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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Ya estaba en el cielo, de aquel que tanto me habló desde que era un niño,aquel en el que estaba su padre al que ya no veía desde que él era apenas unadolescente. Dentro de mi dolor, pensé en que al menos él ya era feliz y librede dolores y sufrimiento.Los días restantes fueron tranquilos, tengo la creencia de que cuandoalguien de tu familia está entre la vida y la muerte, eso hace que tu cuerpoesté alerta, en continua, cuando para la barrera, la tensión desaparece.La sensación era de calma, ahora era el momento de aplicar toda su teoría,sus creencias, era el momento de tener fe.Fueron dos noches las que pasó en el velatorio, la primera fuimos adescansar, dormí profundamente, con un sentimiento de paz interior difícilde expresar.No me cabía la menor duda que desde el cielo, nos estaba aplicando a todala familia un ungüento contra el dolor del alma, parecía increíble peroestábamos como anestesiados.Ha pasado ya casi un año que se fue, hoy en día me siento bien, a veces seme empapan los ojos, pero me encuentro tranquilo, me siento másacompañado que nunca.Nunca me oiréis hablar de la ausencia de fe, de hecho, muchas personas alas que quiero dicen no tenerla y no por ello los quiero menos. Pero a mí lafe no me hace ningún daño.A ti papá te dedico este libro, te dedico cada movimiento, cada esfuerzo,cada acción que emprendo, porque, desde que me levanto a primera hora, sipienso en ti, me siento fuerte, valiente, la cobardía amiga de la maldaddesaparece.Una reflexión sobre la maldad, hay muchos tipos de maldades, algunasllegan a ser malas malísimas, otras travesuras. Lo que creo que produce lamaldad es la cobardía, la inseguridad, la incapacidad de afrontar un error yde reconocer que como humanos que somos, erramos.No sabes la alegría que me producía cuando veníamos a veros a mamá y a tia casa, Marga y yo. Verte que con las dificultades que tenías para levantartepor esos dolores de espalda, hacías ese esfuerzo y le dabas un abrazo a la quees mi mujer.Ella te quería mucho, el día que entraste en urgencias y me dijeron que nitan siquiera iban a operarte porque no había nada que hacer, cuando se loconté se echó a llorar, solo te conoció un año, pero te quiso como se quiere aun padre.Te dejabas querer, todo aquel que te ha conocido ha quedado prendado detu bondad e inmediatamente se ha percatado que enfrente tenía a un modeloa seguir, un gran maestro.- 275 -

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