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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Mi Primera ClaseNo era la primera vez que jugaba contra unas mujeres al futbolín, recuerdoen una ocasión que una chicas de Vallecas nos dieron una paliza a un amigoa mí que no tuvimos otra que pasar por debajo del futbolín, no es que seademasiado bueno jugando, pero ellas eran de competición.Al día siguiente estuvimos en el centro cultural de la villa viendo la actuaciónde unos primos de Carlos que vinieron de Granada, les vimos el día anterioren el Candela y le dijeron que si queríamos ir a verles. La actuación queacabábamos de ver me gustó, pero era la actuación de sus primos meresultaba más atractiva.En ese momento me llamó Carlos para presentarme a un amigo suyo, anteshabía visto a un hombre con una barba muy larga y muy moreno, no imaginéque era ese su amigo, le di la mano y al mirarle a la cara me recorrió comoun calambre por todo el cuerpo, el que tenía enfrente, ese hombre camufladotras una barba larguísima era Paco de Lucía.Por aquel entonces que apenas llevaba unas cuantas clases con Carlos, todome parecía como un sueño, estrechar la mano al músico al que habíaadmirado desde que era un niño, desde aquellos años en que mi madre meregaló mi primera guitarra.En aquellos días que aprendí de oído «Entre dos Aguas». Me quedé comoparalizado en una banqueta sentado al lado del maestro, como paralizado,sin saber cómo reaccionar, tan solo escuché.Al día siguiente fuimos al concierto de los primos de Carlos en el centrocultural de la villa llegamos un poco tarde, pero vimos una actuaciónmagnífica.La entrada fue un poco accidental, cuando nos preguntó la mujer de lalimpieza que dónde íbamos, para no dar demasiadas explicaciones se meocurrió decir, somos los músicos.Era un poco sospechoso que fuéramos nosotros los músicos que íbamos aactuar porque ya estaba escuchándose la música, así es que la mujer ante lasospecha de que nos estábamos colando avisó al encargado. Ya estábamossentados cuando de repente apareció el encargado y nos pidió amablementeque le acompañáramos.Protestó el encargado que cómo se nos ocurría decirle a la mujer de lalimpieza que éramos los músicos cuando ya había comenzado el concierto ysonaba la música.Culpa mía, le pedí disculpas, y Carlos intentó cubrirme diciendo que lo quehabíamos dicho es que éramos músicos, no los músicos que estabantocando, claro está.El comentario que hizo el encargado a continuación fue muy poco acertado.- 98 -

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