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RETABLOS DE LA IGLESIA DE CAMARENA 2017 v.2

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<strong>RETABLOS</strong><br />

<strong>DE</strong> <strong>LA</strong><br />

<strong>IGLESIA</strong> <strong>DE</strong><br />

<strong>CAMARENA</strong><br />

(TOLEDO)<br />

DANIEL<br />

CRISTÓBAL MORELL<br />

<strong>2017</strong>


Aprovechando la oportunidad que se me ofrece y dentro de los actos que el<br />

Ayuntamiento y la Parroquia de Camarena van a organizar a lo largo de este año para<br />

conmemorar el V Centenario del retablo mayor de la Iglesia San Juan Bautista de esta<br />

localidad, me he permitido hacer público este antiguo trabajo para ofrecerlo al<br />

conocimiento de los camareneros y demás curiosos de temas históricos y artísticos, y a<br />

quienes les pueda interesar.<br />

Camarena, febrero de <strong>2017</strong><br />

Los retablos de la iglesia de Camarena<br />

Daniel Cristóbal Morell<br />

Febrero de <strong>2017</strong>.<br />

Esta obra está sujeta a la licencia Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional de<br />

Creative Commons. Para ver una copia de esta licencia, visite<br />

http://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/.<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 1


<strong>RETABLOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> <strong>IGLESIA</strong> <strong>DE</strong> <strong>CAMARENA</strong><br />

Este artículo, que nos acerca al conocimiento del antiguo retablo mayor de la<br />

iglesia parroquial de Camarena y a otros retablos posteriores, pretende servir a la<br />

difusión del patrimonio histórico-artístico del pueblo de Camarena (Toledo) mediante<br />

el conocimiento de las características particulares de parte de sus piezas de retablística<br />

mas importantes.<br />

INTRODUCCIÓN A <strong>LA</strong> RETABLÍSTICA Y SU EVOLUCIÓN<br />

Los retablos son una de las manifestaciones artísticas más representativas y<br />

singulares de nuestro acervo cultural. Ello se explica por la expansión y arraigo que<br />

estas obras adquieren en el suelo peninsular a lo largo de sus diferentes etapas<br />

evolutivas, desarrollando unas características formales propias. De hecho la gran<br />

cantidad de retablos conservados en el interior de los templos españoles denota la<br />

importancia de este peculiar género artístico dentro de nuestro legado patrimonial.<br />

Los retablos son estructuras arquitectónicas, más o menos monumentales, que<br />

albergan obras de las que incluimos en la categoría de bienes muebles. Su nombre se<br />

deriva de las palabras latinas retro (detrás) y tabulae (de la mesa), y sirve parar definir a<br />

un conjunto de figuras o escenas, pintadas o talladas, colocadas por lo general en un<br />

armazón arquitectónico que se sitúa detrás del altar, lugar éste donde se desarrolla el<br />

ceremonial litúrgico.<br />

Los retablos nacieron de la necesidad de decorar y ennoblecer los altares desde<br />

los primeros tiempos del cristianismo, que colocaban reliquias e imágenes de los santos<br />

para que fuesen adoradas.<br />

En un principio se trataba de obras muebles formados por tablas simples o con<br />

forma de díptico y adornadas con algún relieve de imágenes o con pinturas, que se<br />

colocaban sobre los altares junto con la cruz y la arqueta de las reliquias.<br />

Su importancia se consolida a partir de 1215, fecha en la que se celebra el IV<br />

Concilio de Letrán en el que se instituye el ritual de la eucaristía, con lo que la presencia<br />

del retablo pasa a ser imprescindible. Gracias a ello, esas estructuras sencillas se fueron<br />

transformando en retablos de profusa decoración.<br />

Al final de la Edad Media se observa en la religiosidad un deseo de acercar el<br />

mundo de lo divino al de lo humano, a diferencia de lo que había caracterizado al arte<br />

de los períodos anteriores. Gracias a ello y al aumento de las devociones privadas,<br />

proliferan los encargos de obras para sus capillas particulares, con lo que fueron<br />

surgiendo retablos destinados a alojar reliquias, que se solían adornar con portezuelas<br />

protectoras que impedían la visión de su contenido, el cual sólo era accesible para los<br />

devotos propietarios o para los fieles en determinados días del año, según el calendario<br />

litúrgico o de las festividades locales.<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 2


A partir del siglo XIV, y coincidiendo con esa mayor apertura de los centros<br />

religiosos a los fieles tras la edad media, los retablos se fueron haciendo más grandes y<br />

pesados, y pasaron a ocupar toda la parte trasera del altar, lugar al que se dirigían las<br />

miradas de todos los fieles durante la celebración de la Eucaristía. Se convertían así en<br />

un importante instrumento de estimulación religiosa y de adoctrinamiento cristiano,<br />

gracias a su carácter ilustrativo y pedagógico.<br />

Pero será en el siglo XV cuando el retablo adquiere en España su mayor<br />

desarrollo. Los artistas ponen su arte al servicio de la Iglesia, creando la puesta en<br />

escena de la historia sagrada y de las vidas ejemplares de los santos para catequizar y<br />

conmover a los fieles, de manera que las imágenes, de talla o de pincel, se convierten en<br />

el principal medio para provocar la devoción de los fieles ilustrando lo que el sacerdote<br />

predica desde el púlpito.<br />

Durante la edad media los retablos se componían de simples tablas con reliquias<br />

de santos que se fueron convirtiendo en iconos, posteriormente evolucionaron en su<br />

desarrollo empleando variedad de materiales, como mármoles, esmaltes, marfiles etc.<br />

hasta llegar a los de madera, dorados y con pinturas, propios del arte gótico.<br />

Con el arte gótico, a la función adoctrinadora se une la necesidad de subrayar la<br />

sacralidad de unos espacios preferentes en el templo, como son el Altar Mayor y su<br />

punto central, el Sagrario, por medio de imágenes y representaciones de la vida sagrada.<br />

Ello supone que la retablística gótica adquiera en España un importante desarrollo.<br />

Prueba de ello es que a lo largo de esos siglos y los siguientes, encontraremos a los<br />

mejores artistas (escultores, pintores, doradores, carpinteros, ensambladores,<br />

arquitectos, etc.) trabajando en la elaboración de retablos, sin duda los objetos muebles<br />

más importantes y de mayor valor del interior de los templos españoles.<br />

Desde un principio, la técnica más utilizada para su decoración fue la pintura de<br />

temple al huevo sobre tabla y dorado con pan de oro pero, con el tiempo, la escultura<br />

fue ganando en protagonismo. Durante los siglos XIV al XVI existe por tanto un<br />

predominio de la escultura y la pintura en la retablística, que perdurará hasta finales de<br />

la decimoséptima centuria. Sin embargo, hacia 1700 se produce un cambio al adquirir<br />

mayor protagonismo la arquitectura, aunque esta evolución comenzó a gestarse en el<br />

último tercio del siglo XVI.<br />

A mediados del siglo XVII, en el Barroco, se tiende a eliminar la multiplicidad<br />

de escenas que aparecían en los retablos góticos y se opta por trazar retablos que dan<br />

mayor desarrollo a una escena principal, en detrimento de otras secundarias; y que<br />

utilizan generalmente la pintura o, con menor frecuencia, la escultura, tendencia que<br />

se mantiene a lo largo del XVIII.<br />

Paralelamente a este cambio se encuentran variantes en la policromía, ya que se<br />

abandona paulatinamente el estofado para dejar más espacio al oro bruñido que cubre la<br />

arquitectura y la talla. De hecho, en el siglo XVIII el oro adquiere todo el protagonismo<br />

iluminando esa prolijidad de detalles tallados que adornan los elementos<br />

arquitectónicos.<br />

Como hemos podido ver, lo que empezó siendo un relicario o un único cuadro,<br />

que después pasó a estar formado por dos cuadros (díptico) o por tres (tríptico) que<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 3


seguían siendo muebles, es decir, se podían cerrar y transportarse, dieron lugar a partir<br />

del siglo XV a retablos más grandes no sólo en tamaño sino también en complejidad y<br />

lujo, en los que se narran, mediante relieves o pinturas rígidamente dispuestas, las vidas<br />

de Cristo o la Virgen María o las del santo a quien se dedica el altar.<br />

Incluso la presencia de numerosas imágenes, advocaciones o reliquias dentro de<br />

un mismo templo motivó la multiplicación de retablos, surgiendo de este modo el<br />

retablo mayor, como parte del Altar Mayor del templo, y los laterales o menores, que<br />

sitúan en las naves y capillas.<br />

En la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista de Camarena (Toledo) podemos<br />

hacer un estudio de la historia del retablo con ejemplos de distintas etapas y los cambios<br />

que ha sufrido durante tres siglos, desde 1500 hasta 1800.<br />

Para ello analizaremos los diferentes retablos que componen el rico patrimonio<br />

del templo. En el Altar Mayor encontramos el retablo dedicado a San Juan Bautista, de<br />

finales del gótico y que sustituía a un viejo retablo anterior. En las naves laterales, se<br />

encuentra el de la Virgen de la Caridad de estilo de finales del renacimiento; el de la<br />

Virgen del Rosario perteneciente a la primera etapa del barroco y, por último, el del<br />

Cristo de la Cruz a Cuestas, de la segunda etapa barroca.<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 4


RETABLO <strong>DE</strong> SAN JUAN BAUTISTA<br />

El retablo ubicado en el altar mayor de la Iglesia parroquial de Camarena está<br />

dedicado a la vida de San Juan Bautista.<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 5


Como es bien sabido, la construcción de un retablo exige la participación de<br />

diversos artesanos-artistas encargados de cada una de las técnicas y artes del retablo,<br />

trabajando todos ellos bajo el control y autoridad de un maestro principal. Ello nos hace<br />

comprender fácilmente que su ejecución durase varios años y dado que, por el<br />

momento, lo único que está documentado es cuándo se trajo a la parroquia y la fecha en<br />

la que se realizó el pago de la obra en 1518, podemos aventurar que el retablo de San<br />

Juan Bautista se iniciase con toda probabilidad alrededor de 1515, a finales de 1517 ya<br />

estaría acabado, siendo traído a Camarena en enero de 1518.<br />

Su construcción coincide en el tiempo con las últimas manifestaciones del estilo<br />

gótico, de tanta importancia en la historia de los retablos y se hace necesario conocer<br />

sus principales características para poder valorar la obra en su conjunto.<br />

UN RETABLO <strong>DE</strong>L GÓTICO TARDÍO<br />

El arte gótico fue un género artístico pujante y creativo, en el que la retablística<br />

se consolidó gracias a la presencia de importantes artistas especializados en su diseño y<br />

ejecución. Realizaban grandiosos retablos en madera en los que el dorado y la<br />

policromía fueron adquiriendo desde sus inicios un papel cada vez más relevante, hasta<br />

llegar al gótico final o tardogótico en el que los retablos muestran casi todas las técnicas<br />

de la policromía que se emplearán en los siglos posteriores.<br />

Los retablos góticos se caracterizan por una mayor utilización del plano, y la<br />

disposición de sus elementos a modo de tapiz, que iban asentados sobre grandes<br />

armazones estructurales a los que iban superpuestas las piezas constructivas y<br />

decorativas mediante clavos de forja, siendo de uso restringido los ensamblajes.<br />

En el gótico tardío o tardogótico, en el que por sus características encuadramos<br />

el retablo de San Juan Bautista, se tiene preferencia por la estructura y disposición<br />

arquitectónica de los elementos que componen el retablo, y que se ordenan en cuerpos<br />

horizontales, calles verticales, y entrecalles que se separan por soportes y<br />

entablamentos. Todo ello rematado con un ático o prolongación de la calle central,<br />

donde se solía colocar un Calvario.<br />

Las calles, que pueden ser varias, generalmente tres o cinco, se separan en el<br />

tardogótico mediante columnas, pilastras o por medio de pilar con columna adosada, y<br />

suelen poseer un guardapolvo o moldura muy resaltada que recorre su contorno. La<br />

decoración, por su parte, sigue las pautas generales del estilo gótico, con las pinturas o<br />

imágenes de bulto enmarcadas por doseletes o chambranas, y pináculos, cresterías,<br />

florones y otros elementos que ocupan el resto del espacio, de tal forma que el factor<br />

narrativo e iconográfico iguala, cuando no supera, al constructivo. Se establece la<br />

separación entre el cuerpo en sí y el banco o predela.<br />

A modo de resumen señalamos las siguientes partes habituales en un retablo<br />

gótico, para su mejor identificación en la obra que nos ocupa, el retablo de San Juan<br />

Bautista:<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 6


Ático: Parte superior de la calle central de un retablo. Suele ser el lugar elegido para<br />

disponer un calvario. En el ático del retablo que estudiamos aparece representada la<br />

Crucifixión, con tres esculturas policromadas de bulto con un fondo liso, de Cristo<br />

crucificado, la Virgen y San Juan.<br />

Banco o predela: Parte inferior o basamento de un retablo. En ocasiones puede estar<br />

dividido en dos pisos, en cuyo caso se denomina el más próximo al suelo sotabanco.<br />

En nuestro retablo, la predela o banco está dividida en cuatro calles, acogiendo cada<br />

una de sus casas la figura de tres de los doce apóstoles.<br />

Calle: Nombre que reciben cada una de las divisiones verticales de un retablo, en<br />

ocasiones separadas unas de otras por particiones más estrechas denominadas<br />

entrecalles. En el retablo de San Juan Bautista, distinguimos cinco calles,<br />

disposición habitual en la obra de Juan de Borgoña.<br />

Casa: Cada uno de los espacios de forma cuadrangular o rectangular que, abiertos<br />

en los cuerpos y calles de un retablo, sirven para alojar pinturas o esculturas. La<br />

obra en estudio posee dieciséis casas, una de ellas oculta tras el tabernáculo o<br />

expositor, que recogen imágenes de la vida de San Juan Bautista y Jesús.<br />

Cuerpo: Cada uno de los pisos o de las divisiones horizontales de un retablo. El<br />

retablo de San Juan Bautista tiene tres cuerpos, y el central prolongado con el ático<br />

en el que aparece la Crucifixión.<br />

Entrecalles: Divisiones verticales más estrechas que las calles y que las separan<br />

unas de otras. Aquí las encontramos de madera dorada<br />

Guardapolvo: Pieza o saledizo que enmarca un retablo tanto por los laterales como<br />

por la parte superior, con la misión de protegerlo del polvo. También llamado<br />

polsera.<br />

Atendiendo a estas breves características generales que nos acercan a los<br />

retablos góticos, un estudio detallado del retablo de San Juan Bautista o del Altar<br />

Mayor, pagado a Juan de Borgoña y Copín de Holanda en 1518, nos llevaría a señalar<br />

que además de por su estructura y disposición de las obras, el retablo que nos ocupa<br />

correspondería a la etapa tardogótica en base a las peculiaridades que seguidamente<br />

señalaremos.<br />

Si analizamos otras obras de Juan de Borgoña, encontramos que en la época en<br />

que éste trabaja en Toledo, en el primer tercio del siglo XVI, los retablos mayores<br />

debían adaptarse a las cabeceras de los templos de la archidiócesis toledana construidos<br />

en tiempo de los Reyes Católicos, y que solían ser un espacio de gran altura, por lo<br />

general, poligonal. El resultado solía ser un retablo de considerable tamaño, que suele<br />

tener tres cuerpos y cinco calles, aunque puede complicarse con el banco y las<br />

entrecalles. De este tipo son, entre otras obras, el retablo de la catedral de Ávila,<br />

comenzado por Berruguete y, al morir, continuado por Borgoña, y los encargados<br />

directamente al pintor para Camarena, Villa del Prado, la iglesia de San Juan de la<br />

Penitencia, en Toledo, y Pastrana.<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 7


En el retablo de Camarena, levemente poligonal para adaptarse a las paredes de<br />

la cabecera del templo, encontramos una estructura similar a la realizada por Juan de<br />

Borgoña en las obras anteriormente mencionadas: cinco calles con tres cuerpos, ático y<br />

banco. La calle central se prolonga, en el ático, con otro cuerpo más, faltando en el<br />

inferior la Custodia original, posiblemente en relieve o exenta. El banco o predela está<br />

formado por cuatro calles laterales.<br />

El ensamblaje vertical, al igual que en la mayoría de los retablos de la época, se<br />

realiza mediante columnas de doble capitel, y la decoración de ensamblaje horizontal,<br />

por su parte, se soluciona mediante franjas, en las que se alternan horizontalmente, tres<br />

temas (geométricos - vegetales - geométricos), en correspondencia con los dobles<br />

capiteles de su análogo vertical.<br />

Todo este conjunto, realizado en madera dorada, está sostenido sobre cuatro<br />

escalones, decorados con motivos vegetales en alternancia con cuerpos lisos; en el<br />

primer escalón, centrado, descansa el sagrario y en su inmediato superior, de doble<br />

altura, el tabernáculo.<br />

Tras el análisis de la estructura y principales características del retablo de San<br />

Juan Bautista podemos comprobar que la solución arquitectónica y decorativa empleada<br />

para la construcción del retablo es similar a las que el autor, Juan de Borgoña, utilizo en<br />

el resto de sus obras, en las que aplicaba las características propias del estilo artístico<br />

propio de su época, el gótico tardío, a las que fue imbuyendo de las novedades del<br />

renacimiento italiano que el autor conocía.<br />

CONSTRUCCIÓN <strong>DE</strong>L RETABLO <strong>DE</strong> SAN JUAN BAUTISTA<br />

En el primer Libro de Fábrica de la iglesia de San Juan Bautista de Camarena, y<br />

en la visita que se realiza a dicha iglesia figura, con fecha 30 de mayo de 1518, que se<br />

otorga carta de pago y finiquito a Juan de Borgoña y Copín de Holanda por la hechura<br />

de esta obra. Se firma el 7 de junio del mismo año, debido, seguramente, a que la<br />

primera fecha sería la preparación del escrito y el acto de firma tuviera lugar una<br />

semana después.<br />

La trascripción del recibo de pago por la realización del retablo mayor sería<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 8


como sigue:<br />

"En Camarena ttrenta dias del mes de mayo de myll et quinyentos e diez et ocho<br />

años otorgaron et conoçieron Juan de borgoña pintor veçino de Toledo e maestre<br />

Copin de Holanda, veçino de toledo, que estan presentes, que reçibieron de Pedro<br />

Lopez, mayordomo de la yglesia del Señor San Juan de Camarena, los ciento e veynte<br />

myll maravedis e dos cahizes de trigo por que fue abenydo todo el retablo de Camarena<br />

ansi de talla como de pintura e oro …e ponerle e dorarle, e porque es verdad que los<br />

reçibieron, otorgaron carta de pago e finyquito e firmaronlo de sus nombres. Siete de<br />

junio de myll quinyentos diez e ocho. Testigos Francisco de Salazar e Alexo (ilegible) e<br />

Antonio de vallesyn, veçinos de Camarena. Juan de Borgoña, Copín (sin rúbrica, no<br />

son firmas) Pedro Lopez Espinosa (rubricado)".<br />

Desconocemos por el momento la fecha en la que se formalizó el contrato, pero<br />

al tratarse de una obra colectiva en la que intervenían varios artesanos comandados por<br />

un maestro que dotaba de unidad a la obra, entendemos que su duración debió abarcar<br />

varios años antes del final de la obra.<br />

Prueba de ello son el hallazgo entre las páginas de los libros de fábrica de la<br />

Iglesia de otros apuntes referidos a la construcción del retablo. Así encontramos que en<br />

fechas anteriores aparecen, en hojas muy deterioradas y con muy grande falta del papel,<br />

por tanto, con notable falta de texto escrito, otros gastos originados por la traída y<br />

asentamiento del retablo<br />

En unas cuentas de 1513, aparece:<br />

∞ “10.000 maravedis De limosna del Conçejo para ayuda al retablo que ha de<br />

haçer para la iglesia del Sr. San Juan de Camarena.”<br />

Con fecha 5 de enero de 1518 se pagan:<br />

∞ “250 maravedis a un carretero que trujo el retablo desde Toledo con dos<br />

carretas.<br />

∞ 108.197 maravedis y medio hiçe de dicho Pedro López, mayordomo, que dan<br />

para ayuda a pagar los 120.000 maravedíes que cuesta el retablo.<br />

∞ 1.440 maravedíes de 60 varas de angeo para el guardapolvo del retablo a 25<br />

maravedis la vara de angeo.<br />

∞ 2.890 maravedis que gasto en las rejas de hierro del retablo por donde corren<br />

las cortinas del guardapolvo.<br />

∞ 1.024 maravedis de 16 cuartones para asentar el retablo, a 64 maravedíes cada<br />

uno.<br />

∞ 200 maravedis a dos peones de quitar el retablo viejo.<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 9


∞ 270 maravedis que dio a , carpintero, por 6 días que anduvo en ayudar a<br />

asentar las verjas del retablo nuevo y por desasentar las verjas del viejo retablo<br />

y por ayudar a Melchor a adobar la ventana para que entrase luz al retablo, a<br />

45 maravedíes cada día.<br />

∞ 3 reales de una carreta de cuartones para el retablo”.<br />

El día 20 de mayo de 1518, podemos ver en un documento otra de las formas de<br />

obtener dinero para cubrir los cuantiosos gastos que ocasionarían las obras que se<br />

estuviesen realizando en la iglesia: la imposición de una multa o penitencia con ese fin.<br />

El Sr. Visitador manda que se ha de cobrar, de<br />

“Nicolás Díaz 8 reales para ayuda al retablo en que fue penitençiado”.<br />

A través de estas anotaciones sobre pagos, podemos comprobar que son muchos<br />

los oficios vinculados a la construcción de un retablo, los cuales, desde fines del siglo<br />

XV hasta el XVIII, se encuadraban dentro del sistema gremial, siendo los gremios los<br />

que establecían la especialidad dentro de cada oficio. Ensambladores, entalladores y<br />

escultores formaban parte del gremio de los carpinteros cuya responsabilidad en el<br />

retablo era su construcción y ensamblaje. El gremio de los pintores se encargaba de la<br />

labor de dorado, estofado, encarnado y pintura. Con frecuencia los encargos más<br />

importantes se hacían a un ensamblador o escultor y este subarrendaba la pintura,<br />

dorado y estofado a un pintor.<br />

La variedad de oficios venía justificada por las muchas técnicas artísticas que se<br />

emplean en la retablística, todas ellas utilizadas e identificables en el retablo de San<br />

Juan Bautista. Entre ellas destacamos:<br />

La técnica de la policromía que es el proceso por el cual se pintan de variados<br />

colores las obras artísticas. El término se utiliza especialmente en el ámbito de la<br />

escultura: cuando una estatua ha sido pintada, se dice de ella que es policromada, como<br />

lo son las figuras escultóricas del retablo de San Juan Bautista. La policromía supone el<br />

manejo de varias artes: aparejo, dorado, estofado y encarnado.<br />

El aparejo: es una fase previa a la labor de policromía de una escultura. En ella<br />

se prepara la madera para recibir los pigmentos. En primer lugar se alisaba toda la<br />

superficie, rellenando todas las posibles grietas y huecos, para aplicar varias capas de<br />

yeso. En un segundo momento, se aplicaba una capa de arcilla roja muy untuosa,<br />

conocida como bol arménico, que era la que servía de base a la pintura. Una vez seca, se<br />

podía proceder ya al dorado y estofado de la pieza.<br />

El dorado es una técnica artística consistente en la aplicación de panes de oro<br />

sobre una superficie, ya sea arquitectónica, pictórica o escultórica. El acabado podía ser<br />

mate o brillante.<br />

El estofado es la fase que sigue a la del dorado en el proceso de policromar una<br />

escultura. Una vez aplicada la base de pan de oro, ésta se cubre por encima con pintura<br />

al temple. Una vez seca, se rasca el color con un pequeño punzón en los lugares en los<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 10


que se desea que aparezca un efecto dorado. Suele ser común su empleo para marcar los<br />

pliegues de las vestiduras.<br />

Tras dorar y estofar una escultura, el último paso en su decoración es el<br />

encarnado, que consiste en aplicar en manos pies y rostros, los colores que asemejaran<br />

el tono de la piel.<br />

La técnica del entallado era realizada por el entallador, artista o artesano que se<br />

dedica a la labor de talla en madera. De este modo, y dentro del proceso de construcción<br />

de un retablo, el entallador sería el encargado de la parte ornamental de la arquitectura,<br />

(relieves del banco, tallas de las columnas y pilastras de las calles...), frente al escultor,<br />

autor de las figuras de gran tamaño.<br />

La mazonería abarca a toda labor constructiva realizada en cal y canto. Aplicado<br />

a los retablos, hace referencia únicamente a su parte de acoplo a la estructura<br />

arquitectónica, distinguiéndola de las esculturas y pinturas que puedan estar insertas en<br />

ella.<br />

El ensamblaje es la técnica encargada de encajar diferentes piezas, hasta dar a un<br />

objeto la forma deseada. Pero la labor del ensamblador dentro del proceso de<br />

construcción de un retablo es mucho más amplia y compleja, ya que no se limita al<br />

mero trabajo mecánico de montar y hacer coincidir las distintas partes que lo<br />

conforman; también es el encargado, entre otras funciones, de establecer contacto con el<br />

cliente, de presentarle la traza y el diseño de las formas, del transporte de los materiales<br />

hasta el taller, del corte de las piezas en las molduras y perfiles requeridos y, finalmente,<br />

de su montaje y encolado.<br />

Como vemos, son muchos los artesanos que participan en la construcción de un<br />

retablo, lo que nos lleva a pensar que la culminación de la obra les llevase más de un<br />

año, con lo que parece probable que su construcción se iniciase varios años antes de la<br />

fecha en la que se realiza su pago, en 1518. Sirva como ejemplo los cuatro años que<br />

tardó Juan de Borgoña (1500-1504) en realizar la decoración pictórica del Retablo<br />

Mayor de la Catedral de Toledo.<br />

JUAN <strong>DE</strong> BORGOÑA Y <strong>LA</strong> PINTURA <strong>DE</strong>L RETABLO <strong>DE</strong> SAN JUAN BAUTISTA<br />

No podemos analizar el retablo sin conocer unas breves pinceladas de la vida de<br />

su autor y las principales características de su obra<br />

Un paseo por la diferente bibliografía sobre el autor, entre ella la obra de Diego<br />

Angulo, estudioso de la figura de Juan de Borgoña, nos indica que es uno de los<br />

pintores más importantes de España a comienzos del siglo XVI, siendo la aportación de<br />

su obra decisiva en la introducción del renacimiento en Castilla al incorporar en su<br />

producción artística diversas peculiaridades importadas de Italia.<br />

Hacia 1495 se afincó en Toledo, entonces capital española e importantísimo<br />

centro político y cultural europeo. Aunque sus principales trabajos tenían como<br />

epicentro la Catedral de Toledo, el reconocimiento adquirido con los años le llevó a<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 11


trabajar en la zona centro con obras en Madrid, Cuenca, Guadalajara o Salamanca, por<br />

lo que debió contar con un gran taller, al que llegó a incorporarse su hijo Juan de<br />

Borgoña el Joven, lo que en ocasiones ha dado lugar a problemas de atribución de la<br />

autoría de algunas labores.<br />

Sus primeras obras aprovechan los últimos restos del gótico, aunque fue<br />

introduciendo en ellas las novedades recién aprendidas del Renacimiento Italiano. Así la<br />

pintura de Juan de Borgoña utiliza los personajes de rostros caricaturescos, sobriedad<br />

expresiva y cuerpos nerviosos típicos del hispanoflamenco y los ubica en paisajes<br />

idealizados y brumosos de la escuela italiana en los que introduce algunas ruinas<br />

clásicas para adornar la visión, todo ello acompañado por su peculiar afición a los<br />

efectos de luz y perspectiva. Solo en ciertas obras se acusa el impacto del gusto<br />

tradicional castellano (profusión decorativa, empleo de fondos de oro, elementos<br />

arquitectónicos góticos y moriscos)<br />

Entre 1500 y 1504, realiza la decoración pictórica del Retablo Mayor de la<br />

Catedral de Toledo. Tres años, entre 1509 y 1511, le llevó también la decoración de la<br />

sala capitular de la Catedral toledana, considerada su obra más valorada. Se conocen<br />

otros trabajos posteriores de importancia, los retablos de Camarena, finalizada en 1517,<br />

o Pastrana iniciado en 1518 y acabado en 1532, su labor en la Universidad de Alcalá<br />

(1519) o la Trinidad del altar mayor de la catedral de Toledo.<br />

Los estudiosos de la obra de Juan de Borgoña destacan de él, como<br />

características peculiares, el aspecto agradable sus composiciones pictóricas de gusto<br />

eminentemente clásico, con amplios escenarios iluminados por una luz clara; y su gran<br />

dominio de la perspectiva que manifiesta incluyendo en sus obras pictóricas amplios<br />

espacios de inspiración clasicista con sentido decorativo, en los que insertan episodios<br />

de la historia cristiana.<br />

Todas estas características de su pintura, su amor por la luz y la perspectiva son<br />

aspectos plenamente identificables en los cuadros del retablo de San Juan Bautista de<br />

Camarena, tal y como recoge José Manuel Cruz Valdovinos, en el artículo publicado en<br />

la revista “Archivo español de arte” en 1980, titulado “Retablos inéditos de Juan de<br />

Borgoña”. En él hace una descripción exhaustiva de las características y peculiaridades<br />

del retablo de San Juan Bautista de Camarena.<br />

Basándonos en su artículo y en otras anotaciones extraídas del estudio y<br />

bibliografía consultada tras muchos años de investigación, intentaremos desgranar las<br />

peculiaridades del retablo del Altar mayor de la Iglesia de Camarena<br />

Empezaremos fijándonos en la iconografía escogida como tema central de<br />

retablo. En el caso del retablo de San Juan Bautista el tema elegido gira en torno a la<br />

vida del Bautista, dado que la iglesia de Camarena está bajo su advocación.<br />

No debemos olvidar que la iconografía elegida para desarrollar en los retablos<br />

solía ir encaminada a enriquecer y avivar las creencias y devociones en determinadas<br />

figuras principales de las Iglesia. A veces la elección de unos determinados santos<br />

venían justificadas por la existencia de una tradición local, por la devoción del donante,<br />

o por la advocación de una capilla, tal y como es el caso del de la Iglesia de Camarena.<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 12


En cuanto a su composición debemos señalar que el retablo lo forman doce<br />

pinturas y siete conjuntos escultóricos con el siguiente desglose:<br />

<br />

Pinturas. Cuenta el retablo con doce pinturas sobre tabla de 160 x 90 cm.,<br />

correspondientes a los tres cuerpos de las cuatro calles laterales, señalándolas de<br />

izquierda a derecha:<br />

Cuerpo superior:<br />

<br />

<br />

<br />

<br />

Beso de Judas o Prendimiento<br />

Jesús con la cruz a cuestas camino del Calvario.<br />

Descendimiento.<br />

Resurrección.<br />

Cuerpo medio:<br />

<br />

<br />

<br />

<br />

Anuncio a Zacarías<br />

Presentación de la tablilla en el Templo.<br />

Visitación de la Virgen a Santa Isabel.<br />

Nacimiento de San Juan.<br />

Cuerpo inferior:<br />

<br />

<br />

<br />

<br />

Juan Bautista predicando.<br />

Detención y conducción a la cárcel de San Juan<br />

Visita de los discípulos a San Juan, en la cárcel.<br />

Degollamiento de San Juan Bautista.<br />

<br />

Esculturas. Los conjuntos escultóricos son los correspondientes al ático, los dos<br />

cuerpos superiores de la calle central y los cuatro cuerpos laterales, que forman el<br />

banco o predela.<br />

Ático:<br />

<br />

Crucifixión, que consta de tres esculturas policromadas, de bulto con un<br />

fondo liso, de Cristo crucificado, la Virgen y San Juan.<br />

Cuerpo superior de la calle central:<br />

<br />

Asunción de la Virgen, con una imagen de la Virgen y seis ángeles<br />

adosados a un fondo liso.<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 13


Cuerpo medio de la calle central:<br />

<br />

Bautismo de Jesús por San Juan Bautista, dos esculturas sobre fondo liso.<br />

Cuerpo inferior de la calle central:<br />

<br />

Según el inventario de la iglesia de 1531 consistía en una Custodia en la<br />

que se exponía el Santísimo Sacramento, ha desaparecido. En la<br />

actualidad el hueco está tapado por un templete expositor.<br />

En este inventario encontramos, entre otros detalles, una descripción de<br />

los componentes escultóricos que formaban parte del retablo en el<br />

momento de su montaje en la iglesia.<br />

"Un rretablo al altar mayor con una custodia en medio en que esta el<br />

Santisimo Sacramento y enzima las ymagenes de Cristo e San Juan<br />

Baptista quando le baptizaba e Nuestra Señora enzima e mas arriba un<br />

Crucifixo con la Marya y San Juan a los lados y los doze apostoles<br />

abajo, todo de bulto labrado, lo demas de pinzel de rromano con su<br />

guardapolvos de angeo azul”<br />

Banco o predela:<br />

<br />

Los doce apóstoles. Formado por cuatro conjuntos de tres esculturas no<br />

enteras (por debajo de la cintura) correspondientes a las cuatro calles<br />

laterales. Tienen perdidas las manos diestras, en las que portarían los<br />

atributos colocados en 1660 y con un libro en las otras.<br />

Por lo que respecta a la guarnición entre las tablas, y siguiendo la exhaustiva<br />

descripción de J.M. Cruz Valdovinos, encontramos que es de talla de madera<br />

sobredorada. Las calles están separadas por pilastras de fustes con labor vegetal<br />

ordenada simétricamente y capiteles de tornapuntas anilladas con volutas en los ángulos<br />

superiores y roseta en el centro. Todas las casas, sigue señalando Valdovinos, salvo la<br />

del ático, llevan pequeña cornisa de ovas y tracería superior con un par de tornapuntas<br />

vegetales anilladas en los cuerpos, y tres menos adornados y sin unir en el banco; en las<br />

calles laterales los cuerpos van separados por frisos de motivos vegetales y cornisas de<br />

ovas y dentellones. Las extremas rematan en frontones curvos con escudos en blanco o<br />

de motivo desaparecido y el ático, que tiene aletones laterales con ornamento vegetal,<br />

en arco rebajado.<br />

Vemos que, aunque la iconografía elegida como tema central del retablo gira en<br />

torno a la vida de Juan el Bautista dado que bajo su advocación está la Iglesia parroquial<br />

de Camarena, Juan de Borgoña la mezcla con escenas de la vida de Cristo, algo muy<br />

habitual en la época.<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 14


Sin embargo, en la interpretación que Juan de Borgoña hace de las escenas<br />

elegidas para representar la vida de San Juan Bautista y la de Jesús en el retablo mayor<br />

de la Iglesia parroquial de Camarena observamos la coexistencia de tradiciones<br />

iconográficas habituales en los retablos góticos, y la introducción de nuevos temas y<br />

técnicas pictóricas que Juan de Borgoña trasladará a futuros trabajos.<br />

El análisis de cada una de las pinturas y esculturas que conforman el retablo nos<br />

servirá de ejemplo para desgranar los elementos tradicionales que venía empleando el<br />

autor, así como los aspectos novedosos que fue introduciendo a medida que se iba<br />

construyendo el retablo. Para una mejor organización de la exposición, seguiremos el<br />

orden seguido en la composición del mismo.<br />

En el primer cuerpo del retablo dedicado a la pasión y muerte de Jesús podemos<br />

encontrar diversos ejemplos de esa dicotomía en la que se mezclaban aspectos<br />

tradicionales de los retablos góticos y novedades introducidas por Juan de Borgoña.<br />

Habitualmente en los retablos góticos,<br />

la zona del ático, y ocupando un lugar<br />

preeminente, se solía dedicar a la<br />

representación iconográfica del Calvario como<br />

expresión del punto culminante de la historia<br />

de la Salvación.<br />

Esta costumbre se mantiene en el<br />

Retablo de San Juan Bautista, en cuyo ático<br />

aparece el tema de la Crucifixión, constando su<br />

composición de tres esculturas policromadas, de<br />

bulto con un fondo liso, de Cristo crucificado, la<br />

Virgen y San Juan.<br />

Con igual carácter tradicionalista<br />

encontramos en el cuerpo superior, dedicado a la vida, muerte y resurrección de Cristo,<br />

la disposición de obras que marcaba la tradición iconográfica de la época, la cual exigía<br />

la representación de dos temas anteriores a la muerte de Cristo, en el caso de nuestro<br />

retablo “El Beso de Judas o Prendimiento” y “Jesús con la cruz a cuestas camino del<br />

Calvario” ; y dos temas posteriores a la misma que aquí son “El descendimiento” y “ La<br />

resurrección”.<br />

Igualmente solía ser habitual que en la casa central de este cuerpo, al igual que<br />

en otros muchos retablos, se encontrase la representación de “La asunción de Nuestra<br />

Señora” que en el retablo de San Juan Bautista se hace en forma de esculturas de bulto<br />

policromadas.<br />

Sin embargo, y siguiendo con las descripción de las pinturas e imágenes del<br />

primer cuerpo del retablo, también encontramos en ellas gestos peculiares y novedosos,<br />

fuera de toda tradición, particulares del Retablo de San Juan Bautista de Camarena, que<br />

lo hacen diferente al resto de las obras de Juan de Borgoña<br />

Así, por ejemplo, aunque las pinturas del primer cuerpo, por lo general,<br />

corresponden al lenguaje artístico de Juan de Borgoña, ciertas características hacen<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 15


pensar en la intervención de colaboradores de su obrador. De hecho, la escena de “El<br />

Beso de Judas o el Prendimiento” no volvió a ser utilizada por Borgoña en ninguna<br />

otra obra.<br />

El episodio bíblico de la captura de Cristo es uno de<br />

los más representados en la historia del arte. El momento<br />

inmortalizado por Borgoña según el Evangelio de Lucas, es<br />

en el que Judas da un beso a Jesús para<br />

identificarlo, mientras un cómplice se prepara para ponerle<br />

una soga al cuello.<br />

En primer término, en el ángulo inferior izquierdo<br />

del lienzo, Pedro está a punto de cortar la oreja del soldado<br />

Malco. Dinámica y cuidada composición en la que el autor<br />

se ha sabido servir de la utilización de lanzas para dar la<br />

sensación de multitud economizando la representación de la<br />

figura humana, ya de por sí suficientemente numerosa.<br />

Para representar el contraste en los sentimientos nos<br />

presenta uno de los ejemplos más claros: el enfrentamiento<br />

entre el rostro de Nuestro Señor, sereno, tranquilo, con la<br />

mirada relajada, y el fáunico rostro deformado por el propio<br />

beso de Judas y el del soldado.<br />

El Beso de Judas<br />

En la tabla siguiente a ésta, “Jesús con la cruz a<br />

cuestas camino del Calvario”, en la que aparece la escena<br />

de Cristo con la Cruz a cuestas y a Pilatos lavándose las<br />

manos, encontramos una estructura compositiva en dos<br />

zonas, una alta, en la que, a través de una ventana, aparece<br />

Pilatos lavándose las manos, y otra baja, con Jesús<br />

cargado con la Cruz camino del Calvario rodeado de la<br />

muchedumbre.<br />

Pues bien, esta<br />

composición no<br />

había sido empleada<br />

todavía por el pintor,<br />

aunque si la incluirá<br />

a posteriori en, por<br />

ejemplo, “La<br />

Coronación de<br />

espinas” del<br />

claustro de San Juan<br />

de la Penitencia.<br />

Jesús con la cruz a cuestas<br />

Además, encontramos otra peculiaridad en<br />

el rostro de Jesús, que parece distinto del modelo<br />

típico de Juan de Borgoña, lo que nos lleva a<br />

El Descendimiento<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 16


pensar que quizás esta pintura fuese realizada por algún discípulo de su taller<br />

Peculiar es también la tabla “El Descendimiento”, dado que la composición que<br />

presentan las figuras no coincide con la utilizada tanto para la Sala Capitular de la<br />

Catedral de Toledo como para el retablo de Pastrana. También resulta curioso el detalle<br />

en la representación de la Magdalena, pintada con gran belleza, cosa que no ocurre en<br />

las otras figuras de Cristo, la Virgen o San Juan. Se representa un descendimiento del<br />

cuerpo de Jesús en un difícil equilibrio del ayudante de Nicodemo, sujetándole con una<br />

sola mano y sin haberle desclavado los pies del madero.<br />

La última tabla del cuerpo superior del retablo es<br />

“La Resurrección”, cuya composición, en este caso, es<br />

bastante similar a la de la Sala Capitular de la Catedral<br />

de Toledo y a la del Claustro de San Juan de la<br />

Penitencia. En todas ellas el pintor representa la escena<br />

con la luz del anochecer y amanecer y se caracterizan por<br />

la abundancia y acierto de los rojos en todos los cuadros,<br />

que hacen resaltar ciertas zonas.<br />

La Resurrección<br />

En el segundo cuerpo comienzan las historias de San Juan Bautista, y en vista de<br />

su calidad y características los estudiosos del autor las consideran atribuibles<br />

exclusivamente a Juan de Borgoña.<br />

La primera tabla es “La Aparición del ángel a<br />

Zacarías”, en la que, siguiendo la descripción realizada por<br />

J.M Cruz Valdovinos, la escena tiene lugar en un amplio<br />

interior arquitectónico abierto, en el que aparecen columnas<br />

de mármol rojo con entablamentos y lunetos por encima,<br />

que son habituales en Juan de Borgoña, al igual que la<br />

representación en la tabla de algunos elementos simbólicos,<br />

como una mesa de altar con el Arca de la Alianza cubierta<br />

por la Tienda de la Reunión.<br />

Sin embrago recoge Valdovinos que aparece<br />

representado un arco de entrada polilobulado sobre<br />

pilastras del que no hay constancia que haya sido usado en<br />

ninguna otra ocasión por Juan de Borgoña. La escena<br />

presenta en primer término al ángel y a Zacarías, con el<br />

típico gorro judío que Borgoña, tomándolo de la pintura<br />

italiana, utilizará en otras obras, y entre los dos una mesa<br />

circular con el braserillo de incienso sobre ella.<br />

La Aparición del ángel a Zacarías<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 17


La segunda tabla es “La Salida del Santuario”,<br />

en la que se nos muestra también un gran escenario<br />

arquitectónico habitual en Juan de Borgoña, compuesto<br />

por un patio porticado, con arquería de medio punto<br />

abajo y huecos adintelados arriba, rico pavimento y<br />

puerta de arco triunfal al fondo.<br />

Tanto en “La Aparición del ángel a Zacarías”,<br />

como en esta segunda tabla “La Salida del Santuario”,<br />

encontramos el dominio de la perspectiva, en este caso<br />

oblicua, tan característicos de Juan de Borgoña como lo<br />

es su preocupación por la luz que le lleva a colocar en<br />

el fondo d ela composición un foco de luz de gran<br />

intensidad con la intención de dar a la escena sensación<br />

de amplitud.<br />

Pero mientras que, como señala Cruz<br />

Valdovinos, es propio de Juan de Borgoña el cerrar los<br />

escenarios, y cuando no lo hace, colocar figuras<br />

humanas o elementos de paisaje, sobre todo árboles, que animen la composición, en las<br />

dos escenas que comentamos el efecto es diferente y sin paralelo en sus demás pinturas<br />

conocidas.<br />

En ellas no se observa ningún elemento definido más allá de los márgenes del<br />

santuario o del patio que se representan en las escenas, y en su interior, el número de<br />

figuras, dos en un caso o cinco en el otro, es muy reducido, al igual que los aspectos<br />

secundarios que se reducen a los imprescindibles. Todos estos aspectos no solían ser<br />

propios en la obra del pintor.<br />

Sin embargo, señala Valdovinos que pese a lo anteriormente mencionado si<br />

perviven esta tablas otras características típicas del autor como pueden ser los<br />

personajes representados sólo de frente o de perfil, los volúmenes de las figuras son<br />

firmes y monumentales, y el colorido, espléndido, insistente en los tonos rojos,<br />

matizados desde el rosa y blanco del ángel al casi<br />

violáceo de Zacarías en la primera escena, y en la<br />

viva combinación de rojos, amarillos y verdes en las<br />

ricas ropas de la segunda.<br />

En la tercera tabla del cuerpo central aparece<br />

por enésima vez en la obra de Borgoña el tema de<br />

“La Visitación” en esta ocasión localizada en la casa<br />

de Santa Isabel.<br />

Como en las tablas anteriores, Borgoña<br />

reduce a la mínima expresión los elementos<br />

empleados y pone el máximo empeño en el<br />

cromatismo, pues sigue incidiendo en el uso del<br />

color rojo en el manto de Santa Isabel, aunque acaba<br />

resultando más bella la combinación oscura de túnica<br />

La Salida del Santuario<br />

La Visitación<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 18


violácea y manto verde de la Virgen; y en la equilibrada disposición de las figuras. De<br />

hecho, si comparamos esta tabla con la similar del retablo de la Sala Capitular de la<br />

Catedral de Toledo, podemos comprobar que la genuflexión de Isabel no es tan<br />

completa, pero aun así, María queda sobre ella, constituyendo su cabeza el vértice del<br />

gran triángulo que domina la composición.<br />

Algo también novedoso en este cuadro es<br />

que se representa a las tres figuras de absoluto<br />

perfil, lo que no había hecho nunca antes el pintor<br />

en este tema.<br />

La cuarta tabla del segundo cuerpo es “El<br />

Nacimiento de San Juan”. De este tema, no se han<br />

catalogado pinturas semejantes realizadas por Juan<br />

de Borgoña, por lo que nos limitamos a<br />

relacionarlas con otras tablas en las que el pintor<br />

refleja el Nacimientos de la Virgen.<br />

El Nacimiento de San Juan<br />

En base a esta comparación, en el retablo<br />

de Camarena vemos que prescinde del escenario<br />

arquitectónico que sí utiliza en la Sala Capitular de<br />

la Catedral de Toledo y que elimina los dorados<br />

paños de brocado que aparecían, no sólo en los<br />

Nacimientos, sino también en gran parte de las<br />

obras del autor.<br />

Describe Cruz Valdovinos la pintura, señalando que Juan de Borgoña en esta<br />

tabla dispone como fondo un dosel rojo que se confunde con la colcha del lecho de<br />

Santa Isabel, que es del mismo color. La cama, sobre una grada como es usual, está<br />

colocada paralelamente al plano de la pintura al contrario que en el Nacimiento de la<br />

Virgen de la sala capitular, pero como en la Dormición del mismo lugar y en el<br />

Nacimiento del retablo de la Concepción. La mujer que reclama el niño a la Virgen, con<br />

los pañales en el regazo, es semejante a la del Nacimiento de la sala capitular y conserva<br />

ante sí un brasero similar.<br />

En esta tabla, aunque la composición y<br />

cromatismo son indiscutiblemente propios de Juan de<br />

Borgoña, la fisonomía de María resulta excepcional en la<br />

obra del pintor, lo que hace dudar de su autoría.<br />

El cuerpo bajo del retablo dedicado a la vida<br />

pública de San Juan Bautista se inicia con dos historias<br />

que se desarrollan en ambiente paisajístico.<br />

En primer lugar encontramos “La Predicación”<br />

muestra a la derecha al Bautista predicando sobre una<br />

roca. Aparece envuelto por un capote rojo y en la mano<br />

una filacteria con el "ACITE PENITENCIAN", (sin<br />

La Predicación<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 19


embrago el texto debería poner AGITE POENITENTIAM). Le escuchan a sus pies<br />

varias mujeres y hombres entre los que destaca uno tocado con elegantísima gorra, de<br />

rostro enérgico y noble actitud, que podría ser retrato. El paisaje que cubre el fondo de<br />

la pintura carece del detallismo que tienen los paisajes representados en la Sala<br />

Capitular .<br />

La siguiente tabla es “La Detención y conducción a la<br />

cárcel de San Juan” en la que Juan de Borgoña utiliza una<br />

composición de la escena similar a la empleada en escenas de<br />

Cristo camino del Calvario. Así ocurre con las tablas que<br />

Borgoña pinto con ese tema para el claustro de San Juan de la<br />

Penitencia y en la tabla de la colegiata de Talavera.<br />

Los acostumbrados rostros de perfil y de frente, las<br />

luces claras que proyectan largas sombras sobre el suelo, las<br />

piedras y hierbas que se esparcen en él, la compensada<br />

variedad de volúmenes y colores son notas características del<br />

más típico Borgoña.<br />

En las dos escenas de la tablas siguientes “Visita de los<br />

discípulos a San Juan, en la cárcel” y “ Degollamiento de<br />

San Juan Bautista” se abandonan las representaciones<br />

paisajísticas y se retoman los elementos arquitectónicos que<br />

con su perspectiva oblicua dirigida a la izquierda son<br />

contrapunto a las historias iniciales del Bautista, a la vez que sirven de cierre al retablo.<br />

La Detención y conducción a la<br />

cárcel de San Juan<br />

En la tabla “Visita de los discípulos a San<br />

Juan, en la cárcel.” de Camarena se estructura en dos<br />

partes. En primer término, a la derecha, San Juan<br />

asoma la cabeza por la reja de la cárcel y habla con<br />

dos discípulos.<br />

Tras una puerta de medio punto con rastrillo<br />

levantado, Jesús acompañado por San Juan y San<br />

Pedro muestra a los discípulos del Bautista dos<br />

figuras, una de pequeño tamaño parece un niño, que<br />

serían enfermos curados.<br />

Visita de los discípulos a San Juan,<br />

en la cárcel.”<br />

En el muro del recinto de la cárcel aparecen<br />

hiladas de ladrillo bajo el revoco. El tratamiento del<br />

fondo de paisaje y del suelo en primer término son<br />

similares a los de la escena precedente.<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 20


Similar composición presenta la cuarta tabla, “La<br />

Decapitación”, que presenta una columnata, en diagonal<br />

desde la derecha, que termina en puerta de medio punto con<br />

paisaje al otro lado.<br />

Señala Cruz Valdovinos que todas las figuras se<br />

encuentran en el interior: el verdugo con la espada levantada<br />

y el santo arrodillado en el centro, a la izquierda un supuesto<br />

oficial, otro judío abrazado a una columna y en primer<br />

término, a la derecha, Salomé, con tranzado, de perfil y la<br />

fuente en las manos, semejante, incluso por su elegante<br />

impasibilidad a las santas que ocupan el mismo lugar tanto<br />

en la Descensión de la sala capitular como en la de San<br />

Ildefonso de Alcalá (ahora en Dallas). La luz penetra desde<br />

la derecha y provoca zonas de luz y sombra rítmicamente<br />

alternadas. Los mismos temas son también los que una<br />

docena de años más tarde aparecerían como conclusión del<br />

retablo de San Juan de la Penitencia, pero con importantes<br />

variaciones y escasos paralelos.<br />

La Decapitación<br />

A modo de resumen podemos concluir que la obra de Juan de Borgoña en el<br />

retablo de Camarena presenta, en líneas generales, las mismas características que ya<br />

fueron resaltadas por Angulo y otros autores al ocuparse de las tablas pintadas en el<br />

primer decenio del siglo XVI y principalmente en los frescos de la sala capitular de la<br />

catedral de Toledo (1509-1511).<br />

Todas ellas tienen en común: una composición ordenada y pausada en las que<br />

dominan los amplios escenarios arquitectónicos sin obviar los paisajes; presentan un uso<br />

correcto de la perspectiva de marcada profundidad; el uso de la luz, en el que se<br />

alternan notables claridades y sombras prolongadas, permite lograr escenas espaciosas<br />

y matizar un cromatismo vario y contrastado; las figuras, con volúmenes estáticos e<br />

idealizados hasta hacerse inexpresivos, se presentan de frente o de perfil.<br />

Estas características fundamentales de la pintura del primer decenio del siglo<br />

XVI resultan más que evidentes en el retablo de Camarena.<br />

Tras su análisis, observamos como en el retablo de San Juan Bautista, Juan de<br />

Borgoña empieza a eliminar de sus pinturas las arquitecturas góticas y los fondos<br />

dorados que solían aparecer en sus cuadros, y que se decanta por escenas más simples<br />

en las que reduce el número de figuras, los detalles paisajísticos, etc..<br />

Desconocemos si se trata de una evolución de su lenguaje o de economía de<br />

medios, dado que la obra se destinaba para una población rural y entendemos que su<br />

precio sería más reducido. Si nos fijamos en obras posteriores al retablo de Camarena<br />

del autor, como el retablo de la Trinidad en la catedral de Toledo, obras de San Juan de<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 21


la Penitencia, y de Pastrana, podemos comprobar que los dos factores señalados han de<br />

ser tomados en consideración.<br />

Distintos autores y estudiosos de la<br />

obra de Juan de Borgoña coinciden en<br />

señalar que el retablo de San Juan Bautista<br />

está concebido de modo armónico y<br />

equilibrado, como demuestra la uniformidad<br />

estructural del conjunto, en la que se presenta<br />

una variada composición de las escenas que<br />

sólo en algunos detalles es coincidente con<br />

obras precedentes o posteriores. Destacan así<br />

mismo la destacada y copiosa utilización del<br />

color rojo, de modo principal en el cuerpo<br />

central, con el fin de vivificar la narración,<br />

pero quizá también en relación iconográfica<br />

con el Bautista.<br />

Mención aparte merece el gran<br />

anacronismo que presentan las figuras en<br />

cuanto a su vestimenta y armas. Es<br />

especialmente llamativo en el centurión del<br />

cuadro de “La Resurrección” con su<br />

armadura bajomedieval y, en general, en las<br />

figuras de los soldados con uniforme de la<br />

época de los Reyes Católicos. Igualmente se<br />

distinguen por su atuendo las tres culturas existentes en la época: judíos, moros y<br />

cristianos. Todos ellos van vestidos como se hacía en el tiempo en que se pintó el<br />

retablo.<br />

COPÍN <strong>DE</strong> HO<strong>LA</strong>NDA Y <strong>LA</strong> ESCULTURA <strong>DE</strong>L RETABLO <strong>DE</strong> SAN JUAN<br />

BAUTISTA.<br />

Si importante es la obra pictórica del<br />

retablo, no lo es menos la parte escultórica del<br />

mismo, de la que se señala como autor de la<br />

misma al maestro Copín de Holanda, que trabajó<br />

en Toledo desde 1.500.<br />

Un estudio detallado de las esculturas de la<br />

calle central del retablo de San Juan Bautista, nos<br />

permite encontrar características propias del<br />

maestro Copín.<br />

Entre ellas podemos señalar los rostros<br />

ovalados con regularidad, que resaltan en la<br />

Virgen, San Juan Evangelista y los ángeles,<br />

mientras que en otras figuras, el cabello largo de<br />

Asunción de la Virgen<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 22


la cabeza, bigote y barbas, disimula la rigidez geométrica; la suave curva de las cejas, el<br />

firme triángulo de la nariz y los pómulos salientes en algunos personajes, dentro de la<br />

curvatura general, a las que podemos unir otros elementos a destacar, como los pliegues<br />

de aristas en "V" en los mantos bajo la cintura y cilíndricos en la parte inferior de las<br />

túnicas.<br />

La obra de Copín en Camarena se caracteriza por una acusada tendencia al<br />

estatismo, que llega, en algunos casos, a la inexpresividad y que se manifiesta en la<br />

idealización geométrica de las figuras, sin impedir su individualización. Asimismo, se<br />

produce en sus esculturas un carácter de verticalidad, equilibrio y serenidad en sus<br />

figuras, alejadas de todo dramatismo.<br />

Parece ser que, al ser Copín el único maestro escultor que aparece relacionado<br />

con la fábrica del retablo, la guarnición del mismo le debe ser atribuida. Además, es<br />

posible encontrar numerosas similitudes entre la labor de talla del retablo, que presenta<br />

motivos de balaustre y capitel con volutas enroscadas hacia adentro, y la silla arzobispal<br />

de la Sala capitular de la catedral de Toledo, obra también de Copín, que presenta<br />

similares motivos en balaustre y el mismo capitel.<br />

Zócalo de los Apóstoles<br />

Cien años después de su construcción, algo raro debió pasar en el banco del<br />

retablo porque en las cuentas tomadas en la visita de 8 de mayo de 1617 aparece un<br />

extraño apunte que nos dice que los apóstoles del retablo original tuvieron que ser<br />

cambiados, no sabemos si fue por estar invadidos por la carcoma o cuál sería el motivo,<br />

el caso es que los que podemos ver en la actualidad parecen más modernos y con un<br />

aspecto de movimiento en los rostros y ropas distinto a las figuras de la Virgen, San<br />

Juan y el mismo Cristo Crucificado de las esculturas de Copín.<br />

Así figura detallado en el libro de visita el pago realizado por los doces apóstoles<br />

que sustituyen a los del maestro Copín<br />

“Mas se le descargan çiento y cuarenta y quatro riales de doçe apostoles que se<br />

compraron para la I a a doçe rriales cada uno y lo dara por ellos cada y quando que se<br />

los dieren porque lo balen”<br />

Pero no es éste el único percance que sufrieron las esculturas del retablo. En las<br />

cuentas presentadas el día 30 de diciembre de 1660, vuelve a aparecer otro trabajo<br />

importante realizado en él. Esta vez se trata de las figuras principales, y ahora sí nos<br />

dicen por qué se “renovaron” Cristo y San Juan en el momento del bautismo, junto con<br />

el nicho que ocupaban, estaban “picados”. Esta palabra: “renovaron”, podría referirse a<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 23


hacer de nuevo, si bien, leyendo despacio<br />

el apunte, parece indicar que se trataron<br />

con algún producto para evitar la pérdida<br />

de las dos figuras por “ser echura de gran<br />

valor”<br />

“Iten se le pasan en quenta veinte y<br />

siete mil y duçientos mrs que consto aber<br />

gastado en rrenovar la advocaz n de la<br />

yglesia que es San Juan Baptista que le esta<br />

baptiçando a N o S r ambas echuras que son<br />

de bulto grandes se rrenovaron de que se<br />

estaba picando por ser echura de gran valor<br />

y el nicho del rretablo de la capilla mayor<br />

donde estan y poner las ynsignias a los<br />

apostoles que estan en dicho rretablo”<br />

La casa inferior de la calle central<br />

Bautismo de Jesús<br />

del retablo y parte de la predela, era el sitio<br />

que originalmente ocupaba una custodia,<br />

seguramente tallada por Copín de Holanda para guardar el Santísimo, hoy es un espacio<br />

totalmente vacío. Lamentamos la pérdida de lo ahí existente, de lo que no ha quedado<br />

rastro, ni siquiera una descripción documental; tampoco sabemos la fecha de su<br />

eliminación, si bien se puede suponer que se quitaría al poner un nuevo elemento<br />

ornamental en el Altar Mayor con el que pensaban enaltecer el lugar más sagrado del<br />

templo. Hoy, tapando el hueco podemos ver el Tabernáculo, en madera dorada, situado<br />

en una de las gradas existentes superpuestas al altar bajo el banco del retablo.<br />

El retablo fue restaurado en 1993, siendo párroco D. Celestino Adeva Lara, por<br />

don Francisco Javier Sariot Marquina y un equipo de titulados en la Escuela Superior de<br />

Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid.<br />

La financiación corrió a cargo, principalmente, de la Parroquia junto a las<br />

generosas aportaciones de particulares.<br />

EL TABERNÁCULO O EXPOSITOR <strong>DE</strong>L RETABLO <strong>DE</strong> SAN JUAN BAUTISTA:<br />

Como ya mencionamos en la introducción de este artículo uno de los principales<br />

puntos que se ratificaban en el Concilio de Trento fue la exaltación del sacramento de la<br />

Eucaristía.<br />

Antes del Concilio de Trento pocos retablos poseían sagrario. Lo normal es que<br />

las Sagradas Formas se custodiaran en una urna exprofeso independiente del retablo.<br />

Fue a raíz del Concilio de Trento cuando se produjo un auge del culto a la Eucaristía<br />

que se materializó en la creación de las capillas de la comunión en las iglesias pero<br />

también en determinadas obras de arte, como es el caso de los expositores.<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 24


En España, la práctica de la exposición frecuente del Santísimo y su disposición<br />

en tabernáculos creados ex profeso en el retablo mayor, no se extendió hasta el siglo<br />

XVI, cuando recibió el impulso decisivo de Trento. A partir de entonces, los retablos<br />

mayores comenzaron a ser concebidos para rendir culto a determinadas advocaciones<br />

pero, sobre todo, fueron ideados para la inserción eucarística, que determinó la<br />

introducción de un tabernáculo compuesto por sagrario y manifestador en lo alto en las<br />

calles centrales del retablo<br />

Aunque custodia, tabernáculo y sagrario son, en muchas ocasiones tomados<br />

como términos sinónimos, pues todos ellos indican que su contenido es la Sagrada<br />

Forma, presentan ciertas diferencias.<br />

El tabernáculo se menciona con el significado de custodia pero se identifica<br />

como tal a una pieza monumental, con un perfil turriforme y una doble estructura,<br />

formada por el Sagrario que guarda la Sagrada Forma, y un manifestador que permite<br />

que el Santísimo Sacramento permanezca siempre visible. El manifestador es<br />

generalmente una hornacina donde se muestra la Sagrada Forma depositada en una<br />

Custodia, objeto suntuario litúrgico para guardar la Forma y exponerla mediante el viril.<br />

El tabernáculo que aparece en el retablo de San Juan Bautista de Camarena, vino<br />

a sustituir a una antigua custodia tallada por Copín de Holanda, desaparecida en la<br />

actualidad y al que se le quiso dar una enorme importancia en su momento, si<br />

observamos la situación privilegiada que ocupa, pues tapa el banco y el centro del<br />

primer cuerpo de la calle central del retablo<br />

Elaborado en 1733, adopta la forma de templete, el primer cuerpo está formado por<br />

un baldaquino coronado con cúpula ojival, a la que falta la cruz que, hasta la última<br />

restauración, la remataba, sostenido por seis estípites, una en cada esquina y otra en el<br />

centro de los laterales, si bien salientes de la línea marcada por las otras cuatro. Las de la<br />

parte delantera, terminadas en arco de medio punto.<br />

Tiene en su interior un cascarón expositor de<br />

forma cilíndrica con dos puertas giratorias coronadas<br />

por un cuarto de esfera que cierran al medio,<br />

ejecutado en 1774, en madera dorada con decoración<br />

de cuarterones y espejos rectangulares. La<br />

decoración general del templete es de motivos<br />

vegetales en abundancia, los capiteles corintios de<br />

las columnas estípites tienen hojas de acanto.<br />

No podemos pasar por alto la posible<br />

influencia, recibida en su construcción, del<br />

Baldaquino de San Pedro del Vaticano, terminado<br />

de construir por Juan Lorenzo Bernini en 1633, iba<br />

a causar en todo el barroco europeo al emplear<br />

cuatro magníficas columnas salomónicas como<br />

soportes de la gigantesca obra que guarda la tumba<br />

del apóstol San Pedro. Esas columnas salomónicas<br />

pronto tendrían su influencia en España llegando<br />

incluso a Toledo, donde la columna salomónica se<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 25


utiliza por vez primera en 1636 con un retablo en madera diseñado por el arquitecto y<br />

ensamblador Pedro de la Torre (1596-1677), que se tomaría por modelo para otras<br />

muchas obras.<br />

Son muchos los datos documentados encontrados con respecto a la fabricación e<br />

instalación del tabernáculo y con las mejoras introducidas en él, que se extienden desde<br />

el año 1730 hasta 1778.<br />

En la visita realizada el 16 de<br />

noviembre de 1730 podemos leer el<br />

siguiente mandato:<br />

“Mando su merced se haga fenecer<br />

y fenezca el dicho tabernaculo de todo lo<br />

necesario y se ponga y fine en el altar<br />

mayor de esta iglesia, segun lo capitulado.<br />

En su defecto se deposite en D. Diego<br />

Lopez Cobarrubias, presbitero de esta<br />

villa, los setecientos reales de vellon.<br />

Luego que se allen en su poder solizite con<br />

los vecinos de esta villa ayuden con<br />

limosnas a obra tan buena y que esta<br />

dedicada para mayor culto y adorno de<br />

esta iglesia.”<br />

En las cuentas rendidas con fecha 4<br />

de octubre de 1733 vemos que ya se ha<br />

construido porque aparece el siguiente<br />

apunte:<br />

“7.854 maravedis de un recibo dado por Francisco Antonio, maestro de obras<br />

de esta villa, consta haberse gastado en haber fixado el tabernaculo del altar mayor el<br />

cual se hizo a expensas de algunos devotos y la porcion de maravedis que paraban en<br />

poder del cura propio.”<br />

Entre los mandatos realizados el día 19 de diciembre de 1756 encontramos el<br />

siguiente:<br />

“Se halla sin dorar el tabernaculo del altar mayor. Mando se dore la urna del<br />

tabernaculo donde se acostumbra a poner expuesto a su Divina Majestad sacramentado<br />

y las columnas que tiene de talla dicho tabernaculo”<br />

En la visita hecha a los libros de la iglesia el día 30 de noviembre de 1759 se nos<br />

indica que:<br />

“Se ha dorado el tabernaculo, por 360 reales, por Tomas Rodriguez, maestro<br />

dorador, en 6 de febrero de 1758.<br />

En las cuentas de 1775 encontramos:<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 26


∞ “Item 575 reales de bellon pagados a Juan Fernandez, maestro tallista de la ciudad<br />

de Toledo, el 4 de octubre de 1774, por una cueva de altar que se ha hecho para el<br />

mayor de esta iglesia, con seis molduras y demas obras que en ella se muestran.<br />

∞ Item 42 reales que tuvo de costa el traer dicha mesa desde Toledo a esta villa para<br />

colocarla donde se halla.<br />

∞ Item 200 reales de bellon pagados a Alphonso Lopez Heredero con fecha de<br />

primero de marzo de 1774, por los cristales azogados, felpa, herraje y trabajo de<br />

colocarlos en el cascaron del altar mayor de esta iglesia.<br />

∞ Item 20 reales de bellon que importo el traer y llevar dicho cascaron a Madrid para<br />

ponerle los vidrios expresados.<br />

∞ Item 400 reales de bellon entregados a Isidro Lopez, maestro carpintero de esta<br />

villa, los mismos que importaron los zocalos de madera para fijar la graderia del<br />

altar mayor y el tabernaculo.";<br />

En la visita de 1778 podemos leer:<br />

“Item 4.635 reales de bellon por dorar el tabernaculo, graderia y cascaron,<br />

pagados a Fermin Villarrubia, maestro dorador de Toledo.<br />

Item 124 reales por cuatro repisas que se colocaron a los lados del altar mayor<br />

para sentar a los santos, y su conduccion desde Toledo.”<br />

En la lectura de estos documentos puede inducir a error el nombre de<br />

“custodia” que figura en el Libro de Fábrica de la iglesia. Ello es debido a que, como<br />

mencionamos anteriormente, Custodia, sagrario y tabernáculo eran términos tomados por<br />

equivalentes en el sentido de receptáculo para guardar las Sagradas Formas, aunque tienen<br />

ciertas diferencias.<br />

Una parte importante, junto con el tabernáculo del retablo de San Juan Bautista<br />

de Camarena, la constituye el Sagrario que<br />

probablemente se instaló en él en el momento de su<br />

construcción.<br />

En la actualidad, dicho Sagrario, que estuvo<br />

en el Altar Mayor hasta 1946, fecha en la que se<br />

sustituyó por el que podemos ver actualmente, es el<br />

que aún se utiliza en el Monumento en que se<br />

expone el Santísimo el día de Jueves Santo.<br />

Posiblemente se trata del que figura en los Libros<br />

de Fábrica en los que podemos leer algunos apuntes<br />

como que fue aderezado en 1683 y dorado en 1718,<br />

En el Libro de Fábrica, en la visita realizada<br />

el día 24 de febrero de 1718 encontramos:<br />

“Item 6.460 maravedis por la puerta del<br />

sagrario del altar mayor y su dorado por dentro y el<br />

fino de la parte de fuera, segun recibo de Joseph<br />

Tabernáculo con Sagrario antiguo<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 27


Francisco Alvarez, maestro escultor, vecino de Madrid. Así como dos cristales<br />

plateados.<br />

MANDATO: dorar el copon del altar mayor y del<br />

sol en que se lleva el Santisimo en las procesiones.”<br />

En la de 1722 leemos el siguiente apunte:<br />

“Item 986 maravedis pagados por la chapa del<br />

chapitel y bisagras para la puerta del Sagrario.”<br />

En la de 1733:<br />

“Item 3.720 maravedis pagados por el dorado<br />

del sagrario del altar por Josep Francisco Rodriguez,<br />

vecino de Toledo”<br />

Sagrario antiguo<br />

Otro apunte, este de la visita de 1759, nos indica:<br />

“Item 12.002 maravedis a Francisco Lopez de Sebastian, maestro carpintero,<br />

por sentar el sagrario del altar mayor, y a Thomas Rodriguez, maestro dorador, por<br />

dorar el nicho donde se expone el Santisimo”<br />

El Sagrario actual es de bronce con marco<br />

esmaltado. Tiene forma de paralelepípedo coronado<br />

por un tímpano en relieve representando a Dios Padre<br />

rodeado por dos ángeles que sostienen una<br />

inscripción, que dice: “Hic est filius meus”, en cuya<br />

cima descansa un Cristo Crucificado. El sagrario se<br />

apoya sobre dos tortugas fantásticas. La puerta de<br />

dicho sagrario representa, en relieve, la figura del<br />

Sagrado Corazón de Jesús entre un halo de rayos y<br />

ángeles (posible escena de la transfiguración de<br />

Jesús), todo ello, encuadrado por un marco esmaltado<br />

con policromía en malvas, azules y verdes.<br />

En su interior se pueden leer la fecha y nombre<br />

de los donantes:<br />

Sagrario nuevo<br />

“Acuerdate Señor de nuestros padres y<br />

hermano. José y Mª Dolores Lozoya Aymart. 1946.<br />

Ha sido restaurado en el año 2008<br />

Acompañando al tabernáculo y sobre las<br />

gradas del Altar y a ambos lados del Sagrario<br />

podemos ver dos ángeles orantes que sirven de<br />

candelabros.<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 28


En las cuentas del mes de enero de 1947 figura el<br />

siguiente apunte:<br />

“Pagado a Arte Español de Madrid por una pareja de<br />

Ángeles Adoradores, todos dorados y patinados, con instalación<br />

eléctrica. 1150 ptas”.<br />

En febrero del mismo año se pagó a Germán López,<br />

electricista de Camarena, 28 ptas. por la instalación eléctrica<br />

para los ángeles.<br />

A modo de curiosidad, dado que no forman parte<br />

en sí del retablo quiero señalar que a ambos lados del<br />

altar mayor, sobre peanas adosadas a la pared, se<br />

encuentran sendas imágenes de los Sagrados Corazones<br />

Sagrado Corazón de Jesús: Imagen en<br />

madera policromada de 1,25 m. de altura, sobre peana de<br />

15 cm.<br />

Sagrado Corazón de María: Imagen en<br />

madera policromada de 1,11 m. de altura, sobre peana de<br />

25 cm<br />

Sagrado Corazón de Jesús<br />

Un documento o apuntación suelto que nos<br />

informa de la venida y extraordinario éxito de la<br />

predicación de dos religiosos del Inmaculado Corazón de<br />

María en la Cuaresma del<br />

año 1897, también nos dice:.<br />

“En la Semana Santa del dicho año de 897 fueron<br />

bendecidos por el Reverendo Padre Emilio Yagüe las<br />

imágenes de los Corazones de Jesús y María, regalo de dos<br />

personas piadosas, se celebró una solemne función<br />

dedicada a los Sagrados Corazones, predicando en la<br />

misma el Padre Emilio Yagüe y como resultado de su<br />

conmovedora plática inmediatamente se erigió la<br />

archicofradía de las Hijas del Corazón de María, en la que<br />

ingresaron la mayor parte de las jóvenes de esta villa”.<br />

En el libro de apuntaciones del sacristán, el día 26<br />

de febrero de 1933, nos informa de que:<br />

Sagrado Corazón de<br />

María<br />

“Trajeron en la camioneta de Benito Agudo,<br />

a las ocho de la noche, los Sagrados Corazones<br />

restaurados, de Madrid, por D. Gregorio Gil, taller de dorado y pintura, Santa<br />

Engracia 90. Costó 320 pesetas.”<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 29


RETABLO <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> VIRGEN <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> CARIDAD<br />

Mis investigaciones sobre este retablo comenzaron de manera fortuita, un día en<br />

que visitaba el Camarín de la Virgen y vi un cuadro votivo muy deteriorado al que no se<br />

le daba importancia y que recordaba un milagro de la Virgen de la Caridad ocurrido el<br />

mes de febrero de 1652, precisamente el lunes de Carnestolendas. Esta coincidencia me<br />

llamó poderosamente la atención y decidí investigar en los libros del Archivo<br />

Parroquial.<br />

En el libro primero de la Cofradía de la Caridad encontré las respuestas a esas<br />

dudas, pues entre sus páginas hallé el documento que relataba el milagro mencionado en<br />

el cuadro y la enorme importancia que tal hecho tuvo en aquella época y el cambio que<br />

supuso en el seno de la misma Cofradía de la Caridad, ya que aumentaron muy<br />

considerablemente, tanto el número de cofrades como su fervor a la Virgen.<br />

Según los citados documentos, desde hacía años la devoción a la Virgen de la<br />

Caridad había decaído mucho, la cofradía que llevaba su nombre no presentaba sus<br />

cuentas ni cumplía los cometidos que tenía señalados en sus ordenanzas y el número de<br />

sus cofrades era muy escaso, lo que prueba el abandono en que se encontraba.<br />

A raíz de este milagro, casi todo el pueblo, con sus autoridades al frente, se<br />

inscribieron como cofrades y acordaron que desde entonces se celebraría una fiesta en<br />

honor de la Virgen de la Caridad todos los años, el día del martes de Carnaval, como<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 30


conmemoración del milagro, fiesta que se mantiene en la actualidad con la salida en<br />

procesión de la Virgen sobre su carroza barroca, la misma que fue utilizada en la<br />

proclamación de Luis I como rey de España y donada por Felipe V a Sebastián de<br />

Flores para que sacaran en procesión a la Virgen de la Caridad, como se viene haciendo<br />

desde 1728.<br />

Así mismo acordaron la construcción de un retablo para poner en él la imagen de<br />

la Santísima Virgen de la Caridad.<br />

Me he permitido transcribir a continuación el documento que recoge el relato del<br />

milagro, si bien actualizando la ortografía y desarrollando las abreviaturas contenidas en<br />

el texto.<br />

''Es tanto lo que Dios estima y quiere la caridad que, según el<br />

evangelista San Juan en el capítulo cuarto de su sagrada historia, se da<br />

a Sí mismo ese atributo de ser la misma caridad, y una de las tres<br />

personas procede de la caridad del Padre y del Hijo, que es el Espíritu<br />

Santo, y así además, que el que está en caridad está Dios en él.<br />

San Pablo, escribiendo a los Gálatas dice que ''El que tiene<br />

caridad vive Dios en él'', y en la Vida de Cristo, nuestro bien, San<br />

Agustín dice: “No es trabajo lo que hace con amor y caridad”.<br />

Que olvidados pues de tan altos y superiores bienes estaban los<br />

vecinos de esta villa cuando podían conocer que estos nombres y<br />

atributos, que aún Dios tiene reservados para sí, permite, con el amor<br />

divino, goce su Soberana Madre. Pues teniendo en esta Iglesia<br />

parroquial un simulacro suyo, tan devoto como milagroso, con el<br />

nombre de Nuestra Señora de la Caridad, a quien antiguamente los<br />

devotos de la cofradía tuvieron formada, celebraron y exigieron obras y<br />

fervorosos celos a su santo servicio, amparando pobres con sus<br />

limosnas, acudiendo a los entierros de los difuntos con sus luces, tan<br />

resplandecientes por lo pío a los ojos de la Majestad Suprema, que sus<br />

visos sirven de abrasar los más tibios corazones por divinos secretos,<br />

pues, cuando lengua humana no tuvo el más mínimo, moviendo a<br />

refrescar la memoria a aquellos que tan del todo tenían olvidada esta<br />

santa cofradía y piadosos ejercicios, por lucir tanto a los ojos de Dios<br />

quiso, por investigables secretos, se volviese a reformar lo que<br />

indebidamente estaba sepultado en las urnas del olvido, así por la<br />

calamidad que los pobres (faltando el referido) padecían cuanto por lo<br />

deteriorada que estaba la devoción de su Sacratísima Madre de la<br />

Caridad, para lo cual tomó por instrumento, viendo faltaba la humana,<br />

que una lengua de hierro, a voces de metal, recuerde de tan indebido<br />

letargo los espíritus más tibios obrando el milagro siguiente:<br />

En el año del Señor de mil seiscientos cincuenta y dos, ocupando<br />

la silla pontifical Inocencio Décimo, la regía de las Españas, Felipe<br />

Cuarto el Grande, arzobispo de Toledo el Eminentísimo Señor Cardenal<br />

don Baltasar de Moscoso, Corregidor de esta villa Juan de Porres,<br />

escribano de su Majestad y receptor de sus consejos, juez de residencia<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 31


nombrado por Gaspar de Robles Gorbalán, Caballero del hábito de<br />

Calatrava, Regidor de la dicha ciudad de Toledo y Señor de este dicha<br />

villa de Camarena, siendo cura en sede vacante de tal el Licenciado<br />

Francisco Pérez Correa, Comisario del Santo Oficio de la Inquisición,<br />

alcaldes ordinarios Alonso Agudo y Diego López Covarrubias, sucedió<br />

en once días del mes de febrero de dicho año de cincuenta y dos, lunes<br />

de carnestolendas, como a las siete de la noche, poco más o menos, el<br />

que sin saberse ni poderse averiguar quién, se entraron a robar a<br />

Nuestra Señora de la Caridad y, para ello, bajaron su imagen al suelo,<br />

la despojaron todos los oros y joyas que tenía. Cuando por medio (sin<br />

duda) de los Ángeles se repicaron todas las campanas, esto vino a la<br />

Iglesia todo el concurso de moradores de esta villa. Hallose el templo<br />

abierto, todas las alhajas, sin falta, no se halló agresor alguno, porque el<br />

repique les dio tal sobresalto, que fue milagro no quedarse muertos,<br />

estafermos o piedra sal del espanto. Cuando a todos llenó el caso de<br />

tanto gozo, júbilo y regocijo que saltaron de alegría, se encendió la<br />

caridad y recobró la dragma de la devoción perdida.<br />

El Señor sea con todos y se conserve por todos los siglos. Amén”.<br />

En esta reproducción de<br />

una postal antigua que me he<br />

permitido incluir, se nos<br />

muestra una imagen del retablo<br />

de la Virgen de la Caridad.<br />

El Retablo de Nuestra<br />

Señora de la Caridad, costeado,<br />

en su día, por la cofradía del<br />

mismo nombre, es de tipo<br />

"camarín", realizado por Mateo<br />

de Cibantos entre 1652 y 1655.<br />

En su conjunto es<br />

barroco, por su ornamentación<br />

de motivos vegetales, su<br />

policromía, la ruptura de planos<br />

por medio de columnas<br />

pareadas y la profundidad del<br />

nicho e iluminación interior a<br />

través del Camarín. La imagen<br />

de Nuestra Señora de la Caridad<br />

está actualmente retocada en su<br />

policromía por unos pequeños<br />

desperfectos que la ocasionaba<br />

el roce de la corona del Niño<br />

Jesús que lleva en sus brazos.<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 32


El retablo-camarín es una pieza casi única y exclusiva del arte barroco español y<br />

se caracterizaba por contar por detrás del retablo y a media altura, con un camarín con<br />

su vestidor, por lo general riquísimamente ornamentado al que accedían las camareras<br />

que solían servir a la imagen para su vestido y cuidado<br />

Ese camarín se abría al retablo mediante una amplia arcada situada en su centro,<br />

haciendo visible la sagrada imagen al público situado abajo, en la nave del templo. La<br />

imagen era así visible, pero simultáneamente inaccesible gracias a la altura a que estaba<br />

colocada.<br />

Con el fin de conocer mejor tan singular monumento vamos a hacer una<br />

descripción del mismo que, seguramente, nos hará verlo como algo nuevo y, desde<br />

luego, con mayor detalle.<br />

Para su mejor estudio, dividimos este Retablo de Nuestra Señora de la Caridad<br />

en tres cuerpos:<br />

Un cuerpo superior formado por un<br />

rectángulo con figuras en alto relieve,<br />

representando la Anunciación, con las<br />

figuras de la Virgen, el arcángel San<br />

Gabriel y, entre ambos, el Espíritu Santo<br />

en forma de paloma; está policromado en<br />

tonos blancos, verdes y rojos. A ambos<br />

lados, columnas adosadas con decoración<br />

vegetal, realizadas en madera dorada y<br />

coronadas por sendas esferas de madera<br />

también dorada.<br />

En su parte superior podemos<br />

observar un tímpano en relieve<br />

policromado, con representación de Dios<br />

Padre sosteniendo la bola del mundo en<br />

su mano izquierda y la derecha en actitud<br />

de bendecir, coronado por un triángulo<br />

que simboliza la Trinidad.<br />

En el cuerpo medio podemos ver, centrado, un arco de medio punto con<br />

intradós policromado en tonos rojos, verde y dorado, cuyo fondo es de cristal<br />

esmerilado cubierto por una cortina.<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 33


En su interior,<br />

formando lo que llamamos<br />

el Trono de la Virgen,<br />

vemos un basamento<br />

decorado con motivos<br />

vegetales que sostiene,<br />

partiendo de la misma basa,<br />

ocho<br />

columnas<br />

salomónicas, cuatro a cada<br />

lado, con capitel unificado y<br />

unidas por halo en forma de<br />

arco decorado por pequeños<br />

ángeles y en la parte<br />

superior del arco dos figuras<br />

sedentes representando a<br />

Jesucristo y Dios Padre, uno<br />

a cada lado de una especie<br />

de corona con una cruz en<br />

la parte superior y rayos<br />

entre las distintas figuras.<br />

En este Trono se coloca la<br />

imagen de la Santísima<br />

Virgen de la Caridad.<br />

Todo este cuerpo, encuadrado por cuatro columnas de fuste estriado con capitel<br />

doble, el inferior de estilo corintio con hojas de acanto y el superior de elementos<br />

geométricos, las dos extremas adosadas al cuerpo del retablo.<br />

Cabe incidir en este punto en la presencia de columnas salomónicas en el retablo<br />

de la Virgen de la Caridad de Camarena, pues son uno de los elementos más<br />

significativos del Barroco en el arte mueble de los edificios religiosos. La columna<br />

salomónica llegó a Toledo de la mano de Pedro de la Torre en 1647, a través del<br />

proyecto que presentó para la construcción del arco y trono de la Virgen del Sagrario,<br />

cuyo primer diseño presentado a examen del arzobispo y cabildo catedralicio tuvo que<br />

ser modificado para introducir en el arco seis columnas salomónicas.<br />

Hubo numerosas imitaciones de este novedoso trono a partir de su entrega en<br />

1674, motivadas por encargos de cofradías parroquiales como consecuencia de la<br />

exposición pública de la obra en la capilla del Sagrario de la catedral y su<br />

divulgación en cuadros y estampas.<br />

No muy posterior en fecha sería el excelente trono barroco de la Virgen de la<br />

Caridad, patrona de Camarena, que aún se conserva, con los consabidos haces de<br />

columnas salomónicas sosteniendo el arquillo de gloria rayonado, resultando la<br />

imitación más fiel del trono de la Virgen del Sagrario catedralicio, nos dice Antonio<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 34


José Díaz Fernández en su artículo “Origen y presencia de la columna salomónica en el<br />

retablo barroco toledano”.<br />

Puerta del Sagrario<br />

Siguiendo con la descripción del<br />

retablo, debemos mencionar que el<br />

cuerpo inferior está conformado por un<br />

altar, que sirve de base a cuatro<br />

escalones dorados decorados con<br />

motivos vegetales policromados en rojo;<br />

a ambos lados de éste, dos puertas de<br />

madera policromada en ocres con<br />

cuarterones, la de la derecha conduce al<br />

Camarín de Nuestra Señora de la<br />

Caridad, y la de la izquierda a un espacio<br />

interior muy reducido y de poca utilidad.<br />

El sagrario, colocado sobre el ara del<br />

altar e incrustado entre los escalones del<br />

retablo, presenta en su puerta una pintura<br />

sobre madera en la que está representada<br />

una escena del Buen Pastor, en tonos<br />

azules, blanco y sepias.<br />

Posteriormente se añadieron a los lados del retablo dos repisas con sendos<br />

escudos de estilo barroco, pagadas en 1718.<br />

La decoración general del retablo, realizado en madera, es de temas vegetales y<br />

geométricos, policromados en tonos verdes, rojos y dorados. La imagen, que da nombre<br />

al retablo, es una talla de madera policromada de la que sólo se ven la cabeza y las<br />

manos. En su origen fue una talla de cuerpo entero con el Niño formando parte de él,<br />

posteriormente, en época indeterminada, se separó al Niño y se cepilló el cuerpo,<br />

reduciéndolo a un cilindro, para poder vestirla con telas, mide, aproximadamente, 1,30<br />

m. de altura, con una media luna en metal plateado a sus pies y, cruzado ante la imagen,<br />

un bastón de alcalde, puesto que la imagen fue nombrada alcaldesa honoraria de la<br />

localidad en agosto de 1986.<br />

Ahora vamos a dar un repaso al aporte documental que hemos encontrado en el<br />

Archivo Parroquial y que nos facilitará el conocimiento de los detalles precisos sobre<br />

los autores, fechas y precios pagados por los principales elementos de este magnífico<br />

retablo.<br />

Recibo de Mateo de Cibantos por el Retablo de la Virgen de la Caridad<br />

“Sr d. Clemente de talabera<br />

El sr mateo de çibantos a echo un Retablo a esta V a y a reçibido de los<br />

mayordomos mil y treçientos reales de bellon v md se los entrejen con su reçibo que le<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 35


pasaran en quenta en la que te mos del carbón dada en cam a a v te y uno de mayo de seis<br />

çientos y çinquenta y cinco”<br />

Está firmado por Alonso López Covarrubias y Diego López Covarrubias<br />

En la otra parte del papel plegado en tamaño cuartilla dice:<br />

“Pagare los mil y treçientos reales contenidos en esta libranza de la fecha en<br />

quinçe días Madrid mayo veinte y dos de 655<br />

Clem te Talavera<br />

Reçibi lo contenido en este papel y lo firme en Madrid y maio 24 de 1655 años<br />

1.300 rls Mateo de cibantos”<br />

Con fecha 3 de<br />

abril de 1656, aparece en<br />

el Libro Primero de la<br />

Cofradía de la Caridad el<br />

siguiente apunte:<br />

“Ytem Se les pasan<br />

en cuenta cinco mil y<br />

trescientos reales<br />

(180.200 mrs) que han<br />

pagado a Mateo de<br />

Cibantos, vecino de la<br />

villa de Alcala, del precio<br />

del retablo en blanco que<br />

ha hecho para el altar de<br />

Nuestra Señora en la<br />

manera que esta hoy, que<br />

lo demás que él hiciere . .<br />

. daran quenta….<br />

Ytem se les pasan<br />

en quenta trescientos<br />

noventa y quatro reales<br />

(13.396 mrs) que gastaron<br />

en traer el retablo desde<br />

la villa de Alcala de<br />

Henares.<br />

Ytem se les pasan en quenta cinquenta y quatro reales (1.836 mrs) que gastaron<br />

en yeso y demas recados en asentar el retablo”.<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 36


El Camarín de la Virgen que hoy encontramos en la parte posterior del retablo<br />

no existía en aquellas fechas, se construyó un siglo después. En su lugar había otro que<br />

se estaba construyendo en 1692, según consta en un documento de esa fecha en que se<br />

manda “aplicar ciento cincuenta reales para acabar el camarin de Nuestra Señora que<br />

se esta haciendo”. Pero sí podemos saber lo que había en lugar de las puertas que ahora<br />

existen. En la de la izquierda, casi con toda seguridad, porque no se ha efectuado<br />

ampliación del espacio posterior a la puerta, está como estaría entonces, es decir, un<br />

espacio muy pequeño y aparece inmediatamente la pared gruesa de un botarel del<br />

edificio de la iglesia. La de la derecha se abriría en época posterior, como ya hemos<br />

dicho, para dar paso al Camarín antiguo y, posteriormente, al que podemos ver en la<br />

actualidad.<br />

En la visita del día 6 de julio de 1658, en las datas, aparece la siguiente partida<br />

que nos lo aclara:<br />

“Ytem se le pasan en quenta veinte reales y medio que gastó en sentar las dos<br />

alacenas que están a los lados del altar”.<br />

En la visita realizada por el<br />

visitador general de los partidos de<br />

Canales y Escalona a los Libros de la<br />

Cofradía de Nuestra Señora de la Caridad<br />

en “cinco días del mes de diciembre de mil<br />

y seiscientos y sesenta años” en la<br />

“Cuenta que se toma a Luis<br />

Rodriguez de Mendoza, mayordomo de la<br />

Cofradia de Nuestra Señora de la<br />

Caridad, sita en la parroquial de esta<br />

villa, y es de los años 1658 y 1659.”<br />

En la sección de gastos aparece una<br />

partida con un encabezamiento singular y<br />

nada corriente en estos Libros de Cuentas:<br />

“Gastos en el Retablo<br />

Ytem se le pasa en quenta seis mil y<br />

trescientos reales en que se ajusto y<br />

concerto el dorar el retablo de Nuestra<br />

Señora como hoy lo esta, por escritura ante Juan Lopez de Aguilar, escribano de esta<br />

villa . . .<br />

Ytem se le pasa en quenta mil reales que pago a Mateo de Cibantos, escultor,<br />

por la echura de la tabla de la Encarnacion que se ha añadido en el remate del Retablo<br />

y por los rayos que cercan la imagen. Y se declara que el dorado y estofado de esta<br />

tabla esta incluso en la partida antecedente porque lo dorado del retablo fuera de esta<br />

tabla y rayos se concerto en 5.300 reales . . .<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 37


Ytem se le pasa en quenta seiscientos y quarenta y tres reales que hicieron de<br />

gasto los doradores y escultor de dicho retablo en esta manera: en las mulas para<br />

traerlos y volverlos a llevar a la villa de Madrid: 233 reales.- De quatro fanegas y<br />

media de pan cocido que se les dio: 102 reales.- De las camas y posada en casa de<br />

Rodrigo de Bejar, mesonero de esta villa: 308 reales”.<br />

En 1665.<br />

“Se manda hacer una lampara a Luis Rodriguez de Mendoza, cuyo gasto supone<br />

18.300 mrs”.<br />

El trono y andas en que hoy podemos contemplar a la Virgen, tanto en la iglesia<br />

como sobre su impresionante carroza, se hizo unos años después.<br />

Concretamente en la visita realizada<br />

el día 25 de septiembre de 1680 leemos:<br />

“Iten se le hacen buenos mill<br />

nobezienttos y diez y nueve r s que tuvieron<br />

de costa las handas y trono nuevo que se<br />

hizo para Nuestra Señora en esta manera<br />

los mil y ochozientos del maestro que lo<br />

hizo y ochenta y nueve r s del gasto de yr<br />

por ello a Toledo y treinta r s que costtaron<br />

los tornillos”<br />

El 7 de marzo de 1718 consta:<br />

“Se le reciben y pasan en data<br />

doscientos reales del coste de las<br />

campanillas, las cornetillas con cascabeles<br />

y sus cadenas todo de plata,. . . que se han<br />

hecho para el altar de Nuestra Señora . . .<br />

Ytem se abonan mil trescientos y<br />

sesenta maravedís pagados por el coste de<br />

unos escudos o tarfenas que se pusieron en<br />

las peanas que están a los lados del altar de Nuestra Señora, en donde están puestas las<br />

imágenes de la señora Santa Ana y San Juan Bautista”.<br />

En la actualidad, en estas peanas o escudos sigue la imagen de Santa Ana y la<br />

Virgen Niña, que por el deterioro de la ermita en que se encontraba, a la salida del<br />

pueblo, fue depositada en la iglesia en época tan remota. Pero la de San Juan Bautista ha<br />

sido cambiada por la de San Francisco de Paula, que se trajo del convento de Mínimos<br />

de la localidad, tal vez en el siglo XIX, al desaparecer, con la desamortización, el<br />

convento como tal.<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 38


RETABLO <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> VIRGEN <strong>DE</strong>L ROSARIO<br />

Es el segundo retablo más antiguo de los existentes en la iglesia parroquial, y<br />

procede del monasterio de La Concepción, de los frailes mínimos de San Francisco de<br />

Paula, en Camarena, corresponde al principio del siglo XVII. El retablo fue pagado a<br />

Alonso Cotán de Quiñones en 1613.<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 39


Alfonso Rodríguez G. de Ceballos, en su artículo Evolución morfológica y<br />

estilística del retablo propone una periodización del retablo barroco español en tres<br />

fases: una primera etapa "prolongación del clasicismo" en el primer tercio del siglo<br />

XVII, la etapa de "retablo castizo" o "genuinamente hispánico" en la segunda mitad del<br />

siglo XVII -fase subdivida en una primera parte, caracterizada por las columnas<br />

salomónicas, y una segunda, por los estípites, y la etapa de "retablo rococó" en la<br />

primera mitad del siglo XVIII<br />

En base a esta clasificación, podemos señalar que el retablo de la Virgen del<br />

Rosario de Camarena, dada su fecha de ejecución, se encuadraría en la primera etapa del<br />

Barroco caracterizada por la perduración del clasicismo, en el primer tercio del siglo<br />

XVII. Sin embargo las características del retablo de la Virgen del Sagrario nos<br />

permitirían concluir que ya los primeros años del siglo XVII podrían considerarse como<br />

la fecha de creación y expansión del retablo barroco hispánico.<br />

El retablo barroco hispano de este momento, denominado por G. de Ceballos<br />

“retablo castizo” o “genuinamente hispano” recibía ese nombre porque apenas sufrió<br />

influencias exteriores y se gestó por entero dentro de la Península Ibérica. Se les<br />

conocía también como retablos dorados, porque fueron ricamente bañados con láminas<br />

de oro. No olvidemos que el oro, por su color, brillo y luminosidad, se volvió el símbolo<br />

de la luz celestial, del resplandor del sol, de la perfección divina, de lo superior, lo<br />

eterno, lo sublime. .<br />

Podemos comprobar a simple vista que los dos retablos barrocos de la iglesia<br />

parroquial, el de la Virgen del Rosario y el del Cristo con la Cruz a Cuestas,<br />

corresponden a este estilo ya que están construidos con madera recubierta con el<br />

precioso metal, con la finalidad de producir asombro y admiración en el espectador.<br />

Característico de este periodo, y también presente en el retablo de la Virgen del<br />

Rosario, era la utilización en un primer momento de la columna salomónica, cuyo fuste<br />

de cinco o seis espiras o revueltas resultaba mucho más vistoso que el clásico al estar<br />

cuajado de hojas de parra, racimos y pámpanos de vid tallados. Son varias las ocasiones<br />

a lo largo de este estudio que hemos mencionado que el origen del uso en España de<br />

las columnas salomónicas está en el baldaquino que construyó Bernini, en 1633, para la<br />

basílica de San Pedro, pero no hay que olvidar que la columna salomónica ya era<br />

conocida mucho antes.<br />

Observaciones como las anteriormente mencionadas nos llevan a pensar que el<br />

Retablo de la Virgen del Rosario tendría una mejor cabida en la etapa del retablo<br />

genuinamente hispano, que en la etapa anterior, caracterizada por la prolongación del<br />

clasicismo, en la que le encuadramos en función de su fecha material de ejecución. Pero<br />

una descripción más detallada del mismo, nos llevará a ratificarnos en esta propuesta.<br />

Ubicado originariamente en el antiguo convento de la Concepción, de los Frailes<br />

Mínimos de San Francisco de Paula , su ornamentación se compone de hojas de vid,<br />

pámpanos y otros motivos vegetales. Los contornos que sirven de marco a la imagen<br />

mantienen líneas ondulares y adornos protuberantes: en el Barroco existía la necesidad<br />

de ocupar los espacios; de ahí la gran cantidad de adornos.<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 40


Su estructura es la propia de un retablo-baldaquino, que tienen su inspiración<br />

en el baldaquino de la basílica de San Pedro de Roma, elevado por Juan Lorenzo<br />

Bernini entre 1624 y 1633, aunque nunca fueron utilizados en España para proteger y<br />

cobijar un altar, sino más bien para albergar una imagen o una reliquia preciada de un<br />

santo, objeto de particular atractivo y<br />

devoción popular.<br />

Formado por un sólo cuerpo,<br />

guardado por dos columnas salomónicas con<br />

capitel toscano; entre ambos encontramos<br />

una hornacina que termina en arco de medio<br />

punto con intradós policromado con temas<br />

vegetales y fondo liso decorado con pintura<br />

formando borlones.<br />

La Mesa de altar, adosada al retablo,<br />

dispone en su frontal y centrado de un<br />

rosetón barroco e inscripción que dice:"<br />

Jesucristo Salvador, María y Charitas" y, a<br />

ambos lados, decoración vegetal.<br />

La decoración general del retablo,<br />

realizado en madera, es de temas vegetales y<br />

geométricos, policromado en tonos ocres,<br />

rojos y dorados.<br />

La imagen que da nombre al retablo,<br />

es una de las llamadas "imágenes de vestir",<br />

de la que sólo se ven la cabeza y las manos,<br />

ya que el resto es un cesto vestido con telas,<br />

y mide, aproximadamente, 1,30 m. de altura.<br />

Colocada en su trono, basamento fuertemente decorado con volutas vegetales que<br />

sostienen, partiendo de la misma basa, seis columnas, tres a cada lado, con una<br />

excepcional particularidad, dos son salomónicas y una estípite en cada grupo; tienen un<br />

capitel unificado y unidas por halo en forma de arco decorado con motivos vegetales y<br />

rayos, apareciendo esculpidas dos pequeñas figuras de santos en su parte superior.<br />

La documentación referida a este retablo es escasa, sólo aparecen datos de su<br />

autor en una visita realizada a la Cofradía de Nª. Sra. del Rosario, en 1613:<br />

“Retablo de Alonso Cotán Quiñones, escultor de Toledo, con fecha de pago del<br />

8 de septiembre de 1613 por 1.200 reales.”<br />

La carta de pago dice lo siguiente:<br />

“Digo yo Alonso Cotan quiñones escultor Veçino de Toledo que Reçibi mil<br />

doçientos Rls de un rretablo que hiçe para la Confradia de nra Sª del Rosario q esta en<br />

el monasterio deste Lugar de Camarena Los quales se me pagaron en esta forma Los<br />

seteçientos me pagaron Alonso hermoso y Alonso Garcia del aRoio familiar del S to off io<br />

Veçinos de Camarena y maiordomos de la dicha Confradia y los doçientos me pagaron<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 41


Jnº Rodriguez Cabeçudo y Alonso lopez de Cobarrubias que los dieron de limosna para<br />

el dicho Retablo, y los treçientos q faltan pago el P e Fr. Marcos de yriçar. Corrector<br />

del dicho Monasterio. Que tanbien los dio de limosna para el dicho efecto y por la<br />

verdad, que los rreçibi y me doi por contento y pagado a toda mi voluntad. Di esta<br />

firmada de mi nombre ffª en Camarena en presencia del dicho Corrector a ocho de<br />

Setienbre de mil y seisçientos y treçe años<br />

A Cotan quiñones (firmado y rubricado)”<br />

Carta de pago Alberto Cotan<br />

En la misma visita, en las cuentas tomadas a los mayordomos, aparece el pago<br />

hecho a :<br />

“José Rodríguez, platero, que hiço una corona para Nuestra Señora y otra para<br />

su Hijo, que montan 950 reales”<br />

En otra de 1615 encontramos nuevos datos:<br />

“Dorar la cabeza del Niño Jesús y la Cruz de la Cofradía.”<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 42


En la visita de 1622, de nuevo aparecen obras realizadas en:<br />

“Aderezar y pintar la Cruz y el Cristo de la Cofradía.<br />

Arreglar la corona del Niño<br />

Arreglar y hacer una capilla en el convento (60 ducados)”<br />

Y, por fin, en 1632 podemos leer:<br />

“de un trono que se hiço para la Birgen (550 reales)”<br />

No sabemos si se doró al<br />

hacerlo, pero aparece una orden<br />

de pago, de fecha 9 de diciembre<br />

de 1723, a<br />

“M ll Martinez, vecino de<br />

Toledo y Maestro de dorador, q<br />

doro dho trono”.<br />

Posiblemente en esta obra<br />

de dorado del trono fue cuando se<br />

cambiarían las dos columnas<br />

salomónicas, seguramente muy<br />

deterioradas, por las dos estípites,<br />

propias del barroco de esa fecha,<br />

lo que da una especial<br />

singularidad al conjunto.<br />

El remate o cuerpo<br />

superior está conformado por dos grandes angelotes que sostienen un óleo sobre lienzo<br />

con la representación de la Virgen con el Niño, Santa Isabel, San Juan y San José,<br />

datado en el segundo tercio del siglo XVI.. Realizado<br />

en óleo sobre lienzo, encuadrado por marco en<br />

madera dorada con motivos vegetales en su<br />

decoración.<br />

Hasta hace pocos años, en el Sagrario de este<br />

altar se encontraban unos documentos protegidos<br />

con un marco dorado en que consta el donante del<br />

cuadro y los motivos de su donación, así como<br />

algún comentario sobre obras realizadas en el altar.<br />

Por ellos podemos saber que fue donado por D.<br />

Gervasio Pérez Romo de Arce en 1926.<br />

En otro de esos documentos nos informa que<br />

se restauró la Virgen del Rosario, a sus expensas, en<br />

1924.<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 43


RETABLO <strong>DE</strong> CRISTO CON <strong>LA</strong> CRUZ A CUESTAS<br />

En la última etapa del barroco, ya avanzado el siglo XVIII, muchos de los<br />

elementos clásicos acaban por perder sus líneas sencillas y se vuelven cada vez más<br />

complejos, dando lugar a una estética de formas abigarradas y decoración exuberante.<br />

Entre esas<br />

innovaciones encontramos<br />

el uso en la retablística de la<br />

columna comúnmente<br />

conocida como estípite,<br />

caracterizada porque su<br />

fuste (cuerpo central,<br />

vertical), está constituido<br />

por distintas formas<br />

geométricas superpuestas.<br />

Durante la primera<br />

mitad del siglo XVIII, el<br />

estípite comenzará a<br />

aparecer como le único<br />

soporte en el retablo<br />

barroco coexistiendo al<br />

principio con la columna<br />

salomónica. Las columnas<br />

estípites consisten en una<br />

base sobre la que se eleva<br />

una pirámide invertida;<br />

encima de la pirámide se<br />

colocan algunas molduras,<br />

Retablo del Cristo con la Cruz a cuestas<br />

adornos sobresalientes;<br />

después, se asienta una<br />

figura cúbica, que se solía<br />

adornar con santos, ángeles,<br />

flores u otros motivos; finalmente, se ponen otras molduras que concluyen,<br />

frecuentemente, en un capitel corintio.<br />

Los retablos que utilizan la pilastra estípite también han sido llamados<br />

churriguerescos; sin embargo, esta acepción no corresponde por completo al estilo<br />

churrigueresco que se presentó en la península, pues el inventor de esta tendencia, José<br />

Benito Churriguera, además de utilizar la columna estípite, usó otros elementos que<br />

caracterizaron su estética.<br />

Daniel Cristóbal Morell Página 44


Sirva ésta pequeña introducción para señalar que<br />

al estilo barroco estípite pertenece el retablo del Cristo<br />

con la Cruz a cuestas ubicado en una de las capillas<br />

laterales de la Iglesia Parroquial de Camarena.<br />

Formado por un sólo cuerpo, cuya base es el<br />

altar; presenta, centrada, una hornacina coronada por<br />

arco de medio punto con intradós decorado con volutas<br />

vegetales y de fondo el cristal de la ventana; todo este<br />

cuerpo, está encuadrado por cuatro estípites barrocas,<br />

dos a cada lado, las dos extremas adosadas al muro; el<br />

frontal de la mesa del altar presenta un relieve que hace<br />

referencia a dos ciudades, entre ambas, una cruz orlada<br />

con corona de espinas sobre un monte, y decoran los<br />

laterales del altar motivos vegetales, todo ello en madera<br />

labrada y policromada en tonos ocres.<br />

La decoración general del retablo, realizado en<br />

madera dorada, es de gran profusión de temas y volutas<br />

vegetales.<br />

La imagen, que da nombre al retablo y capilla, es<br />

de Jesús Nazareno con la Cruz a cuestas, está tallada en<br />

madera con cara, brazos y piernas policromadas, los<br />

brazos articulados, vestido en telas.<br />

Entre los pagos hechos el día 13 de marzo de<br />

1692, aparece el siguiente:<br />

“28 reales de la limosna de dos aras que se<br />

pusieron en los altares de Nª Sª de la Concepcion y del<br />

Santo Cristo de la Cruz a cuestas”<br />

El día 24 de febrero de 1728 se pagan:<br />

“1598 maravedis en materiales, jornales y componer el altar del Santo Cristo de<br />

la Cruz a cuestas”<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 45


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Daniel Cristóbal Morell Página 46

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