12.07.2015 Views

Descargar original - Ediciona

Descargar original - Ediciona

Descargar original - Ediciona

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» 10. HeidiCamello DesbocadoEn el año mil novecientos noventa y ocho, a dos años del esperado cambiode milenio, contaba con veintinueve años y mi fiebre por las Islas Canariasno había hecho más que empezar.Había oído decir que visitar las islas en invierno tenía un encanto especial,poder bañarse en el mar cantando un villancico era algo insólito, al menospara los peninsulares que no tenemos costumbre, es más común paranosotros la estampa navideña de los campos cubiertos por un manto denieve.Sin embargo hay muchos canarios que no han visto la nieve en su vida,exceptuando los tinerfeños que no tienen más que subirse al Teide un mesde enero, incluso recuerdo algo que me llamó la atención, hay canarios queno han salido nunca de su isla.Experimentar la sensación al descubrir lo nunca visto antes es excitante,como por ejemplo, la primera vez que contemplamos con nuestros propios labelleza del mar.Hay una imagen que siempre retengo en la memoria, es la de un niñofrancés que con apenas tres años grita a su madre señalando el mar.Niño:Madre:Rechercher maman, la mer (mira mamá, el mar)Oui mon fils, qui est belle (sí hijo mío, es hermoso)Recuerdo la primera vez que jugué con la nieve, era como si hubieranbañado los campos de azúcar, sin embargo al cogerla su tacto era muy frío ycuando quería llevármela a la boca, se había convertido en agua.Descubrir y explorar nuevas sensaciones es algo muy recomendable, algoque a lo largo de mi vida he hecho siempre que he podido permitírmelo,quién me iba a decir que tan solo un año más tarde me encontraríasobrevolando en hidroavión las mil islas de Canadá.Mientras sobrevolaba una de estas islas, le pregunté a la joven piloto que notendría más de veinte años que si conocía quién habitaba el castillo tanbonito al que nos dirigíamos y de paso le pedí si podía acercase más paraverlo mejor.La joven me contó la historia, era de un señor que había hecho fortuna enNueva York y le quiso hacer este regalo de bodas a su futura esposa, peroella falleció repentinamente tras la boda y tras la tragedia, el castillo quedódeshabitado, pero por orden del desafortunado esposo, se mantuvo elservicio del castillo para que el alma de su bella esposa pudiera tener unlugar donde morar y encontrar paz y tranquilidad eterna.- 118 -

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!