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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Suelen decir en mi tierra que siempre habla el que más motivos tiene paracallar, tal era el caso de la becaria, me enteré con el tiempo que tan solo dosde los seis becarios cumplíamos los requisitos obligatorios para optar alpuesto de tener estudios universitarios de informática.Seis meses más tarde la becaria enchufada volvió a hablarme, me extrañó,pues de los becarios, solo hablaba con uno de los enchufados que a pesar deserlo, era sociable y con la otra becaria no enchufada que además se sentabaa mi lado.Becaria: Hemos decidido que vayas a pedir un aumento al jefeDebo reconocer que la seguridad con la que me dijo aquellas palabras medejó desconcertado, era evidente que yo no iba a ir a hablar con nadie parapedir un aumento y menos a pocos días de la posible renovación delcontrato.Miguel: ¿Ah, sí?, y dime, ¿quiénes habéis decidido tal cosa?Lo habían decidido tres de los becarios enchufados, no contaron para tancuriosa decisión con el otro enchufado, aunque no puedo asegurarlo,sospecho que su enchufe era tan importante a juzgar por su manera de vestiry el coche que tenía, no necesitara de ninguna subida de sueldo.Pero si convencieron a la becaria no enchufada, no sé cómo, pero leconvencieron de que yo debía ser el pardillo que pidiera un aumento desueldo al jefe de informática días antes de la posible renovación.Medité un momento sobre la razón que les podría haber llevado a pensar aaquellos cuatro becarios que yo iba a ser tan estúpido de pedir, en nombrede todos, una subida de sueldo cuando aún no sabía si me renovaban elcontrato o no, solo se me ocurría una explicación, era que debían tener pocasluces.Becaria: ¿Te ha quedado claro?, mañana vas a pedir el aumentoContinué el resto del día realizando mi trabajo, pero con una idea en lamente, tratando de comprender que en este mundo ha de haber de todo y enesa etapa de mi vida me había tocado tener como colegas a unos ineptos.Al día siguiente a las nueve de la mañana vino la becaria enchufada a mi sitioy me informó que ya estaba el jefe en el despacho, que ya podía entrar ypedirle el aumento en nombre de todos los becarios tal y como habíamosacordado.Miguel: Lo he pensado mejor y no voy a ir a pedir el aumentoEste fue el comienzo de seis años en una empresa en la que tres becariosenchufados y una becaria no enchufada pero con pocas luces trataron dehacer todo lo posible por acabar conmigo profesionalmente sin éxito.- 126 -

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