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DÍA 3<br />
«Guárdese de pensamientos falsos y engañosos que<br />
no dejan de susurrarle “Espera un rato. Oraré dentro<br />
de una hora más o menos. Primero, tengo que terminar<br />
esto o aquello”. Pensar así lo alejará de la oración para<br />
hacer otras cosas que nos retendrán y nos atraparán<br />
hasta que la oración del día sea cero».<br />
Reforma, parece que Jesús lleva toda la carga en sus brazos extendidos en la cruz: la culpa<br />
del mundo entero, nuestros pecados, pero también la iglesia y el mundo en sí. Al estructurar<br />
la composición del cuadro, el artista Lukas Cranach colocó la escena de la Santa Cena<br />
directamente en la parte superior del retablo como un símbolo para toda la iglesia. Así es<br />
como Jesús nos lleva a todos, todos los días, en sus brazos extendidos. Cuando reflexiono<br />
en esto, solo puedo decir una cosa: ¡Gracias, Jesús!<br />
CÓMO ORÓ MARTÍN LUTERO<br />
En los días de Martín Lutero, la oración formaba parte de la vida cotidiana de la gente<br />
pero, por lo general, eran oraciones memorizadas, como la oración del Rosario, que no requería<br />
pensar demasiado. Las oraciones se recitaban monótonamente, una y otra vez. Se<br />
pensaba que cuanto más las repitieses, más ayuda divina recibirías. Sin embargo, eso no<br />
ayudaba en absoluto, porque el corazón se quedaba vacío. La oración corría el gran riesgo<br />
de convertirse en un mero formalismo exterior, una buena acción hecha para agradar a<br />
Dios. Lutero reconoció enseguida la gran importancia de la oración personal y pública para<br />
la nueva iglesia de la Reforma. Por ello, en 1522 escribió un primer folleto de oración que<br />
fue publicado en numerosas ediciones, y se convirtió en uno de los escritos más distribuidos<br />
en aquel momento. Este folleto contenía no solo ejemplos de oraciones, sino también<br />
explicaciones que exponían el significado de los Diez Mandamientos, el Padrenuestro y<br />
otros versículos bíblicos importantes.<br />
Martín Lutero escribió un pequeño folleto especial para un viejo amigo que estaba atravesando<br />
una situación muy difícil, Peter Beskendorf. Titulado «Una manera sencilla de<br />
orar», sigue siendo un escrito muy relevante hoy en día. 1 Comenzó hablándole de su propia<br />
experiencia diciéndole: «Querido Maestro Pedro, te diré de la mejor manera que pueda lo<br />
que hago cuando oro. ¡Que nuestro Señor te ayude a ti y a todos los demás a hacerlo mejor<br />
que yo!», y luego le aconsejo con estas palabras: «Es bueno que orar sea lo primero que<br />
se haga en la mañana y lo último en la noche. Guárdese de pensamientos falsos y engañosos<br />
que no dejan de susurrarle “Espera un rato. Oraré dentro de una hora más o menos.<br />
Primero, tengo que terminar esto o aquello”. Pensar así lo alejará de la oración para hacer<br />
otras cosas que nos retendrán y nos atraparán hasta que la oración del día sea cero».<br />
Pero ¿cómo deberíamos orar? El consejo de Martín Lutero es que no dejemos que<br />
nuestros pensamientos sigan libremente su curso, sino que leamos versículos de la Biblia<br />
que llamen nuestra atención hacia Dios, por ejemplo, el Padrenuestro de Mateo 6: 9-13, o<br />
los Diez Mandamientos, en Éxodo 20: 2-17. Él dedicaba tiempo a meditar a fondo en los<br />
versículos de la Biblia (por ejemplo, las peticiones individuales del Padrenuestro, o cada<br />
24 · SO JAE <strong>2017</strong>