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RETABLOS DE LA IGLESIA DE CAMARENA 2017 v.2

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Similar composición presenta la cuarta tabla, “La<br />

Decapitación”, que presenta una columnata, en diagonal<br />

desde la derecha, que termina en puerta de medio punto con<br />

paisaje al otro lado.<br />

Señala Cruz Valdovinos que todas las figuras se<br />

encuentran en el interior: el verdugo con la espada levantada<br />

y el santo arrodillado en el centro, a la izquierda un supuesto<br />

oficial, otro judío abrazado a una columna y en primer<br />

término, a la derecha, Salomé, con tranzado, de perfil y la<br />

fuente en las manos, semejante, incluso por su elegante<br />

impasibilidad a las santas que ocupan el mismo lugar tanto<br />

en la Descensión de la sala capitular como en la de San<br />

Ildefonso de Alcalá (ahora en Dallas). La luz penetra desde<br />

la derecha y provoca zonas de luz y sombra rítmicamente<br />

alternadas. Los mismos temas son también los que una<br />

docena de años más tarde aparecerían como conclusión del<br />

retablo de San Juan de la Penitencia, pero con importantes<br />

variaciones y escasos paralelos.<br />

La Decapitación<br />

A modo de resumen podemos concluir que la obra de Juan de Borgoña en el<br />

retablo de Camarena presenta, en líneas generales, las mismas características que ya<br />

fueron resaltadas por Angulo y otros autores al ocuparse de las tablas pintadas en el<br />

primer decenio del siglo XVI y principalmente en los frescos de la sala capitular de la<br />

catedral de Toledo (1509-1511).<br />

Todas ellas tienen en común: una composición ordenada y pausada en las que<br />

dominan los amplios escenarios arquitectónicos sin obviar los paisajes; presentan un uso<br />

correcto de la perspectiva de marcada profundidad; el uso de la luz, en el que se<br />

alternan notables claridades y sombras prolongadas, permite lograr escenas espaciosas<br />

y matizar un cromatismo vario y contrastado; las figuras, con volúmenes estáticos e<br />

idealizados hasta hacerse inexpresivos, se presentan de frente o de perfil.<br />

Estas características fundamentales de la pintura del primer decenio del siglo<br />

XVI resultan más que evidentes en el retablo de Camarena.<br />

Tras su análisis, observamos como en el retablo de San Juan Bautista, Juan de<br />

Borgoña empieza a eliminar de sus pinturas las arquitecturas góticas y los fondos<br />

dorados que solían aparecer en sus cuadros, y que se decanta por escenas más simples<br />

en las que reduce el número de figuras, los detalles paisajísticos, etc..<br />

Desconocemos si se trata de una evolución de su lenguaje o de economía de<br />

medios, dado que la obra se destinaba para una población rural y entendemos que su<br />

precio sería más reducido. Si nos fijamos en obras posteriores al retablo de Camarena<br />

del autor, como el retablo de la Trinidad en la catedral de Toledo, obras de San Juan de<br />

Retablos de la Iglesia de San Juan Bautista de Camarena. Pág. 21

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