Entrelíneas 24

CARTAS AL DIRECTOR
Compras navideñas
Casa de Pedro del
Río
Lo que queda de
paramilitares y
comunicadores
populares
Detenciones
ciudadanas
Señor Director:
Señor Director:
Señor Director:
Señor Director:
Es fin de año y la
mayoría de la gente se estresa
por la llegada de la Navidad.
Caminar por el centro de Concepción
es agobiante, ya que
hay un elevado número de personas
buscando el regalo perfecto
para familiares y amigos.
La calle Barros Arana está en
plena remodelación, razón por
la cual, dificulta aún más el libre
acceso de los peatones.
El consumismo hace perder el
verdadero sentido de esta festividad,
más allá de una creencia
religiosa. Esta época del año
sirve para reunir a la familia y
compartir, instancia que no es
frecuente por las variadas actividades
que consume el tiempo
y la rutina diaria, como el trabajo,
el colegio o la universidad.
Una buena alternativa para
economizar y no malgastar el
dinero, sería perfectamente
el llamado amigo secreto. De
esta forma, cada miembro de
una familia se asegura de tener
un regalo de acuerdo a las
necesidades y requerimientos.
Con la llegada de las diferentes
tecnologías, se ha perdido
la antigua costumbre de enviar
tarjetas con saludos navideños.
Este detalle resulta mucho más
personalizado, si nos damos
el tiempo de escribir a nuestros
familiares y amigos que se
encuentran en otras ciudades.
Hace unos días mientras
leía en Internet sobre Concepción,
me enteré que el edificio asentado
en la esquina de Castellón con
Barros Arana es un Monumento
Nacional declarado en 1995.
Como residente de la ciudad
desde hace cinco años, me llamó
la atención el hecho de que
no supiera que en la zona donde
actualmente se ubican un Doggis
y la tienda comercial Hites fue la
casona del conocido empresario
don Pedro del Río Zañartu.
Si bien al expresar estas palabras
queda de manifiesta mi
ignorancia sobre el tema, creo
que no debo ser el único dentro
de las miles de personas
que transitan por el bulevar que
no están al tanto de la existencia
de tamaña arquitectura.
Es por esto que solicito al Consejo
de Monumentos Nacionales
que inserte una placa en el lugar,
para que así los penquistas y
afuerinos conozcamos más sobre
la rica historia patrimonial de
la capital de la Región del Biobío.
Rapaces intentan cazar
a quien esté fuera de sus intereses
o contra los grandiosos
ideales que la guerra por la nación
les ha infundido. Aguilas Negras
toman sus diversas armas,
asesinan, torturan y amedrentan
los suspiros de una sociedad de
nuevo tipo, las voces que aún
suenan. Así, como es histórico,
las acciones de este grupo paramilitar
colombiano nuevamente
se hicieron visibles por las amenazas
de muerte, a través de correos
electrónicos, a los medios
de comunicación populares locales,
a periodistas y trabajadores
de los canales públicos de televisión,
Telesur y Canal Capital,
y a la organización internacional
Reporteros Sin Fronteras.
Qué más podría quedar en ese
país hermano donde el paramilitarismo
es amparado por el Estado,
donde los intereses nacionales
son regalados al imperialismo
y la cultura del narco se apodera
de las calles. Tan solo que los
periodistas con posición política
se vean obligados a portar armas
para hacer frente desde su trinchera
comunicacional. Que todo
quien que sienta la historia de
los explotados como algo insostenible
construya, fuera de los
márgenes de esta sociedad, un
espacio pleno para el desarrollo
humano y la naturaleza, que la
defienda con los fierros, la comunicación
y la praxis cotidiana.
Quiero manifestar mi disgusto
ante las detenciones ciudadanas
que han ocurrido durante el
último tiempo. Lo que demuestra lo
atrasado como estamos como sociedad
cayendo en estos actos violentos
que en nada aportan. Es entendible
que nos de rabia que alguien
nos robe, pero no podemos hacer
justicia por nuestra propia cuenta,
más aún cuando hay niños mirando
estas escenas brutales. Creo que
hay que tratar estos temas con más
cuidado, ya que develan problemáticas
profundas que vive nuestro país,
como el tema de la desigualdad social
y económica y los altos índices
de violencia que nos rodean. Como
también el mal desempeño de la justicia
y la baja reinserción laboral que
tienen los ex presidiarios y muchas
otras carencias que tenemos como
país. Por estos motivos, resulta pertinente
no participar ni avalar estas
detenciones ciudadanas que ponen
en evidencia lo peor de nosotros.
En mi opinión, volver a las
antiguas tradiciones permitirá
reunir a las familias. No es
necesario endeudarse y malgastar
dinero para lograrlo.
Jean Pierre Molina. Nicollás Maureira.
Daniel Erbo. Natalia Matus.
3