3) ESTADO DE LA CUESTIÓN EN LA HISTORIOGRAFÍA ACTUALLa primera valoración académica <strong>del</strong> mudéjar la hizo en 1859 J. Amador de los Ríos quien, en sudiscurso de ingreso en la Academia de San Fernando de Madrid, daba nombre a este fenómenoartístico tan peculiarmente hispano. La utilización <strong>del</strong> término la justificaba con un criterio étnico: losmudéjares, aquel sector de la población que repobló muchas de las ciudades y territorios cristianos <strong>del</strong>a Edad Media hispana, eran los artífices de ese mo<strong>del</strong>o de arquitectura cuyos materiales y sistemas deornamentación habían incorporado a las estructuras propias de la arquitectura románica o gótica,según la época. El término aplicado por Amador de los Ríos se basaba en la palabra árabe mudayyan,cuya traducción sería “aquel a quien ha sido permitido quedarse” en un territorio tras su conquista, y,aunque su aplicación no satisfizo a muchos de los historiadores <strong>del</strong> momento ni posteriores, porconsiderar otros, como morisco, más adecuados, el término hizo fortuna y ha prevalecido. Losustancial de ese planteamiento inicial era su relación con una etnia y la consideración <strong>del</strong> mudéjarcomo un sistema decorativo de la arquitectura aplicado a estructuras propias <strong>del</strong> arte cristianooccidental. Esas ideas se mantuvieron durante muchos años con pocos cambios, tal vez debido a queel objetivo principal de los investigadores era hacer el extenso catálogo de los edificios y suspeculiaridades, y demostrar su valía y su carácter hispánico. En esa órbita se movieron lasinvestigaciones de esa generación de maestros que pobló la <strong>Historia</strong> <strong>del</strong> <strong>Arte</strong> en España en la primeramitad <strong>del</strong> siglo XX, desde M. Menéndez Pelayo, hasta M. Gómez-Moreno, D. Angulo Íñiguez, elMarqués de Lozoya o L. Torres Balbás. Con esos criterios, algunos autores llegaron a utilizardenominaciones tales como “románico de ladrillo”, “románico mudéjar” o “gótico mudéjar”, puestoque para ellos se trataba de un sistema decorativo añadido.En la segunda mitad <strong>del</strong> siglo XX las cosas comenzaron a cambiar al compás de investigacionesmonográficas más profundas que llegaban a demostrar:1º. Que la aportación <strong>del</strong> arte hispanomusulmán se extendía a estructuras arquitectónicasbastante complejas y eficaces.2º. Que la decoración mudéjar tenía un sentido superior al estrictamente ornamental y contribuíaa modificar el espacio típicamente cristiano.3º. Que el uso de los materiales propios de la arquitectura mudéjar e hispanomusulmanaimplicaba el dominio de unas técnicas distintas de las usadas en las construcciones en piedra<strong>del</strong> arte cristiano.4º. Que no se trataba de un arte sustentado en una etnia, sino que, junto a alarifes y carpinterosde origen musulmán había otros muchos cristianos que habían aprendidos esas técnicas.5º. Los estudios comparativos dentro de regiones e interregionales demostraban los intercambiosy la retroalimentación constante <strong>del</strong> arte musulmán de cada período y, a partir <strong>del</strong> siglo XIV,<strong>del</strong> nazarí.6º. Que era un fenómeno artístico que había llegado a Hispanoamérica, pasando por las islas <strong>del</strong>Atlántico.En este proceso de cambio, en la consideración de los factores que conforman la génesis y expansión<strong>del</strong> mudéjar, tuvo una importancia decisiva la celebración de los simposios internacionales demudejarismo que comenzaron a celebrarse en Teruel a partir de 1975. A partir de ese momento, sehan ido imponiendo los criterios y conceptos relacionados más arriba y ya nadie los pone en duda.Sólo queda un elemento de controversia: el mudéjar ¿puede ser considerado un estilo?, comodefienden algunos investigadores —por ejemplo J. M. Azcárate— o ¿es solamente una “moda”?,como opina, entre otros, S. Sebastián.4
4) PLANTEAMIENTO DIDÁCTICOEl estudio <strong>del</strong> arte mudéjar no requiere criterios, planteamientos o métodos distintos de los apuntadospara el resto de las unidades dedicadas al arte medieval, por lo que, en líneas generales, se puede teneren cuenta lo escrito en las tres unidades anteriores.No obstante, sería bueno, como queda dicho en la introducción, insistir en los aspectos relacionadoscon la caracterización <strong>del</strong> “estilo”, los procesos de cambio/permanencia, de unidad/diversidad, y, muyespecialmente, en esas facetas formativas que conlleva su estudio: el ambiente de convivencia ytolerancia que lo hizo posible, y el alto valor patrimonial de edificios que, hace poco más de un siglo,estuvieron a punto de desaparecer por ser menospreciados.Dificultades previsibles en el aprendizaje y sugerencias metodológicasVuelve a ser un problema lo relativo al aprendizaje <strong>del</strong> vocabulario básico de la unidad, que se puedesalvar con el glosario realizado por cada alumno y alumna.Mayor dificultad ofrece sin duda la comprensión <strong>del</strong> proceso evolutivo, para cuyo aprendizaje esrecomendable la realización de cuadros sinópticos en los que se recojan las peculiaridades de cadaépoca y foco.Además de lo apuntado, no se deben olvidar las sugerencias metodológicas recogidas en unidadesdidácticas anteriores.Estrategias de motivación• Visita al edificio mudéjar más próximo, precedida de una presentación de la problemática.• Lectura de Aznar, F.: España medieval: musulmanes, judíos y cristianos, Madrid, Anaya,1993, o de alguno de sus capítulos.5