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Nº 079 - COMEGUS

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I1,I '1,1¡,I(1II:: )," 1,¡ji:11' , ,1,1,,1I :¡,111'1:I111IIA un siglo de dlstancla, cuesta creer que el establecimientode una entidad de crédito, destinadaa ser enérgica propulsora del desarrollo económicoprovincial suscitara en Córdoba tanta polémicacomo l~ que ocasionó el proyecto oficialpara crear lo que actualmente se denomina. Bancode la Provincia de Córdoba. Pero algunos rasgoseconómicos de esa época -típica época de transición-,y la excepciona!, preeminencia de los comerciantesen una provincia como Córdoba, contribuyena explicar esa resistencia, así como elsupuesto Ideológico de que si alguien debla hacerun buen negocio, debieran ser los particulares yno el Estado. Las ra[ces de tal actitud deben buscarse,por cierto, en una época anterior, donde elpapel de la Intermediaclón comercial buscabaimponer su política sobre los intereses de la producciónInmediata, en este caso la ganader[a. Taldisputa de Intereses se hizo muy nitlda a partirde Pavón, cuando los más conspicuos representantesdel sector comercial se convirtieron enaliados constantes de Buenos Aires. Sin embargo,pocos años antes, el conflicto se habia diseñadoclaramente, en oportunidad de, . discutirse en elCongreso de la Confederación el proyecto de losfamosos Derecbos Diferenciales, .que tan poderosamentecontribuirían al progreso de Rosario.MUCHO COMERCIO Y POCO CIRCULANTELa importancia :comercial casi de excepción quetenía la provincia de Córdoba pocUa apreciarsecon algunos datos muy expresivos, no ya de laépoca que comentamos, sino aún de la mitad -delsiglo, poco antes de Caseros, Tucumán, Salta ySantiago del Estero, por ejemplo, fletlliban carretasen gran número, que entraban a Buenos Airescon cargas diversas provenientes de cada una deesas provincas norteñas. Sin embargo. y segúndato consignado por Dorfman en la primera ediciónde su Historia de la Industria Argentina,por cada mil ,carretas que ent.raban anualnlentea Buenos Aires de esas tres provinCias juntas,entraban también dos nlÍl quinientas carretasprovenientes nada mas de de Córdoba, con unavariada carga de cueros vacunos, lana, trigo yhasta harina, tafiletes, botas, tejidos, tabaco, mineralesy otros productos.La intensidad dE' semejante tráfico comercialpuede ponaerarse mejor si se recuerda que lapoblación total de la provinCia no llegaba entoncesa noventa mil habitantes, y que la .extensiónterritorial era consider.ablemente menorque la que Córdoba adqUiriría a partir de 1880con la incorporación efectiva de las tierras {tanadasal indígena. Pero 'el mercado bonaerense,que absorbía toda 'esa producción, era generalmentequien también proveía o anticipaba loscapitales con que los comerciantes cordobesespagaban en su medio esa producción. fletabanlas tropas de carretas y a su ve:;>; adqUirían en lar:ludad del puerto me!,r,adrl'Ía;:; df-' lmport.::tclón.TODO ES HISTORIA N0 79Paralelamente a la vitalidad de ese comercioininterrumpido entre Córdoba y Buenos 'Aires,las transacciones comerciales en el mercado internocordobés se veían entorpecidas por la escasezdel circulante y por el descrédito de unamoneda metálica de pequeños valores o de bajaley, como ocurrí-a. con los cuartillos y los mediosreales acuñados en la provincia, que corrían encompetencia con las monedas de otras provinciasy de Chile y Bolivia. Ese problema, que se Iríaagravando con los años, era la pesada herenciade la desarticulación de la antigua unidad vlrrelnal,aumentada para el caso ·con los males P¡'opiosde una versión insul!ar del federalismo,versión que las prov1ncias no habían seguramentedeseado ni buscado, pero a la que estaban forz'adasante la disyuntiva de bastarse si mismas,tal corno ocurriera, por iguales motivos, con lasaduanas interiores.Dada la solidez del mnculo existente entre losmás fuertes comerciantes del Interior -particularmentelos de CórdOba y Tucumán- y el mercadode Buenos Aires, es fácil expl1car la oposiciónque encontraría la Ley de Derechos Dife~renciales a la Importación (856) I ampliada posteriormentetambién para la Expo.rtación (1858),que implicaba la ruptura del lazo comercial entreel Puerto y el Interior, y establecía de hecho unaguerra aduanera con el Estado separado de BuenosAires en favor de Rosario, puerto de la Confederación.Alberdi, desde Europa, sostenía enuna 'carta a Gut1érrez que "los derechos diferencialescomo principiO son condenables por la Sanaeconomía; pero como excepción pueden ser san­Uficados por la política económica, en ciertascircunstancias. Son como la guerra, condenableen si, pero necesaria en ciertos casos" (1)'Cuando los derechos diferenciales fueron ampliadosen 1858 para la exportación, la oposiciónpolítica y comercial subió de tono, y se manejaronargumentos que ponen nítidamente de relievela naturaleza del problema y la índole de losintereses del sector comercial.Justinlano Posse, diputado cordobés en el Congresode la Confederación, y ya por entoncesfigura de primer plano en el grupo IIbera'¡ de laprovincia, sostuvo lo siguiente: "En 'Córdoba,por ejemplo, hay 40 Ó 50 acopiad'ores de frutosque con un capital de 10, 20 Ó 30 mil pesos, po ..nen en juego 100 Ó 150 mil al año. !Este excesode cap~tal es facilitado por individuos de BuenosAires o Montevideo, que reciben no sólo un interés,sino también una comisión por la velltR! delos frutos que remiten" (2). Como se adv1ertepor la exposición de ·Posse, era suculenta la gananciapor parte de quienes anticipaban el capitalcomercial y, dicho sea de paso, era tambiéngrande el número de 40 ó 50 acopiadores CordQbesespara una sociedad de población tan reducida., .Coincidiendo con la oposición de Justiano Posseen el Congreso del Paran á, un nutrido grupo decomerciantes de Córdoba dirigiÓ un petitorio alpreSidente Urquiza sollcltándole que intercedierapara que la ley no pasara en el Congreso. Sostenían,entre otras r.azones, que sería, el capitalistaquien impondría el precio de los productos;que la tasa de interés subida en proporCióna la escasez de dinero, y que se disminuida lariqueza pÚ'blica por el sofocamiento de la liber~tad comercial. El documento, pUblicado pOl' ladistinguida historiadora Beatriz Bosch, lleva numerosasfirmas. Resulta de interés destacar quetodas o casi todas corresponden a personajes quelupgo ~e df'st8.carían políticamente.m los dos

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