28 En la parte superior se representan a la reina Isabel de Portugal, al oidor Juan de Salmerón, a fray Julián Garcés, y a Fray Toribio de Benavente o Motolinía, defensor de los indígenas. Foto: Elvia de la Barquera
``Elvia de la Barquera* Un monumento conmemorativo es fundamentalmente una obra artística destinada a producir una emoción instantánea y sensible; levantada en medio de la muchedumbre y para ella, su lenguaje ha de ser elemental y primitivo La fundación de la Puebla de los Ángeles ha dado pie a numerosas investigaciones y publicaciones que nos acercan a una realidad heredada desde 1531 y antes: a los motivos de la fundación, al suave y verde valle utilizado pasajeramente, a ríos y bosques ya inexistentes o transformados. La fundación también ha sido en tiempos posteriores un motivo de encargos de escultura pública, pretexto idóneo para nuevos monumentos que visten y engalanan la ciudad. Es común que los hechos sociales de cierta relevancia den lugar a temas artísticos. El arte suele exaltar los ideales colectivos, así como sentimientos nacionales, tradiciones, movimientos populares, temas religiosos, avances tecnológicos y científicos, los que hoy día llegan a ser parte de la obra, incluso soporte. El objeto artístico refleja y es producto de la cultura de su creador, puede develar el sistema de relaciones y, en este sentido, la escultura pública ha sido la portavoz de los ideales colectivos, pues qué es el monumento sino una referencia histórica que se ha servido del nacionalismo para ocupar cualquier espacio abierto de una urbe. Un monumento conmemorativo es fundamentalmente una obra artística destinada a producir una emoción instantánea y sensible; levantada en medio de la muchedumbre y para ella, su lenguaje ha de ser elemental y primitivo, que el monumento posea belleza plástica, que sus masas y sus líneas estén felizmente logradas, que armonice con el lugar que ocupa y que en forma sencilla y elemental –por ejemplo, con una breve inscripción en grandes letras o con una sobria estatua bien colocadanos recuerde el personaje o acontecimiento que conmemorar; esto es todo lo que debemos pedirle… Además, todo gran monumento ha de tener un valor lo más universal y eterno posible, y estos simbolismos, estas alegorías nuestras, son casi siempre representaciones locales y pasajeras. (Torres Balbás) 1 La escultura pública en México ha tenido una fuerte tradición, sobre todo durante el porfiriato, pues fue este mandatario quien impulsó la actividad escultórica con apoyos, becas y constantes encargos de monumentos de evocación cívica, aludiendo, por lo tanto, a personajes de la historia. De ahí surgen escultores como Carlos Bracho * Doctora en Espacio Público y Regeneracion Urbana: Arte y Sociedad, Universidad de Barcelona, España. Académica de la UDLA-Puebla, artista plástica. 1 L. Torres Balbás, “Los monumentos conmemorativos”, en Arquitectura y Urbanismo, Num. 46, pág. 10, La Habana, mayo de 1937. 29