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LAS CONFERENCIAS
Los invitados a la Expo llegaron de
todas partes. El gurú del ganja estadounidense,
Ed Rosenthal, hizo de las
suyas. Columnista de Soft Secrets,
Rosenthal fue un pionero en el cultivo
de cannabis en Estados Unidos y
fue uno de los pocos activistas que
atrajo la atención del New York Times.
Actualmente Rosenthal es consultor
para cultivadores en varios países
y profesor en la Universidad de
Oaksterdam, la escuela del cannabis
más reconocida.
También estuvo Stephen Clarke, investigador
en energías renovables y activísimo
promotor de la construcción
sustentable. En la Expo construyó
un muro de cañamiza importada de
Holanda. Parece broma que Uruguay
no haya podido proveer de esta materia
que no habría ningún problema
en plantar. Pero bueno. Clarke, mexicano,
construyó la primer casa que
mezcla cáñamo y bambú en su país.
En Montevideo fueron cinco horas de
taller explicando la técnica de bioconstrucción
con cáñamo, y se construyó
un muro de un metro por un metro.
Ross Mirkarimi fue sheriff de la ciudad
y el condado de San Francisco
durante 22 años, hasta el 2016. Y
también estuvo en la Expo Cannabis
para hablar de la situación política
del cannabis en la era Donald
Trump. A lo largo de sus 22 años de
servicio en el gobierno de su ciudad
fue un referente para la reforma
en las políticas de drogas estadounidenses
y las leyes consiguientes
que fueron abriendo el paso hacia
los marcos normativos tolerantes en
cada vez más estados. También tuvo
su momento Nelson Rivas, columnista
de nuestra revista, que hizo su
exposición sobre el cáñamo como
patrimonio latinoamericano.
LA INDUSTRIA
Hubo muchos conferencistas. Entre
ellos Fabrizio Giamberini, el primer
empresario que desde el 2010
comenzó a plantar cannabis industrial
en el predio del Instituto Nacional
de Investigación Agropecuaria del
Ministerio de Ganadería, Agricultura
y Pesca del Uruguay. En su presentación
el empresario destacó al cáñamo
como un cultivo multipropósito.
Y también habló de la importancia de
concretar un negocio antes de plantar
cualquier variedad. “Es importante
definir bien cuál es el plan de negocios
que se va a desarrollar y en qué
lugar de la cadena de valor nos queremos
parar. Este es el primer desafío
que tenemos para desarrollar y hacer
crecer saludablemente el desarrollo
del cáñamo en Uruguay”, explicó en
su presentación.
“El cáñamo es un cultivo multipropósito,
con esto quiero decir que de
él podemos obtener granos, fibra y
flores con diversidad de usos, pero no
“LA EXPO CANNABIS
URUGUAY 2016
BUSCÓ LA
VINCULACIÓN DE
LA PLANTA CON LA
CIUDADANÍA, LA
CLASE POLÍTICA
Y EMPRESARIOS,
PARA PROMOVER
EL DESARROLLO”
por ello cualquier variedad de cáñamo
va a dar los mejores rendimientos de
cosecha en forma conjunta. Si obtenemos
un buen rendimiento de semillas
no significa que también lo tengamos
en sus fibras y flores. Por lo general
se han desarrollado variedades
específicas para producir los mejores
rendimientos en granos, otras para
fibra y otras distintas para flores, con
las características que cada mercado
demanda. Por ejemplo, para la producción
de flores lo que se busca es
la producción de cannabinoides, terpenos
y flavonoides, principalmente
enfocado a suplementos alimenticios
y medicina. En cuanto a la producción
de granos se busca un grano con un
alto contenido en proteínas y aceite,
con un alto contenido de omegas 3/6
de buen ratio, además de minerales
y aminoácidos. Por último, se buscan
las fibras por su calidad físico-químicas
para distintos usos, por ejemplo
celulosa, fibra técnica, etc.”, explicó
Giamberini, director en su empresa
Latin American Hemp Trading, una de
las pocas productoras de cáñamo en
Uruguay, que utiliza al país como plataforma
para testear sus productos en
el extranjero.
“El interés ha ido mutando”, dice Ponce
del León. “La industria local en el 2014,
cuando arrancamos, era mucho más
chica que ahora. En estos tres años
surgieron grows de debajo de las piedras,
la industria creció. Sin embargo
el interés del extranjero, por la reglamentación
y la implementación de lo
recreativo, avanza de a poco. Puede
haber intereses latentes en lo recreativo
y lo industrial. En algunos puntos
como las semillas o la parte medicinal
hay menos interés, muchas empresas
se fueron cansando de este proceso
de implementación que promete pero
no entrega u otorga licencias, permisos.
El proceso de implementación
no es tan atractivo. Al principio las
empresas llegaron mucho más motivadas
y eso se nota, pero esperamos
que cuando avance la implementación,
estas industrias sigan interesadas en
invertir en Uruguay y generar nuevos
espacios. La industria crece, eso es
seguro, pero la parte internacional
se está moviendo con mucho más
cuidado que el primer año”, resume
Ponce de León. Las empresas de fertilizantes,
por ejemplo, que no tienen
problemas con la reglamentación,
cada vez llegan más a la orilla oriental
del Río de la Plata. “El mercado
uruguayo es chico, tiene un tope. Pero
en la Expo apostamos a que vengan de
Brasil y Argentina, que no tienen reglamentación
ni información de acceso al
cannabis. Es impresionante el número
de consultas y visitas que recibimos de
estos países. Uruguay es una catapulta
para la industria brasilera y argentina,
donde muchas veces se conocen los
productos desde Uruguay”, opinó Ponce
de León.
Así como están las cosas sólo podemos
esperar que la Expo siga creciendo, conjuntamente
con el interés de la población
en esta planta tan versátil. Pero
también hay que esperar que las altas
esferas de la política uruguaya, sigan
bostezando y desconfiando de este tema
del cannabis, por ignorancia, por ese
cuco del costo político o por simple
silencio, ese que hace que una carrera
política avance junto a la hipocresía y
la mediocracia imponiéndose a la meritocracia.
Por primera vez en mucho
tiempo el fútbol uruguayo no recurre a
la calculadora para disputar el repechaje
con Oceanía para la clasificatoria al
mundial. En cada eliminatoria, se decía
que Uruguay, matemáticamente, tenía
chance de clasificar. Con el cannabis
pasa lo mismo. Ojala que se imponga el
buen juego y no la calculadora política,
que además está calculando mal.