Revista CENTRAL 61
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Seguridad y<br />
beneficios<br />
Sin embargo, no todo es<br />
seguridad. Un barrio<br />
privado ofrece una belleza<br />
de paisaje natural diferente<br />
al de las áreas públicas.<br />
Se desarrollan en áreas<br />
verdes cuidadas y con<br />
espacios comunes que<br />
separan del hacinamiento<br />
de las manzanas geométricas<br />
del aburrido trazado<br />
urbano predominante en las grandes ciudades argentinas.<br />
Además, estas urbanizaciones son gerenciadas por empresas<br />
con profesionales idóneos que administran de manera<br />
eciente, no sólo las necesidades de la urbanización, sino<br />
hasta temas de convivencia a través de un reglamento<br />
interno que se respeta para bien de la comunidad. Aspectos<br />
como velocidad máxima, ruidos molestos, mantenimiento de<br />
veredas y áreas visibles, vertido de residuos y hasta aquello<br />
que tiene que ver con lo constructivo es cuidado y celado<br />
por estas organizaciones privadas. Entonces, lo que un<br />
propietario termina encontrado en un barrio privado es<br />
cierta “normalidad de convivencia” que no hallaría afuera.<br />
Caso local<br />
Mar del Plata contó con algunos emprendimientos abiertos<br />
de emprendedores privados. En este caso, cabe destacar el<br />
ejido del barrio Bosque Alegre (comprendido entre la<br />
avenida Juan B Justo, Av Polonia, calle Reforma Universitaria<br />
y 12 de Octubre), el cual contaba con una tipología arquitectónica<br />
determinada, una traza sumamente paisajista que<br />
desobedecía la grilla cuadrada ordinaria del resto de la<br />
ciudad y un parque dotado de un bellísimo lago en el centro<br />
del barrio. Consecuentemente, el proyecto fracasó por las<br />
diferentes crisis sociales y porque la empresa sólo se dedicó<br />
al loteo y sub-loteo olvidando todo tipo de requerimiento<br />
para la venta y construcción. Hoy, de ese maravilloso proyecto,<br />
sólo queda la traza con su magníca arboleda y algunas<br />
de esas casas de piedra y techo de tejas que la tipología<br />
arquitectónica había impuesto al comienzo. Según cuentan<br />
algunos vecinos testigos de la bella época del barrio, la<br />
vertiente del lago fue contaminada por una empresa embotelladora<br />
de gaseosas de primera marca que residía en la Ruta<br />
88. Según relatan, la bomba que hacía funcionar el chorro del<br />
lago se fundió y la falta de oxigenación del agua hizo que se<br />
empantanara. Este caso es muy importante de nombrar<br />
porque recuerda al modelo de negocio americano de barriadas<br />
suburbanas abiertas donde las empresas compran<br />
campos vírgenes, los lotean y dotan de servicios entrando en<br />
competencia con los demás sólo por sus aspectos paisajísticos<br />
y cercanía al centro de las ciudades núcleo.<br />
En el caso de la ciudad de Mar del Plata se registran casi una<br />
veintena de desarrollos inmobiliarios de estas características<br />
en un radio de 30 kilómetros, comprendiendo el Partido<br />
de General Pueyrredon y Mar Chiquita. Personalmente, creo<br />
que de tener una estructura<br />
estatal eciente<br />
sólo existirían un 10%<br />
de los barrios actuales.<br />
De hecho, el auge en<br />
Mar del Plata comienza<br />
luego de la intensicación<br />
de la delincuencia<br />
en la vía pública y la<br />
necesidad de muchas<br />
personas que querían<br />
que sus hijos ganen<br />
nuevamente la calle,<br />
aunque en áreas rodeadas<br />
de seguridad privada y alambrados.<br />
Mar del Plata era una ciudad jardín donde se hacía<br />
impensable el auge de este tipo de barrios. El<br />
desacierto de las políticas de nuestros intendentes<br />
durante el último medio siglo ha convertido a la<br />
ciudad un sitio de deplorable calidad habitacional y,<br />
por ende, justica la migración de las familias a los<br />
desarrollos cerrados. Este fenómeno es una solución<br />
individual y a corto plazo. No juzgo a las personas<br />
que se han mudado a barrios privados. Lejos de eso,<br />
las entiendo. Quiero poner en tela de juicio la brecha<br />
que se irá formando entre los que pueden y los que<br />
no, la segregación socio-económica que va creciendo<br />
a pasos agigantados las últimas dos décadas. Y la<br />
solución no está ni en miras de llegar porque, en<br />
primer lugar, no se reconoce el problema y, en segundo<br />
lugar, porque no se atiende el problema base. Mar<br />
del Plata era y sigue siendo una ciudad muy notable<br />
desde lo paisajístico. Nuestro problema es administrativo:<br />
de los entes que administran la justicia, la<br />
seguridad, la limpieza, y los que ordenan el tránsito,<br />
entre otros.<br />
Si no atendemos el problema entendiendo su magnitud<br />
y urgencia, pronto será tarde. Los emprendimientos<br />
se van pegando unos a otros, como sucede hoy al<br />
sur de la ciudad, generando un laberinto de hectáreas<br />
y hectáreas cerradas al libre tránsito y cercenando el<br />
crecimiento público, modicando paisaje y cuencas<br />
hidráulicas. Es hora de modernizar la administración<br />
pública, de hacerla eciente, y de dotarla de profesionales<br />
capaces en cada área que, más que solucionar<br />
problemas, se anticipen a ellos. Mi sensación es que<br />
estamos ante un Estado bobo, anárquico y que nos<br />
cuesta demasiado dinero y vida. La prueba contundente<br />
la tenemos en la proliferación de barrios<br />
privados, ecientes, habitables y seguros.<br />
Nicolás Antoniucci<br />
Paisajista - Viverista<br />
Dpto. de Paisajismo & Obras<br />
Vivero Antoniucci SA<br />
paisajismo@antoniucci.com.ar<br />
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