El oriente, en la historia antigua... - Facultad de Ciencias Humanas

El pintoresquismo de la antigüedad, especialmente el del Oriente, colmó diferentescolecciones en donde el uso de la descripción para referirse a ciertos espacios o situaciones,marcó la posición del emisor en un plano diferente, el del la cultura occidental, de allí queEgipto, y Babilonia, ocupen el lugar de lo novedoso, lo desconocido; utilizando un tiempoverbal, que reafirma el carácter pasado de tales afirmaciones. No se pretende establecer algúngrado de relación con la actualidad, ni en los mismos espacios ni mucho menos en el propio.Las narraciones se utilizan para destacar diferencias culturales desde la comparación y lavalorización.Entre las nuevas concepciones se trata, en algunos casos, de analizar interpretacionesdiferentes, 4 situaciones que pretenden ayudar a los lectores a un nivel interpretativo de lacuestión.Entre las categorías en cambio a la descripción, se busca nueva información, novedosa o recientepero incluye el peligro que la misma debería hacerse sobre textos historiográficos de reconocida calidad,no en aquellos en los que ha caído durante décadas el orientalismo: exotismo descriptivo. Aquí se muestraal mundo oriental, como objeto extraño susceptible a mostrarse diferente. Pareciera que el estudio delOriente está apartado de la noción de ciudadanía. Está claro que los nexos que pueden realizarse con elmundo contemporáneo son múltiples, conflictos bélicos, xenofobia, por mencionar tan solo algunos;Las fuentes: de Heródoto a la más reciente excavaciónDe un rechazo sistemático del trabajo con fuentes en la visión tradicional, con una total ausenciade las mismas 5 , se pasó a una especie de euforia por sus uso 6 se presupone que el o los objetivos de losautores han sido ilustrar, profundizar, ejemplificar o ampliar el manejo de un tema. No obstante cabepreguntarse ¿qué aspectos teóricos o didácticos justifican la inclusión de tal o cual documento en el textonarrativo? ¿qué criterio se selección ha guiado al autor? Aquí las respuestas al análisis son desalentadoras:con pocas excepciones, 7 las fuentes se repiten indiscriminadamente, no se menciona el origen, seincluyen una copiosa colección de iconografía y fotografías, que no se relacionaban con el textoexplicativo. La presencia de un solo discurso o del discurso unilateral de un solo sector social. Si algoaparece en común es la ausencia de otros discursos, de otras perspectivas que den cuenta de los mismosucesos. La univocidad del emisor tampoco permite incorporar otras fuentes. 8En síntesis la selección de fuentes de distintas índole, tiene un denominador común se basa enun sustento de la narración y del marco interpretativo y no pretende alcanzar una actitud investigativa,producto quizá de la no relación entre la producción historiográfica y la escolar.Las ausencias4 ibidem, pag. 2015 Ibañez, Astolfi, Drago en sus diversas ediciones6 Sisco Eguilior, Miretzky y otros.Hubeñak,F, equipo AZ7 Jauregui,S. Ob. cit. y Mérega, M. 19888 como excepción:Mérega,M.E. (dir.) Historia 7, Santillana, pág. 100 – 105; 140 y 150 - 14

Resulta innegable que ante las diferentes posturas adoptadas, la realidad de los textosactuales pretende superar las relaciones entre victorias y biografías celebrativas. Lo que noresulta claro aún es la presencia de la posibilidad de comprender otra historia, de salir delanecdotario atrapante y en ocasiones divertido para comprender y recrear un pasado, quereconozca a los personajes no protagonistas, (mujeres, niños, trabajadores, vencidos). Que lascivilizaciones antiguas puedan analizarse como lo que realmente fueron: soluciones a losproblemas de la existencia individual y colectiva que podemos sumar a la diversidad desoluciones manifiestas en el mundo contemporáneo 9 y que en ocasiones se presenta a losjóvenes lectores de un mundo globalizado muy cercano, pero lamentablemente no por los librosde historia sino por imágenes documentales, que plagadas de información y colorido ilustranpero rara vez ayudan a formar una conciencia histórica.ConclusiónEl discurso científico es una representación de la realidad, validada como legítima a partir de losregímenes de verdad que toda sociedad establece desde el poder.Para muchos actores sociales y educativos, la cultura escolar carece de función política. Pero elconocimiento nunca es neutral, el conocimiento es poder, y la circulación del conocimiento es parte de ladistribución social del poder.Se desprende el interrogante sobre quiénes son los que pueden imponer su conocimiento como elconocimiento socialmente legítimo en las escuelas. No menos importante es analizar la herramienta que losenseña: el libro de texto, que por su contenido y su forma, son una expresión de las construcciones concretasde la realidad, de las particulares maneras de seleccionar y organizar los contenidos posibles. Encarnan lo queRaymond Williams ha llamado la tradición selectiva: la selección hecha por alguien, la visión de alguienrespecto a lo que cabe considerar legítimo en materia de conocimiento y de cultura. En el caso de las culturasorientales, el proceso se reduce a caracteres con cierto grado de extravagancia, que no se pueden eludir, peroque no forman parte de la “civilización triunfante,” la occidental.El libro de texto implica un primer proceso de transformación del saber científico (erudito)denominado transposición. Cuando este conocimiento es retomado por las editoriales, sufre transposicionesque se repiten al ser mediados por el docente que lo enseña y luego por el alumno en su proceso deapropiación.El proyecto cultural editorial no es una mera selección de contenidos, sino que están organizadosbajo una forma que se considera más propia para el nivel educativo o grupo de alumnos que se trate.En el caso de la historia de Oriente, se selecciona y ordena los hechos del pasado de forma queconduzcan en su secuencia hasta dar cuenta de la configuración del presente, casi siempre con un finconsciente o no de justificarlo. 10Williams sostiene que la tradición - nuestra herencia cultural- es por definición un proceso decontinuidad deliberada y, sin embargo, se puede demostrar mediante el análisis que cualquier tradición9 Kemp, B, 1992, Egipto, Anatomía de una civilización , Barcelona, Crítica, pág. 135

constituye una selección y reselección de aquellos elementos significativos del pasado, recibidos yrecuperados que representan no una continuidad necesaria sino deseada. El caso analizado, representa un duroejemplo que los cambios son apenas barnices, para ocultar una misma mentalidad hegemónica laeurocénctrica.10 Di Franco, M.G.; Mendoza, M.; Siderac, S. y otros, 2000, El curriculum en acción y el lugar delos libros de texto. Facultad de Ciencias Humanas. UNLPam6