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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Fue mi amigo Don Quijote quien me contó el caso aquel camarero quetrabajaba con él que manifestó estar acostumbrado a que le quemarancuando alguien le quemó con un cigarrillo fortuitamente, muyprobablemente el mismo día que le conté el caso de la camarera a la que le diel bofetón sin querer, pues ambos casos son parecidos.El camarero en su afán de que el cliente no se preocupara por su torpezallegando a quemarse, restó importancia al suceso, algo lógico, aunque lo quese sale de toda lógica es que añadiera que está acostumbrado a que lequemen, ¿cómo puede uno acostumbrarse a que le quemen?No se es menos educado por quejarte si alguien te infringe un agravio,incluso es recomendable hacerlo, pues de ese modo se actúa connaturalidad, y además por añadidura se puede restar importancia sirealmente carece de ella.A veces se confunde la educación con el servilismo, tal vez por herencia deotros tiempos, en los que pisar a los lacayos era lo corriente, es señal deevolución de una sociedad que estos vestigios del pasado vayandesapareciendo.No creamos que somos pioneros en la lucha por la igualdad entre clases yentre el hombre y la mujer, allá por el lejano mil ochocientos veinte nacióuna mujer española que consagró toda su vida y esfuerzo para que hoynuestra sociedad haya avanzado algo, Concepción Arenal.Toda una vida consagrada a una lucha que de poco sirve sin continuidad,necesitamos más personas como ella, ¿acaso crees que tú no podrías ponertu granito de arena?, por supuesto que puedes, de hecho eres partefundamental de esta sociedad.Queda mucho por hacer por la igualdad, es un error pensar que la lucha essolo asunto de los pensadores, la historia nos ha provisto de muchos ygrandes pensadores, tenemos vitrinas repletas de libros que emanan ideas,pero ¿dónde está la vitrina de los hacedores?También los hubo, pero la inmensa mayoría de los hacedores no aparecen enlas vitrinas y no los busquen en las librerías, nunca los encontrarán, fueronpersonas consagradas al servicio de la sociedad, como lo fue aquel con quiencompartí tantas tertulias y que tanto echo de menos, mi padre.En algunos aspectos la iglesia y la sociedad de asemejan, se tiende a creerque la iglesia la forman los líderes espirituales cuando en realidad laconforman líderes, creyentes, no creyentes, malos y buenos, es decir, todos.También se tiende a dejar en manos de los políticos el rumbo de la sociedad,cuando en realidad todos debemos poner de nuestra parte, demasiadossiglos de servilismo nos han malacostumbrado.Ahora es el momento, no fue ayer ni será mañana, es ahora cuando debemostomar cartas en el asunto, ha llegado la hora de la partida.- 75 -

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