RUMBO Jaguei Tishrei 5776 (2015)

judaísmo
Rabí Shmuel Munkes deseaba mostrarle
a su anfitrión que la preparación para
Rosh Hashaná va más allá de orar a Di-os
por las necesidades materiales
Elí, el sumo sacerdote en Shiló, la
observaba mientras ella se deshacía
en plegarias ante Di-os... Solo se
movían sus labios; su voz no se escuchaba.
tanto, nuestro servicio
a Di-os en las áreas espirituales
de nuestra vida es
un servicio impulsado por
las inclinaciones naturales de
nuestro ser espiritual.
Por lo tanto, aquel que considera que es “impropio”
rogarle a Di-os por la leche para sus hijos en Rosh
Hashaná rechaza un aspecto fundamental de la soberanía
Divina.
Vistas bajo esa luz, nuestras necesidades no son personales
y nuestras peticiones no son egoístas. Sí, estamos
solicitando alimentos, salud y riqueza; pero lo
pedimos como quien se lo pide a su rey, como un sirviente
que le pide a su maestro los medios que le permitirán
servirlo mejor. Pedimos dinero para observar la
mitzvá de la caridad; fuerza para construir una sucá;
comida para mantener cuerpo y alma juntos, de modo
que nuestras vidas físicas puedan servir como esa
“morada en los reinos inferiores” que alberga su presencia
en nuestro mundo.
Elí pensó que era una borracha. Y él le dijo:
"¿Hasta cuándo estarás ebria? ¡Aparta tu vino!”. Janá
respondió: “No, señor mío... nunca en la vida he bebido
vino, ni bebida fuerte. He derramado mi alma
delante de la presencia de Di-os...”.
Eli la bendijo para que Di-os le concediera su petición.
Ese año, Janá dio a luz un hijo, al que llamó
Samuel (“Di-os escuchó”). Tras dejar de amamantarlo,
ella cumplió su promesa de dedicarlo al servicio de
Di-os y lo llevó a Shiló, donde fue criado por Elí y los
sacerdotes. Samuel creció para convertirse en uno de
los grandes profetas de Israel.
Nuestros sabios nos cuentan que Samuel fue concebido
en Rosh Hashaná. La respuesta de Di-os a la plegaria
de Janá en este día nos alienta a aprovechar el
momento increíble de la coronación de Di-os para
aproximarnos a Él con peticiones para nuestras necesidades
cotidianas. Porque en este día, nuestras necesidades
“personales” y nuestro deseo de servir a nuestro
Maestro son uno y lo mismo.
(Basado en las enseñanzas del Rebe de Lubavitch)
Fuente: Chabad.org
La oración de Janá
La Haftará (lectura de los Profetas) para el primer
día de Rosh Hashaná cuenta la historia de
Janá, la madre del profeta Samuel.
Janá, la mujer sin hijos de Elkaná, vino
a Shiló (donde se alzaba el Santuario antes de
que el rey Salomón construyera el Templo
Sagrado en Jerusalén) para pedir un hijo.
Ella oró a Di-os, llorando profusamente. E hizo un
voto y dijo: “¡Oh Señor de los ejércitos... Si le dieras a
tu sierva un hijo varón, él le dedicará a Di-os todos los
días de su vida...”
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