12.07.2015 Views

Descargar original - Ediciona

Descargar original - Ediciona

Descargar original - Ediciona

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Cuando me di cuenta que toda mi vida la había pasado regalando a missemejantes todo mi amor propio, me encontraba bastante bieneconómicamente, tenía una novia que según sus propios cánones de belleza,era resultona.Tenía dinero, una vida sexual intensa, muchos «amigos» con los quedivertirme, había viajado por América, Europa y África por tierra, mar y aire,no tenía una hipoteca, pero no la necesitaba, tenía poder. En mi profesiónhabía llegado a lo que muchos desean, trabajar poco y ganar mucho.Mi éxito también se extendía en mi afición preferida, la música. Desde niñohabía querido ser músico, ya había conseguido que me bautizara como tal,uno de los mejores guitarristas de flamenco del mundo, para mi gusto, elmejor. Lo hizo en la dedicatoria de un libro de partituras de obras suyas queme regaló.¿Qué más se podía pedir?, tal vez se me olvidó pedir un tercer deseo a lalámpara de Aladino, la eternidad. Error o no, el caso es que no poseía esedon. Menos mal, con el tiempo he visto que ese tipo de vida que llevaba nome gusta nada, y que estar condenado a una eternidad viviendo así, no meresulta atractivo.Hace pocos días realicé una entrevista de trabajo con una psicóloga, me hizobastantes preguntas sobre cómo me consideraba yo mismo, qué imagentenía sobre mi persona. Y además me pidió algo imposible, que trasladasemi mente a los que me rodean, es decir, que me pusiera en su mente y medescribiera.Mi respuesta fue positiva en cuanto a mi imagen, tengo buen concepto de mimismo. No le pareció gustar a la psicóloga la buena apreciación que tengode mi persona. Por otro lado, le dije, que lo segundo que me pedía, ponermeen la mente de los demás, es simplemente, imposible. Además tampoco mepreocupa lo que piensen otros de mí.La empresa me descartó inmediatamente de sus filas, de lo que deduzco queno les interesan las personas que tienen amor propio. La psicóloga se enfadóporque tenía buena opinión de mi mismo, y lo que le llevó a montar encólera, fue que le dijera que era imposible trasladar mi mente a la mente deotras personas. Lo que ya le llevó los demonios, fue que le dijera que meimportaba poco lo que los demás pensaran de mí.En numerosas ocasiones me he preguntado el tipo de formación que seimparte en Psicología. Estas dudas me las planteo porque no es la primeravez en la que me encuentro problemas con psicólogos de recursos humanos.Parecen regirse por unos baremos que para mí resultan ciertamenteincomprensibles, lo peor de todo, suele utilizar esos baremos comoherramienta para considerarme no apto para un trabajo determinado.¡Cuán feliz sería si el estado español me diera la invalidez!, pues ese títulohorroroso llevaría consigo una pensión para subsistir. Pero no, el estado meconsidera apto y las empresas no apto, mientras navego en el limbo.- 259 -

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!