La Bocina Nº 332 - Abril 2016
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<strong>Abril</strong> <strong>2016</strong><br />
2<br />
Juan Duarte, Juancito, el hermano de<br />
Eva, el Secretario de Perón, fue encontrado<br />
al día siguiente, el Jueves 9 de<br />
<strong>Abril</strong>, a las 7 de la mañana, por el japonés<br />
Irajuro Tashiro —su valet—, arrodillado,<br />
en calzoncillos, camiseta y medias;<br />
con un tiro en la sien derecha, la cabeza<br />
sobre la cama sumergida en un charco de<br />
sangre y un revólver calibre 38 tirado al<br />
lado de los zapatos. Sobre la mesita de<br />
luz había una nota de despedida: "Mi<br />
querido General Perón: <strong>La</strong> maldad de<br />
algunos traidores al General Perón y al<br />
pueblo trabajador, que es el que lo ama a<br />
usted con sinceridad, y los enemigos de la<br />
Patria, me han querido separar de usted,<br />
enconados por saber lo mucho que me<br />
quiere y lo leal que soy... He sido honesto<br />
y nadie podrá probar lo contrario. Lo<br />
quiero con el alma y digo una vez más<br />
que el hombre más grande que conocí es<br />
Perón... Me alejo de este mundo asqueado<br />
por la canalla, pero feliz y seguro de<br />
que su pueblo nunca dejará de quererlo.<br />
Cumplí como Eva Perón, hasta donde me<br />
dieron las fuerzas. Le pido cuide de mi<br />
amada madre y de los míos, que me disculpe<br />
con ellos que bien lo quieren. Vine<br />
con Eva, me voy con ella, gritando Viva<br />
Perón, viva la Patria, y que Dios y su pueblo<br />
lo acompañen siempre. Mi último<br />
abrazo para mi madre y para usted. Juan<br />
Ramón Duarte. P. D. Perdón por la letra,<br />
perdón por todo".<br />
Apold, el todopoderoso subsecretario de<br />
prensa de aquellas dos primeras presidencias<br />
de Perón, también recordó el<br />
último encuentro. Juan "estaba sonriente,<br />
aunque era una sonrisa extraña.<br />
Hablaba constantemente y hacía toda<br />
clase de proyectos, pero le faltaba convicción.<br />
Recién recordamos esos detalles al<br />
otro día. Yo me fui a las diez de la noche<br />
y me llamó la atención la forma en que<br />
me abrazaba. Golpeaba mi espalda con<br />
energía, algo raro en él, y me acercó la<br />
cara diciéndome ‘Chau, Raúl...’ Después<br />
comprendí que se trataba de una despedida".<br />
LA IMAGEN DE LA LOCURA<br />
<strong>La</strong> muerte de Juan Duarte no fue un episodio<br />
significativo en la lucha de poder<br />
// - * . -*/. / . / *Efemérides. _ . / . / . . / . / /<br />
Dalai <strong>La</strong>ma Ilustre<br />
El 7 de <strong>Abril</strong> 1999, el Dalai <strong>La</strong>ma visita por segunda<br />
vez la Argentina y es declarado Ciudadano Ilustre de<br />
la Ciudad de Buenos Aires.<br />
Se va Cecilia Grierson<br />
El 10 de <strong>Abril</strong> de 1934, fallece la primera médica<br />
argentina, la porteña Cecilia Grierson, higienista y<br />
educadora, fundadora de la primera escuela de<br />
enfermeras y el Instituto de Ciegos.<br />
Primer diputado<br />
socialista de América<br />
El 20 de <strong>Abril</strong> de 1965 muere el diplomático y político<br />
socialista porteño Alfredo Palacios. Como legislador<br />
impulsó la reglamentación a favor del trabajador,<br />
el niño y la mujer; dirigió la Facultad de<br />
Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de<br />
Buenos Aires y de la Universidad de <strong>La</strong> Plata. En<br />
1904, el barrio de <strong>La</strong> Boca lo eligió diputado, convirtiéndose en el primer<br />
socialista de América en ocupar una banca.<br />
que se jugaba allá por el 53 en la<br />
Argentina. Su muerte fue conveniente<br />
para Perón, que se sacaba un problema<br />
de encima y para muchos otros funcionarios<br />
que estaban salpicados por los<br />
negocios y el tráfico de influencia de los<br />
que Juancito se enorgullecía, más por<br />
pavote que por pedante. Ni que hablar<br />
de aquellos individuos que gracias a su<br />
muerte mantuvieron el anonimato en el<br />
vital y oscuro negocio de los mataderos<br />
clandestinos.<br />
<strong>La</strong> oposición trató de endosarle a Perón<br />
la muerte de su cuñado. El humor negro<br />
popular se dejó llevar: “Juancito se suicidó,<br />
pero no se sabe quién cometió el suicidio”,<br />
se decía. O “Juancito se suicidó.<br />
Sus últimas palabras fueron: ‘No tiren,<br />
¡carajo!’”. Pese a las habladurías y<br />
comentarios, todas las pruebas indican<br />
que Juan Duarte se quitó la vida voluntariamente.<br />
El historiador radical Félix<br />
Luna y el periodista antiperonista Hugo<br />
Gambini también descartaron el homicidio.<br />
El Juez Pizarro Miguens murió defendiendo<br />
su posición. Molinari y el salvaje de<br />
Fernández Alvariño no pudieron demostrar<br />
lo contrario, incluso utilizando sistemáticamente<br />
la tortura física y psicológica<br />
con las personas que interrogaban.<br />
Fanny Navarro y Héctor J. Cámpora lo<br />
sufrieron en carne propia. Ambos testimoniaron<br />
en más de una ocasión que<br />
cuando fueron convocados por la<br />
Comisión 58 (N. de la R: instaurada por la<br />
revolución libertadora), debieron declarar<br />
con la cabeza de Juan Duarte depositada<br />
en una bandeja, sobre el escritorio<br />
de Próspero Germán Fernández Alvariño.<br />
El Capitán Gandhi, está comprobado,<br />
guardaba la cabeza de Duarte en la heladera<br />
de su casa n<br />
Esta nota es una versión condensada del capítulo "Juan<br />
Duarte. Una cabeza en bandeja", incluido en el libro "Mejor<br />
muertos", de Gisela Marziotta y Mariano Hamilton (Planeta).