Aquí hay dragones
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G U A T E M A L A<br />
hinc sunt dracones g <strong>Aquí</strong> <strong>hay</strong> <strong>dragones</strong><br />
Breve antología de minificción centroamericana contemporánea<br />
le sirvieron de apoyo para saltar la verja de madera. Fue a<br />
trabajar, mientras sus jefes lo veían de forma sospechosa. Era<br />
seguro, que no podría inventar más enfermedades ni excusas<br />
para faltar. Trabajó como de costumbre: transcripción de<br />
datos, organización de papeles, evaluación de firmas. Casi fue<br />
el último empleado en salir. Caminó despacio hacia su casa,<br />
viendo su sombra en relación con las luces de los faroles, dejó<br />
que pasaran dos buses y al tercero tomó el que lo llevaría a<br />
casa. Bajó y caminó dos cuadras. Al llegar, pudo ver que seguía<br />
allí, viendo al frente, sin moverse. Rodeó la cuadra y localizó<br />
un basurero que podría servirle de apoyo para el regreso. Sacó<br />
la basura que contenía y lo llevó rodando a la parte trasera. Se<br />
apoyó en el para llegar, de forma casi acrobática, al cajón de<br />
plástico que lo esperaba del otro lado.<br />
Desde ese día, el ojo permaneció allí, observando sus<br />
movimientos, sin parpadear. Y la puerta trasera de su casa se<br />
volvió la entrada y el cuarto se volvió centro de reunión para<br />
observar ser observados. Las reuniones eran algo extrañas,<br />
porque cada vez que volteabas a ver a la izquierda, allí estaba,<br />
el ojo, como una cámara cinematográfica, observando una<br />
vida que hubiera deseado tener.<br />
Marilinda<br />
Guerrero<br />
Valenzuela