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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ZORI 2ª PARTEVaya careto que tiene el lirón careto, si los roedores por tradición suelenproducir miedo y rechazo, sin embargo mi nuevo amigo tenía cara debuenos amigos, al menos carecía de dobles intenciones, su cara era el reflejode su alma, no interpretaba ningún papel, cosa que no podemos decirmuchos humanos.Pasé un rato agradable en contacto con la naturaleza , una vez que meempaché de naturaleza subí con aires renovados a la casa de Don Quijote yde camino me encontré con Rocinante que venía refunfuñando por habertenido que hacer el camino de regreso caminando.El careto de Rocinante no es tan gracioso como el del lirón careto, porcuestiones varias, entre otras los derechos de imagen, no voy a hacer pasaren mal trago a los lectores de tener que ver el careto de Rocinante, desdeluego mucho menos agradable del que ahora mismo están ustedes viendo.Al darse cuenta Rocinante que me importaba poco sus comentarios porhaber tenido que regresar a pie, teniendo en cuenta que le habíamos avisadode que había una tirada andando haciendo caso omiso de nuestrasadvertencias, sacó un tema que sabía que no me gustaba.Cuando estaba pensando que además no le había venido nada mal el paseo aRocinante hacer algo de ejercicio, me dijo que él no había tenido mi mismasuerte de que sus padres tuvieran una casa en la sierra.Sabía por dónde iban sus comentarios, ya hicieron el mismo comentario enotra ocasión él y un compañero mío de trabajo un día que salimos porMadrid, lo decían en sentido peyorativo, dando a entender que yo pertenecíaa una clase diferente por tener mis padres un piso en la sierra.Yo que siempre he estado en contra de todo tipo de injusticias, que desdeniño había cantado a los cuatro vientos canciones protesta hablando dederechos y de libertad, ahora era señalado con el dedo porque mis padrestenían un piso en la sierra.No di tregua, les dije que si mis padres tenían ese piso, era a fuerza detrabajar duro, que nadie les había regalado ni uno solo de sus ladrillos.- 36 -

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