Aquí hay dragones
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N I C A R A G U A<br />
hinc sunt dracones g <strong>Aquí</strong> <strong>hay</strong> <strong>dragones</strong><br />
Breve antología de minificción centroamericana contemporánea<br />
Los otros<br />
Madre siempre nos prohibió entrar al bosque. Nos enseñó a<br />
buscar entre los edificios abandonados lo que necesitábamos<br />
y a guardar silencio por las noches. Los otros duermen más allá<br />
de los árboles nos decía, no los debemos despertar.<br />
Los mayores fueron los primeros en abandonar los restos<br />
de la ciudad. Dijeron que buscarían otros sobrevivientes y<br />
se internaron entre las ceibas para nunca regresar. Luego se<br />
fueron mis hermanas. Pensaban encontrar escorpiones o<br />
serpientes, cualquier cosa comestible que nos pudiese salvar.<br />
Las esperé durante meses, pero ellas tampoco volvieron.<br />
Soporté el tiempo que pude comiendo termitas, muriendo<br />
un poco cada día bajo la lluvia negra. Una noche, con mis<br />
últimas fuerzas, me arrastré hacia el campo de cruces y saqué<br />
lo que quedaba de madre. Esa noche, mientras desgarraba<br />
carne y huesos, más allá de las tierras yermas, en la oscuridad<br />
de la foresta, despertaron los otros.<br />
Alberto Sánchez<br />
Arguello