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Miguel Ángel Sáez Gutiérrez «Marino» Gracias a Dios el hombre de color señaló arriba, había dejado la cámara enun compartimento para guardar las maletas, le dimos las gracias y buscamosotro asiento donde sentarnos.Una mujer anciana con la que me senté comenzó a decirme que no habíaderecho que el hombre de color nos hubiera quitado el asiento, le agradecísu apoyo pero le pedí que por favor no alzara la voz pues lo importante paranosotros era recuperar nuestros pasaportes guardados en el estuche de lacámara y por otro lado, no parecía muy razonable obviar el peligro quesuponía enfrentarse a un hombre armado.Al mismo tiempo que la anciana se percató que yo no era norteamericano yome di cuenta que me encontraba hablando en inglés, era la primera vez quemantenía una conversación fluida con alguien de habla inglesa, me amenizóel viaje y agradecí el incidente con el hombre de color, era mucho más gratala compañía de la anciana que la de Don Quijote.Don Quijote tuvo peor suerte con su compañía, le tocó de compañera deviaje una mujer que cargaba un bebé de apenas un año que no paraba dellorar, su enfado era considerable al salir del autobús cuando llegamos aNiágara.La habitación tenía una cama de matrimonio con un corazón muy grandecomo cabecera, comprendí que debía ser un lugar típico para viaje denovios, fue algo que nos causó risa a Don Quijote y a mí, ¿creerían queéramos pareja o tal se trataría de un hotel gay?Salimos de noche por Niágara, yo me recogí pronto porque aún estaba algoconvaleciente del resfriado y Don Quijote se quedó con unos amigos, unocanadiense u el otro irlandés, vamos para hacer un chiste.Esto eran un canadiense, un irlandés y un español… es el modo en quecomienzan muchos chistes en mi país y de chiste fue lo que ocurrió despuésque me contó al día siguiente Don Quijote, a mitad de la noche oí un ruidoen la habitación, un gruñido, un cuerpo a plomo caer en la cama y unestruendo de un cuerpo caer al suelo, era Don Quijote.Volví a quedarme dormido y me contó que se lio a tomar cervezas connuestros amigos y de la castaña que se pilló olvidó estar en Niágara y lepidió a un taxista que le llevara a su casa de la calle Castelló a lo que eltaxista le respondió: What?Le pidió al taxista que le dijera sitios de la zona, hasta que nombró el casino,lugar muy cercano al hotel donde cambiamos a dólares canadienses,entonces recordó todo y como resultado consiguió encontrar su camapreferida cuando llegaba piripi, el suelo.Llegamos al día siguiente a Gananoque, compré un forro polar donde se leía«Gananoque Boat», nos paró un policía y me preguntó si trabajaba en elembarcadero, me puse nervioso y en lugar de responderle, imité a José Isberten «Bienvenido, Mister Marshall» cuando soñaba que era pistolero.- 139 -

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