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13<br />

Aerosoles bucales de Cannalivio. Foto gentileza Cannalivio.<br />

Inés y Luna entre el cannabis, la mata que no mata.<br />

hijo de Luis Carlos Galán, candidato<br />

presidencial asesinado por orden de<br />

Pablo Escobar en agosto de 1989. Hoy,<br />

Galán hijo, defiende la legalización.<br />

Supo de la doctora Pineda y de sus<br />

1.000 pacientes a quienes continúa<br />

formulándoles cannabis según sus<br />

necesidades. El senador la invitó al<br />

congreso para explicar por qué, en<br />

algunos casos, era no sólo necesario<br />

—sino urgente— consumir marihuana<br />

para sobrellevar varias enfermedades<br />

como cáncer, artritis, esclerosis múltiple,<br />

epilepsia y VIH.<br />

—¡Pero imagínese! Yo formulo. ¿Pero<br />

dónde les digo que la compren? Acá<br />

transitamos una línea muy delgada con<br />

lo ilegal. Eso me llevó a buscar a los<br />

productores, me hablaron de Cannalivio<br />

y me fui a Medellín a buscarlos.<br />

Susana, amiga de Inés Cano, supo que<br />

Pineda visitaba Medellín para tratar<br />

pacientes con marihuana. La buscó,<br />

le contó que la hija de su amiga tenía<br />

epilepsia refractaria y que temían por<br />

su vida. Pineda revisó a la niña y se<br />

fue donde Jorge Montoya y Mauricio<br />

García, fundadores de Cannalivio.<br />

Tenía el caso clínico en su carpeta y en<br />

conjunto desarrollaron una fórmula de<br />

aceite cannábico exclusiva para Luna.<br />

—¡¿Marihuana?! Pero cómo le voy a<br />

dar marihuana a Luna, doctora. No<br />

soy capaz.<br />

Fue lo que dijo Inés cuando supo cuál<br />

era el tratamiento recomendado,<br />

pero luego de una extensa explicación,<br />

accedió. La primera noche, ya en<br />

cama y a punto de dormir, Luna abrió<br />

su boca, levantó la lengua y recibió<br />

sólo una gota. Veinte minutos después,<br />

Inés, asustada, llamó a Pineda.<br />

— Doctora, Luna se me va a morir.<br />

—Cálmate, Inés. ¿Qué tiene Luna?<br />

—Está pálida, tiene mucho frío, está<br />

helada, no deja de temblar.<br />

—Le bajó la presión. Acuéstate junto a<br />

ella y abrígala.<br />

El diálogo y la preocupación se repitieron<br />

hasta el noveno día cuando las<br />

cosas cambiaron.<br />

—Doctora, Luna no convulsionó hoy.<br />

No sé qué es esto. Estoy asustada.<br />

Luna no convulsionó por primera vez<br />

en su vida. Usted es un ángel. Esas<br />

gotas son un milagro.<br />

Pero no era un milagro, era ciencia.<br />

Los cannabinoides ayudan como ningún<br />

otro medicamento ante las epilepsias<br />

refractarias.<br />

Cannalivio surte pacientes medicinales,<br />

como Luna, con ungüento, linimento,<br />

barra hidratante o aceites.<br />

No venden flores para fumar, pero la<br />

policía todavía no entiende eso, dice<br />

Jorge Montoya.<br />

—Llevamos nueve años con Cannalivio<br />

y cada vez que sale nuestro nombre, o<br />

se nos menciona en cualquier medio,<br />

la policía o la fiscalía nos vienen a visitar.<br />

Piensan quién sabe en qué negocio<br />

de tráfico estamos metidos. Por eso no<br />

nos gusta dar entrevistas, nos molestan<br />

menos si pasamos desapercibidos.<br />

—¿Y cuando eso pasa, qué los ha salvado?<br />

—Los medios. Las entrevistas.<br />

Paola Pineda y Cannalivio estandarizaron<br />

10 fórmulas para pacientes<br />

epilépticos de 40 genéticas distintas<br />

de marihuana. Hace una década Jorge<br />

Montoya y Mauricio García que viene<br />

estandarizando no sólo fórmulas de<br />

aceites sino plantas. De una de esas<br />

plantas salió la medicina de Luna.<br />

“Inés, te vi en la marcha cannábica con<br />

“PAOLA PINEDA<br />

Y CANNALIVIO<br />

ESTANDARIZARON<br />

10 FÓRMULAS<br />

PARA PACIENTES<br />

EPILÉPTICOS DE<br />

40 GENÉTICAS<br />

DISTINTAS DE<br />

MARIHUANA”<br />

Luna. Hay unos locos que me gustaría<br />

presentarte”, le dijo David Ponce, uno<br />

de los organizadores de la marcha. A<br />

los pocos días, madre e hija tomaron<br />

un carro y desembarcaron en los predios<br />

de Cannalivio, la pequeña empresa<br />

de Jorge y Mauricio que, alquimia<br />

mediante, hace de la marihuana una<br />

medicina. Cuando Luna vio la marihuana<br />

corrió hacia las plantas con el<br />

mismo frenesí de un caballo desbocado.<br />

Inés, con ojos vidriosos, esperó a<br />

que David hiciera las presentaciones.<br />

La madre contó el caso de su hija y<br />

dijo que se salvó gracias a una doctora<br />

y sus gotas. Cuando mencionó a Paola<br />

Pineda, Jorge le preguntó por el nombre<br />

de la niña. Al escucharlo dijo:<br />

—Inés, nosotros somos los que fabricamos<br />

la medicina de Luna.<br />

Las lágrimas por fin se soltaron.<br />

—Esto no es un negocio, es una sinergia.<br />

Nosotros nos debemos a los<br />

pacientes, los pacientes saben qué<br />

necesitan gracias a la doctora, la doctora<br />

formula tranquila porque sabe<br />

que acá cultivamos porque sabemos<br />

que alguien va a rescatar su vida.<br />

Víctor Villa, químico del Grupo<br />

Interdisciplinario de Estudios<br />

Moleculares (Giem) de la Universidad<br />

de Antioquia, va a cumplir dos años<br />

acompañando la tecnificación del cultivo<br />

de Cannalivio, un cultivo libre de<br />

toxinas. El grupo decidió hacer una<br />

sociedad con los cultivadores para<br />

demostrar la solvencia de 100 mil<br />

dólares anuales que pide el gobierno.<br />

Son algo así como los fiadores de<br />

Cannalivio y además una contraparte<br />

científica y académica.<br />

El cuerpo de Inés reúne trece mariposas,<br />

con las últimas dos Luna jamás<br />

volvió a convulsionar. En mayo de<br />

este año las invitaron para abrir la<br />

marcha cannábica. Madre e hija caminaron<br />

al frente sosteniendo una mata<br />

de marihuana. Esta vez nadie les<br />

gritó. El caso se hizo famoso y hoy<br />

las chicas abanderan la causa. Los<br />

censuradores no gritan, ahora callan.<br />

Saben que junto a Luna hay 29 chicos<br />

que ya no convulsionan y, aunque<br />

mueren de ganas, ninguno es capaz<br />

de decirles que no cultiven la mata<br />

que los salva.<br />

Este artículo se reproduce<br />

gentileza del blog Fármakon.<br />

Un blog con periodistas de toda<br />

América reporteando sobre<br />

drogas:<br />

farmakon.ladiaria.com.uy

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