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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Amor VerdaderoQué fácil me resulta escribir sobre amor verdadero habiendo nombrado haceunos instantes al ejemplo más claro que yo he conocido, el de mis padres,retrocedo en mi memoria, les veo y estoy viendo en imágenes, sin palabras,eso que tantos buscan y es tan difícil de hallar, el amor verdadero.Pero se puede llegar a tener una percepción equivocada de lo que es amorverdadero, de hecho, es lo que me ocurrió a mí con Soledad, se podría decirque el mundo en que vivimos se divide en dos, uno el que es realmente yotro el que percibimos o creemos ver, muchas veces tan distinto al real.Las circunstancias en que vivimos nos pueden hacer percibir lo que nosrodea de un modo distinto, un ejemplo de esto que me quedó grabado me lodio un profesor de filosofía, allá en mis tiempos de instituto, concretamenteen la época transcurrida en el capítulo 18 de la primera parte de mi biografía,Zori 1ª Parte.Nos contó aquel sabio maestro que siendo niño tuvo un amigo ciego y lepreguntó cómo era el color rojo, él enseguida le respondió, es un color muyestridente, muy chillón, su amiguito ciego tras un rato de reflexión le dijo:¡Ah, ya sé como es, el color rojo es como una trompeta!, ¿verdad?.La percepción que tenía mi maestro cuando era niño del color rojo era visual,cuando le dijo a su amigo ciego que el rojo era un color chillón no se referíaal sonido, pero él tenía otra percepción, la sonora, por ello lo llevó a suterreno imaginándose que el color rojo sonaría como una trompeta.¿Cuál de los dos amigos dio una respuesta más acertada?, en realidad las dosrespuestas son ciertas, porque el color rojo es chillón, pero no chillón porquetenga sonido, sino porque la percepción visual que produce el rojo seasemeja a la percepción sonora que nos produce una trompeta, paraentendernos, con ambas reaccionamos poniendo cara achinada, al igual quecuando nos comemos un limón.Con este ejemplo puedo explicar mejor mi vivencia con Soledad, deseabaencontrar en ella el amor verdadero al igual que el niño ciego buscaba unaexplicación a la duda de cómo sería el color rojo.Soledad me regaló los oídos con palabras de amor, decía que éramos almasgemelas, me juró que yo era el amor de su vida, que no había encontrado anadie como yo y que jamás me dejaría escapar, toda esta explicación juntocon mi enamoramiento, fue más que suficiente para creer en sus palabras yllegar a enamorarme, me satisfizo la respuesta al igual que al niño ciego legustó la respuesta de que el color rojo es chillón.Efectivamente existe el amor verdadero, pero no fue aquel que me mostróSoledad, que me abandonó meses después por otro chico que le gustaba másque yo, me calló como un jarro de agua fría pues yo había creído en suspalabras de amor, ahora sí sé lo que es amor verdadero, es el que medemuestra mi mujer día a día, no con palabras, sino con hechos.- 167 -

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