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Viento Sur

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“La futura Europatendría queconsiderarsea partir dela constitución deun poder federalque se constituye de‘abajo a arriba’ y deun poder republicanoque va de ‘abajo aabajo”valor por debajo de la paridad con el dólar en2001 hasta un cambio de 1,6 dólares por euro en2008, ha implicado una pérdida aún mayor decompetitividad para los países periféricos incorporadosa la eurozona. Finalmente, la ausenciade un presupuesto federal, así como de políticasindustriales y de investigación coordinadas, haimposibilitado cualquier compensación de estosdesequilibrios que no pase por vías financieras.El resultado es la actual división del trabajo aescala continental, galvanizada entre dos poloseconómicos cada vez más diferenciados. A unlado, Alemania, seguida de los pequeños paísescentrales como Austria y Finlandia, se ha convertido en la gran potenciaexportadora de la Unión, su superávit comercial alcanzó en 2008 el 7 % de suPIB, obviamente la mayor parte de este excedente (hasta el 60 %) se producíaen sus relaciones comerciales dentro la zona euro. Al otro lado, un ampliogrupo de países (incluidos todos los PIIGS) han visto cómo se erosionaba sucompetitividad, deslizándose hacia una posición de ahorro neto negativo: enese mismo año los déficit comerciales de España y Grecia se situaron en elentorno del 10 %. Entre medias, pero más bien del lado de estos últimos, laotra gran economía europea, Francia ha funcionado sin autonomía política yeconómica propiamente dichas.Pero si la vuelta a las viejas economías nacionales parece del todo imposiblesin un proceso de des-globalización, que además de los recomendablescontroles financieros, supondría el abandono de la moneda única, la recuperaciónde la soberanía monetaria y seguramente un segundo choque económicoaún mayor que el que ha producido la crisis hasta ahora/8, la vuelta al juegopolítico de los Estados-nación puede resultar aún peor. La razón es tambiéneconómica. Y aquí no se trata de que el control de las finanzas sea únicamenteposible a escala continental, sino, sobre todo, que las políticas de reparto yredistribución que exige el programa de democratización no son viables aescala de un Estado. El pequeño olvido de muchos izquierdistas es que lafinanciarización no se reduce a un “circuito de economía ficticia” puramenteespeculativo, un discurso sobre el que han cerrado filas buena parte de la crí-8/ La des-eurización implicaría como poco una rápida devaluación de las monedas nacionales (y con ellade todos los activos antes valorados en euros), problemas severos para la financiación de los Estados en losmercados financieros y seguramente una nueva ronda de “deflación” social, no muy distinta a la que ahorase impone con las políticas de austeridad. Para los defensores de la salida de la moneda única, estos problemasson en cualquier caso temporales. Y caso de producirse de forma coordinada, deberían paliarse los efectosmás negativos. Véase para el caso griego, y en relación con una virtual salida coordinada, la propuestadel economista Costas Lapavitsas et al. (2011) “Crisis en la zona Euro: perspectiva de un impago en la periferiay salida de la moneda única común”. Revista de Economía Crítica, 11, 131-171.44 VIENTO SUR Número 128/Junio 2013

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