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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Algo parecido le ocurrió a un amigo de mi adolescencia, se enamoró de unachica y estuvo durante un año agasajándola con palabras de amor y regalos,cuando ella al final accedió, la relación duró apenas una semana.Es evidente que el tiempo ejerce su influencia, aunque neguemos una y milveces que hemos cambiado, es negar la evidencia, no que no logrocomprender es el por qué de ese deseo incontrolable de disimular que hemoscambiado, ¿acaso creemos que cambiar es negativo para nosotros?Deberían enseñarnos de niños a prepararnos para que aceptemos nuestrocambio como sinónimo de desarrollo, el desarrollo nunca puede ser malo ypara poder desarrollarnos necesitamos aprender para lo cual en numerosasocasiones necesitaremos ayuda, algo que nos cuesta horrores aceptar, quealguien nos ayude.Un ejemplo de nuestra negación ante el cambio puede darse en nuestraobsesión por quitarnos años o no cumplirlos, eso es negar la realidad y noaceptarla, sería recomendable que comenzáramos desde hoy mismo aaceptar este hecho, al igual que nacemos, crecemos, nos desarrollamos ymorimos, eso es algo que hay que aceptar y no necesariamente desde unpunto de vista negativo.Hace pocos días encontré un ejemplo de negación en rotundo a que alguiennos pueda prestar su ayuda, íbamos mi mujer y yo en el metro y una chicajoven hacía intentos desesperados por encuadernar un libro, lo estabahaciendo mal y estaba claro que de ese modo jamás conseguiríaencuadernarlo.Mi mujer me miró y adiviné lo que iba a decirme, acerté, me preguntó que sile ofrecía su ayuda para encuadernarlo porque lo estaba haciendo mal y ellaconocía perfectamente cómo encuadernarlo.Adiviné por instinto que era muy probable que la chica se negara a que laayudaran, yo le advertí a mi mujer que si quería se ofreciera para explicarlecomo encuadernar el libro, pero que no se extrañara si la chica rechazaba suayuda.Volví a acertar, cuando mi mujer se levantó y le ofreció su ayuda paraencuadernar el libro, ella se negó a que la ayudase, argumentó que ella yasabía cómo hacerlo solita sin necesidad de que nadie le dijera como teníaque hacerlo.Tendemos a creer que las cosas cambiaran solas, que todo mejorará al díasiguiente, en el nuevo año o sino, con un poco de suerte, todo será mejorpara el nuevo milenio, corría el año dos mil y comenzaba a sentir en todas lasfibras de mi ser rebeldía, había sido durante toda mi vida el polo opuesto aaquella chica que se negaba a que le encuadernaran el libro, yo no sabíadecir que no.No se puede ser tan radical que se diga a todo que no, ni tan voluble quesiempre se diga que sí, hay que ser libre para elegir lo que se quiera.- 151 -

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