1, ,.' 1. ,I;1'I i¡,. 1I '~I1l' II11!: 1i,;1l',l' .1IIlén; los depósitos consignados a la Tesoreria dela Provincia; los fondos de la Tesorería municipalde la ciudad de Córdoba; los depósitos yconsignaciones judiciales; los fondos destinadosa. establecimientos públicos y a la atención dedeudas de la Provincia; todos los fondos del"tesoro fiscal"; los depósitos que quisieran haceren la Caja los pa'rticulares, sociedades o corporaciones;los de la Sociedad de Beneficencia; losde sociedades anónim'as, Cajas de ahorros, de seguros,de socor,ros mutuos y otras entidades quese establecieran en el futuro y mientras tales fondospermanecieran sin invertírse; los legados oimposiciones a censo, etc.Por uno de los capítulos de la ley respectiva,la provincia de Córdoba se constituía en responsablesy garantía de todas las operaciones efectuadaspor la Caja y, por otro, ~e disponía que "los fond'1lsque la Administración acumulase con los provec~osde los depósitos y consignaciones, serán propiedadde la Provincia de Córdoba, y no podrán,en ningún tiempo ni en caso alguno, aplicarsesino a operaciones de crédito par,a facilitar capitala las clases industriosas y trabajadoras". Estaprevisión se complementaba con la orden dedescontar "documentos que juzgare seguros delcomercio y de [.as clases industriales, al interé'sque haya fijado, con tal que dichos documentostengan cuando menos dos firmas y que su plazono exceda de tres meses"Las fallas de esa estructura, más llena de buenasintenciones que de posibilidades de cumpUrlas,h'3.n sido juzg,adas así por el ingeniero ManuelE. Río, en su utilísima obra sobre las finanzascordobesas del siglo pasado: "Desgraciadamente,por la carencia de recursos a disposic.ióndel Gob~erno, la CaJa nació con los defectos fundamentalesque impidieron su d'esarrollo y degeneraronsu administración hasta llevarla a labancarrota. F.altábale, en primer lugar, un capitalpropio que le permitiera realizar sus operacionescuando otros establecimientos semejantes le enajenaronparcial o totalmente los depós~tos voluntarios,que en los primeros tiempos babían deproporcionárselo. En segundo lugar ni los adminis~~ad1}resni el preside~te gozaba~ de compensaClOnalguna, de un estImulo que les compelieraa contraerse al desempe'ño de sus funciones y ano aband·lj,narlas, como lo hicieron, a manos subalternasentregadas al arbitrio de un solo emple'ldo"(")'E:e explica que, en tales condiciones, la Cajade Depósitos llevara una existencia penosa que seprolongó unos doce ailos, hasta que, lu'ego deun informe técnico del experto don Carlos Bouquet,tuviera. que disponerse su liquidación en1871. Pero había dejado una experiencia útil yfue precisamente para tomar a su cargo la C~jay reorganizarla, que en 1873 se creó el BancoProvincial de Córdoba.Pero antes de ello, los cordobeses pasaron porotra experiencia en materia de crédito: la dE' losTODO ES HISTORIA N° 79bancos pa-rticulares, que además tenían legalmentefacultades para emitir moneda.LOS BANCOS PARTICULARESEl hecho de que la moneda oficial circulante,despreciada por la mezcla de metales de bajaley, no tuviera preferencia, a pesar de ser escasa,y sí la tuvieran, en cambio, los billetes emitidospor simple particulares reconocidamentesolventes, 'es una muestra ,elocuente de lo que erala realidad económica cordobesa por esos años:un pueblo de productores "forzosa y penosamenteausteros, un Estado pobre de solemnidad y, entrem'edio, un grupo de intermediarios comercialesricos y prósperos, que acaparaban en sus manosuna función pública tan delicada como la delC'rédito. y que hasta acudían ,con sus préstamosen a uxiUo del Estado en ciertos casos de extremanecesidad. Era, en cierto modo, una supervivencia,si bien actualizada con nuevas oaracterísticas,del papel esencial que Códoba había jugadoen el pasado como nudo indi'Spensabl'e de aquellacorriente comercial que tenía un pala en Lima oen el Alto Perú, y el otro en Buenos Aires.Durante la década del 60 al 70, uno de esoSsólidos comeTciantes, don Pablo Barrelier -queaños más tarde ocuparía la presidencia del BancoProvincial- fue el primero que tuvo la iniciativ,ade emitir papel moneda. Por la misma época,el gobierno se decidió a enfrentar el problemadel crédito y de la escasez de numer:a1'io y ya queno tenía capital para hacerlo por su' ,cuenta, hizosancionar una ley en noviembre de 1869 disponiendoque "todo ~ndividuo o sociedad 'debidJamenteautorizada, tiene derecho a establecer enla provincia bancos ele descuentos y emisión"La ley respectiva dispuso que el capital de talesbancos no podría ser menor de cien mil pesosbolivianos o su equivalente en moneda. de curSOlegal en la República. Esta última exigencia noera sin::> una expreSión de deseos o más Men unaficción, pues no existía por esa. época ningunamone~a de curso legal en la repúblioo, si es queno qUlere entenderse por tal los billetes emitidospor el Banco de la Provincia de Buenos Aires,cuya ~irculación siguió al avance de los ejércitosportEmos después de Pavón pero sin conseguir enmod? ,alguno. d.esplazar a los "bolivianos", quesegmnan utihzandose hasta después de creadapor Roca la primera moneda nacional, y cuyawexistencia con esta última en los mercados delinterior se expresaría, de hecho en la famosadi'Scusión sobre bimetalismo o m~nometalismo.La ley cordobesa de bancos particulares dispusotambién que las sucursales de bancos domiciliadosf~era de la pTovincia, para "funcionar enella y cIrcular en eUa sus billetes, debían ajustarseal requisito del mínimo de 'capital exigidoa los bancos locales. Para -asegurar las fueionesd.e interés público asignadas a l,as emisiones partICularesde billetes, la ley ,creó' el cargo deInspector de Bancos, cuyo sueldo de ciento cincuentapesos fuertes sería pag·ado por partesiguales por todos los Bancos, y que tendría, ,entreotr~s obligaCiones, la de controlar las emisionesy ':'lsar los billetes que se lanzaran a la circulaCIón.El infaltable don CaTlos Bouquet, futuro amigode Roca, futuro minis,tro de Viso, futuro suegrode Flgu€l'oa 'Alcorta y también futuro preSidentedel Banco Provincial, fue el que tuvo a su cargoesta Inspección de Bancos.~n virtud de esta ley abr~,eron sucursales enCodoba algunos bancos domiciliados fuera de laprovÍncia. como el Banco de Italia, el Banco dE'
Monedas cordobesas acuñadas en '843 Y '848,durante el gobierno del brigadier don ManuelLópez, y que continuaron circulando muchosaños después.Londres y el Banco Argentino y otros creadospor -comerciantes locales, como el Banco Oteroy más tarde el Banco de Río Cuarto. todos loocuales emitieron papel moneda, aunque nunca.alcanzaron a cubrir sino en mínima parte lasnecesidades de circulante para las transacciones[rand,es y pequeñas del movimiento económ~coprovincial.Simultáneamente con el funcionamiento de ta~les bancos privados, seguía operando, en la form~apenosa que ya sabemos, la vieja Caja de Depósitos,a cuyas tareas propi-as se le agregó las deretirar y quemar los' billetes que circularen almarg·en de la ley.NUEVOS HORIZONTES,NUEVAS EXIGENCIASCon la llegada del ferrocarril a Córdoba (1870)y con la Exposición Nacional de Industrias (871),afloró a la superficie de la conciencia pública laevidencia de profundos cambios que se op.era.banya en la estructura económica del país y de laprovincia, 13, raíz del estrechamiento de vínculossóEdns entre la Argentina y el mercado mundial,en una relación de dependencia cuyos riesgos yc8·nsecuencias futuras no pudieron prever, seguramente,ni los más entusiastas sostenedores deese tipo de reladón, si se exceptúa, por derto,a quienes repreoontaban en forntJa. directa losinteresles del in~asor capital extranjero. Al ladode los sectores puramente Icomerciales, que pormuchos años segUirían gravitando con decisivopeso en la econoonia cordobesa, com,enzaron aadquirir una importancia nueva los de la incipienteagricultura extensiva, y los de la ganadería,sin contar ,algún otro que, como la ,tradicionaly languideciente minería, veía también en el ferroDarrilla esperanza de 'una revitalizaclón quenunca se produjo.Fue precisamente a fines de 1870, y como partede los trabljos preliminares de la ExposiCiónNacional de Industrias, que se realizaron en uncampo de Río Segundo, a las márgenes del ríohomónimo, sembrado de trigo y alfalfa los ensayosde más de 180 máquinas y utensilio~ agrícolas,enviad3.s a ese objeto desde el puerto de Rosario,y entre las que había modernas segadoras, trilladorasa vapor y de tracción a sangre, y aradosde diversos tipos.A este espectáculo, que contó con la prereuciadel ministro nacional Nicolás Avellaneda, y deElduardo Olivera, presidente de la comisión organizadorade la Exposi-clón, se swnaron luego en10.'5 suburbios de la propia ciudad de Córdoba lostrabajos de la Quinta Experimental de SantaAna, o "Parque de Culturas Comparativas", comose lo llamó, Se ·cultivaron alE 79 variedadesde trigos y cebJtdas, maíces, remolachas, etc., 210variedades de hortalizas; 52 variedades de viñay diez variedades de frut?-les, además de grancantidad de flores y árboles de adorno, "Con loscultivos cosechados en Santa. Ana se donó porintermedio de la Sociedad Rural Argentina, atoda la ,RepÚblica, 61.230 paquetes de legumbres,flores y cereales" (1».Para la tradicional ciudad de Córdoba, estostrabajos, coronados luego con la apertura de laExpOSición, a la que ·concurrieron 2.671 expositores,constituían sin duda una fiesta insólita y unapromisoria apertura hacia nuevos ho:r:izontes.Se comprende, en consecuencia, que frente a talesperspectivas las nec.es-idades de capitales ysobre todo de crédito ya no pudieran ser cubiertJ3.Scon los muy restringidos y, nada filantrópicospréstamos de los ·grandes comerciantes mediterráneos.Hacía falta un banco, un verdad·ero banco capazde servir de verdad al interés público, y quetuera, en consecuencia, o un. Banco del Estado,o con participaCión decisiva de éste, Mas eso fue,precisa,mente, lo que desencadenó la oposicióncontra el proyecto respectivo y, muy particularmente,contra la pri'm'era de ambas posibilidades,o sea de que fuera el Estado quien controlara el-::réditc. y demás funciones bancarias.Esa oposición no podría explica,rse solamentepor las pequeñas rencillas lugareñas, si no se vincularaestas .rencillas, de una manera u otra, acuestiones generales de poHti'ca nacional queapas'onaban a todo el mundo, y que tienen en laExposición Nacional una de sus claves.SIGNIFICADO POLITICO DE LAEXPOSICIONDesde un principio, la iniciativa de realizar laJxposición Nacional de Industr:a contó en BuenosAires con la decidida oposición de los adversariospolíticos del preSidente Sarmiento, talescomo los mltristas, separados de su antiguo aliadocuando éste asumió la Presidencia, y de otrosQU0. s'n ser mitristas, como ·el senador santafesinoNicasio Oroño, tenía viejas cuentas pendientescon el sanjuan'no,Esta oposición se hizo más nítida, y más enardecidacuanto más próxIma estuvo la Expos1ción,y más aún después de re.3.lizada, pues los opositoresdel presidente le asignaron un sentido políticodel que s'n duda no 'carecíaPorrque hay' que decir que, efectivament·e. la ExposiciónNacional de Córdoba no fue sola,menteuna optimista fiesta del progreso y de l'as transformacionesque el pais comenzaba, ni' tampocoIr, minúscula ocasión para que Sarmiento, comolo hizo, surcara en un bote el lago d~l Paseo 80-bremonte, junto con sus ministros Vélez SársfdeldJo' Avellaneda, sino también un verdadero cónc:avede política nacional, encaminado particu··larmente al probLema de la sucesión presidencialque debía ef.ectua-rse en 1874, y aunque el año 71pareciera "fechn, demasiado prematura para ello,B.ero la v!olenta desaparición de Ul'quiza, produc'dael ano anterior, había privado a Sarmiento(O RIO, M~muel R.: "D(I,~ jhWl!ZGfI de Córdoba C?1 Iml último,~N,illtt' afios". Dircrción Gral. de Estndística, Córdoba, lilOO,, (,,) RA y~~IO, Carlo,q:, ¡;;f/uurdo OHlwm (R(;sI'11a ¡,iO{lTá,fir:rr.).,r'Jlli~ere!l G¡'UflC('S Ar¡;:-en{lll()~ ile L, .J, R,,~s(), Blleno" Ail'{,~,Pág. 4?
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