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Reflexiones<br />

José Cervantes Govea<br />

jocegovea@yahoo.com<br />

Contador Público egresado de la UABC<br />

y abogado egresado de Univer Tijuana<br />

Emigración, ausencia forzada<br />

Fragmentos del discurso<br />

pronunciado por el escritor<br />

Fernando Vallejo<br />

el 30 de Septiembre de<br />

1998 en el auditorio Comfama<br />

de Medellín, Colombia durante<br />

la inauguración del Primer<br />

Congreso de Escritores Colombianos:<br />

“Yo no soy vocero<br />

de nadie ni hablo por nadie,<br />

pero en estos instantes siento<br />

como si hablara a nombre de<br />

esos millones que se fueron de<br />

Colombia sin querer, porque yo<br />

también me fui, porque soy uno<br />

de ellos. Yo nunca me he querido<br />

ir. Yo no tengo más patria<br />

que ésta. ¡Impuesto de ausentismo<br />

como si la ausencia forzada<br />

fuera una traición! ¡E impuesto<br />

de soltería como si casarse para<br />

imponer la vida fuera una obligación!<br />

¿No será al revés, crimen<br />

lo que creen mérito? Quitar<br />

la vida incluso, lo cual va<br />

contra el quinto mandamiento,<br />

es un delito menor. Imponer la<br />

vida es un crimen máximo, así<br />

para ése no haya un mandamiento<br />

que lo prohíba”.<br />

“Aquí todo el mundo se rasga<br />

las vestiduras por los treinta<br />

mil asesinados en Colombia al<br />

año con los que nos hemos convertido,<br />

y desde hace mucho, en<br />

el país más asesino de la Tierra.<br />

¿Y quién levanta su voz por los<br />

quinientos mil o un millón de<br />

niños que sin haberlo pedido<br />

nacen en el país cada año? ¿La<br />

iglesia? ¿La iglesia que es la que<br />

los va a sostener?. La iglesia no<br />

sostiene a nadie, ella está para<br />

que la sostengan. ¿Y dónde van<br />

a vivir? ¿Y qué van a comer?<br />

Vivirán en las comunas de Medellín<br />

que son una delicia, y<br />

comerán maná del cielo que les<br />

lloverá la Divina Providenca.<br />

Ni el partido conservador ni el<br />

partido liberal ni la iglesia, que<br />

aquí son dueños de la voz, han<br />

hablado nunca por ellos. Por<br />

eso de los dos millones que éramos<br />

al comenzar este siglo ya<br />

somos cuarenta y no nos toleramos<br />

porque no cabemos”.<br />

“Pero estábamos en la proliferación<br />

de impuestos. ¡Como<br />

así que un impuesto de guerra!<br />

¿No se ha venido pues gastando<br />

siempre el Ejército una<br />

parte enorme del presupuesto<br />

nacional? ¿Todo ese dinero<br />

qué se hace, qué se hizo, a qué<br />

saco roto ha ido a dar? Como<br />

el impuesto de guerra lo que<br />

nos resultó fue el impuesto de<br />

la derrota, ahora estrenamos<br />

gobierno con el impuesto de la<br />

paz. ¿La paz un impuesto? O<br />

sea, como quien dice, que aquí<br />

pagamos porque estamos vivos<br />

y pagamos porque estamos<br />

muertos. Un Estado que no es<br />

capaz de protegerle la vida a<br />

nadie no tiene derecho a cobrar<br />

impuestos. Ni de paz ni de guerra<br />

ni de nada. Eso es una inmoralidad”.<br />

En México, como en Colombia,<br />

la emigración y ausencia<br />

son forzadas y ya duran casi<br />

cien años. Las causas son similares:<br />

Indolencia gubernamental,<br />

anarquía, corrupción,<br />

impunidad, falta de empleo,<br />

insuficiencia salarial, inestabilidad<br />

política y económica. Y,<br />

más recientemente, delincuencia,<br />

caos, crisis de valores, y<br />

paradójicamente la transición<br />

política. Los efectos también:<br />

Muerte, dolor, llanto, viudez y<br />

orfandad, desintegración familiar,<br />

drogadicción y más delincuencia.<br />

Nuestro modelo político,<br />

económico y social no da<br />

para más.<br />

Segundos Más por Lalo Saavedra<br />

lalo-saavedra@hotmail.com<br />

Cristal de roca<br />

Cecilia Lavalle<br />

cecilialavalle@hotmail.com<br />

¿Feminista, yo?<br />

“Yo vomito el feminismo<br />

–me dijo una joven<br />

mujer–. Creo que<br />

la violencia contra las<br />

mujeres es terrible y no debería existir<br />

–prosiguió–; creo que todas las personas<br />

deben tener las mismas oportunidades…”.<br />

“¡Qué raro! –interrumpí–. Tu<br />

vómito debe originarse en un problema<br />

estomacal, porque el feminismo trabaja<br />

para hacer realidad todo eso y más”.<br />

Mientras la escuchaba me acordé de<br />

una anécdota que me parece relató<br />

una vez la dramaturga Sabina Berman.<br />

Cuenta que una maestra universitaria<br />

exponía su clase y, de pronto, notó incomodidad<br />

y disgusto entre el alumnado.<br />

“¿Qué dije?”, se preguntó, y cayó en<br />

cuenta que acababa de afirmar que ella<br />

Periodista y feminista en Q. Roo, México, e integrante<br />

de la Red Internacional de Periodistas con Visión de<br />

Género. Cimacnoticias<br />

era feminista. Guardó silencio unos<br />

segundos y luego preguntó a sus estudiantes:<br />

“¿Quiénes son feministas?”. Un<br />

par de manos se alzaron tímidamente.<br />

Siguió preguntando: “¿Quiénes creen<br />

que las mujeres no deben ser discriminadas?”.<br />

Esta vez un coro de manos se<br />

levantó sin problemas.<br />

“¿Quiénes coinciden en que nacer<br />

mujeres no es razón para que una persona<br />

no pueda hacer lo que desea?”.<br />

Las manos alzadas parecían mitin.<br />

“¿Quiénes piensan que nada justifica<br />

la violencia contra las mujeres?”. De<br />

nuevo las manos se levantaron.<br />

Pues les tengo una noticia, dijo la<br />

maestra, son feministas.<br />

La joven mujer tras escucharme decir<br />

que el feminismo que “vomitaba”<br />

defendía aquello en lo que ella creía,<br />

esgrimió el argumento que daba sustento<br />

a su “antifeminismo”: “Es que yo<br />

no odio a los hombres”.<br />

“¿¡Odiar a los hombres!?”, pregunté<br />

sorprendida. “Mmmm. Déjame pensar:<br />

Yo amé profundamente a mi padre,<br />

un hombre bueno y respetuoso;<br />

amo a mi marido y a mi hijo, hombres<br />

amorosos y solidarios, aunque a menudo<br />

discrepamos en el enfoque a temas<br />

nodales para mí.<br />

“Amo también a mis hermanos, y<br />

que conste que frecuentemente no<br />

coincido con lo piensan. Y, en general,<br />

a lo largo de mi vida he entablado<br />

relaciones de respeto y de afecto con<br />

muchos hombres.<br />

Así que no, yo no odio a los hombres.<br />

Y mira lo que son las cosas, soy orgullosamente<br />

feminista”.<br />

Mi joven interlocutora atinó a decir:<br />

“Es que yo pensé…”.<br />

Al feminismo se le ha hecho muy<br />

mala fama. Y no es casual, porque en<br />

el fondo propone un equilibrio de poder<br />

entre mujeres y hombres.<br />

Y eso es muy subversivo para quienes<br />

están encantados con el poder y el<br />

control absoluto, y creen que a las mujeres<br />

les toca callar y obedecer.<br />

Pero a mí no me creas, le dije a mi<br />

interlocutora. El feminismo no es<br />

una religión, no se trata de creer o no<br />

creer. Te invito, eso sí, a investigar,<br />

averiguar, conocer.<br />

No te aseguro que te asumirás feminista.<br />

De ninguna manera. Lo que sí<br />

te aseguro es que en el proceso de saber,<br />

de conocer, si algo se “vomita” son<br />

prejuicios. Y eso ya es ganancia.<br />

18 Opinión jueves 17 de abril 2014 INFOBAJA.INFO

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