12.07.2015 Views

Descargar original - Ediciona

Descargar original - Ediciona

Descargar original - Ediciona

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» La GitanillaRealmente con veintiocho años ya tenía edad para desechar mis sueños deartista de fama reconocida, desde que de niño me llamó la atención lamúsica, me puse a tocar la guitarra y soñaba que un día sería una estrella delrock, o con ser uno de esos cantautores de canción protesta.Pero cuando se ha pasado la juventud sin lograrlo y uno se va acercando a sumadurez, todos esos sueños pasan a un segundo plano, te das cuenta que lavida no es tan larga como creías, que ya no puedes gastar ni un minuto másde vida soñando en un futuro, que la vida se pasa y hay que vivir cadamomento.Mi maestro de guitarra me presentó a grandes artistas, algunos fueronaquellos que de niño tanto admiré y en esos días me presentó a un artista defama mundial con el que siempre soñé poder tocar mi guitarra algún día, yfue entonces, de repente, cuando aquel sueño se hizo realidad.Fuimos mi maestro y yo a uno de los bares típicos de Madrid donde sepuede tomar algo y disfrutar de buena música flamenca, a su vez, podíanestar escuchando en el equipo de música del local a algún artista queprecisamente se encontraba allí tomando algo con unos amigos.Pude ver a un señor de piel muy morena, con barba abundante y que llevabapuesto un sombrero, por su aspecto, pensé que sería alguna de esas viejasglorias que un día tuvieron cierta fama y hoy quedaron en el olvido, penséque tal vez era un pobre diablo, sentí incluso cierta pena por él.Entonces mi maestro me dijo que le siguiera, que me iba a presentar a unviejo amigo, la intuición me decía que a quien me iba a presentar era a aquelviejo diablo que había estado observando antes, esta vez mi intuición estabaen lo cierto, íbamos directos hacia aquella persona.Quiero ahora que piensen en su ídolo, no es que sea amigo de idolatrar anadie que no sea uno mismo, pero no cabe duda que aunque no muchas,algunas personas han suscitado mi admiración por su obra, sin lugar a dudasel primero de ellos, un hombre anónimo que no dejó un rastro de fama peroque tantas vidas salvó, mi padre don Santiago, hubo otros más reconocidos,tal es el caso de don Vicente Ferrer, cuya obra siempre será alabada por mí.Hablar de ídolos es tal vez algo exagerado, creo que jamás llegué al punto deidolatrar a nadie, aunque si he admirado ciertos trabajos, y tal era el caso deaquel viejo diablo, en aquel instante ignoraba por completo que esa personacamuflada, no era otro que uno de los artistas que más admiro, quién me loiba a decir.Entonces Carlos me dijo, Miguel, mira, te voy a presentar a un amigo, esPaco, entonces le tendí la mano y al alzar la vista hacia mí ese viejo diabloque permanecía sentado no era otro que él, aquel al que tantas vecesacompañé a la guitarra cuando era niño poniendo aquel disco que ya teníarayado de tanto usarlo en mi viejo giradiscos.- 111 -

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!