Entrelíneas 48

Entrevista
El llamado
Toda experiencia
de vida entrega una enseñanza,
como también uno
que otro desafío. Sin embargo,
muchas de las opciones
que se sortean a lo
largo de la historia de cada
ser se sustentan en la satisfacción
interior que genera
optar por ellas. Es el caso
de Sebastián, quien a su
corta edad optó por un camino
que para muchos suele
ser difícil de comprender.
Para el círculo cercano
del seminarista fue
una decisión que aceptaron,
ya que veían el anhelo
por seguir los pasos de
Cristo. “Mis papás no lo
entendieron al principio
porque no era una vocación
de ellos sino que mía, pero
cuando se dieron cuenta de
que yo era más feliz yendo
a misa que a otro lado
lo comprendieron”, comenta
el joven cristiano.
Fue entonces cuando
comenzaron a llegar
ciertas dudas que buscaban
una respuesta a través del
camino. ¿Estaré llamado al
sacerdocio? ¿Puedo servir
a la Iglesia en algo más? Y
así, una tras otra, los signos
de interrogación cruzaban
por las ideas del futuro, generando
el panorama para
formar al actual Sebastián.
Con su constante
participación en la iglesia,
los dotes de vocación
se dejaban ver solos. Fue
por este motivo que mientras
participaba de jornadas
vocacionales el equipo directivo
de dicha actividad,
junto con el párroco Alejandro
de Bulnes, le hicieron
llegar su inquietud:
“¿Quisieras postular a seminarista?”
Y así sin más,
el tramo estaba marcado de
a poco. Con toda la libertad
de decidir frente a esa propuesta,
los sentimientos no
fueron más que de alegría.
Así comenzó el proceso
de postulación, en el que
se presentan varias etapas
como entrevistas con formadores
del seminario e incluso
psicólogos. Sin embargo,
tal como recuerda, fue el 6
de diciembre de 2014 que le
llegó la gran noticia: había
quedado en el seminario,
dos días después se contó
la decisión a la comunidad
bulnense con mucho
entusiasmo y que también
inundó al nuevo integrante
del seminario, de hecho
lloró casi toda esa misa.
La invitación a formar
parte de esta comunidad
Viacrucis, guionista en misas y peregrinaciones son algunas de las
actividades que ha desarrollado Sebastián. Fotografía gentileza de
Sebastián Uribe.
ENTRELÍNEAS
Sebastián Uribe lleva tres de siete años en el seminario de Concepción.
Fotografía por Valentina Balboa T.
surgió desde muy pequeño,
incluso asegura que es Dios
quien se dedica a preparar
el camino de cada uno desde
temprana edad, ya que
luego de realizar su confirmación
se le acercó su catequista
y le comentó acaso
había pensado en ser sacerdote
alguna vez. Y fue algo
que aceptó sin duda alguna
para su estilo de vida, ya que
su felicidad es el camino de
entregar la palabra y compartir
con la comunidad.
Una de las experiencias
que rememora con
gran emoción es el encuentro
realizado en Brasil, en
2013, en donde cerca de
dos millones de jóvenes de
todo el mundo dieron vida
a la Jornada Mundial por la
Juventud. “Recuerdo que
comenzamos a rezar el padrenuestro
en diversos idiomas,
como latín, hebreo,
español o incluso en chino.
Fue esto que me hizo
pensar en la pluralidad de
la Iglesia y me marcó mucho”,
recuerda Sebastián.
Y así, con pasos firmes,
llegó a su actual hogar
en Concepción, el que ahora
toma lugar en el Seminario
Metropolitano de Concepción
ubicado en Chiguayante.
Un lugar lleno de historia,
ya que por lo demás es
el centro de dicha área más
antiguo de Chile, con 449
años, donde se reúnen seminaristas
provenientes de
Chillán hasta Punta Arenas
y actualmente participan 30
hombres en dicho proceso.
La rutina es exigente,
porque todo comienza
a las 07:00 de la mañana
con la misa y finaliza a las
21:45 con la última oración,
pero satisfactoria para quien
ingresó convencido. Con
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