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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Era mi tercer y último año en la universidad, comenzaba a pensar en buscaralgún trabajo para el verano y de no encontrar algo, hacer la mili, que enaquella época era una traba más para poder encontrar empleo.Se encontraba mi mente inmersa en mis inquietudes cuando subí al autobúsy me decidía a tomar asiento, de repente oí un grito de una señora queestaba en la zona del conductor que decía:Señora:¡Oiga joven, ese sitio es mío, yo lo he visto antes!Todavía hay gente que sigue pensando que la edad y la inteligencia estánproporcionalmente relacionadas, nada más lejos de la realidad, la pobremujer había ido a toparse con el joven más cabezota de la ciudad.Sin inmutarme por las palabras de la señora, tomé asiento y vino a toda prisahacia mí haciendo aspavientos y exhortándome a levantarme de inmediatodel sitio que ocupaba, entonces saco de la chistera mi acento tejano tipoAznar y le dijo a la señora:Miguel:Señora:Sorry, mi no comprende que habla.¡Sí, sí, estos extranjeros entienden lo que quieren!Un compañero de la universidad que ha visto todo, no puede contener la risay entonces la señora la toma con él y le intenta levantar de su sitio, elconductor oye gritos, para el autobús y acude a la parte trasera.Cuando el conductor se informa de lo sucedido por un señor que lo ha vistotodo, entonces trata de explicar a la señora que los sitios no tienen dueño,que se sienta el que antes llegue a no ser, claro está, que se trate de casosexcepcionales.Como es el caso de que se trate de una persona mayor, embarazada, niño ocualquiera que tenga mermada alguna facultad física para dificultar supermanencia de pie y le dice que ella no se encuentra en ninguno de esoscasos, así es que hiciera el favor de calmarse para poder continuar el trayectodentro de la normalidad.Entonces la señora la emprende a bolsazos contra el conductor, entoncesllega otro trabajador de la empresa de autobuses, la inmoviliza y procede asu expulsión del autobús.Cuando la suelta en la calle, se lía a bolsazos contra él y en ese momentollega la policía que tras recibir algún que otro bolsazo la reducen y la metenen la parte trasera del vehículo policial.De haber sabido antes que la señora le daba tanta importancia al hecho detomar asiento, o que era capaz de llegar a agredir a la policía por algo tantrivial, no hubiera dudado en cederle el sitio. Hubiera bastado con pedirlo,en lugar de exigir que me levante otro por haber visto el sitio antes, aún hayalgunos creen tener derecho sobre todo aquello que ven.- 18 -

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