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No tengas miedo - Como superar el temor a la muerte - Plough

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no <strong>tengas</strong> <strong>miedo</strong>mayor cosecha de Dios y de <strong>la</strong> gloria eterna que luego seextendería sobre <strong>la</strong> tierra. Era un hombre que vivía en <strong>la</strong>diaria expectación de <strong>la</strong> próxima venida d<strong>el</strong> Mesías.Es muy raro que a una persona se le conceda ta<strong>la</strong>mplitud de miras y que se distancie tanto de <strong>la</strong>s preocupacionesque su<strong>el</strong>en agobiar a los moribundos. Peroaunque nuestra visión sea limitada no tenemos necesidadalguna de pasar nuestros últimos días sumidos en <strong>la</strong>ansiedad y <strong>el</strong> <strong>temor</strong>. Al recordar los diez últimos días d<strong>el</strong>a vida de su madre, durante los que estuvo en <strong>la</strong> cama,<strong>la</strong> escritora Dorothy Day nos recuerda que mientras nosaferremos a <strong>la</strong> proverbial semil<strong>la</strong> de mostaza, seremosconducidos a través de <strong>la</strong> duda y <strong>la</strong> desesperación.Sentarse junto a una persona que se está muriendo yobservar toda <strong>la</strong> intensidad de lo que está ocurriendo . . .Es una lucha, un <strong>temor</strong>, una mueca, un forcejeo físico porrespirar, por tragar, por vivir.Fue duro hab<strong>la</strong>r de <strong>la</strong> <strong>muerte</strong>, pero de vez en cuandolo hicimos. Le dije que no podíamos imaginar <strong>la</strong> vidamás allá de <strong>la</strong> tumba, d<strong>el</strong> mismo modo que un ciego nopuede imaginar los colores. Pero también hab<strong>la</strong>mos de fey de cómo —puesto que nuestro conocimiento es comoun puente que aspira a alcanzar un fin, de modo que noacaba de llegar a <strong>la</strong> otra oril<strong>la</strong>—, debemos rezar siempre:«Creo, oh, Dios. Ayúdame en mi incredulidad». Una228

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