento.Tampoco debemos reírnos de nuestros mayores, en un programa televisivose rieron de una anciana provocando que confundiera sobrio con ebrio.- 154 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Era uno de estos programas en los que su principal diversión es reírse de losciudadanos que van por la calle, que somos los mismos que luego vemos elprograma en casa, vamos que estamos viendo un programa en el que se ríende nosotros.Eligieron bien la víctima para reírse de ella, una mujer anciana, lepreguntaron que si alguna vez en su vida había estado sobria, la mujer dijoque no, que nunca, si acaso una vez de joven en alguna comunión.Que graciosos, yo es que me parto de la risa, reírse de una pobre mujer aún asabiendas que seguramente tenga numerosas mermas físicas y psíquicasdebidas a la edad, pero claro, no olvidemos que los que organizan elprograma deben ser muy inteligentes, con el don de la eterna juventud y portanto, inmortales.Pero para todo hay remedio, bueno, para casi todo, porque los que se ríen desus mayores tal vez no tengan remedio alguno, pero para el resto si hayalimentos que por sus propiedades pueden ser efectivos contra determinadasenfermedades o pueden llegar a prevenirlas.Como decía antes, para la estupidez de quien se cree más listo que nadie y seríe de los ancianos, al menos yo, no conozco remedio alguno, pero sí voy acitarles algunos de los remedios que he ido anotando, precisamente de losancianos, esos de los que algunos parecen gozar riéndose.La patata es muy recomendable su sufre de acidez de estómago, pero claro,no vayan a prepararse unas patatas fritas mojadas con salsa picante, tal vezen ese caso, el ardor de estómago se multiplique por diez.Aunque si he de decir a favor de las patatas bravas que están deliciosas, perosi lo que quieren es un remedio para el ardor de estómago, prepare un zumode patata, sé que es extraño y su sabor ni les cuento, pero es eficaz.Una vez que fui a la sierra de Guadarrama me tocó de compañera de viajeuna anciana muy agradable, nada que ver con el anciano que me empujó elotro día, comienzo a sospechar que la educación no entiende de edades, medio la siguiente lista de remedios que quiero compartir con ustedes:Anciana: Tome bolígrafo y anote usted jovenMiguel: Al fin encontré el dichoso bolígrafo, dígame ustedAnciana: - Para la depresión, tome un plátano en el desayuno- Para las migrañas, tome cáscara de naranja- Para la caspa, úntese tomate en el cuero cabelludo- Para la tensión, tómese dos dientes de ajo al desayunarAgradecí mucho a aquella anciana su lista de remedios, no por el hecho deque su efectividad que no dudo, sino por el cariño con el que me transmitiósu saber, me resultó curioso que me aconsejara lo de la caspa cuando a lavista está que no la tengo al ser calvo, también me sorprendió el remedio delos ajos para la tensión, yo creía que se utilizaba solo para repeler vampiros.- 155 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Llegué a Guadarrama y esta vez no encontré la tan relajante tranquilidad dela que podía disfrutar en otras ocasiones porque no tardó en llamar a lapuerta de mi casa mi amigo don Quijote.Solía ocurrir en la sierra que en un principio estaban dos en una casa y a lascinco horas había un buen grupo de gente, muchos de los que les gusta losexcesos, bien sea comiendo o bebiendo.Menos mal que apareció mi hermano Javi, además de hermano, amigo, perono como lo era don Quijote, mi hermano Javi siempre ha sido un amigo deverdad y se unió a la fiesta que había comenzado horas antes, cuando lleguéa mi casa en busca algo de paz y tranquilidad.Cuando el estado embriaguez de muchos de los presente era considerable,mi amigo don Quijote preguntó que de quién era el cuadro que estabasituado encima de la chimenea, justo enfrente de nosotros.Entonces mi hermano Javi puso la guinda a la fiesta, algo que caracteriza ami hermano Javi es que tiene una imaginación muy desarrollada, es muyinteligente y suele tener respuesta para todo, aunque no sea siempreacertada y posee un peculiar sentido del humor, le respondió:Javi: ¿Cómo dices?Don Quijote: Chie digou ¿Chie Chie chuadruou eh eche?Deben excusar ustedes a mi amigo don Quijote, pero es que era uno de losque llevaba una buena borrachera y como dice mi mujer, ya hablaba consopas, pero no se preocupen, yo les traduzco, para eso estamos.Don Quijote: (Si fuera sobrio) Te digo que, ¿qué cuadro es ese?Javi:¿Qué cuadro?Don Quijote: (señalando al suelo) ¡Eche!, ¡eche!Don Quijote: (Si fuera sobrio señalaría al frente) ¡Ese de ahí!Javi:Don Quijote: Chi¡Ah!, ¿te refieres a ese que tenemos enfrente?Entonces mi hermano debía estar pensando la respuesta más adecuada paradarle a nuestro amigo, efectivamente enfrente de nosotros había un cuadro,aunque, a causa de su borrachera, don Quijote no consiguiera levantar eldedo del suelo para señalarlo, se trataba del cuadro de los borrachos deVelázquez.Don Quijote se impacientaba por la tardanza de mi hermano en responder yrealmente a todos sentíamos curiosidad, entonces vino el desenlace:Don Quijote: Chie digou ¿Chie Chie chuadruou eh eche?Javi: ¿Qué cuadro, estás borracho?, ¡Eso es un espejo!Todos: «Reímos»- 156 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 13. DesamorGracias A La VidaDar gracias a la vida por estar presentes y poder expresar los sentimientos esalgo a lo que no estamos acostumbrados, menos aún cuando hemos sufridomal de amores, precisamente es el momento más adecuado para decir esto:«Gracias por tu fiel amistadGracias por tu bello corazónQue me entregaste desde el primer díaY con deleite tomé en adopciónGracias, mi gran amiga,Desde lo más hondo de mi corazón»Estas palabras no van dirigidas ni mucho menos a quien nos ha infringidonuestro mal de amores, sino a la vida misma, que nos ofrece cada día tantoque no podemos apreciar ni una ínfima porción.Era allá por el año dos mil uno cuando caí perdidamente enamorado,convertí a aquella mujer en el centro de mi universo, un error que paguécaro, me costó tiempo recuperar mi cordura, si es que llegué a recuperar ensu totalidad, pues soy de la opinión de que siempre nos dejamos algo por elcamino, pero no todo fueron penas y dolor, disfruté de aquel amor efímero almenos cuatro meses, en los cuales de mi boca salían frases como:«Cuando de mañana marchas al trabajo, te extrañoCuando al caer la noche duermes en silencio, te extrañoAllá donde miro y no veo tu cara, te extrañoSolo en el silencio de mi alma es donde tu llegada aguardo»Los excesos se pagan, bien lo sé, entregar la totalidad de tu amor puedellegar a ser nocivo para la salud, tal vez debieran advertir de ello en lospaquetes de tabaco.Todo comenzó un caluroso mes de Agosto en Madrid, regresé a casa en unmetro enorme del que éramos privilegiados usuarios tan solo unos pocos,aquellos que habíamos decidido tomar las vacaciones otro mes,concretamente había estado en Fuerteventura quince días del mes de Junio.No tenía ningún problema en tomar las vacaciones en meses inusuales yaque al no tener pareja y tener en mente ese dicho de, más vale solo que malacompañado, no me veía en la obligación de tener que ajustar misvacaciones a las de nadie, tenía total libertad de irme de vacaciones encualquier mes del año.Al haber disfrutado ya de mis vacaciones, mi aspecto era inmejorable, estabamuy moreno y aún me costaba arrancarme el atuendo propio de lasvacaciones, es decir, iba en chanclas y con ropa fresca y muy cómoda.- 157 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Al llegar a mi casa, aunque prácticamente casi nunca utilizaba por aquelentonces el ordenador en mi casa porque solía llegar a casa bastantesaturado de la dichosa máquina al ser mi oficio el de informático, aquellatarde sentí una necesidad inexplicable de navegar por internet.Había oído hablar de los chats y sentí cierta curiosidad, entré en un canal deMadrid y allí estaba, de nick Barbie_32, ¿qué mejor compañera podríaencontrar MiguelAngel_32?Tuvo tanto éxito nuestro encuentro fortuito que tuvimos nuestra primeracita, como no, a ciegas, el día siguiente en el comienzo de la calle Atocha,estaba muy nervioso antes de la cita y le pregunté a mi hermano si mivestimenta tan veraniega sería adecuada, a lo que me respondió que sí.Así pues me presenté a la cita en chanclas, eso sí, muy bien afeitado y muylimpio, ella me dijo que llevaría un pañuelo rojo, todo un clásico en las citasa ciegas, lo raro es que acertara de persona a la primera.Miguel:Soledad:Miguel:¿Eres Soledad?Bueno sí, aunque me suelen llamar Marisol(muy nervioso) ¡Ah vale!, ¡Soledad!Me llevó a un hawaiano que conocía ella, al ser vecina del mismo barriodonde quedamos, lo conocía mejor que yo, eso que yo frecuentaba los finesde semana muchos karaokes y pubs de la zona.Pedimos un cóctel isleño que emanaba un humo muy espeso y comenzamosa hablar, a juzgar por las caras que ponía parecía que le había gustado, ella amí también, cuando esto ocurre todo va sobre ruedas, no hay que hacerapenas ningún esfuerzo para ligar, tan solo hay que dejarse llevar.Le debí repetir unas cuantas veces lo bella que me parecía, porquefinalmente me dijo que ella no se consideraba guapa, sino más bienresultona, entonces yo le dije que igual que yo, que no me considerabaguapo sino más bien atractivo.Curiosamente le dije lo mismo a mi mujer cuando la conocí, la reacción enambas fue la misma, se desternillaron de la risa, aunque el resultado de lasdos relaciones fue muy distinto, el de Soledad un desastre, el de mi mujerMarga, fue tan maravilloso que hace que recuerde aquellos días en queconocí a Soledad anteriores al fatal desenlace, como divertidos.Pareció llamar la atención de Soledad que yo no tuviera coche, yo le contéque sí había tenido ya varios coches, pero que me resultaba tan caro elmantenimiento que terminé pro deshacerme del último, pero pensé que seríabuen idea alquilar un coche para llevarla de paseo y llevarla luego a casa.Me pidió Soledad que le llevara a conocer el Pardo, estuvimos tomando algoen una terraza pasando una tarde muy agradable hablando de nuestrascosas, conociéndonos mejor, me hablaba con mucho orgullo de su trabajo.- 158 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Yo le hablaba con menos orgullo del mío, aunque realmente no me podíaquejar, estaba viviendo uno de los mejores momentos a nivel profesional, mitrabajo estaba muy bien pagado y no requería un sobreesfuerzo adicional.Noté como poco a poco su mirada me sugería que pasáramos a la acción deuna vez, es decir, que se encontraba muy a gusto conmigo pero que sushormonas femeninas querían saber más, algo que mis hormonas masculinasentendieron a la perfección.La pasión estaba encendida, casi todo era perfecto, sin embargo trataba deresolver un dilema, ¿dónde podríamos desatar esa pasión tan abrasadora siyo aún vivía con mis padres y ella con los suyos?Sabía a ciencia cierta que mis padres no eran tan liberales como paraconsiderar la posibilidad de tener un vis-a-vis (del francés vis-á-vis quesignifica cara a cara, encuentro privado de un preso con una persona sinvigilancia), en sentido figurado claro está, pues ninguno éramos presos,aunque si estábamos presos de la pasión.Pero en casos de enamoramiento perdido, no hay que pensar mucho, porquela misma pasión es la que te guía por los caminos más insospechados, deeste modo caminamos despacio hacia el coche, nos dábamos pequeñosbesos pero al entrar en el coche la pasión hizo que nos comiéramosliteralmente.Tras un largo rato de pasión desenfrenada, pusimos en marcha el motor (eldel coche, el pasional estaba a todo gas) y conduje todo lo que pude, hastaque no pudimos esperar más y nos echamos a la cuneta a liberar nuestrapasión.No habían pasado ni dos minutos cuando oigo una sirena y cuando meincorporo veo un coche de la guardia civil y una pareja que se sale del mismoy se dirige caminando lentamente hacia nuestro coche, tal vez con laintención de que nos diera tiempo a ponernos presentables.Hubo suerte, pues se dirigió hacia mí una mujer de la benemérita (uno delos cuerpos de seguridad de mi país) que parecía ser bastante comprensiva,me pidió el permiso de conducir y se lo extiendo al instante.Miro a Soledad y ha puesto una cara de pánico que me hace creer que lamujer hubiera sacado una pistola apuntándome, pero afortunadamente nofue eso lo que horrorizaba a Soledad, sino que fue que en lugar de entregar elpermiso de conducir a la buena mujer de la benemérita, le había entregadosus bragas que había recogido del suelo, este gesto que cualquiera podríapensar que fue provocado, no fue así, confieso ser un tremendo despistado.Este gesto, que juro y perjuro fue totalmente involuntario, fruto de laconfusión del momento en que mi pasión desenfrenada había sido sesgadade cuajo, provocó cierto malestar en la mujer de la benemérita, con toda larazón del mundo y seguidamente me pidió amablemente que salieralentamente del vehículo y pusiera las manos en alto.- 159 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Salir del vehículo no me resultó nada difícil, puesto que no había bebido nigota de alcohol ya que en aquella etapa de mi vida era abstemio, pero alponer las manos en alto (cosa que hice sin mayor dificultad), mis pantalonesse cayeron al suelo dejando al aire mis calzoncillos negros (gracias al cieloque no tuve tiempo de quitármelos y que al ser negros disimulaban elconsiderable volumen de mi motor pasional cuando está a plenorendimiento).Afortunadamente este gesto arrancó una tremenda risa de cada uno de losagentes, circunstancia que aprovechó Soledad para hacer lo propio, mientrasyo permanecía rojo como un tomate y para tratar de arreglar en algo lasituación tan embarazosa en la que me encontraba le dije al agente, ¡es quese me había caído el cinturón y estábamos buscándolo.No sé si debido a que ya se habían reído bastante o tal vez por haberrecibido otro aviso más urgente por radio, el caso es que se marcharonrápidamente no sin antes advertirme que nos marcháramos de allí porqueestaba terminantemente prohibido estacionar en el arcén, que fuéramos aestacionar otro lugar a buscar el cinturón que decía haber perdido.Les agradecí la atención y, aunque no se lo dije directamente, tambiénagradecí el hecho de que no me multaran debido a la infracción cometida,que de haberse ceñido estrictamente a la ley, preveo hubiera sido de unimporte considerable.Esta hazaña fue muy comentada en muchas ocasiones de nuestra corta yefímera relación de cuatro meses, que estando ahora en un estado de paz ytranquilidad alto, recuerdo como muy gratos, aunque no puedo evitar quedentro de aquellos días, se produjera algún que otro suceso desagradable.Por aquel entonces en ocasiones me veía con mi amigo Rocinante, puestoque don Quijote huía despavorido al olor de una dama, siendo así, me llamóRocinante y pensé que sería buen idea presentarle a mi recién estrenadanovia Soledad.Rocinante se llevó a un amigo suyo y Soledad a unas compañeras de trabajo,situación ideal para que pudiera surgir la pasión entre algunos de losmiembros de la reunión, y así fue, pero entre miembros equivocados.El amigo que se llevó Rocinante se obsesionó con mi novia Soledad, pero lopeor fue que ella parecía disfrutar con aquella situación, hubo un momentoen que yo dejé de existir para aquella a quien había entregado mi corazón enbandeja y aunque la sinrazón me hacía estar muy aturdido y confuso, pudereflexionar, ¿hubiera reaccionado yo como lo hizo Soledad ante semejantesituación?, me respondió a mi cabeza un rotundo y sonoro, no.Ese hubiera sido el momento idóneo para haber abandonado aquellarelación que supe de inmediato tenía menos futuro que una gota de agua enel desierto del Sahara, pero aún así, la pasión era demasiado fuerte y quisecerrar aquella herida con fuego y la cerré, pero sin limpiarla bien, fue este elcomienzo del declive de la relación, a tan solo una semana de comenzar.- 160 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Veía incluso caras de decepción en las compañeras de Soledad, ellas habíanvisto con sus propios ojos la traición, una de ellas incluso me dijo en undescuido de Soledad, sal de esta antes de que sea demasiado tarde.No quise hacer caso de aquella noble compañera de Soledad, que aún siendosu compañera quiso ponerse del lado del agraviado, también tuvo tiempomás tarde unas palabras con el amigo de Rocinante, me dijo, reconozco miculpa, pero ella no fue menos culpable que yo, incluso diría que másculpable aún.Yo que soy poco amigo de las culpas, me confundí y continué aquella farsade relación con Soledad, llegó el mes de Septiembre y me invitó Soledad a ircon sus hermanas a un pueblo de Castellón, acepté, como no podía ser deotro modo.Marchó ella primero con sus hermanas y el marido de una de ellas, yo iríadías más tarde, llegué con un poco de dolor de cabeza y antes deencontrarme con ellos, me dirigí a una farmacia para comprar paracetamol.Delante de mí había un señor mayor, de unos ochenta años de edad, senotaba por su tono de voz que era algo cascarrabias y cuando le tocó suturno pidió al farmacéutico unas pastillas del doctor Andrés.Pedir en España unas pastillas del doctor Andrés es como pedir en Perú un«Pisco Ducha» en lugar de un Pisco Shower, de toda la vida se han llamado aeste medicamento las pastillas del doctor Andreu, ¿qué pensaría el humoristacatalán Buenafuente si todo el mundo le empezara a llamar Andrés?Una de las riquezas de mi país es la de la diversidad lingüística, hay quepreservar la riqueza cultural so pena de acabar quemando los libros que nonos gusten como se deleitaban quemándolos el licenciado y el barbero en elQuijote.¡Que nunca jamás se oiga el grito más bárbaro de los que se haya oído en lahistoria de mi país, procedente de la profunda garganta de Millán-Astray!diciendo: «Muera la intelectualidad traidora, Viva la Muerte», y yo mepregunto, ¿cómo diablos puede vivir la muerte?Pero quisiera dar un tirón de orejas a esos otros, que conociendo el idiomacastellano, se niegan a hablarlo para dar una información a un forastero, sinmeterme en la idea de la independencia, de la que soy partidario siempreque el pueblo así lo desee, ¿os creéis acaso menos burros que Millán-Astrayaquellos que convocáis oposiciones en catalán negando así el derecho aacceder a la administración a quienes no conocen el catalán?Finalmente me reuní con Soledad y familia, los recuerdos de aquellos díasson vagos, recuerdo ver el modo efusivo en que vino a recibirme Soledad, noparecía ser la misma que días antes me había traicionado con el amigo deRocinante, era como si hubiera olvidado que días antes me había clavado unpuñal a traición, pero dejé esos pensamientos estar en eso, solopensamientos y decidí pasar esa semana de vacaciones lo mejor posible.- 161 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Estando en Castellón, tierra en la que se habla la lengua valenciana, tuveoportunidad de cantar en un karaoke a uno de mis cantautores preferidos,cantautor que aunque canta muchas canciones en castellano, su lengua natales diferente al castellano y al valenciano, aunque más parecido a esta última,el catalán, hablo de Joan Manuel Serrat.Quiero expresar a Joan Manuel la admiración que siempre me ha producido,que con apenas seis años escuchaba sus canciones y luego me retiraba a mihabitación a tocarlas con mi guitarra.Cómo pudiera explicar a Joan Manuel que nací en el interior pero creí haberpasado mi infancia jugando en una playa del mediterráneo sintiendo habernacido allí, realmente pude jugar en sus playas, pero años después dehaberlo hecho en mi imaginación.Quisiera decirle a Joan Manuel que aunque tan solo tenía ocho años, sentícorrer la sangre rebelde por mis venas diciendo con una mirada a la madrede Maite, mi amor de niñez, que yo fui ese por quien soñó su hija, ese ladrónque os desvalijaba de su amor era yo, Miguel, quien demostró una madurezsin par para su corta edad guardando un secreto por amor.Ahora cantaba yo una de mis preferidas en una pueblo costero de Castellón,la canción era Penélope, se la dediqué a esa ladrona que me desvalijó, queme dejó seco como la mojama, a Soledad, ante un público que sabía queamaba a Serrat era una enorme responsabilidad.No tuve en esta ocasión problemas de sonido, tal y como me había ocurridola primera vez que me vi en público siendo un niño, pero de la que a pesar dela mala fortuna salí airoso sacando todo el aire que pude de mis pequeñospulmones.Pero si caí en la cuenta de un terrible olvido por mi parte cuando apareció laprimera estrofa en la pantalla del televisor del karaoke, había olvidadoponerme las gafas y no veía ni torta.He de agradecer a Joan Manuel, que a pesar de los años pasados desde quecantaba esas canciones de niñez rebelde, no había olvidado la letra de lacanción, al menos recordaba lo más importante como para defender lacanción con dignidad.Y así fue, como sin haber sido capaz de leer una sola palabra del karaoke,terminé de cantar Penélope y el estimado público me obsequió con calurososaplausos, vi los ojos de Soledad brillar de la emoción, yo, su chico habíacantado una canción de Serrat para ella, en ese preciso instante hubierajurado que Soledad fue feliz.Las vacaciones pasaron con anécdotas divertidas como la caída de la silla delmarido de una hermana de Soledad columpiándose mientras jugábamos alas cartas, recuerdo una anécdota de la que prefiero no entrar en detalles enal que nos pilló una hermana de Soledad en una situación aún másembarazosa que la acaecida con la benemérita.- 162 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Huso De GuadarramaCuando se ama de verdad, se defiende a la persona amada a capa y espada,de tal modo defendió don Quijote, no me refiero en esta ocasión a mi amigodon Quijote, sino al auténtico, a aquel que anduvo por tierras manchegassalido de la pluma de Cervantes.Hecha la debida aclaración para evitar confusiones, fue don Quijote quiendefendió a su amada Dulcinea ante los insultos a los que gratuitamentesometió, sin tan siquiera conocerla, un infame villano, se atrevió a insinuarde ella que quizá fuera tuerta o corcovada a lo que don Quijote replicó:Don Quijote:!No es tuerta ni corcovada, sino másDerecha que un huso de Guadarrama!Cualquier lector del Quijote puede quedar algo confuso tras leer esta frase,¿qué demonios podrá querer referirse don Quijote al decir que su Dulcineaera más recta que un huso de Guadarrama?, yo lo sé por casualidad yenseguida recordé su significado y asocié ideas al leer esta frase del Quijote.Como ya sabrá usted bien, lector fiel de mi biografía, yo pasé momentosinolvidables de mi tierna infancia en Guadarrama, pueblo situado acincuenta kilómetros de Madrid donde se puede respirar uno de los airesmás limpios del mundo, el aire de la sierra de Guadarrama.Siendo niño caminaba por un lugar cercano a Guadarrama llamado LaJarosa, pregunté a un anciano del pueblo por el lugar donde se encontrabanunas cascadas naturales de las que me habían hablado, el anciano me dijoque tras aquellos husos.No le entendí y le pregunté qué eran unos husos, el me dijo que eranaquellos árboles que tenía de frente, aquellos árboles eran pinos y asídescubrí que los paisanos de Guadarrama llamaban husos a los pinos.No se puede decir que las aguas de su río Guadarrama sean cristalinas, almenos a su paso por el pueblo, pero sí se puede decir que en sus alrededores,al menos aún se conservan unos pinares cuyos pinos se caracterizan por seraltos y esbeltos, a los que como ya saben, los lugareños llamaban husos.Seguramente don Quijote quiso ensalzar la rectitud de su amada, tanto en elaspecto físico como en el mental, por ello la comparó con un huso deGuadarrama, por ser tan recta y esbelta como los pinos que allí crecen.Si me hubieran preguntado ustedes en aquel año dos mil uno por Soledad,les hubiera dicho que mi amada era más recta y esbelta que un huso deGuadarrama, estaba convencido de ello, aunque en el fondo de mi ser unavoz me decía que me estaba engañando a mí mismo y mi circunstancia deenamorado me hacía ver lo que quería ver y no ver lo que no quería ver.Tras el desagradable suceso ocurrido con Soledad y el amigo de mi amigoRocinante, ocurrió algo insólito, Soledad resultó ser una celosa empedernida.- 163 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» A lo largo de mi vida he tratado de seguir unas pautas generales deconducta, una de ellas fue la de no infringir a nadie daño alguno de formaconsciente y menos aún a sabiendas que si alguien me hiciera lo mismo, meharía mucho daño.Es por ello que jamás jugaría a ese vil juego que Soledad jugó conmigocuando nos encontramos con Rocinante y su amigo, el de provocar adredecelos por el placer de hacer sufrir a alguien, entre otras cosas, porque esojamás me produciría placer alguno.Soledad dio muestras más que evidentes de haber jugado conmigo aljueguecito de «yo provoco que te pongas celoso por medio de un gancho» y«yo disfruto mientras tú pasas el mal trago de creer que me voy a ir conotro», lo que no podía llegar a imaginar es que sin querer diera la vuelta a latortilla, es decir, que sin quererlo ni buscarlo, Soledad demostró ser la mujermás celosa que jamás haya conocido.Pero quizá ahora les asalte la duda, si Soledad sentía celos de mí, es que algome querría, yo no lo creo, porque todo lo que me hizo durante los meses quemantuve la relación con ella nadie jamás se lo haría a quien ama realmente.Se puede sentir celos de una persona pero no quererla, tal vez solamente sesienta una atracción física y esto provoque un deseo incontrolable de ser laúnica persona que pueda hablar, bromear o tocar contigo, pero eso no esamor, sino que creo que más bien se acerca al instinto animal.Yo soy más partidario de esta teoría, Soledad sintió celos de mí, de eso doyfe, pero también sé a ciencia cierta que ella jamás me amó, aunque tal vez nisiquiera ella lo sabía, confundía amor con sexo, no es lo mismo.Todo ocurrió en un karaoke que conocía por haber ido allí los fines desemana de los últimos diez años, el karaoke «Mari Toñi», un lugar dondesiempre íbamos a cantar y así desahogarnos tras una dura semana detrabajo, donde me había hecho buen amigo de su camarera Ana.A Ana la conocí del mismo modo que he hecho grandes amistades,peleando, fue el día en que ella se incorporaba por primera vez a su trabajode camarera del karaoke cuando ambos nos profesamos odio mutuo.Ella me odió por ser tan intransigente con el hecho de que no pude cantar niuna sola canción, al ser su primer día y juntarse con muchos clientes, seagobió la pobre y casi me quedo sin cantar, yo la odié por no ponerme unasola canción para cantar, he de reconocer que en esta ocasión obré mal.Enfadado me salí del karaoke a la puerta con mi copa y tomé un poco el airemientras contemplaba la gente pasar, pasó un señor cuya cara me resultófamiliar y le miré fijamente, tal vez tratando de averiguar quién era.Al ver que le miraba, el señor, que iba solo, me miró y me ofreció invitarme aotra copa, pues la mía con el estrés que tenía estaba casi vacía, acepté lainvitación y entramos dentro del karaoke y entablamos conversación.- 164 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Era un hombre culto, no parecía madrileño porque tenía un acento distinto,tal vez catalán, de repente comenzó a recitar poesía sobre los temas quehablábamos, entonces deduje que era tal vez un escritor.Le llevé junto a mi amigo Rocinante, compañero con el que más frecuenciaiba a los karaokes, como Rocinante no se quedaba cojo en el arte de hablar,hicieron buenas migas y aproveché para disculparme ante Ana por miactitud intransigente.Qué maravilloso invento el pedir disculpas, conocí de repente a una mujermaravillosa, llena de sentimientos, me dijo estar estudiando en la escuela deactores y me dijo que si yo también era actor, le pregunté que por qué pensótal cosa, me dijo que porque iba acompañada de un actor muy famoso.Repentinamente reconocí a ese nuevo amigo que me había invitado a unacopa, qué noche más increíble, no tanto porque un famoso actor me invitaraa una copa y luego me quitara de en medio a mi amigo Rocinantellevándosele de paseo, sino que además conocí a la mujer de mis sueños.Ana era la perfección personificada, en cuanto notó mi sensibilización porella me informó de que tenía novio, agradecí esta información porque así notenía que luchar más, aunque sí le pedí que me pusiera a la lista de espera.Llegó la noche en que llevé a Soledad al karaoke «Mari Toñi», su bellasonrisa se tornó en cara de odio cuando al verme Ana me dio dos besos y uncalurosísimo abrazo, realmente nos habíamos hecho muy buenos amigos.Al instante que noté que a Soledad le molestó mi encuentro con Ana, mecomedí en las muestras de cariño con Ana, comprendí en un principio que sesintiera molesta y le dije a Ana que nos íbamos a sentar, de este modo ella sesentiría menos incómoda, Ana me comprendió a la primera, ella tambiénhabía notado la cara de enfado que se le había puesto a Soledad.El resto de la velada fue normal, incluso conocimos a un grupo de amigosque trató de intimar con nosotros, pero la cara de Soledad cada vez era másdesagradable, así es que decidí dar fin con su sufrimiento y me despedí deAna y fuimos a otro sitio, ella me dijo con la mirada, no importa, entiendoque te vayas, suerte.Al salir Soledad no me hablaba, le pregunté que por qué se había enfadado yme dijo que ella también conocía a camareros, que otro día me llevaba aconocerlos a ver lo qué me parecía.Entonces me vino a la memoria el instante en que ella reía, bromeaba y seapartaba lentamente del resto del grupo junto al amigo de mi amigoRocinante, ella me miraba y se reía cada vez más mientras yo estabavisiblemente afectado, sin embargo yo hice todo lo contrario cuando Soledadse sintió celosa con Ana, dejé de hablar con Ana y finalmente nos fuimos.Este detalle me hizo reflexionar, no es que pretendiera que Soledad fuera uncalco a mí, pero si me di cuenta que su escala de valores era distinta a la mía.- 165 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Seguramente que dos personas con escalas de valores, educación o niveladquisitivo totalmente distintos podrían llegar a triunfar como parejasiempre que basen su relación en dos aspectos básicos, el amor y respetomutuos.Díganme ustedes que hay en el mundo alguna pareja que jamás discute y enla que nunca hayan tenido roces con los miembros de las dos familias, no lescreeré, no discutir alguna vez en la vida en imposible, el éxito no está entratar de evitar las discusiones, sino en ponerse de acuerdo para resolver lasdiferencias.Hace pocos días escuché una entrevista a Juan Luis Guerra, le preguntaronpor su éxito con su pareja con la cual lleva junto muchos años, el dijo que enque no pasara una sola noche sin que hablaran de sus enfados y trataran deresolver sus problemas, negarse a hablar es el peor enemigo de una pareja.Pregúntenme ahora por la causa de mis fracasos amorosos, es precisamentela última que he señalado, la falta de comunicación, si un miembro de lapareja se niega rotundamente a hablar, es ese miembro el que estárompiendo la pareja, está dentro de lo posible que quien no quiere resolverlos problemas es porque no aprecia lo suficiente su relación de pareja.Si tras negarse a resolver los problemas, tu pareja te dice esa frase hecha quepersonalmente tanto odio, «vamos a darnos un tiempo», hay amigo lector,date por vencido, la relación ya ha quebrado, no existe, cero, finito, murió.Como bien dijo el maestro Juan Luis Guerra, el diálogo es la base por la cualse sustenta una relación enriquecida con condimentos como son el amor,respeto, paciencia, pasión, etc.Que tu pareja sea más recta que un huso de Guadarrama es un punto muyimportante a tu favor en tu relación, la rectitud en las personas es unacualidad que tal vez esté ya en desuso, no está de moda, ahora lo que se llevaes tomar prestado sin permiso, es decir, robar, pero la palabra honradez cadadía suena peor, incluso en ocasiones nos llega a sonar a lengua extranjera.A las personas honradas en numerosas ocasiones se les da de lado, nointeresa tener alguien honrado en un puesto de responsabilidad en unaempresa, sin embargo siempre viene bien tener a alguien sin escrúpulos.Ahora reflexiono sobre si realmente existe una sola empresa en el mundo enla que se base su política en la honradez, en la rectitud de sus empleados,que feo suena esto en el mundo empresarial, lo que se lleva son palabraspolíticamente correctas, como competitividad, que bien suena dicha de estamanera, cuando en realidad estamos queriendo decir «poner la zancadilla».Ciudadanos de tercer, cuarto, quinto milenio y venideros, yo tuve el inmensohonor de conocer la honradez personificada y el inmenso privilegio de queesa persona fuera mi padre, hombre recto, al igual que mi madre, un éxito depareja rotundo, un ejemplo digno a seguir, ¿qué ningún libro habló de esagran pareja del siglo XX, don Santiago y doña Carmen?, sí, mi libro.- 166 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Amor VerdaderoQué fácil me resulta escribir sobre amor verdadero habiendo nombrado haceunos instantes al ejemplo más claro que yo he conocido, el de mis padres,retrocedo en mi memoria, les veo y estoy viendo en imágenes, sin palabras,eso que tantos buscan y es tan difícil de hallar, el amor verdadero.Pero se puede llegar a tener una percepción equivocada de lo que es amorverdadero, de hecho, es lo que me ocurrió a mí con Soledad, se podría decirque el mundo en que vivimos se divide en dos, uno el que es realmente yotro el que percibimos o creemos ver, muchas veces tan distinto al real.Las circunstancias en que vivimos nos pueden hacer percibir lo que nosrodea de un modo distinto, un ejemplo de esto que me quedó grabado me lodio un profesor de filosofía, allá en mis tiempos de instituto, concretamenteen la época transcurrida en el capítulo 18 de la primera parte de mi biografía,Zori 1ª Parte.Nos contó aquel sabio maestro que siendo niño tuvo un amigo ciego y lepreguntó cómo era el color rojo, él enseguida le respondió, es un color muyestridente, muy chillón, su amiguito ciego tras un rato de reflexión le dijo:¡Ah, ya sé como es, el color rojo es como una trompeta!, ¿verdad?.La percepción que tenía mi maestro cuando era niño del color rojo era visual,cuando le dijo a su amigo ciego que el rojo era un color chillón no se referíaal sonido, pero él tenía otra percepción, la sonora, por ello lo llevó a suterreno imaginándose que el color rojo sonaría como una trompeta.¿Cuál de los dos amigos dio una respuesta más acertada?, en realidad las dosrespuestas son ciertas, porque el color rojo es chillón, pero no chillón porquetenga sonido, sino porque la percepción visual que produce el rojo seasemeja a la percepción sonora que nos produce una trompeta, paraentendernos, con ambas reaccionamos poniendo cara achinada, al igual quecuando nos comemos un limón.Con este ejemplo puedo explicar mejor mi vivencia con Soledad, deseabaencontrar en ella el amor verdadero al igual que el niño ciego buscaba unaexplicación a la duda de cómo sería el color rojo.Soledad me regaló los oídos con palabras de amor, decía que éramos almasgemelas, me juró que yo era el amor de su vida, que no había encontrado anadie como yo y que jamás me dejaría escapar, toda esta explicación juntocon mi enamoramiento, fue más que suficiente para creer en sus palabras yllegar a enamorarme, me satisfizo la respuesta al igual que al niño ciego legustó la respuesta de que el color rojo es chillón.Efectivamente existe el amor verdadero, pero no fue aquel que me mostróSoledad, que me abandonó meses después por otro chico que le gustaba másque yo, me calló como un jarro de agua fría pues yo había creído en suspalabras de amor, ahora sí sé lo que es amor verdadero, es el que medemuestra mi mujer día a día, no con palabras, sino con hechos.- 167 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Tuve una percepción equivocada del amor verdadero, tal vez caí en latrampa de buscarlo en quien solo apreciaba lo superficial, yo sin embargosiempre fui más persona de sentimientos, más romántico, afortunadamenteel destino, el azar, Dios, como quieran llamarlo, me sacó a tiempo de mitremendo error, yo no hubiera sabido salir de aquel laberinto de pasión.¿Debemos buscar el amor verdadero?, realmente solo conocemos un amorverdadero que a ciencia cierta nos acompaña desde que nacemos hasta quemorimos, ¿una adivinanza a esta horas?, sí.Adivina adivinanza, ¿dónde podemos encontrar el amor verdadero?, en elúnico ser capaz de acompañarnos a lo largo de nuestra vida, es curioso queen numerosas ocasiones, cuando expongo esta reflexión a mis amigos,piensen sin dudar tener la respuesta, el amor verdadero del que estáhablando Miguel es de Dios.No, entre otras cosas, porque Dios no es sinónimo de felicidad, Dios es unaelección, cuando bajó de los cielos dijo que creer en El es una elección libredel hombre, sería un error pensar que la felicidad solo está reservada a loscreyentes.Entonces, ¿si no estás hablando de Dios?, es imposible, nadie puede estarpresente desde que naces hasta que mueres, vaya, acabo de dar una pista, henombrado la palabra «presente», ¿qué respondías en el colegio cuandopasando lista nombraban tu nombre?Servidor o presente, tú mismo, amor verdadero es sinónimo de amor propio,si careces de amor propio difícilmente podrá amarte alguien de verdad,puede parecer injusto pero es así, si tú no te quieres, ¿quién te va a querer ati?No quiero con esto decir que solo aceptes como único amor verdadero tuamor propio, eso no sería lógico, pero debes enseñar el camino a los que terodean para que te amen, debes explicarles cómo amarte y para ello no haynada mejor que explicarlo con el ejemplo, el día que tomes la decisión dehacer eso que tan pocos hacen, amarte a ti mismo, comenzarás a ver cómocrecen a tu alrededor fans sin necesidad de ir en su busca.Ahora podría decirme cualquiera, ¿y tú qué sabrás?, efectivamente todo,absolutamente todo lo que he expuesto en mi biografía, es susceptible decrítica, estoy convencido de que tengo muchísimos conceptos de la vidadifusos, erróneos o confusos, pero si no dijera lo que yo pienso, no sería esteel libro de mi vida.Precisamente tener en muy alta estima tu «presente» puede permitirtereconocerte como una persona en constante evolución, admitir el cambio entu vida, escuchar nuevas ideas, reconocer otras alternativas para llevaradelante tu vida, seguramente te proporcionará al menos momentos deriesgo y diversión, te asegurarás que tus cortas vacaciones en el planeta tierraserán muy divertidas, conocerás el dolor, el sufrimiento, el llanto, perotambién la alegría, la diversión, el gozo, sencillamente estarás vivo.- 168 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ¿Cómo se puede estar muerto en vida?, es posiblemente la respuesta que mehe hecho a mi mismo más fácil de responder, se puede estar muerto en vidamientras que no hagas nada, si pasas la vida etiquetado, encorsetado en unaposición social, si reconoces en la aventura a tu peor enemigo.Todas estas reflexiones, con mucha mayor suavidad del modo que las acabode exponer, eran tema de conversación frecuente con mi maestro porexcelencia, mi padre.Tal vez si hoy en día radicalizo el concepto de vivir la vida lo mejor posible,tomando el factor riesgo como algo aceptable, es muy posible que seadebido a que comience a notar la ausencia de sus sabios consejos.Era la prudencia una de las cualidades que tenía mi padre, me era muy útilconversar con él porque así aplicaba a mi vida mi ansia exageraba por vivir laaventura combinada con un toque de prudencia, un toque que tal vez sea elque hoy me mantiene con vida.El equilibro es un factor muy importante a tener en cuenta a lo largo denuestra vida, si llegas a ser tan exageradamente osado para querer vivir todala vida en un día, seguro que consigas tu objetivo y ese mismo días mueras.Si llegas a ser tan exageradamente prudente que te lleguen a producirnauseas oír las palabras riesgo o aventura, si te encierras en tu burbuja puedeque llegue un día en que te conviertas en una estatua de sal y sirvas decondimento para ensaladas y paellas, que pensado fríamente, tampocoestaría tan mal.Pero si se sabe combinar riesgo y aventura con prudencia, puedes lograr unalto grado de satisfacción, si te conviertes en un sibarita de la aventura capazde quedarte con que más te seducen y admitir el riesgo que conlleva porquecrees que merece la pena, adelante.Pero es muy bonito hablar de aventura, cuando en numerosas ocasiones nisiquiera tienes oportunidad de emprender una, es lo que tiene el ser unaventurero, no siempre hay dinero para ello, prefiero no imaginar lo quetendría que hacer Cristóbal Colón para obtener el beneplácito de la reinaIsabel.Cuando se cree haber encontrado el amor verdadero, se debe luchar por él,yo luché por Soledad y sufrí mucho por esa lucha, pero luché hasta el final, eldía que la vi en brazos de otro hombre comprendí que mi lucha había tocadoa su fin.En el capítulo 17 de la primera parte de mi biografía, Zori 1ª Parte, dedico lasletras «De blanco» a unos recién casados, con el tiempo tuve unaconversación con el marido en la que expuse esta idea, lucha por lo quequieres hasta quedar sin aliento.Gastamos mucho aliento en nimiedades como querer llevar la razón, cuandola razón solo la tiene el que lucha por un amor en el que cree firmemente.- 169 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 14. RelaxLa Carta De AnaCumplo la edad de Jesucristo, treinta y tres años, estoy tumbado muyrelajado en una playa de mis amadas Islas Canarias, además de tomar el sol,mantengo mi mente en una de mis actividades preferidas, imaginar.Pienso en Ana, esa compañera de mi trabajo tan simpática que acabo deconocer, ¿será ella el tan ansiado amor que durante tanto tiempo he buscadosin éxito, será ella la mujer que quiera compartir junto a mí su vida?, quésuerte que esta nueva compañera se haya cruzado por mi camino.Cuando Rocío me dijo, viene una nueva compañera que ha estudiado unaingeniería, es una chica muy inteligente, enséñala todo lo que sabes y trátalamuy bien, mímala, entonces yo pensé, bueno, será una compañera más, loque no imaginaba es que al poco tiempo nos convirtiéramos en tan buenosamigos.Permanezco tumbado con los ojos cerrados con una sonrisa de oreja a orejapensando en Ana, imaginando cómo sería mi vida junto a ella, ¿le gustará eldisco de la Barbería del Sur que le he dejado o tal vez sea demasiadoflamenco para ella?, no sé, espero que al menos perciba que se lo he dejadocon mi mejor intención, el de compartir con ella lo que más me gusta.Pero atención, oigo interferencias, ¿pero qué es esto, cómo puede haberinterferencias en mis pensamientos como si alguien estuviera manipulandoel dial del una radio?, no encuentro una explicación lógica, perorepentinamente aparece en mi mente el nombre Antonio.Me sobresalto, tal vez se me esté recalentando demasiado la cabeza con elsol, me doy un baño en el mar y mientras buceo, repaso aquellos con nombreAntonio de relevancia en mi vida, el primero Toni, el hermano de mi amigoJulito, es una de las personas más buenas que conozco, pero percibo que noes ese el dial que está buscando mi mente.Recuerdo a Toni, uno de mis amigos de instituto, Toni Gil que junto aDaniel Jiménez y otros como su hermano Miguel, Tanque, Arcadio, mihermano Javi, el Verbenas, Pi, Arturo y La Gorda me hicieron pasar tanbuenos momentos.Pero no es este el Antonio que busco, me viene a la mente un «compañero»de trabajo llamado Antonio Martín, nótese que puse comillas en compañero,pues lo único que de tal tenía, era que compartimos el mismo lugar detrabajo.Tampoco, ¿serás tú, Antonio Jimeno?, sí, sintonizo el dial, mi imaginaciónescucha con total claridad, qué alegría, por fin podré saber qué ha sido de ti,mi buen amigo y compañero Antonio Jimeno, tras tu marcha del trabajo teeché mucho de menos, unos decían que te hiciste pescador, otro poeta.- 170 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Ahora llega el momento de explicar lo que está sucediendo, efectivamentepor el año 2002 no sabía absolutamente nada sobre el extraño caso dedesaparición del trabajo de Antonio Jimeno, simplemente un día meinformaron que ya no trabajaba con nosotros, pero, ¿por qué ahora conectocon él?Un túnel en el tiempo, es un túnel que se ha abierto en un tiempo futuro,ochos años más allá del 2002, me encuentro en el año 2010 y no puedoadivinar el futuro, qué pena, sino buscaría el número de la próxima loteríaprimitiva, tan solo se abre un canal de radio para contactar con AntonioJimeno, agradezco este fenómeno sobrenatural que el destino me ofrece y nodesaprovecho más el tiempo, le pido toda la información a una de laspersonas más importantes de mi vida que un día se marchó sin decirmeadiós.Pero me encuentro buceando en medio del océano atlántico y temopermanecer en este estado manteniendo una conexión con el futuro, le pidopermiso a Antonio para subir a la habitación del hotel, permiso concedido,desconecto la radio, me subo a cenar y después de cenar me tumbo sobre lacama y espero que el destino vuelva a sintonizar mi mente con Antonio, mequedo profundamente dormido.Hola Antonio, ya estoy aquí otra vez, dime pues, ¿eres pescador o tal vezpoeta?, que va Miguel Ángel, sigo dedicándome a la informática y si me fuisin decir adiós, créeme, no fue porque no te apreciara como compañero yamigo, sino porque fui víctima de una injusticia tal en el trabajo, que quisehuir muy lejos y olvidé en ese momento despedirme de la buena gente comotú.Antonio, amigo mío, si yo te contara, yo me fui también de aquel trabajopocos años después que tú, de hecho, creo que tú debiste ser la primerapersona relevante que se fue de allí y yo la segunda.Tras mi marcha se organizó un gran revuelo, Ricardo Lafitte, otrocompañero y buen amigo, organizó una fiesta por mi marcha, pero tambiénfui víctima de una tremenda injusticia y marché también sin decir adiós,sentí rabia por no haberme despedido de Ricardo, es por ello que tecomprendo Antonio, cuando me dices que olvidaste despedirte de tusamigos.Ahora estoy en la playa, en las Islas Canarias y en el año 2002, ¿cómo esposible que tú me hables desde el año 2010?, Antonio me responde, qui hosap? (expresión catalana muy utilizada por Antonio, es castellano significa¿quién sabe?)No hay duda, hablo con Antonio, esa expresión le delata y continúadiciéndome, Miguel, como bien dices, te hablo desde el año 2010, se cosasque ocurrirán en tu vida que tú aún desconoces, te sucederán durante estosocho años, no puedo ni debo revelarte nada de ello en este momento, turealmente te encuentras durmiendo en el año 2002 y te sintonizo con unúnico y claro objetivo, advertirte que desconfíes de Ana.- 171 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Pero Antonio, si Ana es una magnífica compañera, ¿qué mal podríahacerme?, bueno, imagino que no puedes desvelarme tanta información,además, es tanta la confianza que en ti deposité cuando trabajamos tanto,que no puedo más que aceptar tu aviso como algo bueno para mí, milgracias Antonio, aunque ahora me siento algo aturdido y confuso, sé quedebo seguir tu consejo.Pero no quisiera que abandonaras esta sintonía sin contarme algún detallede ti, ¿qué es de tu vida allá por el futuro, te casaste, tienes hijos?, así esMiguel, tengo hijos y comparto mi vida con una mujer maravillosa.No sabes cuánto me alegra oír eso Antonio, saber que has superado laadversidad con valentía en una de las mejores noticias que he oídoúltimamente, y dime, ¿eres poeta tal y como me había contado?Bueno Miguel, siempre fui un poco poeta, pero te voy a contar algo y te voy apedir que lo mantengas en tu memoria, pues aunque ahora no puedodesvelarte de quién se trata, un muy buen amigo mío me acaba de dar unconsejo, que publique mis escritos, escribir es una de las experiencias másgratificantes que he realizado en estos últimos años, Miguel, te recomiendoque un día tu también escribas, estoy seguro que te hará sentir como nuevo.Antonio, no te creas, en realidad ya intenté una vez escribir un libro sobre mivida, pero tuve un problema, no encontré un final que me satisficiera yfinalmente acabé regalando mis escritos a una desconocida, tal vez ellapueda sacar algún día partido de los apuntes que tomé sobre mi vida.Miguel, ¿por qué te has deshecho de esos escritos, y si un día encontraras unfinal adecuado para tu libro, habrías perdido una información muy valiosasobre tu vida?No creas Antonio, mirar adelante sin mirar atrás forma parte de mi modo deser, rara vez guardo retratos o fotografías de mi vida, de hecho, últimamentehice una limpieza y tiré a la basura casi la totalidad de mis fotografías, lomejor de mi vida lo guardo en un rinconcito de mi corazón, guardo lo dignode ser contado y no dudes, que si un día encuentro final para el libro de mivida, sacaré toda la información de la chistera.Interesante filosofía de vida Miguel esa que sigues de «Carpe Diem» (dellatín, aprovecha el día), pero quiero contarte más sobre mis escritos, cuandolos finalice enviaré una copia dedicada a este amigo que me ha aconsejadoque escriba.Por favor, Antonio, yo también quiero una copia de ese libro, bueno Miguel,voy a confesarte otro secreto del año 2010, mi último secreto, ese amigo querecientemente me ha aconsejado que publique mis escritos eres tú, bueno,en realidad no eres tú, sino el Miguel del año 2010.Me has dejado sin habla Antonio, ¿yo dándote consejos a ti?, esto se poneinteresante, entonces esperaré impaciente que me envíes tus librosdedicados, pero Miguel, no olvides lo más importante, desconfía de Ana.- 172 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Oigo interferencias, ¡Antonio!, ¿estás ahí?, ya no te oigo, ¿me oyes?,definitivamente he perdido la sintonía de Antonio, debo estar soñandoporque repentinamente me encuentro en un bello paraje por el que asomaAna como Dios la trajo al mundo ofreciéndome una manzana, la tomo debuen gusto y continúo disfrutando de uno de los sueños más bellos quejamás haya vivido, pero no propio de este género sino más bien del géneromi futura novela Raya Lalova.Despierto bastante cansado y doy un leve repaso a todo lo que acabo de viviren sueños hasta que llego al punto en que Antonio me advierte que desconfíede Ana, ¿cómo es posible?, recuerdo como si fuera ayer el primer día que vi aAna, asomó con su resplandeciente sonrisa y un halo mágico con airecelestial.Por aquel entonces yo trabajaba en un cliente de telefonía móvil y me unamañana me presentan a una nueva compañera que viene a trabajar traída poruna empresa de servicios informáticos diferente a la mía. La sientan a milado, recuerdo la advertencia de Rocío de que la trate muy bien y le enseñe elentorno de trabajo, es ingeniera industrial y me dicen que es una personamuy válida para nuestro proyecto.A pesar de sus prácticamente nulos conocimientos en informática, le explicotodo lo mejor posible, el hecho de que sus conocimientos sean escasosdesencadena que requiera en exceso de mi ayuda, algo que provoca unretraso en mis tareas pero que resto importancia, entre otras cosas, porquepronto hacemos amistad, compartimos afición por la música y me deja paragrabar un disco en el ella participó tocando la guitarra de la tuna de launiversidad de Valencia, yo le correspondo dejándole un disco de flamenco,en concreto, de la Barbería del Sur.La máxima responsable del cliente de telefonía móvil se encontrabaembarazada de siete meses e irrumpió bruscamente mientras le explicabaunos temas de trabajo a Ana, ella me comentó seguidamente que habíapercibido lo mismo que yo, que la máxima responsable estaba celosa.Al poco tiempo deja de venir Ana al trabajo, la han cesado y comoconsecuencia, la han despedido de inmediato de la empresa de serviciosinformáticos a la que pertenecía.Esto me entristeció pues habíamos hecho una buena amistad, inclusocomencé a echar de menos su compañía a la salida del trabajo, cuandoregresábamos charlando hacia nuestras casas por la línea diez de metro.Incluso recordaba el día en que me confesó que tenía una botella dechampagne esperando en su casa y yo no me atreví a preguntarle si esosignificaba que me estaba invitando, pero no Miguel, debes aprender adiferenciar, no me había invitado, ¿tal vez ella esperaba que yo me ofrecieraa acompañarle a brindar juntos?, es algo que nunca sabré.Sentía mucha rabia por aquella injusticia, estaba convencido de que Ana y yoíbamos a hacer una gran amistad y todo se había ido por la borda de repente.- 173 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Tras su despido me escribió y llamó muy a menudo, estaba realmenteafectada y le dije que a mí también me apenó mucho su despido y la echabade menos, me repetía una y otra vez que todo era culpa de la malditaresponsable de aquel cliente de telefonía móvil, que la había echado porcelos, al respecto le dije que lo sentía mucho, no estaba en mi mano hacernada.Pasaron los meses y un día que llegué tarde debido a que el día anteriorestuvimos trabajando hasta altas horas, me dijo uno de mis compañeros quehabía estado Ana en el trabajo, pero esta vez venía contratada por mi propiaempresa de servicios, dando la casualidad de que la habían contratado paratrabajar en el mismo cliente y proyecto donde la había cesaron meses antes,cuando vio a Ana la máxima responsable del cliente que ejecutó su cese, demalas formas la invitó a tomar la puerta de la calle.Imaginé que, por desesperación, Ana debió aceptar aquel empleo que miempresa de servicios la había ofrecido aún sabiendo que era para el mismoproyecto que meses antes la había cesado, para conseguir meter la cabeza enuna empresa importante, finalmente la jugada le salió bien, pues las últimasnoticias que tuve de ella fueron que con el paso de los años aún continuabatrabajando en mi empresa de servicios, incluso no sería de extrañar que en laactualidad continúe trabajando para la misma empresa.Meses más tarde Indra Sistemas S.A., mi empresa, me ofreció trabajar paraotro cliente, acepté de buen grado porque ya comenzaba a estar cansado deaquel cliente de telefonía móvil, ya incorporado en mi nuevo cliente, un díame llamó mi superior informándome de un suceso bastante extraño, que meperjudicaría enormemente.Me informa que la máxima responsable del anterior proyecto en quetrabajaba en la empresa de telefonía móvil, ha recibido una carta dirigida aella en la que es insultada y descalificada, lo más terrible del asunto es que elfirmante de esa carta, supuestamente soy yo.De inmediato niego haber escrito aquella carta, ¿con qué objeto iba ahacerlo?, a sabiendas de que una acción así podría perjudicarme muchísimo,por otro lado, no es que me cayera excesivamente bien la responsable de mianterior trabajo, pero jamás escribiría tales atrocidades sobre ella.Mientras reflexionaba y trataba de averiguar quién podría haber sido elcausante de semejante trastorno, mi superior me facilita una informaciónclave, me dice que a pesar de las malas palabras vertidas sobre mi anteriorresponsable en el escrito, cuyo remite era de una empresa constructora,venía acompañado misteriosamente de un disco de la Barbería del Sur.Entonces me vino de inmediato a la mente con un disparo la identidad de laautora de la maldita carta, la despechada de Ana, nunca aceptó que ladespidieran, algo que puedo llegar a comprender, lo que nunca entenderé espor qué quería hundirme a mí también.¡Qué razón tenía Antonio que vino del futuro a advertirme de la valenciana!- 174 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» El suceso fue considerado muy grave aunque en un principio no se decidiótomar acciones contra mí, al menos por el momento, pero un año más tardesí se utilizaría como un argumento más para proceder a mi despido, queaunque improcedente y a traición, encontrándome de baja laboral en elpreciso instante del despido, algo que en mi país era totalmente ilegal poraquel entonces, previo pago de la correspondiente indemnización, se hizoefectivo.Me cuesta un enorme trabajo comprender actitudes como las de Ana,principalmente porque yo nunca he sido así, jamás he deseado mal a nadie yno se me ocurriría motivo alguno para hacer tanto mal a una persona, menossi cabe, cuando lo único que esa persona ha hecho ha sido en todo lo quepudo.Antonio, ¿por qué no te hice caso cuando viniste del futuro a advertirmesobre la traición de Ana?, me cegué completamente, parecía tan buenapersona, en fin, ejercitemos la lógica para tratar de conseguir una respuesta.Podemos apreciar en la imagen los siguientes números:15 15 15 154 9 2 153 5 7 158 1 6 15¿Cómo es posible que todos sus lados sumen 15?, busquemos una respuestasin tener que devanarnos los sesos.Primero situemos los números impares del 1 al 9 en cruz de abajo a arriba eny de izquierda a derecha en orden ascendente:93 5 71Luego situemos los pares del 2 al 8 en las esquinas en orden descendente dederecha a izquierda:4 28 6Ya estamos en condiciones de dar una respuesta satisfactoria al increíblecaso de la traición de una «compañera» de trabajo valenciana de cuyatraición vino a avisarme en sueños desde el futuro un verdadero compañero yamigo madrileño de nombre Antonio Jimeno.Dijo de la traición el barón de HolBach que supone una cobardía ydepravación detestables, he visto hombres enmendarse con el paso de losaños, mientras escribo estas líneas deseo que Ana también lo haya logrado.- 175 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» RamonaVoy a dedicar unas palabras al departamento de recursos humanos de ciertasempresas, más dignos de llevar el sobrenombre de recursos marranos, puesparecen creer que gestionan a los cerdos en lugar de a los humanos.Estos departamentos de recursos marranos, deberían seleccionar, contratar,formar, emplear y tratar de retener a los colaboradores de la organización, loque no se suele especificar es las artes utilizadas para ello, por sus artesempleadas bien se tienen ganado el sobrenombre que yo les doy, el derecursos marranos, no por con quien creen que tratan, que no son más quevíctimas, sino por la especie a la que pertenecen los miembros de dichosdepartamentos.Ni que decir tiene, aunque lo apunto para evitar confusiones, que estoycompletamente seguro que existirán en este nuestro planeta departamentosde recursos humanos que trabajen honradamente, pero también he deconfesar, que en mis quince años de carrera profesional, jamás me heencontrado con uno que se merezca dicho nombre.Incluso algunos miembros de estos departamentos de recursos marranos, alos empleados nos han rebautizado igualmente, ahora nos llaman recursos,dicen a las empresas de servicios, ¿cuántos recursos necesitan?, te mandoquince, ¿tienes suficientes?, si se faltan incluso les damos permiso para quelos partan por la mitad, de este modo rinden el doble.Repito que no les denomino recursos marranos porque trabajen con cerdos,sino por los las artimañas con las que tratan a sus empleados más propias delgénero porcino, que como ustedes saben, no se caracterizan por su limpieza.Pues bien acostumbrado estaba en aquellos años a ser utilizado como untrozo de carne con patas, motivo por el cual ansiaba si cabe con mayorintensidad la proximidad del periodo vacacional, en el cual viajaba lo máslejos posible de aquellos recursos marranos, que incluso utilizaban miteléfono móvil para tenerme localizado y disponible en todo momento paracualquier emergencia empresarial que pudiera surgir.Llegadas mis vacaciones viajaba lejos en busca de relax, siendo un destinomuy frecuentado por mí el de las Islas Canarias, un lugar en que sus gentessolían ser sencillas y humildes, con las que daba gusto tratar y conversar.En uno de estos viajes, en el sur de la isla de Tenerife, conozco a Ramona deun modo un tanto peculiar, estaba recogiendo mi toalla tras darme un bañoen la playa con la intención de darme una ducha refrescante en el hotel antesde cenar, cuando oigo a gente gritar y veo un tumulto formado a la orilla, enese preciso instante miro hacia el agua y veo un cuerpo luchando contra lasolas y que al contrario de acercarse, cada vez se aleja más de la playa.Tomo mis gafas de bucear, al llegar a la orilla me las pongo y a la velocidaddel rayo me lanzo al agua, cuando mi cabeza entra en contacto con el agua,recuerdo perfectamente aquel momento mi experiencia marina en Mojácar.- 176 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Fue unos años antes, la peor de mis experiencias marinas en la cual unafuerza extraña me engulló mar adentro y de la que salí milagrosamente unahora más tarde, tras la cual me desplomé en la arena y no me levanté hastahaber pasado otra hora más.Algo me indicaba que había peligro, una vez que puse rumbo hacia dondepensaba que podía estar aquella persona en apuros, saqué la cabeza y pudever sus brazos a unos cincuenta metros de mí.Era una distancia a tener en cuenta debido a que se notaba que había resaca,tras el paso de una ola el mar de lanzaba adentro, con esa seguridad en símismo de que va a llevarse su trofeo y, en esta ocasión, en vista de laactuación de un espontáneo, tal vez por partida doble.Desde mi experiencia en Mojácar, mi respeto por el mar es considerable,tengo presente en todo momento el peligro que supone adentrarse en estemedio hostil, incluso cuando se pierde la percepción de peligro, momento enel cual resulta más peligroso.Aún así, una fuerza me lanzaba contra las olas, ¿era realmente yo quien memovía sobre la superficie marina con esa soltura?, noté una sensaciónextraña, como si unos brazos me sujetaran sobre la superficie parafacilitarme el avance, una sensación que nunca jamás he vuelto aexperimentar en el mar.Vi por última vez a la persona en apuros, tenía cabellos dorados y largos,parecía estar ya sin fuerzas, como a punto de perder el conocimiento, nopude esperar más, casi sin pensarlo y en milésimas de segundo me vino a lamente la estrategia de rescate que debía seguir, sumergirme todo lo posible,calcular el lugar donde debía estar aquella persona y ascender en su busca.Efectivamente, mientras buceaba de subida hacia la superficie vi el cuerpode una mujer, había perdido el conocimiento y descendía mar adentroinmóvil como si de un maniquí se tratara, la batalla esta vez la había ganadoel mar.Al llegar a la muchacha me abracé a su cuerpo y, aunque mi avance sedecremento considerablemente, ocupé los últimos momentos antes de llegara la superficie en depositar el aire que me oprimía los pulmones en la bocade la muchacha, noté como si ella me vaciara y en ese preciso instante abriósus ojos, los ojos azules más bellos que jamás antes habían visto mis oscurosojos.Llegué a la superficie y recordé instantáneamente que era peligrosísima lapostura en la que tenía sujeta a la muchacha, notaba que sus músculos, quehasta el momento estaban flácidos, se comenzaban a tensar.Al sacar mi cabeza tomé aire y giré a la chica poniéndola boca arriba ysujetándola por la barbilla, esta maniobra la hice justo a tiempo, pues lachica ya estaba buscando desesperadamente algo sólido donde asirse,afortunadamente para ambos, solo halló agua.- 177 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Grité que se mantuviera tranquila y evitara cualquier esfuerzo, cuanto menosse moviera, sería más fácil salir a la playa, me respondió en inglés y le tradujelo que le acababa de decir.Recordé cómo había salido años atrás de una situación mucho máscomplicada en la costa de Mojácar, esto me dio ánimos y seguridad en mimismo, que era lo que necesitaba en esos momentos, también tuve presenteque en esta ocasión, no estaba solo, incluso barajé la posibilidad de soltar ala muchacha en caso de llegar a una situación en la cual corriera peligro mivida y ambos pudiéramos resultar ahogados.Avancé de espaldas, veía la costa y sabía que debía avanzar en sentidooblicuo a la costa, veía a la gente cada vez más cerca, incluso ya podía oírsus gritos, además se movían conmigo, eso era señal de mi avance hacia lacosta en sentido oblicuo, buena señal.Noté que el peligro ya había pasado y le grité a la muchacha que setranquilizara y evitara moverse, que no hiciera ninguna tontería que yaprácticamente estábamos a salvo, también le dije que aunque tuvieraocasión, no me asiera, porque de hacerlo nos ahogaríamos los dos.Ella sonrió por primera vez, durante el trayecto estuvo tosiendofrecuentemente, eso significaba que fue expulsando poco a poco el agua desus pulmones y comenzaba a respirar sin problemas por sí sola.En esos instantes me congratulé de haber ideado esa estrategia desalvamento en el momento preciso, fue clave para que el salvamento acabaracon éxito.Llegamos a la orilla, afortunadamente no tuve que pedir a la gente quesacaran a la muchacha a la playa, yo apenas tenía fuerzas para levantarme,me tiré sobre la arena mientras oía a la muchacha a unos metros de mi comoexpulsaba el último agua de sus pulmones, pero no me levanté para verla,estaba agotado físicamente.En ese instante noté un cuerpo que me abrazaba llorando hablando en unalengua que desconocía, me di la vuelta y era la muchacha, no era inglesaaunque afortunadamente conocía esa lengua, de no habernos comprendido,el rescate hubiera sido mucho más difícil.Permanecía sentado boca arriba y veía como la gente comenzaba a retirarse,la muchacha permanecía abrazada a mi sonriente, entonces hizo un gestoque me hizo sonreír, abrió y cerró ambos ojos rápidamente haciendo ungesto muy divertido, reímos los dos.Ya se había marchado toda la gente y comenzamos a hablar en inglés, ellaseguía abrazada a mí, cualquiera que nos hubiera visto en ese momentohubiera imaginado que éramos una pareja que disfrutaba de los últimosrayos de sol.Recogí mi toalla y mi bolsa, ella las suyas y nos fuimos juntos hacia el hotel.- 178 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Cuando me dijo su nombre me entró la risa, Ramona, ella me preguntó queporque me reía a oír su nombre, le dije que por un cómico español llamadoFernando Esteso que había popularizado una canción en España con unaletra muy graciosa que se titulaba Ramona.Mientras me devanaba los sesos por tratar de traducir la canción, pensé queera más sencillo invitar a Ramona a cenar, ella aceptó, era una muchachaguapísima de Lituania, rubia con los ojos azules y con una mirada queparecía decirme que se había enamorado de mi.Me atacó a traición la pregunta que me había acompañado desde los ochoaños, ¿será Ramona la mujer de mi vida?, pero no quise pensar más en ello yme propuse a disfrutar de lo que parecía un magnífico plan de vacaciones.Así fue, lo pasamos de maravilla, con esa manera peculiar que tienen debailar las chicas del este, un tipo de baile que inexplicablemente y comocuriosidad me recuerda a la samba brasileña.Cuando regresé de mis vacaciones mantuve el contacto telefónico conRamona, pero un buen día dejó de contestar a mis mensajes y pensé quequizá ella había encontrado otro chico, no le di mayor importancia, es lo queocurre cuando hay distancia entre personas, no se pueden esperar milagros.Pasó el tiempo y un buen día me llama una chica con acento mejicano,cuando me dijo que era Ramona y que había aprendido español, le preguntéque, ¿cómo?, ella me dijo que viendo telenovelas mejicanas.Aparte de esta anécdota graciosa me dijo, ándale pues, que vine a casarmeconmigo más los “espaldas mojadas” me retuvieron y no me dejan pasar,ándale y vente a echarme una manita pues mi hermano.Desconfié plenamente de las intenciones de Ramona, comprendo que ellaestuviera agradecida por haberla salvado la vida y que realmente lo pasamosmuy bien en Tenerife, pero de ahí a presentarse en Madrid para casarseconmigo, me parecía excesivo.Aún así intenté por medio de contactos en la policía que la dejaran pasar enEspaña, al menos para poder hablar con ella, pero no fue posible, tan solopude hablar con ella y despedirme.Al poco tiempo me llamó desde Varsovia para decirme que había tenido unaccidente de tráfico y estaba en el hospital, pensé en la mala fortuna quetuvo Ramona y en si yo podía haber hecho más por ayudarla, pero noencontré respuesta.Tan solo hice lo que estaba en mi mano, a diario hablaba con ella mientraspermaneció hospitalizada hasta que se recuperó totalmente, hablé con ellamás adelante y se había ido a vivir a Londres.Cuando al año siguiente me marché a vivir a Tenerife, le ofrecí venir a vivirconmigo, me agradeció el gesto pero no sé por qué razón, ya era tarde.- 179 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Peralejos De Las TruchasEstábamos en el mes de diciembre del años dos mil dos y llegaba del trabajouna fría tarde del invierno madrileño, en casa me encontré con mis padres,desde que se habían jubilado tuve el honor de compartir más tiempo conellos y, tal vez el hecho de estar ya jubilados les permitía estar algo másdescansado para contar sus aventuras de juventud.Desde aquel año tuve la inmensa suerte y privilegio de compartir más tiempojunto a mis padres, ya no solo debido a su jubilación, sino también a que unaño más tarde sería víctima de uno de los sucesos más trágicos de mi vidapor el cual permanecí en casa durante los sucesivos años.Pero no adelantemos acontecimientos, ahora los protagonistas son las dospersonas que me trajeron al mundo, las dos personas a las que más headmirado por sus insignes valores, unos valores que les proporcionaron famay gran admiración entre todo aquel que tuvo el privilegio de formar parte desus vidas.En una ocasión dijo un sacerdote digno de mi respeto y admiración, donJulio, párroco de la iglesia de Santa María del Paular de Madrid, que mispadres eran un ejemplo de amor digno de ser imitado, es una de las mayoresverdades que he oído y de la que doy fe.Ya que he nombrado a don Julio, quiero dedicarle a él esta sección de milibro, un hombre volcado en cuerpo y alma a servir a los más necesitados delbarrio, en la actualidad vive en el madrileño pueblo de Chinchón y es sinduda el mejor sacerdote que han visto mis ojos, y eso que han visto mássacerdotes de los que hubieran deseado.Son mi padre y mi madre inspiración de amor, tal es así que al imaginar eneste instante sus rostros todas las palabras que de mi mente salen sonpalabras de amor, versos que salen directamente del alma, en este precisomomento no necesito de mis musas, puedo darlas vacaciones, pues mesiento completamente inspirado, me manan del alma manantiales de versos.«El sol no tiene cara,La luna no tiene color,Mi alma si tiene dueño,El latir de tu corazón»Me contaban mis padres una anécdota preciosa de cuando eran novios, mimadre, mujer luchadora y trabajadora, maestra de tantas generaciones quetuvieron el privilegio de ser sus alumnos, marchó muy joven a trabajar a unpueblo donde se te hiela el aliento al respirar, Peralejos de las Truchas.Mi padre, movido por el amor que le procesaba a mi madre, pidió poderejercer como médico en un pueblo muy próximo a Peralejos de las Truchas,Baños de Tajo, ambos pequeños pueblos pertenecientes al partido judicialde Molina de Aragón, que no es un pueblo perteneciente a Aragón comopudiera pensarse, sino que se encuentra en la zona norte de Guadalajara.- 180 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» En aquella época no había otro medio de transporte posible por aquellosparajes que el burro, así pues, hacía a diario el camino entre Baños de Tajo yPeralejos de las Truchas montado en un burro, siempre que estuvieradisponible, sino, caminaba a pie hasta que llegaba donde se encontraba suamada, una vez allí no es difícil imaginar los versos con que le cortejaba.«Eres tú flor de alhelíMi Zenobia Camprubí»Pero dado que, de todos es bien sabido y no menos cierto, que puedeutilizarse la prosa sin hacer menos al verso para ser fino y delicado a losoídos de una dama, también le regalaba los oídos con sus experienciasdiarias, tan sacrificadas como pueden imaginarse en un médico de pueblo.«No ha de ser menos hermosaPoesía por no ser prosa»También mi madre le contaba sus experiencias como maestra teniendo queimpartir clases a los niños de todos los cursos en una misma clase, con lasdificultades que ello conllevaba.Eran trabajos duros tanto el de ella como el de él, pero ambos coincidían enatesorar un bien que todo trabajador debiera poseer, su gran vocación por lalabor desempeñada, esto unido a que se encontraban cerca el uno del otro,les hacía muy grato el desempeño de sus empleos.Antes de que cayera la noche, mi padre debía regresar a su pueblo, pues si elcamino era difícil de día, de noche era impracticable, así pasaron una de lasetapas más felices de sus vidas, llenas de esperanzas y con el deseo deemprender nuevos proyectos, como el de formar una gran familia.Debo por tanto mi existencia a aquellos dos pueblos, pues siendo el menosde seis hermanos, no hubiera llegado a este mundo de no ser por las buenasintenciones que en sus mentes quedaron plasmadas en aquellas tierras,donde no creo que llegaran ni a imaginar que el menor de sus retoños,narrara un día sus andanzas por aquellos parajes alcarreños.¿Qué mejor prólogo pudiera encontrar que el ejemplo del amor de mispadres, para introducir el capítulo más importante de mi vida, Zori?Efectivamente nos acercamos al corazón de mi vida, puedo asegurar que esel momento que he vivido de mayor importancia y mi intuición me dice queno viviré otro igual, veía volar la zapatilla más grande sobre mi cabeza.¿Qué significado puede tener a estas alturas ver una zapatilla volando sobremi cabeza?, la única explicación que les puedo dar es que siempre que mivida ha experimentado un giro de rumbo, he visto la imagen de una zapatillapasando por encima de mi cabeza, solo que esta vez la zapatilla era enorme.Se preguntarán si esta visión se produjo en sueños o despierto, no podríaasegurarlo, pero sí estaba seguro de que algo importante iba a suceder.- 181 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Mis padres me habían mostrado con acciones el significado de una vida, elamor, la palabra Zori bien puede simbolizar el amor, aunque este amor nosea el amor al que estamos más acostumbrados, pero si estoy en condicionesde asegurar que ese amor del que os voy a hablar era el tan ansiado amor demi vida.Pronto llegaba un nuevo año, eran las navidades del dos mil dos, se oíancampanas de navidad y tenía un presentimiento, sin saber por qué razónsabía que grandes cambios se iban a producir muy pronto en mi vida, tal vezen pocos meses.Siempre que he visto pasar una zapatilla sobre mi cabeza veo mi vida pasar,he visto en esta ocasión todo con mayor claridad y nitidez que en otrasocasiones, desde mis primeros recuerdos de infancia hasta el día de hoy,finalmente llego a una conclusión, no he encontrado la felicidad en mi vida,me falta el amor que tanto he buscado, lo busco desde mi niñez y no loencuentro, una y otra vez es un fracaso tras otro, ¿por qué?Trato de hallar una respuesta razonable mis preguntas, no hay respuesta,simplemente no eres feliz, te has convertido en un ser perfecto para lasociedad y muy idóneo para el mundo empresarial, te has amoldado sin dejarfisuras, eres totalmente maleable, esto le gusta a las empresas, todos ansíanque formes parte de su plantilla.Pero, he logrado que se me quiera no por cómo soy, sino por cómo le gusta ala sociedad que sea, pienso que tal vez debería cambiar, tratar de ser yomismo y de este modo lograr que la sociedad me acepte tal y como soy, noporque me haya transformado en una marioneta que muevan a su antojo.Enseguida desecho la idea, ¿qué me pasa, a estas alturas me entra un ataquede rebeldía, después de todo el trabajo y esfuerzo que me ha costadoconvertirme en un hombre, y eso que no tuve que hacer el servicio militarpara lograrlo.Tengo un trabajo ideal, no se puede decir que trabaje demasiado y sinembargo tengo más vacaciones y un sueldo muy por encima que el de lamedia de españoles, tanto esfuerzo en lograrlo no puede tirarse por la bordade un día para otro.Reflexiona Miguel, ¿vas a conseguir la felicidad siendo un rebelde sincausa?, definitivamente no, no se preocupen ustedes señores empresarios,tan solo he tenido un amago de ataque de rebeldía, pero la sociedad me hadictado que es esto la felicidad, vivo en un mundo feliz, lo que me ocurre esque últimamente he leído demasiado, tal vez debería dejar de leer.He visto demasiadas películas, pero mi vida no es una película, esto es elmundo real, aquí si te desmadras y no acatas las normas eres debidamentesancionado, voy a continuar siendo en Miguel que todos quieren que sea.Formulé un juramento cuando era un becario inexperto en mi primeraempresa, fue el de arrancar definitivamente de mi vida ese instinto rebelde.- 182 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 15. ZoriLa Clave De Mi ExistenciaPoco antes de mi cumpleaños, en lo que parece por mi parte una resistenciaalgo forzada de sobrepasar la máxima edad que alcanzó el Mesías, paraentendernos, con pocas ganas de cumplir años de nuevo, me resisto a sentarla cabeza y parece que continuo en mi afán incansable de buscar problemas.Me encuentro en Torrejón de Ardoz, pueblo muy cercano a Alcalá deHenares, el pueblo donde nació el creador del Quijote, de haber sidoCervantes un escritor contemporáneo, bien hubiera podido haberle enviadopor el conducto habitual, es decir, por manuscrito enviado al narrador CideHamete Benengeli (apodado el berenjenas por el bueno de Sancho), con lasaventuras quijotescas que voy a atestiguar en breve.Intento mantener comunicación con Zori con mucha dificultad, ha habidoun momento en que ni siquiera podía oír su voz, como consecuencia enparte a su llanto que le impedía expresarse bien y sobre todo por el F-16 queacaba de despegar de la base militar cercana.Allí se encuentran las oficinas de la división de tráfico aéreo de mi actualempresa, una importante empresa española de tecnologías de la informacióncon influencia en Europa y Latinoamérica que cuenta con más de 30.000profesionales, Indra Sistemas S.A.Acabo del colgar muy preocupado por Zori, pero, debo hacer un inciso paraexplicar brevemente quién es Zori y donde la conocí, es una chica que heconocido hace unos meses en Tenerife, es muy atractiva, ciudadana búlgarade ojos verdes, pelo negro aunque a veces se lo tiñe de pelirrojo, mideaproximadamente 1’70 de estatura, delgada y bien proporcionada.Es de carácter muy fuerte aunque le gusta divertirse y en muy buenacompañera de fiestas, le encanta bailar y tiene un muy buen sentido delhumor, llegando incluso a reírse de lo que ella dice que son sus defectos,como tener la voz grave como la de un chico.Pero cuando más se ríe es cuando le planto cara y le digo que no digatonterías sobre su voz, que es bien bonita y podría cantar si se lo propusieraen la filarmónica de Viena.Podíamos pasar horas diciendo tonterías de este tipo hasta llegar a caerliteralmente al suelo de la risa, si tuviera que donar los dedos de una mano ala gente con la que me más me he podido reír, reservaría uno de ellos a Zori.Acabo de colgar el teléfono muy preocupado porque es la primera vez queoigo su llanto, ha sido un llanto desgarrador, no me ha querido contar lo quele ocurre, pero debe ser algo muy grave a juzgar por su sufrimiento.Sin saber lo que le pasa, decido que debo acudir a ayudarla lo antes posible.- 183 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Me dirijo a la agencia de viajes que hay situada en la misma empresa yreservo un vuelo y un hotel para el siguiente fin de semana con destino aTenerife y mientras decido que será mejor olvidar lo ocurrido y centrarme enmi trabajo hasta que llegue el fin de semana y puedo marchar a Tenerife aayudar a Zori.Me vienen a la mente repentinamente, sin saber muy bien, unos versos quetuve que aprender de niño en el colegio, al oírlos en mi mente me maravillode lo oportuna que es en ocasiones la mente humana.«Ésta que veis de rostro amondongado,Alta de pechos y ademán brioso,Es Dulcinea, reina del Toboso,De quién fue el gran Quijote aficionado»Deduzco que deben ser unos versos que mi tocayo don Miguel de Cervantesincluyera en el Quijote, pero soy consciente de que siempre que este tipo demensajes aparecen en mi mente tan repentinamente es porque algúnmensaje oculto encierran en sí mismos, y decido echar un vistazo rápido a laedición del Quijote que hay en mi casa, de atrás hacia adelante, como tengoacostumbrado revisar los libros cuando busco en ellos algo en concreto.¿Qué ven mis ojos?, no hago más que abrir el final de la primera parte delQuijote y me encuentro dichos versos pero con una frase que los coronan,que dice así: “In Laudem Dulcinae del Toboso”, mi mente tiene una visiónaterradora, me veo en un cementerio con la cabeza inclinada frente a unalosa en donde lo primero que leo es Zornitsa, el nombre de pila de Zori.Rara vez he hecho caso omiso a las señales, esta no iba a ser una excepción,pero ahora me surgía la duda de si la señal me estaba avisando del peligro alque me enfrentaba que no debía asumir, puesto que tan solo conocía a Zoride hacía pocos meses, o me estaba avisando que de no hacer nada, mi amigaZori podría perder la vida siendo aún tan joven y teniendo toda una vida pordelante.Pero me estaba precipitando, aún no sabía si realmente le ocurría algo gravea Zori y estaba haciendo juicios precipitados, debía guardar la calma ycontinuar con los planes de esperar al fin de semana, entonces saldría dedudas.Me viene a la mente ahora el momento en el que tuve la mayor sensación defrio que jamás antes hubiera tenido, fue un año atrás, en el mes deDiciembre, cuando desde el velero de David nos tiramos al agua a cienmetros de la costa de Jávea, engañados por la temperatura ambiente exterior.La temperatura del agua era muy baja y la impresión me hizo ver un destellode luz y perdí el conocimiento por unos segundos hasta que reaccionésúbitamente logrando subir por las escalerillas de popa.Dos señales seguidas me advertían de la parca, una lápida y el sentimientode frió intenso con la correspondiente pérdida de conocimiento.- 184 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Pero aparte de las señales premonitorias, también me rodeaba una sensaciónextraña de que estaba a punto de ocurrir algo clave en mi vida, recordéentonces el único programa de debate que he admirado por lo bien que lollevaba su moderador José Luis Balbín, un programa que llevaba por nombre«La Clave».Pero ha llegado el momento de aclararlo todo, pasemos a la acción ycontemos lo que ocurrió en el corazón de mi vida, me voy a servir de unapequeña ayuda para contaros este acontecimiento, voy a ponerme en la pielde Ana, una compañera de un curso de gestión de empresas al que asistímeses más tarde, tras sufrir la peor traición imaginada por parte una de lasempresas más importante de mi país, Indra Sistemas S.A.Pero lo de Indra Sistemas S.A., el gigante maligno, ya lo contaré un pocomás adelante, ahora nos trasladamos unos meses más tarde, cuando ya habíasucedido todo, Zori ya había tenido su desenlace, lo que descubrí es que mitestimonio estremeció a la mujer que me escuchaba, Ana, hasta tal puntoque al finalizar mi relato, tuvo una reacción un tanto inesperada pero quetomé con agrado, se abrazó a mí y me besó en la boca.Era el cumpleaños de Ana y había invitado a todos los compañeros del cursoa su fiesta de cumpleaños, el único del curso en asistir fui yo, también fueronalgunos amigos de Ana pero pronto nos dejaron solos.Ana y yo nos fuimos desde un bar de la calle Santa Isabel hasta un bar de lacalle Lavapiés, donde, con la comodidad del momento y ayudado de unascañas, comencé el relato del momento más importante de mi vida, Zori.Ana:Miguel:Miguel:Pareces pensativo, ¿te preocupa algo?¡No!, ya no, viví hace poco un suceso muy intenso¿Ah Sí?, ¡cuenta, cuenta!Comencé mi relato y os puedo asegurar que es el momento de mi vida enque más observado me he sentido, a juzgar por los gestos de Ana en eltranscurso del relato, vivía todo lo que le contaba con mucha mayorintensidad que con la que yo contaba lo sucedido.Te lo cuento, Ana, porque es el día de tu cumpleaños y, dada mi paupérrimaeconomía actual, no he podido hacerte un regalo, pero ahí va mi regalo decumpleaños, espero que sea de tu agrado.Hace unos meses me llamó una amiga búlgara, Zori, me llamó muypreocupada y sollozando, era evidente que algo grave le había sucedido ydecidí irme a Tenerife a ver en qué podía ayudarle, algo me decía que teníaque marchar a ayudarla.En un momento en que pudo zafarse de ellos, quedamos en el hotel en queme alojé y me contó que quienes yo creía que eran sus padres no lo eran,sino que se trataba de un matrimonio que la tenían secuestrada y la habíanllevado a Tenerife desde Bulgaria.- 185 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Ante tan aterradora confesión no supe qué hacer, necesitaba pensar, ellaestaba en peligro porque me había contado que el señor que creía era supadre, la pegaba constantemente, incluso en una ocasión la llevó a undescampado, ella sabía que era para matarla, pero finalmentemilagrosamente se echó para atrás.¿Qué podía hacer yo?, en Tenerife me encontraba bloqueado, estuve todo elfin de semana sin saber qué hacer, ella me advirtió que no recurriera a lapolicía, porque entonces no había duda alguna que la matarían.Tras un fin de semana en que apenas vi a Zori una sola vez, tuve tiempo dedejarle todos mis teléfonos de contacto, incluso el teléfono de mi trabajo, loimportante era no perder el contacto.Regreso a Madrid, allí tal vez se me ocurra la mejor solución, como ella notiene dinero en la tarjeta de su teléfono móvil, me hace una llamada perdidacuando quiere hablar conmigo, de este modo siempre que ella necesitadesahogarse me llama a escondidas, cuando nadie le ve.Me llama un día llorando de nuevo, me dice que otra vez la han llevado a undescampado y creía que esta iba a ser la vez que acabaran con ella, le dijeque se tranquilizara, que le juraba que le iba a sacar sana y salva de aquellasituación, lo único que debía hacer es confiar en mí.Cuando colgué rompí a llorar, me sentí totalmente impotente ante aquellasituación, creí que sería completamente inútil llamar al teléfono deemergencias, pero fue la única salida posible que encontré.Expliqué la situación en que se encontraba Zori, me pidieron mi número demóvil y me llamó un agente de la policía secreta de Tenerife, era de unabrigada de la cual que desconocía su existencia, estaba especializada encasos como extorsiones, secuestros y otros delitos hacia ciudadanosextranjeros en territorio español.Le expliqué el caso con todo detalle, noté que el agente no tenía acentocanario, más adelante supe que era originario de mi misma ciudad aunquedestinado en Canarias.Me explicó la situación que creía en que se encontraba Zori dada suexperiencia y los datos que le había facilitado, era peor de lo que yo podíaimaginar.No quiso alarmarme con detalles, me dio su propio número de teléfono y medijo que era importantísimo entregárselo en mano a Zori para salvarla lavida, era evidente que su vida corría peligro.Le di las gracias al agente y me puse manos a la obra, objetivamente yo meencontraba en una situación muy baja anímicamente, nadie que no hayavivido algo similar puede llegar a imaginarse lo que siente uno cuando unapersona secuestrada le está pidiendo ayuda y, al menos instantáneamente,no se puede hacer nada, se pasa francamente mal.- 186 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Sabía que para poder ayudar a Zori, yo mismo necesitaba ayuda, en muchasocasiones me había encontrado en situaciones de presión en mi entornolaboral, pero nada comparado con esto, me sentía desbordado y pedí ayuda aun profesional, un psiquiatra.Como por aquel entonces tenía un seguro médico privado, acudí a consulta aun médico psiquiatra situado en la inmediaciones del estadio SantiagoBernabéu, mientras le contaba mi situación, notaba que le estaba afectandomi relato, creí por un momento que había sido inútil este paso que habíadado, pero no fue así, tendría su importancia decisiva como una pieza en elengranaje de un motor de coche en su objetivo final, el movimiento delvehículo.El psiquiatra me firmó una recomendación para mi médico por la cualprescribía la conveniencia de causar baja laboral por el estrés al que estabasometido, y me dio otra recomendación, pero esta verbal, que me dejara deactos heroicos, aprovechara la baja para relajarme y dejara en manos de lapolicía el rescate de Zori, en esta última recomendación anduvo equivocado.La baja laboral me daba libertad de movimientos, lejos de utilizarla para mibeneficio, la utilicé para trasladarme a Tenerife y tratar de rescatar a Zori,junto con la ayuda de los agentes.Fue pensarlo y hacerlo, ya estaba en Tenerife, llamé a Zori, cuando le dijeque estaba en Tenerife no podía creerlo, también llamé al agente de policía,me dijo que sería muy recomendable que pudiera concertar una cita conZori, para ello tuve que ocultarle que vendría un policía a vernos, ella sehubiera negado a aparecer.Estaba en la habitación del hotel con Zori y llamaron a la puerta, ella dormíaen la cama cuando la desperté y le presenté al agente diciendo que era unbuen amigo mío.El agente se informó de primera mano de la situación utilizando una muybuena psicología con Zori, sin dejar de explicar la importancia que tenía queella tenía que denunciar su situación para poder dar el siguiente paso.El paso siguiente sería el rescate, finalmente le entregó una tarjeta con sunúmero de móvil, le dijo que el cualquier situación de peligro, no dudada niun instante en marcar.Zori estaba muy asustada, el agente me dio la mano y se despidió, al salir elagente de la habitación, Zori se puso echa una furia conmigo echándome encara que si la mataban, toda la culpa era mía.Luego se marchó Zori y no volví a verla, tampoco me contestaba al teléfono yen vista de que no podía hacer nada más, regresé a Madrid, pasaron los díasy volví al psiquiatra con la intención de pedir el alta médica.Me recomendó que continuara al menos unos pocos días más de baja, habíaestado sometido a una presión muy fuerte, yo acepté.- 187 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Oigo mi teléfono móvil, es un número de teléfono fijo con el prefijo de miciudad, mi sorpresa viene cuando escucho la voz grave de la persona que mehabla al otro lado, es Zori.Me cuenta que la llevaba de nuevo el búlgaro al descampado, pero esta vezhabía visto que iba armado con una navaja, paran en una gasolinera y llamaal agente de policía.Muy emocionada me cuenta cómo el agente le salva la vida, como si setratase de una película y cómo detienen al búlgaro.Pero Zori, me llamas desde Madrid, ¿dónde estás?, estaba en Laguna, uncentro de ayuda a extranjeras víctimas de violencia muy próximo a mi casa,aunque por motivos de seguridad no podía darme las señas, quedamos en lapuerta del metro de Laguna.Nos fundimos en un abrazo, ese abrazo simbolizaba el éxito, días más tardefuimos juntos al cine, otro día me encontré casualmente con ella, estabahaciendo un curso de informática y se estaba preparando para insertarse enel mundo laboral, incluso unos días más tarde me llamó para presentarme aun novio rumano que se había echado, al cual no le hizo mucha graciaverme.La última vez que vi a Zori fue también casualmente en la estación de metrode Príncipe Pío, me dice que ha encontrado un trabajo y que le va muy bien,me alegro mucho por ella, pero, ¿sólo por ella?He notado un cambio radical en mí, acabo de arriesgar mi vida por Zori, lehe dado la oportunidad de volver a nacer y preveo que ello me va a salir caro,anímicamente no estoy en mi mejor momento, pero incomprensiblemente,en mi interior, me siento mejor que nunca.Sabía por experiencia que, en todas las ocasiones de mi vida en que habíadesgastado gran parte de mi ser en entregarme a otra persona, habíaacabado pagando una factura cara, esperaba paciente su llegada.Pero esta vez era distinto, había una contrapartida, estaba experimentandoun amor propio fuera de lo común, ¡qué sensación más indescriptible!,¿quién me iba a decir días antes que por el simple hecho de arriesgar mi vidasalvando la de otra persona, la recompensa era la mejor posible, unasobredosis de amor propio.Era como volver a nacer, vivía mi propia vida como yo la quería vivir, ya nodecidía nadie por mí, presentía que iba a caer en breve en un gran bache, talvez el bache más grande de mi vida, sin embargo, tenía en mis manos lamejor arma, amor propio y por consiguiente, confianza en mi mismo.Nos bombardean con canciones que promueven la dependencia hacia losdemás, recordaba ahora con ironía aquella canción que se titulaba «A tu ladome siento seguro», me siento seguro porque me tengo tan cerca que mepuedo tocar. He logrado amarme sin contradicciones, por fin toco la verdad.- 188 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» DefenestradoAcababa de ser testigo del acontecimiento más importante de mi vida por elcual, resumiendo, sin necesidad de hacerme ningún tipo de juramento a mímismo, conseguí comprender la importancia del amor propio y, lo másimportante, comencé a llevarlo a cabo.Analizando qué pudo causar este cambio en mi personalidad, podría llegarsea la conclusión de que el hecho de haber arriesgado mi propia vida y estar apunto de pagar con la factura más cara, la defenestración del mundo laboralpor parte de Indra Sistemas S.A., me podría haber hecho reflexionar sobre loparadójico del pensamiento humano que nos hace valorar frecuentementemás la vida ajena que la nuestra.He de confesar que había sentido miedo, ya casi tenía olvidada estasensación, recordaba haber tenido miedo cuando era niño pero era algo queformaba parte de mi pasado, tal era así que me había convertido en un héroe,que con la edad de Cristo había llegado a imitar su misma filosofía de la vidaaunque, afortunadamente, las consecuencias de mis heroicidades no fuerontan dramáticas, al menos, en lo que se refiere al aspecto físico.Pero se aproximaba el momento de mi crucifixión, algo presentía pero lo quenunca podría imaginar sería sus consecuencias, desde el día en que fuidespedido he sido paulatinamente apartado del mi sector profesional,porque la empresa no se conformó con despedirme, el estado les habíaobligado a pagarme una indemnización de veinte mil euros, lo que noimaginaba es que, a causa de haber tenido que efectuar dicho desembolsoeconómico, dicha empresa ejercería una persecución laboral que prontocumplirá sus largos ocho años.No pretendo que odien a aquella empresa, si han llegado a leerme hasta estepunto es porque se sienten a gusto leyéndome, hay que agradecer que un díatomara la decisión de comenzar a escribir, movido entre otros aspectos, a lasbárbaras injusticias a las que he sido sometido.Desearía que mi experiencia llegara a todas aquellas personas que hansufrido cualquier tipo de injusticia grave, ellos conocen lo que significa quete expulsen de un barco en medio del océano con lo puesto y sin chalecosalvavidas, pero hasta en la situación más extrema, de nada sirve perder lailusión y sin embargo, ser positivo siempre sirve de algo.Mientras escribo estas letras, unos mineros chilenos permanecen bajo tierraen espera de ser rescatados, incluso por videoconferencia pueden ver lascaras de sus familiares, veo sus caras desde mi televisor y ¿qué ven mis ojos?,esperanza.Ante cualquier adversidad, nunca se tiene asegurado lograr salir del bache,aún en este instante no tengo seguridad salir con buen pie, ahora estoy apunto de finalizar «Zori 2ª Parte», pues como ya expliqué en el prólogo,comencé a escribirla a partir del momento Zori en adelante y posteriormenteretrocedí a mi infancia para escribir «Zori 1ª Parte» hasta este momento.- 189 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Escribo con una ilusión de que cualquier persona que haya pasado o algúndía pase por un bache en su vida que me esté leyendo mantenga su ilusiónen continuar la lucha, la esperanza de salir triunfante, una esperanza quetenemos la obligación de mantener hasta el día que nuestro corazón deje delatir, se lo debemos al privilegio de haber permanecidos vivos en unminúsculo y recóndito espacio de este universo, llamado tierra.Tras haber regresado de Tenerife de salvar a Zori y tras una pausa de unosdías en los que continué de baja laboral, necesitaba volver a la actividad,visité al psiquiatra y le expuse todos mis pensamientos de esperanza, deseguir adelante, me debió ver tan convencido que me entregó de inmediatoun informe con la recomendación para regresar al trabajo.Con toda la ilusión del mundo me dirigí a trabajar a Torrejón de Ardoz, en elcamino desde el tren hasta la oficina, me encontré con Leticia, ella ya no mehablaba desde hacía unos meses, deseé poder contarle que era un héroe,todas mis aventuras, pero me retiró la mirada, la que había sido la mejoramiga que había tenido en un trabajo, ya no quería saber nada de mí.Recuerdo con alegría el primer día que me incorporé a Indra Sistemas S.A.,me sentaron junto a una chica muy bella, morena de piel, ojos oscuros y conuna sonrisa pintada en la cara, pronto hicimos tanta amistad de tal modoque necesitábamos estar siempre juntos.Llegó un día en el que nos separaron de sitio, pero manteníamos lacomunicación enviándonos mensajes por la red informática, tal eracomplicidad de ambos que incluso llegué a darme cuenta que estabadesatendiendo mis tareas y le pedía que no me enviara tantos mensajes, estola enojó muchísimo, pero a la salida del trabajo, mientras caminábamoshacia el tren, se nos olvidaba que existía un mundo, solo estábamos ella y yo.Me enamoré de Leticia, al diablo con el tópico de que no se debe intimar connadie del trabajo, esta vez estaba segurísimo, ella era mi amor verdadero, nohabía lugar a dudas, nos compenetrábamos a la perfección.Un día a la vuelta del trabajo me pidió que le acompañara a su empresaporque iba a firmar su contrato, ella trabajaba en una empresa de serviciosque ofrecía personal para trabajar en mi empresa, a la vista estaba queenviaban de lo mejorcito, no tengo palabras para describir a Leticia.Pero tras el golpe de Zori, estaba a punto de recibir otra terrible decepción,al confesarle mis sentimientos por ella, Leticia me confesó que tenía unnovio destinado en Serbia y que iba a venir a Madrid en pocos días.Cuando le pedí explicaciones de por qué había tardado tanto en confesarmeque tenía novio me confesó, algo que rompió mi corazón en mil pedazos, secalló que ya tenía novio porque había estado jugando con mis sentimientos.Nadie puede imaginar cómo me dolía el alma ante esa traición, pero aún así,traté de conservar al menos la amistad, pero ella decidió finalizar en aquellaterraza de la calle Arturo Soria, esa amistad en la que tanta fe había puesto.- 190 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Analizando actualmente la situación, era lo mejor que podía pasarme enaquel momento, no era aconsejable tener como amiga a una persona capazde jugar así con los sentimientos, a decir verdad, te doy las gracias Leticia,sin duda es lo mejor que podía pasarme, no quiero ni pensar qué hubierasido de mi si hubieras jugado más tiempo conmigo, como un fiel corderillo,te hubiera seguido al fin del mundo y me hubieras destrozado la vida.Estuve a punto de romper el largo silencio que ya mantenía desde hacetiempo con Leticia a mi regreso, cuando acababa de salvar la vida de Zori,pero por primera vez en mi vida sentó orgullo, ella me lo puso fácil retirandola mirada, prefería estar solo que en compañía de una falsa amistad.Cuando llegué a la oficina, me llamó el jefe para que fuera a su despacho, medijo que en Indra Sistemas S.A. me requería para otro destino y que al díasiguiente me presentara en las oficinas centrales en Alcobendas.Me alegré, no era plato de buen gusto ver la cara de la traidora de Leticiamirándome como si yo fuera el traidor, mi mente no podía con tantahipocresía.Al llegar a mi sitio, me dijo una «compañera», que habían organizado unafiesta porque un compañero se casaba y además por mi despedida, al parecerya todos sabían que me cambiaban de destino antes de saberlo yo.Hubo una fiesta en una salita de la oficina, pero allí lo único que secelebraba era la despedida de soltero de aquel compañero, finalmente resultóser una bromita de aquella «compañera», pero ya poco me podía hacer másdaño que la traición de Leticia.Al salir aquel día de la oficina sabía que no volvería a ver más a Leticia, peroesto me confortaba, no era plato de buen gusto tener que convivir a diariocon la traición personificada, lleno de esperanzas esperaba el nuevo día.Recordé mientras regresaba a mi casa en el tren con la mirada perdida en lacaracterística arquitectura de Torrejón de Ardoz, por qué no decirlo, bastantefea, un cuento chino que había leído en aquel libro que me regalaron deniño, era sobre una mujer que lloraba cuando hacía sol porque uno de sushijos vendía paraguas y lloraba cuando llovía porque su otro hijo vendíasandalias.Un monje se acercó a la mujer y le preguntó, ¿por qué no se alegra cuandohace sol por los beneficios de su hijo que vende sandalias y cuando lluevepor su hijo que vende paraguas?¡Qué cuento tan simple y tan lleno de significado!, la tendencia delpensamiento humano es a ver siempre la parte negativa, cuando hasta elmayor de los males encierra algo positivo, incluso la traición de Leticia.También me vino a la mente una frase de George Macdonald en su libroLilith, versaba que si te sucede algún mal, siempre podrán obtener unbeneficio de ese mal, el beneficio más importante sin duda, la experiencia.- 191 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Al día siguiente llegué a las oficinas centrales de mi empresa, me encontrabaexcitado por la incertidumbre, ¿cuál sería mi próximo destino y qué nuevasexperiencias viviré?, a pesar de los acontecimientos vividos, la esperanzaembriagaba mi mente, podría decirse que en aquel momento era feliz.Lo que no podía llegar a imaginar es que Indra me pagara los serviciosprestados hasta el momento con otra traición, la de Leticia fue una traiciónque reconozco que me hizo daño, pero esta era peor, un acoso y derribo deuna de las empresas más importantes de mi país hacia mi persona.¿Realmente soy tan importante?, debo serlo, cuando alguien es capaz de nodormir durante ocho años con tal de averiguar la siguiente empresa a la quevoy a ir a parar y seguidamente ser defenestrado nuevamente, gracias a uninforme negativo del ese gigante malvado llamado Indra.¿Dónde te meterás don Quijote, ay si me escucharas y vinieras de aquellastierras manchegas a derribar a este maldito gigante que se desvive porquitarme la vida?Creerán que exagero cuando digo que Indra se desvive por quitarme la vida,pues no es ninguna exageración y voy a explicarlo de un modo sencillo, sime quitan la oportunidad de trabajar, me están quitando el pan de cada día ysin él, estoy evocado a morir de inanición.Indra Sistemas S.A despidió a un tal Miguel Ángel Sáez Gutiérrez un mes demarzo del año dos mil tres, ¿qué demonios tendrá en mi contra el dichosomes de marzo que me arrebata la vida?, lo que hasta hoy nadie ha logradoarrebatarme son las ganas de vivir, la ilusión de salir adelante día a día.A parte de este nuevo proyecto de convertirme en escritor, he emprendidootros muchos, pero es evidente que no los voy a publicar, forman parte de mivida y me cuidaré bien de que no lleguen a oídos de ese maligno gigante queni don Quijote ha podido derribar, Indra Sistemas S.A.Pero a pesar de la magnitud de tal gigante y de que su empeño seadestruirme y hacerme sombra, nunca podrá gobernar mi mente, una menteque la única utilidad que saca de dicho gigante es la de contar su pérdida detiempo empeñándose en dañar a quien no puede.Ya le gustaría a Indra Sistemas S. A. salir victoriosa de su vileza ejercidacontra mi persona, pero no puede, a las pruebas me remito, intenta pisarmeuna y otra vez, cada vez con mayor rabia, pero cada día esquivo mejor su pie.Yo tengo algo muy importante de lo que carece el gigante maligno, soy libre,tengo la libertad de apartar de mi vida lo que ya no me interesa, Indra dejóde interesarme hace muchos años y se apartó de mi vida aquel día en que meentregó una hoja blanca que mostraba la puerta de la calle.Ay de ti Indra Sistemas S. A., cuando aprenderás a ser libre, ¿acasodesconoces que libertad es sinónimo de felicidad?, sigue, sigue perdiendo eltiempo tratando de hundirme, que yo mientras seguiré creciendo.- 192 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» El Árbol De La FamiliaEn mi retiro forzoso al que me invitó ese gigante maligno llamado IndraSistemas S.A, tuve tiempo para acercarme más a mi familia, mis padres ya sehabían jubilado y viví con ellos una experiencia similar a la que en miinfancia pasé junto a mi abuelo Tomás, pude conocer mejor a mis padres.Atrás quedaban aquellos días en que mi padre comparaba su nómina demédico con la mía de informático y con orgullo me decía, ¡hijo mío, ya ganasmás que yo!, fueron tiempos en que todos estábamos fuera de casa, mimadre, padre y hermanos siempre trabajando, mi casa había olvidado elajetreo diurno al que estaba acostumbrada, fue como revivir mi niñez.Tal vez era unos años atrás cuando reflexionaba sobre si algún día volvería adisfrutar de mi familia como cuando era un pequeño que aún iba al colegio,cuando de la mano de mi abuelo iba apuntando con el dedo y preguntandotodo lo que no sabía, para que mi abuelo Tomás me informara.Efectivamente hay un Dios, eso suele decir mi suegra, la señora Soledad,cuando ocurre algo que es de justicia, que gran ironía era que acabandorecientemente de ser víctima de una horrorosa injusticia, era a su vezbeneficiario de la mayor de las justicias, poder disfrutar de mi familia.Bien era cierto que mi situación no era la idónea, acababa de perder elempleo, pero hoy, unos años más tarde desde aquel momento, sé mejor quenunca que aquello era un regalo del cielo, pues uno de los miembros de mifamilia hace poco tiempo, emprendió el viaje sin retorno, aunque sus obras alo largo de su vida, permanecen con toda la familia y siempre permanecerán,les hablo del cabeza de familia, mi padre.don Santiago Sáez Maté, si ustedes buscaran hoy su nombre en cualquierbuscador de internet, solo hallarán su nombre en la página 60 del diario ABCdel 06 de marzo del año 2008, tres días después de su fallecimiento, al menosse acordó de él el diario al que fue fiel a lo largo de su vida.Pero si buscan su nombre cuando lean este libro, es probable que tambiénencuentren su nombre en esta página de mi libro, que también se verá enbreve publicado en internet.Siendo mi padre la persona más íntegra y bondadosa que jamás hayaconocido y probablemente conoceré a lo largo de mi vida, no necesito que lasanta iglesia lo canonice o directamente lo santifique, para saber que es unsanto, no solo me sentí orgulloso de él en vida, sino que me sentiré orgullosode él eternamente.Mi madre, quien afortunadamente sigue con nosotros y con quien mecomunico por teléfono a diario, es la otra cabeza de familia, porque han desaber que en mi familia no solo hubo una cabeza de familia, sino dos.Si mi padre fue bondad e integridad, mi madre es además de eso, fuertecomo el hierro, se ganó con creces el sobrenombre de la dama de hierro.- 193 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Entre los miembros de la familia así llamábamos a mi madre a escondidas,pero les pido por favor, no se lo vayan a decir, que también tiene su genio.Pero no traten de buscarle un parecido con la señora Margaret HildaThatcher, pues aunque recientemente pisó tierras inglesas para ir a visitar asu nieta Laura, mi madre tiene un valor y una fuerza que jamás he visto enninguna otra persona, lo mejor de ello, es que tiene el don de contagiar suvalor a quien la rodea.Pueden imaginarse que de estos dos cabeza de familia insuperables,hayamos salido unos hijos algo descafeinados, quiero decir con esto, que yanos hubiera gustado, tanto a mí como a mis hermanos, haber heredado lasmagníficas cualidades de ellos dos.Pero si puedo asegurar que todos los hijos hemos heredado una cualidad deellos, el amor, una cualidad que llevamos cada uno de los hermanos ennuestro corazón, podremos tener nuestros defectos, pero todos compartimosuna virtud esencial en la vida, sabemos el significado de la palabra «amor».A lo largo de mi biografía me han acompañado ustedes por este viaje en elcual he combinado relatos de mi pasado con momentos de actualidad, hoyquiero hacerles partícipes de algo que ha ocurrido hace pocos días,estuvimos por la noche en el cumpleaños de nuestro amigo Javi, ese clásicode antes del verano y llegamos a casa tarde y cansados Marga y yo.Por la mañana nos llamó mi suegra, la señora Soledad muy nerviosa y nosdijo, ¡Millán se ha caído al suelo y no se puede levantar, por favor, venidcuantos antes, que yo no puedo levantarle, además se ha cortado con unvaso!Salí corriendo hacia su casa mientras Marga recogía papeles del médico,cuando llegué me encontré a Millán, mi suegro, en el suelo en estado deshock con un charco de sangre en el suelo.Afortunadamente hoy, mientras escribo estas letras, aunque aún permaneceen el hospital, ya está fuera de peligro y hemos regresado hace un ratos dehacerle una visita, allí he conocido a otro enfermo con quien compartehabitación, un tocayo mío de ochenta y ocho años de edad, don Miguel.Don Miguel es un señor muy agradable, le acompaña su mujer, la señoraMaría, una mujer que tiene una sonrisa que transmite paz interior, ambosmuy educados y correctos, cualidades ya en peligro de extinción en mi país.Don Miguel trabajó como ebanista de arte sacro, entre sus trabajos, conorgullo nos cuenta cómo realizó, con sus manos artesanas, el altar de maderaque hoy se puede ver en la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción en elnúmero cinco de la madrileña calle de Arturo Soria.Pero lo que no sabe don Miguel es que junto a su esposa Doña María, sondignos personajes de mi libro y además, fuente de inspiración de mi próximaobra, el cuento infantil «El Árbol de la Familia» ilustrado por mi mujer.- 194 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Esta inspiración surgió de un hecho real que nos narró don Miguel concierta melancolía, allá por los años ochenta del siglo pasado, en su barriohabía un árbol ya muerto, al regresar del trabajo se quedó mirándolo y pensóen que podría tallar en él una escultura en la cual homenajear a la familia.Dicho y hecho, a los pocos meses fue el alcalde don Enrique Tierno Galván ainaugurar la talla del Árbol de la Familia, contemplaba con orgullo donMiguel un trabajo, que había hecho conjuntamente con su compañero donJoaquín, en el que aparecen un hombre, una mujer y una niña que lleva de sumanita una muñeca, mientras lo observa se queda pensando, ¡ay qué ver lobien que me han salido los rizos de esta niña!Pero un día la tristeza llegó hasta su corazón, como a nuestro buen amigoMarco, cuando don Miguel se dirigía caminando hacia su trabajo seencontró que la talla de madera que hacía creado con sus manos artesanashabía desaparecido, es entonces cuando nace el cuento «El Árbol de lafamilia».Con esa paz y halo de misterio que le caracteriza, nos hace doña María unareflexión que es probable a todos se nos haya pasado alguna vez por lacabeza, el deseo de la inmortalidad, si pudiera elegir, se quedaría en la edadde los veinte años y viviría toda la eternidad tan feliz junto a su don Miguel.Sin embargo, pienso yo, ¿no estarían los personajes del Árbol de la Familiahartos ya de su inmortalidad?, tal vez pensaron que eso de la inmortalidad noera divertido y decidieron que sería buena idea convertirse en mortales.Lo mortales queremos ser inmortales y los inmortales quieren ser mortales,mientras unos pocos listos, viven la vida intensamente porque solo se viveuna vez, a escasos instantes de finalizar de escribir mi biografía, quierodedicar estas últimas letras a mi particular árbol de la familia.A mi padre, que desde el cielo observa atento nuestros progresos, a mimadre que en la tierra nos anima a seguir creciendo, a mis hermanos ysobrinos que vivimos nuestra vida con libertad y con la mejor de lasherencias que se puede recibir de unos padres, el amor.A todos lo que nos veis desde el cielo, que nos esperáis para recibirnos conlos brazos abiertos el día que emprendamos ese viaje sin retorno que un díavosotros tomasteis, os quiero mucho, papá, abuelo Tomás, abuela Manola ytía Mercedes, tía Carmen, tío Alejandro y sobrino Miguel de los Santos.A todos mis familiares, que también estáis en el cielo pero que no os conocí,o conociéndoos, era tan pequeño cuando os marchasteis que no os recuerdo,mi abuela materna Paca y mi abuelo paterno Bonifacio.A mi otra familia, los padres de mi mujer, mi suegro don Millán, mi suegra laseñora Soledad y al hermano de mi mujer, también de nombre Millán, quierodaros las gracias por haberme adoptado como uno más de la familia y por elamor y cariño que habéis dado a Marga todos esos años en los que yo noestuve y gracias a ti lector, por haber entrado a formar parte de mi familia.- 195 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 16. HomenajePara TiEra el quince del mes de mayo cuando estrenaba en público mi composiciónPara ti, el evento fue en un centro cultural de Madrid en el cual se reuníanfamiliares y supervivientes de las víctimas del atentado del 11 M que nos dejóuna profunda herida al pueblo de Madrid.Me llamó por teléfono una amiga para pedirme si estaba dispuesto a actuaren un evento que se iba a organizar para las víctimas del atentado, queestaba previsto en un primer momento que se organizara en Alcalá deHenares. Acepté encantado y además me comprometí a componer einterpretar una canción homenaje a las víctimas.No tardé mucho en arrepentirme de tanta osadía, una característica de mipersona es la de ofrecerme sin dudar a cualquier causa que sea para el biencomún, cosa que no está mal, pero la responsabilidad que conllevabacomponer una canción para un evento de este calibre, era algo que quizádebiera haber reflexionado antes del ofrecimiento.Pero hecho el ofrecimiento, me puse manos a la obra y comencé lacomposición. Debo decir que ha sido la letra que más trabajo me ha costadocrear, puesto que me encontraba muy limitado, cada frase que escribía, meparecía que podía ser susceptible de mejora pero con el tiempo heaveriguado que hay que poner un límite a las correcciones de tus trabajos.Pensé en el fin que quería obtener de la canción y para ello traté de pensarqué es lo que me gustaría oír si me encontrara en la situación de aquellos aquien iba dirigida la letra, imaginaba que desearía sentir algo de paz ytranquilidad.Por otro lado, pensaba en que la letra no recordara en momento alguno elsuceso ocurrido, que trasladase la mente a un lugar tranquilo, que dejaravolar la imaginación. También quería dedicarle la canción a un pueblo, el deMadrid del que yo formo parte, un pueblo herido y al resto del mundo que sesentía solidario con nuestro dolor.No era tarea fácil, pero creo haberme ganado la fama de cabezota a pulso ypoco antes del estreno, estaba la canción. Como era de tan reciente creación,no me la había aprendido aún y tuve que salir al escenario con un atril paraleer mi propia letra.El día que ocurrió el atentado, me encontraba dormido y me despertó mimadre para decirme lo ocurrido e imagino que entraría pensando en que yoestuviera en casa.La línea de tren donde fueron los atentados la conocía bien porque antes deser despedido circulaba a diario por Atocha en dirección a Torrejón de Ardozdonde se encontraba mi empresa.- 196 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Una vez pude despertarme, conecté mi ordenador y me puse a hablar con mientonces novia, Ana. Era Canaria, de Las Palmas y trabajaba de enfermeraen el hospital Doctor Negrín.Nos habíamos conocido meses antes, fue una relación complicada porque esmuy difícil llevar una relación normal cuando no hay muchas posibilidadesde verse y te separan tres mil kilómetros.No recuerdo si Ana y yo llegamos a vernos dos o tres veces únicamente, loque sí recuerdo fue el día que nos vimos por primera vez y el último día. Eldía que vi a Ana por última vez hacía la misma temperatura en la isla que elnúmero de la página siguiente, cincuenta grados.En este instante, que en Madrid tenemos cuatro grados bajo cero, casi hastaecho de menos aquel calor asfixiante, pero en aquel momento deseaba salirde aquel clima infernal lo antes posible.La canción que escribí es de amor, posiblemente me salió así porque era loque estaba sintiendo en aquellos momentos, aunque más que amor lo quesentía era que la persona que quería en ese momento estaba lejos y no podíadarle el amor que hubiera deseado.Al querer expresar cualquier sentimiento a la letra, casi sin evitarlo, me salíauna canción de amor y me dejé llevar. Pensé que podría estar bien esacanción como homenaje a las víctimas.Antes del concierto estuvimos probando el sonido, se encargó de llevarloestupendamente bien el hermano de mi amiga que es músico profesional.Una vez dejamos todo listo, salimos a la cafetería.Estuvimos cenando algo, nos invitaban los organizadores comoagradecimiento por nuestra colaboración en el evento. Nos acompañó a lacena un muchacho rumano que había estado en uno de los trenes ycasualmente guardaba cierto parecido con un amigo.El hermano de mi amigo estaba muy interesado por que le describiera conpelos y señales lo ocurrido, yo sin embargo traté de encauzar la conversaciónpor otro camino, ya que era consciente de que no era plato de buen gustopara el muchacho recordar todo lo que sucedió.Según nos relató perdieron la vida varios de sus amigos y él milagrosamentesalvó la vida, no le quedaron secuelas físicas graves, aunque si se debíaencontrar en tratamiento psicológico.En todo el concierto aquel muchacho fue mi referente, cuando interpreté lascanciones de un repertorio que se me quedó corto, le veía y su cara era deque le gustaba lo que estaba escuchando.Comencé con un repertorio flamenco, que era lo que más reciente tenía yseguido introduje con unas palabras la canción que dedicaba a las víctimasde aquel once de marzo deseando que fuera de su agrado.- 197 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Expliqué al respetable que dado lo reciente de la canción que acababa decomponer, aún no había tenido tiempo de aprenderla y es por ello que teníaque leer la letra que aún no me sabía de memoria.Era el momento de realizar aquello para lo que había dedicado horas y días,el riesgo de interpretar una melodía que de lo nueva que era, aún no teníadominada, a pesar de ello, sentía muchas de hacerlo.Aún recuerdo aquel momento con el atril enfrente, el silencio de lospresentes, mi guitarra y yo. Disfruté tanto del silencio previo a la melodía,como cuando se rompió con las primeras notas de mi guitarra.Comencé la interpretación que podéis leer a continuación, de cómo sonó nosabría deciros muy bien porque todos mis sentidos estaban puestos en quesaliera lo mejor posible.Era mi homenaje a toda aquella gente y a un pueblo, mi oportunidad deofrecer algo de mi propia cosecha, mi esfuerzo en crear algo que pudierahacer feliz a alguien que lo estaba pasando bastante mal, ese fue mi objetivoy creo que quedó cumplido.Después de esta canción tuve que interpretar muchas otras por peticionesdel público, menos mal que guardaba bajo la manga aquellas canciones dejoven trovador del asfalto.Al finalizar la actuación, una de las chicas que había organizado el evento seacercó corriendo a mí y me dijo:Organizadora:Me ha emocionado mucho tu canción, graciasEn cuanto a aquellos a los que dediqué el concierto, tanto las víctimas comosus familiares y afectados, no perdí de vista al muchacho rumano que fue mireferencia durante todo el concierto, le vi aplaudir con cara de alegría, esefue mi mejor regalo.Al igual que en aquel momento disfruté agradando a personas quenecesitaban alguien que les alentara, que les brindase un apoyo en unmomento de su vida en que habían perdido el norte, desearía que del mismomodo, la lectura de mi biografía, sea un entretenimiento que resulteagradable y sea de utilidad.Ojalá ( ) que así sea, la lectura también ha formado parte de ciertosmomentos de mi vida, aunque debo que reconocer que es bastante selectivay no exageraría si dijera que puedo contar con los dedos de una mano losautores que han dejado en mi huella y a los que admiro.Por citar algunos, tan dispares como lo son mis pensamientos, Alan Poe,Eduardo Mendoza, Dr. Wayne W Dyer, Confucio o Henri Charriére. Me voya atrever a añadir a mi lista de escritores preferidos a uno más, se trata deuna joven promesa (no confundir con jasp) llamado Miguel Ángel, pues cadadía que lo leo me gusta más.- 198 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» PARA TI LTO,SOSOENTUSOJOS VILA LUNA,- 199 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 23UL,VELA PARA TI MI NIÑA, VELA PARA TI- 200 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE52MIAMOR.Escuche esta melodía (en eBook)La canción Para ti tuvo la complicación añadida de la presión por uncompromiso al que me sumé sin pensarlo mucho, cuando apenas quedabauna semana para su estreno, la obra aún no estaba terminada.Hay momentos en los que puedes llegar a crear una obra sin demasiadadificultad y otros en los que te cuesta un poco más. En aquellos días lasmusas estaban algo distraídas, como alguien dijo, habían pasado de mí, porlo que el mérito es mucho mayor.Me parece admirable cuando algún humorista sea capaz de improvisar suespectáculo con una noticia que oye en la radio de camino a su función, o unmúsico que escriba una obra de encargo en un atasco camino de unconcierto. Esa capacidad de creación es un tesoro preciado, un don que nosgustaría tener a todos.Aunque me costó trabajo crear esta composición, cada vez que la escucho opuedo leerla quedo más satisfecho con su resultado, los primeros días que lainterpretaba no me sentía muy cómodo al hacerlo, era tal vez demasiadonueva, fue el día que la interpreté en público cuando me sentí cómodo ycada nota que iba interpretando, iba quedando más satisfecho de cómosonaba.Lo más importante para mí, tras componer esta canción, fue que les gustómucho a aquellos a quienes iba dirigida, con ello mi objetivo se cumplía.- 201 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Las PalmasSalí de mi casa de Madrid con el frio de Enero, llevaba menos ropa de lonormal en esas fechas porque me dirigía al aeropuerto con destino a LasPalmas. Apenas llevaba puesto una chaqueta de punto.Aterricé a mediodía en Las Palmas, iba a conocer a la que por aquelentonces ya era mi novia, aunque todavía no habíamos tenido aún ocasiónde vernos en persona. Ella se llama Ana, es enfermera y es canariadescendiente de venezolanos.Nos conocimos por internet, frecuentaba entonces un chat de Latinoaméricaen el que pude conocer gente muy respetuosa y amable. Tal vez elegí unchat latino, algo cansado de insultos y faltas de respeto que encontraba enlos chat españoles.La mayoría de las personas que conocí en aquel chat eran de Latinoamérica,en aquellos chats podías hablar sin necesidad de buscar pareja, simplementepara hablar de diversos temas.Recuerdo con mucho cariño a una niña de Costa Rica, al conocerla meconfundió su manera de pensar, la creí mucho mayor de lo que era, tan solocontaba con once años, pero tenía una forma de pensar de alguien conmucha madurez.Me envió una foto con su perrito, era una niña muy respetuosa y meresultaba muy agradable hablar con ella. Al hablar días después con supadre, pude saber muchas más cosas sobre ella, tenía un coeficienteintelectual muy alto, no me extrañó en absoluto, había dado muestras de elloen sus muchas conversaciones conmigo.Uno de los días que hablé con ella, me dijo que esperase, se le había caído lacobija (su manta), le pregunté que si tenía frio, me dijo que estaba un pocoresfriada.Me di cuenta a los pocos días de hablar con ella, que no debía tenerdemasiados amigos y había encontrado uno a miles de kilómetros. No heoído hablar a los costarricenses e ignoro su manera de expresarse, lo que sipude advertir de mi nueva pequeña amiga, es que su forma de expresarse merecordaba bastante a los textos que alguna vez había leído de castellanoantiguo.Al preguntarle por sus amigos, me decía que no se entendía muy bien conellos, en realidad se relacionaba poco, había asumido que el hecho de teneruna capacidad intelectual muy elevada, casi la convertía en una personamayor con cuerpo de niña.Después de días de conversaciones, ella comenzó a relacionarse más con susamigos, entendió que el hecho de estar más capacitada no debería ser unatraba sino que podía ayudarla a lo largo de su vida y que por ello, no dejabade ser niña.- 202 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Sentí una mezcla de tristeza y de alegría el día que hablé con su padre y medijo que milagrosamente, ella había decidido ir con sus amigos a jugar.Había preferido jugar con sus amigos que hablar con una persona mayor,me alegré mucho por ella, ya era una niña con un don especial, pero unaniña.Una mañana conocí a Ana, me resultó curioso encontrarme con una paisanaen un chat hispano, le ocurría lo mismo que a mí, en los chat españoles noencontraba gente respetuosa y sin embargo, en este chat tenía muy buenosamigos.En una sola mañana surgió el amor, fue un flechazo, cuando llevábamos tansolo unas horas hablando, no tardamos en decirnos que habíamos sentidoalgo especial el uno por el otro.Recibí una llamada en el móvil, era Ana, le dije que ya estaba aquí, ella pegóun grito de emoción. Me preguntó que si estaba ya en el hotel, que ellaestaba ya en la puerta. Yo había salido a dar un paseo, pero me di mediavuelta hacia el hotel.Al llegar la vi, era tal cual la recordaba de fotos. Estaba acompañada de suhija Melania y también de una amiga de su hija. Era un encuentro muyesperado, había sido duro quererse, desear abrazarse y no poder debido a ladistancia, que lo impedía como si de una barrera infranqueable se tratara,pero por fin llegó tan esperado momento.Nos fundimos en un abrazo, no tardé en ponerme el bañador y al poco ratoestábamos en pleno mes de Enero metidos en las aguas del atlántico, fríascomo siempre, pero apenas se notaba con las chispas que salían debajo delagua.Guardo recuerdos muy bellos de aquella visita y de las que siguieron, perocomo todas las relaciones que había tenido hasta el momento tenían esomismo, un pero. Ambos teníamos dudas por la situación en la que nosencontrábamos.Yo me encontraba desempleado y mis viajes a las islas no podían ser todoslos que hubiese querido. Eso provocaba una situación algo desesperada.Desear ver a quien amas y no poder, no es plato de buen gusto.Ella acaba de terminar una relación y aunque sus sentimientos eran limpioshacia mí, tal vez el pasado pesaba porque la ruptura era muy reciente. Mequedó la sensación de que ella debió quererme, pero tenía unas presionesque le hacían muy difícil continuar con la relación, poco a poco fuedistanciándose de mí y aunque me costó un poco asimilarlo, me puse en supellejo y enseguida vi que era lógico y normal lo que estaba pasando.Al igual que si me preguntáis por la relación anterior, cuya ruptura me llevóaños superar, por lo traumática que pudo llegar a ser, os diría que no guardoni un solo grato recuerdo, tengo que decir que con Ana fue diferente, quedaun grato recuerdo y el deseo de que donde quiera que esté, le vaya bien.- 203 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» A buen seguro que Ana también ha conseguido un amor verdadero y de noser así, va camino de ello, una mujer luchadora como ella puede conseguirtodo lo que se proponga.Hubo una anécdota que me contó muy graciosa, antes de trabajar ella deenfermera, se presentó a unas pruebas para trabajar de azafata de los barcosque circulan entre las islas.Cuando se encontraban en el barco, ella decía que se sentía muy felizrodeada de chicos guapos, no es de extrañar porque era muy decidida,simpática y atractiva.Tal feliz estaba ella, que le pusieron un chaleco salvavidas en los que creíaque era una broma de los muchachos. Cuando dice que de repente la alzarony la tiraron por la borda, al parecer era una de las pruebas de supervivenciaque tenía que superar, cuando la subieron, la dieron la enhorabuena porhaber superado la prueba.Debió ser tal el susto que se llevó la pobre, que decidió que era mejordedicarse a otra cosa. Cuando la conocí, era enfermera del hospital DoctorNegrín. Pude ser testigo de los grandes avances tecnológicos de aquelhospital cuando, al golpear con el pie contra una piedra mientras caminabadescalzo por la playa, me hice una fisura en el dedo pequeño del pie, debodecir que me atendieron estupendamente.Acabo de recordar que Ana tenía un perro muy melenudo, porque alenseñárselo por el ordenador a mi sobrina María, casi le da un ataque derisa. María conoció a Ana y se cayeron bastante bien, en varias ocasionespudieron hablar y luego no me costaba trabajo despegar a María delordenador.También pudo hablar en alguna ocasión con mi madre y tambiéncongeniaron, debo decir que a mi madre le gusta el folklore de allí y tieneuna amiga de las islas, no llega al fanatismo que tengo yo por las islas, perohe de decir que le gustan.Los días que me preparaba para actuar en el concierto homenaje del 11 M ycuando compuse la letra, pude hablar con Ana en ocasiones. Le hablé delconcierto y de la ilusión que me hubiera hecho que ella hubiera asistido a eseconcierto.Ana es madre y una de las cosas que admiré mucho de ella cuando la conocíera el amor con el que hablaba de sus niños. Apenas pude conocer a Melaniaen persona, pero no tuvimos tiempo de hablar, tanto ella como sushermanos, son personas muy afortunadas de tener una madre que los quieretanto.Yo que en varias ocasiones he visto como la vida de mi madre ha corridoriesgo y que mi padre, como él solía decir, pasó a mejor vida, se loimportante que es el respeto y el amor hacia los padres, y soy consciente deque la vida no es eterna, tanto la de ellos, como la nuestra.- 204 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Aquellos que tenéis padres, no creáis ni que ellos estarán eternamente, nique nosotros lo estaremos, todos somos susceptibles a desaparecer algúndía. Esto no debe ser motivo de temor, para pasarse la vida pensando encuándo nos tocará.Pero tal vez debería hacernos reflexionar que deberíamos aprovechar ysaborear más y mejor el tiempo que pasamos con los nuestros y valorar cadamomento que va a ser irrepetible.Podemos pasarnos la vida pensando en todo aquello desagradable quealguna vez nos sucedió, yo consideré tremendamente injusto cuando fuidespedido.Pero ¿cuánto le debo agradecer a quienes tomaron esa decisión?, ¿cuánto delo que sucedió por esta circunstancia me hubiera perdido? En aquelmomento creía que el mundo se me venía encima y sin embargo mepermitió dar un nuevo impulso a mi vida y eliminar lo que me impedíacrecer.No te hubiera conocido, Ana. Y como el hecho agradable de que pasaras túpor mi vida, otros muchos más serían los que me hubiera perdido. Quécierto es aquello de que hasta de las nubes más negras cae agua limpia, túfuiste mi fuente de agua clara cuando tuve sed.Debo deciros a aquellos que hacéis el mal, que despedís a personas sinescrúpulos por poner un ejemplo, como si os afanáis en machacar a unsubordinado porque eso os hace sentiros más importantes, que sois parte dela cadena.La vida sin este tipo de personas, con perdón, no sería la misma. Es tanto loque he vivido desde aquel mes de marzo del años dos mil tres que mepusisteis de patitas en la calle, que estoy completamente seguro que aunquevivierais mil años, no podríais contar ni vivir lo que yo he vivido en tan solocinco.Hacer el mal debe ser tan aburrido y poco grato. Si me pongo en la piel deaquellos cuya misión es tan solo hacer sufrir a todo el que le rodea, imaginoel tipo profesión tan insulsa que debe ser.Se lo dije al jefe de recursos humanos cuando me despidió, vaya profesión latuya. Cuando se indignó, rabió de ira y se puso a gritar le dije: perdona, nome grites, que tú mañana tendrás que comer.Ana, se me han colado en tu sección los apestosos estos, disculpa. Parafinalizar esta sección, debo decir que fue un inmenso placer conocerte, queaunque solo fueran meses, yo te amé y que conseguiste hacer sonreír a quiencreía haber perdido la sonrisa.Me haría inmensamente feliz que hubieras encontrado a la persona que tepueda hacer feliz, así lo deseo y si no fue así, lo encontrarás, no tengo lamenor duda de ello.- 205 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» TrasiegoA finales del año dos mil cuatro era frecuente encontrarme en el Trasiego, elpub de David. Este local tenía en el sótano una cueva en la que en ocasionesse ofrecían conciertos.El hermano menor de David, Daniel, es guitarrista de flamenco y fue testigode primera mano de lo despistado que puede llegar a ser una persona. El díaque le conocí quedamos en el puente de Segovia de Madrid, comodesconocía su aspecto, a todo aquel que paraba con su coche en el lugar quehabíamos quedado le preguntaba: ¿Eres Daniel?La quinta persona a la que pregunté resultó ser Daniel y se rió cuando leconté que era el quinto al que preguntaba si era Daniel. Por aquel entoncesDaniel también recibía clases de flamenco como yo y quería conocer a mimaestro para recibir clases de él.Daniel comenzó a recibir clases de flamenco años antes y cualquiera queviera su toque y el mío podía comprobar que procedíamos de distintasescuelas.Por describirlo de algún modo, su toque era menos gitano que el mío,aunque me gustaba bastante, su estilo era un flamenco con ciertos tintes demúsica brasileña.Una de las veces que pasé por el Trasiego, me encontré a Daniel que estabaensayando con el hijo de un cantaor de primera categoría, este me confesóque se quería abrir camino por sus propios medios, sin que el nombre de supadre pesara en su trayectoria profesional, algo que aplaudí y le animé aseguir por ese camino que creía tan acertado.Estar en el Trasiego era como estar en casa, se respiraba un ambiente cordialy se conocía a gentes muy diferentes. Días antes de embarcarme en laaventura de irme a vivir a Tenerife, estuve despidiéndome de mis amigos enel Trasiego y meses más tarde, cuando regresé de visita, me dirigí alTrasiego para ver cómo estaba aquello.Al verme David, me saludó y me preguntó que cómo me iba en Tenerife, enrealidad no había encontrado aún trabajo allí, pero estaba en camino deconseguir aquello por lo que había ido tan lejos. Para celebrar mi visita a laciudad que me vio nacer, pedí a David que sacara una botella de cava parabrindar por los viejos tiempos y por los que vendrían.Meses después regresaba definitivamente a Madrid dando por concluida lahazaña que había emprendido en el archipiélago del que me llevo tan gratosrecuerdos.Regresaba con energías renovadas y con una idea de mi mismo muydiferente de aquella con la que me fui, mi autoestima estaba en un punto denormalidad que quizá solo recordaba en la época de mi niñez, cuando mifelicidad estaba intacta.- 206 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» El estado de ánimo de un artista es fundamental para ejercer su profesión enlas mejores condiciones, por aquel entonces, yo me encontraba libre deestrés y con buenas vibraciones, estado mental idóneo para una actuaciónmusical.Como cualquier otra tarde más, me dirigí al Trasiego y se encontrabantocando Daniel con una pareja musical que actuaba por varios locales deMadrid.La pareja tenía una actuación en el Trasiego y mientras ensayaban lesacompañé con la caja rumbera. Tenía recientes las últimas lecciones de mimaestro, en las que el ritmo jugó un papel importante.Para el tipo de música que hacían, me resultaba sencillo acompañar y alcantante le gustó como sonaba la caja y me propuso que si les podíaacompañar en algunos temas del concierto, acepté con mucho gusto.El concierto tomó un tono festivo y estuve acompañando a los dos temas quehabíamos acordado quedando el público muy satisfecho con la actuación ycomo ya había terminado mi intervención me subí al pub para charlar unrato con David.Estuvimos hablando de lo bien que lo estaba pasando el público y tomandounas cervezas bien merecidas. Al poco rato apareció una chica muy guapacon acento brasileño, se dirigió a mí y me preguntó que si era Miguel.Yo estaba maravillado, pensé, vaya racha, pero no es que quisiera ligarconmigo, me venía a avisar que abajo en la cueva, los músicos me estabanbuscando para acompañarles de nuevo.El próximo tema que iban a interpretar era una rumba y pensaron que iríabien la caja, así es que bajé corriendo de la mano de la bella chica brasileña ytocamos la rumbita.Finalizó el concierto, pero lo mejor estaba por venir, convertimos laactuación en una Jam Session, del estilo de aquellas que hacía con misamigos cuando éramos niños en Guadarrama detrás de las pistas de tenis oya de mayor en el pueblo de mi amigo Rocinante.Se pusieron las cartas sobre la mesa y cada uno sacó lo que llevaba dentro,en su alma, sus canciones íntimas, su música preferida, el concierto deverdad acababa de comenzar.Fue un momento divertido recordando aquellas canciones que ya no habíavuelto a tocar desde que con tan solo once años creía ser un nuevo trovadorde asfalto.Por lo general la música despierta un mundo de sensaciones en cada uno denosotros, al igual que un buen plato de comida. Pero cuando para elaborarlose pone lo mejor de uno mismo, el resultado obtenido es en ocasionessorprendentemente bueno.- 207 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Según me contó David, el Trasiego es la acción de pasar el vino de unabarrica con cierta periodicidad hasta conseguir que quede completamentelimpio para su embotellado.El significado de trasiego más común, o al menos, del que yo había oídohablar, es el de ajetreo o gran actividad y movimiento de personas. De estemodo, podríamos decir que la calle Gran Vía de Madrid tiene muchotrasiego, o mucho movimiento.Las últimas veces que fui por el Trasiego reflexionaba sobre su significado,era un lugar que había sido testigo de un Miguel que había manifestado uncambio, había conocido al Miguel que durante toda su vida había tratado decomplacer y agradar a todo hijo de vecino olvidándose del vecino másimportante, el mismo Miguel.Empezaba a escuchar esa frase que había oído de mi madre que decían quela caridad bien entendida, es aquella que empieza por uno mismo. Una fraseque considero muy acertada, a veces llegamos a ser tan desprendidos ygenerosos que nos olvidamos de guardarnos algo para nosotros, tendemos aolvidarnos de la persona más importante, nosotros.Estaba comenzando a experimentar lo que es amarse a sí mismo y que aaquella doctrina que tanto me habían predicado los padres salesianos lefaltaba algo, siempre hablaban de complacer a los demás, amar al prójimo,ser sumiso y de este modo obtener el éxito.Mi doctrina acababa de cambiar, mi orden de prioridades que tanto mehabía perjudicado hasta entonces había dado un giro rotundo, ahora elprimero era yo.Acababa de comprender que si me respetaba y amaba a mí mismo, no era unpecador como tanto me habían predicado, si no una persona normal ycorriente.Todo aquel que antaño podía manipularme, empezaba a darse cuenta deque había perdido su poder, ya no era aquel muchacho influenciable de añosatrás.Estaba experimentando que si alguien trataba de ejercer sus influenciassobre mí, lo único que podía conseguir, era provocar mi risa y eso, claro está,puede llegar a irritar a ciertas personas.Percibía la ira del maltratador cuando comienza a perder su hegemonía, laira del rey que pierde el trono y su corona. Cuanto mayor es la ira que seprovoca a una persona, más fácil es vencerla, del mismo modo que resultamás sencillo clavar una espada en el lomo de un toro que en el ala de unmosquito.Creo que la mayor satisfacción de cualquier pueblo que haya estado bajo elpoder opresor es disfrutar de su libertad mientras la mayor desgracia para elque pierde ese poder, es experimentar el gozo de su pueblo liberado.- 208 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 17. Don De GentesViaje A PragaEn el verano del dos mil cinco comencé a trabajar de nuevo tras dos años deinactividad. De aquellos días de regreso a la actividad laboral lo mejor querecuerdo eran las paellas y las fideuás que nos preparaba un moro en un barde la calle General Yagüe.En este trabajo contrataron a cuatro desarrolladores en un proyecto con doceanalistas. Para aquel que no esté familiarizado con el mundo informático,podría poner un símil con el mundo de la construcción, es algo así como siun albañil de una obra tiene quince jefes de obra, ¡como para llegar un díatarde!Era un proyecto que había comenzado hacía seis meses pero del cual nohabía nada hecho, el primer día le pedí a mi analista algo de documentacióny me sacó una hoja con unos circulitos pintados, no está mal para seis mesesde trabajo.Cuando se acercaba la época estival preguntaron a todos las fechas en lasque nos queríamos ir de vacaciones, y el jefe de proyecto fue el primero enirse de vacaciones.Al regresar de vacaciones vinieron las prisas, se nos comunicó que suprimíanlas vacaciones, que se suprimía la jornada de verano y había que trabajar denueve de la mañana a nueve de la noche y que había que comenzar a trabajarlos fines de semana.Pensé, no está mal para comenzar tras dos años de inactividad,inevitablemente tuvo que llegar el viernes. El compañero que era de mimisma empresa me llamó por teléfono a primera hora diciendo que no iba atrabajar porque se iba de la empresa y que iba a llamar a nuestra empresapara comunicarlo.El día anterior había salido a la hora que me correspondía tal y como habíafirmado en mi contrato, jornada de ocho horas. Al llegar el jefe de proyectosparecía algo alterado y me dijo a voces (viva la discreción) que fuera laúltima vez que me iba del trabajo tan pronto, que era una falta de respetopara los compañeros que se quedaban.Como ya sabía de antemano que en este proyecto tenía menos futuro que unmono vendiendo plátanos, no le di importancia al comentario en tonochistoso del jefe y le dije que de acuerdo, y además le informé de que micompañero no venía hoy a trabajar.Me dijo que si había pasado algo, no le informé que mi compañero se iba dela empresa porque consideré que debía ser mi empresa quien le informara dela situación, tan solo le dije que no sabía, que podía llamar a mi empresapara que le informasen de lo que ocurría.- 209 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» El plan para el viernes era quedarse a trabajar hasta las tantas y el fin desemana trabajar otras tantas horas, así es que al terminar mi jornada de ochohoras, recogí mis cosas y me fui a casa.El lunes me llamaron de la empresa para decirme que no fuera a trabajar yque no tenían más remedio que despedirme porque tenía contrato por obra yservicios. Este despido no fue ni mucho menos tan traumático para mí comoel que había sufrido años atrás.Yo creo que incluso me lo tomé con humor por la chapuza de la queacababa de salir y me fui de vacaciones a conocer Europa que ya era hora¡hombre!Salimos de Madrid a las once de la mañana haciendo parada en Niza, pero ala vista de los precios de nuestros vecinos franceses, decidimos continuar sinparar hasta nuestro primer destino, Venecia, entrando en la ciudad a lascinco de la madrugada.Tratamos de dormir en el coche algunas horas pero yo no pude, así es quesalí a ver que se cocía en la noche Veneciana. El lugar donde dejamos elcoche era bastante distinto a la imagen que tenía de Venecia, era elaparcamiento que hay a la entrada, un edificio de cemento bastante feodonde paran los autobuses que llegan a la ciudad con los turistas.Bajando unas escaleras pude ver alguna que otra cafetería con algunosclientes, me resultó bastante curioso que a esas horas hubiera algunacafetería abierta, entré y pedí un café con leche en español, el camarero meentendió y me lo puso.Al salir crucé un puente y enseguida vi la estampa típica de Venecia. Aúnsiendo de noche con la escasa luz, era bonito lo que se podía ver. Me fijé quedebajo de los embarcaderos asomaban vigas de madera.Regresé al aparcamiento de un estilo poco veneciano y un par de horas mástarde comenzamos a pasear por Venecia, era una ciudad muy tranquila quizápor la ausencia de tráfico siendo su único medio de transporte de mercancíasel marítimo.Por un laberinto de calles imposible de seguir a no ser por las indicaciones,podemos llegar a la plaza de San Marcos caminando, es una plaza bastantebonita pero es mejor no tomarse nada cerca porque los precios están por lasnubes, tuvimos suerte y la plaza no estaba inundada.De regreso tomamos un vaporetto (no es un refresco, que estánprohibitivos), es un barco del tamaño de un autobús y con paradas como silo fuera, con la diferencia que navega por los canales venecianos.En el vaporetto pude ver a una joven con una carpeta grande como las quellevaba mi hermano cuando estudiaba arquitectura, imagino que sería unaestudiante de bellas artes. Se respiraba tranquilidad, el silencio únicamenteera roto por el vaporetto rompiendo las olas de los canales.- 210 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Al mediodía llegamos al aparcamiento y pusimos rumbo a Eslovenia, cuandollegamos a Trieste cruzamos la frontera, el paisaje era montañoso y muyverde, parecido al asturiano.Vi un supermercado de la cadena Spar y esto me trasladó a la época en laque de niños íbamos de acampada y parábamos en algún Spar para comprarlatas y bebidas.En nuestra primera parada preguntamos en un pueblo si íbamos por buencamino para ir a Ljubljana, tuvimos que utilizar la intuición y el lenguaje designos porque no hablaban inglés. Un buen hombre nos dijo gesticulando losiguiente:Esloveno:Miguel:Ne pravice, ne levo, naravnost (Todo recto)Thank you (Gracias)Al llegar a Ljubljana, que por cierto no recomiendo se intente pronunciarcomo suena por riesgo de afonía, lo primero que quisimos saber es comopronunciaban los lugareños su ciudad, el truco estaba en sustituir la jota pori, entonces la pronunciación es mucho más sencilla, se dice Liubliana.Es una ciudad bastante bonita y puedes entenderte en inglés con cualquiera,es una ciudad en la que debe haber varias universidades, se nota porque lamedia de la población es bastante joven, se podría comparar con nuestraSalamanca.Estando en una terraza tomando unas cervezas hicimos amistad con eldueño de la terraza que a su vez se encargaba de alquilar bicicletas. Lepreguntamos por sitios de ambiente en la ciudad, mientras me daba unallave inglesa para que le bajara el sillín a una chica a la que le quedabademasiado alto.En ese momento me di cuenta que la chica me daba las gracias en español.Eran un grupo de chicas de Barcelona que estaban dando un paseo porEuropa pero en tren. Quedamos con ellas más tarde en una discoteca quenos había aconsejado nuestro amigo.En Madrid me había comprado unas camisas Hawaianas y después de unascuantas cervezas nos fuimos al hotel, nos dimos una ducha y nos pusimoslas camisas.Cuando salimos a la calle, bastante de los lugareños ponían cara de pez alvernos con esas pintas, pero no decían nada, eran muy respetuosos. Dehaber salido con esas pintas por las calles de Madrid, en menos de unminuto nos hubieran partido la cara unos skinheads.En un espejo de un escaparte pude ver nuestra imagen reflejada y teníamosel mismo aspecto que John Travolta y Samuel L. Jackson al principio dePulp Fiction. Estuvimos cenando algo y nos fuimos a descansar un ratoantes de la cita con las chicas de Barcelona.- 211 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» No sé si por las cervezas o por el cansancio de los kilómetros que llevábamosencima, el caso es que despertamos de la siesta al día siguiente sin poderasistir a la cita con las chicas de Barcelona.El caso es que el descanso nos vino muy bien para continuar la ruta, elsiguiente destino era Zagreb, una ciudad muy bonita en la que aún quedabaalgún edificio bombardeado por la reciente guerra.Entramos a un bar y nos tomamos unas cuantas cervezas, al ir a pagarcaímos en la cuenta de que no llevábamos la moneda del país y no aceptabaneuros, por lo que mi amigo fue a un cajero a sacar dinero y mientras mequedé en el bar.Me preguntó un señor en inglés que de donde éramos y al decirle queespañoles el hombre se alegró muchísimo y comenzó a hablarme en español.Me contó que había vivido muchos años en Marbella y que tenía un especialrecuerdo de sus años en España.El señor se ofreció como intérprete y todos los que estaban en el barhablaban conmigo a través de él, preguntándome cosas sobre España, senotaba que el señor les había hablado mil maravillas de aquella tierraparadisiaca llamada España.Aproveché para preguntarle por la comida de allí, nos recomendó un sitiopara comer y me advirtió que la comida croata estaba buenísima al igual quela española, siendo Croacia también un país mediterráneo, su alimentaciónes parecida a la española.Cuando le conté mis intenciones de ir a Hungría no puso cara de buenosamigos, dijo que aprovecháramos para comer bien en Croacia pues enHungría solo comían productos derivados del cerdo.Me encontraba charlando con el bar al completo sobre sus desavenenciascon los húngaros imagino que herencia de las invasiones que conformaron elimperio austrohúngaro, cuando de repente entró mi amigo, quedóimpresionado de mi don de gentes y la rapidez con la que había conseguidodominar el idioma autóctono.Poco después mi amigo cayó en la cuenta de que mi facilidad para entablarconversación con los presentes era gracias al buen señor que ejercía deintérprete.La ciudad de Zagreb es muy bonita y los croatas son gente muy alegre yextrovertida, llevé una impresión muy grata de aquel país y su gente. Inclusoa la salida de Zagreb nos indicaron unos señores el camino hacia Hungríapues nos habíamos perdido.Ya en Hungría hicimos noche en el lago Balatón y nos fuimos a cenar.Cenamos pescado de la zona y la camarera tonteó con mi amigo bajo laatenta mirada del dueño al que no parecía gustarle demasiado las risas quese traían entre ambos.- 212 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Después de cenar fuimos a una terraza al lado de un baile al aire libre, yo mepedí un cubata, es curioso que desde que salimos de España no habíamosconseguimos hielo en ninguna gasolinera, por Europa no son muy amigosdel hielo.Me pedí un cubata y al pedir hielo me sacaron uno que tenían pegado a unplato y me quedé perplejo cuando lo despegó con un cuchillo y me lo pusoen el cubata.Fuimos dejándonos llevar por las gentes del lugar según avanzaba la noche ypor último aparecimos en una discoteca de madera en la que todo el mundonos hablaba con total naturalidad aunque no entendiéramos nada de lo quenos decían.Horas más tarde nos encontrábamos en un bosque cercano al hotel con ungrupo de húngaros de unos veinte años cantando canciones españolas yhúngaras con la guitarra.Fue una noche muy divertida aunque un desperdicio de hotel porque apenaspudimos disfrutar de sus confortables dependencias tan solo un par dehoras.Llegamos a Budapest y nos alojamos a las afueras porque no encontramoshabitaciones libres en la ciudad. Dimos un paseo en barco por el Danubiodesde el hotel hasta el centro de la ciudad, la manera de aparcar los barcosen cada embarcadero era algo menos fina que en Venecia, pero conseguimosllegar a la ciudad.Comimos en el restaurante Fatal, que pensamos no estaría mal a pesar de sunombre. Era un poco oscuro, pero la comida estaba muy rica y eraabundante. Me produjo tristeza ver que en aquella ciudad los pobres eranmuy pobres.Pude ver un muchacho de unos trece años pidiendo en los semáforos, susemblante mostraba la enfermedad del hambre, tenía la cara que tienealguien que desfallece por no comer. Cuando presencio algo semejante, seme encoje el corazón y me pregunto en qué clase de mundo vivimos yporqué permitimos que ocurran este tipo de cosas.Yo que de niño había visto con los ojos avispados de un ratilla de ocho añostodo tipo de timos y pillajes por los alrededores de Callao, sabía diferenciarmuy bien la cara del que finge hambre con el que la pasa de verdad, agarrétodas las monedas que teníamos en el salpicadero del coche, llamé almuchacho y se las di.Pasamos un día de descanso en el hotel y al día siguiente fuimos haciaViena, al recorrer las calles de Viena creía ser el protagonista de uno de losepisodios del perro policía Rex, nos encontramos de nuevo con el granDanubio y dimos un paseo por la ciudad, en esas fechas había un festival decine y estuvimos comiendo unas salchichas muy ricas en un puesto quellevaban unos latinoamericanos.- 213 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Pusimos rumbo a Praga, el destino final de nuestro viaje, en pocos díashabíamos visitado varias ciudades de distintos países y la sensación era lamisma que si vas de viaje por España, en Centroeuropa casi sin darte cuentahas cambiado de país.Nos hospedamos muy cerca del puente de Carlos (Charles). Cruzamos unascuantas veces el puente sobre el rio Moldava repleto de turistas, muchos deellos españoles, uno me dijo ¡Excuse me!, a lo que le respondí, ¡que soy deCarabanchel, hombre!Por aquel entonces ya comenzaba a sentir fatiga al subir escaleras, en lasvacaciones del año siguiente también lo pasé mal en Noruega subiendo unapiedra gigante llamada Preikestolen.Por aquel entonces yo achacaba mis fatigas al tabaco, aunque cuando dejéde fumar y fui al médico que me diagnosticó asma. No era pues de extrañarque me produjera una fatiga considerable el ascenso a la enorme roca.En estos días en los que me encuentro enfrascado en la escritura de estelibro, al encontrarme desempleado evito salir a la calle de madrugada, estoha hecho que haya experimentado una notable mejoría.Al no tener que ir a trabajar, aparte de no madrugar, no me expongo a losdichosos aires acondicionados, que bien despidan aire frio o caliente,siempre han sido muy nocivos para mi salud, produciéndome todo tipo dealergias.Camino de aquella subida desproporcionada hacia el castillo de Praga, unseñor de muy avanzada edad me sonrió y me saludó muy amablemente. Elhecho me resultó mágico, parecía como si aquel señor me estuvieraindicando algo con su mirada, creo que en realidad se estaba despidiendo denosotros.No soy de la clase de personas que piense que por tener más o menos edadse esté más o menos lejos de la visita de la parca, de hecho, la edad nocuenta, es un hecho cotidiano que lo vemos a cada instante.Sin embargo el gesto de aquel señor, pareció indicarme que él ya habíahecho lo suyo y que lo había hecho bien, parecía despedirse de nosotros congran elegancia y cortesía, cediéndonos el testigo, como queriendo decir,ahora os toca a vosotros hacer lo que os corresponde.En cualquier caso, son anécdotas en las que mi imaginación juega un papelimportante, la realidad fue que un señor de avanzada edad me saludó conmucha educación. El resto no es más que pura invención de un servidor quealardea de ser poseer grandes dotes imaginativas.Al llegar la noche cenamos en la planta baja del hotel, que a su vez era unpub donde ponían de comer y salimos a dar un paseo. Entramos en un puben el que a los pocos minutos entablamos relación con unas chicasexageradamente bellas.- 214 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Yo quedé un poco extrañado de la facilidad con la que entablamos relación,en España no estábamos habituados a ser abordados por dos chicas, ymenos de semejante belleza.El hecho es que las chicas hablaban inglés con bastante soltura, se tratabade dos estudiantes de unos veintitrés años. Las dos chicas eran muy guapas,pero una de ellas, la que me abordó a mi era a su vez mucho más guapa quela otra chica, circunstancia por la cual me pareció advertir un amago de miamigo por tratar de cambiar de pareja en un primer momento.Tras el intento fallido de mi compañero de viaje por cambiar de pareja, puesera evidente que mi contertulia se encontraba muy a gusto conmigo,continuamos la conversación. La muchacha con la que yo hablaba estudiabaturismo y la otra era estudiante de económicas.Resultaba curioso que siendo mi amigo el que dominaba mejor el idiomaanglosajón, puesto que había vivido un año en los Estados Unidos, los quehablábamos con mayor soltura, como si nos conociéramos de toda la vida,éramos mi amiga y yo.Según iba transcurriendo el tiempo, era más evidente mi afinidad con Katkay aunque mi amigo trataba de relacionarse con la otra chica, no tardó enevidenciarse el poco interés mutuo entre ellos dos.Quedé gratamente impresionado de mis recursos lingüísticos en otro idiomaque no era el mío natal, imagino que de no haber sabido ninguno de los dosalgo de inglés, muy probablemente no nos hubiera importando y hubiéramosinventado un nuevo lenguaje de signos.Estaba descubriendo un nuevo método para aprender inglés en pocosminutos, estoy segurísimo que hay cualquiera de nosotros que se le acerqueun bombón en un país extranjero con quien experimenta una químicaespecial, casi sin querer se perfecciona el idioma como si fueras autóctonode algún país de habla inglesa.Después de un par de horas de charla agradable, nos fuimos despidiendoporque se hacía tarde y nuestras amigas tenían que irse ya a su casa, se mehabía pasado el tiempo sin darme cuenta. Nos dejamos los teléfonos yquedamos en llamarnos.Tratamos de quedar otro día, pero la tía de mi amiga enfermó y no pudo ser.Aunque solo nos vimos aquella vez, tengo muy gratos recuerdos de aquelencuentro.La situación resultó muy simpática, por la disparidad de afinidades entre miamiga y yo, y mi amigo y la compañera que le cayó en suerte. Era como siambos pensaran que se habían equivocado de pareja, y desearan estarocupar el asiento de al lado.Mi amigo me confirmó más tarde que hubiera preferido hablar con Katka,incluso hizo trató de darme el cambiazo, pero ella me eligió a mí.- 215 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» GnocchisAl regreso de nuestras vacaciones a Madrid, el azar hizo que conociera a unaescritora búlgara que nacida el mismo año que yo, no podía imaginar queaños más tarde me contagiaría su pasión por el apasionante mundo de laescritura.A mi amiga circunstancial la conocí un día veintiocho, el veintinueve salimosa cenar y no nos hemos vuelto a ver desde entonces. También por azar, hoyescribo estas líneas un día veintinueve de diciembre en el que voy a cenarGnocchis.Sin embargo, al contrario de lo que se pudiera pensar, fue una velada muyagradable en la que primó la educación y el respeto, fue una corta relación deamistad que finalizó del mismo modo que dio comienzo, de un modocordial.Cuando la conocí, comencé hablando con ella porque la había confundidocon otra persona, estuvimos hablando de varios temas y en particular lerelaté mi experiencia con una compatriota suya hacia dos años.Creo que dicho relato, corazón y pieza fundamental de este libro, el cualrelataré con todo detalle en el capítulo seis Zori, debió conmoverle tanto quesintió el deseo de conocer a la persona que había sido capaz de realizarsemejante hazaña.Notaba en cada una de sus palabras que su deseo cuando hablaba conmigovía web, era que yo tuviera muchísima suerte, pues alguien que podía tenertan gran corazón merecía que la vida le brindara algo mejor que lo queestaba viviendo en ese momento.Me propuso ir a cenar el día siguiente, me dijo que tuvo una amiga argentinaque los días veintinueve de cada mes cenaba Gnocchis y bajo el plato poníaalgo de dinero, lo que fuera. Con esta cena, se aseguraba que durante el mesvenidero iba a tener que llevarse a la boca a diario.Me pareció un reto muy interesante, desconocía esa costumbre, de hecho, nosabía que eran los Gnocchis esos. Además en aquellos días en los que mieconomía no era muy buena, salir a cenar con una chica que ademásaceptara que fuera en un restaurante italiano normalito me parecíaestupendo.Al día siguiente quedamos en la puerta de restaurant pero estaba cerrado,entonces me propuso ir a otro que ella conocía. Era una mujer atractiva, poraquel entonces teníamos los dos treinta y seis años. Esto le daba un toque demadurez que le hacía si cabe aún más atractiva.Estuvimos cenando en el restaurante italiano los Gnocchis, hablando muycordialmente, quizá pueda parecer extraño pero he de confesar que creo queera la mujer más elegante y culta con la que había ido a cenar hasta elmomento, no acostumbraba a frecuentar gente tan respetuosa.- 216 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Llegó el momento en que nos trajeron los Gnocchis, sacamos un euro cadauno y lo pusimos debajo del plato como mandaba la tradición y continuamoscenando y disfrutando de la conversación.Cuando te encuentras a gusto con una persona el tiempo pasa muy rápido,cuando fuimos a pagar, me pidió por favor que le permitiera pagar a ella lacena a lo que accedí, su noble gesto me hizo brillar los ojos.Si antes podría asegurar que era la mujer más elegante y culta con la quehabía cenado hasta la fecha, de lo que no tenía la menor duda, es que setrataba de la primera mujer que me invitaba a cenar.Le agradecí mucho la invitación, especialmente en las circunstanciaseconómicas no del todo buenas en las que me encontraba en aquelmomento, entonces pensé que seguramente aquella mujer había recibidouna educación exquisita.Fuimos paseando un rato hasta un lugar para tomar un taxi, me ofrecí aacompañarla ya que yo tenía que volver a mi casa y por aquel entonces notenía demasiado control de los autobuses nocturnos.Le acompañé a su casa en taxi y no permití que pagara ella esta vez, ya mehabía parecido demasiado con su ofrecimiento de pagar la cena, de todosmodos tenía pensado regresar a casa en taxi y no me importaba que lacarrera pudiera salirme algo más cara por acercarla.Salí para despedirme y aproveché el momento para decirle lo guapa, educaday simpática que era y le pregunté qué era lo que pensaba de mí, me contestóque era muy simpático y agradable y que había pasado una velada muyagradable conmigo.Me sonrió y se despidió con dos besos, en aquel momento obtuve lainformación que quería saber, si tan solo se trataba de una cena de amistad otal vez algo más.Me dejó claro que aquella era tan solo una cena de amistad y agradecímucho su sinceridad, pensé entonces que me encontraba ante una personade pensamientos muy nobles e ideas muy claras. El hecho de poderexponerle mis inquietudes con facilidad y claridad, me hizo sentir realmentecómodo.Aunque sabía que tal vez sería la última vez que la vería por esa miradainconfundible, le agradecí todo lo que había regalado esa noche, que para mítenía un valor incalculable, hasta la sinceridad del último momento laagradecí de corazón.Cuando tienes una cita y te quedas con la duda de que tal vez te hubierafaltado un poco más de arrojo para seducir a la chica, la sensación que suelaprimar es de desilusión, sin embargo en aquella cita quedé satisfecho, habíasido exprimida hasta la última gota, era consciente de que tocaba retirada,mi sensación al regresar a casa era de felicidad.- 217 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Creo haber oído algún comentario soez del taxista diciendo algo así como,vaya bombón, a lo que no presté ninguna atención y seguí saboreando eseregalo que la vida me había dado, eso sí, como una estrella fugaz, pero quete deja buen sabor de boca.He vuelto a probar los Gnocchis en alguna ocasión, pero sin hacer el ritualdel dinero debajo del plato. Sin embargo esta noche, veintinueve dediciembre del dos mil ocho, en uno de los inviernos más fríos que recuerdo,en plena crisis económica mundial, me voy a permitir el capricho de repetirla tradición.El hecho es que al mes siguiente de la cena con la escritora búlgara,comencé a trabajar tras dos años de inactividad, tan solo me duró unosmeses antes de que me echaran, pero tuve suficiente dinero para irme devacaciones.La superstición no es uno de mis fuertes, aunque tampoco me dedico atentar a la mala suerte como pudiera ser pasar adrede por debajo de lasescaleras o ir en busca de gatos negros.Tampoco soy partidario de molestar a los espíritus, este es un consejo queguardo en el baúl que me dejó mi querido padre, que me decía que él nocreía en todas las habladurías de apariciones o fenómenos extraños, pero porsi acaso, era de la opinión de que hay que dejando tranquilos a los espíritus,ellos harán lo propio contigo.Una de las creencias susceptibles de investigar es una que está poco demoda y de la que no se suele hablar en debates televisivos, es la creencia enuno mismo. Enemigo de la creencia en uno mismo, es todo lo que atente aesa creencia, el más común suele ser el que te llama engreído.No soy engreído por dar mayor importancia a lo que yo creo de mi mismo,que lo que los demás crean de mi o por tener más fe en lo que puedaconseguir por mi mismo que por medio de los horóscopos o la lotería deNavidad.Engreído es aquel que debido a su inseguridad, alardea de ser mejor que losdemás y que busca admiradores debajo de las piedras. De lo que yo estoyhablando es de amor propio, algo que está mal visto por la sociedad y sinembargo, algo que considero primordial en el desarrollo de cada uno denosotros.Aquel cuyas medallas conseguidas a lo largo de su vida las muestra a todapersona nueva que conoce para demostrarle todo lo que ha llegado a ser enla vida, peca de soberbia, a quien más debe importar los logros obtenidos esa sí mismo.Todo aquel que sintiéndose inseguro me llame inseguro para sentirseseguro, puede seguir haciéndolo siempre que lo desee. A todo aquel que mecritica por pensar como creo oportuno le aconsejo que antes de tratar decambiar el mundo, se dé un paseo por su casa y observe con atención.- 218 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» LuthierEn nuestra familia siempre hemos convivido con una guitarra cerca. Aunquerecuerdo que cuando contaba con apenas cuatro años este instrumento meestaba terminantemente prohibido, tal vez porque al ser muy pequeño, podíaconfundirla con un juguete y darle un cachiporrazo.Cuando mi hermana mayor, la dueña de la guitarra había salido de casa, erael momento, me subía a una silla y cogía el instrumento prohibido, rasgabasus cuerdas y quedaba aturdido con el sonido armónico que embriagaba micabecita de cuatro añitos.Cuando pensaba que había peligro de que llegara alguien, guardaba laguitarra en su funda y me apresuraba a dejar aquel preciado instrumento queemitía unos sonidos que nunca antes había oído que evocaban a miimaginación un mundo nuevo de emociones, me parecía estar haciendo untruco de magia mientras con mis pequeños deditos golpeaba las cuerdas deaquella guitarra.También de muy pequeño tuve la suerte de ver en mi propia casarepresentaciones de flamenco de unos buenos amigos de mis padres Carmeny Ángel, ella bailaora y el guitarrista flamenco. Creo recordar con granexactitud aquella guitarra tan bonita, soñaba con ser mayor para poder teneruna igual.Quedaba embobado viendo la guitarra que creía más bonita del mundo, lade Ángel, ¡que madera más bonita!, ¡que sonidos más mágicos emitía esaguitarra! y ¡qué baile más bello el que realizaba Carmen con su vestido defaralaes!Ángel nos dejó como otros tantos maestros, pero queda el recuerdo. Haceapenas un año, Carmen que vino a visitar a mis padres y me pidió mi madreque tocara, interpreté para ella una soleá agradecido por aquellas imágenestan bellas de mi niñez.Carmen quedó muy asombrada, no solo por la soleá que acababa deinterpretar, gracias a que el destino me cruzó con mi maestro de guitarra,también quedó muy sorprendida cuando mi hermano Santi, el arquitectoluthier apareció con las seis guitarras que había construido con sus propiasmanos y el oud (laúd árabe) que adorna el salón.Con su especial sentido del humor, Carmen comentó, ¡pero bueno, es que enesta casa todos son artistas!, ella ha dirigido una escuela de baile en Alcorcónde la que a buen seguro han salido grandes artistas, pero estos de los deverdad.Quiero aprovechar para agradecer a Carmen aquellos momentos que meregaló cuando era niño, recuerdo que preparaba las mejores tortillasfrancesas que jamás haya probado, y que tenía el honor de saborear enaquellas ocasiones en que se me hacía tarde jugando con su pequeño PepeLuis, que era unos años menor que yo.- 219 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Hice mis pinitos como luthier cuando apenas contaba con doce años. Comono se me daba mal la marquetería, recorté un tablón de madera deaglomerado con forma de guitarra eléctrica y me fabriqué una guitarra quecuriosamente afinaba bien, el detalle que me faltó, por no llegar mipresupuesto, fue ponerle pastillas (pequeños micrófonos que llevan lascuerdas para amplificar el sonido).Mi proyecto de guitarra eléctrica estuvo muchos años en mi casa, creo quefue necesaria una reforma para que se perdiera su rastro. Uno de misprimeros caprichos cuando comencé a trabajar fue comprarme una guitarraeléctrica Gibson Les Paul Studio que regalé a mi hermano Javi cuando dejéde usarla al aficionarme a la guitarra flamenca.A parte de este intento, lo máximo que he llegado a hacer como luthier hasido cepillar el fondo de la guitarra de cutaway (guitarra clásica o flamencacon un bocado imitando el estilo de las eléctricas) que me fabricó mihermano.También hice parte de la marquetería de las bocas del Oud (laúd árabe),digo parte, porque si digo que hice la marquetería yo solo mi hermano Santime pega y mi mujer Marga también.Luthier de la familia es un título que se ha ganado mi hermano Santi conesfuerzo. Nadie ha dudado de su destreza para cualquier arte manual, desdesus cuadros a aquellas maquetas de barcos que requieren además de muchamaña una enorme paciencia.Si a estas dotes innatas le unimos que su profesión es la de arquitecto,podemos logran a entender que sin haber tenido maestro alguno, haya sidocapaz de construir, cada vez mejor, las guitarras que a los largo de los añosha ido construyendo. Siempre he pensado que si alguna vez tengo suficientedinero para encargar el proyecto de una casa, sería a mi hermano Santi, estáhecho un artista.Es una suerte tener un hermano luthier en casa, más aún, cuando mi aficiónpreferida es tocar la guitarra. Me habría ahorrado un dinero si su afición lehubiera entrado antes, años antes estuve comprándome mi primera guitarraflamenca a un luthier de Granada.Este luthier de Granada es primo de mi maestro de guitarra, me enseñó sutaller y quedé prendado del olor a madera y de la cantidad de guitarras queallí había, me hubiera llevado todas si hubiera podido pagarlas. No tardémucho en decidirme, probé varias, pero hubo una que su sonido meencandiló, estaba delante de mi nueva guitarra.Una guitarra de madera de ciprés con clavijas como las que tenían lasguitarras antiguas. Fui a Granada con la idea de comprar una guitarra declavijas si encontraba alguna que me cautivara y estaba delante de ella, susonido era tal y como el que yo soñaba, pude comprobar más tarde que unaventaja de las guitarras de clavija es que permanece más tiempo afinada queuna guitarra de clavijero convencional.- 220 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Aunque ahora tengo otras dos guitarras, y aunque no sean de mi posesión,puedo tocar todas las guitarras que ha construido mi hermano, mi preferidaes la guitarra Granadina, por aquel entonces estaba muy inmerso en elaprendizaje del flamenco y el hermano de mi maestro, también gran figuradel flamenco actual, de hecho, es mi guitarrista preferido, me regaló un librode partituras con algunas de sus obras.Este libro fue dedicado con especial cariño por el mismo artista, en ladedicatoria podía leerse:«Para Miguel, músico amigo mío y gran aficionado al flamenco»Huelga decir que la ilusión que me hacía recibir semejante regalo de miguitarrista preferido era infinita. Pero que además, me lo regalara ese mismoguitarrista y me bautizara como músico y amigo, era un honor.Fui a casa del hermano de mi maestro, para que probara la guitarra que metraje de Granada e interpreté una de las obras que había estudiado en el libroque me regaló meses antes. Fue en el patio de su casa ante la mirada de mimaestro, el hermano de mi maestro, su mujer y la madre de su mujer.Por un momento pude ser el músico y mi público estaba compuesto por tansolo cuatro personas, podían acumular en sus mentes la sabiduría de variasdinastías del flamenco.El respeto que sentía en ese momento ante aquel público era enorme,respeto y gran admiración por un público que mirada atento miinterpretación, probablemente carecía de calidad interpretativa, pero estaballena de sentimiento.Tuvieron para mi tanto valor aquellos años de aprendizaje y admiraciónhacia mi maestro de guitarra y su familia, por aquel entonces era uninformático acostumbrado a pocos halagos, más bien eran muchos losreproches de los que era objeto en mi profesión. Mis amigos tampoco eranlos mejores amigos que se puedan tener, en aquellos momentos, las únicaspalabras de aliento y ánimo venía de mi familia, y de la otra familia que mehabía adoptado como amigo, la de mi maestro de guitarra.Mi maestro observaba que mi rapidez de aprendizaje era considerable,debido en gran parte al interés que siempre había despertado en mi laguitarra, a los halagos constantes de mi maestro, al cariño de aquella familiaque inocentemente pensaban debía ser una eminencia en mi profesión, noeran pocas las que mi maestro me había presentado a grandes artistas delflamenco como un monstruo de los ordenadores.Sin embargo la realidad era otra, en mi profesión no solo no destacaba, sinoque además frecuentemente era humillado no solo por los superiores sinotambién por mis propios compañeros. De haber sido realmente cierta la ideatan baja que de mi tenían, me quedo con la duda de cómo permitieron quetrabajara para ellos y de que me permitieran desarrollar miles de programasdurante los seis años que para ellos trabajé, ¡qué insensatos!- 221 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 18. Amor VerdaderoAlmas GemelasEra por el mes de Septiembre del año dos mil seis cuando me despedí porúltima vez de los «amigos» que a veces se pagan las cañas. Fue en laestación de Atocha, había vivido posiblemente los peores quince días de mivida y por contraste visitado los lugares más bellos.En la vida hay momentos que te quedan grabados para siempre, éste fue unode esos momentos, un hito (milestone) en el cual mi camino se separaba deaquellos que decían llamarse amigos.Al estrechar sus manos, supe que era la última vez, de hecho uno de ellos mehabía dicho en tono amenazante que daba por terminada nuestra amistad, alo que me sumé con mucho gusto, de hecho, para mí jamás había existidoamistad alguna. Al lector podría parecerle algo drástico dar por terminadapor completo una relación de amistad que se remontaba a cuando teníaocho años de edad con uno de ellos y a los días de juventud en la universidadcon el otro.Todo tiene un límite, ambas relaciones de amistad habían rebasado hacíamuchos años los límites en demasiados aspectos, cada uno a su manera,pero no era de extrañar que llegara aquel momento que tanto había ansiado,estrechar la mano y decir, ahí os quedáis, que yo he de seguir mi propiocamino.Qué lugar más simbólico que la estación de Atocha, lugar donde tantosviajeros se cruzan para ir a sus respectivos destinos, para proclamar laindependencia, la libertad y el deseo de decirles a la cara, habéis conseguidoque haya batido el record Guinness, probablemente ningún otro ser deplaneta haya tenido las espaldas tan anchas para soportar tanta carga, ya noformáis parte de mi vida gracias a Dios.Aprovecho para dar un consejo a mis fieles compañeros, lectores de estelibro, si sospecháis que vuestros amigos, mujer o compañero de trabajo noos respeta, no permitáis que sigan por ese camino, la gente que no es trigolimpio no cambia, son así desde que nacen hasta que mueren y lo mejor quepuede pasar es que desaparezcan de vuestras vidas.¿Qué acciones pueden orientaros de que alguien con quien os relacionáis noos respeta?, seguro que hay muchas más pero voy a citaros una lista de todasaquellas que recuerdo de los que fueron durante años mis «amigos» que aveces se pagan las cañas.El principal defecto que puede dejar ver el que gusta de faltar al respeto asus semejantes es precisamente que no los considera semejantes. Cree queestá por encima de los demás y que la naturaleza le ha dotado del don de unainteligencia superior, por tanto, eso le convierte en un ser superior que puedemover fichas a su antojo con una facilidad pasmosa.- 222 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» La que cree una virtud, es su principal defecto, creerse superior, esto le daderecho a una serie de privilegios, comenzamos, no pagarse lo que consume,hay muchas variantes al respecto, el que se escaquea para pagar está hechoun artista, es un maestro que ha aprendido a lo largo de sus años la técnicade no pagar o pagar menos de lo que ha consumido.A este paquete añado a los compañeros de trabajo que te piden para comer yse olvidan de devolverte el dinero que te deben, o aquellos que te piden queles pagues la lotería y esperan a que no toque para no pagártelo, eso sí, sihubiera tocado, te hubieran estado persiguiendo el resto de tu vidareclamándote su dinero.Otra variante es salir de copas y cuando se va a pagar, decir que te hasdejado la tarjeta olvidada en casa, o llevar siempre un billete del doscientoseuros y no pagar porque no tienen cambio, el billete podía permanecer enposesión del sujeto durante años.Lo que parece de chiste es cuando uno de estos amigos se echa una novia yde repente se vuelve muy legal y se dispone a pagar una ronda. Hay que vercómo ha cambiado tu amigo, que sorpresa, si paga y todo. Lo que tú nosabías es que su novia no paga, de ese modo tú pagas una ronda de tres y lasiguiente (cuando se acuerda) la paga él, y otra vez te vuelve a tocar a tipagar, con lo que le estás pagando las copas, no solo a tu «amigo», sino quetambién a su novia durante toda la noche.Pero la ruina verdadera está en ese otro «amigo» que es capaz de beberseveintiuna Guinness en una tarde y cuando le toca pagar le dice al camareroque si está borracho, como se va a beber veintiuna Guinness en una solatarde. Como tú «amigo» no puede casi ni levantarse, le tienes que pagar lamitad de las cervezas porque no había previsto sus excesos y no llevabasuficiente dinero para pagárselos.Cuando consigues comprarte un coche y te congratulas porque vas a podersalir a hacer excursiones los fines de semana, te quedas maravillado cuandocompruebas que tus amigos han decidido que como eres el dueño del coche,te encargas de pagar el combustible.De repente el azar te hace que conozcas a una chica muy simpática y muyguapa, que bien, al fin conozco a alguien que no hace de la borrachera sumanera de vida, gente sana que sabe divertirse de un modo diferente al quehabías conocido hasta entonces.Pero pronto empiezas a ver que el único objeto que tiene aquella amistadcon la chica maravillosa es que al final de la noche vayas aparcando a cadauno de sus amigos en sus respectivas casas, y que alguna de sus amigas teagradezca el gesto de llevarla a la puerta de su casa con un portazo.En tú búsqueda incansable de alguien que no resulta un chupasangre,emprendes la aventura de salir a la zona de Huertas, aquella a la que habíasido tantas veces con tus «amigos» chupasangre, entonces crees que se haproducido el milagro, conoces a una chica que parece bajada del cielo.- 223 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Esta chica de un modo repentino dice haberse enamorado de ti, dice cosasasí como que «Eres el amor de mi vida», o «Al fin he encontrado a mi medianaranja, qué feliz soy» y por último te envía mensajes al móvil en los que tedice «Eres solo para mí, no te voy a dejar escapar».Qué feliz eres, has encontrado tú alma gemela, la mujer de tu vida, la quenunca te va a dejar escarpar, qué afortunado eres, alguien que dice amartemás que a su vida. Un amor que es pasa siempre, que va a ser tu amoreterno.Pero esta eternidad tan solo dura cuatro meses, los labios que te decían queno te dejarían escapar jamás, ahora te decían que nos teníamos que dar untiempo, que íbamos demasiado deprisa con la relación, ya veríamos pasadoun tiempo su se podría retomar.En mi soledad, me dispuse a volver a salir solo de nuevo, no quería volvercon los «amigos» y cuando entro en un bar de Huertas me encuentro al amorde mi vida con otro chico. El amor de mi vida al verme, me mira con cara dedesprecio, me voy.Solo en el mundo, solo y defenestrado, llamo a los «amigos» que a veces sepagan las cañas para contarles mis penas, la terapia me cuesta muchascervezas, pero ya nada me importa, la que había asegurado meses atrás ser lamujer de mi vida, no solo me había abandonado, sino que me habíatraicionado en apenas cuatro meses.Durante años me convertí en el hazme reír de aquellos «amigos» que a vecesse pagan las cañas, les resultaba tremendamente divertido, verme en aquelestado, además, era tan sencillo estafarme en aquel estado, me habíaconvertido en carne fácil para las hienas.Pasaron años difíciles, no conseguía curar esa herida, lo trataba de unamanera desesperada, me apunté a bailes de salón, salía con los «amigos», enocasiones iba solo de vacaciones y otras con las amistades peligrosas. En miintento desesperado de curar las heridas, pude encontrarme con personasmuy crueles que parecían gozar hincando el diente al corazón de un corderomalherido.Antes de que la empresa decidiera despedirme, pude conocer a unacompañera de trabajo que disfrutó en grande de mi estado. Saltaba a la vistaque era vulnerable, cuando eres vulnerable, todos aquellos que gozanmanipulando, aparecen de debajo de las piedras.Aquella compañera fue la guinda que me faltaba para derrumbarme del todo,esa piedrecita que se añade a la carga que hace que caigas de bruces contrael suelo.Comenzaba el declive, pocos meses después fui despedido de la empresa ysalí también despedido de Madrid en busca de algo de tranquilidad y si decamino podía encontrar algo auténtico, mucho mejor. Me había embriagadode falsedad y de algún modo encontré la verdad que buscaba.- 224 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Cuando me fui de Madrid, me encontré con el título de este libro, con Zori,conmigo mismo. Supe que una persona embriagada de soledad y falsedadpuede dar un paso adelante, un paso muy arriesgado, puede llegar aarriesgar la vida en busca de un poco de verdad.Mi vida se divide en dos partes, la primera antes de Zori y la segundadespués. Lo que ocurrió en la etapa que conocí a Zori, lo relataré en elcapítulo seis del libro. No todo fue a mejor nada más comenzar la segundaetapa de mi vida, de hecho, el camino fue difícil y sigue siéndolo en laactualidad.Cuando te quedas sin trabajo, sin amor, sin amigos, estás vacío. Pero si almenos has conseguido encontrar el sentido a tu vida, has logrado encontrarlo que más quieres de este mundo, a ti mismo, tu amor propio, tienes muchoaunque aún no lo sepas.Una de las frases de mi cosecha, es como casi todas las que han salido de mimente, son frases que aparentemente carecen de sentido, pero tienen unvalor oculto. La frase es:«Es mejor no tener nada y tenerlo todo que tenerlo todo y no tener nada»Cuando dicha frase salió de mi mente, lo que me fotografiaba era elmomento que estaba viviendo, el momento Zori, aquellos días de regreso deTenerife, que no tenía nada material y sin embargo había encontrado elsentido a mi vida, había hecho la última locura ayudando a los demás, habíadejado de pensar como me habían enseñado los curas en mi colegio, y quetan bien había plasmado en aquella primera canción que compuse enNavidad.Había empezado a considerar que llevaba muchos años al servicio de losdemás, cosa que no está mal, siempre que no te olvides de tu existencia,ahora me viene a la mente otra frase, que mi madre me ha repetido infinidadde veces, y nunca presté la atención que merecía, decía así:«La caridad bien entendida es la que comienza por uno mismo»Pasaron años en los que mis «amigos» comenzaban a ver un Migueldiferente, alguien que comenzaba a resultar molesto. No resulta plato debuen gusto que aquel que no se quejaba ante ningún abuso, comenzara adecir las verdades del barquero.Para el primero de los «amigos» no resultó difícil quitarse de en medio aquien un buen día le dijo lo que de él pensaba, aquel día que intentó que lepagara las copas otra vez más, sin pensar que tal vez el hecho de que hubieraperdido mi trabajo, me hiciera valorar algo más mi dinero.Como ya no era la presa fácil que fui años atrás, dejé de verlo con tantafrecuencia, desde aquel día no le he visto poco y con el paso del tiempo suausencia se ha convertido en algo placentero, ahora procuro rodearme dequien no busca un interés en mí, sino de quien me valora como persona.- 225 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» El segundo de los «amigos» me aguantó los años posteriores quizá pensandoque algún día volvería a resucitar aquel Miguel que se dejaba engañar confacilidad y tenía dinero para muchas cervezas, pero hizo mala inversión, eseMiguel murió para siempre aunque nunca se lo dije.El destino quiso que las vacaciones del dos mil seis juntara a estos dos«amigos» con el nuevo Miguel, el Miguel después de Zori, fue un regalo enel sentido de que tuve la oportunidad de demostrar que sabía hacer valer misderechos, pero no dejó de ser desagradable, pues al no acceder a ninguno desus abusos, provocaba una reacción hostil por su parte hasta que la estaciónde Atocha fue testigo de aquel último viaje.Cuando crees haberlo perdido todo, hasta tus amigos de pega, el cielo teregala lo que has estado buscando a lo largo de tu vida, encontrarte con unapersona que te respete y ame. Fue un día uno de Septiembre cuando conocía mi mujer Marga, la persona que me ha dado todo su amor, ternura y apoyoen momentos tan difíciles como la pérdida de un padre.En ningún momento hemos recurrido a tópicos como «el amor de mi vida» ochorradas como «no te voy a dejar escapar». Es un amor que se ve cada día,no necesita etiquetas porque es auténtico por sí mismo.Tenemos nuestra canción de amor, esa que nos gusta cantarnos alguna vezen un karaoke porque identificamos su letra con lo que sentimos cada vezque nos vemos, se llama Contigo aprendí, es la canción que simbolizanuestro amor sincero, verdadero.Esos que vamos en busca de la verdad, podemos tardar más o menos enencontrarla, yo tardé treinta y siete años en encontrarla. Creo que mi familiaha sido fundamental para ayudarme a encontrar esta verdad, cuando tufamilia es auténtica, buscas encontrar lo que has vivido en tu casa, fuera, estan difícil encontrarlo.Quizá hablar de almas gemelas no es acertado, en muchos aspectos somosdiferentes, nuestra manera de ser y de ver la vida es muchos aspectos esdistinta. Pero la base principal de nuestra relación es el amor y el respetomutuo.Mentiría si dijera que no ha habido crisis en nuestra relación, claro que lasha habido y es muy probable que las tengamos también en un futuro. Perono tengo ninguna duda de que mientras continuemos basando la relaciónsobre un pilar tan fiable como es el amor y respeto mutuo, seguiremos tanunidos como el primer día.Mi sobrina María, siendo muy niña, dio un consejo muy sabio a mi hermanoJavi y su mujer Pilar el día de su boda. Tan pequeña como ella era entonces,les dijo, si en algún momento de vuestra relación os llegarais a enfadar,debéis aprender a perdonaros y hacer las paces.Este consejo de mi sobrina María me lo apunté y guardé como oro en paño,además de ser muy bueno, era muy adecuado y oportuno para el momento.- 226 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» NoruegaEl viaje a Noruega fue menos pretencioso del proyecto inicial, una primeraidea consistía en ir a Noruega, pasar a Finlandia y regresar por los paísesbálticos. El viaje era en coche y contábamos con apenas veinte días, al finalprescindimos de Finlandia y los países bálticos por falta de tiempo y depresupuesto.Recomiendo que si se tiene pensado realizar este viaje, se realice con lacompañía adecuada, pues es una pena desperdiciar la visita a los queprobablemente sean los lugares más bellos del mundo y que por culpa de lacompañía se pueda enturbiar tanta belleza.Paris lo visitamos muy rápido, apenas recuerdo que subimos a la torre Eiffely salir a un café por la mañana y conseguir un café con leche sin tener ni ideade francés, el caso es que me sonaba que se decía:«Un café au lait s'il vous plaît» (Un café con leche por favor)La camarera me puso el café con leche sin poner cara de pez, me entendió.En otras vacaciones que visité Venecia, pedí un café con leche en español,porque se menos de italiano que de francés aunque lo entiendo mejor, elcamarero me respondió:«Capisco» (Entiendo)Es curioso esto de los idiomas, si en español se te ocurre decir «entiendo»,según en qué contexto, puedes meterte en un aprieto, o mejor dicho, tepueden meter, mejor lo dejo.Tras París viajamos a Amsterdam haciendo una fugaz visita de la que apenasrecuerdo haber tomado demasiadas cervezas, llovía mucho y al levantarnosal día siguiente llovía más aún, con ánimo de huir de aquella borrascapasamos a Bélgica, desde entonces no nos abandonó el buen tiempo.De Copenague recuerdo ser el lugar que he visitado con mayor número demujeres espectaculares por metro cuadrado que jamás haya visitado antes,los cuerpos se sus chicas me traían a la memoria a las dibujadas en loscomics del Manga.De tanto girar la cabeza terminé con un poco de tortícolis y quedamosatascados por una maratón que se corría en la ciudad. En el atasco, parahacer tiempo me metí en una tienda de música y compré un juego decuerdas, toqué un poco de flamenco y el dependiente puso cara de pez, debesugo diría yo, era un tío muy simpático, a pesar de tener un jefe gruñón alque soportar.Pasamos por un puente larguísimo de Dinamarca a Suecia, en Sueciapudimos presenciar el atardecer más largo que jamás había visto,acampamos en la playa y tras una cervezas llegué a pensar que el atardecerincombustible era un decorado.- 227 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Llegamos a Bergen en Noruega y hacía una temperatura muy alta para loque acostumbraban, veinticinco grados, cuando lo normal era un máximo dedieciocho para el mes de Agosto en que fuimos.Vimos muchos fiordos, montamos en un tren de vía muy estrecha y vimosuna representación de unas valkirias, o al menos eso me pareció.Subimos a una piedra gigante, me costó horrores subir, achacaba en esemomento mi fatiga al tabaco, después de dos años sin fumar supe que teníaasma. Tras la subida a la piedra, conducía uno de los «amigos» que casi nosestampa contra otro coche por que seguía entusiasmado de haber visto unasespañolas en Noruega y esto le puso algo nerviosillo.Pude enderezar el volante en el último momento evitando un choque frontal,el noruego con el que casi nos fundimos en cachitos, denunció la invasión desu carril por nuestro vehículo y pocos kilómetros después tuvimos que darcuenta a la policía Noruega.El policía Noruego no debía haber visto a un Inglés en su vida, nosconfundió con ingleses, quizá por mi chándal de la selección inglesa,también le despistó la matrícula que portaba una «E» de España, el pensóque pudiera ser una «E» de England, tuvimos que explicarle que en españolEspaña se empieza por «E» y no por «S» de Spain.No pareció muy convencido de mi explicación y estaba dispuesto a multar al«amigo», cosa que me hubiera alegrado infinito, por la locura que acababade hacer, y también por su obsesión demoniaca por el dinero ajeno.Pues no, resulta que cuando dijimos que éramos de Madrid, dijo, Oh, RealMadrid. El joven noruego era aficionado al Real Madrid y cambió susemblante por el de un amigo de toda la vida, nos dio los papeles y no dijoque podíamos marcharnos.A la vuelta a España sugerí la idea de pasar por Berlín, a mis amigos no lespareció buena idea, como ninguna de las que salieran de mi boca, pero comoa esas alturas de viaje ya había advertido que mis amigos se habían aliado encontra mía, no discutí ni traté de convencer a nadie.No sé como ocurrió pero aparecimos en Berlín, tal vez por casualidad.Conocimos a unos españoles que vivían allí, muy majos y nos enseñaronBerlín de noche. Yo lo pasé bastante bien aquella noche, creo que era laprimera de todo el viaje en la que lo estaba pasando bien.Debo agradecer a aquellos amigos berlineses de adopción haberme hechorecordar que hay personas normales que saben divertirse sin más, puedodecir sin duda que fue el mejor momento del viaje y algunos queríanperdérselo.Primero estuvimos en una fiesta de españoles, estuvo muy bien el comienzode la noche, ocurrió como casi todas las fiestas en las que he estado, alcomienzo todos están algo tímidos hasta que se rompen las hostilidades.- 228 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Al comienzo todo estaba en calma tal y como ocurría en la obra magistralprotagonizada por Peter Sellers titulada The Party (La Fiesta), todostratábamos de entablar conversación, pero de un modo discreto.Según entraba la noche, con la inestimable ayuda de alguna cervezaalemana, ya podía decir que conocía a casi toda la colonia de españoles enBerlín.Afortunadamente no llegué a tomar tantas copas como aquel camareroborracho de la película de Peter Sellers y eso me hizo disfrutar de aquellanoche y poder desahogarme del viaje, hasta aquel momento, desastroso queme habían hecho pasar mis acompañantes.Alguien propuso ir a otro sitio, yo les pregunté por un pub berlinés que vi enun documental por televisión, al que se accedía desde una alcantarilla. Medijeron conocerlo, aunque pensaron que para aquel momento de la noche talvez sería más adecuado ir a una discoteca.Aquella discoteca berlinesa era curiosa, la decoración era como de otraépoca, tal vez de la época del Charleston y tenían sillas, algo que podríanimitar en las discotecas de aquí. La música sin embargo era la misma que seescucha ahora en cualquier parte de Europa.Pasé el resto de la noche riendo y bailando. Incluso recuerdo que cerca delgrupo había una japonesa a la que por confusión agarré como si fuera una demis amigas y nos pusimos a bailar.Pensé que era una de las sevillanas que veían con nosotros, le pedí disculpas,pero me dijo que no importaba, resultó ser muy simpática y estuvimosbailando toda la noche. Acabó la fiesta y por fortuna aquel viaje.Encontramos de regreso un camionero español que nos explicó como pasarFrancia sin pagar apenas peajes y llegamos a España. Tenía tantas ganas dellegar, que la noche Bilbaína me pareció una delicia.De hecho, debo agradecer la intervención de una camarera de allí para que elsalvaje de uno de los «amigos» no me machacara a golpes.Llegamos a la estación de Atocha donde entregamos el coche de alquiler yallí me despedí de los «amigos» que a veces se pagan las cañas, dije adiós aRocinante y Don Quijote. Fueron muchos los años que compartí con ellos,años que no recuerdo con agrado.Si hubo muchas fiestas y viajes como el que he relatado, viajes en los que eramás importante la velocidad que el simple hecho de llegar sanos y salvos aldestino. Apenas recuerdo dos o tres situaciones divertidas, cuando apenashabía un momento gracioso era estropeado por una falta de respeto.Me gustaría poder decir que he tenido amigos verdaderos, pero realmenteme sobran dedos en las manos para contarlos. Al igual que en la música labase es el ritmo, en la vida, a mi parecer la base es el respeto al prójimo.- 229 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» OudEl mes de mayo se incorporó al trabajo una nueva compañera de nombreLeila. Los primeros días no adiviné de donde podría ser, tenía una mezcla derasgos blancos y negros, al principio pensé que pudiera ser latinoamericana.Pero no hay mejor que preguntar para salir de dudas y eso hice al díasiguiente cuando coincidí con ella en el autobús de la empresa:Miguel: Buenos díasLeila: Hola, ¿cómo estás?Miguel: Con algo de sueño a estas horasLeila: ¡Calla, no me hables!Miguel: ¿Dormiste mal?Leila: No, no he dormido mal, ¡es que no he pegado ojo!Miguel: Anda, ¿y eso?Leila: Es que hay fiestas en el pueblo donde vivoMiguel: Pues haberte unido a la fiesta, ¿eres latinoamericana?Leila: Qué va, soy de CasablancaPor aquel entonces llevaba tiempo sin tener una relación con ninguna chicay Leila era bastante atractiva. Legó el verano y comencé a ir a diario aGuadarrama para bañarme en la piscina, Leila me acompañaba hasta elintercambiador de Moncloa donde nos separábamos, creo recordar que ellavivía en Villanueva de la Cañada.Cuando llegaba a la piscina me encontraba a veces con Pedro y su mujerFabiana y otras veces con Pablo y su mujer Carol. Pedro y Pablo eran amigosde la niñez. Recuerdo haberles comentado a Pablo y Carol que todos los díasvolvía del trabajo con un bombón de chica que era de Casablanca.Me animaron a lanzarme y decirle que me gustaba. Pero en realidad, meresultaba tan grata su compañía hasta el intercambiador de Moncloa quetemía que si le decía que me gustaba pudiera dejar de acompañarme y decidídejarlo para más adelante.Había una compañera de trabajo que cuando se refería a Leila y ella noestaba, la llamaba la negra. Un día me dijo que iba a echar a la negra, el queera su compañero más directo también hizo un comentario de que íbamos adejar de ver a Leila muy pronto.Al día siguiente me encontré a Leila por la mañana al ir al trabajo, yo creíaque ella ya estaría informada de que se iba de la empresa, entonces lepregunté que cuando se iba a ir. Ella se sorprendió mucho, no tenía ni ideade que se fuera a marchar de la empresa, nadie le había dicho nada.Recordé la novela «crónica de una muerte anunciada», todos sabíamos de lamarcha de Leila excepto la propia interesada. Se quedó sin saber qué hacer,le sugerí que llamara a su empresa para informarse de la situación.- 230 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» En su empresa, como era de suponer, no sabían nada y le dijeron que semantuviera a la espera mientras ellos indagaban lo ocurrido, poco después lellamaron confirmando que efectivamente, se iba del proyecto.No había ningún motivo según le dijeron, simplemente habían decidido queya no necesitaban que trabajara más con nosotros, sospecho que algo tuvoque ver el chico jasp que le tocó por compañero.Esta situación me hizo entristecer, había conseguido establecer amistad conuna persona que quizá por ser de otra cultura diferente a la mía, parecíaescuchar con mucho interés todo aquello que le contaba en nuestrostrayectos al intercambiador de Moncloa.En pocos días me marchaba de vacaciones, y yo sin decirle a Leila que megustaba, entonces pensé que había llegado el momento, ahora o nunca. Poraquel entonces había hecho un primer intento de escribir el libro Zori,aunque sabía que no podría terminarlo porque aún no tenía el final, pensé¿Qué mejor final podría tener mi libro que una historia de amor moruna?Pensé la mejor manera de hacerlo, sabía que en su situación era delicadohablar de ello, ya que a ella imagino que le preocupaba en ese momento erasu cambio inminente de proyecto o posible despido.El día que me iba de vacaciones le di a Leila mi correo electrónico, le tratéde dar ánimos y me despedí de ella con un «hasta pronto». Pero ella estabacon el pensamiento distante, no era la misma que días atrás me acompañabasonriendo el mismo trayecto.Al llegar a casa le escribí un correo explicándole mis sentimientos hacia ella,de este modo, seguí los consejos de Pablo y Carol aunque tal vez debíahaberlo hecho antes. En mi declaración de amor pude escribir los siguientesversos árabes:Ojalá () que Leila haya tenido suerte, imaginé que jamás tendría noticiasde ella. Al regreso de las vacaciones pude ver que ya no estaba en su sitio,deseé que hubiera encontrado un trabajo mejor y me entristeció pensar quetal vez no hubiera llegado a leer mi declaración de amor.Tuve el presentimiento de que a esas alturas, muy probablemente novolvería a ver nunca más a Leila, estaba equivocado, por capricho del destinome encontré esta misma mañana con Leila cuando regresaba del trabajo.Le hablé brevemente sobre mi actual trabajo y en cuanto vino el primer trenme subí dejándola sola en la estación, advertí tras los cristales su cara desorpresa, yo ya no era aquel que conoció años atrás, ese que suspiraba porbesar sus labios y que soñaba sus caricias, me preguntó con la miradaporqué había dejado de ser yo su Ulises y ella mi Penélope.- 231 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Esta noche, mientras escribo estas líneas, siento la necesidad de darte unaexplicación Leila, poco después de tu marcha de la empresa, tuve la inmensafortuna de conocer a la que ahora es mi mujer, bajo la atenta mirada de unleón disecado, Marga. Ahora me parece increíble que días había estado bajotu embrujo, mora de la morería, pero al conocer a Marga, desapareciste demi mente como por arte de magia.A los pocos días de conocer a Marga pude entender al instante que días atráshabía estado buscando en el pozo del deseo. Había hilado en mi mente unahistoria de amor en la que yo era el sultán de Brunei y pretendía a mi bellamora.Pero Leila, cuando te entra por las venas el amor verdadero, el que estabaexperimentando por primera vez, el amor de Marga, todos los cuentos dehadas que había ido escribiendo a lo largo de mi vida perdieron su encanto.Leila, pocos días antes de llegar Marga escribí mi último cuento de amor delque fuiste protagonista, no puedo negar que eras tan real como la vidamisma, pero todo lo demás formaba parte del mundo de los sueños.Marga estaba allí en aquel momento y también está ahora, es real. A Margala quiero cada día más y ella me da su amor incondicional desde que sale elsol hasta que vuelve a salir. Ayer mismo viví en una habitación de hospital eldesgarrador sentimiento de mi madre y mi tía por la pérdida de susrespectivos maridos, sus amores verdaderos. Marga es mi amor verdadero.Ha pasado poco tiempo desde que Marga y yo nos conocimos, ha sido tanbonito este tiempo que olvidé la promesa que un día hice a mi amigo DonQuijote de escribir mis andanzas el día que tuviera un final feliz, el libro demi vida, mi biografía, ya tenía ese final feliz que tanto ansiaba, pero estabaen un estado de felicidad tal, que había olvidado por completo la promesa.Recordé aquella promesa años más tarde, frente a un libro de obras de PabloRuíz Picasso, ¡cuánta riqueza encerraba aquel libro! Apenas contaba conalgunos textos que explicaban el momento de la vida en que el artista creócada una de sus obras.¿Pero qué hechizo me causaría esas imágenes?, tenía la sensación de queestaba leyendo la biografía de Picasso en imágenes, en sus propios cuadros,en ese instante una flecha se clavó en mi cabeza que me ordenó, ¡escribe!Hago este inciso, para recordar que ninguna culpa tuvo el chachachá de quecomenzara a escribir, la tuvo Picasso, fue el que encendió la bombilla de micabeza mientras observaba su obra sentado en el recibidor de una empresaen espera de otra aburrida entrevista de trabajo más.A lo largo de mi vida he creado con mis manos torres de madera, alguna queotra canción con mi guitarra, demasiadas aplicaciones informáticas y ahoraestoy inmerso en la creación más importante de mi vida hasta el momento,mi biografía, empresa que recomendaría a cualquier persona, ¿imaginancuanto se puede aprender de uno mismo recordando sus propias vivencias?- 232 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» SalsaCuántas veces podemos proponernos llevar a cabo un proyecto sin ni tansiquiera comenzarlo, yo muchas, mis deseos de saber bailar salsa venían delejos, pero nunca había dado un paso para conseguirlo.Mi primer paso de baile lo di cuando era niño, me enseñó Leo, mi primeramigo negro. Estábamos en las fiestas de Guadarrama, cuando Leocomenzó a bailar y todos quedamos pálidos, bailaba como los ángeles. Quiseaprender a moverme de inmediato como él, me enseñó un paso de baile, quetras mucho repetir conseguí hacer bien.Con los años pude advertir que Leo se movía tan bien por una facilidadinnata de los negros para el baile, de hecho el profesor que iba a darnosclases de baile Marga y a mí, era afrocubano.Años atrás había hecho intentos de adentrarme en el baile, comencé con lomás difícil, con el baile flamenco. Casi conseguí que mi maestra fuera unagran bailaora a la que admiro como profesional y como persona, es la suegradel que fue mi profesor de guitarra flamenca.Fuimos a cenar unas Fabes con almejas a un asturiano mi profesor, susuegra y yo, en la cena estuvimos hablando de la posibilidad de darmeclases, pero teníamos el problema de que disponíamos de un local apropiadopara las clases, pero al menos, cenamos unas fabes con almejas que estabanriquísimas y tuve el placer de conocer en más profundidad a aquella catalanatan simpática y agradable.El destino quiso que mi maestra de baile flamenco fuera sobrina de mimaestro de guitarra, me enteré que era su sobrina un día que la vi en un pubsituado en la calle Echegaray. Yo iba acompañado de mi maestro, allí nosencontramos con su hija y con algunas sobrinas entre las que estaba mimaestra.Mi maestra de baile quedó muy sorprendida de ver, posiblemente a sualumno más patoso, junto a su tío. Ella no comprendía de qué podía conocera su tío. Al explicarle que yo era alumno de su tío y a mi profesor que susobrina era mi profesora de baile se quedaron todos asombrados de lacoincidencia.No duré mucho con el baile flamenco porque requería de al menos algo denivel, por aquel entonces mis conocimientos de baile eran nulos y era difícilseguir la clase. Años después me atreví con los bailes de salón que mevinieron muy bien para poder bailar un vals en la boda de mi hermano con lahermana de la novia.Poco después en Tenerife vi una exhibición de salsa y Apolo volvió a llamara mi puerta. Volví entonces a bailes de salón con mayor fortuna que laanterior, esta vez la compañera de baile parecía compenetrarse mejor que laanterior, aunque un bien día dejó de aparecer por clase y era tan buena lacompenetración que su marcha me desilusionó y dejé las clases.- 233 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Poco después de conocer a Marga, me animó a ir a clases de salsa y nosapuntamos a clases con el cubano del que os hablé antes. El comienzo fuemuy bueno enseñándonos en pocos meses bastantes figuras siemprehaciendo mucho énfasis en no olvidar la base rítmica de la salsa yendo alcompás de la música.El baile tiene muchos fines, el otro día me comentaba un taxista colombianoque en su país el hombre que baila muy bien se levanta a muchas mujeres(que liga mucho) y que las mejores bailando salsa con las dominicanas porsu tremendo culo.Mi fin en el baile es diferente, nada más lejano que levantarle la mujer anadie o mirar el culo de las dominicanas. Yo bailo fundamentalmente paragozar, para reírme y disfrutar de los movimientos de mi cuerpo al compás dela música.Hoy he estado en el cumpleaños del profesor de baile y he observado en losasistentes que el baile también se puede ver enturbiado por las inseguridadescotidianas como pueden ser el deseo obsesivo de destacar sobre los demás, ode formar guetos y de este modo sentirse más importantes.Que el baile se utilice como medio de ligar o incluso de arrimar la cebolleta,siempre claro está, que ambas partes estén conformes y les resulte agradabledicho acercamiento, me parece muy bien, recomendable y a todos los efectossano.Si para bailar necesitamos media pista de baile, tenemos un problema ysobre todo, lo tiene el resto de personas que están en la pista y sus pies. Elriesgo de llevarte un pisotón o empujón de dichos malabaristas de la salsa esenorme.Tampoco olvidemos que la salsa, como su propio nombre indica, es unamezcla en la que hay un hombre y una mujer. Esto quiere decir que esfundamental que durante el baile gocen por igual uno y la otra.Sospecho que si la única que da vueltas es la mujer, más que gozar, se puedellegar a pillar un buen mareo. La salsa de competición creo que es campo delos bailarines profesionales y del cual no puedo hablar mucho, pues lodesconozco.La salsa de la calle es la que se baila en la misma Cuba, es la de todos a losque nos gusta movernos al son del «un - dos - tres – y - un - dos - tres – ysintiendo de este modo la música del mismo modo que la siente elcontrabajo o el saxofón, al bailar formamos parte del grupo que interpreta lamúsica, somos como un instrumento más.La música se siente con mayor intensidad cuando te mezclas con ella, losmúsicos con la chica y el chico, con las otras chicas y los otros chicosobteniendo como resultado una salsa callejera. Ay, mi hermanos salseros, lasalsa es de todos, no me quieran bailar ustedes solos en la pista, que el bailees para que lo disfrutemos todos, gocen y dejen gozar.- 234 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 19. San VicenteMi Primera Carta De AmorMuchas canciones de amor hablan de la necesidad extrema de otra persona,dando a entender que no hay nadie más en el mundo que aquella persona ala que han perdido, o que les ha traicionado con otro o con otra.Quiero decirle a todos los heridos de amor del mundo, que nada hay máslejos a la realidad que creer que un amor no correspondido es algoinsustituible.Cuando definitivamente perdemos un amor no correspondido, se nos vieneel mundo encima, es como si nos hubieran dado una paliza y podemos pasardías enteros sin comer por el disgusto que nos llevamos. Nos olvidamos deun pequeño detalle, es un amor no correspondido, eso y el desamor es lomismo. ¿No parece absurdo sufrir por el abandono de alguien que no nosama?Recuerdo un compañero de trabajo que nos contaba que su novia vivía enEstados Unidos y la felicidad que le proporcionaba aquella mujer que teníaen una foto sobre la mesa y a la que hacía años no veía en persona.Un buen día, vino informando a todos los compañeros de la empresa, de unoen uno, de que su novia venía de los Estados Unidos. Nos alegramos todospor él, aunque tampoco entendíamos muy bien su afán por tener informadaa toda la compañía de su vida sentimental.A los pocos días, hizo otra vez la ronda por cada uno de nuestros sitios,explicando que su novia ya había llegado de los Estados Unidos, pero quetraía malas noticias, hacía años que mantenía una relación con otro hombreen aquel país y le había dicho que iba a casarse con aquel hombre.Una de las normas que llevé a la práctica desde que comencé a trabajar allápor los años noventa, fue la de no contar a nadie de mi entorno laboralabsolutamente nada de mi vida privada. No sé muy bien porqué tomé estadecisión, tal vez porque creí que a nadie le importa lo que me ocurra yporque me gusta preservar mi intimidad.Era evidente que nuestro desdichado compañero no tenía el mismo modo depensar que yo, ya me todo lo que le ocurría en su vida privada lo hacía dedominio público. Una vez nos hubo informado a cada uno de loscompañeros, puso en el tablón de anuncios en venta el piso que habíancomprado su novia y él a medias junto a la plaza de toros.El detalle de la plaza de toros provocó la risa de algunos compañerosdesalmados por la inevitable asociación de ideas, imagínense el anuncio, conel motivo del reciente abandono de mi novia, pongo en venta el piso quecompramos junto a la plaza de toros. Después de semejante anuncio a quiénno le viene a la cabeza la canción del «venao».- 235 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Cuando se pasó por mi sitio el defenestrado de mi compañero a pedirme unadosis de compasión por su reciente abandono, le di la enhorabuena. Elbueno de mi compañero puso cara de pez y me dijo que cómo podía darle laenhorabuena con lo desdichado que era.Le dije que algunos les cuenta horrores que su novia les deje en paz, y aúnasí en muy pocas ocasiones lo consiguen.No supo entender mis palabras y creyó que eran malintencionadas.Cualquiera que vea mi aspecto físico puede intuir que no soy el tipo dehombre que se tenga que despegar a las mujeres de la solapa.Lo que trataba de darle a entender sin mucho éxito, es que si su novia lehabía dejado, era porque no le amaba y en tal caso, lo ocurrido era lo mejorque le podía pasar.Mucho peor sería pasar la vida entera viviendo con alguien que no te ama, apesar de mi calvicie, se me ponen los pelos tiesos como escarpias solo depensarlo.El caso es que el anuncio de vendo piso junto a la plaza de toros, estuvocolgado mucho tiempo, quizá nadie se atreviera a correr la misma suerte queel desdichado de mi compañero.Ánimo, compañero, yo también pude sentir lo que tú, dos años antes, meencontraba en la misma situación llorando a todo el que se ponía por micamino que mi novia me había dejado.Se puede llegar a morir por desamor, cuando lo pensamos un poco, lasituación es tan absurda como si fuéramos a la carnicería a pedir un kilo defiletes de ternera de la mejor calidad y quisiéramos irnos sin pagar y cuandoel carnicero se llevara su carne, nos entrara una depresión que se nos quitaralas ganas de vivir.Los más osados no se dan por vencido, y pueden tratar de ganarse a estapersona aunque no tenga ningún interés por ellos, ya sea por medio deflores, regalitos o yendo detrás de ella cual perrito faldero.Esto no es nada recomendable porque a pesar de gastarnos el dinero y noescatimar en esfuerzos, no vamos a conseguir gran cosa. El amor no secompra ni se vende.El amor no tiene condiciones, se ama o no se ama, tendemos a buscar trespies al gato y de buscar una explicación lógica al hecho de que nuestrapareja decida dejarnos, quizá debiéramos preguntarnos por qué motivoamábamos a alguien que no nos amaba.¿Por qué suspiramos por quien no quiere saber nada de nosotros?Posiblemente la explicación la encontremos en que no tenemos el suficienteamor propio. En esta canción podemos encontrar amor en cada una de lasletras que la compone.- 236 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» MI PRIMERA CARTA DE AMORENTEDÍA MÁS, ESCU- CHARTE Y DE- CÍRTE LO. SÉ- 237 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTE29N-YRAZÓN.Escuche esta melodía (en eBook)- 238 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Letras de CancionesPara TiUn ave planea, dibujando el cielo,Alza el vuelo por las sendas de mi corazón,Planea en silencio, juega con el viento,Danza al aire por los valles de mi interior.Y ahora me siento dichoso a tu lado,Cobijado, sin ningún temor.En tus ojos vi la luna, en tus labios, la miel de mi amor,Fe tu fuente mana llanto, poesía, ternura y pasión.Para ti, un comenta, bajo un fondo azul celeste, deja estela de color,Para ti, una estrella, sueña con poder besarte, sueña con oír tu voz,Para ti, luna llena, vela para ti, mi niña, vela para ti, mi amor.Mi Primera Carta De AmorLlegaste a mi vida cuando había olvidado decir, te quiero,El pasado, a pesar de solo ser pasado, me acechaba,Cada noche, cada día y tú, llegaste a mí con tu mirada de luz,Que todo lo puede, que no se deja apagar por nada.Y yo aquí estaba dentro de este apagón,Viviendo el poco presente que me quedaba,Me dices tantas veces, te quiero,Que ahora empiezo a recordar lo que eso significa.Y me gusta cada día más,Escucharte y decírtelo.Sé que te quiero porque te echo de menos, porque lloro cuando no te tengo,Porque sufres cuando sufro, porque ya no sé vivir sin ti,Porque me siento viva y feliz y presiento que hay algo más allá del hoy,Que todo lo puede, que no se deja apagar por nada.Y yo aquí estaba dentro de este apagón,Viviendo el poco presente que me quedaba,Me dices tantas veces, te quiero,Que ahora empiezo a recordar lo que eso significa.Y me gusta cada día más,Escucharte y decírtelo.- 239 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» La ManoEn alguna ocasión hemos sentido o creído sentir la presencia de algo que nose puede explicar de modo científico, quien no ha estado alguna vez en unareunión en la que se jugaba con un vaso o mediante una wija se invocaba aun espíritu y sin aviso previo se oía una voz misteriosa o una simple moscase posaba en nuestra nariz y nos hacía estremecer.No cabe duda que el ser humano por naturaleza teme lo espiritual, lo oculto.Teme la noche cuando la probabilidad de sufrir cualquier accidente seamayor durante el día que la actividad es mucho mayor.Tener un médico en casa lo convierte, imagino que en ocasiones muy a supesar, en objetivo de cualquier tipo de consulta médica que te pueda surgir,bien sea médica o de cualquier otra índole, máxime cuando el médico es tupadre y sabes de buena mano que es un gran conocedor de diversasmaterias.En materias espirituales bien sabía de las creencias cristianas de mi padre ycomo médico que era no negaba la evidencia de materias ocultas, muchosacontecimientos por descubrir por el ser humano desde que nos llevábamoslas manos a la cabeza de pensar ni tan siquiera que la tierra pudiera tener nimedio grado de curva, sabiendo que las curvas son sinónimo de pecado,pobre del incauto que dijera la tierra es redonda.Cuando le preguntaba a mi padre por todo lo referente al más allá lo reducíaa algo muy simple, su fe cristiana era inamovible y te daba un muy buenconsejo, no jugar con lo espiritual pues es algo que se ignora su manera defuncionar al igual que podía desaconsejar la afición de un informático por lasartes de la cirugía.El verano del dos mil siete había sentido una presencia espiritual, pero sin iren su busca, cuando se lo conté a mi padre, lo más seguro que pensó, estehijo mío está majara. Pero dada su diplomacia se limitó a decirme que loimportante es que saliera ileso del trance y no le diera la mayor importancia yasí hice.La sugestión es un elemento a tener en cuenta, en mi niñez una nochesaltamos la valla del cementerio de Guadarrama y al pisar el suelo, vimos quehabía tumbas iluminadas de un color verde fosforito, de una manerasobrenatural pegamos tal bote al ver semejante espectáculo que otra vez nosencontrábamos fuera del cementerio corriendo como alma que lleva eldiablo.Cuando éramos niños en Guadarrama oíamos hablar de fenómenossobrenaturales y cada uno le dábamos un toque especial, como a los guisos,obteniendo como resultando una película de género gore.Dábamos rienda suelta a la imaginación y cuando uno terminaba de contarsu historia, el otro se apresuraba a exponer otra que se iba creando y dandoforma mientras se iba contando, siendo a ser posible más terrorífica aún.- 240 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Tras haber elaborado el guión de la película caíamos en la cuenta de queteníamos que volver a casa y en algún momento nos encontraríamos solosante nuestro propio guión.En mi niñez había un grupo de música de rock urbano que era mi preferido,se llamaba Asfalto. Con unos trece años regresaba andando de las fiestas deAluche de ver a Asfalto y había pasado por lugares tan peligrosos como elcerro de la mica sin asustarme, pero la cosa cambiaba según me acercaba ala valla del cementerio de San Isidro.Ya tenía conocimiento por aquel entonces que los espectros verdes fosforitosque vimos años atrás en el cementerio de Guadarrama no eran más quefuegos fatuos, si vi alguno no me sobresalté. Debería estar obligado por leyexplicar a los niños de primaria que si se les ocurre saltar la valla de uncementerio puede llegar a verse fenómenos extraños.Se pueden ver las tumbas iluminadas por fuegos fatuos, que no son más quela inflamación de ciertas materias en descomposición formando pequeñasllamas y que se ven caminando por la tierra cual almas vagando en pena,pero que no se asusten, ¡hombre!Aún así, a mis trece años me resultaba difícil no recordar el vídeo que habíavisto hacía escasos días de Michael Jackson, que ya le vale, con el vídeo delas narices. Pues nada, que me eché a correr desde el cementerio hasta micasa que hay una tiradita del tirón, creo que tardé muy poquito y eso que hayun ratillo paseando.Creo que a mis cuarenta años, si me aparca un taxista chistoso en medio dela Almudena y se las pira, me cago. Es cierto que con los años se ve elmiedo de un modo diferente, pero hay situaciones que aún me siguenproduciendo temor, como pasar a solas una noche de invierno en la casa deGuadarrama.La verdad es que la vida en el campo es distinta, ahora estaba recordando losruidos que se oyen en las noches de Guadarrama, como las jaurías de perrossalvajes, los muebles crujiendo, el viento rompiendo contra los árboles. Aveces es necesario doparse para conseguir conciliar el sueño.Podemos estremecernos con estos ruidos de la naturaleza, que carecen delpeligro, sin embargo nos puede parecer lo más normal del mundo ponernosa doscientos cuarenta por la carretera, con el único temor de que nos pillealgún radar.No sé cuantas veces en la vida he notado presencias sobrenaturales, peroposiblemente no han sido más que situaciones en las que estabacondicionado por el miedo.La vez que sí recuerdo como si fuera ahora mismo, fue en este verano deldos mil siete, sentí una presencia donde no había absolutamente nada. Bienpudiera servir como título de una película de terror, la mano que me agarróun pie en la valla del cementerio de Comillas.- 241 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Desde luego, yo no sé quien me manda ponerme a revivir este aterradorsuceso de mi vida a las tres y media de la madrugada, a ver quién me acuestaahora. Lo que me resultó curioso de aquel momento es que a pesar que casime caigo tras el agarrón de la misteriosa mano, en lugar de aterrorizarme,me dio la risa.Estábamos visitando Comillas en nuestras vacaciones del dos mil siete, noshospedamos en un hotel de San Vicente de la Barquera, pueblo muy bonito yel lugar en el que estaba ubicado el hotel era ideal para descansar por siubicación estratégica frente a la bahía.Al llegar a Comillas, vimos un cementerio decorado de una manera algopeculiar, como si fuera muy antiguo, fue esto lo que nos llevó a fisgoneardentro del cementerio.Al entrar pudimos comprobar que las tumbas no eran tan antiguas como laapariencia que pudiera dar el aspecto exterior, vimos a unos visitantesextranjeros que debieron entrar por el mismo motivo que nosotros, pordespiste. Si nos llamó la atención y nos causó tristeza ver que alguna tumbase trataba de algún niño de corta edad.El sentimiento de paz era el mismo que me produce la visita de cualquiercementerio, puede deberse esto a la ausencia de ruido o a cualquier causaque desconozco, aunque esa paz no era tan grata como para permanecerdemasiado tiempo es aquel lugar.Decidimos irnos pues era como cualquier otro cementerio, y no resultabaagradable permanecer allí. Al salir fue cuando sentí una mano que mesujetaba la punta del pié, justo en el momento en que iba a apoyar el piecontra el suelo mientras bajaba las escaleras.En ese momento en que estaba comenzando a perder el equilibrio, hubo otrafuerza que se interpuso entre su mano y mi pie. Sentí un gran alivio al notarcomo mi pié había quedado libre de nuevo y de este modo evitar pegarme elcastañazo del siglo.Cuando miré hacia atrás y pude ver la escultura de un ángel espada en mano,me pregunté si tal vez no se tratara de un ángel custodio que posiblemente alpresenciar la fechoría del diablillo que me sujetaba la pierna con su mano, deun sablazo se la sesgara evitando así que me estrellara de bruces contra elsuelo.Cuando abandonamos el lugar, desde el coche miré a aquel ángel quecoronaba el cementerio y le dediqué una sonrisa de agradecimiento por loque acababa de ocurrir, la única explicación lógica aunque surrealista quepude encontrar en aquel hecho, es que gracias a su intervención estaba sanoy salvo.No quise alarmar con mis divagaciones a mi mujer, que simplemente pensóque me había tropezado sin más, no le di mayor importancia a lo sucedido ycontinué disfrutando de la visita por Comillas.- 242 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ¡Por Fin Vacaciones!Las vacaciones de San Vicente fueron las primeras que disfruté desde hacíaaños. Era el primer año que salíamos de vacaciones mi mujer y yo.Acostumbrado como estaba a ir solo o con malas compañías de vacaciones,se valora mucho más cuando te encuentras que quien te acompaña es unapersona con la que se puede convivir.Las vacaciones del año anterior habían sido en compañía de los «amigos»que a veces se pagan las cañas y confieso que en ocasiones llegaba a pensarsi el raro era yo, en muchas ocasiones me hacían dudar. Pero estando con mimujer pude corroborar que esos «amigos» eran peor que las hienas deldesierto.Con Marga todo era sencillo, disfrutamos mucho de cada uno de los sitiosque visitamos, el plan que teníamos era por la mañana ir a la playa y por latarde hacer alguna excursión, ya no recuerdo la cantidad de sitios quevisitamos en tan solo una semana. De noche salíamos a dar un paseíto y atomar algo.Comillas era un pueblo muy llamativo, recuerdo dos lugares mágicos, uno deellos fue el capricho de Gaudí, con esa arquitectura tan peculiar que tetransporta al país de las maravillas sin apenas darte cuenta, un lugar muytranquilo y bello.Otro lugar que resultó mágico era la casa de los duques de Almodóvar cuyasparedes estaban adornadas de verde, bromeábamos con la idea de comprarla casa para irnos a vivir allí. La verdad que creo difícil encontrar un lugarmás tranquilo y bello que Comillas.En general la imagen que pude llevarme de Cantabria es de sumatranquilidad, un lugar en el que disfrutar de la paz que sus lugares eimágenes poco a poco van introduciendo en el alma. Son de unaindescriptible belleza las cascadas naturales que se forman en el valle del Pascon el paso de una lluvia pasajera, tras la lluvia desaparecen como si setratara de espejismos.En una semana Cantabria se nos hizo pequeña y nos adentramos porhorizontes más lejanos como la vecina Asturias, una visita al santuario deCovadonga con tan mala fortuna de haber elegido para visitarlo el día deldescenso del Sella.Como podíamos regresar por la tarde, nos fuimos a Luarca, lugar dondehabía veraneado de niña Marga y al que le hacía ilusión regresar. Aunque yalo conocía, me resultó placentero volver a ver ese pueblecito pesquero tanbonito.Estuvimos comiendo una mariscada donde acaba el puerto en compañía delas gaviotas, de las cuales a una se le ocurrió la feliz idea de tirarse al plato,tras la colleja que se llevó debió pensar que era mejor no volver a intentarlo,aunque de lejos seguía mirando las sabrosas pinzas de buey de mar.- 243 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Pude oír el relato de un marinero que cayó al mar desde su barco y fuerescatado horas después por otro, dijo que tuvo que matar a alguna que otragaviota para que dejaran de picarle mientras luchaba por sobrevivir. Quizádebíamos quitarles ya el título de carroñeras, pues también les gusta la carneviva.Hablando de las gaviotas carroñeras, encuentro cierta similitud de algunaspersonas con este tipo de animales, como te despistes, te comen el higadillo.Aunque es injusto pensar que solo las gaviotas tienen similitud con laspersonas, a ver quién puede decir que no se le ha puesto cara de pez algunavez, sin ir más lejos, a mí se me puso cara de pez ayer, cuando recibí unallamada de Inglaterra, lo supe por el prefijo +44 y por el acento delinterlocutor. A ver si un día de estos me pongo las pilas con el inglés, el casoes que algo le pude entender, dijo algo así:Gentleman: May I speak to Mr. Miguel Sáez, please? (Miguel?)Miguel: Yes, speaking (Si)Gentleman: Do you … book? (No entiendo que me dice)Miguel: What? (¿Cómo dice?)Gentleman: DO YOU … BOOK (Sigo sin entender y abrevio)Miguel:: No, you’re wrong (No, se ha equivocado)Gentleman: Oh, sorry, bye bye (Ah, perdone, adiós)Miguel: Don’t worry, Goodbye (No se preocupe, adiós)El prefijo de Inglaterra me lo sé de memoria porque en mis viajes a Tenerifeme habían preguntado muchas veces los ingleses despistados como llamar asu casa, les decía que antes debían marcar 0044 seguido del número deteléfono. Pero la llamada de ayer, es un misterio más para el saco de los noresueltos, como la mayoría de los que se me presentan.Otra de las visitas de nuestras vacaciones fue a Santiago, si, han oído bien, aSantiago, quinientos y pico kilómetros a la izquierda de donde estábamos.El caso es que estuvo muy bien la comida que nos dieron en Mondoñedo,vimos la iglesia de Santiago, no pusimos la mano en el santo porque habíacola, nos hicimos un par de fotos, nos tomamos un café que nos sirvió el tíomás antipático de Santiago y nos dimos media vuelta. La iglesia es muybonita.El otro viaje un tanto extraño fue al otro lado, al derecho, fuimos a Santoña acomprar unas anchoas, nos comimos unas sardinas muy ricas, pero comimosen Laredo, la peor paella del mundo, si quieren probarla, la tienen en Laredo.Espero que los paisanos de Laredo tomen con humor mis palabras, y las queme dijo un compañero de trabajo que era de Santoña, que decía que lo mejorque tenía Laredo eran sus vistas. Y es que Laredo y Santoña están enfrenteun pueblo del otro, es por eso, que ambos piensan que el otro pueblo tieneunas vistas maravillosas.- 244 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» MadreNo tenía previsto hablar de mi madre en este momento del libro, pero la vidame ha indicado que es en éste preciso instante en el que debo hacerlo. Lavida es dura y esta misma tarde, cuando me encontraba transcribiendo lapartitura que un día escribimos Marga y yo, me ha llamado mi hermanaCarmen, la mayor.Ayer mismo por la tarde hablé con mi madre e hicimos planes para ir acomer el próximo domingo a su casa, ahora eso no va a ser posible, almenos, como lo habíamos pensado.Mi hermana me ha dicho que está ingresada en el hospital, cuando aldespertar por las mañanas lo primero que hago es dar los buenos días a mirecién desaparecido padre, ahora ocurre esto y vuelvo a sentir esa mismaanestesia que sentí cuando enfermó mi padre.He hablado con ella y está consciente e intenta aparentar tranquilidadaunque se nota que no lo está. Tan solo he podido verla un rato, al ser tantoshermanos no podemos abusar del tiempo, pues está en observación, estanoche no podemos acompañarla.En estos momentos de confusión en que tan solo sé que tiene algo serio perosegún le han dichos los médicos a mi hermana no parece extremadamentegrave como ocurrió con mi padre, me siento con fuerzas para describir a mimadre y sirvan estas letras como homenaje a esta maravillosa mujer queahora está sola en una sala de hospital.Si el sentimiento de amor sirve de algo, sirva también esta fuerza que enocasiones puede mover mares, para que sientas que no estás sola, que aquítienes a un hijo tuyo velándote y deseando tu pronto restablecimiento, tequiero mamá.Mi madre nació el día 24 de octubre del año mil novecientos treinta y cincoen Madrid, cuando se declaró la guerra civil española ella apenas contabacon unos pocos meses, vivió las duras consecuencias de la guerra y conociólas calamidades que se pasan en la posguerra.Es evidente que en ella dejó huella por tantas y tantas veces que de estaprimera etapa de su vida nos ha hablado, siendo apenas un bebé percibíaque aquella situación que le tocó vivir era dura en extremo.Si de algo he de dar gracias a la vida con especial entusiasmo es de habertenido el honor de tener unos padres ejemplares, unos verdaderos maestros,dos personas muy queridas por donde quieran que hayan ido. Doy fe de ello,por la visita que hice hace unos años a un pueblo alcarreño del que sonnaturales tres de mis hermanos.Recuerdo que llegué a este pueblo y sin conocerme de nada, la gente medemostró su cariño como si se tratara de un hermano, me hicieron sentirmuy cómodo contándome anécdotas de mis padres en el pueblo.- 245 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» En alguna ocasión me habían contado mis padres que cuando decidieronvolver a Madrid para que pudiéramos tener estudios universitarios comoellos, salió todo el pueblo a despedirles dándoles una muestra deagradecimiento por su calidad humana.En aquella visita pude charlar con Abundio, un señor de pelo blanco queresultó ser el tío de mi primera novia, Maite, aunque solo fuimos noviosdurante un verano y tan solo teníamos ocho y seis años, me gusta hablar deeste noviazgo, pues fue un amor inocente y puro.Algunos lectores podrían pensar que Abundio debía ser un señor de pueblocon escasa cultura y si me apuran tonto, como aquel dicho popular de eresmás tonto que Abundio.Nada más lejos de lo que pudieran pensar, Abundio era una de las personasmás cultas que había conocido hasta el momento, he hecho me contó quecompartía libros y muchas charlas sobre historia, gran afición quecompartían los dos. Abundio me hizo sentir en pocas horas, como alguienmuy querido, hablaba con gran amor y respeto de mi padre, era evidente queen los años que mi padre vivió allí había hecho grandes amistades y Abundiofue uno de sus mejores amigos.Recuerdo con gran afecto aquella visita a aquel pueblo de la alcarria denombre Sayatón, pueblo de gran belleza desde el cual se puede visitar una delas más bellas vistas de río Tajo.Mi madre por aquel entonces tenía ya cuatro niños y recuerda con muchoafecto a la señora Antonia, una buena vecina que le ayudaba en todas lastareas que podía y de la que me ha contado que fue para ella como su madre,en ausencia de la suya se encontraba entonces en Madrid.En la visita, la hija de la señora Antonia que se llama Chon, nos preguntó pormis hermanos mayores y me contaba que recordaba mucho a mi hermanaPaloma de niña.Cuando terminamos la visita, nos despidieron y recordé aquella despedidaque me habían relatado mis padres, incluso recuerdo una lágrima caer de lamejilla de Abundio que nos pidió que diéramos a mis padres el mensaje devisitar Sayatón de nuevo.Mis padres estuvieron meses después, pero no tuvieron oportunidad de ver aninguno de ellos, aunque si tomaron un café y recordaron aquellos días de sujuventud. Mi madre es maestra, ya no solo de la vida, sino que se dedicó a laenseñanza, desde muy joven estuvo enseñando en pueblos estando tanto porÁvila como por la zona del nacimiento del río Tajo.Una anécdota que me gusta recordar que me produce gran emoción, escuando siendo novios, estuvo mi padre trabajando de médico en un pueblo ymi madre de maestra, estando separados por una montaña. Cuando mi padreiba a ver a mi madre, le pedía el burro a un vecino y se cruzaba la montañacamino arriba y abajo para poder ver a su amada.- 246 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» No es extraño que toda la familia andemos con el corazón roto desde que semi padre nos dejó el pasado mes de marzo, se ha respirado tanto amor enesta familia, que quedamos casi sin aliento ese día tres de marzo.Sirva también la carta de amor de páginas atrás como dedicatoria a estaspersonas que supieron demostrarnos el valor del amor verdadero, un amorque no hemos podido ver en ninguna película, no hay actor tan bueno en elmundo entero para interpretar a estos dos personajes.Pero no quiero dejarme llevar por la melancolía, cuando ellos han sido tandivertidos, y nos han hecho pasar momentos tan entrañables. Mi madresiempre ha querido mucho a uno de los amigos de mis hermanos mayores,Conrado, él había estudiado peluquería y en ocasiones venía a casa a cortarel pelo a mi madre y alguna hermana.Conrado enfermó hace unos años y murió, era un hombre con buen corazóny todos sentimos mucho su pérdida. Recordamos con especial cariño aqueldía en que se quedó a comer Conrado y tuvieron una conversación sobrecucarachas Conrado y mi padre.Conrado decía que había visto en Ceuta cucarachas del tamaño de unmendrugo de pan, de hecho cogió uno de la mesa como muestra. A estoañadió mi padre, si y además con alas.Esta matización provocó la risa de todos los que estábamos a la mesa. Elmotivo de la risa, es que mi padre siempre tuvo el don de decir algo graciosomanteniéndose serio.Cuando decía que las cucarachas que él había visto tenían alas, lo decía, porera verdad que las había visto y en ningún momento trataba de quitarveracidad al hecho que relataba Conrado, sino, más bien, corroboraba que éltambién las había visto, pero que además de ser enormes, las que había vistotenían alas.La risa de todos era motivada porque según había hecho la puntualizaciónmi padre, daba la sensación de que lo hubiera dicho como dando a entenderque no se creía nada de lo que estaba relatando Conrado y que además loexageraba más aún si cabe.Añadiéndole alas a las cucarachas como diciéndole, anda, ¡exagerado! Perotodos sabíamos que si lo decía, no era para desmerecer las palabras deConrado como pudiera parecer, sino, porque él las había visto de verdad, eraeste el motivo que provocaba nuestra risa y el desconcierto en Conrado.Mi madre es una mujer luchadora, es la dama de hierro española, una señorade la cabeza a los pies, cuando el genio de mi madre aflora, a pesar de sermuchos en mi familia, pocos se quedan cerca por si acaso.Pero si le faltara poco con este don, además lo complementa con una enormesensibilidad y humanidad hacia los que le rodean, es de las personas a la quemás admiro por su calidad humana.- 247 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 20. MaestroJóvenes PromesasQue el mundo es injusto, es algo que nos resulta familiar. Cuando lasinjusticias te sobrepasan sin poder hacer nada para remediarlas, solo tequeda el recurso de la denuncia.Hay muchas maneras de denunciar, constantemente nos encontramos conque debemos quejarnos para reivindicar aquello que nos pertenece. Miúltima queja la puse recientemente en correos, esperaba un cheque de dosmil euros de la empresa, lo habían enviado hacía unos días, pero aún no lohabía recibido.Pasé el día intentando averiguar dónde estaba mi cheque, en una situaciónincómoda, porque si me iba a buscar el cheque a correos, podía llegar elcartero en ese momento.Tras varias horas de espera, llegó mi mujer de trabajar, menos mal, si veníael cartero a casa ella podía recoger el cheque en mi ausencia y mientras yopodía ir a buscarlo. Tardé exactamente cinco minutos en localizarlo. Encorreos no lo tenían, me enviaron al almacén de cartas, a pocos metros decasa y allí me lo entregaron.Durante mi larga espera de desesperación en casa, uno de mis intentos fueponer una queja en correos, pues al parecer las cartas certificadas debenentregarse en el plazo de un día hábil. Habían pasado varios días sin noticiasde mi carta. Poco después de encontrarla, me respondió correos que la quejano procedía, ya me la carta ya la había recibido. Lo que debía saber correos,es que mi queja la puse antes.Tras esta experiencia, llego a la conclusión de que puedes pasarte horasquieto intentando lograr tu objetivo, pero si te mueves, en tan solo cincominutos puedes lograrlo.Gracias a Dios, sin mi cheque no puedo pagar la luz, el agua, el gas y lo másimportante, no podría seguir escribiendo mi libro. El cheque es el finiquitocobrado de mi último empleo. De este empleo, salí despedido cual ciervo encelo, la causa, una mujer.Esta compañera era una joven promesa, un chica jasp (joven aunquesobradamente preparada), aunque he oído otras versiones de jasp, la propiade los que no estudiábamos mucho (julio, agosto y septiembre puteados).Una mujer que hace tan bien todo, que cree que todo a su alrededor está malhecho.En mi último empleo me contrataron para sustituir a una persona que se va,bueno, de hecho, a día de hoy ya no debe estar en la empresa. A las dossemanas me nombran responsable de un área, como si me faltaranresponsabilidades. Eso sí, nuevas responsabilidades no remuneradas.- 248 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Mi tarea en esta nueva responsabilidad consiste en supervisar que la chicajasp haga bien su trabajo. Una vez que considero que se cumplen losparámetros adecuados para comenzar el lanzamiento del proyecto, es decir,que doy mi visto bueno a la chica jasp para continuar, mira por donde, ellame recrimina haber dado por bueno su trabajo a la ligera.Para entenderlo, es algo así, como si cuando estudiaba en la universidad,que frecuentemente iba a las revisiones de exámenes, hubiera recriminado aun profesor por aprobarme, ¡oiga usted, a ver si no aprobamos tan a la ligera,hombre!El caso es que la chica jasp se despachó a gusto conmigo, eso sí, utilizandouna ironía peculiar, una chica muy sutil. Seguramente que gozaba de esosmomentos, creyendo que iba a pasar años atormentándome con su malaidea, con su maldad sin causa.Lo que seguramente no imaginaba es que a nuestra relación laboral estaba apunto de llegar a su final. Pienso en lo a gusto que me encuentro escribiendoy en lo infeliz que sería si continuara al lado de aquella chica jasp,seguramente sería muy infeliz.Como mi empeño por la búsqueda de la felicidad, comenzó en la época queconocí a Zori, desde entonces siempre suelo apartarme de todo aquello queme produje infelicidad, trabajar con una chica jasp no entra dentro de misplanes a un medio o largo plazo.Yo les mandaría un mensaje a todos los chicos jasp del mundo. Hay palabrasen este mundo, que son bellas, una de ellas es la palabra humildad, otrapalabra digna de investigar es el respeto. Seríais mucho más jasp si un día aldespertar, os dierais cuenta que no soy perfectos.Resulta tan absurdo comparar, pensar que se es mejor que otra persona ybasar esta premisa en ideas poco sólidas. Creo que es muy posible que estetipo de proceder sea una consecuencia de los pésimos modelos que nosdaban en los días de escuela. ¡Debéis ser competitivos!, que no se siga queen nuestra escuela no os enseñamos a comeros el mundo.Que la escuela es un bien necesario no lo dudo, pero debo ser muy críticocon algunos métodos de los que fui testigo y que creo más afines a la edadmedia que a los días en que vivimos.Como todo en la vida, los excesos no son buenos, el exceso de normativapuede llevar al estrés, y ser tan poco efectivo como la anarquía. Ahoraanalizo el comportamiento de mi compañera de trabajo, la chica jasp, y mela imagino sentada en su pupitre del colegio.Me traslado en el tiempo a aquella escuela de Valladolid en que micompañera sale al encerado a dar la lección, se ha preparado muy bien lalección y la recita a los presentes cual agregada de la maestra se tratara, alfinalizar la clase la maestra aplaude su intervención e incita con un gesto alos presentes a hacer lo mismo.- 249 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» El currículum escolar de mi pequeña compañera jasp era impecable, propiade una alumna ejemplar, en ocasiones siente un impulso terrible de corregira la maestra cuando se equivoca, pero ha aprendido que no debe hacerlo,porque le podría llegar a perjudicar.En una ocasión mi pequeña compañera cayó enferma y la gripe se la jugó yel resultado de todos los exámenes fue desastroso, pero gracias a suimpoluto currículum, el profesorado consideró que debía mantener la notasde las pasada evaluación y de este modo seguir manteniendo el imbatibletítulo de la primera de la clase.Ella supo que el resultado de sus exámenes había sido desastroso, peroaprendió una importante lección en su vida, siempre que mantuviera alprofesorado contento, lograría su permanencia en su puesto de primeradama.La humillación de los compañeros menos hábiles era el deporte preferido demi pequeña jasp y admitía hasta cinco compañeros para hablar en losrecreos, los números dos, tres, cuatro, cinco y seis de la clase. El resto erandignos de humillación.Por desgracia podemos observar que este comportamiento es idéntico al quepodemos ver en nuestro trabajo, desde niños nos enseñaron que ser unlameculos humillador, era la receta perfecta para conseguir el éxito.Si no hacemos bien el trabajo, no importa, nuestro jefe hará la vista gordasiempre que dejemos sus partes traseras bien limpias. La eficacia deja detener importancia cuando se sabe halagar al jefe, cuando se le regala losoídos.Al final todo se reduce al mismo problema, la inseguridad. Inseguros sontanto el que hace la pelota como el que permite que se la hagan. Es supropia inseguridad lo que les hace obrar mal, su miedo obsesivo, sunecesidad de que alguien les diga lo maravillosos que son.En una reflexiones orientales, pude leer que aunque nos empeñamos enhablar del bien y del mal, de lo bien que se ha portado fulanito con nosotros,aunque sea muy malo con el resto de personas, cierro los ojos, porqueconmigo ha sido maravilloso.O pensamos en lo malo que ha sido menganito que a pesar de nuestrosesfuerzos para llamar su atención y que nos diera la importancia quemerecemos, nos ha dañado con lo peor que pueden hacerle a un ser humano,ignorarnos.Continúan estas reflexiones diciendo que no existe el bien o el mal, existe laignorancia. Así es, llegamos a ser a veces tan ignorantes que nuestros ojos noven más allá de los que queremos ver. Tenemos un concepto equivocado delbien o el mal, fulanito no es bueno porque su bondad es condicional, unhombre bueno, lo es incondicionalmente. Y menganito no es malo por nohacernos caso, simplemente elige su independencia y lo debemos respetar.- 250 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Cuando hablas con un entrevistador, puede ser dicha persona sea conscientede que tú, el entrevistado, también estas observando muchos detalles, desdeque entras por la puerta de la empresa hay numerosos detalles que no tepasan desapercibidos.También cabe la posibilidad que el entrevistador se crea el ombligo delmundo, el poderoso, el rey. Es una forma de actuar muy de moda hoy en díay que lo único que creo demuestra es una gran inmadurez e inseguridad.Como podéis observar soy especialista en entrevistas, no exageraría si dijeraque en mi vida laboral haya podido realizar novecientas entrevistas, no las hecontado, pero si me dijeran que ese es el número, lo creería.En numerosas ocasiones he tenido que advertir al entrevistador que no es elsolamente él quien selecciona, el hecho de cambiar de empresa lleva consigoun riesgo, puede salir bien o mal, pero si la imagen que te llevas de laentrevista no es del todo buena, es decir, si no te convence, lo normal es quedescartes la oferta.Recuerdo comentarios de entrevistadores soeces, como aquel que me dijo,«hay muchos como tú», a lo que tuve que responder, «claro, y tambiénmuchas empresas».También me he encontrado con muchos entrevistadores indecisos,inseguros, es la peor clase de entrevistadores que puedes encontrarte, laimagen que dan es decepcionante.Pero los peores, quizá sean los prepotentes. No hace mucho tiempo, uno delos seres más despreciables que pueblan el planeta, me amenazó. Suamenaza consistía en que iba a hacer todo lo posible para que no volviera atrabajar nunca más en ninguna otra empresa.Es curioso que un jefe de recursos humanos de una empresa, tenga el valorde decirte a la cara, que es un incompetente. Me pregunto, ¿no escompetencia de recursos humanos crear empleo, no destruirlo?, lospersonajillos estos que creen tener poder para hacer daño, ignoran que sonmuy desgraciados.Qué desgraciado se debe ser para amenazar a una persona, con no volver atrabajar nunca más. ¿No estamos ante un maltratador?, no quiero ni pensarla mala vida que puede dar este ser a su mujer y a sus hijos. Ante elmaltratador, tolerancia cero.En la vida nos podemos encontrar personajes que realicen acciones muydesagradables, los que abusan de poder, no son más que cobardes. Desdemuy niño comencé a ver lo que es el abuso de poder en la calle, el que sacauna navaja, el que saca una pistola, el que utiliza sus influencias.Todo aquel que utiliza el poder para hacer daño a alguien, tiene miedo aperder, y su única manera de ganar, es aprovechando la desigualdad. Quéfácil era ponerle la mano encima a Gandhi, ¿quién puede hacerlo ahora?- 251 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Si analizamos el perfil de un maltratador, pues quien amenaza lo es,podemos encontrar que es una persona inmadura.Alguien tan inseguro de sí mismo, que necesita demostrar en todo momentoquien tiene el control, quien lleva los pantalones, su único afán es que lasociedad vea lo machote que es.Ese es su principal defecto, que necesita que todo el mundo esté al tanto desus malos tratos, ya sean físicos o mentales.Es preciso que los maltratadores sigan exhibiendo sus miserias, de estemodo se les puede ver en público y aunque ellos creen estar dando muestrasde valentía, todos podemos comprobar lo cobardes que son.Las herramientas con las que se vale un maltratador para realizar sus vilezasson diversas, la más común es la fuerza física, cuando no puede de estemodo, entonces arremete con la cabeza.Cuando digo la cabeza, me refiero literalmente, pues el maltratador suelecarecer de seso para emprender una batalla dialéctica.Creer que un maltratador es un sinvergüenza es un error. Un maltratador damuchísima importancia a la imagen que pueda dar, se sentiría humillado sile dijeran en el bar los muchachos que a ver si va a ser un calzonazos y es sumujer la que manda.Es el peor insulto para un maltratador, llamarle calzonazos, siempre que supúblico sean los muchachos del bar.Por este motivo, se me ocurre pensar que luchar contra las acciones de unmaltratador pueda resultar poco efectivo, siente una necesidad imperiosa dedemostrar lo machote que es y que los tiene bien puestos, y cuando aparece,¡todos firmes!Se siente muy importante en el bar con los muchachos, hoy invito yo, quesoy muy hombre, pero, qué pasaría si al maltratador le trasladamos de suambiente habitual. Vamos a llevarnos a nuestro maltratador a una sociedaddiferente de la que está viviendo.Con nuestra máquina transportadora de partículas trasladamos almaltratador a la plaza mayor de un pueblo. Es una plaza casi idéntica a laplaza mayor de Madrid, aunque algo más pequeña, está llena de gente y enun escenario hay una pantalla de cine.En la pantalla proyectan «Toni, el machote». Entonces nuestro protagonistatoma asiento, le empieza a gustar el lugar aún más si cabe que cuandoestaba en el bar con los muchachos.Empieza a impacientarse por la película que echarán, que suerte la suya depoder ver una película totalmente gratis, verás cuando les cuente a losmuchachos que ha podido ver una película en un cine sin pagar nada.- 252 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Comienza la proyección, queda obnubilado al reconocer al protagonista,¿cómo es posible? Se trata de él mismo con tan solo ocho años. Se congratulaque nadie pueda reconocerle, el único que sabe de quién se trata es elmismo.Todas las acciones de nuestro protagonista son vistas por todos losespectadores, desde la primera paliza que le dio a Eduardito, que habíaosado a robarle a su chica, la más bonita de su clase, ¿cómo podía atreverse?Cuando pincha a Eduardito con su navaja, el público reacciona de modocontrario de los que esperaba nuestro protagonista. Pensaba que todosexigirían venganza, sin embargo todos estaban horrorizados de presenciarsemejante barbaridad y se tapaba los ojos con las manos.Pero la película no ha hecho más que empezar, ahora sale el con su aspectoactual, se comienza a ocultar tras su chaqueta para que nadie lo reconozca,el público presencia las palizas y humillaciones públicas que infringía a sumujer e hijos.Al ver cada una de sus acciones, los presentes que jamás habían visto algosemejante, pues viven en el planeta del bien, se horrorizan, lloran, no puedencreer lo que sus ojos están viendo, ruegan al proyeccionista que pare la cintainmediatamente.Es la primera vez en su vida, que nuestro protagonista siente vergüenza ypoco a poco, esta vergüenza se transforma en miedo por ser reconocido poralguno de los presentes.El público al comprobar que el protagonista se encuentra en la sala, saledisparado de la plaza, el caos reina en la plaza, huyen como si estuvieransiendo presa de las llamas de un incendio. Queda completamente solo con laúnica compañía de la pantalla de cine.La mejor manera que se me ocurre de combatir al maltratador es aislándole,dejarle en el sitio que se merece, es decir, solo. Es por ello que creo que lalucha contra el maltrato es tarea de todos, hay que aislar y avergonzarpúblicamente al maltratador, proyectar su película y echar a correr.A la hoguera con el maltratador y con el que lo aplauda, a la hogueratambién con él. Bueno, es una manera de hablar, sed chicos buenos y novayáis echando a nadie a la hoguera, esto nos convertiría en maltratadores.En realidad no creo que el fuego haga ni la mitad de daño del que puedellegar a hacer el maltratador con sus actos cobardes y mezquinos, podríamosllegar a comparar ese fuego con una caricia al lado de el dolor que su menteperversa puede infringir en una persona.El mejor escarmiento es el aislamiento y la publicación de sus acciones enuna cadena de gran tirada, es más, creo que sería de enorme utilidadpública, como ejemplo de lo que no se debe hacer y para vergüenza de estalacra de la humanidad. ¡Basta ya!, deja vivir en paz a los demás.- 253 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» La VidaPor el año dos mil tres estaba en casa charlando con mi padre sobre la vida,tuve ocasión de tener bastantes conversaciones debido a que en ese año laempresa en la que trabajaba me dio la patada.Estuvimos hablando de lo efímero de nuestro paso por la vida, y alcomentarle lo rápido que pasa el tiempo me dijo, no lo sabes tú bien.Otra de nuestras conversaciones era sobre dejar de fumar, entonces los doséramos fumadores y le explicaba todas las técnicas que había oído, segúndecían no debía ser muy difícil, a lo que él me replicaba, está muy bien lateoría, ahora llévalo a la práctica. Eso de llevarlo a la práctica no resultabatan fácil como contaban.Que nuestro paso por la vida es efímero es de todos conocidos, aunquealgunos deben creer poseer el don de la eternidad, me llamó la atención elcomentario de un muchacho joven, de unos veinte años, que hizo una buenaacción pero inmediatamente lo estropeó, la buena acción fue dejar pasar aun señor mayor antes que él, pero pronto estropeó esa acción diciéndole queno se preocupara, que a él le quedaba menos tiempo de vida.¡Qué mentalidad tan maquiavélica la del ser humano!, que cree que por sermayor a uno le queda menos, cuando estamos viendo a diario en las noticiasque la parca no entiende de edades, que está ahí y en cualquier momentopuede agarrarnos.No creo que se deba vivir pensando en el momento que llegue ni muchomenos, pero tampoco creo que se la deba tentar.Estuve hace dos años por los santos con mi mujer llevando flores a la tumbade sus abuelos paternos, al regresar nos encontramos con el encargado delcementerio, un señor de avanzada edad, preguntó por el estado de salud delpadre de Marga, le dijo que estaba mejor, pero que podía ir a verle.A esto el encargado del cementerio dijo que no gustaba de ir de visita por silos visitados pensaban que iba a llevárselos.Lo que hace la deformación profesional, que uno puede llegar a creer que haadquirido el papel de la parca, no sé realmente si lo que pretendía era haceruna broma, lo que si parecía de sus palabras era poseer el don de laeternidad y ese no lo tiene nadie.Al poco tiempo falleció, es algo que debemos tener presente, la muerte estáahí y no creo que se deba temer, pero tampoco ser de la creencia de que esocon nosotros no va. La vida no es segura, la muerte sí.La historia nos ha dejado buenas muestras de que el exceso de palabra, laprepotencia puede jugarnos una mala pasada, no sé a qué mente adelantadase le ocurrió decir que el Royal Mail Steamship Titanic (Buque de CorreoReal Titanic) era el insumergible.- 254 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ¿Y qué me decís de la osadía de llamar a una flota la armada invencible?, conlo bien que le había quedado su primer nombre la grande y felicísima, noconviene tentar a la fuerza de los mares, yo siempre he sido muy amigo delmar aunque entiendo que es un medio hostil para el hombre y tiene todo mirespeto.También es un error pensar que la parca solo se lleva a los malos, noentiende de buenos y malos, de justos e injustos, de inocentes o culpables,todos somos candidatos.Quizá lo asociamos con lo malo, no creo que sea ni bueno ni malo, ni algocon lo que obsesionarse, aunque si motivo para saborear la vida mejor, paradar gracias a la vida, agradecer todos los nuevos días, la muerte es dolorosapara los que quedamos, si hay fe el dolor es menor.Pensar que alguien al que has querido mucho carece de sufrimientos ydolores, está feliz con la familia que está allá y te escucha cuando le hablas,gratifica.Es importante la actitud que tenemos en la vida ante todo lo que hacemos,desde que nos levantamos, la pereza hace que vivamos adormilados, que noscueste levantarnos cada día en especial el Lunes.Que el domingo nos entre la depresión pre semanal, que a la vuelta de lasvacaciones tengamos la depre pos vacacional, es escaqueo es una forma devida poco estimulante, si tienes que fregar los cacharros no lo pienses tanto,hazlo.Cuanto antes lo hagas menos vas a sufrir e incluso si lo tomas como unatarea más y no te descompones pensando lo desagradable que es, vivirásmejor.Recuerdo una escapada que hicimos al pueblo de un «amigo» de los que aveces se pagan las cañas, hicimos una paella y los cacharros se quedaron sinfregar.Al día siguiente el «amigo» informó al resto que los cacharros estaban sinfregar y a todos les parecía caer el mundo encima pensando en tan tortuosatarea.Analicé la situación, había varios condicionantes para no hacerlo, ningunode ellos era el esfuerzo ya que era mínimo.El primer condicionante es que si lo hacía uno de ellos, los demás no lo ibana hacer, no querían que pensaran los demás que eran la criada de nadie, eramejor quedarse quieto sin hacer nada. Me levanté repentinamente y dije, lohago yo, total, tampoco es para tanto.Parece que a ninguno de los presentes les gustó el hecho que me levantarasin rechistar, hasta me pareció que a alguno de ellos les hubiera gustadohaber estado en mi lugar.- 255 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» La reacción de todos fue inmediata, menosprecio por lo que iba a hacer yridiculizar el hecho de que hubiera decidido hacerlo sin dudar o pedir algo acambio, no que en la mili se debe llamar un «pringao», digo «se debe»porque yo no hice la mili.No hice ni caso de sus comentarios absurdos, lo hice y puedo asegurar queno me resultó una tarea costosa, simplemente lo hice sin darle importancia.Nos perdemos mucho de la vida si nos da pereza vivirla, es mucho másdivertida la actividad.Siendo yo una persona que no ha leído mucho sobre cultura oriental, deboreconocer que en algunos aspectos de mi vida guardo cierta similitud con sumodo de actuar ante determinadas situaciones, pude leer no hace muchoque consideran noble de espíritu al que hace las cosas por sí mismo en lugarde dar instrucciones de cómo hacerlo.Cuando me levanté a fregar los cacharros sin pestañear, a pesar de que sabíaque el resto se iba a burlar de mis actos, ignoraba que una cultura milenariaaplaudía mi actitud, aunque solo sea por eso, me enorgullece mi modo deactuar en aquella ocasión.Habían pasado las navidades y comenzaba el nuevo año dos mil ocho, el díauno del año es un día especial para el recuerdo, era la fecha de cumpleañosde mi abuela Manuela y en este día siempre íbamos a comer a casa de laabuela.Cuando era un adolescente, la sopita de jamón, pollo y verduras que nospreparaba la abuela era como una pócima revitalizante después de haberpasado una Nochevieja algo movidita.El día treinta y uno de Enero, día de San Juan Bosco, fecha que no olvidocomo antiguo alumno salesiano que soy, es el día de cumpleaños de mimujer. Al ser mi cumpleaños poco después del suyo, el día doce de Febrero,decidimos que sería buena idea que los celebráramos juntos.Fue una celebración muy divertida y lo debimos pasar bastante bien a juzgarpor la foto que puedo ver en la salita desde la que escribo en la cual posamoslos dos muy sonrientes. La celebración fue el sábado nueve de febrero, elMiércoles trece, al regresar de casa mi padre se encontraba mal, al parecerno le habían sentado bien la comida.La cara que tenía era de mucho dolor, hacía mucho tiempo que no veía esaexpresión en su rostro, al menos desde el año de su jubilación que tuvo unosdolores muy fuertes de espalda. El nunca quiso molestar y siendo médico,quería evitar molestias innecesarias o tal vez sospechó el desenlace y tuvomiedo, así es que nos dijo que era mejor que esperásemos a ver si se le ibapasando poco a poco.De haber sospechado alguno de la familia lo que tenía, hubiéramos salidodisparados a urgencias, pero ninguno podíamos imaginar la situación,aunque debo confesar que su cara descompuesta me preocupó.- 256 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» A la mañana siguiente antes de ir a trabajar, me lo encontré despierto, medijo que no había podido dormir porque sentía dolores tumbado y sentado.Debido a los problemas de espalda que tenía, en ocasiones al irme a trabajarle encontraba durmiendo sentado en el sillón y me iba a mi armario paraponerle una manta ya que la que él tenía me parecía que era pequeña.La verdad es que no puedo recordar si llegué a advertirle el día anterior o esamisma mañana de ir a urgencias, lo que estoy seguro es que él mismo siendomédico, no podía sospechar la situación tan grave en la que se encontraba.Me fui a trabajar y le deseé que se le pasara pronto, según me contó mihermano más tarde, pasó la mañana durmiendo, debió descansar todo lo queno había podido por la noche.Se despertó a comer y por la tarde llamó mi madre a la médico delambulatorio para que viniera a verle, la médico dijo que llamaba a unaambulancia porque tenía las constantes vitales muy debilitadas, se estabamuriendo.Me llamó mi hermana al trabajo y me dijo que mi padre estaba en urgencias,entonces mi preocupación se hizo mucho mayor, era catorce de Febrero, eldía de los enamorados, me pasé a ver a mi mujer y reímos viendo las fotosdel fin de semana y unas anteriores de un fin de semana que pasamos enCuenca.Le dije a mi mujer que iba a aprovechar para reír, porque mucho me temíaque me iba a tocar llorar pronto. Fui al hospital, estaban mis hermanos y mimadre, les habían dicho que probablemente le operarían esa noche,estuvimos algunas horas de espera y dijimos a mi madre que fuera a dormir ynos quedábamos mi hermano Fernando y yo.De madrugada salió un médico y nos dijo con estas palabras:Médico:Hermanos:Médico:¿Son los familiares de Don Santiago Sáez Maté?Sí, es nuestro padreSe encuentra muy grave, se está muriendo,hemos valorado la posibilidad de operarlepero creemos que ya es tarde para ello porlo que les recomiendo que avisen a todossus familiares para ir dándole el último adiósPrefiero no entrar a valorar el modo en que el médico nos dio semejantenoticia por respeto a mi padre, que también fue médico. A continuaciónllamé a mi casa y hablé con mi hermano Santiago, le pedí que tuvieracuidado con el modo de dar la noticia a mi madre, yo aún estaba temblandode lo que acababa de oír.Mi madre sufrió un infarto años antes y desde entonces sigue unamedicación, por ello debemos ser cautelosos a la hora de dar noticias de estetipo, fue una suerte que ella no estuviera con nosotros en aquel momento.- 257 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» El Viejo PescadorMe encuentro en la recepción de una empresa antes de realizar unaentrevista de trabajo, a diferencia de otras empresas cuya recepción estárepleta de revistas de economía o de informática, esta empresa solo tiene unlibro gordo sobre la mesa.Es un libro de la vida y obras de Picasso, en la primera página aparece suprimera obra, el viejo pescador (Old Fisherman).Me quedé mirando la cara del viejo pescador y me trajo muchas imágenes demi pasado a la mente, no sabía por qué, pero sabía que después de ver estacara, iba a tomar una decisión importante en mi vida.Tras salir de la entrevista empecé a pensar de nuevo en el viejo pescador, enesa cara que mostraba, al menos desde mi punto de vista, la vida misma. Unseñor que había luchado en la vida y estaba satisfecho con el trabajorealizado, como diciendo, yo ya he hecho lo mío, ahora os toca a vosotros.En una ocasión en Praga, un señor muy mayor me miró con una cara muyparecida a la del viejo pescador, con cara de decir, yo me voy ya, pero tútienes faena, hazlo bien, daba la sensación de que se ese señor estabadespidiendo, pero con cara de haberlo hecho bien.Entonces, como un flechazo mientras caminaba después de la entrevista, mevino a la mente como un flash, que ya había sentido esa sensación antes, lasganas de contar mi historia, la historia de alguien que andaba por un caminoequivocado y la vida le enseñó el camino adecuado, mi historia.Pensé que si Picasso comenzó su obra con catorce años, quizá a miscuarenta años era el momento de mostrar al mundo mi obra, de que seconociera mi vida, llena de anécdotas insólitas, divertidas y algunas muyarriesgadas, la vida de un soñador que se encuentra solo cuando le rodeamucha gente.El intento de contar mi historia duró poco, tan solo creo que llegué a escribiruna página, pero enseguida me di cuenta que no era aún el momento decontar mi biografía, estaba en plena transición, aún me afectaba demasiadolo que estaba contando y no podía relatar de un modo objetivo lo queacababa de vivir.Ahora puedo contar aquella experiencia, el momento del cambio, elmomento en que cambió mi vida y tomó un rumbo distinto. Bueno, locontaré en el capítulo sexto Zori, pues ahora estoy contando mi momentoactual.En este momento mi principal ocupación es la escritura, porque estoydesempleado en plena crisis. ¿Cómo se puede creer que se va por buencamino, sin trabajo, en medio de una crisis económica mundial? Lo puedoafirmar, porque poseo lo más importante, amor propio. Mi éxitoprecisamente consistía en eso, en mi carencia de amor propio.- 258 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Cuando me di cuenta que toda mi vida la había pasado regalando a missemejantes todo mi amor propio, me encontraba bastante bieneconómicamente, tenía una novia que según sus propios cánones de belleza,era resultona.Tenía dinero, una vida sexual intensa, muchos «amigos» con los quedivertirme, había viajado por América, Europa y África por tierra, mar y aire,no tenía una hipoteca, pero no la necesitaba, tenía poder. En mi profesiónhabía llegado a lo que muchos desean, trabajar poco y ganar mucho.Mi éxito también se extendía en mi afición preferida, la música. Desde niñohabía querido ser músico, ya había conseguido que me bautizara como tal,uno de los mejores guitarristas de flamenco del mundo, para mi gusto, elmejor. Lo hizo en la dedicatoria de un libro de partituras de obras suyas queme regaló.¿Qué más se podía pedir?, tal vez se me olvidó pedir un tercer deseo a lalámpara de Aladino, la eternidad. Error o no, el caso es que no poseía esedon. Menos mal, con el tiempo he visto que ese tipo de vida que llevaba nome gusta nada, y que estar condenado a una eternidad viviendo así, no meresulta atractivo.Hace pocos días realicé una entrevista de trabajo con una psicóloga, me hizobastantes preguntas sobre cómo me consideraba yo mismo, qué imagentenía sobre mi persona. Y además me pidió algo imposible, que trasladasemi mente a los que me rodean, es decir, que me pusiera en su mente y medescribiera.Mi respuesta fue positiva en cuanto a mi imagen, tengo buen concepto de mimismo. No le pareció gustar a la psicóloga la buena apreciación que tengode mi persona. Por otro lado, le dije, que lo segundo que me pedía, ponermeen la mente de los demás, es simplemente, imposible. Además tampoco mepreocupa lo que piensen otros de mí.La empresa me descartó inmediatamente de sus filas, de lo que deduzco queno les interesan las personas que tienen amor propio. La psicóloga se enfadóporque tenía buena opinión de mi mismo, y lo que le llevó a montar encólera, fue que le dijera que era imposible trasladar mi mente a la mente deotras personas. Lo que ya le llevó los demonios, fue que le dijera que meimportaba poco lo que los demás pensaran de mí.En numerosas ocasiones me he preguntado el tipo de formación que seimparte en Psicología. Estas dudas me las planteo porque no es la primeravez en la que me encuentro problemas con psicólogos de recursos humanos.Parecen regirse por unos baremos que para mí resultan ciertamenteincomprensibles, lo peor de todo, suele utilizar esos baremos comoherramienta para considerarme no apto para un trabajo determinado.¡Cuán feliz sería si el estado español me diera la invalidez!, pues ese títulohorroroso llevaría consigo una pensión para subsistir. Pero no, el estado meconsidera apto y las empresas no apto, mientras navego en el limbo.- 259 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» También recuerdo como pruebas insuperables los test de inteligencia quenos hacían en el colegio, los psicólogos eran capaces de medir tu inteligenciapor una serie de parámetros que a decir verdad, eran inalcanzables para mí.Un amigo de un «amigo» con los que me divertía, me dijo en una ocasiónque él era muy inteligente porque se lo habían dicho los psicólogos delcolegio.Me sonó a chiste que este chico diera tanta importancia a la opinión de losdemás para medir su inteligencia, era como si tuviera su inteligencia impresaen un diploma. Yo le dije que era un desastre en los test de inteligencia delcolegio.Yo me he creado mi singular test de inteligencia, se basa en el amor propio,sin necesitar que los demás respalden mis opiniones, tratando de evitarsentirme culpable por lo que he hice mal, porque estoy seguro que lapróxima vez, lo haré mejor.Sin preocuparme de lo que vendrá, que no tengo idea de lo que pueda ser.No adivino el día de mi vida en que haya conseguido algo positivo porsentirme preocupado, ni creo que llegue a vivir ese día.Son tantas las etiquetas que han tratado de ponerme a lo largo de mi vida, yprecisamente los que en teoría debían conocer más y mejor la mente, me handemostrado conocer muy poco o prácticamente nada, son los profesionales yestudiosos de la mente los que más empeño ponen en etiquetarte o lo que espeor, en obligarte por medio de la coacción a que te etiquetes tú mismo, delo contrario serías un ser peligroso con identidad propia y personalidad.Creo que se ha creado una escuela de malas prácticas psicológicas, y tal vezlas empresas que tanto parecen estar interesadas en que se las identifiquepor su calidad, tal vez deberían hacerse mirar su propio departamento derecursos humanos.¿Qué se enseña en la facultad de psicología?, ¿tal vez el manual del buenmanipulador?He tratado de mirar hacia atrás buscando algún psicólogo de recursoshumanos que considere competente. Si en algo me considero experto, es enasistir a entrevistas de trabajo, son muchas las que he realizado y casininguna en la que haya dicho, me he topado con un profesional.Pero como en todo en esta vida, hay excepciones, encontré una excepción enuna profesional de la mente, una psicóloga que me entrevistó hace escasosmeses, rara excepción que tuviera sentimientos y es más, me abrió sucorazón de par en par, me contó haber perdido a sus padres en un cortoespacio de tiempo y que su novio no parecía hacerle mucho caso.Me pidió consejo y se lo di, es la única profesional del ramo de la psicologíaque he conocido con sensibilidad y con la que me he sentido cómodo. Supoentender que yo midiera mi inteligencia por mi afán en hallar la felicidad.- 260 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» AgradecimientosA mi FamiliaLlegado el final de mi biografía, Zori, quiero dar las gracias a los míos porser tan buena familia. Yo nací hace unos cuarenta años en Madrid, como eratradición en mi casa, todos habíamos venido al mundo en nuestra propiohogar, son la ventajas de tener un médico en casa y con la experiencia enhaber asistido muchos partos a lo largo de su vida.No sé qué número hacía el que acababa de asistir, pero por fortuna saliótodo bien, al igual que había ocurrido con el resto de mis hermanos. Era elnúmero seis de los hermanos y aunque aún no lo sabía, iba a ser el benjamínde la casa.Mis primeros recuerdos están entremezclados entre anécdotas que me hanido contando a lo largo de los años y hechos que realmente tengo en lamemoria. Era un muchacho muy delgado, tranquilo, no más pieza ni menosque la media de los niños y muy observador.Debía creer en aquellos días que mi deber era el de informar a todos de loque ocurría a cada momento, si por ejemplo, en un momento dado sonaba elteléfono, decía:Miguel:¡Suena el «teléngano»!Curiosa manera de llamar al teléfono. Mi familia se componía de seishermanos, padres y abuelos maternos. El resto no vivían en casa o ya noestaban. Mi abuelo paterno había muerto cuando mi padre era joven, mimadre no llegó a conocerlo.Se llamaba Bonifacio y era militar, se poco de él, lo que me llamó la atenciónde sus pertenecías eran un sable y un diploma de una autoridad Ceutí quetenía ciertos caracteres árabes.Debió ser muy dolorosa su pérdida para mi padre, porque le pilló en plenajuventud, debía tener unos diecisiete años cuando murió. Apenas hablaba deél, y cuando lo nombraba por alguna circunstancia, se notaba tristeza en susemblante y cambiaba de tema.Sin embargo a mi abuela paterna la llegué a conocer, murió con alrededor denoventa años, yo entonces decía rondar los veinticinco años. Mi abuela y mistías vivían juntas, mi abuela se llamaba Manuela, y mis tías Mercedes yJulita. Actualmente vive mi tía Julita a la que le mando un beso.Mis primeros recuerdos en las visitas a casa de mi abuela son algo dispersos,recuerdo que me gustaban mucho los colines y siempre andaba pidiéndole ami abuela, también recuerdo que tenían un periquito que debía andar sueltopor la casa, pero siempre cuando no estábamos los hermanos, me imaginoque para salvaguardar su integridad.- 261 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Mi tía Mercedes murió un año antes que mi abuela, debía tener alrededor decincuenta años y desde que enfermó todo ocurrió muy rápido, en apenas unasemana tras comenzar a encontrarse mal. Era la única que conducía y nosdejó un Seat 127 blanco.De este coche guardo buenos recuerdos, era un coche muy cómodo y fácil demanejar, con él hice unas cuantas excursiones.En los viajes largos todos los camiones tenían que adelantarte y había quehacer unas cuantas paradas para proveerlo de agua, cuando habrías es capóel depósito de agua parecía una cafetera y había que esperar un rato paraabrirlo.El 127 era tan cómodo, que una mañana cuando me iba a trabajar meencontré un hombre durmiendo en él. Cuando abrí el coche le di los buenosdías.El señor se alarmó y salió a toda prisa del coche, pensando quizá que yoestaba enfadado. No me había enfadado en absoluto porque no había hechoningún daño en el coche, lo había abierto con una navaja sin dañar lacerradura, tampoco estaba el coche sucio.Era una mañana fría de Enero en Madrid, los asientos del coche tenían unasfundas que parecían pieles, muy cómodas y que abrigaban. Si hubiera estadoen el lugar del casual inquilino del coche, seguramente no hubiera dudadoen entrar a dormir. Me lo tomé como un halago y me fui a trabajar tancontento en el 127 de mi tía.En la época en la que me hederé el coche de mi tía, debía tener unosveinticinco años, y le di buen uso haciendo muchas excursiones. No duródemasiado porque había estado un año sin poder usarse, esto estropeamucho los coches, pero el tiempo que duró lo disfruté.Era el coche en el que íbamos unos amigos y mi hermano Javi de marcha.Estos amigos eran Luis, aquel que me acompañaba nadando por Mazarróncuando tuve el encuentro con la morena debajo del agua.Este fue un buen amigo, lo último que sé de él es que estaba de director dela ITV de Mérida. El otro amigo era Manolo, otro buen amigo al que no volvía ver desde que se echó novia. Y el otro mi hermano Javi que también le veomenos desde que se echó novia y se casó.Mi hermano Javi es el número cinco, no hay quinto malo. Desde la época delinstituto hasta que se echó novia, compartimos amigos, instituto yuniversidad.La relación con un hermano que a la vez es amigo, es diferente a la de otrohermano, entre amigos suele haber más complicidad, una confianza quesobrepasa al que se tiene a la familia, para entenderlo, con un amigo no suelehaber casi nada que ocultar, sabes que tus secretos están a salvo, cuando eseamigo es tu hermano, ocurre exactamente lo mismo.- 262 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Son muchas las anécdotas que podría contar con mi hermano Javi, aunquequizá al ser tantas, se agolpan como un embudo en la mente y no salen confacilidad.Una que recuerdo con alegría es cuando estábamos en un bar del barrio deLavapiés y nos tomábamos las últimas cañas porque se acababa ya el dinero.Nos quedaba una moneda de 25 pesetas, la echamos a la máquina y nostocaron 5000 pesetas.Cuando pensábamos que teníamos que volvernos a casa porque se acababael dinero, tuvimos dinero para tomarnos unas raciones y divertirnos unashoras más, no recuerdo si nos sobró dinero, no creo, aprovechamos la buenasuerte del momento. En otra ocasión, hicimos lo mismo en un bar deGuadarrama y también nos tocaron otras 5000 pesetas.Son las únicas veces que recuerdo haber sacado provecho de las máquinastragaperras, en alguna ocasión he echado alguna moneda de sobra, pero nohe vuelto a sacar nada de ellas. Si acaso he conseguido alguna vez volver locaa una máquina expendedora de coca-colas o de bollos. Volviendo a Javi, esun buen amigo y hermano, te quiero brother.Mi hermana Paloma es la número cuatro, ella tiene dos hijos, mis sobrinosVíctor y María. Ella trabajó un tiempo en la misma empresa que yo, era en laépoca en que aún no había comenzado mi éxodo empresarial, mi primeraempresa, debo ir ya por la veinte, un día de estos pediré una vida laboral porcuriosidad.El departamento del cual tengo mejores recuerdos es precisamente en el quetambién trabajó mi hermana Paloma, era mi primer trabajo y lo recuerdo conmucho cariño. Me encontré después de bastante tiempo con una compañeramía que también había sido compañera de Paloma.Esta compañera trabaja ahora en una librería, quién sabe si tal vez en algunaocasión venda un libro en el que, sin saberlo, se la nombra y aquello que sedice es bueno. Ahora pienso que casi había olvidado que alguna vez tuvecompañeros de trabajo de verdad.Ésta era una compañera de verdad, mi primer día de trabajo me llamo miprimer cliente y yo estaba muy perdido, mi compañera me pudo ayudar ahacer un trabajo que aún no sabía muy bien cómo hacer. Dio la casualidadde que aquel cliente era David, un compañero del colegio.Compañerismo, que palabra esta, ¿por qué a algunos les cuesta tanto serbuenos compañeros?, ella era buena compañera, mi primer cliente resultóser, por casualidades de la vida, un compañero mío de colegio, menos malque ella me ayudó y pude quedar bien.Pero nadie se libra de topar con un jasp (joven aunque sobradamentepreparado) en su vida, nuestro trabajo consistía en realizar gestiones porteléfono, en ocasiones teníamos que hablar con otros compañeros queestaban en diferentes oficinas situadas por el país.- 263 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Para decir códigos y letras decíamos por ejemplo «L» de Lérida ya que porteléfono no siempre se entiende bien lo que se dice, o se pueden confundirletras. La chica jasp que estaba al otro lado del teléfono, debía creerse muygraciosa le dijo a mi compañera:Chica Jasp: Anota el código de clienteCompañera: DimeChica Jasp: El código es «T» de Tonta, 839928A todo esto, el destino le quiso dar a mi compañera un código de cliente conla letra «Z». A lo cual mi compañera le respondió:Compañera: Ya tengo el código de cliente, anotaChica Jasp: DimeCompañera: El código es «Z» de Zorra, 746636Cuando después de los años me encontré a mi compañera recordamos estaanécdota y otras como aquel cliente que no le funcionaba un aparato y lo tirópor la ventana. O la mujer de un jefazo de la compañía que le pedí meenviara un fax a lo que me respondió que de eso nada, que si me lo enviarase quedaba sin él.Paloma es una buena hermana, compañera, amiga y madre. Víctor y Maríatenéis mucha suerte de tener una madre tan buena, bueno y con su tíoMiguel también tuvisteis suerte, ¡hombre! Paloma te mando un beso enorme,espero que te haya gustado el libro.Mi hermano Fernando es el número tres, es un hermano amigo al igual queJavi, pero no se deja ver y es por eso que hemos ido menos juntos. Fernandoes músico y es de los que disfruta más tocando despreocupándose delpúblico, como yo.Alguna vez hemos hecho alguna Jam Session (Reunión informal de músicos,con o sin afinidad temperamental, que tocan para su propio disfrute músicano escrita ni ensayada) en Guadarrama. Una Jam Session no se puededescribir con palabras, solo con música, Es un grado más de sentimiento, derealidad, que lo que pueda ser un concierto.Imagina que estas escuchando un disco de tu grupo preferido, son muchaslas sensaciones que te embriagan. Imagina que a este grupo tienes laocasión de verlo en directo, entonces lo sientes muchas más que si loescuchas un disco. Pues ahora imagina que estás en una casa tocando con tugrupo preferido formando parte de ellos, es eso precisamente una JamSession, un grupo de amigos que se reúnen para tocar viejas canciones de laque casi siempre nace una nueva canción.Guadarrama fue punto de encuentro para todas las Jam Session, casi siemprecoincidían con alguna celebración. Cuando era mi cumpleaños, solíamos ir ala Jarosa a hacer una barbacoa, luego nos tomábamos un café y la fiestacontinuaba con una Jam Session en casa.- 264 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» En una ocasión montamos una Jam Session en el pueblo de mi amigoRocinante, fue increíble la cantidad de músicos que salieron de debajo de laspiedras.Los instrumentos estaban en el patio en el que se montó una barbacoa, alolor de las chuletas y al compás de una guitarra, iban saliendo gente como sise trataran de serpientes encantadas. Hubo un momento es que costabadistinguir la Jam Session con las fiestas del pueblo.Una vez en Guadarrama fuimos a una sala de actuaciones en directo, fuimosa ver a un grupo de rock urbano, el cantante dijo que hacía demasiado caloren la sala y sugirió al resto de músicos salir a tocar a la calle.Una vez en la calle, el cantante que ya no sentía la barrera del escenario,preguntó, bueno, pues ahora, ¿qué tocamos?, le pedimos una que nosgustaba y la cantamos público y grupo juntos. Acudimos a unatransformación de concierto a Jam Session.De mi hermano Fernando he heredado mi pasión por la música, y la voz,tenemos voces casi idénticas, de hecho por teléfono siempre nos confunden.Ninguno de los seis hermanos tenemos parecido físico, aunque en cuanto agestos, si debemos parecernos bastante.Recuerdo una ocasión estando con unos amigos en una discoteca de Madridcuando se acercó un chico que no conocía y me preguntó que si era hermanode Fernando, le dije muy sorprendido que sí y que como había logradoreconocerme como su hermano, me dijo que me reconoció porque tenemosgestos similares.Mi hermano Santi es el número dos, tiene pasión por la música, pero de unmodo diferente a mí, a él le gusta mucho escuchar música. En los últimosaños ha descubierto un hobbie (pasatiempos) que es fabricar instrumentos.Ha fabricado hasta ahora nueve guitarras y un oud (laúd árabe).Desde las primeras guitarras hasta las últimas se ha notado una evolución decalidad de sonido y acabado prodigiosa. La diferencia de tocar su últimaguitarra a la primera es similar a la de conducir un Mercedes o un Seat 600.Mi hermana Carmen es la mayor de los hermanos, es quizá la másresponsable de los hermanos y fue la primera en independizarse de loshermanos. Cuando ella se fue de casa yo debía tener 18 años.Le apasiona la lectura, y no me cabe la menor duda que ella está mucho máscapacitada para escribir que yo. Ella tiene una formación literaria muyextensa, es una persona con una capacidad de estudio excepcional, rasgoéste último que siempre he admirado.Su marido Paco es como un hermano porque le conozco desde que era muypequeño y se ha portado siempre como un hermano mayor. Le digo a misobrina Laura lo mismo que a Víctor y a María, tiene mucha suerte de tenerunos padres tan buenos.- 265 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Va dedicado el libro con especial cariño a mis tres sobrinos, deseo queaunque la vida no les prive de dificultades, que nadie se libra de ellas, lesproporcione el suficiente ánimo para afrontarlas, no es fácil pero corre sangrede luchadores por vuestra venas, ¡ánimo!.Mis sobrinos son tres Víctor el mayor, Laura la que sigue y la pequeñaMaría. Víctor y María son hermanos hijos de Paloma y Laura es hija de mihermana mayor Carmen.Se nota que los tres han heredado los genes de mis padres, porque se quierenmucho aunque tengan su geniecillo también heredado de sus abuelos.Ni que decir tiene el mazazo que les produjo la pérdida del abuelo, enespecial a Laura que hacía pocos meses había perdido a su abuela materna.A veces la vida nos da el mazazo y cuando apenas tenemos tiempo dereponernos, vuelve a la carga.Pero los tres son muy valientes para enfrentar los momentos duros, rasgotambién heredado, son muy inteligentes y bastante más guapos que susgeneraciones anteriores.Esto es algo que debería analizar en alguna ocasión, por qué las nuevasgeneraciones son mucho más altos y guapos que nosotros.Víctor es terapeuta ocupacional, recién estrenado, ahora está como yo,buscando trabajo como un loco, a ver si sale algo. Se le da muy bien estudiar,muchísimo mejor que a mí y es un tío muy majo, sanote, se sabe divertir ylos amigos le quieren mogollón, es mi ahijado y lo llevo con orgullo.Laura estudia idiomas y se le dan bien porque cuando han viajado Carmen yPaco con ella al extranjero aún siendo niña hacía de intérprete y gracias aella podían comer y dormir.Cuando era pequeña daba la sensación de ir a ser un buen trasto, sinembargo, con el tiempo se ha ido templando y ahora es una de las personasmás cabales que conozco.María está estudiando eso, si eso que no me aclaro porque cuando yoestudiaba era otro sistema diferente, con la «Eso» me pierdo un poco.María sí que es un trasto, bueno, no te enfades conmigo por decir esto en unlibro, ser un trasto a tu edad está dentro de lo normal, aunque estaría bien teplantearas seguir el ejemplo de Laura.No creo que ninguno de los tres debáis renunciar jamás a vuestraindependencia, es un rasgo que bien merece la pena hacer perdurar durantetoda vuestra vida.Creo que la sociedad no está preparada para soportar que los demás seaninteligentes y vosotros lo sois por naturaleza, os servirá de ayuda tratar dedisimular vuestra inteligencia para evitar que os lleguen a envidiar.- 266 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» No se puede ignorar que vivimos en un entorno que en la mayoría de lasocasiones no va a tolerar que seáis independientes, que tengáis iniciativapropia, que expreséis vuestras ideas con claridad e imparcialidad. Endefinitiva, vivimos en una sociedad que no tolera que se destaque, es por ellorecomendable no ponerse en su contra, ni tampoco dejar de utilizar nuestrasvirtudes, sino que hay que aprender a torear a respetable.¿Esto significa que debéis pasaros la vida engañando y escondiéndoos?, no.Pero si creo que debéis seguir uno de los mejores consejos que vuestroabuelo nos dejó, que versa así:«Es mejor pasar por esta vida por tonto, que serlo»Lo que creo que quería decir vuestro abuelo, es que no es necesario expresartodo lo que se siente, que a veces es bueno callar y no por ello se es menosvaliente, siempre gana el que evita el enfrentamiento.El otro día empujé a un chico en el metro y se me enfrentó, le pedí perdón,me puso cara de odio, pero evité lo que él estaba deseando, que meenfrentara con él.Si pudiera quedarme con la mejor cualidad de cada uno de mis hermanoselegiría:De Javi:De Paloma:De Fernando:De Santi:De Carmen:GenerosidadBondad y capacidad de organizaciónDon de la palabra, sentido rítmico y del humorGran imaginación y visión espacialCapacidad de estudio y memoriaA mi abuela materna no la conocí, aunque vivía cuando yo era pequeño,apenas debía tener un año cuando ella murió. Ella era de Vallecas, en unaocasión tuve una compañera de trabajo que me contó que su abuela eratambién de Vallecas, al parecer su abuela le contó en numerosas ocasioneshaber estado en el baile de Vallecas al igual que alguna vez me confesó miabuelo haber ido, a lo que yo le decía, claro, ¡pelando la pava!.Antes de comenzar a ir a Guadarrama, íbamos a la casa de Cercedilla de mifamilia de Vallecas. De aquella época recuerdo a la hermana de mi abuelamaterna, era una mujer muy cariñosa y tenía una fox terrier que se llamabaLinda. Lo pasábamos bien en las reuniones familiares en las que habíamucha comida y mucha coca-cola.Cuando se está en la sierra se despierta el apetito, si en Madrid te entran lasganas de comer a las dos y media, en la sierra te entra el hambre a la una delmediodía.Recuerdo también un abeto a la entrada de la casa, hace poco fui paraenseñarle a mi mujer aquella casa en la que pasé bellos momentos de miinfancia y reconocí la casa por el abeto de la entrada.- 267 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» El agua más fría de la tierra debe estar en Cercedilla, en la urbanizaciónhabía una piscina en la que no había quien se bañara, había que ser muyvaliente para meterse en esas aguas gélidas.También recuerdo de Cercedilla la casa de los japoneses. Era una casa enmedio del monte en la que no habitaba nadie, al parecer la había compradoun japonés, pero no debía ir mucho por allí, imagino que si querían pasar elfin de semana en la sierra y vienes desde Kioto, se te pasa el fin de semanaen el avión.En una ocasión pasamos cerca de la casa y estaba incendiada, me dio penaver la casa así, una casa que era tan bonita. Al encontrarse la casa quemada yabandonada, se podía entrar a cotillear, tenía un piano medio quemado ytenía el aspecto haber sido una cada lujosa por los restos del mobiliario quequedaban.Recuerdo con alegría los fines de semana que pasábamos en Cercedilla, lacasa era de mis tíos de Cercedilla Rosario y Alejandro. Rosario es prima demi madre, hija de mi tía Carmen, la dueña de Linda. Hace poco que en elvelatorio de mi tío Alejandro, estuve hablando con su yerno Nardi y mecontó una anécdota de niño que no recordaba.La anécdota era referente a mi abuelo materno, se llamaba Tomás, al parecerme pasé un día entero dándole la paliza con que me comprara una moto.Cuando no aguantaba más y me decía, ¡que no!, ¡que me dejes en paz!, puesle machacaba con que era roñoso.Mi mejor amigo de niñez fue mi abuelo Tomás, con el iba a todos los sitios,desde por la mañana que íbamos al roto de la casa de campo a ver a misotros amigos que rondaban los ochenta años, que me regalaban los piñonesque habían recogido.Nos llevaba el señor Ángel en su Symca 1000 de color café con leche. Por latarde nos íbamos a buscar a mi madre que ya volvía del trabajo hasta elcementerio de San Isidro.Mis padres, los que me crearon, soy sangre de su sangre y les estoyagradecido de ser unos padres ejemplares. Cuando comencé este libro, dijeque ya estaba preparado para contar mi historia porque ya no estabaimplicado emocionalmente y contaba mi historia desde la perspectiva de unespectador.Tratar algunos aspectos de mi vida, como es este punto, en el que voy ahablar de mis padres me resulta aún un poco difícil. Pero se merecen untributo por su saber hacer en mi educación y de mis hermanos, aunque laemoción me atrape, secaré mis lágrimas para poder hablaros de ellos.No obstante, bien merece la pena el esfuerzo, los espectadores de mibiografía que me han estado leyendo fielmente hasta este punto lo merecéis,trataré de describir con cariño a las dos personas más buenas que heconocido, mis padres Don Santiago y Doña Carmen, mis maestros.- 268 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Mi madre nació en Madrid, era hija de Gutiérrez y Álvarez. Los Gutiérrezeran hijos de un guarda agujas de Vicálvaro y los Álvarez de un terratenientedel pueblo de Vallecas que entre otras pertenecías, tenía el baile, aquel delque le había hablado en una ocasión a una compañera de trabajo su abuela.Mi abuelo materno, Tomás Gutiérrez trabajó muy duro desde niño, todossus hermanos empezaron trabajando muy jóvenes, cuenta que en su primertrabajo en una bombonería, les empacharon de bombones el primer día paraque no tuvieran tentaciones de probarlos más, al parecer debió surtir efectoporque cierta manía si debió coger a los dulces.De todos los oficios, en el metió la cabeza hasta su jubilación fue en unacompañía eléctrica. Yo recuerdo haber visto en casa algún aparato eléctrico yapuntes de electricidad, mi abuelo tenía una caligrafía estupenda, rasgo quesin duda no hederé de él.Mi abuela materna, Francisca Álvarez era una mujer muy religiosa, de ahíque según ella contaba, gracias a su fe incondicional, pudo salvar la vidacuando, estando en guerra, llevaba a mi madre en brazos y el destino lanzóuna bomba a escasos metros de ellas, afortunadamente el destino tambiénquiso que dicha bomba milagrosamente no estallara.Mi abuelo fue a por su partida de nacimiento para casarse, al decirle elnombre, el pensó que era un error, su nombre era, Altagracia Del MilagroJuana Francisca, era su nombre completo, en el nombre algo tuvo que veruna mujer dominicana que servía en casa, al parecer parte del nombre escomún en República Dominicana. Ese nombre tan largo, al final quedó enPaca.Gracias a Dios, también en otra ocasión en una corrida de toros se le escapóla espada al matador yendo directa hacia su corazón, en ese preciso instante,un caballero arrojó su capa hábilmente contra la espada, evitando así el fataldesenlace.Aunque no llegué a conocer a mi abuela, si pude conocer a su hermana, latía Carmen, que continuó viviendo en el pueblo de Vallecas. Mis recuerdosde ella son de una mujer muy afectuosa, quiso mucho a los nietos de suhermana, cuando ella ya no estaba.Las dos hermanas eran hijas del segundo matrimonio de mi bisabuelo, queal parecer debió poseer tierras y bastante dinero, aunque dicen las malaslenguas que le gustaba jugar y la buena vida.Como consecuencia de sus gestiones desordenadas, o bien sea por motivosque desconocemos y tampoco es que nos quiten el sueño, mi abuela y suhermana quedaron sin herencia. Bueno, casi sin herencia, ya que al menosles quedó la legítima, es decir, el dos por ciento de poca cosa.Como bien decía mi abuelo Tomás, el mejor dinero es el que con esfuerzo esganado. Ya que no heredamos un duro, quizá nuestra mejor herencia hayasido la espiritual.- 269 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Hablando del espíritu, me viene a la mente, el momento de mi vida en queme encontré sin dinero solo en el mundo. Esto me ocurrió en Tenerife, teníatodo calculado, me quedaban días para regresar a mi casa, no tenía nada, tansolo un billete de regreso y el tiempo que no pasaba. En esos días dereflexión hubo una frase que me vino a la mente que recordaré siempre.Hay frases que no se sabe si se han oído alguna vez a alguien o no se hanoído nunca, ésta en particular, creo que es de cosecha propia, parece absurdapero no lo es, dice así:«Es mejor no tener nada y tenerlo todo, que tenerlo todo y no tener nada»Es una frase con un significado oculto, me venía a la mente en un momentoen que me encontraba sin dinero y solo en la vida, traicionado, en un lugarinhóspito, pero acababa de conocer el significado de la vida, acababa desalvar la vida a una persona en el anonimato, sin prensa, era un héroeauténtico, de los que no piden nada a cambio.Si analizamos la frase, el hecho de que en un momento de mi vida no poseanada físico, y sin embargo, sienta una totalidad espiritual, significa, que notiene importancia alguna este hecho, porque tienes una fortaleza espiritualque te hace conseguir lo que te propongas.Era un Viernes cuando me encontraba en esta tesitura inmerso en el sistemabinario, 0- Euros, 1-Esperanza, el colmo del informático. Voy a hacer un testde inteligencia, va dirigido a todos los psicólogos que me han hecho algúntest de estos en mi vida, va por ustedes:El yin y el yang, es bien sabido que simboliza el bien y el mal, pero, ¿sabríandecirme ustedes qué es lo bueno y qué es lo malo cuando se despierta en unaisla desierta?A. Tener mucho dinero para comprar un billete directo a casa sin escalas.B. Tener la cabeza en su sitio para lograr sobrevivir.Es una respuesta muy difícil señores, porque la mayoría de los mortaleselegimos la respuesta A.Queremos tener todo sin esfuerzo ya, queremos la chica más guapa sinfijarnos en cómo lleva amueblada la cabeza, sino en su volumen de pechos.A propósito, recuerdo una pintada de mi barrio ¡Queremos chaleses ya!En Tenerife, me encontré aquel Viernes completamente sólo y sin apenasnada de dinero, de repente se despertó en mí sin saber muy bien por qué unaobsesión, llegar a casa lo antes posible. ¿Cómo?, en medio de esta isla, nome pasó ni por un momento la nube burocrática que había pasado hacíaunos meses, no pensé ni por un instante que no fuera a lograrlo.Fui a la agencia de viajes, que me estaban muy agradecidos por haber ido adevolver un ingreso erróneo de 1500 euros meses atrás y hicieron todo loposible para encontrarme vuelo.- 270 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Eran las once de la mañana, tenía un vuelo dentro de dos horas. Algúneurillo si debía quedarme porque llamé a un taxi que me llevó a casa, recogíla ropa, la guitarra y salimos en el taxi camino del aeropuerto. De caminorecordé a mi amigo de Sierra Leona Ali, que trabajaba con su mujer en unafotocopiadora.Era muy simpático Ali, era de negro y su mujer blanca (como las fotocopias)y gallega. Me decía su mujer que le gustaba mucho la guitarra, en algunaocasión debí fotocopiar alguna partitura y me preguntó Ali que si eramúsico, y al ver mi apellido, ah, tú tocas la guitarra, por eso tú nombre es«Guitarrez». Que no, que es Gutiérrez.Decidí que llevaba mucho peso y dije al taxi que parase un minuto en lafotocopiadora, no estaba Ali, pero le entregué a su mujer la guitarra para Aliy unos vídeos de aquel que años atrás me bautizara como músico. Meagradeció el gesto y me dijo que Ali iba a dar saltos de alegría, que muchasgracias.Llegué a tiempo al aeropuerto y pensé en avisar a Madrid de mi regreso,pero el móvil estaba sin saldo y preferí guardar las escasas monedas. Lleguéa Madrid y no había nadie en casa, debían estar en Guadarrama. Me duché yme fui en busca de mi familia. Me había ausentado de Madrid pocos meses,pero mi madre al verme lloró de emoción.El Sábado mi madre sufrió un infarto en la piscina, yo estaba allí y pudosalvarse por la rapidez en la que reaccionamos y el buen hacer del serviciomédico del hospital de El Escorial. Ella dice que se salvó porque llegué justoa tiempo, si es cierto que era el único que conducía de los presentes.Mi madre es una mujer muy querida por todo el mundo y también muyenvidiada. De una fortaleza inmensa para criar a seis fieras y conseguirsacarnos adelante pese a que no nos hemos portado todo lo bien quehubiéramos podido.Que el menor de tus hijos te diga que te quiere mucho significa que hassabido repartir el amor a cada uno de ellos, sin distinciones, has sido unamadre justa y equitativa. Qué buenos momentos hemos pasado toda lafamilia de vacaciones, los seis hijos, los padres y el abuelo. Hay una foto deaquella época en el monasterio de Piedra en la que estábamos los seis en fila,desde el benjamín a la mayor.Qué buena maestra, que aparte de las magistrales lecciones que hayaspodido dar a todos los alumnos a los que diste clase, nos enseñaste la mejorlección, que nos respetemos y nos queramos todos los hermanos, queaprendiéramos desde muy pequeños a valernos por nosotros mismos, a serdía a día más independientes.A ti, madre, te dedico este libro de mi vida, porque eres pieza fundamentalde ella, y lo sigues siendo hoy en día, dando cariño a mi nueva familiaformada por mi mujer Marga y yo, ese amor de madre que se te escapa nosolo a tus hijos, sino a tus yernos y nueras.- 271 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» En particular me enseñaste a amar la música, me compraste mi primeraguitarra. Bueno, también recuerdo aquel día que me fui a comprar untambor y cuando llegué a casa, ese tambor salió por la puerta que entró, yregresó en forma de pluma estilográfica. Quizá por esa razón tardé cuarentaaños en lanzarme a escribir, odié aquella dichosa pluma como el sol odia a laluna.Mi mujer se siente muy querida por ti mamá, y eso me llena de satisfacción,papá la conoció apenas un año, pero en aquel año demostró quererla como auna hija y eso me llenó de felicidad.Me llenó de emoción, el día que nos dejó el tío Alejandro, que la tía Rosarioen ese momento tan doloroso que estaba viviendo, al saludarle Marga, lededicara una sonrisa y le dijera que le parecía una chica majísima.Sí que es verdad que tengo buen ojo, o tal vez el destino, que hizo que nosencontráramos ante la atenta mirada de un león disecado, en una discotecadel centro de Madrid. Lo cierto es que soy feliz, amar y sentirse amado esuna combinación no siempre fácil, la he encontrado y por ello me consideromuy afortunado. Afortunado espiritualmente, porque la verdad es que notengo un duro.Aparte de dedicarte este libro mamá, quiero darte todo el ánimo del mundoen este momento, también a mi tía Rosario, las dos estáis pasando por elmomento quizá más duro, la pérdida de la persona con la que habéiscompartido todo.Tenéis el apoyo de la familia, al habernos enseñado los valores adecuados,habéis hecho un buen trabajo, porque aunque os podáis sentir solas, no loestáis, estamos aquí para lo que queráis.Fui el último que pude hablar con papá, se llevó el beso que me encargastepara él, me despedí de él sabiendo los dos, que quizá era la última vez quenos volveríamos a ver. Me entregó su audífono, su alianza para dártela a ti yme dio un beso con valentía como un Sáez, había hablado ya con sus colegassabiendo la situación. Sabía que le iban a intentar salvar la vida, pero que eramuy difícil, quizá él tuviera idea de la situación con más certeza que lospropios cirujanos.Papá me enseñó la lección que me acompaña ahora y me acompañarásiempre, que la vida es un paseo, que es algo efímero, que se pasademasiado rápido, más de lo que creemos. Lo que nunca podemos sabercuando llega la hora, gracias a Dios, pero es un gran alivio saber que tras lavida no acaba todo, sino que se comienza otra nueva vida en la que por finquedamos libres de la garra del mal, que tanto daño nos hizo en vida.Cuesta creer esa idea de que el alma continúa, todo indica que tras habervivido todo termina. Es lo más lógico de pensar. También me ha pasado porla cabeza la idea de que la creencia de que tras vivir no llega el final, no seamás que un mecanismo de defensa para amortiguar el golpe de la pérdida dealguien al que amas mucho.- 272 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Yo aún no tengo la respuesta, pero si la intuición. Mi intuición me hacepensar en el yin y el yang, lo bueno y lo malo, la vida y la muerte, el 0 y el 1,en definitiva, el sistema binario, el lenguaje por el que nos comunicamos conlas máquinas, la elección de lo adecuado en el momento adecuado, es decir,la inteligencia en una isla desierta, es lo suyo.El desierto que se siente ante la pérdida de tu padre, es enorme, el vacío, lafalta de la persona que mejores consejos puede darte. Pero ante eso, ¿quépuedes hacer?, usa el lenguaje.Yo me comunico mentalmente con mi padre, de la misma manera que me hevenido comunicando con Dios y con la virgen María desde que era un niñocasi a diario, algo que nadie me enseñó cómo hacerlo, simplemente se hace.Llama yin a la mente y yang al cuerpo, o al revés. Una mente sin cuerpo,existe. Un cuerpo sin mente, es cero, no es nada. A mí me gratificacomunicarme con mi padre, al igual que me comunicaba con el abueloTomás o la abuela Manuela. O del mismo modo que me comunico con Dios.¿Cuál es la respuesta?, prueba a pedirle un deseo, el que tú quieras, pide lomás lógico que se puede pedir, el fin de la violencia, del hambre, de lasguerras, no hay respuesta. En este tipo de comunicación no hay respuesta,pero a mí me hace sentir bien y eso es suficiente para mí.Pensar que me reencontraré con mi padre, me tranquiliza. Si bien es cierto,que su manera de ver la fe no era la misma que yo entiendo, pero para mí esválido.Me reconforta sentir su presencia cerca, cuando despierto por la mañana y ledoy los buenos días, o cuando me acuesto y en los momentos en los que meencuentro solo, como en la escritura de este libro. Si me da pereza levantar,pienso en él y me levanto como una exhalación.Aunque la mente suele dejar en el buffer de memoria las situaciones que teprodujeron dolor, no se olvida. Yo pensaba que había olvidado mis vivenciascon el abuelo Tomás, pero al sacarlas del buffer, ahí están intactas, casicomo si fuera ayer. En el caso de mi abuelo, ya no siento dolor por supérdida, lo que siento es mucho agradecimiento por esos momentos que meregaló, amor, que no se han olvidado, perduran para los restos.La mejor herencia que se puede recoger de tus padres son sus valores. Sinembargo, nos parece que lo que no es material, no vale. Nada más lejos de larealidad, los valores es lo más importante que podemos tener, el respeto, lahumildad, aprender a valorar las personas que te rodean por su interiorhuyendo de lo superficial, eso es lo auténtico.Mi padre dio ejemplo de saber estar hasta los últimos momentos, cuánto seecha de menos a las personas auténticas en los momentos difíciles. Era unlunes cuando después del trabajo acudí a ver a mi padre, continuaba muygrave aunque parecía que en los últimos días había experimentado una levemejoría, un hilo de esperanza al que tratamos de agarrarnos con fuerza.- 273 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» De toda la familia, era yo el que quizá tenía más claro, que lo más probablees que no saliera de aquel trance, tan solo se podía pensar en un milagro. Medirigí en espera del milagro, incluso parecía que había despertado y alhablarle asentía con la cabeza, entendía lo que le decían porque le habíanintentado despertar para ver su evolución.Cuando llegué al hospital estaban mi tía Julita, hermana de mi padre y mimujer. Entramos a verle mi tía y yo, su estado en apariencia no era diferenteal de la última vez que le visité, me desilusioné pues esperaba que quizápudiera haberle visto consciente y poder hablar con él tras dos semanas quehabían transcurrido desde la operación.Entonces apareció un ser de otro planeta, un médico jasp (joven aunquesobradamente preparado), pensé entonces que los jasp se extendían a lolargo del planeta en todo tipo de profesiones, tenía una idea equivocada de loque era un médico, tenía el ejemplo de mi padre, pensé entonces que haypersonas con determinadas características que nada tienen que ver con laprofesión que ejerzan.El médico jasp me dijo que si podía avisar a los familiares del paciente, lerespondí que era su hijo, a su vez pensé quién demonios se pensaba que ibaa estar en cuidados intensivos de un hospital visitando a un paciente si no essu familia. Entonces me contestó que yo no era uno de los familiares a losque él veía por las mañanas, que si les podía avisar. Le repetí que yo era suhijo, que si tenía que algo que decirme, que por favor lo hiciera cuanto antes,no había razón para esperar más.Nos llevó a otra sala, entonces ya intuía que llegaba el fin, me dio unescalofrío en el cuerpo, me volvió a repetir que no éramos los familiares queél conocía, gracias a que la sala estaba vacía, de no ser así, podría haberleatizado con un jarrón o algo similar. Se quedó parado sin decir nada comomedio minuto, y dijo que mi padre había empeorado mucho en las últimashoras, que fuera avisando a sus familiares, quizá pensó que su hijo no es unfamiliar.Le pregunté si podía quedarme con él mientras llegaban, me dijo que le ibana hacer unas placas, pensé para qué se necesita hacer unas placas a unapersona que se muere, en fin, que me fui a mi casa con mi mujer y mi tía.Antes nos despedimos de mi padre, le di el último beso, mi tía le susurró aloído que ánimo, que iba a salir adelante. Le pedí al médico jasp que nosllamara cuando terminara las placas, para volver con toda la familia, tambiéncon los que a él le resultaban familiares.Cuando llegamos a mi casa, les informé a todos de la situación, llamaron alteléfono, lo cogí, era el jasp, que ya podíamos ir. Al llegar mi madre con mishermanos ya había fallecido, yo mientras quedé en casa para llamar a lacompañía de seguros para informar cuando ocurriera el fallecimiento.Llamó mi hermana Paloma a casa diciéndome que acababa de morir, fuemuy valiente, no lloraba, esa serenidad que me transmitió me dio fuerzaspara realizar las llamadas oportunas que debía hacer a continuación.- 274 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Ya estaba en el cielo, de aquel que tanto me habló desde que era un niño,aquel en el que estaba su padre al que ya no veía desde que él era apenas unadolescente. Dentro de mi dolor, pensé en que al menos él ya era feliz y librede dolores y sufrimiento.Los días restantes fueron tranquilos, tengo la creencia de que cuandoalguien de tu familia está entre la vida y la muerte, eso hace que tu cuerpoesté alerta, en continua, cuando para la barrera, la tensión desaparece.La sensación era de calma, ahora era el momento de aplicar toda su teoría,sus creencias, era el momento de tener fe.Fueron dos noches las que pasó en el velatorio, la primera fuimos adescansar, dormí profundamente, con un sentimiento de paz interior difícilde expresar.No me cabía la menor duda que desde el cielo, nos estaba aplicando a todala familia un ungüento contra el dolor del alma, parecía increíble peroestábamos como anestesiados.Ha pasado ya casi un año que se fue, hoy en día me siento bien, a veces seme empapan los ojos, pero me encuentro tranquilo, me siento másacompañado que nunca.Nunca me oiréis hablar de la ausencia de fe, de hecho, muchas personas alas que quiero dicen no tenerla y no por ello los quiero menos. Pero a mí lafe no me hace ningún daño.A ti papá te dedico este libro, te dedico cada movimiento, cada esfuerzo,cada acción que emprendo, porque, desde que me levanto a primera hora, sipienso en ti, me siento fuerte, valiente, la cobardía amiga de la maldaddesaparece.Una reflexión sobre la maldad, hay muchos tipos de maldades, algunasllegan a ser malas malísimas, otras travesuras. Lo que creo que produce lamaldad es la cobardía, la inseguridad, la incapacidad de afrontar un error yde reconocer que como humanos que somos, erramos.No sabes la alegría que me producía cuando veníamos a veros a mamá y a tia casa, Marga y yo. Verte que con las dificultades que tenías para levantartepor esos dolores de espalda, hacías ese esfuerzo y le dabas un abrazo a la quees mi mujer.Ella te quería mucho, el día que entraste en urgencias y me dijeron que nitan siquiera iban a operarte porque no había nada que hacer, cuando se loconté se echó a llorar, solo te conoció un año, pero te quiso como se quiere aun padre.Te dejabas querer, todo aquel que te ha conocido ha quedado prendado detu bondad e inmediatamente se ha percatado que enfrente tenía a un modeloa seguir, un gran maestro.- 275 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Ahora estás en paz, con todos los que tanto quieres, es difícil de olvidar laexpresión de tu cara el día que perdiste a tu hermana y cuando se marchó tumadre. Cuando mamá estaba en el hospital después del infarto, ella te dijoque se iba a morir antes de cumplir las bodas de oro, en ese momento pudever en tu cara la expresión de tristeza de un niño cuando va a comenzar allorar.Al final resultó que tú te adelantaste, lo que cada día recuerdo con alegría eratu expresión de felicidad, tu sentido del humor y tus consejos sabios. Estosúltimos años pude conversar más a menudo contigo gracias a la empresaque me despidió de una manera cruel.Aquella empresa creía que me hacía daño, todo lo contrario, me concedieronel privilegio de estar cerca de mi padre en estos últimos años, en los queestaba jubilado. La vida de quita cosas, pero te da otras, las que te da suelentener un valor incalculable, como lo tiene haber convivido con mis padrescuando necesitaba alguien a mi lado que me escuchara.Al comienzo del libro dije que no había comenzado a escribir el libro porestar implicado emocionalmente en lo que estaba pasando. Pero además herecordado que le comenté a un «amigo» de los que a veces se pagan lascañas, que si no lo escribía entonces es porque aún no tenía el final. Así es,buscaba un buen final para mi libro, y por fortuna lo encontré.Llega el final del libro, el final feliz, mi última dedicatoria, a la persona a laque amo y me ama día a día, a mi amiga, mi compañera, a la mujer querompe con los estereotipos artificiales que hablan de «la mujer de mi vida»,¿qué la mujer de mi vida?, la mujer de hoy, que no mira al futuro y no lepreocupa si alberga el título nobiliario de mujer de mi vida, a mi mujer,Marga.Acababa de regresar de un viaje por Europa visitando París, Ámsterdam,Copenhague, Bergen y Berlín. Fue un viaje de una belleza inolvidable, sibien a cada ciudad que llegaba pensaba en tomar el primer avión de regresoa Madrid por la pésima compañía que llevaba, los «amigos» que a veces sepagan las cañas.De hecho, ellos también debieron acabar hartos de mí, porque desdeentonces, gracias a Dios, hemos perdido el contacto. No merece la penagastar mucho los dedos hablando de estos «amigos», pero si hago estaanotación porque justo después de este horroroso viaje conocí a mi mujerMarga.Había perdido la cuenta de las veces que había pensado por qué no habíatenido la suerte de mis padres, de encontrar una persona con la que se poderconvivir, con alguien con quien el día a día fuera el respeto mutuo, el amor,que estuviera dispuesta a compartir.Yo conocía bien el lado opuesto, los «amigos» como Rocinante y DonQuijote, vampiros, amigos a los que tardé tal vez demasiado en descubrir suscartas, ¿cómo pude tardar tanto en hacerlo sabiendo que iban de farol?- 276 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Conocía aquella mujer que en una ocasión me dijo que era «el amor de suvida», lo que no sabía yo el concepto que tenía ella de la palabra «vida»,vamos cuatro meses.Aquella mujer que te pide que confíes en ella cuando se salta a la toreratodos los valores básicos de una convivencia. Es fácil detectar este tipo depersonas.Si alguien te dice el segundo día de conocerla que eres «el amor de su vida»,ya puedes comenzar a pensar que ya ha empezado a mentirte o que tal vezesté algo desequilibrada, si esa persona espera a que pagues tú, además esque tiene mucha cara.Si esta persona sin venir a cuento te dice, que ella nunca pone los cuernos, yate puede a empezar a dar la risa, ten por seguro que ya tienes más cuernosque el toro de Osborne.Si a los cuatro meses, esa persona, te dice que vamos a darnos un respiro,que necesita tiempo, es que ya le empieza a resultar molesto estar con dos ala vez, te ha dejado.Pero aquella mujer al igual que los «amigos» de los que a veces se pagan lascañas, me empiezan a calentar los dedos, prefiero hablaros de personasauténtica, como mis padres, de una mujer con sus cinco letras y de unhombre con sus seis.Al regreso de mi viaje estaba aburrido, sin amigos y aún con algo devacaciones. Hice lo que normalmente solo hacía en casos de emergencia,chatear.Nunca me gustó chatear porque es demasiado difícil encontrar a alguien queno te insulte o te trate de hacer daño emocional, pero estaba demasiado solopara no correr ese riesgo.Después de unos cuantos insultos, vejaciones y las que dejaban de hablar deinmediato cuando les respondía mi edad o no lograban sacarme una fotomía, pinché a M_A_R. Recuerdo poco sobre lo que hablamos, el hecho esque estuvimos chateando hasta altas horas de la madrugada sin apenasdarnos cuenta de que pasaba el tiempo.Después de mucho hablar, pude deducir que era una buena persona,respetuosa y quedamos para ir a bailar, porque a ella también le gustabamucho salir a bailar.La llamé al mediodía y fue mi primera conversación por teléfono, tenía unavoz que me gustó mucho, como muy cariñosa, esto daba más fuerza a mihipótesis de que era buena chica.Me dijo que se había tomado un vermut (vermú) y que se había pillado unabuena castaña, me hizo reír y confirmamos que nos veríamos por la noche enuna discoteca en la que hacían quedadas los del chat.- 277 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Era una cita a ciegas porque no sabíamos ninguno de los dos cómo éramosfísicamente, por fortuna no me equivoqué de persona y di con ella a laprimera, digo esto, porque bien es sabido por los que me conocen mi famade despistado.En una ocasión quedé con un chico que quería dar unas clases con mimaestro de guitarra y debí preguntar antes a cuatro personas hasta que dicon él.Como no nos conocíamos, quedamos en un lugar de la discoteca en el quecreyéramos que habría poca gente para evitar una confusión, el sitio elegidofue subiendo las escaleras más cercanas a la entrada de la discoteca, justoenfrente de un león disecado encerrado en una jaula que curiosamente vigilala entrada a los aseos.Yo llegué pronto y como aún no había nadie me fui a dar una vuelta por ladiscoteca, aunque ya la conocía, era tan peculiar su decoración que podíasentretenerte un buen rato, a mi regreso ya había una chica que parecía estaresperando y le dije:Miguel:Marga:Miguel:Marga:Miguel:Marga:Miguel:Marga:Miguel:Hola, ¿eres Marga?Hola, ¿qué tal? (Dos besos)¿Llevas mucho tiempo esperando?No, me entretuve cenando, creí que llegaba tardeYo estuve echando un vistazo por la discotecaMientras llegabas te envié un mensaje al móvil(Leo el mensaje) ¡Me va a comer el león!(Miro al león disecado) ¡Tiene cara de hambriento!(Ríe) ¡Ven y te presento a mis amigos!Ah valeCuando acabas de conocer a alguien, es tanto lo que quieres saber del ella yes tanto lo que quieres decir que te puedes quedar sin palabras, es lo quellamo efecto embudo o lo que en informática se denomina cuello de botella,las ideas se agolpan en la memoria sin poder salir, empecé a notar que esome ocurría con Marga pero a ella no le importó mi torpeza hablando.Me daba buenas vibraciones porque, a pesar de mi torpeza en el hablatratando de decir cuatro palabras seguidas, ella no le dio importancia yenseguida empezamos a hablar con tonal naturalidad, como si nosconociéramos de toda la vida, ella respondía del mismo modo y asícomenzamos a conocernos.Me presentó a sus amigos y advirtió que se estuvieran quietas a las chicasque iban con ella. Quedé sorprendido de lo agradable que resultaba la gentede chat, por las pocas veces que había entrado en el chat, pensé que quizáfueran con cadenas y látigos y fueran a darme una paliza pero nada más lejosde mi imaginación, eran personas verdaderamente simpáticas.- 278 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Una vez hechas las presentaciones, nos subimos a unas mesas que hay en laparte de arriba de la discoteca y estuvimos charlando tranquilamente. Notardamos mucho en darnos el primer beso, quizá era algo que yadeseábamos desde la noche anterior cuando nos separaba una pantalla deordenador.Bajamos a bailar a la pista, al lado de una columna a la que tuvimos queapoyarnos porque había un camarero que pasaba con bandejas a la velocidaddel rayo.Pasamos la noche bailando, riendo, conociéndonos y de madrugada ya caside día, fuimos paseando a tomar un chocolate con churros. Era a primerosde septiembre pero ya comenzaba a refrescar, ella tenía una cazadoravaquera más grande que la mía y nos las cambiamos, mi cazadora se habíaquedado pequeña tras las vacaciones.Desde entonces hemos estado juntos, viviendo momentos muy gratos,también otros dolorosos pero siempre juntos. Cuando lo que has tenido en tuimaginación como el estado ideal, con una persona que te quiera, tecomprenda, te muestre su cariño porque le sale de manera natural, seconvierte en realidad, entonces eres feliz.Me llegó el amor a los treintaisiete años y agradecí ese momento casi tantasveces como las que lo había ansiado. Ninguno de mis escarceos amorososhabía prosperado, como así tenía que ser, porque siempre he huido de loauténtico.He pasado treintaisiete años por un mundo de ficción, ahora es cuando vivola realidad, cuando ves que lo que te rodea es ficticio, tus amigos son falsos,tus amores de contrabando y el único momento del día en el que vuelves a larealidad es cuando regresas a casa.Por eso debo agradecer y dedicar el libro a los dos pilares de mi vida, los queme mantiene en pie, mi familia y Marga.No sé si llegaré en mi vida a ver con mis ojos la torre más alta del proyectode la sagrada familia, la que simboliza a Jesús ascendiendo a los cielos,espero que a los arquitectos no se les olvide que toda torre necesita debuenos cimientos aparte de otras consideraciones que desconozco perointuyo, como que la torre no sea rígida.Así es la vida, como la torre de Jesús de la sagrada familia, no conseguirámantenerse en pie a no ser que se sustente sobre buenos cimientos. Yo hepasado la vida cayendo y volviendo a levantar, aunque debo agradecer aldestino por haber sigo bueno conmigo.Lo auténtico existe, en todos los lugares del planeta, pero la mente humanase afana por explorar donde no hay más que deshechos. Nos empeñamos enbuscar agua en ríos secos en lugar de ir a la fuente. Naturalmente no hablode lo físico, imagino que todos los lectores beben agua, si no, dejarían deserlo en breve.- 279 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Hablo del espíritu, de la mente, que creemos que no es real y dejamos volarla imaginación hasta un desierto para buscar agua en algún oasis cuando lomás sencillo es levantarse, coger un vaso y beber.Ahora me viene a la mente aquel compañero del curso de emprendedoresque iba a montar un negocio de gestión de intangibles, tan solo el nombre desu negocio ya llamaba la atención, ¿cómo gestionar algo intocable?.El espíritu, el alma es real, existe y por mi experiencia puedo asegurar que sumanera de funcionar es muy parecida a lo material. Mi ideal de vida loconseguí con treinta y tres años, materialmente lo tenía todo yespiritualmente también carecía de todo.Mi idea de la vida era ganar mucho dinero y trabajar poco, salir con una deanuncio «Fa», ir con «amigos» que a veces se pagan las cañas y llegar a casapara dar las buenas noches y a dormir.Las conversaciones de los compañeros de aquel trabajo en el que ganabamucho y trabajaba poco eran sobre el rolex que se acababan de comprar, suúltimo coche, las vacaciones en Marbella o el fin de semana en el chalé de lasierra. Materialmente tenían o al menos, aparentaban tenerlo todo, sinembargo espiritualmente carecían también de todo.La chica «Fa» llegó a presentarse en casa de mis padres con su madre las dosmuy enfadadas diciendo que en lugar de sacarla a exhibirla, pasábamos losfines de semana en la sierra de Guadarrama, que desfachatez.Mis padres con mucho respeto les dijeron que ya hablarían con su hijo, quepodían estuvieran tranquilas. Al regresar del trabajo me contaron la visita ymi padre me dijo con su buen sentido del humor, que no la exhibía losuficiente.Los «amigos» que a veces se pagan las cañas, tenían una filosofía curiosa,eran tremendamente despistados y en numerosas ocasiones se dejaban encasa la tarjeta, y por supuesto el dinero.Si por un casual habían ligado y se llevaban a su nueva adquisición, en unalarde de generosidad se dignaban a pagar una ronda, para que tú pagaras lasiguiente, sin embargo la mujer nunca pagaba, me daba una ligeraimpresión de que alguien salía perdiendo.Cuando llegaba a casa rendido de tanta falsedad, cenaba, daba las buenasnoches a mi familia y me iba a dormir. No valoraba lo que tenía, en casaestaba lo auténtico, mi familia y apenas los veía, me empeñaba una y otravez en emplear el tiempo con personajes hipócritas y materialistas de mediopelo.Si bien es cierto que si te quedas en casa, tampoco vas a tener laoportunidad de encontrar alguien con quien compartir tu vida, aparte de tufamilia. En casa puedes llegar a desesperarte y ver cómo pasa el tiempollegando al aburrimiento extremo, es necesario salir de casa.- 280 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Quizá lo ideal es pasar más tiempo con la familia y cuando sales, rodearte degente que tenga unos valores más acordes con los tuyos, sin excluir todoaquel que no comparta tus opiniones, de todo se aprende.Pero el cambio es el cambio, no es tan sencillo romper con los «amigos» quese pagan las cañas a veces ni con la chica «Fa» a la que hay que exhibir, si nome hubiera arriesgado a cambiar, no habría conocido a mi mujer.Podemos pensar en que hay algo de nuestra vida que quisiéramos cambiar,pero, de pensarlo, a llevarlo a cabo, hay un paso que hay que dar. De hecho,en muchas ocasiones pensaba hacerlo pero no llegaba a tener el valorsuficiente.Para poner un símil, es como el fumador que sabe que le hace daño, perosigue fumando, y llega a auto convencerse de que simplemente le gustafumar.La verdad que hay que darse un empacho muy grande de «amigos», chicas«Fa» y tabaco, y si es todo junto, mejor, como se dio mi abuelo de bombonessu primer día de trabajo en la bombonería.Lo que no cabe duda es que si no se tiene una idea clara de que se quiereromper con un determinado estilo de vida, el cambio no se va a producirnunca.No resulta fácil cambiar un hábito incluso cuando se tiene claro que sequiere hacer. En realidad lo más difícil y lo que nos inmoviliza es tan solo laidea de tener que hacerlo, cuando lo hacemos comprobamos que no era paratanto.Mi cambio no fue brusco, el orden fue el siguiente, primero me dejó la chica«Fa», luego en un estado excepcional de empacho de bombones, me dio porponer mi vida en peligro para salvar la vida de una chica que no conocía denada.No sé si como consecuencia de estas meditaciones, o simplemente porqueme estaba despintando un poco, mezclado con un poquito de mezquindad,me echaron del trabajo.Una vez que me echaron de ese trabajo, mi vida laboral es un desastre, dehecho ahora estoy en casa terminando este libro en lugar de trabajar comotodo el mundo.Más tarde me fui de vacaciones con mis dos mejores «amigos» que a vecesse pagan las cañas, tal vez, en mi subconsciente me atreví a emprender estepeligroso viaje buscando un empacho de «amigos».No sé quien acabó más empachado, si yo o si ellos, el caso es que desdeaquel viaje no hemos vuelto a cruzarnos las caras. No sé si ellos en algúnmomento puedan echarme de menos, yo sin embargo, cada día que pasa, mealegro más de haberlos perdido de vista.- 281 -


Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTEY por último, al carecer de amistades, busqué y encontré a la mujeradecuada. Puedo asegurar que es en la actualidad cuando me siento másfeliz, independiente y libre que nunca.Deseo a todos mis lectores que no hayan encontrado su rumbo en la vida,que llegue el momento en que lo hallen y que, a ser posible, el camino arecorrer sea menos tortuoso que el mío, aunque ojalá sea tan divertido o másque el mío, confieso que lo he pasado en grande en mi búsqueda de lafelicidad.Sería injusto no dedicar por último este libro a Zori, amiga mía, deseo decorazón que dondequiera que estés, encuentres algún día tu camino al igualque yo lo he encontrado, aunque a juzgar por tu inteligencia estoyconvencido que ya lo has encontrado, ¡que la estrella Zornitsa nos guie por elbuen camino el resto de nuestra vida!.FinMiguel Ángel Sáez GutiérrezLe obsequiamos con una copia dedicada de este libroen formato eBook, de este modo, podrá reproducir lamúsica y los vídeos en él contenidos.Envíenos su petición a masaezg@wanadoo.esindicándonos su nombre y dirección de email para surecepción, en breve recibirá su copia.Próximas PublicacionesCasi a la par de iniciar de mi biografía, dado que la música me ha acompañadodurante toda mi vida y me considero un gran aficionado a muchos génerosmusicales, me puse con otro proyecto que tienes en mente pero nunca encuentras elmomento de llevarlo a cabo, se trata de una novela musical.La novela que se llama Mi Flamenco, es una andadura por los seis años de mi vidaen los que tuve el honor de ser alumno de una de las figuras del flamenco actual, lanovela entremezcla las vivencias con mi maestro con las composiciones que me ibaenseñando en las sucesivas clases a las que tuve la suerte de asistir.Animo a todos los lectores, tengan o no formación musical a leer dicha novela porlo divertidas que resultan algunas de las anécdotas que en él aparecen, porque mimanera de describir al maestro es muy descriptiva y tal vez con la lectura podáisrevivir aquellos momentos que recuerdo como inigualables.También es una buena ocasión para empezar a disfrutar de la música de un mododiferente, tocando el instrumento cuyo aprendizaje no tiene fin, la guitarra. No senecesita una formación musical previa, pues las obras están escritas en cifra otabulación, el método más sencillo de aprendizaje aunque se complementa consolfeo para los más habituados a ello.- 282 -

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