hecho de otro modo. Algo, sí; pero no sabemos qué”, cu<strong>en</strong>tan las protagonistas deaquella primera tamborrada de Kresala de 1980 <strong>en</strong>trevistadas. Javier María Sadales ofreció un argum<strong>en</strong>to histórico impecable: recurrir a las fu<strong>en</strong>tes -nunca mejordicho- de la fiesta les otorgó <strong>una</strong> legitimidad histórica que parecía solo se lespedía a ellas. Poco importa argum<strong>en</strong>tar ahora que la historia no puede condicionarel pres<strong>en</strong>te, o que, <strong>en</strong> el caso de la <strong>Tamborrada</strong> (como <strong>en</strong> otras muchas fiestasrituales) el discurso histórico se construyó a posteriori. Lo que importa es que lahistoria es un compon<strong>en</strong>te fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong> la id<strong>en</strong>tidad colectiva.¿Que la <strong>Tamborrada</strong> se inició <strong>en</strong> <strong>una</strong> fu<strong>en</strong>te haci<strong>en</strong>do remedo más o m<strong>en</strong>osburlón de los militares? ¿Y quién estaba, pues, <strong>en</strong> las fu<strong>en</strong>tes, sino las mujeres?Cuando <strong>en</strong> las casas no había agua, el trabajo de ir por ella ha sido, históricam<strong>en</strong>te,fem<strong>en</strong>ino. ¿Había aguadoras? Es decir, ¿ir por agua era un oficio? Lope de Vega dedicó<strong>una</strong> obra de teatro a la "moza de cántaro". B<strong>en</strong>goechea habla de las características“sullabetetzalles” (literalm<strong>en</strong>te, ll<strong>en</strong>adoras de herradas), “ese gremio de mujeres, detípicas maritornes, que con sus edarras (cántaros: nota nuestra) o sullas (herradas:nota nuestra) iban a la fu<strong>en</strong>te” (1913: 278). Que fuera un oficio propiam<strong>en</strong>te dichoo <strong>una</strong> de las muchas labores "propias de su sexo y condición" era irrelevante paracrear <strong>una</strong> figura coreográfica. Nadie se cuestionaba si los harineros pasaban muchoo poco tiempo <strong>en</strong> la fu<strong>en</strong>te, ni siquiera si tal oficio existía <strong>en</strong> Donostia, lo que noimpidió que se creara el personaje. Al fin y al cabo, <strong>una</strong> de las primeras comparsascarnavaleras donostiarras docum<strong>en</strong>tadas es la de jardineros, <strong>en</strong> <strong>una</strong> ciudad quese hacinaba d<strong>en</strong>tro de las murallas sin espacios verdes. Por no m<strong>en</strong>cionar la deciegos val<strong>en</strong>cianos, fuera eso lo que fuera. El caso es que aquellas mujeres pionerassí recurrieron a un oficio o al m<strong>en</strong>os a <strong>una</strong> actividad bi<strong>en</strong> docum<strong>en</strong>tada. En vezde barril, adecuaron como instrum<strong>en</strong>to musical la herrada, analizaron grabadosdel siglo XIX que les aportó Sada para confeccionar sus vestim<strong>en</strong>tas al estilo delas donostiarras de <strong>en</strong>tonces, y así crearon <strong>una</strong> nueva figura coreográfica, muchomás docum<strong>en</strong>tada históricam<strong>en</strong>te que otras.El éxito coreográfico ha sido tal y el discurso justificador de su inclusiónha calado tanto que la pres<strong>en</strong>cia de las aguadoras ha ayudado a reforzar la<strong>Tamborrada</strong> como factor id<strong>en</strong>titario donostiarra, puesto que le ha proporcionadomayor “legitimidad histórica”. Gracias a ellas, casi se puede decir que se haoficializado el orig<strong>en</strong> que el cronista José María Donosty calificaba de patraña.Indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te de que carezca de rigor histórico, podemos calificarlo demito fundacional. Tal vez nadie se jugaría nada a favor de la historicidad de talversión; pero <strong>en</strong>caja perfectam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el discurso de la <strong>Tamborrada</strong>, es más,<strong>en</strong> la autopercepción donostiarra de ser “kaxkarin”. Decía el historiador y granmitólogo francés Georges Dumézil que “un pueblo sin ley<strong>en</strong>das se moriría defrío: un pueblo sin mitos está muerto”.La figura de la aguadora ha adquirido vida propia y <strong>en</strong>seguida fue adoptadapor otras tamborradas. Su éxito ha provocado <strong>una</strong> paradoja histórica: del mismomodo que fue el punto de partida <strong>hacia</strong> la <strong>igualdad</strong>, <strong>en</strong> la medida <strong>en</strong> que es un22 Evolución, involución, re-evolución
personaje “histórico”, ha facilitado que se exti<strong>en</strong>da la percepción de que es elque corresponde a las mujeres. De todos modos, y esa es <strong>una</strong> de las principalescaracterísticas de la fiesta donostiarra, no hay un solo modelo para las difer<strong>en</strong>testamborradas. En ocasiones, las aguadoras han abierto el camino a que las mujeresocup<strong>en</strong> otros puestos, sobre todo <strong>en</strong> barriles, de las que están más próximaconceptual y coreográficam<strong>en</strong>te. Sin embargo, otras veces, ha dificultado el accesoa otros papeles, especialm<strong>en</strong>te a los tambores, argum<strong>en</strong>tando que históricam<strong>en</strong>telas mujeres no eran soldados.Es cierto que los militares eran varones (sin <strong>en</strong>trar ahora <strong>en</strong> que la cantineraes <strong>una</strong> figura militar, y <strong>en</strong> las numerosas excepciones históricas a esta regla); perono varones donostiarras, sino de fuera, y a m<strong>en</strong>udo <strong>en</strong>emigos. ¿En qué es m<strong>en</strong>oscoher<strong>en</strong>te <strong>una</strong> mujer tocando el tambor que un donostiarra que se uniformizade francés, inglés o portugués? ¿Aplicaríamos tal criterio a un varón de evid<strong>en</strong>teorig<strong>en</strong> biológico africano o asiático, por ejemplo? La respuesta, evid<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te, noestá <strong>en</strong> la historia, sino <strong>en</strong> la percepción, casi siempre inconsci<strong>en</strong>te pero <strong>en</strong> todocaso muy <strong>en</strong>raizada, que se ti<strong>en</strong>e de la hombría y de la feminidad. Seguram<strong>en</strong>tepor eso mismo sigu<strong>en</strong> quedando tamborradas que no han incorporado a las mujeresni siquiera de aguadoras, ligadas a sociedades gastronómicas “tradicionales”, yeso que <strong>en</strong> la mayoría de casos sus tamborradas son posteriores a 1980.Por otro lado, los uniformes más “clásicos” como los de Gaztelubide yla Unión Artesana, <strong>en</strong>tre otros, no correspond<strong>en</strong> a uniformes históricam<strong>en</strong>tedocum<strong>en</strong>tados, sino a recreaciones de algo que se d<strong>en</strong>omina g<strong>en</strong>éricam<strong>en</strong>te“francés” o “napoleónico”. En su caso, más que “históricos”, son "de siempre". Siaquellas tamborreras con bombachos o soldados con faldas de antes de la GuerraCivil hubieran t<strong>en</strong>ido continuidad, seguram<strong>en</strong>te las nuevas aportaciones sehabrían asumido con naturalidad. Es muy habitual considerar histórica y por tantojustificada la pres<strong>en</strong>cia de lo que se ha conocido “de siempre” o “de toda la vida”.De todos modos, la exig<strong>en</strong>cia de mayor o m<strong>en</strong>or rigor histórico no es solocuestión de género. A medida que la <strong>Tamborrada</strong> se ha ido transformando <strong>en</strong> rito ypor tanto apreciando más su supuesto valor histórico, se acepta lo siempre conocido,pero parece que cualquier novedad exige <strong>una</strong> justificación docum<strong>en</strong>tada. Aquellasprimeras sociedades populares no s<strong>en</strong>tían necesidad de hacer algo así; pero, a partirdel boom iniciado <strong>en</strong> los años och<strong>en</strong>ta del siglo XX, y precisam<strong>en</strong>te más <strong>en</strong> aquelloscolectivos que no eran de orig<strong>en</strong> donostiarra y se incorporaban a la fiesta, la elecciónde atu<strong>en</strong>dos d<strong>en</strong>ota <strong>una</strong> voluntad de integrarse sin olvidar sus raíces, y <strong>en</strong> ello hanrecurrido a la historia: Espai Català, La Casa de Galicia o la de la Rioja han optadopor uniformes de unidades militares vinculadas con sus respectivos territorios, ylas mujeres, por lo que se suele d<strong>en</strong>ominar “trajes regionales”. En estos casos, lostrajes reflejan el deseo de recordar e incluso reivindicar, los oríg<strong>en</strong>es. Porque eljuego integración/difer<strong>en</strong>ciación se limita al ropaje, no a las figuras o coreografías.En el caso de las mujeres, tuvieron que recurrir a un medio que les permitieraintegrarse más fácilm<strong>en</strong>te, y después se ha naturalizado.<strong>Paso</strong> a <strong>paso</strong> <strong>hacia</strong> <strong>una</strong> <strong>Tamborrada</strong> <strong>en</strong> <strong>igualdad</strong>23
- Page 1: Paso a pasohacia unaen igualdadBeat
- Page 4 and 5: Introducción .....................
- Page 8 and 9: Introducción
- Page 10 and 11: tan pintorescos. Hasta 1863 la ciud
- Page 12 and 13: 2. Sobre este trabajoEn este libro
- Page 14 and 15: Evolución, involución,re-evoluci
- Page 16 and 17: Pero para entonces ya habían comen
- Page 18 and 19: 1. Tamborreras turcas de la Unión
- Page 20 and 21: InvoluciónSí, las cosas estaban c
- Page 24 and 25: Capítulo 1Días de ensayos
- Page 26 and 27: la actividad del grupo, de proyecta
- Page 28 and 29: Evolución de la participación fem
- Page 30 and 31: 3. Tamborrada Eskaut Gia (1990). Fu
- Page 32 and 33: caracteriza a la tamborrada de Anas
- Page 34 and 35: 6. Rueda de prensa de la comisión
- Page 36 and 37: más visible. [...] Entonces yo cre
- Page 38 and 39: Molto ben trovato!!!Las claves de u
- Page 40 and 41: desfiles de tropas que los donostia
- Page 42 and 43: para la ropa: de ser en cierto modo
- Page 44 and 45: Desde 1813, en setenta años Donost
- Page 46 and 47: Capítulo 219 de enero por la tarde
- Page 48 and 49: 8. La ciudad se viste de fiesta. Fo
- Page 50 and 51: un signo de consolidación o madure
- Page 52 and 53: que cuentan con soldados, siendo su
- Page 54 and 55: presencia durante los ensayos es pr
- Page 56 and 57: participación femenina en la Tambo
- Page 58 and 59: 5. Aguadora sí, aguadora noLa figu
- Page 60 and 61: no tiene sentido contar con roles e
- Page 62 and 63: De harinero a cocineroLa Tamborrada
- Page 64: sección aparte sin representación
- Page 67 and 68: Surtido de ibéricos, volován de j
- Page 69 and 70: A pesar de esta evolución que arre
- Page 71 and 72: Si bien el carácter oficial de est
- Page 73 and 74:
Ante la postura de Celaya, se baraj
- Page 75 and 76:
tamborradas adscritas a sociedades
- Page 78 and 79:
¿Dónde estánlas Marijoxetarras?E
- Page 80 and 81:
Capítulo 420 de enero, doce de lan
- Page 82 and 83:
Sada en El País, 19/01/2008). Con
- Page 84 and 85:
en la que han quedado marcados los
- Page 86 and 87:
cedió su lugar y el honor de estar
- Page 88 and 89:
Gran parte de las personas que entr
- Page 90 and 91:
fuera este un tema que algunos soci
- Page 92:
han permitido ser, oficialmente,
- Page 95 and 96:
Minutos después de las doce horas,
- Page 97 and 98:
peligro, puesto que su interpretaci
- Page 99 and 100:
y participativa, esconde ciertas je
- Page 101 and 102:
muchas sedes en el barrio, se suele
- Page 103 and 104:
4. ¿Abrir o cerrar las puertas a l
- Page 105 and 106:
madrugadores (y sobre todo los tras
- Page 107 and 108:
A las siete de la mañana del día
- Page 109 and 110:
El de la abanderada es un buen ejem
- Page 111 and 112:
La cuestión es que las ideas sobre
- Page 113 and 114:
también se explica por el hecho de
- Page 115 and 116:
Los recorridos que hacen las tambor
- Page 117 and 118:
actos oficiales se va poniendo de m
- Page 119 and 120:
Es el día 20, casi mediodía. Se a
- Page 121 and 122:
instaurado. Esta jerarquización af
- Page 123 and 124:
Hay otro cambio importante cuando e
- Page 125 and 126:
años 80 y crece, pero lo más inte
- Page 127 and 128:
4. Puestos de mando y cargos dehono
- Page 129 and 130:
En este contexto, es importante hac
- Page 131 and 132:
la Infantil se hizo mayor” (entre
- Page 133 and 134:
el “verdadero” horario, a las c
- Page 135 and 136:
Y las otras doce: mediodíaSi los d
- Page 137 and 138:
Se acercan a las puertas del Consis
- Page 139 and 140:
Las Medallas al Mérito Ciudadano t
- Page 141 and 142:
Estos dos galardones son impuestos
- Page 143 and 144:
de Oro, donde encontramos una mayor
- Page 145 and 146:
En efecto, en el 2009 se quiso reco
- Page 147 and 148:
de la persona homenajeada contagia
- Page 149 and 150:
cambio que ha sufrido la fiesta en
- Page 151 and 152:
La arriada de la bandera a las doce
- Page 153 and 154:
35. Estitxu Eceiza en la arriada. F
- Page 155 and 156:
Estos son algunos ejemplos que ilus
- Page 157 and 158:
De este modo, se establece que sola
- Page 159 and 160:
cuenta que en muchas tamborradas se
- Page 161 and 162:
36. Arriada de la tamborrada Bera B
- Page 163 and 164:
Aunque la fiesta termine el día 20
- Page 165 and 166:
2. Avalar actos de la vida social d
- Page 168 and 169:
Hitos haciala igualdad1928-29 Tambo
- Page 170 and 171:
ÚltimasreflexionesAl llegar al fin
- Page 172 and 173:
No hay duda de que, desde su origen
- Page 174 and 175:
6. Las niñas: la conquista silenci
- Page 176 and 177:
• En lo que se refiere a las medi
- Page 178 and 179:
La historia parece ser un argumento
- Page 180 and 181:
Bibliografía1. Libros, artículos
- Page 182 and 183:
4. SitografíaAralar: http://www.ar