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Antología de literatura y artes de la revista LAK-BERNA edición especial
Antología de literatura y artes de la revista LAK-BERNA edición especial
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LA CHICA DEL CALQUIN<br />
Novela- 1987<br />
(Resumen de obra no publicada)<br />
El estado de emergencia, sumido en una aparente guerra, donde el derecho a<br />
expresarse tenía un costo muy alto, la vida era un vaivén incierto, el miedo era<br />
presa de familias disidentes a un sistema autoritario. Los diferentes medios de<br />
información sujetos a censuras, y las noticias eran minuciosamente editados.<br />
Entre murmullos se conocían los acontecimientos del día anterior.<br />
Las turbulencias de las bolsas mundiales repercutían en la escuálida economía<br />
nacional que arrastraba un desorbitado índice de precios (IPC), superando el<br />
300%, con la estabilidad forzada del dólar, donde nuestra moneda tenía un valor<br />
muy bajo, siendo muy pocos los que podía acuñar y ahorrar. Más bien era la época<br />
de los PEM Y POJ, el tiempo que las mujeres y hombres cesantes, que eran<br />
muchos por aquel tiempo, salieron a las calles para barrer, limpiar veredas por una<br />
limosna más que por un sueldo. En aquella época y con un dólar estable a $37,00<br />
los bancos acuñaron oro donados por aquellos que podían donar sus anillos,<br />
gargantillas y especies de valor, con el fin de mejorar el peso de nuestra alicaída<br />
moneda.<br />
Vivían en incertidumbre los funcionarios fiscales que quedaron en la<br />
administración pública tras el despido masivo para disminuir la carga salarial del<br />
estado, los paseos por las oficinas de personas ajenas a las reparticiones, eran<br />
asiduas.<br />
Así encontré un día sobre mi escritorio una llamativa tarjeta personalizada, que<br />
invitaba a una exclusiva fiesta de personas selectas en un barrio acomodado de<br />
Ñuñoa, en Santiago, época del toque de queda. Incluía por un módico precio;<br />
“derecho a un menú ejecutivo, barra abierta toda la noche con baile de amanecida<br />
y la mejor compañía durante el toque de queda”. Así anunciaba la tarjetita de<br />
invitación. Acordamos los colegas que recibimos la nota, asistir. Tentadora<br />
propuesta en tiempos de depresión e incertidumbre colectiva.<br />
Viernes por la tarde, después de la jornada laboral, nos reunimos en secreto para<br />
acordar donde nos encontraríamos y el tiempo disponible para llegar al lugar<br />
donde fuimos invitados. Nos sentíamos sencillamente privilegiados. A las diez,<br />
toque de queda en todo el territorio nacional. El lugar donde nos recogería el<br />
colega, San Francisco, a un costado de la iglesia.<br />
La dirección de una gran casona, típica del barrio Ñuñoíno, dos casas más al<br />
oriente del cuartel Ollahüe, (Recinto de la Dina), donde, con estacionamientos muy<br />
discretos para vehículos y entrar no era fácil, había que presentar la mentada