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136 • La participación de las mujeres en la democracia Delia Selene de Dios Vallejo • 137<br />
El proyecto de Ley que le otorgaba el voto y, en general, todos los<br />
derechos de ciudadanía a la mujer mexicana fue enviado por el general<br />
Cárdenas, entonces presidente de la República, a la vigésima séptima<br />
legislatura federal que lo aprobó por unanimidad.<br />
Después lo pasaron a las legislaturas estatales para que aprobaran esa<br />
reforma de Constitución y el triunfo fue nuestro. En el 83% de los casos<br />
lo aprobaron. Ahora sólo esperamos que se haga la declaración.<br />
Cortó su plática para saludar a dos señores que llegaban a la junta de su<br />
Comité, y volviendo a su conversación agregó, ya sonriendo francamente:<br />
—Años hace que esperamos esa declaratoria, pero aunque ocuparía solamente<br />
unos tres minutos y una sesión de la Cámara, en un día que<br />
haya suficiente quorum no se ha hecho porque la legislatura pasada tuvo<br />
mucho trabajo, la declaración de guerra, la suspensión de garantías y tantas<br />
otras leyes que tuvo que aprobar. Ahora sí creo que lograremos que<br />
se haga la famosa declaratoria que nos tiene atrancadas en pleno triunfo.<br />
El licenciado Manuel Moreno Sánchez, presidente de la Cámara de<br />
Diputados, me prometió personalmente que durante este periodo sí se<br />
hará. También me prometió el diputado Ochoa Rentería que él mismo<br />
pediría durante alguna sesión que se haga la declaratoria. Como usted<br />
ve, tenemos apoyos entre otros, el del licenciado y del diputado Carlos<br />
Madrazo, que se ha significado por su entusiasmo. En cambio, nadie se<br />
ha puesto en franca oposición al voto femenino. Aunque no falta quienes<br />
se burlen del asunto, como si en México no hubiera mujeres con<br />
puestos de importancia y con responsabilidad o que, sencillamente, se<br />
hayan destacado por su propio esfuerzo.—<br />
Sin apasionamiento, con voz tranquila y mesurada, con la confianza de<br />
la batalla ganada, la doctora Esther Chapa continuó la conversación que<br />
ya llevaba un curso definido y una meta especial: demostrar la importancia<br />
cívica de la mujer mexicana.<br />
—Ya en México hay precedentes de mujeres que han desempeñado puestos<br />
importantes en la administración pública y que han demostrado que<br />
son capaces de hacerlo bien. Tenemos el caso de Aurora Mesa, que fue<br />
presidenta municipal de Chilpancingo. Sucedió, por no sé qué causa,<br />
que hubo que desconocer a las autoridades municipales de entonces en<br />
Chilpancingo, y se eligió a Aurora para desempeñar el puesto. Desde<br />
luego que su administración, que tuvo carácter de provisional, fue de las<br />
mejores que ha tenido ese pueblo de Guerrero. Otro caso fue el de<br />
la señorita profesora Rosa Torreje, en un pueblo de Chiapas. Y hay tantas<br />
mujeres profesionistas, empleadas de categoría y responsabilidades,<br />
tantas que ocupan puestos de gran importancia.—<br />
Y la doctora Esther Chapa dio por terminada su plática.<br />
De gran trascendencia social es el puesto que en la Secretaría del Trabajo<br />
desempeña la señorita Paula Alegría, jefa de la oficina investigadora<br />
de la situación de la mujer y de los menores trabajadores, y profesora de<br />
la Facultad de Filosofía y Letras.<br />
Ella también habló, no del voto femenino, sino de las mujeres que tienen<br />
puestos de responsabilidad.<br />
—Entre las mujeres destacadas en México están la doctora Matilde Rodríguez<br />
Cabo, directora general de asistencia infantil, que desde luego<br />
es un puesto de gran significación; la señorita Elodia Torres, jefa de la<br />
dirección de asistencia educativa y prestigiada maestra de las escuelas secundarias;<br />
la señorita profesora y trabajadora social Angela Ortega, jefa<br />
del departamento de asistencia diversa; y muchas otras muchas mujeres<br />
que ocupan cargos de valer en la Secretaría de Asistencia Pública.—<br />
Quedó pensativa unos momentos la señorita Paula Alegría, recordando<br />
nombres de mujeres destacadas en el medio mexicano, y continuó un<br />
poco desconcertada:<br />
—Así, a simple vista, creía recordar más mujeres que dirigían oficinas<br />
gubernamentales de primera línea. Pero en otras ramas tenemos, por<br />
ejemplo, en el departamento de arqueología a Eulalia Guzmán, a quien<br />
considero una de los más altos valores entre los arqueólogos mexicanos.<br />
En Relaciones Exteriores, a Palma Guillén, ministra plenipotenciaría de México<br />
en Colombia y después de Dinamarca; será el caso más respetable.—<br />
Una llamada telefónica, la lectura de un expediente, las labores de su<br />
oficina, obstaculizaban la conversación con Paula Alegría. De pronto, se<br />
volvió hacia mí, sonriente, para lanzar una andanada de nombres.<br />
—En psicopedagogía, uno de los campos en que menos se ha destacado<br />
la mujer, hay que reconocer el mérito de la señora Esperanza Balmaceda<br />
de Josefé; la doctora en filosofía Luz Vera; Paula Gómez Alonso, también<br />
doctora; Luz Grovas, Ida Appendini, la doctora Elvira Morones, Isabel<br />
Farfán Cano; Hortencia Elizondo, directora de la Escuela de Orientación<br />
para <strong>Mujeres</strong>; la doctora Guadalupe Zúñiga de González, juez del tribunal<br />
para menores; la señorita María Ricaud, jefe de la policía titular…—<br />
Descansó unos momentos para terminar.