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DÍA 4<br />
príncipe Friedrich el Sabio, aunque vivían a tan solo un kilómetro de distancia el uno del<br />
otro. Toda la sociedad, así como la iglesia, sufrieron mucho a causa de esta discriminación.<br />
Las distinciones de clase también regían lo que estaba permitido llevar y lo que no, así<br />
como lo que se podía comer. Todo eso también dio forma al concepto de Dios que tenía<br />
mucha gente en ese momento, porque la iglesia y el clero proclamaron que se trataba de<br />
una orden dada por Dios y que nadie tenía derecho a cambiar, ¡ese era tu destino!<br />
En 1520, Lutero publicó su breve obra titulada La libertad cristiana. Presentó un nuevo<br />
orden y modelo cristiano de sociedad declarando: «El cristiano es libre señor de todas las<br />
cosas y no está sujeto a nadie. El cristiano es servidor de todas las cosas y está supeditado<br />
a todos».1 A primera vista, esta afirmación parece contradictoria y confusa; sin embargo,<br />
en aquella época, tal declaración dialéctica era una invitación a entrar en diálogo, una afirmación<br />
destinada a provocar una discusión pública. Por este motivo, podemos entender<br />
mejor por qué Lutero eligió este tipo de enunciación para dar a conocer a un amplio círculo<br />
de personas educadas una de las declaraciones centrales de la Reforma. La primera declaración<br />
hace referencia a la vida de un cristiano que ha sido liberado por Dios para vivir una<br />
vida nueva; la segunda, a su vida en relación con sus semejantes. Habla de un cristiano<br />
que ha sido aceptado por Dios y, por lo tanto, se siente liberado; ya no está atrapado en la<br />
desesperación y el fracaso, pudiendo ahora definirse y afirmarse. Finalmente puede ver y<br />
comprender las preocupaciones y las necesidades de otro porque ya no se tiene que preocupar<br />
por encontrar el significado y el propósito de su propia vida. Este cristiano pasa a ser<br />
libre para servir y ayudar a sus semejantes con creatividad desmedida, y puede transmitir<br />
el amor que él mismo ha recibido de Dios. Así es como deberían funcionar las cosas en la<br />
iglesia.<br />
Es precisamente esta comprensión del amor de Dios y el concepto de la iglesia según<br />
el ideal de Lutero lo que Lukas Cranach reflejó en su renombrado cuadro Retablo de la<br />
Reforma. Cranach pintó una mesa redonda, en contraste con las largas mesas en las que<br />
se celebraban las comidas en aquellos días. La persona más importante se sentaba en la<br />
cabeza, y la menos importante, la más pobre, ocupaba el lugar más ínfimo, al pie de la<br />
mesa. En una mesa redonda, no hay cabeza ni pies; todos son iguales. Incluso Judas, que<br />
ya ha puesto un pie fuera, a punto de abandonar a sus compañeros, permanecía sentado<br />
al lado de Jesús. Al otro lado del Maestro vemos a Juan, y en el lado derecho del cuadro,<br />
encontramos a Lutero. Ya no se representa como un monje, ni tampoco como un profesor<br />
de universidad, sino como «Junker Jörg» (Caballero Jorge). Esta fue su apariencia mientras<br />
vivió bajo un nombre falso en el castillo de Wartburg. Lutero está sentado como un ciudadano<br />
común con Jesús en la mesa de la Santa Cena, y Lukas Cranach es el joven que<br />
le está entregando la copa de vino de comunión. Cranach se representa aquí utilizando la<br />
ropa de un noble para demostrar que, a los ojos de Dios, no hay diferencias de jerarquía<br />
social. En presencia de Jesús, no hay ni primero ni último, ni aristocracia ni ciudadanos ordinarios,<br />
sino simples hijos de Dios. Por cierto, las otras personas sentadas en la mesa de<br />
la comunión no son solo figuras pintadas aleatoriamente con caras anónimas; todos ellos<br />
eran ciudadanos muy conocidos de la ciudad. Entre ellos está el famoso impresor de libros<br />
Melchior Lotter, que transformó en obra impresa muchos de los escritos de Lutero. Ante<br />
Jesús, iglesia y sociedad están unidas.<br />
CÓMO ENTENDIÓ MARTÍN LUTERO EL SACERDOCIO DE TODOS LOS<br />
CREYENTES<br />
Lutero veía la iglesia como un lugar donde Dios ama y acepta a todas las personas de<br />
la misma manera, sin considerar su posición social. No es necesario que procedas de una<br />
familia influyente; ni tu educación ni tus ingresos marcan la diferencia, lo único que im-<br />
30 · SO JAE <strong>2017</strong>