Bobby y Pixie

díbula desencajada y pelo extraño.
El destino tenía otros planes
Una noche sonó el timbre de la puerta.
Mi vecino estaba allí sosteniendo un
perrito en sus brazos, y preguntó si era
mi perro que habían encontrado en el
jardín. Respondí que no, amablemente,
pero firmemente, y estaba lista para cerrar
la puerta cuando la esposa rompió
en sollozos. No podía comprender lo
que debía hacer con ella. Cogí al cachorro
y le dije que me encargaría de ello.
Llamé a mi compañera de trabajo en mi
angustia. Ella vino, trayendo consigo a
sus perros y al perro en acogida Pixie.
Acordamos lo que deberíamos hacer
con el pequeño cachorro al día siguiente.
Luego ella volvió a casa, pero Pixie
ya había decidido que
quería
vivir en mi casa. Cuando se fueron, mi
compañera tuvo que tirar de Pixie.
La historia del pequeño cachorro tuvo
un final feliz. Un par de horas más tarde,
esa misma noche, sonó el timbre de
la puerta. Dos “padres” angustiados se
quedaron allí preguntando si habíamos
visto a su cachorrito, que había encontrado
una salida bajo la valla. Estaban
super contentos cuando les entregué su
pequeña bola de pelo.
Este fue mi primer encuentro con Pixie.
Al día siguiente, mi compañera volvió
a mi casa. Ella tenía a Pixie con ella,
porque la perrita todavía no podía estar
sola. La historia se repitió. Pixie miró alrededor
de la casa y el jardín, y decididamente
se negó a irse. Fantasía o no - se
le había mostrado la casa en un sueño.
¿Podría ser mi vieja, querida e inteligente
perrita Sylvia quien la ha enviado
... Nunca obtendré una respuesta a
eso. Tampoco importa. Pixie
se mudó en ese mismo
día y se convirtió
en una
parte de la familia.
Pixie es una hembra,
de unos 3 años
de edad y ya ha
tenido una camada
de cachorros antes de
venir a mí.
Desafortunadamente, Bobby estaba
profundamente preocupado y no podía
de ninguna manera encontrar su nuevo
papel con Pixie en la casa. Bobby la
supervisó, le dio la espalda, la ignoró y
no supo qué hacer con el asunto.
¿Qué papel debería tener en relación
con ella, cuando Pixie tomó
su cama, huesos, etc.
Los observé y estaba seguro
de que se resolvería. Lo hizo,
pero de una manera más inesperada
y dura.
Enfermedad y cura de Bobby
De repente, Bobby cayó muy enfermo.
Tenía el hábito de que el domingo
tenía un día libre de nuestro paseo diario
por la mañana. Bobby tendría que
arreglárselas en el jardín.
Un domingo, en el que el almuerzo se
disfrutaba en la terraza, mientras Bobby
se relajaba bajo el sol como de costumbre.
Me preguntaba por qué Bobby no
me siguió a la cocina para un regalo.
Caminé de regreso para descubrir
un Bobby muy enfermo. Estaba casi
inconsciente y aparentemente con
mucho dolor.
Conseguimos contactar con
un veterinario maravilloso
que dijo que el iría
derecho a su clínica.
Bobby fue examinado,
vaciado
por un litro
de orina y
se le puso
un gotero.
Su estado
continuó.
El veterinario
estaba
preocupado,
y anunció
que pasaría la
noche en la clínica
con él.
Por
un momento reflexioné,
preguntándome si lo mismo podría
ocurrir en el mundo humano. Tal vez
podría ser una revolución en el sector
médico, si los pacientes de repente se
colocaran en la parte superior de la jerarquía.
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