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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Lo que tal vez no comprendía bien la señora era la diferencia que existe entrever algo primero y tenerlo a tu alcance, no di demasiada importancia alincidente y seguí metido en mis inquietudes.A parte de quitarme la mili de en medio y de conseguir un buen trabajo,había algo que rondaba por mi cabeza, formar una familia, imaginaba lo quesería mi vida si como mis padres, me despertara un buen día y al abrir losojos viera a la mujer de mis sueños.El otro componente familiar que me falta para que el modelo de mis padressea cumplido, son los niños, ¿cuántos niños tendría?, mi deseo en aquellaépoca era el de tener una familia numerosa, soñaba con que la siguienteimagen que viera al despertar después de mi mujer, fuera la de los enanos.Con los enanos me refiero a los niños, en mi casa siempre fui el enano de lacasa, era un título que llevaba con orgullo y dignidad, nunca pretendí ocuparotro lugar, el sexto lugar está muy bien, aunque realmente me hubieragustado tener hermanos más pequeños.Pero, ¿qué mejor modo de suplir esa cadencia que teniendo descendientes?,al fin tendría a quien cuidar, el hecho de ser padre, era uno de mis sueños enaquellos tiempos y ya había echado el ojo a una madre para mis hijos, unachica con la que compartir mi sueño de la gran familia, Almudena.Almudena era una compañera de clase, no se puede decir que fuera unachica explosiva, no demasiado guapa ni fea, su constitución no era como elmodelo de mujer de la época, sino más bien parecida a la de la maja desnudade Goya, aunque nunca llegué a verla desnuda, era así como la imaginaba.Me encontraba con mi primera barrera para llevar mis ambiciones a buenpuerto, mi timidez, ahora echaba cuenta que prácticamente todas las chicasque había conocido, había sido porque ellas me habían abordado a mí, aexcepción de mi época de ligón de discoteca, de la que apenas recordabanada.Qué ironía, que sea la mujer que te atrae aquella que te cuando te mira delejos provoca que apartes la mirada, que cuando se dirige a ti para hablarte tedas la vuelta y cuando por fin te agarra del brazo para decirte que quierehablar contigo, tu mente se bloquea y no te salen las palabras.Almudena:Miguel, ¿sabes qué clase tenemos ahora?Dios mío, sabe mi nombre, no me lo puedo creer, eso es que se ha fijado enmí, hay esperanzas, pero me invade un terrible miedo al ridículo, a ver siahora se va a pensar que soy un bobo, ¿qué le digo?Almudena:Ah, esto yo, no sé, voy a mirarlo en mi carpeta.Estoy hecho un flan, no sé si estoy más colorado o más nervioso, se me caela carpeta al suelo y aprovecha otro de clase para decir, ¡ahora tenemosMetodología guapa!, si es que siempre tiene que haber un buitre al acecho.- 19 -

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