Bitacora Pistas y Sendas

Cuentan que un capellán se
aproximó a un herido en medio
del fragor de la batalla y le
preguntó:
- ¿Quieres que haga una oración
por ti?
- Primero dame agua que tengo
sed-, dijo el herido.
El capellán le dio el último trago
de su cantimplora, aunque
sabía que no había más agua en
kilómetros a la redonda.
- ¿Ahora?-, preguntó nuevamente.
- Primero dame de comer-,
contestó el herido.
El capellán le dio el último
mendrugo de pan que tenía en su
mochila.
- Tengo frío-, dijo el herido.
Entonces el capellán se quitó su
abrigo, pese al frío que le calaba
hasta los huesos, y cubrió al herido.
- Ahora sí -dijo el herido al
capellán-, háblame de ese Dios
que hizo que me dieras tu último
trago de agua, tu último mendrugo
de pan y tu único abrigo. Quiero
conocerlo en su bondad.
Vivir las enseñanzas de la fe no es hablar sobre religión, es actuar en tu vida
todos los días de la manera que tu fe enseña.
¿Qué haces para intentar vivir de acuerdo a aquellas
cosas que tu fe te enseña?
La madre del Mahatma Gandhi
educó a su hijo en la religión Jainí,
que predica el respeto por todas
las formas de vida, no importa lo
pequeña o insignificante que parezca.
Seguramente estas enseñanzas
influyeron mucho en Gandhi, quien
lideró un movimiento que logró
la independencia de la India, uno de los países más
grandes del mundo, sin disparar una sola bala.
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Trato de vivir
las enseñanzas
de mi fe
en todo lo que hago