Excodra XXXVIII La identidad

Con el paso de los años lo que más me llamaba la atención era cómo
influía el lugar de nacimiento o del que vinieras al lugar de llegada,
para que los demás te moldearan bajo determinada etiqueta identitaria.
Como parte de mi infancia fue en Madrid, al comenzar el instituto en el
pueblo, donde todos éramos de pueblos diferentes, yo era el madrileño.
Al irme a Madrid, de nuevo, al segundo instituto desde Galicia, pasé a
ser el gallego. Y este simple hecho determinado por el lugar de
procedencia marcaba muchísimo mis relaciones dependiendo de esta
identidad según lugar de procedencia, porque yo era el mismo, pero en
cada instituto venía de un sitio diferente. Es curioso ver cómo ser un
madrileño en Galicia lo convierten en negativo. Por ser madrileño,
cuando se querían meter conmigo, era el puto madrileño de los
cojones. Era como si Madrid representara el poder opresor del pueblo,
o a los señoritos de la ciudad de unas décadas atrás. Al venir de
Madrid, en mi instituto me convirtieron en el representante, en el
emisario de esta ciudad. Era un blanco fácil por ese lado. Luego, al irme
a Madrid de nuevo, desde Galicia, como dije, pasé a ser el gallego,
incluso el galeguiño. Mi identidad hacia los demás cambió por
completo, me miraban con otros ojos, a veces incluso brillaban. En mis
tiempos de adolescencia ser un gallego en Madrid era mucho mejor que
ser un madrileño en Galicia. Doy fe. La cuestión era que yo era el
mismo, el mismo tipo, la misma persona, con las mismas virtudes y
defectos, pero un sólo rasgo en el juego de las identidades marcaba y
mucho mi presencia en el mundo, entre los compañeros. La mirada del
otro, lo que quieren ver en ti, lo que les interesa ver en ti, para
reforzarse a sí mismos, imagino. El lugar de origen, es curioso. El
pueblo. La patria. Por qué será, o por qué lo convertirán, en algo de
tanto peso, tan aleatorio y azaroso como es.
Pero en esto de las identidades seguía habiendo más participantes, y
éstos variaban según el sitio, claro, cada lugar tiene su propio sistema
de valores, sus matices particulares. En el instituto del pueblo, que
reunía a alumnos de varios, lo que predominaba era del que venías. Si
eras de un pueblo muy pequeño y apartado, de primeras, te trataban
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