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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Veía incluso caras de decepción en las compañeras de Soledad, ellas habíanvisto con sus propios ojos la traición, una de ellas incluso me dijo en undescuido de Soledad, sal de esta antes de que sea demasiado tarde.No quise hacer caso de aquella noble compañera de Soledad, que aún siendosu compañera quiso ponerse del lado del agraviado, también tuvo tiempomás tarde unas palabras con el amigo de Rocinante, me dijo, reconozco miculpa, pero ella no fue menos culpable que yo, incluso diría que másculpable aún.Yo que soy poco amigo de las culpas, me confundí y continué aquella farsade relación con Soledad, llegó el mes de Septiembre y me invitó Soledad a ircon sus hermanas a un pueblo de Castellón, acepté, como no podía ser deotro modo.Marchó ella primero con sus hermanas y el marido de una de ellas, yo iríadías más tarde, llegué con un poco de dolor de cabeza y antes deencontrarme con ellos, me dirigí a una farmacia para comprar paracetamol.Delante de mí había un señor mayor, de unos ochenta años de edad, senotaba por su tono de voz que era algo cascarrabias y cuando le tocó suturno pidió al farmacéutico unas pastillas del doctor Andrés.Pedir en España unas pastillas del doctor Andrés es como pedir en Perú un«Pisco Ducha» en lugar de un Pisco Shower, de toda la vida se han llamado aeste medicamento las pastillas del doctor Andreu, ¿qué pensaría el humoristacatalán Buenafuente si todo el mundo le empezara a llamar Andrés?Una de las riquezas de mi país es la de la diversidad lingüística, hay quepreservar la riqueza cultural so pena de acabar quemando los libros que nonos gusten como se deleitaban quemándolos el licenciado y el barbero en elQuijote.¡Que nunca jamás se oiga el grito más bárbaro de los que se haya oído en lahistoria de mi país, procedente de la profunda garganta de Millán-Astray!diciendo: «Muera la intelectualidad traidora, Viva la Muerte», y yo mepregunto, ¿cómo diablos puede vivir la muerte?Pero quisiera dar un tirón de orejas a esos otros, que conociendo el idiomacastellano, se niegan a hablarlo para dar una información a un forastero, sinmeterme en la idea de la independencia, de la que soy partidario siempreque el pueblo así lo desee, ¿os creéis acaso menos burros que Millán-Astrayaquellos que convocáis oposiciones en catalán negando así el derecho aacceder a la administración a quienes no conocen el catalán?Finalmente me reuní con Soledad y familia, los recuerdos de aquellos díasson vagos, recuerdo ver el modo efusivo en que vino a recibirme Soledad, noparecía ser la misma que días antes me había traicionado con el amigo deRocinante, era como si hubiera olvidado que días antes me había clavado unpuñal a traición, pero dejé esos pensamientos estar en eso, solopensamientos y decidí pasar esa semana de vacaciones lo mejor posible.- 161 -

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