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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» ¿Quién no desearía que su obra y su saber se transmitiera a otrasgeneraciones?, es probable que un día me decida a inmortalizar mis clasescon mi maestro Carlos, tal vez puedan sacar ideas futuras figuras delflamenco, compartir estas enseñanzas que si no me ha hicieron crecer comomúsico, sin suda me hicieron crecer como persona.Era un día de primavera a las puertas del verano, a mediados del mes demayo del año noventa y seis del siglo pasado. Mi afición por la música erabien sabida por todos los que me rodeaban, siempre llevaba conmigo unaguitarra en el maletero del coche y en la madrugada salía para dar los buenosdías al sol en la plaza del pueblo serrano de Los Molinos.Hasta aquel día, todo lo que sabía de música lo había aprendido por mímismo, era autodidacta, no había tenido la suerte de tener un maestromusical. Pero era el día en que mi suerte iba a cambiar, se me brindaba laoportunidad de tener de maestro a uno de los grandes.Mi conocimiento musical era amplio en géneros pop, heavy, blues, jazz y eramuy aficionado a algunos géneros del flamenco, pero sin conocimientosprofundos. Mis flamencos favoritos por aquel entonces eran Kiko Veneno,Los hermanos Amador, Tomatito, Paco de lucía, Camarón, Ketama sinolvidar a uno de mis preferidos, Manzanita.El sueño de cualquier aficionado, podría ser perfectamente que algúncomponente de su grupo preferido le diera clases particulares. Pero queademás, el que te fuera a dar clase fuera un maestro de los componentes detu grupo, era más que un sueño.Por aquel entonces, mi grupo preferido era Ketama y me iban a presentar altío de los Ketama para darme clases de guitarra, nada menos que CarlosHabichuela. Se me brindaba una oportunidad única, lo que no podía niimaginar que además de maestro, iba a ser mi amigo.El día que me presentaron a Carlos Habichuela no me había dado tiempo aponerme nervioso, porque en cuanto me dieron el aviso salí disparado comouna bala al bar en el que le conocí. Convenimos que el día mejor para lasclases era los sábados y así empecé mi primera clase.Me preparé mis hojas para escribir en tabulación, la grabadora para noperder ni un detalle, el portaminas y un borrador. Cuando llegué a su casahabía muchas fotos en el recibidor, pero no tuve tiempo de verlas porqueenseguida pasé a la habitación donde íbamos a dar la clase.Me presentó a su mujer Toñi y a sus hijos Saira, Carlos y Cori. Ya en lahabitación pude ver una foto muy entrañable con Juanito Valderrama, unafoto de amistad.Comencé pues mi primera clase en la que me enseñó un Ritmo Brasileño,gracias a las anotaciones, la grabación, el esfuerzo de repaso semanal y losretales que quedan en la memoria, he podido realizar la siguientetrascripción.- 100 -

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